Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
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Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
El sol llenaba el día y sus rayos la cubierta del pequeño barco en el que iba la pirata quien estaba sentada en una silla de madera al pie del timón, inclinada hacia atrás en la silla y con los pies sobre la madera que guiaba el barco y una botella de agua ardiente en la mano. Aquellas épocas le encantaban ya que todo para ella era paz y tranquilidad (en la mayoría de las ocasiones). Aunque la verdad era que se maldecía constantemente por el hecho de haber comido aquella maldita fruta del diablo, desde hacía años que ya no podía entrar al agua y eso era algo que había aprendido por las malas “De todas formas… no es que lo extrañe tanto” se decía, mintiéndose a sí misma para poder dejar de pensar en sus ganas de saltar al mar.
La mujer soltó un suspiro y se puso de pie, aún con la botella en la mano; cambió el curso de su nave hacia la isla que se vio más cercana, como un punto negro a la distancia a lo largo del mar, se llevó la botella a la boca y dio un gran trago; generalmente, May no tomaba hasta ponerse completamente fuera de sí, solo cuando se le antojaba o le invitaban a un trago, pero eran muy raras las ultimas ocasiones y más seguidas las primeras.
No tardó mucho en llegar a una distancia considerable de la isla como para darse cuenta de que se trataba de Dawn, una sonrisa casi sarcástica se hizo presente en su rostro, pues como olvidar sus pasadas por aquella isla, la primera que había visitado cuando por fin tuvo la oportunidad de recorrer el mundo sola y de ver lo peligrosa y negra pero también las maravillas que le ofrecía.
Al llegar allí, simplemente amarró el barco amarrado al muelle y le tiró una moneda al barquero para que lo atuviera allí. Con espada a la cintura, manos en los bolsillos del pantalon y el sol sobre su cabeza, caminó directo al centro de la ciudad, buscando sin duda un bar, lo cual no tardó en encontrar. May siempre recordaba todos los lugares a los que iba y los recuerdos de Dawn llegaban a su mente para decirle que calles tomar, la ciudad no era muy bulliciosa, pero tampoco calmada, podías ver marines y demás patrullando las calles, pero eso a la pirata le importaba poco, si surgía algo, ya vería como apañárselas sola después.
Era por la tarde, poco después del mediodía cuando la pirata por fin se dio el lujo de entrar a una taberna, abrió las puertas de la misma como si estuviera en su casa y solo fue a sentarse en una de las mesas al final de la taberna, levantó un brazo en cuanto se sentó haciéndole una seña al mozo que llevaba y traía los jarros de cerveza para que fuera con ella.
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Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
El reino de Goa no era su lugar favorito, en realidad los Blues ya le parecían algo aburridos, Eden no era precisamente un chico busca problemas…o eso pensaba él, pero lo cierto era que desde hacía un tiempo la calma de aquellas aguas se le antojaba bastante monótona, es decir, en la Grand Line estaban criminales más peligrosos y problemáticos, ¿acaso no era su deber como un ciudadano responsable ir a por ellos y aprisionarlos o matarlos para evitar el riesgo a sus compañeros civiles?. Lo cierto era que desde muchos años atrás el chico de cabellos blanquecinos no se consideraba un civil, tampoco un cazador de recompensas como malamente le acuñaban algunos, ciertamente no era un criminal como los piratas o los revolucionarios y no era un “justiciero” como los marines o los miembros dentro del gobierno, a decir verdad, Silverman parecía no encajar en ningún adjetivo que la sociedad estaba dispuesta a entregarle por sus actos, de modo que él había elegido simplemente presentarse como un “ciudadano”. Según su punto de vista, un ciudadano y un civil eran distintos, los segundos solamente vivían apaciblemente o en sus actividades, un ciudadano era conocedor de sus obligaciones y actuaba en consecuencia, arrestando criminales, por ejemplo.
Pero, ¿qué hacía aquel día en aquel lugar?, la taberna de Wally era un sito conocido dentro del reino, malamente no por buenas cosas sino por constantes peleas y encima por albergar algunas “joyitas” de hombres que parecían buscar a cada momento meterse en problemas, alguna vez junto a su maestro en un viaje le había tocado presenciar como su mentor le daba una paliza a un tipo abusivo que golpeaba a su mejor, ¿la mayor ironía?, que ella al final acabo declarando contra su maestro y defendiendo al hombre, vaya que la sociedad en algunas partes estaba loca de remate.
En fin, ahora estaba de vuelta pues por azares de la mala suerte -algo que no era tan extraño para Eden, aunque él no creía en eso- había encontrado a una linda chica en el puerto, la misma le había coqueteado un poco y ahora se encontraba en la taberna, rodeado de aquel hombre y su aparente “pandilla” de hombres malosos riendo y aclarándole lo que le deparaba, algo así como ser torturado, que su cabeza sería trofeo de alguien y cosas por el estilo, todo muy barbárico para su gusto, aunque no por ello preocupante, la “muerte” para Orphan hacía tiempo que significaba lo mismo que una broma, lo mismo que ver a un perro excretar o que a un pobre diablo morir por causas religiosas.
