Una probabilidad que cambiara el futuro. /Ft Adam.

- ¡Ansley! ¡Recuerda sacar la basura! – La voz de Hertrud, resonaría en toda la vivienda, provocando que rápidamente la pequeña se presentara en el acto, un poco sudada por la carreara que había dado, siendo que, esta cruzo la propiedad completa y subió 1 piso antes de llegar a la dueña del local, - ¡Señora si señora! – La rubiecita colocaría su mano en su frente, como si se tratara de una militar, para acto seguido bajarla y salir corriendo otra vez, mientras que en su mano derecha, llevaba su siempre confiable peluche, waffles, - Esa chica es demasiado enérgica… - Hertrud se sentaría en un pequeño banco, mientras tomaba una pequeña taza de café, esperando que sacar la basura, no se convirtiera en una de esas “aventuras” que tanto solía tener la de orbes miel.

Pero esta recordaría algo de golpe, y para ello se asomaría rápido por el balcón, mirando que aun la pequeña se encontraba “enfrentándose” con la basura, siendo que esta estaba haciéndole muecas a la misma, mientras parecía decirle algo, lo habitual en ella, - ¡Ansley! ¿Podrías traer algo de fruta? Dile al viejo Joe que le pagare luego. – La pequeña se sorprendería cayendo hacia atrás y pegándose en el trasero, pero asintió con la cabeza, siendo que afirmaba haber escuchado lo que le habían encomendado, ¿Sera que no olvidara el encargo esta vez? Hertrud se preocupaba demasiado, pero es que la pequeña le había dado ya suficientes razones para hacerlo siempre.

Los pasos de la pequeña eran seguros, más aun después de haber depositado la basura en su lugar con éxito, aquello la llenaba de orgullo aun cuando había sido una tarea sencilla, - ¡Fruuuta Fruuuta, vamos por fruuuta! – Se encontraba cantando de igual forma, se encontraba demasiado contenta en aquel día y es que, por alguna razón, el humor de la pequeña era muy bueno, más de lo normal. Los orbes miel de la pequeña, continuaban buscando el mercado donde se encontraba el vendedor de frutas Joe, un viejo amigo de la dueña del local, alguien de confianza y con quien la pequeña se llevaba bastante bien.

Pero algo extraño pasaba en el puerto, algo que llamo la atención de la pequeña, al parecer, algunos piratas estaban desembarcando, lo cual llamaba mucho la atención de los civiles que se encontraban en el área, debido a que estaban muy escandalosos aquel día, - ¡Logramos tomar ese tesoro! ¡Los dioses nos han premiado por nuestro gran esfuerzo y pérdidas! – Por lo que se había escuchado, las personas se preguntaban el que habían obtenido esas personas, pero tambien podían ver que no mentían, siendo que de 3 barcos, dos estaban casi completamente destruidos, ¿De qué trataba todo eso? La rubiecita estaba sumamente curiosa sobre el asunto, pero miraría a otro lado, siendo que no olvidaba las palabras de Hertrud, “No te distraigas” continuaría caminando rumbo al mercado.

¡Volaba! La alegría que poseía la pequeña en aquellos momentos, era demasiada incluso para ella, provocando que su rostro levemente se ruborizara un poco por la sangre que se concentraba demasiado rápido en su rostro, - Hehehe… me siento mareada… - La pequeña miraría a Adam desde donde se encontraba, con los ojos cerrados y moviendo la cabeza de manera un tanto extraña. Pronto, esta sentiría como era soltada, dejándola a la misma, seguir flotando en el aire, - ¡Wii! – La rubiecita hacia como si estuviera nadando en el aire, y jugueteaba dando vueltas y vueltas, divirtiéndose como solo un infante podría hacerlo, - B-bajemos a la chica… así será más fácil atrapar al más grande… - Pero al ver como el peli blanco asestaba un fuerte golpe a uno de sus compañeros, estos tragarían saliva antes de efectuar dicho plan.

La pequeña seria tomada otra vez por el mayor, provocando que esta empezara a reír de manera boba e infantil, - ¡Vamos Adam! ¡Vamos! ¡Jijiji! –A la pequeña le encantaba que la “pasearan” siendo que a esta le emocionaba que este la cargara y la llevara consigo a una velocidad tan alta. - ¿Qué están esperando? ¿Una orden escrita? ¡¡Atrápenlos maldición!! – Hughs, estaba empezando a desesperarse y el coraje le invadía cada vez más, el solo ver como aquella pequeña utilizaba su trofeo de una manera tan boba, provocaba que una vena casi se le reventara. Pero por mientras, la pequeña y el albino solo trataban de escapar de aquel lugar lo más rápido posible (Aun cuando Ansley no sabía) – ¡Joe! ¡Nos vemos en un ratito! Jiji. – La pequeña se despediría moviendo su pequeña manita de una manera tierna, y provocando una sonrisa en aquel hombre.

