Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Todo comienza en el Oeste (Pasado)
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Todo comienza en el Oeste (Pasado)
Entre 12-9 meses atrás…
Todo era cuestión de tener que ir averiguar información, infiltración y documentar con elegancia sin tener que dejar ninguna huella ¿Por qué no enviaron a un Agente del Gobierno para eso? Era molesto para el rubio en esa mañana tener que soportar el oleaje salvaje por el que pasaban en esos momentos, el barco se estremecía de un lado a otro tratando de surcar olas tan gigantescas como una casa, que salpicaban a todos en cubierta tratando de soportar los mareos entre quejas y maldiciones en el aire. Arturo no era indiferente aquella situación, el navegante del barco era un asco controlando el timón que cualquier otro novato podría hacerlo mejor, hasta el mismo, pero era una suerte que el barco no se hundiera o el mismo haber caído al mar acabando así con su vida.
Podía verse la gran Isla de Red finalmente, las aguas se tranquilizaban aunque todo el mundo estaba desecho tratando soportar el no vomitar, el capitán corpulento de aquel navío, con su espesa barba gris y sucia de la experiencia como lobo del mar, se asomaba haciendo ruido con esa llamativa pata postiza hecha de marfil. Se reía al ver como no todos soportaban, incluido Arturo, el viaje pero al parecer su trabajo terminaría en cuanto tocaran tierra y aquellos días que pasaron todos como una tripulación trabajando juntos se acabarían. Así era esto de ser un Marine especial, el recién ascendido Teniente rubio no había estado trabajando en ninguna división pero no por ello su vida era fácil a diferencia de otros parientes de altos mandos, todo lo contrario para el que era enviado a conocer todas las funciones y trabajos de los marines de pies a cabezas en la organización para algún día ser un gran líder, pero ¿Cómo fue que termino en solitario ahora? Era debido a sus grandes poderes que adquirió la razón de ello y su trabajo era conseguir informacion si que otros lo supieran.
El barco finalmente estaba cerca del muelle de la isla, había mucho movimiento de los tripulantes haciendo los preparativos, parecían mucho mejor y Arturo revisaba un mapa junto al Capitán sobre rutas que debería tomar ahora mismo para poder regresar. –Evite este camino, hay una fuerte tormenta y se ahorraran días si siguen esta otra ruta- Señalando con su dedo, usando herramientas de navegación a las cuales apenas se acostumbraba pero no era por la predicción lo que uso para saber el camino más seguro. El capitán solo le dio una palmada fuerte en la espalda del muchacho antes de despedirse del mientras el barco atracaba, finalmente en la isla seria el momento de trabajar y sonriendo con gran animo mientras descendía de aquel navío con sus cosas en una mochila vieja, Arturo se encontraba mucho mejor cuando finalmente podía pisar tierra firme y observar un pequeño muelle con su poblado costero que había en el, un gran respiro y lo fresco del ambiente mostraba lo joven que era aquel sitio como los 15 años de alguna chica con un gran futuro por delante. –Bien manos a la obra- Centrado y optimista daba sus primeros pasos por aquella nueva isla que debía conocer.
Todo era cuestión de tener que ir averiguar información, infiltración y documentar con elegancia sin tener que dejar ninguna huella ¿Por qué no enviaron a un Agente del Gobierno para eso? Era molesto para el rubio en esa mañana tener que soportar el oleaje salvaje por el que pasaban en esos momentos, el barco se estremecía de un lado a otro tratando de surcar olas tan gigantescas como una casa, que salpicaban a todos en cubierta tratando de soportar los mareos entre quejas y maldiciones en el aire. Arturo no era indiferente aquella situación, el navegante del barco era un asco controlando el timón que cualquier otro novato podría hacerlo mejor, hasta el mismo, pero era una suerte que el barco no se hundiera o el mismo haber caído al mar acabando así con su vida.