Para su desgracia, los hombres no parecían prestar atención a sus intentos de calmar las cosas, lo cierto es que no estaba interesado en atacarlos, mucho menos en luchar con ellos, lo que menos quería era problemas, ¿acaso no podía estar en paz un día?, es decir, encontrar a una chica linda, pasaruna tarde agradable, beber algo de cerveza e ir a dormir como un niño. -Calma, calma, sé que estáis cabreados por cosas de la vida, pero vamos, puede ser peor…excepto para ti- señaló entonces a un barrigón calvo -Tú creo que ya solo podrías estar peor si te mea un pájaro- comenzó a reír de su chiste y justo cuando alguien estaba por soltarle un golpe las puertas se abrieron de par en par dejando ver a una chica que caminaba indiferente al drama hasta tomar asiento y llamar a uno de los hombres.
El ciudadano no pudo verla bien, ya que un hombre corpulento le estorbaba, aunque para estar ahí debía de ser ciega o distraída pues recordaba que habían puesto el anuncio de cerrado. En cualquier caso, dos de los hombres con una sonrisa pervertida se dirigieron con la chica y eventualmente el resto sujetó a Eden llevándole sin que este opusiese resistencia. Una vez frente a ella el grupo de hombres que parecía superar los diez se acomodó a su alrededor sin dejar punto de escape y demostrando en sus miradas malas intenciones -¿Viniste a ver el show niña?, juarjuar, genial, porque después de acabar con este tonto queremos algo…divertido contigo- en ese momento Silverman con total tranquilidad y aparente indiferencia pese a estar siendo sujetado por varios hombres elevó una mano -Hola, elegiste mal momento para venir, pero bueno, no creo que pase nada- ante estas palabras uno de los hombres no pudo soportarlo más y animó al resto a matarlo, al parecer el show estaba por iniciar.
Pero, ¿qué hacía aquel día en aquel lugar?, la taberna de Wally era un sito conocido dentro del reino, malamente no por buenas cosas sino por constantes peleas y encima por albergar algunas “joyitas” de hombres que parecían buscar a cada momento meterse en problemas, alguna vez junto a su maestro en un viaje le había tocado presenciar como su mentor le daba una paliza a un tipo abusivo que golpeaba a su mejor, ¿la mayor ironía?, que ella al final acabo declarando contra su maestro y defendiendo al hombre, vaya que la sociedad en algunas partes estaba loca de remate.
En fin, ahora estaba de vuelta pues por azares de la mala suerte -algo que no era tan extraño para Eden, aunque él no creía en eso- había encontrado a una linda chica en el puerto, la misma le había coqueteado un poco y ahora se encontraba en la taberna, rodeado de aquel hombre y su aparente “pandilla” de hombres malosos riendo y aclarándole lo que le deparaba, algo así como ser torturado, que su cabeza sería trofeo de alguien y cosas por el estilo, todo muy barbárico para su gusto, aunque no por ello preocupante, la “muerte” para Orphan hacía tiempo que significaba lo mismo que una broma, lo mismo que ver a un perro excretar o que a un pobre diablo morir por causas religiosas.
Para su desgracia, los hombres no parecían prestar atención a sus intentos de calmar las cosas, lo cierto es que no estaba interesado en atacarlos, mucho menos en luchar con ellos, lo que menos quería era problemas, ¿acaso no podía estar en paz un día?, es decir, encontrar a una chica linda, pasaruna tarde agradable, beber algo de cerveza e ir a dormir como un niño. -Calma, calma, sé que estáis cabreados por cosas de la vida, pero vamos, puede ser peor…excepto para ti- señaló entonces a un barrigón calvo -Tú creo que ya solo podrías estar peor si te mea un pájaro- comenzó a reír de su chiste y justo cuando alguien estaba por soltarle un golpe las puertas se abrieron de par en par dejando ver a una chica que caminaba indiferente al drama hasta tomar asiento y llamar a uno de los hombres.
El ciudadano no pudo verla bien, ya que un hombre corpulento le estorbaba, aunque para estar ahí debía de ser ciega o distraída pues recordaba que habían puesto el anuncio de cerrado. En cualquier caso, dos de los hombres con una sonrisa pervertida se dirigieron con la chica y eventualmente el resto sujetó a Eden llevándole sin que este opusiese resistencia. Una vez frente a ella el grupo de hombres que parecía superar los diez se acomodó a su alrededor sin dejar punto de escape y demostrando en sus miradas malas intenciones -¿Viniste a ver el show niña?, juarjuar, genial, porque después de acabar con este tonto queremos algo…divertido contigo- en ese momento Silverman con total tranquilidad y aparente indiferencia pese a estar siendo sujetado por varios hombres elevó una mano -Hola, elegiste mal momento para venir, pero bueno, no creo que pase nada- ante estas palabras uno de los hombres no pudo soportarlo más y animó al resto a matarlo, al parecer el show estaba por iniciar.
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Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
Cuando el mozo llegó a su mesa, May no notó que le temblaban, las piernas, no había notado que el lugar estaba medio vació y sobre todo tampoco había notado desde el inicio que la puerta de aquella cantina-bar estaba cerrada y que sobre todo lo demás habían unas cuantas disputas con una mujer en medio de la situación y un hombre de cabellos blancos siendo amenazado por otros en un tono en el que, si se lo dijeran a ella ya hubiera acabado con todos aquellos pobres idiotas, era cierto, May era sensible a ese tipo de cosas, insultos... era algo que no le agradaba para nada.
—E-es me-mejor qu-que se vaya se-señorita… — le dijo el mozo que se había acercado a ella corriendo, pero May solo levantó una ceja y miró al chico, no se esperaba aquello ¿era que no querían atenderle en ese lugar? —Bueno, ¿es que ya no reciben clientela en este lugar? — replicó, pero en cuanto el hizo el mozo salió corriendo por donde mismo llegó, lo cual solo hizo que May soltara un bufido.
