Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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FB|| No toques mi comida. - Eden
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FB|| No toques mi comida. - Eden
East Blue, Baratie
5:00 PM
5:00 PM
Sabía que el venir a Baratie era un capricho propio. Había escuchado tanto de este lugar que no podía resistirme a buscar una buena comida proveniente de los mejores chefs que este insignificante mundo me puede brindar. Le había comentado sobre mi sueño de venir a Liesel y sobre todo quería que ella viniera conmigo para que aprendiera a cocinar como aquellos maestros, pero sus palabras fueron un gran y rotundo "NO". No entiendo por que se molestó conmigo en ese instante, ni se por que arrojó todo lo que tenía al alcance de sus manos, pienso que el decir "Así aprenderás a cocinar mejor" le hizo encararme de esa forma... Quizás solo son ideas mías y ella este siendo tan exagerada como lo es siempre intentando ser mi conciencia "Keegan deberíamos dejar de ser piratas, Keegan deberíamos buscar una isla tranquila y tener unas vacaciones, Keegan, Keegan" Pero ella no quiso venir y yo que estaba dispuesta a darle esas vacaciones que tanto pedía.
Como sea, vine sola -no me extraña- Tampoco me molesta, pero es que realmente la comida solamente se disfruta cuando hay alguien que te acompaña con una buena conversación. Lastima que ella se pierda de esto ¿Y yo? Bueno, no tengo impedimento para hacerme de algunos amigos en este lugar -Si es que aún hay un valiente- Como fuese, estaba dispuesta a disfrutar de todas aquello que se cruzara en mi plato y más sabiendo que era día de bufete de todo lo que pueda comer. -Keegan, apunta esto. Hoy dejaremos en bancarrota a los dueños del Baratie - Sonreí con malicia sabiendo que hasta ahora nadie podía contra mi y mi gran agujero negro contenido dentro de mi estomago. Veamos cuanto resiste el lugar antes de que cierre por falta de ingredientes.
Acomodé mi cabello en una coleta mientras bajaba mis gafas de sol dejando que se atoraran en mi blusa en "V" color blanco. Entré al lugar y sin más noté que el establecimiento estaba lleno. "Demonios ¿Esperar? No, claro que no. El hambre que tengo no puede esperar" Mi vista comenzó a hacer un escaneo rápido hasta que di con una mesa semi vacía. Solo había un chico de cabellos blancos, pero no es como si me importara interrumpirlo, solo quería un lugar para sentarme y así lo haría, por lo cual me salté las presentaciones de protocolo para solo sentarme mientras esperaba el momento en que inauguraran el banquete y el "Todo lo que pueda comer".
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Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
-No, no quiero postre mamá, sí, quiero ir a jugar con Mat- un gran ronquido emergió de Eden que se encontraba plácidamente reposando en una mesa dentro del famoso restaurante Baratie, un lugar icónico para todo el amante de la comida y no tan ajeno a la presencia de criminales que pasaban de vez en cuando con el objetivo de saciar sus estómagos y largarse sin pagar o cuando menos, sin dar las gracias a los incontables hombres y mujeres que dedicaban sus esfuerzos para satisfacer al cliente. ¿Cómo llegó ahí?, la verdad fue un error, tras haber dejado a unos cuantos civiles en las islas había perdido el rumbo -por idiota- y acabó llegando hasta el sitio un par de días atrás, se encontraba camino al Reino de Goa pues había escuchado que estaban sufriendo algunos problemas con criminales violentos, su misión como todo buen ciudadano era velar por el bienestar de las personas así que estaba dispuesto a darles una mano a las autoridades. Empero, tras haber comido por error -de nuevo- un platillo muy caro, había debido pagar lavando platos, si bien poseía el dinero, prefería ahorrarlo para otras cosas que necesitaba.
De modo que ahí estaba ahora, disfrutando de una siesta tras haber pagado su deuda lavando los platos casi toda la noche, con un libro en la cara y su cuerpo casi tirado a la mitad de la silla, siendo arrullado por los suaves movimientos del enorme barco. Metió su mano derecha por bajo la ropa para rascarse la barriga y volvió a roncar, pero esta vez comenzó a reír suavemente, casi en un murmullo, su sueño ahora estaba dirigido a cuando jugaba con Mat y su abuelo en la playa mientras su abuela le vigilaba de lejos, aquellos fueron buenos tiempos sin duda.
Lamentablemente, tras un momento sintió un gran azote y se despertó con cierta brusquedad tirando su libro sobre historia, sus ojos notablemente amodorrados buscaron al responsable y frente a él pudo ver a una chica morena, no recordaba estar acompañado así que miró a todos lados pensando que quizás se había sentado en una mesa equivocada, pero no, aquella era su mesa. Estaba por decir algo cuando un enorme plato de comida fue puesto frente a él, o frente a ella, a saber, eso no le importó demasiado y como era su mesa, sujetó el plazo arrebatándolo a la mujer y comenzó a comer mirándola con una ceja levantada, cierta extrañeza pero todavía algo de sueño -¿Y quién eres tú?- le preguntó directamente saboreando un par de uvas dispuestas en aquel jugoso manjar -No me digas que te envía Caty- negó suavemente, aquella mujer estaba algo obsesionada con hacerle pasar malos ratos, ¿acaso no podía perdonarle haber encerrado a su hijo por ser un asesino?.
-No sé quién eres, pero será mejor que no busques problemas- le advirtió y continuó comiendo hasta que sintió una mirada desde su espalda, se giró y allí pudo ver a un puñado de piratas entrando, pero ellos no estaban buscando comida, no…de hecho pudo reconocer a todos y cada uno de ellos, eran “la banda negra”, un grupo de ineptos ladrones que atemorizaban a la gente por su número. A todos ellos les había arrestado unos meses atrás, ¿cómo salieron de prisión?, a veces la Marina parecía ser bastante deficiente.