- ¿¡Tus poderes!? ¡Sí! ¡Genial! – La pequeña no paraba de moverse, y daría vueltas (De una manera poco natural) mientras se encontraba atrapada por el albino, - Mmm… - La pequeña colocaría sus manitas en su frentecita, tratando de concentrar su “poder” el poder que Adam le había conferido, o por lo menos así lo pensaba ella. - ¡Haiya! – La pequeña movería sus manos desde su frente hasta delante de esta, apuntado a las cajas con las palmas bien abiertas. Lo que en un momento no había parecido provocar ningún efecto, en segundos, provocaría que las cajas salieran disparadas con una fuerza totalmente anormal hacia el cielo, atravesando con fuerza el techo de aquel local con una facilidad sorprendente.

Un pequeño aplauso era hecho por la pequeñita, mientras juntaba sus manitas para provocar ese sonido una y otra vez, de una manera, más que rápida y con una sonrisa que desbordaba demasiada alegría, - ¡Lo hice Adam! ¡Soy una súper heroína! ¡Wii! – La pequeña se sentía muy bien, no podía medir la euforia que poseía en aquellos momentos luego de hacer lo que el albino le había mandado a hacer momentos previos. – Entraron por aquí, ¡Vamos! – La pequeña escucharía aquellas voces, y por la cara que ponía Adam, no parecían agradarles, - ¿No te agradan esos sujetos? Pensé eran tus amigos. – La pequeña colocaba su dedito entre sus labios, mientras los veía aproximarse, - ¡No molesten a Adam! – En un movimiento con su dedito, esta provocaría que la tierra y madera se elevara y creando una pared con la misma que detendría el paso de aquellos sujetos, - Jijiji, ¡¿Qué haremos ahora?! – La pequeña le miraría con los ojos bien abiertos, mientras le sonreía de manera tierna, esperando las introducciones de aquel que la tenía como equipaje.

- Maldición, es imposible con estos imbéciles.  – Hughs, se veía molesto, mientras sus ojos no paraban de rotar entre los idiotas que trataban de hacerse camino entre la tierra y la madera, y los que se encontraban peleando, - Tendré que ir buscando la manera de esc- ¡Kuak! –Un grito de dolor vendría de aquel sujeto, pero sería callado al instante. La cabeza del castaño, se vería partida a la mitad de manera horizontal, provocando que un gran pedazo de la misma cayera al suelo y asustando a su tripulación, - Bien hecho, Hanako preciosa. – Una niña que… en ningún sentido de la palabra se encontraba bien, su cuerpo se veía seriamente castigado, con moretones en todos lados, y esta presentaba una piel parecida a la de un muerto, sus ojos eran vacíos y su boca se encontraba totalmente cocida. Parecía haber sido la perpetradora de aquel ataque, mientras que en sus manos parecía poseer 2 cuchillas de gran tamaño y con un filo sin igual.

- Mi querida Hanako… - El sujeto grande con ropas oscuras, abrazaría a la chica, para luego acariciar su cabeza, - ¿Qué tal si nos divertimos solos tu y yo con los que han escapado? ¿Te parece buena idea? ¿Sí? ¡Sé que sí! – Este sonreiría de manera maniática, mientras empezaba a caminar hacia el punto que se encontraba bloqueado, - M-monstruos…. ¡Mataron al capitán! – Uno de los tripulantes de Hughs, trataría de atacar al sujeto de la apariencia espectral.

Pero… este movería su mano derecha, del lateral hasta el frente y movería sus dedos de manera extraña, acto seguido, lo único que se vería, sería la sangre de aquel que había tratado de interponerse en su camino, derramada en el suelo y los sesos del mismo, desparramados, - Sí, soy un monstruo, y me encanta serlo, ¡Hahaha! – Este reiría, mientras que movía su mano derecha y la pequeña cortaba y cercenaba los miembros y cuerpos de aquellos que aun tapaban la puerta, - Voy por ustedes (8 ) – Su voz sonaría como si estuviese por cantar, mientras que daba pasos lentos, hasta aquella pared, y le ordenaría a la pequeña, destruirla en varios cortes, cosa que lograría con facilidad, dejando a aquel sujeto con una sonrisa, de alguien complacido, pero al mismo tiempo… una sonrisa asquerosa y que denotaba una gran maldad.