Pero su vista se dirigió entonces hacia dos hombres muy perturbadores, anchos, mastodontes sin gracia “Ah… perfecto… lo que faltaba” pensó en el momento en el que vio que no solo ellos si no que el resto de los sujetos en el bar se ponía a su alrededor, dejándola sin aparente ruta de escape y además poniendo casi dentro del círculo, a un hombre “capturado” o eso parecía. May prestó atención a sus palabras, el albino era educado y podría decirse que igual de sarcástico que ella.
Un hombre normal al enfrentarse aquella situación ya estaría rogando por su vida, implorando que no lo mataran y una mujer… bueno, ese caso no era muy diferente, seguramente una mujer estaría chillando, corriendo por su vida y en dicho caso de que fuera pura… su virginidad, integridad y pudor…
Pero bueno, las cosas no eran así, al menos no para ella, de modo que al escuchar a todos esos hombres diciendo aquellas sandeces y luego al albino hablar, no pudo hacer más que sonreír, una sonrisa que pronto se convirtió en risa y acto seguido en carcajada. Era una carcajada cantaría llena de “diversión”.
Los hombres desistieron de su intento de asesinato hacia el peliblanco, y voltearon a ver a la chica que ahora se encontraba dando palmadas en la mesa aún carcajeándose, la risa eventualmente fue apagándose poco a poco hasta solo dejar salir el ultimo “ja” como un suspiro, acompañado de un pequeño golpecito en la mesa, May levantó la mirada entonces pero esta vez su rostro mostraba irritación —Tienes razón… no pasará nada… por lo menos no a nosotros… — dijo.
Y entonces no perdió nada de tiempo, agarrando la parte de debajo de la mesa, la levantó para tirarla hacia enfrente de ella donde había un puñado de hombres que se obligaron a apartarse de allí, la mesa salió volando hasta chocar con la barra y May se paró de la silla de madera para tomarla por los costados y darse vuelta y lanzarla con fuerza hacia atrás, impactando justo en la cara de otro de los hombres. Pero el primero de ellos se le lanzó al ataque —¡Tú, perra! — gritó mientras que le lanzaba un izquierdazo, golpe que esquivó fácilmente la pirata haciéndose un poco a su derecha y tirandole uno ella en la quijada. El hombre cayó al suelo nockeado.
—La defensa nunca se deja abierta… — dijo, como si estuviera enseñando una lección de artes marciales, aunque en realidad ella tampoco tenía tantas habilidades para ello.
Le dedicó una mirada entonces al alvino junto con una sonrisa —Parece que tenías razón, no pasará nada… —
InvitadoInvitado
Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
Por alguna extraña razón aquella chica se le hizo familiar, aunque claro, no es que fuese demasiado particular, de hecho, le recordaba algo a Mery, ambas compartían esa mirada que para Eden irradiaba cierto toque de locura, algo que le daba cierta tirria, después de todo, no existía nada más peligroso que una mujer loca y encima enfadada. Pareció tener razón cuando aquella mujer comenzó a reír a carcajadas mientras todos se quedaban anonadados en la acción dejando en paz a Silverman por un momento, tanto así que muchos de sus captores se cabrearon hasta el punto de enfocar toda su ira en la chica. -Yo no haría eso si fuera ustedes, todavía es tiempo, si se van seguro no pasa nada- intentó ayudarlos, a fin de cuentas ellos no eran realmente criminales peligrosos o sanguinarios, solo un puñado de ineptos intentando hacerse con algo de fama y probablemente con el control de un barrio en aquel reinado, cosa que siempre resultaba salir mal, ya fuere porque al final acababan pereciendo contra otros criminales o porque la marina, el gobierno o hasta gente como él les acababa por atrapar en ultimada situación.
Fue entonces cuando la mesa se elevó por los aires haciendo que varios de los hombres apenas si tuviesen tiempo para agacharse, en cuanto a Eden, este se quedó parado mirando como la misma pasaba a centímetros de su cabeza, algo que para nada le preocupaba -Uh, estuvo cerca- su atención se fijó en la mujer, al parecer ya estaba repartiendo golpes a los pobres diablos, no era necesario ayudarla así que simplemente anduvo hasta tomar asiendo en una silla como si estuviese disfrutando de un espectáculo de circo, incluso se dio el lujo de tomar una cerveza a medio terminar que alguien había dejado por allí.
-¡Eso, izquierda, derecha, contra el calvo que tienes detrás, oye tú…atacar por la espalda es antideportivo!- gritaba entusiasmado mientras algunos de los hombres salían volando, uno de ellos incluso chocó con la mesa al lado suyo destrozándola y quedando inconsciente, aunque afortunadamente su cabeza quedó justo en la medida para colocar su tarro sobre ella sin que el mismo se cayese. Uno de los hombres que aparentemente había resistido un golpe se acercó al peliblanco con la espada en mano dispuesto, según sus propias palabras, a sacarle las tripas y bañarse en su sangre antes de violar a la niña que les estaba causando tantos problemas. El samurái simplemente terminó su bebida y arrojó el tarro a la cabeza del incauto, la fuerza fue tal que este salió volando un par de metros atrás ya derrotado.
-Ya, solo faltan un par- indicó a la chica que estaba de pie siendo la principal protagonista de aquella batalla, se notaba que no era una persona común y corriente, aunque, tampoco era que aquellos hombres fuesen un enorme problema, ahora le quedaba la duda si ella era una cazadora o una civil, evidentemente no era una miembro de la marina pues carecía de uniforme y en Goa no eran una autoridad, la otra opción era que ella fuese en realidad una criminal más, eso ya se sabría, eventualmente.