De modo que ahí estaba ahora, disfrutando de una siesta tras haber pagado su deuda lavando los platos casi toda la noche, con un libro en la cara y su cuerpo casi tirado a la mitad de la silla, siendo arrullado por los suaves movimientos del enorme barco. Metió su mano derecha por bajo la ropa para rascarse la barriga y volvió a roncar, pero esta vez comenzó a reír suavemente, casi en un murmullo, su sueño ahora estaba dirigido a cuando jugaba con Mat y su abuelo en la playa mientras su abuela le vigilaba de lejos, aquellos fueron buenos tiempos sin duda.
Lamentablemente, tras un momento sintió un gran azote y se despertó con cierta brusquedad tirando su libro sobre historia, sus ojos notablemente amodorrados buscaron al responsable y frente a él pudo ver a una chica morena, no recordaba estar acompañado así que miró a todos lados pensando que quizás se había sentado en una mesa equivocada, pero no, aquella era su mesa. Estaba por decir algo cuando un enorme plato de comida fue puesto frente a él, o frente a ella, a saber, eso no le importó demasiado y como era su mesa, sujetó el plazo arrebatándolo a la mujer y comenzó a comer mirándola con una ceja levantada, cierta extrañeza pero todavía algo de sueño -¿Y quién eres tú?- le preguntó directamente saboreando un par de uvas dispuestas en aquel jugoso manjar -No me digas que te envía Caty- negó suavemente, aquella mujer estaba algo obsesionada con hacerle pasar malos ratos, ¿acaso no podía perdonarle haber encerrado a su hijo por ser un asesino?.
-No sé quién eres, pero será mejor que no busques problemas- le advirtió y continuó comiendo hasta que sintió una mirada desde su espalda, se giró y allí pudo ver a un puñado de piratas entrando, pero ellos no estaban buscando comida, no…de hecho pudo reconocer a todos y cada uno de ellos, eran “la banda negra”, un grupo de ineptos ladrones que atemorizaban a la gente por su número. A todos ellos les había arrestado unos meses atrás, ¿cómo salieron de prisión?, a veces la Marina parecía ser bastante deficiente.
InvitadoInvitado
Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
La mesa se mueve por la brusquedad con la que la he golpeado al sentarme a un lado. Veo que la persona que está ahí se mueve desorientado ¿Acaso dormía? Vaya, que interesante pero a pesar de ello intento no prestarle atención. Mi vista esta puesta en ese banquete del “Todo lo que pueda comer” así que pierdo interés rápidamente en el albino.
Pero la gente no puede quedarse callada ni un solo instante, a veces pienso que todos se parecen a Liesel lo cual me hace entornar los ojos para después mirarlo de nuevo. ― ¿Por qué mejor no sigues durmiendo? Parece ser que eres más agradable en ese estado que despierto. ― Una sonrisa burlona aparece en su rostro para luego volver a mirar a los meseros quienes colocan un plato gigante de comida con aperitivos, seguramente por la espera.
Tardó más el plato en llegar a la mesa que en que aquel peliblanco lo tomara entre sus manos y comenzara a devorar de él. “Vaya personaje que tenemos aquí” ― ¡Oh! No, claro que no me atrevería ― Sabía que mentía y que las palabras las decía con ironía, pero no es como si él supiera de lo que estoy hablando ¿O quizás sí? Como fuese, ahora estaba esperando mientras un mesero se colocaba delante de las puertas de la cocina mientras el chico hacia no sé qué.
―Señoras y Señores oficialmente inauguramos el bufete ― La gente comenzó a aplaudir mientras las puertas se abrían de par en par con diferentes meseros que en sus manos llevaban desde charolas con diferentes platillos pero lo que más atraía a la vista eran los meseros que llevaban cortes de carnes incrustadas en espadas largas las cuales servían en cada mesa.
Estaba encantada con aquella escena, el aroma de la comida inundó el lugar, pero predominaba el dulce de la carne, tanto que se me hacía agua la boca.
― ¿Sera posible que deje la espada entera? ― Sonrió de forma agradable al mesero que se había acercado para cortar la carne quien se había quedado perplejo ante aquella frase para después tomarlo en broma, no sin antes cortar el trompo de carne sirviendo en un plato una cantidad considerable, bueno al menos algo es algo y antes de que el chico se me adelantara jalé el plato enterrando un tenedor en la mesa con mi otra mano. ―Lleguemos a este acuerdo, tu quédate con las verduras yo con la carne y estaremos en paz. ― ¿Qué si bromeo? Oh, claro que no bromeo. Había venido aquí para disfrutar de un buen corte y no pensaba compartir con nadie lo que sirvieran en mi plato, así tuviera que defenderlo con dientes y uñas, así sería.
Aquello me hacía estar absorta de lo que pasaba alrededor, tanto que no me había percatado que nuevos “clientes” habían entrado al lugar. Como sea, no creo que sea importantes ¿Verdad?
Pero la gente no puede quedarse callada ni un solo instante, a veces pienso que todos se parecen a Liesel lo cual me hace entornar los ojos para después mirarlo de nuevo. ― ¿Por qué mejor no sigues durmiendo? Parece ser que eres más agradable en ese estado que despierto. ― Una sonrisa burlona aparece en su rostro para luego volver a mirar a los meseros quienes colocan un plato gigante de comida con aperitivos, seguramente por la espera.
Tardó más el plato en llegar a la mesa que en que aquel peliblanco lo tomara entre sus manos y comenzara a devorar de él. “Vaya personaje que tenemos aquí” ― ¡Oh! No, claro que no me atrevería ― Sabía que mentía y que las palabras las decía con ironía, pero no es como si él supiera de lo que estoy hablando ¿O quizás sí? Como fuese, ahora estaba esperando mientras un mesero se colocaba delante de las puertas de la cocina mientras el chico hacia no sé qué.
