Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Un viaje peculiar [Eden - Presente]
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Un viaje peculiar [Eden - Presente]
Dos días antes // Puerto de Marineford // 01:22 PM
El sol brillaba con fuerza en Marineford, donde anteriormente el nuevo Ouka Edén y la vice-almirante habían tenido un primer contacto. Pocas cosas podían haberse dejado claras después de las palabras que habían intercambiado. Si bien habían empezado con mal pie, según la rubia, todo se podía arreglar. El hecho de que se sintió rechazada había quedado en el pasado, aunque tan solo había sido una poco menos de una hora de aquello, Kotori ya lo había olvidado. De mientras, en su pequeña oficina, estaba tomando una bolsa de tela para meter algunas pequeñas pertenencias personales, y salir disparada para que su nuevo compañero no tuviera que esperar demasiado. Se paró en la mitad del muelle, buscando con la mirada entusiasmada la cabellera blanca, ya que se había marchado antes que ella seguramente estaría ya ahí. Al tener su meta a la vista, empezó a agitar la mano de manera energética. - ¡Ya estoy aquí! - gritó en aquel momento, mientras que uno de los rasos intentaba volver a montar la escalera que ya había sido quitada. ¿El barco ya estaba a punto de zarpar? No lo pensó mucho, mientras que este estaba agachado, se impulsó sobre su espalda con la pierna derecha a modo de trampolín, para dar un salto y quedar en el interior del barco. - ¡¡No hace falta, gracias!! - encaraba al muele y volvía a saludar, guiñando un ojo a modo de disculpas, pero seguramente al chico no le importó ya que saludó de vuelta. - ¡Cuídate, Kotori-san! ¡Te echaremos de menos! - se escuchaba el grito desde el otro lado de las aguas, mientras que el barco ya encaraba sus velas hacía su próxima destinación. - Bueno, y aquí estamos. - mencionó, dándose la vuelta y encarando a Edén, dispuesta a hacer un par de preguntas más.
Hoy// Alta mar // 09;00 AM
El día a penas empezaba a bordo del Shichibukai, y es que los últimos dos días habían sido ciertamente aburridos. Si bien el hombre contestaba a alguna que otra pregunta que a ella se le ocurría, no daba mucho juego en la conversación. Su cuerpo se veía sacudido por el gato que había saltado justo sobre su estómago, aunque obviamente el peso era casi nulo, la acción fue suficiente para despertarla de su sueño y devolverla a la realidad. Había conseguido mantenerse sobria, y de alguna manera dormir por las noches, quizás había sido el cansancio que ya había acumulado en Marineford durante el mes que trabajó en sus cuarteles. La vida de una marine no parecía ser fácil ni muy diferente a la del templo en el que vivió. Pero eso había quedado atrás, por lo cual volver a coger el ritmo costaba bastante. Se estiró un par de veces. Se las pasó durmiendo casi los dos días, para evitar el aburrimiento que conllevaba viajar con su nuevo compañero que a penas la hacía caso, y eso debía cambiar hoy mismo. Con decisión, se levantó de la cama, echando un poco de leche en un cuenco que había en el suelo, y entrando directamente en la ducha. Era extraño como su cuerpo parecía ser humano, aunque no lo era. No podía sentir nada en sus prótesis, aún así parecía normal a los ojos de cualquiera que la estaría mirando. Después de un rato, salió de su pequeño camarote, inspirando el aire salado de las afueras.
No hacía falta gritar demasiado, puesto que la energía que el hombre desprendía hacía fácil notar su presencia en el barco, así que se acercó hasta allá, sin la mascota que había quedado atrás. No quería que Momo-chan escuchase aquella conversación, puesto que no sabía cual sería el resultado. ¿Que el estaría en su camarote durmiendo? Lo despertaría. ¿Comiendo? Se sentaría con él. ¿Fumando? Sacaría su pipa delgada y tiraría un par de caladas. Lo cierto es que desde que había conocido a Illya, las maquinillas de humo se habían convertido en un gusto adquirido. También el Señor Tic Tac le había enseñado como fumar de la delgada pipa que guardaba en su obi nomalmente, aunque no la sacaba muy seguido. Debía reconocer que fumaría mucho más cuando estaba en compañía de alguien que lo hacía también, más que por ella misma. Aún así, su voz resonó energética teniendo en cuenta las horas de la mañana y el hecho de que no había comido nada aún - ¡Fénix-san! ¡Vamos a comer! - en su mano ya llevaba un tazón enorme de leche con chocolate, y se sentó junto a él, sea donde fuera que estuviese. - Sabes, he pensado en esta relación. - empezaba a decir, referríendose a la situación en la que estaban en aquellos momentos. - Y es que a mi no me gusta estar así.
Respiró hondo, para después dejar todo el aire que había en su pecho, de manera aflingida. Tomó un poco de la leche caliente. Ya no estaba en MarineFord, así que podía ser ella misma de nuevo. - He viajado desde que salí del templo sola, y fue bastante aburrido pero siempre viajaba en barcos mercantes y había un montón de gente con quien hablar y pasar el tiempo. Tampoco creo que hay nada malo en eso. - mencionaba con inocencia, intentando hacer que el hombre confiase un poco en ella, lo suficiente para hablar un poco con ella, hacer conversación, pasar el rato juntos. Era un tanto extraña en ese sentido, puesto que a pesar de saber que no era lo que necesitaba, o lo que debería, era lo que su corazón le pedía y a veces, se dejaba llevar de manera impulsiva por este. - ¿Tienes muchos amigos? - preguntaba, aunque no hacía contacto visual de alguna forma, puesto que ya temía el hecho de encontrarse con la cara desinteresada de Edén, por lo cual miraba al suelo donde su pie descalzo jugaba con la madera. - ¿Qué tengo que hacer para ser tu amiga? - tragó en seco. No sabía porque había hecho esa pregunta, seguramente porque se sentía demasiado sola en aquel sitio, pese a que Momo estaba con ella siempre, desde hacía nueve meses había descubierto que nada se podía comparar con la compañía y el calor de otro ser humano.
Última edición por Kotori Miura el Sáb Mar 04, 2017 1:11 am, editado 1 vez
InvitadoInvitado
Re: Un viaje peculiar [Eden - Presente]
Los días de viaje rumbo a St. Poplar eran normales, al menos así los catalogaba Eden, tras el conocimiento que Miura iba a ser una compañera de viaje inesperada para evaluar sus funciones algunas cosas fueron modificadas, como el hecho que ahora necesitaba convivir con ella, en realidad eso no le molestaba, era una mujer bella y hasta cierto punto agradable, siempre y cuando no colocase a su molesto gato en medio todo estaba de lujo, empero, le preocupaba el hecho que una marine le estuviese acompañando, ¿la razón?, alejado de lo que uno podía esperar, Silverman no era antaño un pirata ni un criminal, no estaba nervioso porque descubriesen actividades ilícitas, en realidad lo único que le preocupaba era el hecho que aquella chica le obligase a dar captura a otros sujetos que, a su parecer, podían no estar haciendo nada grave, es decir, robar un pan no estaba bien, empero, si uno lo hacía porque estaba a punto de morir por falta de alimentos no era, según su perspectiva, un crimen de lesa humanidad, sino algo normal, incluso hasta entendible, sin embargo, según sabía, algunos marines, agentes del gobierno e incluso otros Oukas se tomaban a rajatabla el capturar gente de manera indiscriminada.
En aquella ocasión estaba viajando en su viejo barco, a bordo iban unos cuantos hombres que le ayudaban en funciones de maniobra, nada en especial, si contaban a la rubia y a él mismo en aquella nave apenas viajaban unos diez sujetos. Por supuesto, algunos de sus subordinados le habían echado el ojo y en ciertos momentos trataban de encontrar la oportunidad para hacerle algún cumplido, por parte de Eden aquello quedaba exento, no es que no le gustase, era solo que no pensaba que fuesen a llegar a algo en concreto. Por si lo anterior no fuera mucho, ahora estaba un tanto preocupado por el rumbo de Henry, de las pocas cosas que le importaban estaba aquel sujeto, le debía un favor por lo sucedido en Drumm y encima ahora estaba calibrando el hecho que posiblemente en esos momentos el espadachín ponderaba la posibilidad de dirigirse a Impel Down como un bruto, la última charla parecía demasiado decidido como para desistir por un par de meses, es más, su wanted había incrementado, lo que refería que continuaba con ciertas actividades en el mundo criminal y eso le colocaba en una posición complicada, ¿sería capaz de capturarlo si hubiese necesidad de ello?, esa era una pregunta que esperaba jamás responder.
En todo caso, la mañana avanzaba como cualquier otra, los marineros cumplían sus labores y el samurái se encontraba leyendo unas cuantas anotaciones obtenidas desde Sabaody y Arabasta, estaba casi seguro que aquello que buscaba no se encontraba propiamente en la Grand Line, quizás en los Calm Belt, sin embargo, ¿en dónde?, esa era la incógnita crucial. Repentinamente fue interrumpido por la chica que les acompañaba, elevó su vista con tranquilidad y ladeó su rostro al ver que ella llegaba hasta su posición en la popa -¿En esta relación?- cerró su libreta de un solo golpe y rascó su mentón mostrándose confundido -No entiendo a qué te refieres- para Eden la relación implicaba algo de cariño, hasta donde estaba entendiendo ellos eran más bien un equipo formado a la fuerza para cumplir una meta particular.
-Uhm, pues supongo que no- aseguró ante sus palabras, viajar en barcos mercantes fue una de sus primeras experiencias, aunque a él particularmente no le fue demasiado bien, siempre tenía que ser una especie de cargador extra y con el tiempo incluso algunos le trataban como un esclavo, trabajar por viajar y sin derecho a nada más que la madera y alguna comida asquerosa nunca se le antojó como un buen acuerdo, por ende, decidió conseguir su propio barco, claro que aquello eventualmente demostró ser más solitario. -¿Amigos?- miró al cielo, las nubes se juntaban como algodones, a veces le gustaba contemplar aquello por largos ratos, le recordaba en cierto modo a Shimotsuki -No- sentenció -Haces preguntas demasiado raras de manera repentina, ¿no te lo han dicho?- retornó entonces la mirada a la chica manteniendo su postura sentado en aquel sitio, aquel mugroso gato estaba todavía con la mujer según parecía, aunque manteniendo su distancia.