Podía verse la gran Isla de Red finalmente, las aguas se tranquilizaban aunque todo el mundo estaba desecho tratando soportar el no vomitar, el capitán corpulento de aquel navío, con su espesa barba gris y sucia de la experiencia como lobo del mar, se asomaba haciendo ruido con esa llamativa pata postiza hecha de marfil. Se reía al ver como no todos soportaban, incluido Arturo, el viaje pero al parecer su trabajo terminaría en cuanto tocaran tierra y aquellos días que pasaron todos como una tripulación trabajando juntos se acabarían. Así era esto de ser un Marine especial, el recién ascendido Teniente rubio no había estado trabajando en ninguna división pero no por ello su vida era fácil a diferencia de otros parientes de altos mandos, todo lo contrario para el que era enviado a conocer todas las funciones y trabajos de los marines de pies a cabezas en la organización para algún día ser un gran líder, pero ¿Cómo fue que termino en solitario ahora? Era debido a sus grandes poderes que adquirió la razón de ello y su trabajo era conseguir informacion si que otros lo supieran.
El barco finalmente estaba cerca del muelle de la isla, había mucho movimiento de los tripulantes haciendo los preparativos, parecían mucho mejor y Arturo revisaba un mapa junto al Capitán sobre rutas que debería tomar ahora mismo para poder regresar. –Evite este camino, hay una fuerte tormenta y se ahorraran días si siguen esta otra ruta- Señalando con su dedo, usando herramientas de navegación a las cuales apenas se acostumbraba pero no era por la predicción lo que uso para saber el camino más seguro. El capitán solo le dio una palmada fuerte en la espalda del muchacho antes de despedirse del mientras el barco atracaba, finalmente en la isla seria el momento de trabajar y sonriendo con gran animo mientras descendía de aquel navío con sus cosas en una mochila vieja, Arturo se encontraba mucho mejor cuando finalmente podía pisar tierra firme y observar un pequeño muelle con su poblado costero que había en el, un gran respiro y lo fresco del ambiente mostraba lo joven que era aquel sitio como los 15 años de alguna chica con un gran futuro por delante. –Bien manos a la obra- Centrado y optimista daba sus primeros pasos por aquella nueva isla que debía conocer.
InvitadoInvitado
Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
La brisa de mar, era como siempre, salada pero refrescante, algo que la pequeña de orbes miel solía disfrutar desde el siempre confiable balcón de la “Casita de los sueños” Un lugar donde se llevaban los niños huérfanos que la marina lograba salvar, este fue el lugar donde dejaron a la rubiecita luego de traerla a Isla Red, donde gracias a los guardias, la mantenían en constante vigilancia debido al como nació la misma. - ¡Ansley! ¡Baja ya del balcón, sé que estás ahí! – Los pelos de la pequeña se pondrían de punta hacia arriba por la sorpresa, mientras que una media sonrisa se formaba en su rostro, - S-si… - Pero esta continuaría en el balcón, tomando un poco más de aire, - ¡Que bajes a comer muchacha! – Esta empezaría a sudar, para luego salir corriendo en dirección a las escaleras, cruzando los vestíbulos y algunos cuartos, hasta poder llegar a las mismas y bajar directamente a la segunda planta de aquel gran edificio.
Al llegar, la pequeña observaría a los demás huérfanos sentados en distintas mesas comiendo, era un lugar muy grande, pero no habían tantos huérfanos como se pensaba que habría, solo quedaban unos 5 niños, ya que, por razones desconocidas, la gran mayoría desaparecía, algo que preocupaba bastante a la que atendía dicho local, la señora Hertrud D. Ociland, - Ansley, sé que ayer le diste tu cena a uno de los pequeños. – La pequeña rubia, observaría a sus espaldas, logrando ver a la enorme señora Hertrud, algo que provocaría que tragara saliva suavemente, - Hehehe, es que… tenía hambre… - La mayor entonces, la observaría con una mirada furiosa, - ¡No quiero escuchar excusas! Sabes muy bien que todos tienen la porción que les corresponde. – La pequeña cerraría los ojos y agacharía la cabeza, aunque no lamentaba nada ni se sentía mal por lo que había hecho, en realidad se sentía feliz por haber ayudado a alguien en una situación más precaria que ella, - Eres demasiado buena para tu propio bien. – Sentiría como una gran mano acariciaba su cabeza, Hertrud le sonreía entre suspiros, sabiendo que no había anda que hacer ya.
