El mensaje [Presente]

Notice, curiosa isla que había vivido cambios significativos, muchos “relevos” de poder, pero que no desviaron para nada la afluencia de piratas en una cuantiosa cantidad, era una isla por la que había que pasar para alcanzar mares mayores, así que se veía obligara a soportar toda la chusma. Mat, un pirata más, circulaba por las isla principal, el cuartel de la marina quedaba algo escorado, más en el norte, por eso andaba por la parte sur, casualmente donde estaba la zona de “juegos” también llamada así por la cantidad de locales ilegales que en sus bajos fondos (sótanos) tenían montado su particular mercado negro, algo que sucedía en casi todas las islas con una fuerte presencia marine. El pirata de agresivo rostro estaba más que acostumbrado a estos lugares, vestía algo como una capa que le cubría todo el cuerpo y medio rostro, el día estaba nublado y en cualquier momento empezaría a llover, no había que ser muy inteligente para darse cuenta tampoco.  Las mangas cortas de la capa dejaban ver sus brazos hasta el codo, en sus manos habían como unos guantes metalizados por los extremos que parecían guardar algún tipo de arma, que de ser así, era imposible de interpretar.

La puerta de “Dons S” nombre de un local, es abierta. Un total de diez personas están dentro, humanos sucios que ciertamente no se aseaban demasiado, ¿Qué por qué? Por qué el olor a sucio era importante. La parte negativa de este sub mundo era que cualquier pordiosero lo visitaba demasiado a menudo. Mat sentó su trasero justo entre medio dos pequeños hombres. Uno de ellos tenía el pelo tan largo que le azotaba los tobillos cada tres segundos y el otro igual de bajito que el primero, calvo y gordo, que asco. No pasaban del metro sesenta y Mat rondaba el metro noventa, este desajuste de altura llevaría a un gran problema más adelante querido lector, en honor a la verdad, cuando el ángel (Mat) estaba cansado, solía entrar en problemas, su estado emocional dependía mucho de su estado físico y hoy parecía agotado, mal asunto.

Alzó la mano, despacio, la poca luz que da una pequeña bombilla sobre los hombres es tapada por un segundo, dejando ver claramente unas terribles heridas en aquel brazo levantado. Todos abren los ojos un momento, varios interpretan esto como un aviso, otros simplemente suponen que estaban en peligro, varios lo toman como una broma y siguen riendo. Como se había mencionado antes, estaban en un lugar ilegal y cualquier estupidez que saliera de la normalidad era tomada como eso, algo particular y peligroso. – Una cerveza, humano. -  Seco, distante, impertinente, hasta un poco violento. Así suena la voz de Matheo para los que estaban cerca de él y hasta para el camarero, se masca la tensión. Inmediatamente después de sus palabras, empieza a llover.

~ Ciudad Notice, eh... ~ Pensaba en el nombre después de preguntárselo a un simple y cualquiera transeúnte ~ Y otra cosa más señor, ¿Dónde puedo ir a tomar algo y entretenerme un rato? ~ Preguntaba nuevamente al señor que le había parado Kazama Wales, el joven espadachín de Shimotshuki, que iba a ser contestado por el humilde señor ~ Sin problemas joven. Siga este callejón, gire a la derecha y verá una especie de señal con la imagen de un círculo o algo similar, por ahí habrán unas escaleras que lleven a un bar bajo el sótano. El antro se llama Dons S, yo suelo ir a ese, pero hoy estoy ocupado, así que otro día será ~ "Kaz" sonrió y asintió con la cabeza en forma de reverencia y de gratitud disponiéndose a seguir su camino hacia el bar ~ ¡Ah! Cuidado en ese lugar, siempre hay uno o dos con los que si tratas con ellos deberías tener cuidado ~ Kazama siguió caminando y sonrió ~ ¡No pasa nada! ~ Se paró, se giró y contestó al hombre con una sonrisilla ~ No dejaré que me toquen, no te preocupes ~ Volvió a marchar sin preámbulos continuando su camino mencionando por el buen hombre.