―Señoras y Señores oficialmente inauguramos el bufete ― La gente comenzó a aplaudir mientras las puertas se abrían de par en par con diferentes meseros que en sus manos llevaban desde charolas con diferentes platillos pero lo que más atraía a la vista eran los meseros que llevaban cortes de carnes incrustadas en espadas largas las cuales servían en cada mesa.
Estaba encantada con aquella escena, el aroma de la comida inundó el lugar, pero predominaba el dulce de la carne, tanto que se me hacía agua la boca.
― ¿Sera posible que deje la espada entera? ― Sonrió de forma agradable al mesero que se había acercado para cortar la carne quien se había quedado perplejo ante aquella frase para después tomarlo en broma, no sin antes cortar el trompo de carne sirviendo en un plato una cantidad considerable, bueno al menos algo es algo y antes de que el chico se me adelantara jalé el plato enterrando un tenedor en la mesa con mi otra mano. ―Lleguemos a este acuerdo, tu quédate con las verduras yo con la carne y estaremos en paz. ― ¿Qué si bromeo? Oh, claro que no bromeo. Había venido aquí para disfrutar de un buen corte y no pensaba compartir con nadie lo que sirvieran en mi plato, así tuviera que defenderlo con dientes y uñas, así sería.
Aquello me hacía estar absorta de lo que pasaba alrededor, tanto que no me había percatado que nuevos “clientes” habían entrado al lugar. Como sea, no creo que sea importantes ¿Verdad?
InvitadoInvitado
Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
El ingreso de los “chicos malos” le hizo distraerse hasta tal punto que no tomó en cuenta a la chica enfrente suyo, ni siquiera se dio cuenta que no había alcanzado nada de carne y mucho menos que unos cuantos meseros al ver aquellos tipos corrieron a la cocina para mantenerse a salvo, solo se percató que uno de ellos, tuerto y viejo señalaba rumbo a su mesa, acto que le hizo girarse y cubrirse lo que podía con su atuendo samurái fingiendo que no estaba atento a lo que sucedía, algo que eventualmente resultó no ser efectivo.
-¡Aquí estás, te estábamos buscando, “amigo"!- elevó un hombre grande y corpulento que tomó asiento a un lado haciendo que toda la mesa saltase y que parte de las verduras así como la carne cayesen en la mesa y algunas más al suelo, a su otro lado, un sujeto gordo y algo pequeño hizo lo mismo tomando el plato de Eden entre sus manos y lanzándolo lejos para destruirlo contra una de las paredes del restaurante mientras los otros reían divertidos y se colocaban en círculo alrededor del chico que seguía comiendo un par de uvas como si nada estuviese sucediendo. -Sabes, te estuvimos buscando después de escaparnos de aquel barco de la marina en el que nos encerraste, no fue muy difícil, eres alguien fácil de ubicar para nuestra fortuna- argumentó el viejo tuerto mientras se colocaba al lado de la chica morena y sin aviso alguno le arrebataba casi toda la carne de un manotazo echándosela a la boca y compartiéndola con sus compañeros -¿Ella es tú novia?, es linda, lástima que vaya a ver cómo te hacemos pedazos este día- le susurró otro hombre colocado a sus espaldas sujetando su silla y mayormente evitando que pudiese escapar.
-Oigan, estoy comiendo, ¿pueden venir en cinco minutos?- comentó Silverman justo cuando el tipo más musculoso le sujetó de las ropas y sin problema alguno le levantó de la silla manteniéndole a medio metro del suelo pues aquel tipo medía más de tres metros -Te voy a dar la golpiza que te mereces- la cara de Eden ni siquiera se inmutó y simplemente le pidió a la chica morena que si le podía pasar una de las uvas que quedaban en la mesa, pero ante esto la aparente furia de todos explotó siendo que varios hombres rodearon entonces a la mujer con intenciones para nada buenas.
Al parecer no existía otra posibilidad que no fuera el combate, pero entre todo aquel caos a Eden lo único que le importaba era aquella uva que se balanceaba peligrosamente en la mesa para caer al suelo, no quería que aquella frutilla se desperdiciase así que estiró su brazo para poder alcanzarla pero el enorme hombre que le estaba sosteniendo enfurecido le lanzó un golpe al rostro, mismo que esquivó sin problema y sin reaccionar a su agresión pudo estirarse un poco más y salvar la uva que estuvo a punto de caer -¡Lo logré!- comentó alegre como si ese fuera el peor de sus problemas.
-¡Aquí estás, te estábamos buscando, “amigo"!- elevó un hombre grande y corpulento que tomó asiento a un lado haciendo que toda la mesa saltase y que parte de las verduras así como la carne cayesen en la mesa y algunas más al suelo, a su otro lado, un sujeto gordo y algo pequeño hizo lo mismo tomando el plato de Eden entre sus manos y lanzándolo lejos para destruirlo contra una de las paredes del restaurante mientras los otros reían divertidos y se colocaban en círculo alrededor del chico que seguía comiendo un par de uvas como si nada estuviese sucediendo. -Sabes, te estuvimos buscando después de escaparnos de aquel barco de la marina en el que nos encerraste, no fue muy difícil, eres alguien fácil de ubicar para nuestra fortuna- argumentó el viejo tuerto mientras se colocaba al lado de la chica morena y sin aviso alguno le arrebataba casi toda la carne de un manotazo echándosela a la boca y compartiéndola con sus compañeros -¿Ella es tú novia?, es linda, lástima que vaya a ver cómo te hacemos pedazos este día- le susurró otro hombre colocado a sus espaldas sujetando su silla y mayormente evitando que pudiese escapar.