Finalmente, ante la siguiente pregunta hubo silencio, Eden no respondió, aunque por primera vez su rostro mostró algo más que indiferencia o confusión, era algo como una especie de extrañeza, más allá de todo, aquello le resultaba particularmente raro y es que en realidad nunca se había hecho esa pregunta, ni siquiera cuando era apenas un bobo. -Yo…no lo sé- hizo memoria y recordó cómo conoció a Natsumi, aunque llegó a la conclusión que ellos no eran solo amigos y por lo tanto lo descartó, entonces retomó otros ejemplos pero igualmente los hizo a un lado, ninguno cubría el aspecto de amistad, ninguno salvo Sinclair, aunque no podía decir mucho de él, en realidad ni siquiera estaba seguro de donde estaba ahora, o si volvería a verle, con él la conexión iba más allá de una serie de condiciones, estaban ligados en una manera peculiar por un destino antiguo y eso no era algo sencillo de describir.
En aquella ocasión estaba viajando en su viejo barco, a bordo iban unos cuantos hombres que le ayudaban en funciones de maniobra, nada en especial, si contaban a la rubia y a él mismo en aquella nave apenas viajaban unos diez sujetos. Por supuesto, algunos de sus subordinados le habían echado el ojo y en ciertos momentos trataban de encontrar la oportunidad para hacerle algún cumplido, por parte de Eden aquello quedaba exento, no es que no le gustase, era solo que no pensaba que fuesen a llegar a algo en concreto. Por si lo anterior no fuera mucho, ahora estaba un tanto preocupado por el rumbo de Henry, de las pocas cosas que le importaban estaba aquel sujeto, le debía un favor por lo sucedido en Drumm y encima ahora estaba calibrando el hecho que posiblemente en esos momentos el espadachín ponderaba la posibilidad de dirigirse a Impel Down como un bruto, la última charla parecía demasiado decidido como para desistir por un par de meses, es más, su wanted había incrementado, lo que refería que continuaba con ciertas actividades en el mundo criminal y eso le colocaba en una posición complicada, ¿sería capaz de capturarlo si hubiese necesidad de ello?, esa era una pregunta que esperaba jamás responder.
En todo caso, la mañana avanzaba como cualquier otra, los marineros cumplían sus labores y el samurái se encontraba leyendo unas cuantas anotaciones obtenidas desde Sabaody y Arabasta, estaba casi seguro que aquello que buscaba no se encontraba propiamente en la Grand Line, quizás en los Calm Belt, sin embargo, ¿en dónde?, esa era la incógnita crucial. Repentinamente fue interrumpido por la chica que les acompañaba, elevó su vista con tranquilidad y ladeó su rostro al ver que ella llegaba hasta su posición en la popa -¿En esta relación?- cerró su libreta de un solo golpe y rascó su mentón mostrándose confundido -No entiendo a qué te refieres- para Eden la relación implicaba algo de cariño, hasta donde estaba entendiendo ellos eran más bien un equipo formado a la fuerza para cumplir una meta particular.
-Uhm, pues supongo que no- aseguró ante sus palabras, viajar en barcos mercantes fue una de sus primeras experiencias, aunque a él particularmente no le fue demasiado bien, siempre tenía que ser una especie de cargador extra y con el tiempo incluso algunos le trataban como un esclavo, trabajar por viajar y sin derecho a nada más que la madera y alguna comida asquerosa nunca se le antojó como un buen acuerdo, por ende, decidió conseguir su propio barco, claro que aquello eventualmente demostró ser más solitario. -¿Amigos?- miró al cielo, las nubes se juntaban como algodones, a veces le gustaba contemplar aquello por largos ratos, le recordaba en cierto modo a Shimotsuki -No- sentenció -Haces preguntas demasiado raras de manera repentina, ¿no te lo han dicho?- retornó entonces la mirada a la chica manteniendo su postura sentado en aquel sitio, aquel mugroso gato estaba todavía con la mujer según parecía, aunque manteniendo su distancia.
Finalmente, ante la siguiente pregunta hubo silencio, Eden no respondió, aunque por primera vez su rostro mostró algo más que indiferencia o confusión, era algo como una especie de extrañeza, más allá de todo, aquello le resultaba particularmente raro y es que en realidad nunca se había hecho esa pregunta, ni siquiera cuando era apenas un bobo. -Yo…no lo sé- hizo memoria y recordó cómo conoció a Natsumi, aunque llegó a la conclusión que ellos no eran solo amigos y por lo tanto lo descartó, entonces retomó otros ejemplos pero igualmente los hizo a un lado, ninguno cubría el aspecto de amistad, ninguno salvo Sinclair, aunque no podía decir mucho de él, en realidad ni siquiera estaba seguro de donde estaba ahora, o si volvería a verle, con él la conexión iba más allá de una serie de condiciones, estaban ligados en una manera peculiar por un destino antiguo y eso no era algo sencillo de describir.
InvitadoInvitado
Re: Un viaje peculiar [Eden - Presente]
Había venido decidida, pero aún así temía un tanto al rechazo. Su corazón estaba encogido, a la mitad de su tamaño normal, así que cualquier acción brusca igual la iba a poner en alerta, como era el cerrar de la libreta que el joven tenía en las manos. Había llegado hasta la popa del barco para hacer claras sus intenciones, y para dejar que sus quejas hablasen por si solas, por lo cual no podía evitar seguir hablando, aún con la posibilidad viable de que él se lo tomara a mal. El hecho de que no entendía a lo que se refería la extrañó un poco así que hizo un par de señales con las manos, mostrándolo a él y después girando su dedo a ella misma. - Nosotros dos. Ser compañeros de viaje. - decía como algo obvio, tomando un poco más de la leche que había dentro de su tazón. El gato se había escapado por la ventana que dejó abierta, aunque no se estaba acercando a la pareja, si no que caminaba con soltura, olisqueando algunas cosas que habían en el suelo y escondiéndose entre los barriles que habían ahí. El barco era viejo, pero tiraba bastante bien por lo que había podido notar. Los movimientos no se hacían bruscos, señal de que era estable sobre las aguas del mar. Aclarado aquel primer punto, recibía contestaciones a sus siguientes preguntas, aunque de la misma manera un tanto molesta de total indiferencia.
- No me extraña. - decía ante la negación. Obviamente ya tenía su imagen hecha de que el Shichibukai no tendría muchos amigos por su manera de ser. No era algo malo, en general. Ella tampoco hacía amistades, aunque no porque no fuese amistosa, si no porque confiar en la gente le costaba un tanto. O quizás seguir con una amistad que a la larga, por problemas de facción o intereses, se acabara destruyendo. Aún así, no se podía vivir de uno solo. Su maestro, del cual había heredado el apellido, siempre decía que las personas necesitaban otras personas para poder vivir. - Sobrevivir no es vivir, Fénix-san, el corazón se puede volver de piedra con facilidad si no lo usas. - mencionó, no dándoselas de sabia, pero sí sabía un par de cosas sobre el espíritu y la paz interior. Aún intentaba asimilar su siguiente frase. Bien podía ponerse triste ante el primer -o segundo- rechazo, o seguir intentando el camino hacía el corazón del albino, que no parecía ser fácil tarea. Y es que se había preparado por ello dos días, esta vez no iba a ser tan fácil acabar con su paciencia, ni ponerla triste como lo fue la primera vez. La historia de Kotori siempre fue una de superación personal. Desde el momento que nació fue rechazada por la gente de su alrededor, creció en el rechazo hasta que todos murieron y aún así ella consiguió sobrevivir. Pero el rechazo seguía por ser cyborg, no pocos eran las personas que la temían o rechazaban por eso, algunos intentaban tratarla de esclava, otros de monstruo. Y aún así, ahí estaba, en una posición bastante importante de la Marina, donde de nuevo estaba siendo rechazada por algunos que creían que la rubia no se merecía el puesto que ostentaba ahora mismo.
Y es que en realidad, el rechazo viene por el miedo a lo desconocido. No sabían de donde provenía el bebé. No sabían que era ser chica entre tantos chicos, ni como tratarla. No sabían que ser cyborg no era algo peligroso de por si, ni sabían ahora el esfuerzo que había echado toda su vida en entrenar o el hecho de que casi muere varias veces para llegar donde está. En el caso de Edén, no sabía lo que era un amigo. O eso era lo que la muchacha podía suponer en los dos días que llevaba con él. - Bueno, de eso se trata. Estamos viajando juntos y solos. Tampoco te vi hablando con nadie más, así que me imaginé que necesitas compañía como yo. Puede que no tengamos muchas cosas en común pero tampoco te equivoques. El hecho de que sea de la Marina no significa que no soy un ser humano ante todo. Y tengo mis necesidades. - volvía a decir son sinceridad, sin tapujos. Esa era ella, la verdadera Kotori. Todo aquel sarcasmo forzado que había usado al principio, y la manera en la que le habló, intentando ser sofisticada en parte, era impropio de ella. Solo era fruto de lo que le habían enseñado, y la mejor manera de salvaguardar su nueva posición. También había quedado claro que no tendría que acercarse demasiado a los rasos, ya que eso era poco propio de un cargo tan alto, cosa que obviamente se había pasado por alto puesto que se sentía bien hablando con cualquier persona que tuviese una palabra amistosa para ella. Y los hombres del Shichibukai no eran diferentes, aunque sus ojos siempre seguían al peliblanco, y la mayoría de ellos no se atrevían a hablarle directamente por lo cual aún no había hablado con nadie.
- Imagina dos días sin hablar con nadie. Tengo la necesidad de expresarme. - puede que era verdad, pero había pasado más tiempo sin hablar con nadie más que ella misma. Aún era un milagro que estuviese tan cuerda. Acabó la leche, y dejó el tazón al lado suyo. - ¿Qué te gusta hacer en el tiempo libre? Quizás podemos hacer algo juntos, eso hacen los amigos. - Miraba al cielo también, aunque sin recordar a nadie en especial. No podría pensar en una persona que había estado ahí para ella siempre, no había nadie así. Ni tampoco había hecho algo con alguien que sea divertido, aparte de beber y pelear, cosa que al parecer tenía que quedar en un secreto a los ojos del hombre, ya que parecía ser mucho más que eso. Pudo recordar como algunas veces jugaba a los naipes con su maestro, quizás eso era la única cosa que podía decir había hecho con alguien. - Te veo callado, no sé si eres así normalmente o es solo una cosa personal conmigo. ¿No te gusto ni un poquito? - volteó la cara hacía él, para sonreír de manera amplia y esperar su respuesta. Kotori era una niña, en el fondo. No había tenido pensamientos románticos con nadie, y, aunque ya se le habían declarado muchas veces, siempre lo malentendía como una amistad floreciendo. Pero aún así, Edén le despertaba cierto interés. No se le daba bien leer a las personas, y la verdad es que no podía ver más allá de la indiferencia que mostraba. No sabía nada de sus pensamientos, ni podía suponer gran cosa. Pero pensó que no había odio, ni veía motivo para ello, así que esperaba que aún podía acercarse un poco a él, lo justo para hacer aquel viaje más llevadero y no sentirse incómoda estar en aquel barco.