- Ansley, ve al mercado, necesito que compres algunos ingredientes para hacer la cena, y por favor… - La observaría con una mirada seria, - ¡N-no me entretendré con algo tonto! ¡L-lo prometo! – La pequeña sonreía nerviosa, mientras trataba de calmar a Hertrud, antes de partir en dirección al mercado, saliendo por la puerta principal y alejando a los pequeños de su camino. ¿Por qué Hertrud mandaba a Ansley cuando habían chicos de más edad que ella? Eso se debía a la confianza que le tenía a la pequeña, ella sabía que nada pasaría con el dinero o los ingredientes si los llevaba la pequeña Ansley, alguien que era incapaz de cometer alguna falta en contra de Hertrud o alguien de “mayor edad” que ella.
El tiempo pasaría rápido mientras los pasos de la pequeñita la dirigían al mercado que se encontraba cerca del puerto, mientras que en sus manos, un enorme papel que fungía como lista parecía querer ser arrastrado por el fuerte viento marino, - Mmm… ¿Dónde estará la tienda? – La pequeña nunca había ido a la tienda que Hertrud le habia comentado, pero aun así, seguiría la dirección al pie de la letra, lo único que la pequeña no sabía, es que a tienda se encontraba cerrada por remodelación. Mientras continuaba buscando en aquella área por la tienda, esta sufriría un percance peligroso, y es que la lista que poseía en sus manos saldría volando con furia en dirección al mar, - ¡¡Noooo!! ¡La lista! – ¡La pequeña tenía que atrapar rápido ese papel! Si Hertrud descubría que la había perdido… no quería ni pensarlo, esta solo correría detrás del papel. Pero algo sucedería, y es que aquel papel cambiaría la dirección que tomaba, de ir al mar, hasta ir a lo que parecía ser una embarcación, - ¡Ya casi! – Pero el papel siempre se le zafaba de las manos, y el mismo terminaría en un lugar algo incómodo… en la cara de una de las personas que se encontraban en aquel enorme barco, - Oh… oh… - La pequeña, se quedaría observando sorprendida, esperando la reacción de aquella persona, aunque debía admitir que, la situación le parecía muy graciosa.
Al llegar, la pequeña observaría a los demás huérfanos sentados en distintas mesas comiendo, era un lugar muy grande, pero no habían tantos huérfanos como se pensaba que habría, solo quedaban unos 5 niños, ya que, por razones desconocidas, la gran mayoría desaparecía, algo que preocupaba bastante a la que atendía dicho local, la señora Hertrud D. Ociland, - Ansley, sé que ayer le diste tu cena a uno de los pequeños. – La pequeña rubia, observaría a sus espaldas, logrando ver a la enorme señora Hertrud, algo que provocaría que tragara saliva suavemente, - Hehehe, es que… tenía hambre… - La mayor entonces, la observaría con una mirada furiosa, - ¡No quiero escuchar excusas! Sabes muy bien que todos tienen la porción que les corresponde. – La pequeña cerraría los ojos y agacharía la cabeza, aunque no lamentaba nada ni se sentía mal por lo que había hecho, en realidad se sentía feliz por haber ayudado a alguien en una situación más precaria que ella, - Eres demasiado buena para tu propio bien. – Sentiría como una gran mano acariciaba su cabeza, Hertrud le sonreía entre suspiros, sabiendo que no había anda que hacer ya.
- Ansley, ve al mercado, necesito que compres algunos ingredientes para hacer la cena, y por favor… - La observaría con una mirada seria, - ¡N-no me entretendré con algo tonto! ¡L-lo prometo! – La pequeña sonreía nerviosa, mientras trataba de calmar a Hertrud, antes de partir en dirección al mercado, saliendo por la puerta principal y alejando a los pequeños de su camino. ¿Por qué Hertrud mandaba a Ansley cuando habían chicos de más edad que ella? Eso se debía a la confianza que le tenía a la pequeña, ella sabía que nada pasaría con el dinero o los ingredientes si los llevaba la pequeña Ansley, alguien que era incapaz de cometer alguna falta en contra de Hertrud o alguien de “mayor edad” que ella.