-Oigan, estoy comiendo, ¿pueden venir en cinco minutos?- comentó Silverman justo cuando el tipo más musculoso le sujetó de las ropas y sin problema alguno le levantó de la silla manteniéndole a medio metro del suelo pues aquel tipo medía más de tres metros -Te voy a dar la golpiza que te mereces- la cara de Eden ni siquiera se inmutó y simplemente le pidió a la chica morena que si le podía pasar una de las uvas que quedaban en la mesa, pero ante esto la aparente furia de todos explotó siendo que varios hombres rodearon entonces a la mujer con intenciones para nada buenas.
Al parecer no existía otra posibilidad que no fuera el combate, pero entre todo aquel caos a Eden lo único que le importaba era aquella uva que se balanceaba peligrosamente en la mesa para caer al suelo, no quería que aquella frutilla se desperdiciase así que estiró su brazo para poder alcanzarla pero el enorme hombre que le estaba sosteniendo enfurecido le lanzó un golpe al rostro, mismo que esquivó sin problema y sin reaccionar a su agresión pudo estirarse un poco más y salvar la uva que estuvo a punto de caer -¡Lo logré!- comentó alegre como si ese fuera el peor de sus problemas.
InvitadoInvitado
Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
Pareciera que el chico no me hacía caso, lo que me hizo fruncir el ceño por completo para luego actuar de la misma forma que él. Al final era mejor así, si no molesta yo no molesto y caso concluido, así fue que intenté disfrutar del bufet y los cortes de carne en silencio. Me hubiera encantado una conversación y una buena bebida pero aquel chico no parece tan conversador, una lástima, desperdicio de juventud.
Y entonces unos tipos más entraron en conversación ― Perdonen, pero la mesa está completa. ―Estos parecían ignorarme y prestar su atención completamente al peliblanco. Suspiro con pesadez tomando mi plato antes de que esos tipos tiraran todo al suelo pero un aprovechado me arrebata el corte de filete que estaba por ingerir y sin decir más abrió su boca para morderlo sin siquiera saborearlo, desperdicio, que desperdicio, ni siquiera ha disfrutado de su sabor y eso comenzaba a molestarme pero intento conservar la calma. No entendía que pasaba y no quería adelantarme a los hechos por lo cual prefería ser paciente aunque mis muecas denotaban el disgusto que pasaba gracias a su presencia. ― ¿Novia? ¡Ja! ―Me burlo de aquella palabra mientras recargo mi mejilla sobre mi mano la cual era sostenida por mi codo que se mantenía firme en la mesa.
No pierdo de vista a los sujetos pero sí que ignoraba al peliblanco ya que a pesar de que este pidió que le diera las uvas solamente me limité a mirar a otro lado. Sin pasar mucho tiempo ellos comenzaron a rodearme pensando que sentiría miedo y entonces decido comportarme de una manera incorrecta a la mía haciendo mofa a aquellas chicas que se creían princesas en peligro. ― ¡Oh! Por favor, no me hagan nada… No por favor, llévenselo a él y no a mí, señores míos, no. ―Me comporto como esa chica débil hasta que veo como sujetan a mi acompañante quien sin decir más se arroja por la uva que estaba a punto de caer. Sus movimientos bruscos hicieron que todos se pusieran en alerta pensando que quizás con ello empezaría una nueva batalla lo que me hizo pensar que era el momento adecuado para moverme.
Justamente cuando el chico gritó que la había atrapado me levante de golpe pateando la mesa directo al chico que había tomado la uva ¿Qué si lo golpe con la tabla de la mesa? La verdad no tengo ni idea porque aquella distracción me dio el tiempo suficiente para tomar la silla y golpear al más bajito del grupo en la cabeza. No se la fuerza de poder con la que cuenten pero ahora necesitaba de aquel joven para poder acabar con ellos, sé que sola estoy en desventaja por lo cual por primera vez no me negaré en recibir un poco de ayuda y si las cosas pintan aun así mal tendré que usar la técnica del AQUÍ, la técnica que dice “Mejor aquí corrió que aquí quedo”
― Vaya si que eres de cabeza dura.―Comento riendo al ver como la silla que golpeo al enano se había destrozado quedándome con dos patas de la silla en cada mano. ― ¡Mira Fido tu premio! ― Le grito al que estaba a lado del enano y trato de golpear su cabeza, pero su altura me supera y logra detener mi movimiento con su mano mientras ríe fuertemente. Puedo ver como su estómago se mueve de arriba abajo mientras busco con que otra cosa defenderme. A poca distancia veo los trompos de carne y recuerdo que eran espadas las que usaban para servir la carne a lo cual me hace sonreír.
Aquel tipo me elevó riendo más fuerte pensando que estaba jugando con una muñeca pero olvidó cuidar de un punto importante de su cuerpo. Mis pies se balancearon entonces golpearon su entrepierna haciendo que me bajara de inmediato lo cual aproveché para correr a los trompos de carne tomando dos, una de las espadas estaba limpia sin carne y la otra aún tenía cortes incrustados en ella. ― ¡Hey tu despierta!―
Le grito al peliblanco para lanzarle la espada más libre mientras yo levanto la otra para morder la pieza de carne y luego apuntar al que hace un momento me estaba levantando de las manos y riendo. ― ¿Listo para una nueva lección? ― Sonrío esperando que el venga a mí, esto iba a ser interesante.
InvitadoInvitado
Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
Estaba por comerse la uva cuando un pedazo de madera se lo llevó hacía atrás con dos hombres que estaban cerca impactándole en la pared y haciendo que la misma madera se destruyese, aquello había sido un golpe fuerte, vaya que la chica tenía poder, empero, eso ni siquiera le hizo cosquillas, tanto así que Eden sin inmutarse ya estaba de pie buscando la uva mientras un par de disparos le llegaban al cuerpo sin hacerle el menor daño -Joder, ¿dónde está mi uva?-. Uno de los hombres, cargando un enorme barril se acercó y le reventó aquello en la cabeza al chico de las espadas, pero nuevamente, como si nada estuviese ocurriendo, simplemente prosiguió buscando su dichosa uva, hasta el punto que aquel hombre se le puso de frente…craso error -¡Hey quita, quiero mi uva!- y de un solo empujón lo mandó a volar hasta hacerlo salir despedido por una ventana cayendo al mar varios metros más allá del restaurante.