- No me extraña. - decía ante la negación. Obviamente ya tenía su imagen hecha de que el Shichibukai no tendría muchos amigos por su manera de ser. No era algo malo, en general. Ella tampoco hacía amistades, aunque no porque no fuese amistosa, si no porque confiar en la gente le costaba un tanto. O quizás seguir con una amistad que a la larga, por problemas de facción o intereses, se acabara destruyendo. Aún así, no se podía vivir de uno solo. Su maestro, del cual había heredado el apellido, siempre decía que las personas necesitaban otras personas para poder vivir. - Sobrevivir no es vivir, Fénix-san, el corazón se puede volver de piedra con facilidad si no lo usas. - mencionó, no dándoselas de sabia, pero sí sabía un par de cosas sobre el espíritu y la paz interior. Aún intentaba asimilar su siguiente frase. Bien podía ponerse triste ante el primer -o segundo- rechazo, o seguir intentando el camino hacía el corazón del albino, que no parecía ser fácil tarea. Y es que se había preparado por ello dos días, esta vez no iba a ser tan fácil acabar con su paciencia, ni ponerla triste como lo fue la primera vez. La historia de Kotori siempre fue una de superación personal. Desde el momento que nació fue rechazada por la gente de su alrededor, creció en el rechazo hasta que todos murieron y aún así ella consiguió sobrevivir. Pero el rechazo seguía por ser cyborg, no pocos eran las personas que la temían o rechazaban por eso, algunos intentaban tratarla de esclava, otros de monstruo. Y aún así, ahí estaba, en una posición bastante importante de la Marina, donde de nuevo estaba siendo rechazada por algunos que creían que la rubia no se merecía el puesto que ostentaba ahora mismo.
Y es que en realidad, el rechazo viene por el miedo a lo desconocido. No sabían de donde provenía el bebé. No sabían que era ser chica entre tantos chicos, ni como tratarla. No sabían que ser cyborg no era algo peligroso de por si, ni sabían ahora el esfuerzo que había echado toda su vida en entrenar o el hecho de que casi muere varias veces para llegar donde está. En el caso de Edén, no sabía lo que era un amigo. O eso era lo que la muchacha podía suponer en los dos días que llevaba con él. - Bueno, de eso se trata. Estamos viajando juntos y solos. Tampoco te vi hablando con nadie más, así que me imaginé que necesitas compañía como yo. Puede que no tengamos muchas cosas en común pero tampoco te equivoques. El hecho de que sea de la Marina no significa que no soy un ser humano ante todo. Y tengo mis necesidades. - volvía a decir son sinceridad, sin tapujos. Esa era ella, la verdadera Kotori. Todo aquel sarcasmo forzado que había usado al principio, y la manera en la que le habló, intentando ser sofisticada en parte, era impropio de ella. Solo era fruto de lo que le habían enseñado, y la mejor manera de salvaguardar su nueva posición. También había quedado claro que no tendría que acercarse demasiado a los rasos, ya que eso era poco propio de un cargo tan alto, cosa que obviamente se había pasado por alto puesto que se sentía bien hablando con cualquier persona que tuviese una palabra amistosa para ella. Y los hombres del Shichibukai no eran diferentes, aunque sus ojos siempre seguían al peliblanco, y la mayoría de ellos no se atrevían a hablarle directamente por lo cual aún no había hablado con nadie.
- Imagina dos días sin hablar con nadie. Tengo la necesidad de expresarme. - puede que era verdad, pero había pasado más tiempo sin hablar con nadie más que ella misma. Aún era un milagro que estuviese tan cuerda. Acabó la leche, y dejó el tazón al lado suyo. - ¿Qué te gusta hacer en el tiempo libre? Quizás podemos hacer algo juntos, eso hacen los amigos. - Miraba al cielo también, aunque sin recordar a nadie en especial. No podría pensar en una persona que había estado ahí para ella siempre, no había nadie así. Ni tampoco había hecho algo con alguien que sea divertido, aparte de beber y pelear, cosa que al parecer tenía que quedar en un secreto a los ojos del hombre, ya que parecía ser mucho más que eso. Pudo recordar como algunas veces jugaba a los naipes con su maestro, quizás eso era la única cosa que podía decir había hecho con alguien. - Te veo callado, no sé si eres así normalmente o es solo una cosa personal conmigo. ¿No te gusto ni un poquito? - volteó la cara hacía él, para sonreír de manera amplia y esperar su respuesta. Kotori era una niña, en el fondo. No había tenido pensamientos románticos con nadie, y, aunque ya se le habían declarado muchas veces, siempre lo malentendía como una amistad floreciendo. Pero aún así, Edén le despertaba cierto interés. No se le daba bien leer a las personas, y la verdad es que no podía ver más allá de la indiferencia que mostraba. No sabía nada de sus pensamientos, ni podía suponer gran cosa. Pero pensó que no había odio, ni veía motivo para ello, así que esperaba que aún podía acercarse un poco a él, lo justo para hacer aquel viaje más llevadero y no sentirse incómoda estar en aquel barco.
InvitadoInvitado
Re: Un viaje peculiar [Eden - Presente]
-Puede ser- rascó una de sus orejas y volteó a ver el mar, en realidad entendía bastante bien las palabras de la rubia, pasar tiempo solo a veces era duro, las primeras semanas de Eden navegando en alta mar sin mayor compañía que algunas gaviotas ocasionales era claro ejemplo de ello, alguna vez incluso fingió tener una conversación con una para no volverse loco, aunque, eventualmente aprendió que aquello no era tan terrible, le daba tiempo para pensar en cosas de su pasado y de su presente, evaluar sus situaciones personales y no dejarse llevar por aquel gusto oscuro, ese mismo que había despertado en Drumm, ahora estaba casi seguro que todo eso se debía a la katana que portaba, aquella que forjase la madre de Sinclair tanto tiempo atrás, probablemente por eso Oku siempre le dijo que él no era capaz de llevarla, antes pensaba que le subestimaba, ahora entendía que solo estaba tratando de protegerlo del influjo de la misma. No obstante, ahora ya no podía deshacerse de ella, estaba seguro que necesitaba aprender algo, después de todo, pensar que la espada estaba maldita era cosa de niños, en su perspectiva, aquella estaba tratando de darle un aprendizaje, solo necesitaba abrirse a ello.
Ahora, lo anterior también complicaba un poco su relación con Kotori, por el hecho que no estaba seguro si ella era de fiar, si bien era agradable su compañía en muchos sentidos, eso no significaba que al final tuviesen las mismas metas, tampoco que en un caso de necesidad ambos fuesen a eludir un combate mutuo, Eden estaba seguro que si llegaban a chocar sus intereses la única solución era la batalla, así era siempre, desde Shimotsuki, eran muy pocas las personas que preferían dialogar antes de lanzarse al ataque y no estaba convencido que Miura fuese distinta, para tener un cargo tan considerable en la marina sin duda pensaba que ella estaba entrenada para tomar decisiones complicadas y una de esas podía ser matar a algún pirata o criminal si lo consideraba necesario. Por supuesto, el punto anterior era demasiado subjetivo pues incluso los Oukas y los cazadores tomaban ese tipo de decisiones, empero, existía la enorme diferencia que un marine podría justificarse ante la institución alegando defensa propia o algo, en tanto, un Ouka o un cazador siempre serían tachados de asesinos, eran gajes del oficio que con los meses Eden terminó por aceptar.
-Eso es claro- asintió cuando ella hizo alusión a que era un ser humano, al menos en eso estaban de acuerdo, a menos que ella fuese de otra raza se podría decir que ambos compartían la misma base genética -Pero, hablas de necesidades, ¿a qué te refieres?- podría parecer tonto, aunque para Eden aquellas necesidades eran simplemente comer, dormir, beber agua y hacer algunas otras actividades, posiblemente las necesidades suyas no eran las de aquella mujer y en eso estribaba buscar la diferencia. Alguna vez Sakura le comentó que toda persona puede tener distintos puntos de vista y dar por sentado que todos piensan igual es un error craso, lo interesante de la vida según ella, era descubrir las pequeñas diferencias y en base a ellas crecer en el entendimiento del mundo, esa era la labor de un arqueólogo, eso era lo que Silverman era, para él, la lógica necesitaba estar presente de manera relevante en todo pensamiento o accionar, por lo tanto quizás podía parecer un poco distante del resto del mundo. -En todo caso, espero que en el barco encuentres suficientes alimentos y bebidas para satisfacer tus necesidades más elementales- se había preocupado un tanto con aquel comentario, pues quizás no había cargado consigo suficientes suministros antes de llegar a su destino.
Ya cuando ella le preguntó que le gustaba hacer en su tiempo libre simplemente comentó -Leer e investigar- en realidad sus aficiones podían ser catalogadas como aburridas, se la pasaba buena parte de su tiempo libre haciendo aquello, buscando posibles relaciones entre algunas cosas para encontrar la pista al tesoro de Son Cristóbal, o en su defecto tratando de comprender mejor la lógica del mundo mediante la lectura de las noticias. Así, por un momento guardó silencio cruzado de brazos y agachó la cabeza meditabundo, estaba seguro que no podía realizar aquella acción con Miura, leer e indagar era algo que le gustaba hacer solo, ¿acaso podría decirle que hicieran otra cosa?, no se le ocurría nada, salvo los días en Shimotsuki donde practicaba junto a Natsumi y sus mentores, en realidad nunca había tenido actividad con alguien que considerase su amigo, salvo Henry, aunque con este las únicas actividades eran hablar de cosas interesantes ligadas al pasado de sus maestros o tener algún problema como el acaecido en la isla de Drumm.