Minutos de caminata llevaron al peliblanco de poco más de metro setenta hasta aquel sitio mencionado ~ Buagh... Que mal huele, como se nota que es un sitio cerrado ~ Avanzaba pensando en los olores a humanidad que había. No habrían limpiado desde hace años. La inocencia de Kazama le llevó a sentarse en uno de los extremos de la barra ~ Dame una bebida que tenga un sabor afrutado ~ El camarero asintió, sirviendo primero a un tipo de un poco más grande que el resto. "Kaz" lo miró cuando le dejaron la cerveza, observaba su brazo y su rostro, fijándose en varios detalles como sus cicatrices, la que tiene sobre el ojo más aún, sin duda el tipo más interesante. Los demás una panda de gordos y con poco carisma. De alguna forma u otra, al joven espadachín siempre le atrae las personas cuya presencia es imponente o que se hace notar sin querer, ya sea por su físico, fuerza, vestimenta o todo a la vez, Kazama lo desconocía realmente el porque. Al rato, Kazama se fijó de nuevo en el camarero, quien estaba preparando la bebida del peliblanco, quién echaba un poco de alcohol, cosa que lo desconocía Kazama y quien no estaba muy acostumbrado a dicho líquido. Tardó poco más de 3 minutos en servir un cóctel, lo que realmente era esa bebida ~ Gracias... ~ Cogía el cóctel y le daba un sorbo para probarlo ~ Vaya... Nada mal ~ Ni se percató del toque de alcohol.

Por otro lado, Kazama se percató de la katana que poseía el hombre de mayor tamaño, sólo vio la funda y el mango de la misma espada, pero era suficiente para ver que era bonita y de buen diseño. Miró a los al dicho hombre que portaba la espada ~ Bonita espada, es difícil ver una así, se nota sólo a la vista que es buena ~ Kazama también poseía katanas, pero él empleaba 2, y las llevaba una a cada lado, pero no parecían tener esa textura ni el color de la de aquel hombre ~ Por cierto, viendo tu espada... ¿De casualidad sabrías dónde venden espadas Wazamono´s o algo por estilo? Perdona la pregunta tan directa ~ Lo decía con humildad por el pequeño temor que le ocasionaba la posible ira de ese hombre aparentemente agresivo y de poca cordura, o esa era la impresión que tenía el peliblanco de él.

La bebida es servida y las miradas redirigidas a sus quehaceres. Era una jarra de cerveza de casi cuatro palmos, obsequiando al visitante con un servicio pésimo, pues la jarra tenía más de la mitad espuma, pero se la estaban cobrando como si estuviera completamente repleta.  Mat no dijo nada, tan solo movilizó levemente su arma, depositada en su espalda y de la cual tan solo se podía vislumbrar su envaine negro, la colocó de la manera perfecta para que no le molestará, tomó la jarra y de un trago se la metió entre pecho y espalda, inevitablemente un poco se vertió entre la comisura de sus labios. Curiosamente un nuevo sujeto llama su atención, no por nada en particular, es más, ni si quiera se para a mirar como es, simplemente es el quién entra en contacto verbal con el ángel.

– No sé amigo, nunca he comprado una katana. -  Contestó de buen hacer mientras volvía a levantar la mano para que le sirvieran otra bebida. Mat ojeaba casi imperceptiblemente al sujeto, quedándose con que el también llevaba armas. – Ya sabes lo que dicen, las buenas armas no se compran, se encuentran. -  Bien cierto aquello, las armas que se vendían, por lo menos en tiendas “legales” jamás lucían con buena señal, si decían que eran única debías interpretar que en realidad eran muy comunes, sin embargo si le robabas un arma a algún enemigo que acababas de vencer, enseguida y se dice en seguida, sabes que tendrás lo que sabías que buscabas.

Nuevamente la demanda del moreno es cubierta, solo que esta vez deja dos jarras, Mat, quién parecer estar agradecido por el tema de conversación o quizás porque tenía un apacible día, deslizó una de las jarras hasta su acompañante de conversación, desconocía si había pedido algo, pero era una invitación, acaso había algo más agradable entre maleantes. -  Aquí tienes. -  Comentó tras lanzar la bebida al tipo que tenía algo alejado a la derecha, Kazama. – Esta katana la conseguí después de una batalla infernal contra Mao el Aczino, ¿sabes quién es? Se decía que era un cazador de recompensas temible y lo cierto es que de temible tenía un rato. -  Mat sonreía. – Pero logré vencerlo después de darle una última estocada en el abdomen, después de eso tome mi botín como recompensa, su arma. – Un nuevo trago, otra vez la jarra vacía. -  Así que si estás pensando en quitármela, agradecería que me lo dijeras a la cara y no fuera por la espalda. -  Suspira. -  No es bonito entre espadachines. -  Sentenció.