Fue entonces cuando la mesa se elevó por los aires haciendo que varios de los hombres apenas si tuviesen tiempo para agacharse, en cuanto a Eden, este se quedó parado mirando como la misma pasaba a centímetros de su cabeza, algo que para nada le preocupaba -Uh, estuvo cerca- su atención se fijó en la mujer, al parecer ya estaba repartiendo golpes a los pobres diablos, no era necesario ayudarla así que simplemente anduvo hasta tomar asiendo en una silla como si estuviese disfrutando de un espectáculo de circo, incluso se dio el lujo de tomar una cerveza a medio terminar que alguien había dejado por allí.
-¡Eso, izquierda, derecha, contra el calvo que tienes detrás, oye tú…atacar por la espalda es antideportivo!- gritaba entusiasmado mientras algunos de los hombres salían volando, uno de ellos incluso chocó con la mesa al lado suyo destrozándola y quedando inconsciente, aunque afortunadamente su cabeza quedó justo en la medida para colocar su tarro sobre ella sin que el mismo se cayese. Uno de los hombres que aparentemente había resistido un golpe se acercó al peliblanco con la espada en mano dispuesto, según sus propias palabras, a sacarle las tripas y bañarse en su sangre antes de violar a la niña que les estaba causando tantos problemas. El samurái simplemente terminó su bebida y arrojó el tarro a la cabeza del incauto, la fuerza fue tal que este salió volando un par de metros atrás ya derrotado.
-Ya, solo faltan un par- indicó a la chica que estaba de pie siendo la principal protagonista de aquella batalla, se notaba que no era una persona común y corriente, aunque, tampoco era que aquellos hombres fuesen un enorme problema, ahora le quedaba la duda si ella era una cazadora o una civil, evidentemente no era una miembro de la marina pues carecía de uniforme y en Goa no eran una autoridad, la otra opción era que ella fuese en realidad una criminal más, eso ya se sabría, eventualmente.
InvitadoInvitado
Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
Después del puñetazo a aquel hombre, lo siguiente fue agacharse rápidamente para rotar sobre si misma con una pierna espirada y que dos de los hombres cayeran al suelo, May se puso de nuevo de pie y volvió a esquivar a uno que venía directo hacia ella con un puñetazo, como si de ver quien soltaba más golpes se tratara. El ambiente de la taberna era aligerado por los ánimos del hombre de cabellos blancos hacia la pirata que si bien no sabía cómo reaccionar a ello tampoco le importaba mucho. Su sonrisa había quedado simplemente como una línea en sus labios, como si toda la diversión se hubiera ido, y era cierto, pues aquellos hombres no significaban mucho para ella, sus ataques eran débiles y sus movimientos lentos.
Mientras que esquivaba uno de los ataques vio de reojo como uno iba colocándose a sus espaldas para agarrarla por detrás o dios quien sabe qué hacer; pero antes de que lo lograra May ya le había colocado una patada justo en la boca del estómago que lo lanzó hacia atrás y lo dejó casi inconsciente al chocar contra la barra, haciendo que un ruido estruendoso llenara el lugar, pues las botellas de vidrio que estaban detrás de esta se cayeron, tronando en el piso, mientras que por su parte, el hombre se sujetaba el estómago e intentaba con todas sus fuerzas tomar aire.
En ese momento, a pesar de los numerosos golpes que esquivaba la chica, pudo ver con perfección como el hombre de cabellos blancos rompía una jarra de cerveza en la cabeza de uno de los tipos que, para agregar, igual que todos los otros, era un boca floja: soltando maldiciones y amenazas disparatadas sin conocer la fuerza de su contrincante “Patético” pensaba May una y otra vez mientras que les daba cara a los pocos que seguían de pie.
May asintió al comentario del hombre de cabellos blancos que, hasta ese momento, no había tomado gran parte en la pelea y no era que ella se quejara ante ese hecho, pero tampoco lo prefería, había sido molesto combatir con hombres que la amenazaban con violarla si la agarraban, aunque para ella daba igual, pues a ese tipo de amenazas estaba acostumbrada.
A pesar de estar vestida de esa manera y pelear como lo hacía, con agilidad aunque un poco torpe en sus movimientos (pues su fuerte no era el combate cuerpo a cuerpo), conservaba la gracia de una luchadora espadachín experimentada, con giros y pasos que hacía que se viera como si estuviese bailando, aunque ello cesó por completo cuando ya solo quedaron tres enemigos frente a ella, los tres se le quedaron viendo esperando la mínima oportunidad para atacarla de cualquier forma aunque a un le temblaban miserablemente las piernas y sostenía una espada que se agitaba y hacía que el metal sonara junto con la empuñadura.
May inhalo y exhaló para recobrar más de la calma que había perdido durante la pelea, se posicionó normalmente dejando la defensa con sus puños para ponerlos a un lado de su cuerpo, miraba hacia el piso inconsciente de lo que había alrededor de ella que no fueran los tres hombres. Fue entonces cuando uno de ellos se lanzó primero para atacarla y mientras que los rayos de sol entraban por los ventanales abiertos de la taberna y la puerta, reflejando la sombra de los cinco en la habitación.