El tiempo pasaría rápido mientras los pasos de la pequeñita la dirigían al mercado que se encontraba cerca del puerto, mientras que en sus manos, un enorme papel que fungía como lista parecía querer ser arrastrado por el fuerte viento marino, - Mmm… ¿Dónde estará la tienda? – La pequeña nunca había ido a la tienda que Hertrud le habia comentado, pero aun así, seguiría la dirección al pie de la letra, lo único que la pequeña no sabía, es que a tienda se encontraba cerrada por remodelación. Mientras continuaba buscando en aquella área por la tienda, esta sufriría un percance peligroso, y es que la lista que poseía en sus manos saldría volando con furia en dirección al mar, - ¡¡Noooo!! ¡La lista! – ¡La pequeña tenía que atrapar rápido ese papel! Si Hertrud descubría que la había perdido… no quería ni pensarlo, esta solo correría detrás del papel. Pero algo sucedería, y es que aquel papel cambiaría la dirección que tomaba, de ir al mar, hasta ir a lo que parecía ser una embarcación, - ¡Ya casi! – Pero el papel siempre se le zafaba de las manos, y el mismo terminaría en un lugar algo incómodo… en la cara de una de las personas que se encontraban en aquel enorme barco, - Oh… oh… - La pequeña, se quedaría observando sorprendida, esperando la reacción de aquella persona, aunque debía admitir que, la situación le parecía muy graciosa.
Última edición por Ansley el Dom Ene 01, 2017 4:13 pm, editado 1 vez
InvitadoInvitado
Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
Una fuerte ráfaga de viento hizo bailar las olas del mar, sorprendía a muchos en el barco que se movió de forma estrepitosa y también personas en el muelle quienes perdieron alguna que otra canasta o papeles por ese viento sorpresivo, Arturo se encontraba ya abajo del barco para entonces pero debió colocar un brazo por enfrente suyo para evitar cualquier basura entraran a ellos. Curiosamente una pequeña niña venia corriendo en su misma dirección, persiguiendo un papel volador con tanto animo e inocencia pero giraba en el último momento al perseguir su papel mientras este se estrellaba con la cara de otro de los tripulantes. –Que demo…- Maldecía aquel marinero quitándose el pedazo de papel de la cara pero soltando el mismo que volvía a estar a merced del viento y regresando hacia la isla por el viento que lo volvía a traerlo de regreso a la isla.
Mala suerte para la pequeña, le dibujo una sonrisa en el rubio mientras sus cabellos eran mecidos por el viento como si jugara con sus manos invisibles con él, sin embargo el muelle no era un sitio donde se debía estar sin atención o cuidado, menos cuando un barco acababa de atracar, muchos trabajaban por bajar mercancías y otros por sacar aquello que se acumuló en el viaje, con eso cajas enormes en ese navío comerciante en el que llego el rubio y actuó antes que siquiera lo notara cualquiera del sitio. Su mano se estiro hasta alcanzarla del cuello de la ropa, de algún modo se logró mover el ojos azules hasta detrás de la chica jalándola a su cuerpo para rodearla con su brazo y brincando hacia atrás en la madera del muelle, fue cuando entonces una gran caja de al menos 2 metros de alto y suficiente ancho, pasaba arrollando las cosas hasta deslizarse hacia el agua.
Todo el mundo en el barco empezaba a volverse locos por la carga que cayó al mar, mientras Arturo yacía en el suelo levantando su torso con la chica aun en brazos dando un gran respiro ¿Cómo ocurrió esto? El viento anterior había tomado desprevenidos a muchos y con eso nadie cuido aquella enorme caja que pudo arrollar a la joven chica, claro que solo el ojos azules se dio cuenta con buen tiempo de ello. -¿Estas bien? Es peligroso andar por aquí sin cuidado, los accidentes ocurren en todo momento- Soltaría la chica y comenzaría levantarse del suelo volviendo a su compostura usual, dando una tenue sonrisa mientras se sacudía la tierra por la caída esperando a saber alguna respuesta.