El caos ya reinaba en el interior del lugar hasta el punto que la gente andaba de un lado a otro corriendo y gritando, unos intentaban incluso luchar con los piratas, otros en cambio, parecían congeniar con los maleantes y aprovechaban el quilombo para robar o intentar asaltar a los meseros e incluso adentrarse en la cocina. Por su parte, Silverman ya estaba a mitad del lugar buscando el frutillo hasta que pudo encontrarlo unos metros más allá milagrosamente evitando ser pisado por los comensales debido al vaivén del barco -¡Genial!- se acercó al mismo golpeando a un par de criminales e incluso civiles que le atacaban -algo que no hacía casi nunca pero ahora parecía ser necesario pues no podía distinguir claramente quienes eran aliados y quienes eran enemigos- hasta llegar a su objetivo.
Se echó la uva a la boca y giró al escuchar que la chica morena le estaba gritando, justo entonces una espada de carne se le enterró en el pecho atravesándole de lado a lado en tanto masticaba con paciencia -¿Uh?- rascó su cabeza sin entender la intención de la mujer, ¿acaso le había ofrecido un pedazo de carne?, no, esa espada estaba ya limpia básicamente, ¿entonces le intentó atacar?, eso era absurdo, la espada ni llevaba fuerza, de hecho se le había clavado porque no reaccionó demasiado aprisa, esto en base a que no le tomó realmente importancia a la misma. Se quedó un segundo pensando todavía con aquello atravesado en tanto un sujeto gordo sacaba una escopeta y se le acercaba por la espalda disparándole varias veces a quemarropa sin efecto alguno haciendo que al finalizar saliese corriendo adjudicando que Eden era un mounstruo que los iba a matar a todos.
Se sacó la espada del cuerpo y la miró un instante, entonces se giró y golpeó en la cabeza a un sujeto dejándole inconsciente haciendo lo mismo con otro que estaba atacando a un mesero, así se fue caminando haciendo lo mismo con aquellos que estaban agrediendo a las mujeres o a los comensales, en tanto, dejó que la chica se encargase de todos los otros que estaban por allí intentando todavía hacer algo, en realidad, estaba más preocupado por la morena pues ya las balas volaban de un lado a otro y claro, hasta el momento no conocía a nadie más que fuera inmortal como él.
El caos ya reinaba en el interior del lugar hasta el punto que la gente andaba de un lado a otro corriendo y gritando, unos intentaban incluso luchar con los piratas, otros en cambio, parecían congeniar con los maleantes y aprovechaban el quilombo para robar o intentar asaltar a los meseros e incluso adentrarse en la cocina. Por su parte, Silverman ya estaba a mitad del lugar buscando el frutillo hasta que pudo encontrarlo unos metros más allá milagrosamente evitando ser pisado por los comensales debido al vaivén del barco -¡Genial!- se acercó al mismo golpeando a un par de criminales e incluso civiles que le atacaban -algo que no hacía casi nunca pero ahora parecía ser necesario pues no podía distinguir claramente quienes eran aliados y quienes eran enemigos- hasta llegar a su objetivo.
Se echó la uva a la boca y giró al escuchar que la chica morena le estaba gritando, justo entonces una espada de carne se le enterró en el pecho atravesándole de lado a lado en tanto masticaba con paciencia -¿Uh?- rascó su cabeza sin entender la intención de la mujer, ¿acaso le había ofrecido un pedazo de carne?, no, esa espada estaba ya limpia básicamente, ¿entonces le intentó atacar?, eso era absurdo, la espada ni llevaba fuerza, de hecho se le había clavado porque no reaccionó demasiado aprisa, esto en base a que no le tomó realmente importancia a la misma. Se quedó un segundo pensando todavía con aquello atravesado en tanto un sujeto gordo sacaba una escopeta y se le acercaba por la espalda disparándole varias veces a quemarropa sin efecto alguno haciendo que al finalizar saliese corriendo adjudicando que Eden era un mounstruo que los iba a matar a todos.
Se sacó la espada del cuerpo y la miró un instante, entonces se giró y golpeó en la cabeza a un sujeto dejándole inconsciente haciendo lo mismo con otro que estaba atacando a un mesero, así se fue caminando haciendo lo mismo con aquellos que estaban agrediendo a las mujeres o a los comensales, en tanto, dejó que la chica se encargase de todos los otros que estaban por allí intentando todavía hacer algo, en realidad, estaba más preocupado por la morena pues ya las balas volaban de un lado a otro y claro, hasta el momento no conocía a nadie más que fuera inmortal como él.
InvitadoInvitado
Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
Em ese momentoas cosas comienzan a salirse de control. Algunos comensales comienzan a atacar a los presentes creando disturbios de todos lados. Todos empiezan a gritar mientras otros intentan huir. Yo en cambió sigo atenta a estos bandidos que se han atrevido a robar algo muu importante para mi, mi hora de almuerzo. ¡No hay nada más sagrado en este mundo que la comida, la bebida y una buena siesta! Él saber que ese grupo de bandalos se ha atrevido a perpetuar esto me have enfurecer y querer acabarlos a todos.
Por suerte tenía un acompañante que se preocupaba por una uva pero al final, acompañante. Intento insultarle que necesito su ayuda lanzandole la espada a sus manos; espada que en lugar de recibir de la forma adecuada, detiene con su pecho para quedarse como si nada hubiera pasado.