De primeras, la impresión que tenía Kazama de ese sujeto de mayor tamaño que el resto era como distante, nada fuera de lo común, limitándose a la hora de hablar, diciendo básicamente que es muy difícil comprar espdas de "calidad" ~ Mm... Ahora que lo dices, en su momento escuché algo parecido, pero me resulta difícil encontrar cosas ~La cosa es que "Kaz" tampoco había pensado en la posibilidad de arrebatárselo a otro samurái en un duelo, pues a pesar de echarle cojones en muchas situaciones, a la hora de la verdad el peliblanco se echaba para atrás por el simple echo de hacerle daño a alguien. No lo confundamos con defenderse, eso no es un problema, el salir ileso de un ataque, pero el tratar de derrotar al oponente se le complica. Podría deberse a un trauma de pequeño o algo genealógico, pero por el momento el joven espadachín de pelo blanco no tenía ni idea de como tratarlo.

Por otro lado, ese tipo que parecía algo distante y un ser de pocas palabras no lo era tanto, habló más de lo que esperaba el joven Kazama, quien escuchaba interesado las palabras de ese sujeto ~ Pues no... Lamentablemente no lo conozco, no conozco casi nada ni nadie de este mundo... Pero me gustaría explorarlo y ver algo que nadie haya visto, o conseguirlo, no se sabe ~ Más tarde, Kazama era quien se reía al escuchar cuando dijo si querría arrebatarle la espada ~ Ja ja ja ja, no por favor, yo sería incapaz de hacer eso... De echo, sería incapaz de conseguir una espada por esos métodos ~ A medida que terminaba la frase le daba menos énfasis dando a entender entre líneas que tiene un problema con algo relacionado con las peleas ~ Ah, y gracias por esto ~ Cogió la cerveza que le había invitado, no le gustaba mucho, pero a caballo regalado no le mires los dientes, o así pensaba el joven y humilde Kazama. Pero a diferencia del otro, Kazama se lo bebía con mucha más tranquilidad.

Pero Kazama no quería dejar la conversación ahí, tenía curiosidad por conocer a ese sujeto, se le veía fuerte e inteligente ~ Entonces... ¿Debes de ser muy muy fuerte no? ~ Quizás otro de los problemas de Kazama, que sobreestima a todos los que conoce con aspecto rudo y fuerte, subestimándose a sí mismo, cuando podría igualarse en una pelea contra gente un pelín más fuerte que el propio peliblanco. Lo que le llevó a preguntarse cosas ~ Y si le pido que me entrene? No puedo hacer el mínimo daño a nadie aunque se lo merezca y me veo incapaz de hacerlo... ¿Él podría ayudarme? ~ Y pensando el pronombre de él, se le ocurrió preguntarle por el nombre ~ Por cierto, soy Kazama Wales, pero puedes llamarme "Kaz", ¿Y usted señor? ~

La conversación tomaba un cáliz amable e incluso reconfortable, por lo menos para Mat, quién sin muchos problemas se abría contando su más reciente anécdota con un enemigo. - ¿Qué si soy fuerte? Bueno, depende de para quién, le he dado palizas a mucha gente si es lo que te interesa. – Sonríe. -  Y me las han dado. -  Lo que venía siendo la vida real, las cicatrices del ángel caído eran la prueba viviente de que había tenido muchas peleas y de que en muchas tuvo problemas o que incluso en varias terminó siendo el derrotado, que no muerto. – Solo sé que en este mundo cruel, si no juegas con las reglas de ellos, los crueles.  – Señala hacia el frente dando énfasis a su discurso. - Estas perdido, tienes que adaptarte, ¿sabes de que hablo? eso puede convertirte en alguien sin moral, pero te das cuenta que mucha moral, te limita. -  Llegado el momento el hombre pirata entrado en años parece percatarse de que está hablando más de la cuenta y con un humano, que sí, más allá de la isla del cielo estaba plagado de humanos, pero su instinto (casi siempre apagado) de racismo, supuraba en ciertas ocasiones.