-No tengo mucho que decir, mi maestra decía que a veces si no tienes algo agradable que decir es mejor no decir nada, sobre todo a una mujer- aseguró elevando la vista ante su última pregunta para mirarla fijamente, su rostro ya se mantenía de nuevo en paz aunque se sintió forzado a responder algo extra, no tanto por quedar bien con ella sino porque le gustaba ser sincero en esos aspectos -Eres una chica linda, no gustarle a alguien ni un poco sería complicado creo- negó suavemente -No es nada personal contra ti, solamente no tengo idea que podría decirte, o hacer contigo, estoy acostumbrado a viajar solo, además, no soy alguien divertido, no me considero así al menos, por tanto, es complicado encontrar algo que pueda unirnos en una tarea común- observó entonces rumbo al mar donde la quietud era lo único que imperaba en aquel buen día para navegar, por un momento la imagen de Natsumi le vino a la mente con enorme fuerza y sin querer se empalmó con la de Miura, ahora que lo pensaba ellas tenían bastante en común omitiendo ciertos aspectos, era extraño.
Ahora, lo anterior también complicaba un poco su relación con Kotori, por el hecho que no estaba seguro si ella era de fiar, si bien era agradable su compañía en muchos sentidos, eso no significaba que al final tuviesen las mismas metas, tampoco que en un caso de necesidad ambos fuesen a eludir un combate mutuo, Eden estaba seguro que si llegaban a chocar sus intereses la única solución era la batalla, así era siempre, desde Shimotsuki, eran muy pocas las personas que preferían dialogar antes de lanzarse al ataque y no estaba convencido que Miura fuese distinta, para tener un cargo tan considerable en la marina sin duda pensaba que ella estaba entrenada para tomar decisiones complicadas y una de esas podía ser matar a algún pirata o criminal si lo consideraba necesario. Por supuesto, el punto anterior era demasiado subjetivo pues incluso los Oukas y los cazadores tomaban ese tipo de decisiones, empero, existía la enorme diferencia que un marine podría justificarse ante la institución alegando defensa propia o algo, en tanto, un Ouka o un cazador siempre serían tachados de asesinos, eran gajes del oficio que con los meses Eden terminó por aceptar.
-Eso es claro- asintió cuando ella hizo alusión a que era un ser humano, al menos en eso estaban de acuerdo, a menos que ella fuese de otra raza se podría decir que ambos compartían la misma base genética -Pero, hablas de necesidades, ¿a qué te refieres?- podría parecer tonto, aunque para Eden aquellas necesidades eran simplemente comer, dormir, beber agua y hacer algunas otras actividades, posiblemente las necesidades suyas no eran las de aquella mujer y en eso estribaba buscar la diferencia. Alguna vez Sakura le comentó que toda persona puede tener distintos puntos de vista y dar por sentado que todos piensan igual es un error craso, lo interesante de la vida según ella, era descubrir las pequeñas diferencias y en base a ellas crecer en el entendimiento del mundo, esa era la labor de un arqueólogo, eso era lo que Silverman era, para él, la lógica necesitaba estar presente de manera relevante en todo pensamiento o accionar, por lo tanto quizás podía parecer un poco distante del resto del mundo. -En todo caso, espero que en el barco encuentres suficientes alimentos y bebidas para satisfacer tus necesidades más elementales- se había preocupado un tanto con aquel comentario, pues quizás no había cargado consigo suficientes suministros antes de llegar a su destino.
Ya cuando ella le preguntó que le gustaba hacer en su tiempo libre simplemente comentó -Leer e investigar- en realidad sus aficiones podían ser catalogadas como aburridas, se la pasaba buena parte de su tiempo libre haciendo aquello, buscando posibles relaciones entre algunas cosas para encontrar la pista al tesoro de Son Cristóbal, o en su defecto tratando de comprender mejor la lógica del mundo mediante la lectura de las noticias. Así, por un momento guardó silencio cruzado de brazos y agachó la cabeza meditabundo, estaba seguro que no podía realizar aquella acción con Miura, leer e indagar era algo que le gustaba hacer solo, ¿acaso podría decirle que hicieran otra cosa?, no se le ocurría nada, salvo los días en Shimotsuki donde practicaba junto a Natsumi y sus mentores, en realidad nunca había tenido actividad con alguien que considerase su amigo, salvo Henry, aunque con este las únicas actividades eran hablar de cosas interesantes ligadas al pasado de sus maestros o tener algún problema como el acaecido en la isla de Drumm.
-No tengo mucho que decir, mi maestra decía que a veces si no tienes algo agradable que decir es mejor no decir nada, sobre todo a una mujer- aseguró elevando la vista ante su última pregunta para mirarla fijamente, su rostro ya se mantenía de nuevo en paz aunque se sintió forzado a responder algo extra, no tanto por quedar bien con ella sino porque le gustaba ser sincero en esos aspectos -Eres una chica linda, no gustarle a alguien ni un poco sería complicado creo- negó suavemente -No es nada personal contra ti, solamente no tengo idea que podría decirte, o hacer contigo, estoy acostumbrado a viajar solo, además, no soy alguien divertido, no me considero así al menos, por tanto, es complicado encontrar algo que pueda unirnos en una tarea común- observó entonces rumbo al mar donde la quietud era lo único que imperaba en aquel buen día para navegar, por un momento la imagen de Natsumi le vino a la mente con enorme fuerza y sin querer se empalmó con la de Miura, ahora que lo pensaba ellas tenían bastante en común omitiendo ciertos aspectos, era extraño.
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Re: Un viaje peculiar [Eden - Presente]
Obvio que era una mujer bella. Había pasado, para ello, un largo y amplio procedimiento. Su pelo había sido moldeado de tal forma que su cara pareciera más hermosa, sus cejas habían sido dejadas crecer para convertir su rostro en algo más femenino, y sus prótesis habían sido recubiertas para parecer más humana. Las palabras de su compañero la hicieron sonreír levemente, aunque no se lo tomaba como un cumplido, más bien se preguntaba si él la hubiese visto meses atrás era aún capaz de decir eso. Recordó al gentleman de la Marina que hacía referencia a su ropajes anteriores como "mugrosos" mientras quemaba uno por uno sus recuerdos. Aún así, saber eso de alguna forma la hacía sentir bien. Desde que había tenido aquella apariencia, de alguna forma u otra, notó que los hombres se acercaban a ella con más fines que el de tomarse un jarrón de vino. Le hablaban, preguntaban por sus gustos, algo que normalmente con anterioridad no pasaba. Aún así, Kotori no había cambiado mucho, y la manera en la que se atrevía a hablar con Edén, una vez fuera de Marineford, lo demostraba. Su voz era calma, y su rostro casi siempre mostraba una sonrisa placentera, a pesar de que las palabras que escuchaba en algunos momentos no eran totalmente de su agrado, se podía amoldar a casi todo tipo de situación. Ya se había tomado sus dos días para llegar hasta aquella popa y enfrentar al ouka con valentía.
- Gracias. - continuó las palabras de su compañero, ya que sus modales la impulsaban a agradecer las palabras que sonaban bonito desde su boca, fueran o no ciertas. - Con necesidades me refiero a interactuar con alguien. Es una necesidad para mi. - seguía con tranquilidad, aunque quizás Edén no lo tomaría como tal. - Si bien nunca tuve amigos, ni cuando era pequeña pude hablar con gente, me gustaría que eso quede en el pasado. Ahora que estoy fuera, quiero hablar y relacionarme. Conocer a la gente y hacer cosas divertidas. La vida es corta. - continuó, mirando como las nubes se despejaban, dejando paso a un sol fuerte. No pensaba que iba a morir pronto, pero tampoco sabía en que tipo de situación acabaría. Y si bien tendría que pasar mucho en el exilio nuevamente, quizás apartada de todos y de todo. Sola. Recordó por un momento a la pequeña chica de cuerpo desnutrido y pelo corto rubizo, llorando en un rincón llena de latigazos sólo por haberse escapado del templo. Habían situaciones que marcaban por siempre la mente, y pasados de los que ciertamente era difícil librarse. Por eso vivir el ahora era lo mejor que podía hacer. Relacionarse, lo suficiente para tener algún que otro recuerdo bonito para cuando la única opción que tendría sería estar sola. - Obvio que la comida y todo eso son necesidades. Me encanta comer aunque eso seguramente no lo sepas porque nunca viniste a comer conmigo. - jugaba un poco con las palabras, intentando hacerle sentir culpable. Lo cierto es que el tiempo que había pasado ahí, no había visto al hombre relacionarse con nadie. Siempre estaba solo, y ella había guardado cierta distancia intentando pensar en que hacer próximamente.
Asintió con la cabeza en un gesto largo. - Era de suponer que te guste eso. - metió sus manos entre la viga de metal dejando su cuerpo sobre la barandilla y las piernas colgando por fuera del barco, jugando en el aire. - Yo no suelo hacer eso pero si me dejas puedo acompañarte. - propuso, antes de tomar su cara entre las manos, y dejar que el aire despejara los pelos que había sobre la misma. - A veces es bueno hacer algo para relajarte. Algo como un juego. ¿No sabes jugar a nada? - obviamente, en su mente pensó que podría aprovechar el hecho de que Edén era un hombre culto e instruido en las noticias del mundo, quizás con cierta visión política, para fortalecer ese punto que había descuidado tanto siempre. Aún se la podía ver todas las mañanas como se sentaba en un lugar apartado, cruzada de piernas y en la posición típica de meditación, siendo ese el único momento del día que ciertamente estaba callada. Se comunicaba un montón con Momo, y hasta con el cocinero del barco, que era un hombre de bastante edad más sin un claro conocimiento sobre el ouka. ¿Qué si había intentado investigar sobre él? Obvio, pero sin mucho éxito. Por eso se encontraba ahí, tomando el pulso de la situación con su propia mano. Un chico solitario, sin amigos, cuyos intereses eran de lo más aburridos. Y al que no le gustaban los gatos, seguramente. ¿Qué tan aburrido se podía poner más?