Mala suerte para la pequeña, le dibujo una sonrisa en el rubio mientras sus cabellos eran mecidos por el viento como si jugara con sus manos invisibles con él, sin embargo el muelle no era un sitio donde se debía estar sin atención o cuidado, menos cuando un barco acababa de atracar, muchos trabajaban por bajar mercancías y otros por sacar aquello que se acumuló en el viaje, con eso cajas enormes en ese navío comerciante en el que llego el rubio y actuó antes que siquiera lo notara cualquiera del sitio. Su mano se estiro hasta alcanzarla del cuello de la ropa, de algún modo se logró mover el ojos azules hasta detrás de la chica jalándola a su cuerpo para rodearla con su brazo y brincando hacia atrás en la madera del muelle, fue cuando entonces una gran caja de al menos 2 metros de alto y suficiente ancho, pasaba arrollando las cosas hasta deslizarse hacia el agua.
Todo el mundo en el barco empezaba a volverse locos por la carga que cayó al mar, mientras Arturo yacía en el suelo levantando su torso con la chica aun en brazos dando un gran respiro ¿Cómo ocurrió esto? El viento anterior había tomado desprevenidos a muchos y con eso nadie cuido aquella enorme caja que pudo arrollar a la joven chica, claro que solo el ojos azules se dio cuenta con buen tiempo de ello. -¿Estas bien? Es peligroso andar por aquí sin cuidado, los accidentes ocurren en todo momento- Soltaría la chica y comenzaría levantarse del suelo volviendo a su compostura usual, dando una tenue sonrisa mientras se sacudía la tierra por la caída esperando a saber alguna respuesta.
InvitadoInvitado
Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
- ¡Vamos! ¡Vuelve aquí por favor! – La pequeña continuaba corriendo, ¿Cómo había podido ser tan distraída para perder algo de tanta importancia? Realmente, la pequeña se encontraba en un gran apuro, Hertrud no era alguien que se tomara las cosas con demasiada calma, era alguien de temer y la pequeña lo sabía muy bien, es por eso que siempre trataba de hacer las cosas de la manera correcta, aunque una buena porción de las veces terminaba fallando al hacerlo, - ¡Argh! ¡Me van a matar! – Aun cuando esta sabía lo que sucedería, se encontraba con una pequeña sonrisa, le divertía el tener que ir tras aquel papel, aun sabiendo las consecuencias de perderlo. – ¡Señor! ¡El papel! … ¡¡No lo tire!! – Esta se lanzaría hacia adelante, pero era muy tarde, el papel ya había tomado rumbo al mar, su viaje empezaría en aquel momento, ¿Qué le depararía al papel en alta mar? ¿Tendría nakamas nuevos? ¿Una vida nueva? La pequeña solo le desearía un buen viaje, - Cuídese… señor papel… - Caminaría con sus manos entrelazadas, colocadas a la altura de su pecho, como si se encontrara rezando por aquel valiente.
Pero, antes de que pudiese empezar a moverse otra vez, esta sentiría que era levantada del suelo de manera extraña, - ¿Huh? – Algo la sostenía, pero no sabía que era, pero antes de que pudiese llegar a mirar, seria arropada por grandes brazos que, parecían querer protegerle de algo. Sintió como si estuviese en alguna rueda, ya que estaba girando de manera continua, mientras un fuerte estruendo se podía escuchar, aunque la misma no sabía desde donde había llegado dicho sonido. Y allí estaba, frente a ella, una persona muy extraña, que poseía ojos que provocarían que la pequeña se quedara unos segundo observando los mismos, aquel color azul le parecía de lo más lindo, y el cabello del mismo, parecido al de ella, la hacía pensar que se trataba de… - ¡Mi ángel guardián! ¡Hehehe! – Esta le abrazaría con fuerza del cuello, siendo que estaba muy emocionada por encontrarse con la persona que, en sus sueños, le protegía, aunque este era muy diferente de como se lo imaginaba, más grande y más fuerte.