Menea la cabeza, parecer querer despejarse un poco. – Mi nombre es Mat, Mat Contróy. -  Alza la voz y se pone de pie. Estaba en una isla de marines, había carteles de wanted por todas partes. Al levantarse su capa se desliza, cayendo al suelo y dejando ver un hombre de metro noventa, de cuerpo atlético aunque ligeramente inflado (músculos muy visibles, por encima de la media) el rostro con algunas heridas que acompañaban la del ojo y una cara de mala hostia que flipas. Mat no estaba en esa isla por nada, estaba por algo, era hora de que el mundo comenzara a conocerlo, necesitaba despuntar y que mejor que hacerlo en un lugar tan icónico del North Blue. -  Soy un pirata y os voy a matar a todos. -  Susurra ante la atenta mirada del camarero. Mat miró hacia Kazama, mostrándole una sonrisa. – Mientras esta gente se percata del wanted que hay sobre mí que está pegado en esa pared, te diré una cosa, me has dado la impresión de ser un cazador de recompensas, si te gusta mi katana lucha contra mí, si eres un marine, defiende a esta gente, porque los mataré. -  Parecía tener muy claro que lo haría, aunque nadie parecía tomarlo muy en serio.

-Y si de casualidad. -  Antes de que termine de hablar, uno de los hombres que estaba cerca de la pared de los wanted se percata de la realidad y no duda un segundo en lanzarse hacia Mat. El pirata desenvaina de tal forma su espada y lo hace tan rápido, que da un medio giro atravesando completamente por la mitad de la cabeza del tipo. Cuando termina de rotar su vuelta, el cuerpo ya fallecido del hombre cae al suelo para después verse como su cabeza se abría despacito tras el fino corte, hasta partirse en dos trozos. -  Perdón la interrupción, decía; Y si de casualidad eres pirata y no tienes nada que hacer más que aumentar tu fama de cruel caballero, ayúdame en esta bonita matanza. – Sin duda alguna alguien que desconocía los planes de Mat fliparía, pero el ángel caído sabía bien que hacía y por qué, ahora lo que necesitaba era hacerse ver, ganar popularidad.

Curiosamente, la conversación que inició el joven pelirrubio se fue desarrollando hasta tal punto, que hizo cuestionarse las cosas a Kazama. Ese sujeto comenzó a contar anécdotas suyas cuanto menos interesantes para el joven, quien estaba totalmente interesado, quien de todos, era alguien que parecía destacar por algo más que sentía el peliblanco, con sus primeras palabras le dio a entender que el tipo ya era una especie de veterano en la lucha, algo que se le notaba físicamente por sus muchas cicatrices y algo que también admiraba Kazama. No el echo de matar, sino de tener esa seguridad en sí para "poder" hacer algo sin arrepentirse. Kazama tenía Wanted, si, de 35.000.000 millones de berries, pero no por su poder ni mucho menos, todo fue un mal entendido por estar dónde no debía estar en ese momento, y por eso es pirata y asumirlo fue lo que hizo. De ser un cagón, ahora es un medio cagón. Hay lo que hay, pero quitando todo eso, "Kaz" era un diamante en bruto, que si alguien lo cogía y lo pulía, podría hacerlo brillar. Y cuanto menos interesante, ya que en todo ello lo pensaba el joven Kazama por sí mismo. El tratar de buscar aliarse con ese sujeto que se hacía llamar Mat Contróy.