Y uno cayó al piso, desmayado irremediablemente, aunque algo raro pasó en ese instante que hizo que uno de ellos saliera corriendo, gritando como una niña mientras que el otro no podía hacer más que temblar y mirar todo de una manera en la que pareciese ido, pues al encontrarse con los ojos de la pirata, se encontró con algo que jamás había visto, una mirada que parecía congelar todo a su paso, profunda como un abismo y negra como la muerte.
La sombra del desmayado había quedado de pie en su lugar, algo negro con forma de humana había quedado de pie mirando a May y dándole la espalda al otro hombre, sin embargo, aquella magia no duró mucho, pues desgraciadamente, el sol le daba a la sobra del hombre en el piso, haciendo que; como si fuera un líquido negro, se evaporara y su humo subiera hasta los techos. El hombre había muerto.
Esto hizo que el otro como el tercero saliera despavorido soltando su arma, lo único que se escuchó después de eso fue el eco de los gritos del hombre que se escucharon aún después de haber dejado la sala y después, un suspiro fuerte de parte de la chica —Rayos… — dijo agachándose para ver al muerto más de cerca, arquear una ceja y ponerse de pie nuevamente “Lo maté…” pensó simplemente mientras que ponía sus manos en sus bolsillos del pantalón y se giraba para ver al alvino que aún estaba sentado cerca de ahí —Bueno, ahora… iré a por un lugar en el que pueda comer tranquila… ¿vienes? — le dijo simplemente, aunque la verdad era que no esperaba ninguna respuesta por parte suya y tampoco le importaba mucho.
InvitadoInvitado
Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
-Por aquí debe haber algo bueno- saltó la barra y comenzó a hurgar en los cajones, ¿ladrón?, claro que no, pues alguien que robaba a un criminal no era un ladrón, al menos así lo pensaba pues era evidente por la actitud de los pobres hombres que todo lo existente en aquel negocio no podía ser legal al cien por ciento, entonces, retomar algo de lo robado era en sí mismo una buena acción desde la perspectiva de Eden. Para su fortuna encontró una botella de sake y la guardó en uno de sus bolsillos internos mientras a la par encontró una caja de cigarrillos, misma que abrió y prendió uno de ellos comenzando a fumar casi al tiempo que un par de hombres se impactaban contra la barra haciendo que otras botellas cayesen al suelo destrozándose, un desperdicio, tal vez en lugar de estar luchando hubiese sido posible estar bebiendo cómodamente.
Una espada atravesó el estómago del peliblanco de lado a lado, este simplemente miró abajo y se dio cuenta que un hombre estaba escondido en un rincón de la barra, ahora miraba con una media sonrisa, algo que no le duró mucho pues de una gran patada le dejó desmayado mientras la espada salía de su cuerpo sin dejar herida alguna, lo típico de siempre. No obstante, aquello no fue sorpresa, la sorpresa vino cuando una sombra oscura se formó delante de sus ojos más allá entre la chica y un par de hombres que parecían estar ya aterrorizados “¿Pero qué cojones?” su sorpresa fue bastante notoria aunque simplemente se mantuvo fumando al momento que tomaba asiento en la barra como si aquello fuese un acto de magia, uno que eventualmente duró bastante poco pues aquella figura oscura, fuera lo que fuera, simplemente desapareció en un momento esfumándose como el humo de su cigarrillo.
El último hostil simplemente salió corriendo despavorido gritando cosas como brujería o que ahí todos estaban dementes, vaya ironía. Eventualmente la mujer le dirigió la palabra de una forma común, casi como si todo eso fuese normal, algo que a Silverman le hizo gracia y por tanto no pudo evitar comenzar a reír -¡Lo has hecho bien, les has pateado el culo!- giró su rostro mirando a uno de los derrotados, una lástima que en Goa no hubiese marina, podrían ganar algo de dinero si entregaban a aquellos sujetos, pero bueno, ya se encargaría la policía del sitio -No puedo decir que no se lo merezcan, pero quizás te has pasado un poquito- señaló a otro que aparentemente tenía varios huesos rotos ya que uno de sus brazos estaba bastante torcido, más de lo normal de hecho.
Exhaló humo del cigarro y de un pequeño salto bajó de la barra donde se encontraba sentado -No sé qué fue eso de la figura oscura, ¿acaso un truco de magia?- preguntó entrecerrando los ojos para después reír de nuevo y encogerse de hombros saliendo del establecimiento -Claro, podemos ir a comer a algún lado, no tengo mucho que hacer ahora…y tengo hambre- aseguró sin darle mayor importancia a los acontecimientos de aquel sitio, la muerte de alguna persona siempre era lamentable, pero su maestro bien lo había dicho alguna vez, a veces una muerte indicada evitaba una tragedia anunciada.
Una espada atravesó el estómago del peliblanco de lado a lado, este simplemente miró abajo y se dio cuenta que un hombre estaba escondido en un rincón de la barra, ahora miraba con una media sonrisa, algo que no le duró mucho pues de una gran patada le dejó desmayado mientras la espada salía de su cuerpo sin dejar herida alguna, lo típico de siempre. No obstante, aquello no fue sorpresa, la sorpresa vino cuando una sombra oscura se formó delante de sus ojos más allá entre la chica y un par de hombres que parecían estar ya aterrorizados “¿Pero qué cojones?” su sorpresa fue bastante notoria aunque simplemente se mantuvo fumando al momento que tomaba asiento en la barra como si aquello fuese un acto de magia, uno que eventualmente duró bastante poco pues aquella figura oscura, fuera lo que fuera, simplemente desapareció en un momento esfumándose como el humo de su cigarrillo.