Los presentes se quedan atonitos pero yo solo piedo pensar que he matado a mi única oportunidad de sacar a estas personas. La gran sorpresa fue ver que seguía vivito y coleando. Podía un zombie morderlo en el brazo y aun asi seguiría vivo... No se por que ese pensamiento extraño paso por mi mente pero seguro era para expresar algo.
Como fuese, mientras siguiera vivo BANG suena el sonido de una escopeta y mis ojos se abren creyendo que ni tan vivo iba a continuar el peliblanco quien para mi sorpresa seguía de pie y con la misma cara de bobo. Ya había visto suficiente, no necesitaba más y mientras él comenzaba a detenerles yo goleo con la parte sin filo de la espada, la nuca del sujeto frente a mi quien se había girado para ver mejor el show.
Este cae rendido al piso como el que have unos momentos había tomado mi mano para elevarme. El barullo continúa y decido ayudar al chico deteniendo a la gente a mi estilo amenazandolos con el arma o simplemente botandolos contra las mesas. Parecía que el orden se reestablecia aunque ―Y bien ¿Ahora podrias explicsrme que demonios paso aquí? ― sinceramente no se quienes sean los tipos que nos atacaron pero ya que estaba aquí y no tenía nada que hacer.
[/quote]Por suerte tenía un acompañante que se preocupaba por una uva pero al final, acompañante. Intento insultarle que necesito su ayuda lanzandole la espada a sus manos; espada que en lugar de recibir de la forma adecuada, detiene con su pecho para quedarse como si nada hubiera pasado.
Los presentes se quedan atonitos pero yo solo piedo pensar que he matado a mi única oportunidad de sacar a estas personas. La gran sorpresa fue ver que seguía vivito y coleando. Podía un zombie morderlo en el brazo y aun asi seguiría vivo... No se por que ese pensamiento extraño paso por mi mente pero seguro era para expresar algo.
Como fuese, mientras siguiera vivo BANG suena el sonido de una escopeta y mis ojos se abren creyendo que ni tan vivo iba a continuar el peliblanco quien para mi sorpresa seguía de pie y con la misma cara de bobo. Ya había visto suficiente, no necesitaba más y mientras él comenzaba a detenerles yo goleo con la parte sin filo de la espada, la nuca del sujeto frente a mi quien se había girado para ver mejor el show.
Este cae rendido al piso como el que have unos momentos había tomado mi mano para elevarme. El barullo continúa y decido ayudar al chico deteniendo a la gente a mi estilo amenazandolos con el arma o simplemente botandolos contra las mesas. Parecía que el orden se reestablecia aunque ―Y bien ¿Ahora podrias explicsrme que demonios paso aquí? ― sinceramente no se quienes sean los tipos que nos atacaron pero ya que estaba aquí y no tenía nada que hacer.
InvitadoInvitado
Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
Se detuvo un momento al ver a una niña oculta bajo una mesa junto a sus padres, aquello le resultó ciertamente conmovedor hasta el punto que les indicó la salida mientras sujetaba una silla y la arrojaba con potencia contra un hombre que estaba intentando agredirle desde un costado, para su fortuna poco a poco el lugar se iba desalojando evitando así el riesgo de civiles heridos, era casi un milagro que en todo el alboroto nadie hubiese resultado lastimado…bueno, nadie de valía, salvo aquellos criminales que cada vez resultaban menos valerosos hasta el punto de comenzar a huir o a lanzarse por las ventanas con tal de evitar el peligro que representaba ese chico que deambulaba de forma irreal entre balas y espadas.
La chica morena parecía estar a salvo, algo que le agradó en cierta forma, no era la mejor compañía hasta ahora, pero era mejor que estar solo en medio de un alboroto, así al final quizás podría pedirle su nombre y saber algo más de ella, nunca se sabe, a veces uno podía llevarse sorpresas y conocer gente que en el futuro serían importantes, la muestra la había adquirido en Shimotsuki, aunque no para bien en ese caso. -¡Oye, deberías mejor rendirte!- le gritó con cierto enojo a un sujeto que estaba a sus espaldas y era su intento número diez de apuñalarlo sin efecto, algunos eran demasiado brutos para aceptar que estaban perdidos, un instinto criminal idiota que en apariencia les imposibilitaba a darse por vencidos en una situación claramente improbable, en ocasiones eso era admirable, en otras eso era estúpido. Como fuere, simplemente se giró y le propinó un puñetazo tosco, la lucha cuerpo a cuerpo no era su mejor herramienta, pero ante sujetos tan débiles no era necesario hacer nada más que darles un buen golpe para dejarlos fuera de combate.
Finalmente quedando ya solo uno le sujetó por el cuello y apretó con cierta fuerza hasta el punto de dejarlo sin respirar, por un momento su mirada se hizo más dura, pensó en matarlo, ¿acaso no le dejó vivir una vez?, si le dejaba vivir por segunda ocasión tal vez intentaría de nuevo atacarle o peor aún, desquitarse con los civiles. Segundo a segundo, Eden se debatió si era menester darle fin a ese pobre diablo, pero justo cuando el sujeto estaba por dar sus últimos suspiros le liberó dejándole caer pesadamente al suelo escupiendo y tratando de agarrar oxígeno, algo que le fue imposible pues el chico de una patada directa en el rostro lo sacó volando rumbo al mar, todo había acabado en aquel sitio, ya solo quedaban mesas rotas, platos rotos y algunos meseros que atónitos estaban observando a los dos presentes cercanos de pie.
-Pues…- rascó su cabeza ante la pregunta de la morena, debería decirle la verdad, aunque consideraba que era peligroso hacerlo, no conocía nada de ella y tampoco necesitaba una bronca con una mujer -Le conocía de antes y digamos que nos llevábamos mal, supongo que quiso darme una lección o algo así, ya sabes, cosas de hombres- se encogió de hombros, no era del todo una mentira ya que en cierto modo estaba resumiendo los verdaderos hechos, a veces era bueno guardarse un fragmento de verdad -Creo que no tardaran en avisar a la marina, así que no deberíamos preocuparnos por estos sujetos-.