"Al menos es sincero" pensó al escuchar sus últimas palabras. Si bien no la buscaba ni estaba interesado en un contacto directo, contestaba siempre a sus preguntas, y era bastante sincero en ello, o al menos así lo pensaba la rubia, cuya cara se volteó hacía él, echando los brazos para atrás, dejando que su espalda hiciera un arco sobre el suelo de madera para llegar justo a su lado y mirle. - Pero podrías pensar en eso, seguro que con los conocimientos que tienes encuentras algo interesante que hacer. ¿Tienes planes personales? ¿Estás buscando algo en particular? Mucha gente surca los mares con una meta personal también. siempre buscamos algo. Se me da bien buscar cosas. - estaba siendo sincera. Si aún no había encontrado al grupo de agentes que había destruido su templo era simplemente por falta de recursos. También, el hecho de haber pasado tanto tiempo haciendolo, la habían convertido en una buena rastreadora. De tener en aquellos momentos estos conocimientos, hubiese ido tras su pista al momento y quizás las chances eran más altas. Pero ese barco ya había zarpado, y no le gustaba tener en cuenta cosas que podrían haber pasado pero nunca llegaron a cumplirse. El ahora, el momento en el cual se hallaba en aquella popa intentando conocer a Edén. El sol que brillaba tan fuerte que calentaba su cuerpo de una manera agradable. El silencio que a veces se interponía entre ellos. Todas aquellas cosas que se quedarían en su memoria aún cuando Edén ya no estaría de su lado como en esos momentos, aparentemente. Por ahora, estaban en el mismo bando, haciendo las cosas un poco más fáciles, y debía aprovechar aquello. Y pensar que sólo un mal acto la podía llevar a tener que defender su vida del Ouka. El destino era cruel a veces.
- No hace falta unirnos en una tarea común. Podemos hacer cosas diferentes pero en el mismo sitio y aún estando juntos. He notado que Momo-chan no es de tu agrado, así que lo dejé en la habitación para que podamos estar juntos. Nunca dejo solo a Momo porque él es el único que se quedó conmigo desde el principio, así que te puedes considerar afortunado. - guiñó un ojo. Se intentaba meter un poco en la area de confort del muchacho, pero no sabía si lo estaba consiguiendo. Seguramente si aquello no daría resultados tendría que juntarse con el resto de su tripulación para no morirse del aburrimiento. Sabía que no podía obligar al peliblanco hacer algo que no quería, así que pese a estar decidida a conocerle más, en realidad sólo estaba probando su suerte. - ¿Qué dices de jugar a las cartas? O leer en voz alta para que yo también oiga lo que lees. En el templo me solían pegar para leer más, así que supongo que le cogí un poco de odio a eso. De hecho le cogí asco a muchas cosas ligadas con el estudio. - mencionó, dejando ver un poco más de ella y de su pasado. No tenía cosas que contar sobre una persona en general. Y es que era extraño, lo mucho que había sufrido en aquella institución, y aún así se estaba arriesgando la propia vida para vengar las vidas de sus propios verdugos. A veces, el corazón no tenía límites. Al incorporarse nuevamente, sacó de su escote su fina pipa y de su manga un pequeño saco con polvo, al que quemó una vez ahí, con un movimiento de dedos. Chispas. Empezó a fumar con movimientos lentos, de la forma que había sido enseñada anteriormente. Atrás habían quedado las extrañas maquinillas de humo a los que Illya denominaba cigarros.
- Gracias. - continuó las palabras de su compañero, ya que sus modales la impulsaban a agradecer las palabras que sonaban bonito desde su boca, fueran o no ciertas. - Con necesidades me refiero a interactuar con alguien. Es una necesidad para mi. - seguía con tranquilidad, aunque quizás Edén no lo tomaría como tal. - Si bien nunca tuve amigos, ni cuando era pequeña pude hablar con gente, me gustaría que eso quede en el pasado. Ahora que estoy fuera, quiero hablar y relacionarme. Conocer a la gente y hacer cosas divertidas. La vida es corta. - continuó, mirando como las nubes se despejaban, dejando paso a un sol fuerte. No pensaba que iba a morir pronto, pero tampoco sabía en que tipo de situación acabaría. Y si bien tendría que pasar mucho en el exilio nuevamente, quizás apartada de todos y de todo. Sola. Recordó por un momento a la pequeña chica de cuerpo desnutrido y pelo corto rubizo, llorando en un rincón llena de latigazos sólo por haberse escapado del templo. Habían situaciones que marcaban por siempre la mente, y pasados de los que ciertamente era difícil librarse. Por eso vivir el ahora era lo mejor que podía hacer. Relacionarse, lo suficiente para tener algún que otro recuerdo bonito para cuando la única opción que tendría sería estar sola. - Obvio que la comida y todo eso son necesidades. Me encanta comer aunque eso seguramente no lo sepas porque nunca viniste a comer conmigo. - jugaba un poco con las palabras, intentando hacerle sentir culpable. Lo cierto es que el tiempo que había pasado ahí, no había visto al hombre relacionarse con nadie. Siempre estaba solo, y ella había guardado cierta distancia intentando pensar en que hacer próximamente.
Asintió con la cabeza en un gesto largo. - Era de suponer que te guste eso. - metió sus manos entre la viga de metal dejando su cuerpo sobre la barandilla y las piernas colgando por fuera del barco, jugando en el aire. - Yo no suelo hacer eso pero si me dejas puedo acompañarte. - propuso, antes de tomar su cara entre las manos, y dejar que el aire despejara los pelos que había sobre la misma. - A veces es bueno hacer algo para relajarte. Algo como un juego. ¿No sabes jugar a nada? - obviamente, en su mente pensó que podría aprovechar el hecho de que Edén era un hombre culto e instruido en las noticias del mundo, quizás con cierta visión política, para fortalecer ese punto que había descuidado tanto siempre. Aún se la podía ver todas las mañanas como se sentaba en un lugar apartado, cruzada de piernas y en la posición típica de meditación, siendo ese el único momento del día que ciertamente estaba callada. Se comunicaba un montón con Momo, y hasta con el cocinero del barco, que era un hombre de bastante edad más sin un claro conocimiento sobre el ouka. ¿Qué si había intentado investigar sobre él? Obvio, pero sin mucho éxito. Por eso se encontraba ahí, tomando el pulso de la situación con su propia mano. Un chico solitario, sin amigos, cuyos intereses eran de lo más aburridos. Y al que no le gustaban los gatos, seguramente. ¿Qué tan aburrido se podía poner más?
"Al menos es sincero" pensó al escuchar sus últimas palabras. Si bien no la buscaba ni estaba interesado en un contacto directo, contestaba siempre a sus preguntas, y era bastante sincero en ello, o al menos así lo pensaba la rubia, cuya cara se volteó hacía él, echando los brazos para atrás, dejando que su espalda hiciera un arco sobre el suelo de madera para llegar justo a su lado y mirle. - Pero podrías pensar en eso, seguro que con los conocimientos que tienes encuentras algo interesante que hacer. ¿Tienes planes personales? ¿Estás buscando algo en particular? Mucha gente surca los mares con una meta personal también. siempre buscamos algo. Se me da bien buscar cosas. - estaba siendo sincera. Si aún no había encontrado al grupo de agentes que había destruido su templo era simplemente por falta de recursos. También, el hecho de haber pasado tanto tiempo haciendolo, la habían convertido en una buena rastreadora. De tener en aquellos momentos estos conocimientos, hubiese ido tras su pista al momento y quizás las chances eran más altas. Pero ese barco ya había zarpado, y no le gustaba tener en cuenta cosas que podrían haber pasado pero nunca llegaron a cumplirse. El ahora, el momento en el cual se hallaba en aquella popa intentando conocer a Edén. El sol que brillaba tan fuerte que calentaba su cuerpo de una manera agradable. El silencio que a veces se interponía entre ellos. Todas aquellas cosas que se quedarían en su memoria aún cuando Edén ya no estaría de su lado como en esos momentos, aparentemente. Por ahora, estaban en el mismo bando, haciendo las cosas un poco más fáciles, y debía aprovechar aquello. Y pensar que sólo un mal acto la podía llevar a tener que defender su vida del Ouka. El destino era cruel a veces.
- No hace falta unirnos en una tarea común. Podemos hacer cosas diferentes pero en el mismo sitio y aún estando juntos. He notado que Momo-chan no es de tu agrado, así que lo dejé en la habitación para que podamos estar juntos. Nunca dejo solo a Momo porque él es el único que se quedó conmigo desde el principio, así que te puedes considerar afortunado. - guiñó un ojo. Se intentaba meter un poco en la area de confort del muchacho, pero no sabía si lo estaba consiguiendo. Seguramente si aquello no daría resultados tendría que juntarse con el resto de su tripulación para no morirse del aburrimiento. Sabía que no podía obligar al peliblanco hacer algo que no quería, así que pese a estar decidida a conocerle más, en realidad sólo estaba probando su suerte. - ¿Qué dices de jugar a las cartas? O leer en voz alta para que yo también oiga lo que lees. En el templo me solían pegar para leer más, así que supongo que le cogí un poco de odio a eso. De hecho le cogí asco a muchas cosas ligadas con el estudio. - mencionó, dejando ver un poco más de ella y de su pasado. No tenía cosas que contar sobre una persona en general. Y es que era extraño, lo mucho que había sufrido en aquella institución, y aún así se estaba arriesgando la propia vida para vengar las vidas de sus propios verdugos. A veces, el corazón no tenía límites. Al incorporarse nuevamente, sacó de su escote su fina pipa y de su manga un pequeño saco con polvo, al que quemó una vez ahí, con un movimiento de dedos. Chispas. Empezó a fumar con movimientos lentos, de la forma que había sido enseñada anteriormente. Atrás habían quedado las extrañas maquinillas de humo a los que Illya denominaba cigarros.
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Re: Un viaje peculiar [Eden - Presente]
-¿Corta?- elevó la mirada a la chica y eventualmente desde su posición simplemente sacó una vez más su vieja pipa de madera que antaño perteneciese a Oku -No lo sé, no me parece así- pero claro, la situación de Silverman era muy distinta, cuando uno no podía morir por los achaques del tiempo, ¿cómo se denominaba entonces la vida?, si tan solo era un ciclo sin fin, uno que únicamente terminaría si era demasiado dañado, entonces en ese momento se podía decir que estaba en una especie de limbo, uno donde el tiempo carcomía a los mortales, aunque a él simplemente le saludaba, como un viejo amigo, sin pasar por su cuerpo. -Igual, si es corta o no creo que es irrelevante- encendió su pipa y comenzó a fumar exhalando el humo al viento, algunos de los marineros que llevaban el barco se movilizaban para acelerar el viaje, era bien sabido que a Eden no le gustaba perder su tiempo -Puedes hacer lo que quieras siempre que aceptes las consecuencias de tus actos, que la vida sea corta o larga es solo un punto de vista- y con ello volvió a fumar para guardar silencio.