El último hostil simplemente salió corriendo despavorido gritando cosas como brujería o que ahí todos estaban dementes, vaya ironía. Eventualmente la mujer le dirigió la palabra de una forma común, casi como si todo eso fuese normal, algo que a Silverman le hizo gracia y por tanto no pudo evitar comenzar a reír -¡Lo has hecho bien, les has pateado el culo!- giró su rostro mirando a uno de los derrotados, una lástima que en Goa no hubiese marina, podrían ganar algo de dinero si entregaban a aquellos sujetos, pero bueno, ya se encargaría la policía del sitio -No puedo decir que no se lo merezcan, pero quizás te has pasado un poquito- señaló a otro que aparentemente tenía varios huesos rotos ya que uno de sus brazos estaba bastante torcido, más de lo normal de hecho.
Exhaló humo del cigarro y de un pequeño salto bajó de la barra donde se encontraba sentado -No sé qué fue eso de la figura oscura, ¿acaso un truco de magia?- preguntó entrecerrando los ojos para después reír de nuevo y encogerse de hombros saliendo del establecimiento -Claro, podemos ir a comer a algún lado, no tengo mucho que hacer ahora…y tengo hambre- aseguró sin darle mayor importancia a los acontecimientos de aquel sitio, la muerte de alguna persona siempre era lamentable, pero su maestro bien lo había dicho alguna vez, a veces una muerte indicada evitaba una tragedia anunciada.
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Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
La mujer se arregló un poco el cabello para luego meter sus manos de nuevo en los bolsillos de su pantalón —¿Tú crees? Bueno… a lo mejor un poco… — dijo respondiendo al comentario del hombre que ahora estaba sobre la barra donde servían las bebidas anteriormente mientras que veía bien a su alrededor, de verdad había dejado todo destrozado siendo que según ella no había hecho nada más que esquivar golpes y dar otros cuantos, además, habría podido acabar con todo aquello rápido si utilizaba el poder de su akuma, pero, habría sido un esfuerzo inútil y gasto de energía innecesarios. May suspiró ligeramente para luego darle otra mirada al peliblanco para verlo bajar de un salto grácil de la barra y escucharlo preguntar aquello con respecto a la sombra.
—Ah eso… si, podría decirse… — dijo mientras que ligeramente miraba a otro lado y escuchaba como aceptaba la propuesta que le había hecho de salir de allí y encontrar otro lugar en el qué comer y charlar. —Pues ya somos dos… — dijo simplemente antes de salir a paso constante de aquel lugar ya destrozado por dentro, no esperaba precisamente que el otro la siguiera ya que estaba claro que no tenían nada que hacer juntos, sin embargo, no podía permitirse ser tan asocial, ya había otra persona que conocía de lo que era capaz de modo que por algo debía empezar para comenzar a hacerse de un poco de fama, siempre había que dejar que alguien viera lo que hacías era lo mejor si querías alcanzar a fama, si no, ¿de qué manera se esparcirían los rumores?. Por lo menos esa era la manera de pensar de la chica, que sin bien no tenía pleno interés en sustentar una conversación con el hombre, por lo menos estaba curiosa por su nombre.
Una vez fuera, caminó de una manera que llegara a ponerse a un lado del alvino, aún con las manos en los bolsillos viéndolo fumar y sintiendo el peso de su espada que golpeaba un poco su muslo izquierdo a cada que daba un paso. El día afuera estaba soleado, se sentían los rayos pegar contra los hombros y todo estaba por demás iluminado —Mi nombre es May Ragnak… ¿y el tuyo? — dijo, para comenzar de nuevo el interrogatorio… conversación…
—Ah eso… si, podría decirse… — dijo mientras que ligeramente miraba a otro lado y escuchaba como aceptaba la propuesta que le había hecho de salir de allí y encontrar otro lugar en el qué comer y charlar. —Pues ya somos dos… — dijo simplemente antes de salir a paso constante de aquel lugar ya destrozado por dentro, no esperaba precisamente que el otro la siguiera ya que estaba claro que no tenían nada que hacer juntos, sin embargo, no podía permitirse ser tan asocial, ya había otra persona que conocía de lo que era capaz de modo que por algo debía empezar para comenzar a hacerse de un poco de fama, siempre había que dejar que alguien viera lo que hacías era lo mejor si querías alcanzar a fama, si no, ¿de qué manera se esparcirían los rumores?. Por lo menos esa era la manera de pensar de la chica, que sin bien no tenía pleno interés en sustentar una conversación con el hombre, por lo menos estaba curiosa por su nombre.
Una vez fuera, caminó de una manera que llegara a ponerse a un lado del alvino, aún con las manos en los bolsillos viéndolo fumar y sintiendo el peso de su espada que golpeaba un poco su muslo izquierdo a cada que daba un paso. El día afuera estaba soleado, se sentían los rayos pegar contra los hombros y todo estaba por demás iluminado —Mi nombre es May Ragnak… ¿y el tuyo? — dijo, para comenzar de nuevo el interrogatorio… conversación…
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Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
La escena era un tanto curiosa, al arribar a Goa nunca se hubiese imaginado estar caminando al lado de una chica linda que hacía magia con figuras oscuras y encima que podía patearles el trasero a unos cuantos hombres malvados, pero bueno, eso era parte del interés en la vida rompiendo la rutina, al menos eso pensaba. Dijo que se llamaba May Ragnak, el nombre se le antojó algo raro, más que nada porque no consideraba que May fuese un nombre verdadero, pero tampoco se iba a poner a discutir por ello, si en realidad no le estaba diciendo su nombre completo era su problema, a la mejor hasta pensaba que él era un tipo abusador de mujeres como aquellos sujetos del bar, ¿no?. -Me llamo Eden- dijo simplemente sin dar su apellido, no le pareció relevante y aunque generalmente lo otorgaba en estos momentos algo le daba cierta desconfianza en la chica, alguien así de fuerte no podía ser una simple mujer que iba de paso por la isla, ella debía ser algo, ahora una cazadora u otrora una criminal, aunque igual y era una policía de Goa, pero carecía de uniforme, así que eso quedaba descartado.