Todo iba bien, pero a este tío se le fue de las manos desde el punto de vista de Kazama, quien realmente se acojonaba al escuchar las nuevas palabras de Mat, que decían que iba a matar a todos, lo que provocó que inconscientemente "Kaz" estaba dentro de ese "todos" ~ ¿Qué? Sino quiero su espada, ni nada... ¿Por qué? ~ Pero cambió un poco la situación cuando continuó hablando. Exactamente cuando le dice que si es un pirata en busca de fama que le ayude, pero... ~ Hombre, visto así me alivia pero es que... ~ El no era uno de esos, eso no le resultaba interesante, venía el interés en otras cosas. No le importaría hacerse rico robando o consiguiendo un tesoro de la hostia, pero por su gran moral ética se ve limitado a muchas cosas que el hacer daño y tumbar a alguien se ve impedido a hacer, y en esa situación, ante las palabras de Mat se hacía un lío, permaneciendo parado y sin hacer nada, dubitativo ~ ¿Qué hago? ¿Le ayudo? ¿De qué serviría? Estos tipos son unos mataos, yo posiblemente también, pero... No tiene sentido pelear contra este tipo de gente que ni si quiera le ha echo nada. No soy quién para decirle nada ni impedirlo, me destrozaría en un momento a menos que le liase con las ilusiones, pero no... No puedo impedírselo aunque me sepa muy mal... Y aunque en realidad debería darme igual, porque en realidad soy su enemigo... ~ Tenía un tremendo lío en la cabeza, por una parte quería ir, pero por otro, su propio cuerpo lo evitaba de alguna forma, cuando simplemente necesaría un pequeño empujón ~ Tsk... ~ Se reprimía no sabía que hacer más que quedarse quieto y comerse la cabeza sin saber que hacer.

La situación parecía algo forzada para Kazama, no conocía de nada a Mat y el moreno daba la impresión de tomar estas decisiones bastante fácilmente, la verdad es que ene l mundo pirata había varias formas de escalar, Contróy seguía una clara línea de deshonor, cero empatía con los civiles y con todo aquel que no le fuera útil, digna mentalidad de hombre que defiende el lema de “todo vale” sin embargo, si guardaba cierto honor por todo aquel que blandía una espada, no siempre, solo algunas veces y ese honor se reflejaba fugazmente en Kazama, al cual no había querido atacar sin antes avisarle.  Mientras su pequeño compañero se debatía entre las opciones, detrás de Mat tres más alzaron su culo del asiento, pero el Skypean los estaba esperando. El que estaba más adelantado era un tipo enorme, gigantesco, parecía un semi gigante, retrasó su diestra preparando un golpe terrible y Mat no dudó en clavar su espada en el pie del gigante, lo que le desestabilizaría y llevaría a que este lanzara el golpe sí, pero contra el camarero al lado del moreno, reventando parte de la barra, llevándose como no al tipo que estaba al lado de Mat, al camarero y atravesando la zona sur del local, llevando a los dos humanos golpeados fuera del allí.

Hasta donde se sabía, todos los allí presentes eran piratas o se dedicaban a algo bochornable, de todos modos los marines no tardarían en llegar, eso deseaba el moreno. En una demostración de habilidades aquel espadachín con Sorehaijaill, su Wazamono, fue realizando cortes y movimientos estéticos dignos de un gran profesional en ese arte, cuando su baile terminó se podían ver cuerpos desmembrados y humanos, algunos, todavía vivos y sufriendo un cruel desangrado. Mat se da la vuelta para ver que sucede con Kazama, lo que se encuentra es que un tipo intenta abalanzarse sobre el por un lateral. Antes de que el peli blanco se diera cuenta, Mat ejecuta un lanzamiento con su arma como si fuera un proyectil, el cual se clava justo en la cabeza del sujeto y no solo eso, va con tanta potencia que lo incrusta contra la pared de atrás. Al pasar por el lado de Kazama, Mat suelta. -  De nada. -  Llega hasta el cadáver, le arranca la espada de la cabeza, moviliza esta para despegar toda la sangre y la guarda nuevamente en su envaine.

-Ya tan solo queda una chica, está escondida en los baños, en total habían once personas y queda tan solo una. -  Suspira. -  No me importa que no quisieras participar, tampoco te has entrometido, por lo cual acepto que no eres del gobierno o eres cazador. – Toma la jarra, ahora en el suelo y algo rota, pero que guardaba algo de cerveza y se la toma de un trago para tirar contra uno de los cuerpos sin vida el cristal. – Puedes escapar, esa sirena que suena es por lo que acaba de pasar aquí y si no te gusta ver gente muerta, dudo que te agrade lo que está a punto de suceder. -  El rostro de Mat parece difuminarse en pequeñas partículas arenosas, es casi imperceptible, sin embargo eso también sucede en la mano que acaba de levantar. Estaba a punto de hacer honor al apodo que le había dado el gobierno “el hombre desierto”.