La chica morena parecía estar a salvo, algo que le agradó en cierta forma, no era la mejor compañía hasta ahora, pero era mejor que estar solo en medio de un alboroto, así al final quizás podría pedirle su nombre y saber algo más de ella, nunca se sabe, a veces uno podía llevarse sorpresas y conocer gente que en el futuro serían importantes, la muestra la había adquirido en Shimotsuki, aunque no para bien en ese caso. -¡Oye, deberías mejor rendirte!- le gritó con cierto enojo a un sujeto que estaba a sus espaldas y era su intento número diez de apuñalarlo sin efecto, algunos eran demasiado brutos para aceptar que estaban perdidos, un instinto criminal idiota que en apariencia les imposibilitaba a darse por vencidos en una situación claramente improbable, en ocasiones eso era admirable, en otras eso era estúpido. Como fuere, simplemente se giró y le propinó un puñetazo tosco, la lucha cuerpo a cuerpo no era su mejor herramienta, pero ante sujetos tan débiles no era necesario hacer nada más que darles un buen golpe para dejarlos fuera de combate.
Finalmente quedando ya solo uno le sujetó por el cuello y apretó con cierta fuerza hasta el punto de dejarlo sin respirar, por un momento su mirada se hizo más dura, pensó en matarlo, ¿acaso no le dejó vivir una vez?, si le dejaba vivir por segunda ocasión tal vez intentaría de nuevo atacarle o peor aún, desquitarse con los civiles. Segundo a segundo, Eden se debatió si era menester darle fin a ese pobre diablo, pero justo cuando el sujeto estaba por dar sus últimos suspiros le liberó dejándole caer pesadamente al suelo escupiendo y tratando de agarrar oxígeno, algo que le fue imposible pues el chico de una patada directa en el rostro lo sacó volando rumbo al mar, todo había acabado en aquel sitio, ya solo quedaban mesas rotas, platos rotos y algunos meseros que atónitos estaban observando a los dos presentes cercanos de pie.
-Pues…- rascó su cabeza ante la pregunta de la morena, debería decirle la verdad, aunque consideraba que era peligroso hacerlo, no conocía nada de ella y tampoco necesitaba una bronca con una mujer -Le conocía de antes y digamos que nos llevábamos mal, supongo que quiso darme una lección o algo así, ya sabes, cosas de hombres- se encogió de hombros, no era del todo una mentira ya que en cierto modo estaba resumiendo los verdaderos hechos, a veces era bueno guardarse un fragmento de verdad -Creo que no tardaran en avisar a la marina, así que no deberíamos preocuparnos por estos sujetos-.
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Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
Los disturbios comienzan a calmarse mientras los hombres, que hace unos segundos estaban intentando acabar con el peliblanco, empiezan a huir uno por uno –los quedan conciéncienles claro está– Aunque hay personas que aún están temerosas viendo cómo termina el espectáculo. Quisiera sentir algo por ellos, pero me es tan indiferente que no presto tanta atención, o al menos no hasta que la voz de Liesel aparece en mi mente. “No vamos a dañar a civiles ¿Verdad?” Suspiró sabiendo que ahora mi comida sería arruinada por intentar ver que aquellas personas, que no ayudaron en nada, se encuentren bien.
Liesel, no soy Marine y lo sabes, hace mucho que esa idea debía de habérsele salido de la mente, pero al parecer a la niña linda que tengo viajando conmigo parece seguir empeñada en mantenerme en un altar de pureza y honradez. Espero que el camino pirata le ayude a ver el mundo de otra manera. Como sea, intento encontrar una explicación al inicio de todo el alboroto y la respuesta que recibo no es tan alentadora. ― Cosas de hombres, claro. ― Respondo mientras mis brazos se cruzan aun sin soltar dicha espada que señala hacia el piso.
― Espero no causen más problemas, pero aún hay algo que me incomoda. ―Y sin previo aviso levanto la espada soltando mi otro brazo para señalar en dirección al chico. ― Espero no se te olvide que tú me debes una cena ya que esta la has arruinado ¡Y no pienso perdonarte dicha deuda! Así que recuerda bien mi nombre chico extraño de cabellos blancos, Keegan, por que la siguiente vez que me encuentre contigo tendrás que invitarme no solo una cena. ― Después de ello bajo la espada, ya me habían quitado todo apetito y lo único que pude hacer fue ver una pelea sin sentido, así que solo esperé escuchar su nombre antes de regresar con Liesel, quien seguramente ya ha de haber guisado algo para ella y si llego a tiempo puede que guise algo para mí. De todas formas no estaba interesada en esperar a los Marines, porqué sé que aunque mi cabeza aún no vale tanto, algunos de ellos podrían reconocerme debido al cierre tan inesperado que tuve con ellos hace años cuando dejé la marina.
Vaya nostalgia, recordar que esto lo vivía a diario a lado de aquel chico que ahora trabaja para la revolución, me pregunto ¿Qué habrá sido de él? Hace tanto que no nos vemos. Aunque la actitud de ese chico me recordaba un poco al revolucionario, por lo cual ahora serían dos nombres por recordar ya que una comida es una deuda de honor que se debe cumplir y no pienso tan fácil olvidarla.
Liesel, no soy Marine y lo sabes, hace mucho que esa idea debía de habérsele salido de la mente, pero al parecer a la niña linda que tengo viajando conmigo parece seguir empeñada en mantenerme en un altar de pureza y honradez. Espero que el camino pirata le ayude a ver el mundo de otra manera. Como sea, intento encontrar una explicación al inicio de todo el alboroto y la respuesta que recibo no es tan alentadora. ― Cosas de hombres, claro. ― Respondo mientras mis brazos se cruzan aun sin soltar dicha espada que señala hacia el piso.