-Estuve ocupado- fue todo lo que dijo respecto al hecho de no comer con ella, en realidad no estaba mintiendo, indagar pistas en lenguajes extraños no era tarea fácil, por eso guardaba tan recelosamente su libreta, si alguien descubría que tenía dotes para descifrar ciertos manuscritos podía volverse potencialmente peligroso y eso implicaría casi de manera segura que el gobierno le estaría atosigando para utilizarlo en algo más que un simple Ouka. En cierto modo, pensaba que gastar tiempo comiendo y dialogando de cosas que tenían poco interés era, en efecto, un error metodológico, al final de cuentas los tesoros y las pistas no se iban a encontrar solos y si encima de todo desperdiciaba comentarios con otra persona en cuanto al cielo o cosas así, entonces nunca iba a dar con aquello que estaba buscando, curiosamente, en algunos casos era preferible no seguir indagando sobre sus metas u objetivos, pues estaba consciente de lo que iba a encontrar.
-La lectura es algo individual- respondió casi al momento sin ánimos de ser ofensivo, solamente estaba siendo honesto, no pensaba que pudiese compartirse algo como eso y tampoco le agradaba pensar que ella podía inmiscuirse en sus asuntos, estaba claro que ella podría tener alguna especie de misión, como hurgar en sus cosas para averiguar detalles ocultos o a saber, que fuera una buena persona en apariencia no significaba que estuviese exenta de seguir ordenes de cierto tipo. -Igualmente, agradezco el interés- volvió a exhalar algo de humo por la pipa y en ese momento decidió levantarse, se estiró un poco y observó a la distancia, solamente el azul era compañero, ¿qué tan lejos estaba St. Poplar?, en realidad no había viajado allí anteriormente y eso le evitaba poder conocer datos más exactos, algo que en su cabeza era sin duda alguna un problema.
Otra vez le llegaron un par de cuestionamientos que no parecían tener nada que ver con la situación actual, o es chica en realidad estaba creando un expediente suyo con toda la información que le fuese posible o era, sin lugar a dudas, la mujer más preguntona que había conocido desde hace mucho tiempo, aunque bueno, no es que Silverman conociese demasiadas mujeres ahora que lo pensaba. -Tengo planes personales y busco cosas, como cualquier persona- esa era una respuesta acertada según su punto de vista, aunque conociendo a la chica rubia seguro que volvería a indagar un poco más y eso sería más molesto que adelantarse a los hechos y anexar -No obstante, por ahora no son cosas que pueda alcanzar, así que dejemos todo en que busco ayudar a traer equilibrio al mundo, vivir en paz es lo que quiere mucha gente y eso solo será capaz de lograrse si encontramos un punto de apoyo- así veía las cosas y era difícil que alguien pudiese convencerlo de lo contrario, no consideraba que debían eliminar totalmente a los piratas y ni siquiera a la armada revolucionaria, en cambio, solo necesitaban encontrar un punto intermedio que propiciase la vida serena en todos los sentidos.
Ya tras su invitación de hacer algo distinto solo se quedó en silencio fumando, buscó algo adecuado aunque nada se le hacía interesante, sin embargo, supuso que ya que estaban allí no le vendría mal saber algo más de Kotori, hasta ahora ella era una especie de incógnita, es decir, tan solo por su cargo y su nombre se le reconocía, aunque siempre hablaba de un templo en Swallow que según Eden no existía, sería bueno conocer un poco del pasado de su ahora colaboradora -Pues creo que podrías contarme algo del templo que dices, si lo que quieres es socializar podrías empezar por hablarme de ti, de tu pasado y de tus planes- y con ello se quedó nuevamente en silencio acercándose a la barandilla para reclinarse en ella mirando a la distancia, el día transcurría como era debido, aunque con más interrupciones de las esperadas.
-Estuve ocupado- fue todo lo que dijo respecto al hecho de no comer con ella, en realidad no estaba mintiendo, indagar pistas en lenguajes extraños no era tarea fácil, por eso guardaba tan recelosamente su libreta, si alguien descubría que tenía dotes para descifrar ciertos manuscritos podía volverse potencialmente peligroso y eso implicaría casi de manera segura que el gobierno le estaría atosigando para utilizarlo en algo más que un simple Ouka. En cierto modo, pensaba que gastar tiempo comiendo y dialogando de cosas que tenían poco interés era, en efecto, un error metodológico, al final de cuentas los tesoros y las pistas no se iban a encontrar solos y si encima de todo desperdiciaba comentarios con otra persona en cuanto al cielo o cosas así, entonces nunca iba a dar con aquello que estaba buscando, curiosamente, en algunos casos era preferible no seguir indagando sobre sus metas u objetivos, pues estaba consciente de lo que iba a encontrar.
-La lectura es algo individual- respondió casi al momento sin ánimos de ser ofensivo, solamente estaba siendo honesto, no pensaba que pudiese compartirse algo como eso y tampoco le agradaba pensar que ella podía inmiscuirse en sus asuntos, estaba claro que ella podría tener alguna especie de misión, como hurgar en sus cosas para averiguar detalles ocultos o a saber, que fuera una buena persona en apariencia no significaba que estuviese exenta de seguir ordenes de cierto tipo. -Igualmente, agradezco el interés- volvió a exhalar algo de humo por la pipa y en ese momento decidió levantarse, se estiró un poco y observó a la distancia, solamente el azul era compañero, ¿qué tan lejos estaba St. Poplar?, en realidad no había viajado allí anteriormente y eso le evitaba poder conocer datos más exactos, algo que en su cabeza era sin duda alguna un problema.
Otra vez le llegaron un par de cuestionamientos que no parecían tener nada que ver con la situación actual, o es chica en realidad estaba creando un expediente suyo con toda la información que le fuese posible o era, sin lugar a dudas, la mujer más preguntona que había conocido desde hace mucho tiempo, aunque bueno, no es que Silverman conociese demasiadas mujeres ahora que lo pensaba. -Tengo planes personales y busco cosas, como cualquier persona- esa era una respuesta acertada según su punto de vista, aunque conociendo a la chica rubia seguro que volvería a indagar un poco más y eso sería más molesto que adelantarse a los hechos y anexar -No obstante, por ahora no son cosas que pueda alcanzar, así que dejemos todo en que busco ayudar a traer equilibrio al mundo, vivir en paz es lo que quiere mucha gente y eso solo será capaz de lograrse si encontramos un punto de apoyo- así veía las cosas y era difícil que alguien pudiese convencerlo de lo contrario, no consideraba que debían eliminar totalmente a los piratas y ni siquiera a la armada revolucionaria, en cambio, solo necesitaban encontrar un punto intermedio que propiciase la vida serena en todos los sentidos.
Ya tras su invitación de hacer algo distinto solo se quedó en silencio fumando, buscó algo adecuado aunque nada se le hacía interesante, sin embargo, supuso que ya que estaban allí no le vendría mal saber algo más de Kotori, hasta ahora ella era una especie de incógnita, es decir, tan solo por su cargo y su nombre se le reconocía, aunque siempre hablaba de un templo en Swallow que según Eden no existía, sería bueno conocer un poco del pasado de su ahora colaboradora -Pues creo que podrías contarme algo del templo que dices, si lo que quieres es socializar podrías empezar por hablarme de ti, de tu pasado y de tus planes- y con ello se quedó nuevamente en silencio acercándose a la barandilla para reclinarse en ella mirando a la distancia, el día transcurría como era debido, aunque con más interrupciones de las esperadas.
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Re: Un viaje peculiar [Eden - Presente]
Aquello era una extraña manera de ver la vida. Siempre pensó que el momento era efímero. El soplido de la vida podía extinguirse en cualquier momento, y había que ser agradecida con simplemente respirar. Era la única forma que había para pasar por el infierno a tan corta edad. Saber que las cosas siempre, puede ser peores. Obviamente, las cosas podían ser diferentes para la gente. Sabía que la humanidad había perdido la fe y muchos ya no tenían ni ilusión por lo que poseían. - Las cosas siempre pueden empeorar. Por muy fuerte que seas, o muy inmortal como dicen, siempre hay una forma de morir. Nada es para siempre, por lo cual estar agradecido por el presente es una opción. Estamos aquí, juntos. Aunque seamos diferentes no significa nada porque nuestros corazones aún laten. Mientras eso pase, todo es posible, hasta la muerte. - terminaría con una voz suave. La gente decide la manera en la que escogen vivir, y ella ya había tenido que hacer la elección desde bebé. Ser fuerte, aguantar y echar para adelante, pase lo que pase, mientras su sangre seguía moviendo su corazón, la vida seguía siendo algo hermoso al que adorar, y todas las vidas se merecían ser protegidas. No había matado nunca a nadie, y esperaba no tener que hacerlo. Toda la gente tenía derecho a un juicio justo, y el castigo nunca debería ser la muerte, aún para un asesino. La persona sería condenada a vivir recluso con las imágenes de sus victimas en la cabeza y sentir remordimiento. Ese era el peor castigo, la muerte no sería más que un alivio, y ella no era quien para dar tal regalo. La muerte, como la vida, tenía que venir de los dioses.
- Entonces hoy te invito a comer conmigo. ¿Siquiera comiste desde que estamos aquí? - preguntó, con cierta preocupación en su voz. Aquella aura maternal se dejaba ver por un breve momento. - Aunque tengas trabajos que hacer eso no significa omitir tus necesidades básicas. Dormir, beber, comer son cosas que son más necesarias que el conocimiento, pues es lo que te hace sobrevivir. Además, imagina si tuvieras que pelear sin haberte nutrido bien. Tendré que chequearte en eso mientras estemos juntos. - lo reprimía, metiendo sus narices nuevamente donde no la llamaban, aunque lo que decía era ciertamente verdad. Perder un combate por algo así, sería una tontería. Los conocimientos eran realmente admirables y todo eso, pero para ella, en el combate, el estado físico de una persona era primordial. - No es algo individual. Vale que no sepa mucho de como van estas cosas, pero yo también puedo ayudarte con lo que andes buscando. Puede que de la impresión de rubia tonta, pero no lo soy tanto. - le sacó la lengua a modo de broma. Estaba curiosa. ¿Qué andaría leyendo con tanto interés? Nada le despertaba la curiosidad suficiente para pasar tanto tiempo indagando en ello. Lo cierto era que le daba vagancia esforzarse demasiado. En muchas cosas. Lo de la pelea era tan solo algo que había sido inculcado en ella desde muy pequeña, pero realmente no había nada que la interesara en demasía como para dedicar todo su tiempo a ello. - ¿Qué es eso que andas siempre anotando en la libreta? - preguntó con curiosidad, mientras sujetaba la pipa entre sus dientes y expulsaba el humo a medida que andaba hablando.