Llegados al punto determinante, Kazama se veía incapaz de ayudar a Mat en sus actividades poco éticas. Pero si se veía capaz de que le resulte un poco irrelevante esta situación tan delicada, al menos para el peliblanco. Observaba cómo poco a poco el personal iba cayendo al suelo junto con charcos de sangre que se iban expandiendo. También observó Kazama como una muchacha trataba de escabullirse para no perder su vida ~ El Cazador... Cazando ~ Seguía realizando cortes con aquella espada que le daba un toque singular a su estética, aunque había de decir, que para los ojos de Kazama, ese tío empuñaba tan bien su espada como el propio "Kaz", pero incluso mejor, pues poseía más fuerza que el peliblanco. Más tarde, cuando había acabado prácticamente con todos, se acercó al joven espadachín de forma violenta eliminando a uno que se acercaba por su lado, diciendo de forma natural Mat ese "De nada" en una situación cómica ~ Oh, ah... Sí, gracias ~ Hasta a Kazama le había pillado fuera de sitio, no se lo esperaba.

De la nada, un sonido fuerte y agudo se hizo notar a lo largo de las calles. Era la sirena de busca y captura, o eso pensaba el peliblanco, pero no eran motivos para echarse para atrás. Era una invitación de Mat el que Kaz se vaya, pero... ~ No puedo irme ahora... No me molesta la muerte, sino el hacer daño a la gente. El ver que él los mata me da igual en cierto modo, así que... ~ Miró a su nuevo conocido con seguridad ~ No me iré. Me quedaré sólo por si acaso. Si llega la ocasión en la que necesites ayuda. Me has caído bien ~ Kazama no era el tipo de persona que se comía el mundo y era el protagonista de todo, era más bien el típico que llega a ayudar a alguien en un momento jodido, normalmente esto era así, aunque ya han habido casos distintos en donde el propio Kazama ha adquirido una experiencia buena que le ha llevado hasta tal punto de conocer y entablar una pequeña relación con ese sujeto llamado Mat.

No tardaron mucho en llegar los marines, que bordeaban todo el bar. Aparentemente, a Kazama ya lo habían asociado con ese hombre, bastante curioso la verdad, pues no tenían para la misma personalidad, pero eso quitaba para que no tengan determinación y objetivos similares. Aunque realmente Kazama no tenía uno específico por el momento, se bastaba con volverse más fuerte, ese era su objetivo. La cosa es que Kazama al ser el único con vida junto con Mat, enseguida los asociaron.

Ciudad Notice, una ciudad a la que había llegado más bien por casualidad y que ni si quiera tenía en sus planes, apareció de improvisto rompiendo todos los esquemas de la morena. Así que ya venía con una idea un tanto pesimista. Disgustada, se dirigió a uno de los primeros bares que vio, y tampoco fue fácil verlo, pues estaba más bien escondido, pero eso mismo era lo que llamó su curiosidad y le hizó entrar, le gustaban los tugurios oscuros, como escondites. Pidió una cerveza para ver si se sentía mejor, algo que siempre solía hacerle efecto y pensó "mira, no es para tanto, solo un poco de mala suerte". Así que en unos pocos minutos, ya se sintió como en casa. Lo único malo es que esa paz que le costó conseguir, volvió a ser destruída, ¡PAM!, en menos de cinco segundos. De repente un pirata desenvaina su katana y acaba rápidamente con un hombre delante de las narices de todo el mundo. Lluvia de sangre que sale desparramada del cuerpo ya inerte. Casi al momento, comienza una matanza en todo el bar, acabando con diez de las once personas que habían, exceptuando a él y a su compañero de barra. En un acto casi de supervivencia, Neith, aprovechando que estaba cerca del baño, encontró un refugio rápido. Desde allí, escuchó el sonido de la muerte y la conversación que luego tuvieron, cómo hablaban de ella, y de la sirena, señal de que los marines estaban de camino.