― Espero no causen más problemas, pero aún hay algo que me incomoda. ―Y sin previo aviso levanto la espada soltando mi otro brazo para señalar en dirección al chico. ― Espero no se te olvide que tú me debes una cena ya que esta la has arruinado ¡Y no pienso perdonarte dicha deuda! Así que recuerda bien mi nombre chico extraño de cabellos blancos, Keegan, por que la siguiente vez que me encuentre contigo tendrás que invitarme no solo una cena. ― Después de ello bajo la espada, ya me habían quitado todo apetito y lo único que pude hacer fue ver una pelea sin sentido, así que solo esperé escuchar su nombre antes de regresar con Liesel, quien seguramente ya ha de haber guisado algo para ella y si llego a tiempo puede que guise algo para mí. De todas formas no estaba interesada en esperar a los Marines, porqué sé que aunque mi cabeza aún no vale tanto, algunos de ellos podrían reconocerme debido al cierre tan inesperado que tuve con ellos hace años cuando dejé la marina.
Vaya nostalgia, recordar que esto lo vivía a diario a lado de aquel chico que ahora trabaja para la revolución, me pregunto ¿Qué habrá sido de él? Hace tanto que no nos vemos. Aunque la actitud de ese chico me recordaba un poco al revolucionario, por lo cual ahora serían dos nombres por recordar ya que una comida es una deuda de honor que se debe cumplir y no pienso tan fácil olvidarla.
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Re: FB|| No toques mi comida. - Eden
-¿Uhm?- rascó su cabeza sin entender en realidad porque ella le estaba adjudicando una deuda de una cena, ¿acaso eso era posible?, visto desde otra perspectiva incluso aquello sonaba más a una cita que a una deuda, pero no podía estarle invitando a salir, apenas se conocían, o de hecho ni se conocían, era hasta el momento que ella mencionaba su nombre que podían llamarse ya “conocidos”. “No entiendo nada, aunque su nombre me suena, necesito hacer memoria” hizo una mueca sin darse cuenta, algo que no era tan inusual mientras se concentraba, entonces todo hizo “boom” en su cabeza, pudo reconocer el nombre y la cara de la morena, finalmente estaba entendiendo la situación -Ah, ya- asintió suavemente, ella era una pirata reconocida con un wanted relativamente importante, al menos a estándares de los Blues, atraparla hubiese sido un negocio redituable si no fuese porque en realidad no le interesaba para nada el oro.
-Pues, mi nombre es Eden Orphan Silverman, aunque decirme Eden es suficiente- le iba a tender la mano pero en ese momento se escucharon algunas alarmas, el buque de la marina ya se estaba acercando y tomaría un par de minutos que llegasen hasta la ubicación del restaurante para llevarse a todos los pobres diablos, a la mejor alcanzaba a sacar algo de dinero con eso para hacer un viaje simple hasta las islas Organ, estaba enterado que allí se encontraban algunos criminales de bajo perfil a las órdenes de Barbamoco, así que no era una mala idea ir a revisar y con ello sacar algunas ventajas, o incluso tener la pista de aquel hombre y darle captura de una vez por todas. -Bueno, supongo que…- se giró para ver a la morena, pero ya no estaba, era como si hubiese desaparecido, seguramente salió por la puerta posterior para huir de los uniformados, una pirata era una pirata a final de cuentas.
Suspiró pensando que ya no podría arreglar el mal entendido entre ambos, ¿invitarla a comer?, si sus planes ya ni siquiera estaban del todo claros en los Blues, a menos que la mujer viajase a la Grand Line dudaba volver a verla, pues en ese mundo uno no se podía volver un Capone, alguien fuerte que se estancaba en un mar de gente sin tanta fuerza, no, si su objetivo era llegar hasta el Nuevo Mundo necesitaba hacerse más poderoso, competir más con los criminales de alto calibre y encima, a ser posible, detenerlos para que no siguiesen dañando a la sociedad, esa era su verdadera motivación desde hace tiempo, por no mencionar que un nombre sobresalía entre muchos otros respecto a la captura que necesitaba realizar.
-Pues, mi nombre es Eden Orphan Silverman, aunque decirme Eden es suficiente- le iba a tender la mano pero en ese momento se escucharon algunas alarmas, el buque de la marina ya se estaba acercando y tomaría un par de minutos que llegasen hasta la ubicación del restaurante para llevarse a todos los pobres diablos, a la mejor alcanzaba a sacar algo de dinero con eso para hacer un viaje simple hasta las islas Organ, estaba enterado que allí se encontraban algunos criminales de bajo perfil a las órdenes de Barbamoco, así que no era una mala idea ir a revisar y con ello sacar algunas ventajas, o incluso tener la pista de aquel hombre y darle captura de una vez por todas. -Bueno, supongo que…- se giró para ver a la morena, pero ya no estaba, era como si hubiese desaparecido, seguramente salió por la puerta posterior para huir de los uniformados, una pirata era una pirata a final de cuentas.
Suspiró pensando que ya no podría arreglar el mal entendido entre ambos, ¿invitarla a comer?, si sus planes ya ni siquiera estaban del todo claros en los Blues, a menos que la mujer viajase a la Grand Line dudaba volver a verla, pues en ese mundo uno no se podía volver un Capone, alguien fuerte que se estancaba en un mar de gente sin tanta fuerza, no, si su objetivo era llegar hasta el Nuevo Mundo necesitaba hacerse más poderoso, competir más con los criminales de alto calibre y encima, a ser posible, detenerlos para que no siguiesen dañando a la sociedad, esa era su verdadera motivación desde hace tiempo, por no mencionar que un nombre sobresalía entre muchos otros respecto a la captura que necesitaba realizar.
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