Acabó su cigarrillo y lo arrojó al suelo para apagarlo de un simple pisotón, se dio cuenta entonces que no estaba seguro de a dónde se estaban dirigiendo, ahora estaban llegando a la plaza principal donde la gente ya deambulaba de un lado a otro con normalidad e igualmente los policías ya hacían acto de presencia, unos cuantos estaban en caballo vigilando que todo fuese hecho con legalidad y otros más se apostaban en las calles e incluso en los tejados con rifles, el reino se estaba tomando en serio eso de la amenaza de Capone y tomaban medidas extraordinarias para evitar un desastre, algo que brindaba más seguridad.
Fue por lo anterior que el samurái se atrevió entonces a hacerle la pregunta central a la chica, después de todo, en medio de una plaza no podía esperar que ella se atreviese a hacer un alboroto, eran demasiados problemas para un solo día, o eso pensaba -Dime May, ¿quién eres realmente?, quiero decir, una mujer “común” no podía hacer eso- mostró una gran sonrisa sin voltear a mirarla simplemente observando más a la distancia el enorme muro que separaba el palacio real -¿Eres acaso una maga que dedica su vida a ir por los bares pateando culos de malvados?- hizo la broma volteando a mirarla con gran interés, empero, ahora que caía en cuenta, él tampoco se había presentado como era debido así que seguramente ella le haría la misma pregunta en caso de responder la suya, vaya que a veces no era demasiado avispado.
Acabó su cigarrillo y lo arrojó al suelo para apagarlo de un simple pisotón, se dio cuenta entonces que no estaba seguro de a dónde se estaban dirigiendo, ahora estaban llegando a la plaza principal donde la gente ya deambulaba de un lado a otro con normalidad e igualmente los policías ya hacían acto de presencia, unos cuantos estaban en caballo vigilando que todo fuese hecho con legalidad y otros más se apostaban en las calles e incluso en los tejados con rifles, el reino se estaba tomando en serio eso de la amenaza de Capone y tomaban medidas extraordinarias para evitar un desastre, algo que brindaba más seguridad.
Fue por lo anterior que el samurái se atrevió entonces a hacerle la pregunta central a la chica, después de todo, en medio de una plaza no podía esperar que ella se atreviese a hacer un alboroto, eran demasiados problemas para un solo día, o eso pensaba -Dime May, ¿quién eres realmente?, quiero decir, una mujer “común” no podía hacer eso- mostró una gran sonrisa sin voltear a mirarla simplemente observando más a la distancia el enorme muro que separaba el palacio real -¿Eres acaso una maga que dedica su vida a ir por los bares pateando culos de malvados?- hizo la broma volteando a mirarla con gran interés, empero, ahora que caía en cuenta, él tampoco se había presentado como era debido así que seguramente ella le haría la misma pregunta en caso de responder la suya, vaya que a veces no era demasiado avispado.
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Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
Cuando le dijo su nombre, May solo asintió tranquilamente, sin duda lo recordaría (o eso creía ella) después, por si se volvían a topar, aunque las esperanzas de ello para la pirata eran nulas, tenía planes de salir temprano de los Blues y si aquel hombre era un civil común y corriente, entonces no creía que se volvieran a ver, ya en cambio si pertenecía a alguna banda pirata, era revolucionario de esos que causan estragos (que May no creía ya que lo hubiera hecho de una vez y no andaría solo) o tal vez, un cazador, posiblemente se vieran de nuevo. Aunque si era esta última, debía andarse con cuidado o podía terminar con la cabeza cortada para el final del día, cosa que no le agradaba demasiado aunque ella sabía que podía defenderse sola si algo pasaba. Pero definitivamente no podía permitirse morir tan rápido, no, tenía cosas que hacer, personas a las que reclutar, alguien a quien derrotar y definitivamente esa persona no se le escaparía de entre las manos por ningún motivo, no podía írsele simplemente.
May no se dio cuenta de que llegaban pronto a la plaza del poblado y que algunos miembros de la marina estaban rondando de aquí para allá, así que simplemente caminó a un lado del hombre mientras que miraba a los alrededores sin fijarse mucho en las personas (de nuevo descuidada, pues ese era un problema fuerte para ella), solo en los locales.
May no se dio cuenta de que llegaban pronto a la plaza del poblado y que algunos miembros de la marina estaban rondando de aquí para allá, así que simplemente caminó a un lado del hombre mientras que miraba a los alrededores sin fijarse mucho en las personas (de nuevo descuidada, pues ese era un problema fuerte para ella), solo en los locales.