Mierda, mierda, mierda. Para un puto descanso que se toma y ahora va y vienen los marines justo a su bar porque a un pirata con aires de grandeza le ha dado la gana. La verdad es que se cabreó bastante en ese momento. Buscó una salida que no significase salir a donde ellos estaban, pero no había, no había ni ventanas ni salidas de emergencia. Joder, pues esto era una emergencia. En fin, el caso es que no podía quedarse ahí, su única opción era salir. ¿Salir sin que la vieran, en plan sigilo? Pf, que pereza, Neith no es de esas, además seguro que la acababan descubriendo, y aunque el peliblanco parecía que no compartía la opinión del asesino respecto a la matanza, el moreno puede que intentara acabar con ella, o algo peor, no sé, los hombres son malvados (?). Pero bueno, como su única opción era salir de ahí por AHÍ, decidió hacerlo lo antes posible, antes de que llegara nadie. Abrió la puerta del baño y con paso ligero se fue aproximando a la puerta, intentando darse prisa, no sé, la verdad es que no tenía ninguna estrategia, pero es que no le quedaba otro remedio.

-Ayuda… - Susurró el moreno. Mostró una sonrisa mientras se agachaba, hincaba la rodilla izquierda sobre el suelo y despacio, con total calma, depositaba la palma derecha en el piso. Todo parecía normal hasta que la madera sobre la que estaban tanto Kazama como Mat empieza a volverse arena, arena ligera, algo sucia por la degradación de la madera. Enseguida se crea un cerco alrededor de Mat y de Kazma, un cerco de arena de casi 3 metros alrededor del moreno, su compañero podría ver como parte del cuerpo de aquel pirata se iba tornando arenoso, mezclándose con la arena que estaba creando. Hasta que llegado el momento Mat ejerce mucha más presión con su mano y la ola desintegradora se come toda la madera allí presente, subiendo por las paredes hasta el techo, este espectáculo también lo estaban viendo desde el exterior, los marines, quienes apuntaban con sus armas atentos a cualquier movimiento, observaban con claridad como todo, absolutamente todo, se estaba volviendo arena, sin embargo lejos de gracias a la gravedad, descender, la estética del local permanecía igual, tan solo que ahora todo era de ese bonito color casi blanquecino.  

Contento el pirata se levanta, atusa su pantalón y mira hacia Kazama. -  Mola mi casa de arena, verdad. – Irónico como solía ser. -  Pues esto no es nada. -  alza las manos y toda la arena se moviliza en forma triangular, formando una pirámide, el techo liso se configura en forma de puntal y la forma cuadrada de la taberna cambia por completo, formando un lugar sin escape ninguno. Las manos de Mat ahora se aplanan y este suspira. – Expándete…  - Los marines disparan a la formación arenosa pero no consiguen atravesarla, hasta que la pirámide estalla, explota en mil pedazos, la arena se dispersa envolviendo una gran zona, casi sin sentido para el que no comprendiera la habilidad de Matheo, se acababa de iniciar una tormenta de arena.

Todos tapan sus caras, no ven nada, les entra arena en los ojos o en la boca, todo sucede muy rápido, pero el pirata se va movilizando por su elemento, esa arena tan extendida, esa arena que todos los marines estaban pisando. Cual escena de película de ciencia ficción un hombre iba surgiendo entre los montículos de arena cerca de cada marine, en total unos quince, aparecía tras ellos y con un sutil movimiento, el elemento los sesgaba por la mitad. Entre horrores de sufrimiento la tormenta mengua, lo gracioso era escuchar que contra menos tormenta había, menos gente gritaba, pues cada vez quedaban menos.  Una figura se forma frente a Kazama, el cual está completamente repleto de arena, detrás de él la chica que se escondía, completamente KO.

Dio unos cuantos pasos, tomó a la mujer y se la puso sobre sus hombros. -  Este es mi premio por este gran trabajo. -  Se contestó a si mismo encaminándose hacia un lugar incierto, dejando atrás la presencia de Kazama. Por mucho que le costara entenderlo, sí, esa mujer era su regalo, cuando hay buenos entendedores, pocas palabras bastan. – Hasta la próxima, muchacho. -  Levantó la mano en forma de despedida sin ni siquiera mirar al peli blanco. En total Mat había arrebatado, entre vida de civiles y marines, un total de 32 vidas. Ni tan mal.