- Es una buena manera de vivir, supongo. - cogió el objeto fino de madera entre sus dedos, y se levantó para seguir a Edén y colocarse cerca de él, sentándose en donde él estaba tan solo apoyado, pudiendo tener una visión completa de su compañero. El viento que venía desde sus espaldas, revoloteaba sus pelos y la manga de su kimono. - Hmmm, sobre mi. - pensó durante un breve momento. Habían muchas cosas que él no sabía. A diferencia de ella, él realmente no sabía nada sobre la rubia, cosa que en verdad era un tanto injusta puesto que la muchacha ya tenía bastante información por el informe personal que leyó dos días atrás. - Supongo que hay muchas cosas que no sabes de mi, y no se por donde empezar la verdad. Yo tampoco sé de donde vengo, pero lo cierto es que me críe en el templo de Swallow como dije antes. Muchos se extrañan ante tal hecho, ya que estaba escondido en lo más adentro del bosque, y al parecer no habían muchos informes sobre ello siquiera en la Marina. - lo había buscado, pero curiosamente no encontró nada al respeto, cosa que lo hacía cuanto menos extraño. - En el templo me enseñaron a escribir, leer, pelear. Mis compañeros tenían parte de una educación más... erudita, pero yo era la única chica, así que se me privó de contacto directo. - decía con sinceridad mirando como los hombres del Shichibukai trabajaban con fuerza, haciendo lo que fuese para no caer en el desagrado del peliblanco. El barco se apresuraba hacía su próxima destinación, haciendo que el viento que venía de adelante, se hiciera más intenso. Sus mano se agarró por un momento a la espalda de Eden, para no caer, cogiendo la barandilla después de eso.
- Perdón. - se movió para estabilizar su cuerpo nuevamente. - Y pues, me escapé varias veces intentando encontrar las ciudad de la que tanto hablaba mi maestro, pero nunca pude llegar a ningún lado. Los castigos eran duros... - terminó por decir aquello con un hilo de voz, más para ella misma que para su interlocutor. Lo cierto es que no tenía ganas de contar como se convirtió en lo que era, ni como de dura había sido su vida. Aprendió que a ningún hombre le gustaban los trozos de metal, en parte por eso sus prótesis habían sido recubiertas, cosa que le hacía parecer visiblemente menos poderosa de lo que era realmente. O exponencialmente peligrosa. - Pero el templo quedó destruido, y soy la única superviviente de ahí. Tampoco recuerdo muy bien muchas cosas, especialmente de cuando era una niña, así que no hay mucho que contar. - otra cosa cierta, puesto que desde que en su catorceavo cumpleaños empezaron los experimentos, su memoria fallaba. Casi había olvidado a Simón por completo, y varias otras cosas que nunca recordaría seguramente puesto que no habría nadie para ayudarle con esa tarea. Ya estaba dando por perdida una parte valiosa de su vida, aunque sabiendo como todo acabó seguramente no serían buenos recuerdos. - Por eso tengo una fascinación por las ciudades nuevas. He viajado por todos los Blues, me gusta ver cosas nuevas puesto que la mayoría hasta escapan a mi imaginación. Me alegra ver cosas buenas, gente buena. Supongo que no cambié tanto.
Se puso de un salto de pie nuevamente, tirando una calada de la pipa que tenía en la mano. Pudo notar como uno de los marineros se había quedado mirándola, así que saludó con una mano, haciendo que el hombre escondiera su cara, posiblemente de la vergüenza. - Momo~- gritó para volver a barrer el barco con la mirada, buscando donde su débil energia pudiese estar. - Donde estará... ¡Momo!- no fue necesario que llamar la tercera vez, pues pudo sentir la pata mullida del gato tocar sus pies descalzos. Se agachó para tocar su nariz. - Buen chico. - susurraba, apremiandolo con una ligera caricia y volteando su cuerpo nuevamente hacía Edén. - Vamos a comer esta noche juntos. Es una cita, así que no faltes. Antes de que me muera del aburrimiento en este barco hasta que vuelva a tener contacto humano. - mencionaba con un tono de voz algo serio, o quizás más seco del que había usado a lo largo de toda la conversación. - Como no vegas te vengo a buscar estés donde estés. - amenazaba, para después darse la vuelta mientras que el gato la seguía. - Y ven a hablarme de vez en cuando también. - hizo una señal con la mano a modo de despedida. La verdad es que hablar con él no estaba tan mal, pero de alguna forma sintió que la conversación se daba muy personal, que él también estaba preguntando cosas personales y sabía que no era buena evitando preguntas, o que quizás sería demasiado obvia evitándolas y no quería parecer que esconde algo. No quería esconder cosas a gente que la trataba bien, pero a veces la vida resultaba así. Se fue a la otra extremidad del barco, pasando por en medio de los marines que, por un momento dejaron sus queaceres para mirarla, pero curiosamente, sus ojos seguían sólo al solitario Shichibukai, aunque no sería tan obvio por ahora.
- Entonces hoy te invito a comer conmigo. ¿Siquiera comiste desde que estamos aquí? - preguntó, con cierta preocupación en su voz. Aquella aura maternal se dejaba ver por un breve momento. - Aunque tengas trabajos que hacer eso no significa omitir tus necesidades básicas. Dormir, beber, comer son cosas que son más necesarias que el conocimiento, pues es lo que te hace sobrevivir. Además, imagina si tuvieras que pelear sin haberte nutrido bien. Tendré que chequearte en eso mientras estemos juntos. - lo reprimía, metiendo sus narices nuevamente donde no la llamaban, aunque lo que decía era ciertamente verdad. Perder un combate por algo así, sería una tontería. Los conocimientos eran realmente admirables y todo eso, pero para ella, en el combate, el estado físico de una persona era primordial. - No es algo individual. Vale que no sepa mucho de como van estas cosas, pero yo también puedo ayudarte con lo que andes buscando. Puede que de la impresión de rubia tonta, pero no lo soy tanto. - le sacó la lengua a modo de broma. Estaba curiosa. ¿Qué andaría leyendo con tanto interés? Nada le despertaba la curiosidad suficiente para pasar tanto tiempo indagando en ello. Lo cierto era que le daba vagancia esforzarse demasiado. En muchas cosas. Lo de la pelea era tan solo algo que había sido inculcado en ella desde muy pequeña, pero realmente no había nada que la interesara en demasía como para dedicar todo su tiempo a ello. - ¿Qué es eso que andas siempre anotando en la libreta? - preguntó con curiosidad, mientras sujetaba la pipa entre sus dientes y expulsaba el humo a medida que andaba hablando.
- Es una buena manera de vivir, supongo. - cogió el objeto fino de madera entre sus dedos, y se levantó para seguir a Edén y colocarse cerca de él, sentándose en donde él estaba tan solo apoyado, pudiendo tener una visión completa de su compañero. El viento que venía desde sus espaldas, revoloteaba sus pelos y la manga de su kimono. - Hmmm, sobre mi. - pensó durante un breve momento. Habían muchas cosas que él no sabía. A diferencia de ella, él realmente no sabía nada sobre la rubia, cosa que en verdad era un tanto injusta puesto que la muchacha ya tenía bastante información por el informe personal que leyó dos días atrás. - Supongo que hay muchas cosas que no sabes de mi, y no se por donde empezar la verdad. Yo tampoco sé de donde vengo, pero lo cierto es que me críe en el templo de Swallow como dije antes. Muchos se extrañan ante tal hecho, ya que estaba escondido en lo más adentro del bosque, y al parecer no habían muchos informes sobre ello siquiera en la Marina. - lo había buscado, pero curiosamente no encontró nada al respeto, cosa que lo hacía cuanto menos extraño. - En el templo me enseñaron a escribir, leer, pelear. Mis compañeros tenían parte de una educación más... erudita, pero yo era la única chica, así que se me privó de contacto directo. - decía con sinceridad mirando como los hombres del Shichibukai trabajaban con fuerza, haciendo lo que fuese para no caer en el desagrado del peliblanco. El barco se apresuraba hacía su próxima destinación, haciendo que el viento que venía de adelante, se hiciera más intenso. Sus mano se agarró por un momento a la espalda de Eden, para no caer, cogiendo la barandilla después de eso.
- Perdón. - se movió para estabilizar su cuerpo nuevamente. - Y pues, me escapé varias veces intentando encontrar las ciudad de la que tanto hablaba mi maestro, pero nunca pude llegar a ningún lado. Los castigos eran duros... - terminó por decir aquello con un hilo de voz, más para ella misma que para su interlocutor. Lo cierto es que no tenía ganas de contar como se convirtió en lo que era, ni como de dura había sido su vida. Aprendió que a ningún hombre le gustaban los trozos de metal, en parte por eso sus prótesis habían sido recubiertas, cosa que le hacía parecer visiblemente menos poderosa de lo que era realmente. O exponencialmente peligrosa. - Pero el templo quedó destruido, y soy la única superviviente de ahí. Tampoco recuerdo muy bien muchas cosas, especialmente de cuando era una niña, así que no hay mucho que contar. - otra cosa cierta, puesto que desde que en su catorceavo cumpleaños empezaron los experimentos, su memoria fallaba. Casi había olvidado a Simón por completo, y varias otras cosas que nunca recordaría seguramente puesto que no habría nadie para ayudarle con esa tarea. Ya estaba dando por perdida una parte valiosa de su vida, aunque sabiendo como todo acabó seguramente no serían buenos recuerdos. - Por eso tengo una fascinación por las ciudades nuevas. He viajado por todos los Blues, me gusta ver cosas nuevas puesto que la mayoría hasta escapan a mi imaginación. Me alegra ver cosas buenas, gente buena. Supongo que no cambié tanto.