Hasta que escuchó hablar de nuevo al albino, la pregunta le hizo esbozar una sonrisa que se convirtió casi en carcajada —Dime… ¿por qué iría pateando a gente por ahí si no me gano nada a cambio? — preguntó, con toda la sorna que se le pudo escuchar en la voz. Sus ojos destilaban hielo puro en ese momento, pero tampoco le podía decir que era una pirata sin saber antes a lo que se dedicaba el otro, así que optó por preguntar antes de dar más información obvia. “Aunque es cierto… no soy alguien común… pero algo me dice que él tampoco” y al pensar esto, se giró para verlo a los ojos, aun manteniendo ese hielo en la mirada…
—¿Qué hay de ti? — preguntó simplemente, con la mirada fija al albino y dándose cuenta, por primera vez que estaba en un lugar rebosante de seguridad marine…
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Re: Infortunios que arruinan el día // Priv. Eden O. Silverman // Pasado
-Siempre ganas algo a cambio, es imposible no ganar o perder algo- en ese momento entró en sus minutos de sabiduría, mismos que su maestro le había dejado como legado para ser usados de vez en cuando. Recordó que en Shimotsuki a veces realizaba la pregunta que la chica, pero la respuesta de su maestro siempre se había convertido en una realidad, uno podía perder o ganar algo con cada acción, tanto buena como mala, entonces, no se podía preguntar ¿y qué gano yo?, ya que eso era algo que estaba implícito en toda acción, a veces era difícil pensar que la recompensa podía no ser algo material, pero era un camino necesario a tomar, pues a veces lo material corrompía hasta tal grado que degeneraba en acciones terribles, probablemente por eso Eden jamás había pensado convertirse realmente en un cazador o en un pirata, menos todavía en un miembro del gobierno o revolucionario, a lo sumo la Marina le resultaba algo más honesto.
-Yo soy un tipo genial, apuesto y de gran sentido del humor, eso es lo que soy- comenzó a reír totalmente seguro de sus palabras, no le importaba autodescribirse y se tenía en alta estima, sobre todo el hecho de sus chistes, pudo haber contado alguno para deslumbrarla, pero estaban hablando de cosas un tanto más serias, por no mencionar que apenas caía en cuenta que estaba aglomerándose demasiada seguridad incluso para una isla, ¿no se suponía que Goa era un reino independiente?, la presencia de la marina le desconcertaba un poco, sobre todo en grandes cantidades, ¿acaso estaban buscando a algún criminal reconocido?. -Mucha seguridad, a la mejor hay alguien peligroso aquí cerca- se detuvo y dio un pequeño salto a un carruaje para observar mejor, aunque los miembros de aquella institución se notaban demasiado tranquilos para estar de “cacería”.
Tras pasados unos segundos se encogió de hombros y de un ligero saltó volvió al lado de May, aunque algo extraño estaba sucediendo, unos cuantos marines ya estaban acercándose a ellos, ¿acaso les estaban confundiendo con criminales?, no, seguramente solo estaban buscando información, era normal que se dedicasen a hacer preguntas y todo. -Buenas, estamos buscando a una mujer con este perfil- una marine le mostró un cartel de wanted y el peliblanco dio un paso al frente inclinándose para mirar mejor, observó el nombre y entonces no pudo creerlo, era el mismo que el de May -¡Oye mira May, esa cosa tiene tu nombre y es idéntica a ti, joder que raro!- rascó su mentón dubitativo y un segundo después como partido por un rayo cayó en cuenta que se trataba de ella, casi al momento le arrebató aquel papel a la marine y la observó de nuevo más de cerca, se giró entonces para pedir una explicación pero la chica ya no estaba, era como si se hubiese esfumado, o al menos eso pensó hasta que el alboroto comenzó en la plaza, gente corriendo y gritando, marines aparentemente dirigiendo a sus compañeros, ¿era ella la causante de aquel alboroto?.
-Yo soy un tipo genial, apuesto y de gran sentido del humor, eso es lo que soy- comenzó a reír totalmente seguro de sus palabras, no le importaba autodescribirse y se tenía en alta estima, sobre todo el hecho de sus chistes, pudo haber contado alguno para deslumbrarla, pero estaban hablando de cosas un tanto más serias, por no mencionar que apenas caía en cuenta que estaba aglomerándose demasiada seguridad incluso para una isla, ¿no se suponía que Goa era un reino independiente?, la presencia de la marina le desconcertaba un poco, sobre todo en grandes cantidades, ¿acaso estaban buscando a algún criminal reconocido?. -Mucha seguridad, a la mejor hay alguien peligroso aquí cerca- se detuvo y dio un pequeño salto a un carruaje para observar mejor, aunque los miembros de aquella institución se notaban demasiado tranquilos para estar de “cacería”.
Tras pasados unos segundos se encogió de hombros y de un ligero saltó volvió al lado de May, aunque algo extraño estaba sucediendo, unos cuantos marines ya estaban acercándose a ellos, ¿acaso les estaban confundiendo con criminales?, no, seguramente solo estaban buscando información, era normal que se dedicasen a hacer preguntas y todo. -Buenas, estamos buscando a una mujer con este perfil- una marine le mostró un cartel de wanted y el peliblanco dio un paso al frente inclinándose para mirar mejor, observó el nombre y entonces no pudo creerlo, era el mismo que el de May -¡Oye mira May, esa cosa tiene tu nombre y es idéntica a ti, joder que raro!- rascó su mentón dubitativo y un segundo después como partido por un rayo cayó en cuenta que se trataba de ella, casi al momento le arrebató aquel papel a la marine y la observó de nuevo más de cerca, se giró entonces para pedir una explicación pero la chica ya no estaba, era como si se hubiese esfumado, o al menos eso pensó hasta que el alboroto comenzó en la plaza, gente corriendo y gritando, marines aparentemente dirigiendo a sus compañeros, ¿era ella la causante de aquel alboroto?.
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