Se puso de un salto de pie nuevamente, tirando una calada de la pipa que tenía en la mano. Pudo notar como uno de los marineros se había quedado mirándola, así que saludó con una mano, haciendo que el hombre escondiera su cara, posiblemente de la vergüenza. - Momo~- gritó para volver a barrer el barco con la mirada, buscando donde su débil energia pudiese estar. - Donde estará... ¡Momo!- no fue necesario que llamar la tercera vez, pues pudo sentir la pata mullida del gato tocar sus pies descalzos. Se agachó para tocar su nariz. - Buen chico. - susurraba, apremiandolo con una ligera caricia y volteando su cuerpo nuevamente hacía Edén. - Vamos a comer esta noche juntos. Es una cita, así que no faltes. Antes de que me muera del aburrimiento en este barco hasta que vuelva a tener contacto humano. - mencionaba con un tono de voz algo serio, o quizás más seco del que había usado a lo largo de toda la conversación. - Como no vegas te vengo a buscar estés donde estés. - amenazaba, para después darse la vuelta mientras que el gato la seguía. - Y ven a hablarme de vez en cuando también. - hizo una señal con la mano a modo de despedida. La verdad es que hablar con él no estaba tan mal, pero de alguna forma sintió que la conversación se daba muy personal, que él también estaba preguntando cosas personales y sabía que no era buena evitando preguntas, o que quizás sería demasiado obvia evitándolas y no quería parecer que esconde algo. No quería esconder cosas a gente que la trataba bien, pero a veces la vida resultaba así. Se fue a la otra extremidad del barco, pasando por en medio de los marines que, por un momento dejaron sus queaceres para mirarla, pero curiosamente, sus ojos seguían sólo al solitario Shichibukai, aunque no sería tan obvio por ahora.
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Re: Un viaje peculiar [Eden - Presente]
Hubo silencio como era costumbre en el albino, no es que le molestase dar respuesta a alguna de las cosas que Kotori le estaba comentando, era solo que no quería hacerlo, algo dentro de él le estaba advirtiendo que las cosas no iban bien, bueno, más bien dicho, iban bien y eso a la inversa era más peligroso que nada, ¿por qué esa chica le estaba trayendo tantos recuerdos buenos y malos a la ves?, se parecía demasiado a Natsumi, si le cambiaba el aspecto físico y la rejuvenecía un tanto sin duda era como estar al lado de su vieja compañera, las mismas expresiones, la misma confianza y la misma ambición por la vida, algo que él nunca tuvo y que incluso ahora seguía careciendo. “Ya, deja de pensar en eso, no vale la pena, ignórala”, se repetía una y otra vez en la cabeza sin escuchar mucho de la plática, aunque la rubia seguía hablando, casi como un loro que no sabe cuándo ha llegado el momento de detenerse.
Solamente asintió sin dejar de ver al horizonte cuando le hizo la pregunta sobre la comida, incluso para alguien como él la comida era un bien necesario y crucial, sería genial no tener dichas necesidades, pero eso en parte le dejaría de volver humano, a veces eso quería, no sentir ya nada, aunque en otras ocasiones estaba plenamente convencido que cada emoción que se movía en su interior era necesaria, era parte de la vida y nada más. Cuando hizo alusión a sus notas solamente le miró de reojo sin dar mayor cabida a nada -Cosas personales, nada importante- y con eso volvió la vista al frente retomando su pipa, exhaló el humo y estando tan concentrado en aquello no se percató que una molesta presencia estaba ya en el lugar, aquel mugroso gato se encontraba cerca de Miura y esto hizo que se alejase un poco de ella, aunque no propiamente por la chica sino por el felino.
La información sobre ella no reveló gran cosa, salvo la reiteración que en Swallow había existido un templo o algo así, un dato curioso que sin duda quizás un día iría a comprobar, después de todo un sitio como aquel oculto implicaba que era bastante importante. Al parecer su vida no había sido agradable, aunque eso ya se veía como una generalidad, la vida de la mayoría de personas que se iba topando en el camino estaba llena de sufrimiento, dificultades o en último caso, de aventuras interesantes, ¿y él?, no, en realidad él era un pobre chico tonto que vivió de manera común, nunca tuvo accidentes trágicos ni una vida especialmente compleja, solo fue alguien que intentó convertirse en un samurái completo, sin embargo eso nunca llegó a concretarse, antes se adjudicaba el título como tal, aunque siendo honesto él era lo que se consideraba un rōnin, si su maestro le viese ahora seguro que no estaría nada orgulloso y quizás hasta le despojaría de sus katanas, empero, aquel hombre estaba bajo tierra, su opinión ya no importaba, solo quedaba el respeto que alguna vez infundió en el albino.
Cuando la chica le tocó reaccionó un poco alejándose de ella de nueva cuenta, tras darse cuenta que aquello podía malinterpretarse agachó un tanto la cabeza y agitó su pipa limpiando algunos residuos para continuar como si nada hubiese pasado. Al final la chica le estaba invitando a una cita en la noche, algo que cualquiera aceptaría a dos manos, sin embargo, no Silverman, tuvo el impulso de negarse rotundamente, aunque tras sopesarlo un poco llegó a la conclusión que la rubia iba a ser demasiado molesta si le decía desde ahora que no iba a acudir, era mejor enviar a un emisario a la hora y con ello dejarla plantada, alguna ocasión hizo eso con Natsumi como parte de una venganza, seguro que funcionaba igual.
Ahora, antes de que ella se alejase tuvo la necesidad de hablar un poco de su pasado, ella nunca se lo pidió, seguro quizás en algún expediente en la marina estaba, sin embargo decidió hacerlo porque quiso -Yo nací y crecí en Spider Miles, mis padres fueron piratas, debido a que estaban siendo perseguidos me dejaron con mis abuelos en aquella isla y se fueron al Nuevo Mundo, nunca los volví a ver, ni los conozco salvo en fotografía- en realidad ahora que lo pensaba no importaba mucho que fue de ellos, probablemente murieron en el camino a la isla Gyojin o algo similar, encontrarlos ya no era una meta sino más bien una opción secundaria -Spider Miles era un basurero, crimen propiciado por las mismas autoridades y baja calidad de vida, sin embargo me gustaba, era mi hogar- y hablaba en pasado pues ahora ya no lo consideraba como tal, era otra cosa, una isla más -Cuando mis abuelos murieron fui recogido por el maestro Oku y entrené en Shimotsuki durante diez años, después ellos murieron y bueno, creo que el resto ya lo sabes- finalmente apagó su pipa y la agitó golpeando contra la baranda para eliminar los residuos -No tengo una historia dramática, así que en eso también soy aburrido- tras aquello solo dejó que la chica se fuese -Nos veremos- aseguró, estaba mintiendo claramente, aunque no se lo iba a decir.
Ya llegada la noche en el lugar donde estaba citado apareció uno de sus marineros, lo mejor vestido que pudo y al encontrarse con la mujer solo pasó un recado…Eden no había podido asistir, estaba ya dormido, quizás en otra ocasión podrían quedar para comer, o tal vez no.
Solamente asintió sin dejar de ver al horizonte cuando le hizo la pregunta sobre la comida, incluso para alguien como él la comida era un bien necesario y crucial, sería genial no tener dichas necesidades, pero eso en parte le dejaría de volver humano, a veces eso quería, no sentir ya nada, aunque en otras ocasiones estaba plenamente convencido que cada emoción que se movía en su interior era necesaria, era parte de la vida y nada más. Cuando hizo alusión a sus notas solamente le miró de reojo sin dar mayor cabida a nada -Cosas personales, nada importante- y con eso volvió la vista al frente retomando su pipa, exhaló el humo y estando tan concentrado en aquello no se percató que una molesta presencia estaba ya en el lugar, aquel mugroso gato se encontraba cerca de Miura y esto hizo que se alejase un poco de ella, aunque no propiamente por la chica sino por el felino.
La información sobre ella no reveló gran cosa, salvo la reiteración que en Swallow había existido un templo o algo así, un dato curioso que sin duda quizás un día iría a comprobar, después de todo un sitio como aquel oculto implicaba que era bastante importante. Al parecer su vida no había sido agradable, aunque eso ya se veía como una generalidad, la vida de la mayoría de personas que se iba topando en el camino estaba llena de sufrimiento, dificultades o en último caso, de aventuras interesantes, ¿y él?, no, en realidad él era un pobre chico tonto que vivió de manera común, nunca tuvo accidentes trágicos ni una vida especialmente compleja, solo fue alguien que intentó convertirse en un samurái completo, sin embargo eso nunca llegó a concretarse, antes se adjudicaba el título como tal, aunque siendo honesto él era lo que se consideraba un rōnin, si su maestro le viese ahora seguro que no estaría nada orgulloso y quizás hasta le despojaría de sus katanas, empero, aquel hombre estaba bajo tierra, su opinión ya no importaba, solo quedaba el respeto que alguna vez infundió en el albino.
Cuando la chica le tocó reaccionó un poco alejándose de ella de nueva cuenta, tras darse cuenta que aquello podía malinterpretarse agachó un tanto la cabeza y agitó su pipa limpiando algunos residuos para continuar como si nada hubiese pasado. Al final la chica le estaba invitando a una cita en la noche, algo que cualquiera aceptaría a dos manos, sin embargo, no Silverman, tuvo el impulso de negarse rotundamente, aunque tras sopesarlo un poco llegó a la conclusión que la rubia iba a ser demasiado molesta si le decía desde ahora que no iba a acudir, era mejor enviar a un emisario a la hora y con ello dejarla plantada, alguna ocasión hizo eso con Natsumi como parte de una venganza, seguro que funcionaba igual.
Ahora, antes de que ella se alejase tuvo la necesidad de hablar un poco de su pasado, ella nunca se lo pidió, seguro quizás en algún expediente en la marina estaba, sin embargo decidió hacerlo porque quiso -Yo nací y crecí en Spider Miles, mis padres fueron piratas, debido a que estaban siendo perseguidos me dejaron con mis abuelos en aquella isla y se fueron al Nuevo Mundo, nunca los volví a ver, ni los conozco salvo en fotografía- en realidad ahora que lo pensaba no importaba mucho que fue de ellos, probablemente murieron en el camino a la isla Gyojin o algo similar, encontrarlos ya no era una meta sino más bien una opción secundaria -Spider Miles era un basurero, crimen propiciado por las mismas autoridades y baja calidad de vida, sin embargo me gustaba, era mi hogar- y hablaba en pasado pues ahora ya no lo consideraba como tal, era otra cosa, una isla más -Cuando mis abuelos murieron fui recogido por el maestro Oku y entrené en Shimotsuki durante diez años, después ellos murieron y bueno, creo que el resto ya lo sabes- finalmente apagó su pipa y la agitó golpeando contra la baranda para eliminar los residuos -No tengo una historia dramática, así que en eso también soy aburrido- tras aquello solo dejó que la chica se fuese -Nos veremos- aseguró, estaba mintiendo claramente, aunque no se lo iba a decir.
Ya llegada la noche en el lugar donde estaba citado apareció uno de sus marineros, lo mejor vestido que pudo y al encontrarse con la mujer solo pasó un recado…Eden no había podido asistir, estaba ya dormido, quizás en otra ocasión podrían quedar para comer, o tal vez no.
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