Esta entonces, se bajaría del mismo, para observarle maravillada, - Hehehe, ¿Has venido a salvarme? ¿Cómo te llamas? ¡Yo soy Ansley! – Aun cuando el contrario, trataba de guardar la compostura y preguntaba el estado de la pequeña, esta parecía estar metida en su propio mundo ya, y solo quería saber más de su “angel” - ¡Yo me encuentro muy bien! ¡Sí! ¿Y tú? – Esta olvidaba que hacía unos segundos, su vida había corrido peligro, aun cuando no supiera el cómo de ello. La pequeña se encontraba sumamente entretenida en aquellos momentos, tomaría la mano del mayor con sus manitas, mientras le observaba con una enorme sonrisa, lo cual era habitual en ella, - ¡¿Y tú vuelas?! ¿Y tus alas? – Observaría curiosa a la espalda del rubio mayor, con un rostro infantil pero juguetón, esperando encontrar algo grandioso.
Pero, antes de que pudiese empezar a moverse otra vez, esta sentiría que era levantada del suelo de manera extraña, - ¿Huh? – Algo la sostenía, pero no sabía que era, pero antes de que pudiese llegar a mirar, seria arropada por grandes brazos que, parecían querer protegerle de algo. Sintió como si estuviese en alguna rueda, ya que estaba girando de manera continua, mientras un fuerte estruendo se podía escuchar, aunque la misma no sabía desde donde había llegado dicho sonido. Y allí estaba, frente a ella, una persona muy extraña, que poseía ojos que provocarían que la pequeña se quedara unos segundo observando los mismos, aquel color azul le parecía de lo más lindo, y el cabello del mismo, parecido al de ella, la hacía pensar que se trataba de… - ¡Mi ángel guardián! ¡Hehehe! – Esta le abrazaría con fuerza del cuello, siendo que estaba muy emocionada por encontrarse con la persona que, en sus sueños, le protegía, aunque este era muy diferente de como se lo imaginaba, más grande y más fuerte.
Esta entonces, se bajaría del mismo, para observarle maravillada, - Hehehe, ¿Has venido a salvarme? ¿Cómo te llamas? ¡Yo soy Ansley! – Aun cuando el contrario, trataba de guardar la compostura y preguntaba el estado de la pequeña, esta parecía estar metida en su propio mundo ya, y solo quería saber más de su “angel” - ¡Yo me encuentro muy bien! ¡Sí! ¿Y tú? – Esta olvidaba que hacía unos segundos, su vida había corrido peligro, aun cuando no supiera el cómo de ello. La pequeña se encontraba sumamente entretenida en aquellos momentos, tomaría la mano del mayor con sus manitas, mientras le observaba con una enorme sonrisa, lo cual era habitual en ella, - ¡¿Y tú vuelas?! ¿Y tus alas? – Observaría curiosa a la espalda del rubio mayor, con un rostro infantil pero juguetón, esperando encontrar algo grandioso.
InvitadoInvitado
Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
Le habia tomado por sorpresa, no se lo esperaba ni imaginaba que la chica en algún momento se habría de sujetar de su cuello con fuerza ¿Miedo? No lo creía Arturo aunque el simple hecho que sonreía y se podía sentir como escuchar su alegría daban suficiente susto para creer que no era una chica normal pero de cualquier modo pudo reincorporarse y observarla bien. Una pequeña chica que era por medio metro menor a la estatura del rubio que tenia que mirar hacia abajo para verla bien, de pequeño cuerpo pero facciones delicadas como también una frondosa melena que no estaba sucia pero tampoco muy cuidada, o al menos se podía ver que ningún peine habría hecho algo contra esa alborotada melena de rubia de ella.
-Bueno… creo que estas bien- no sabia como responder a tal muestra de alegría, en verdad que no estaba hecho para soportar niños el rubio y menos con el tipo de vida que ha llevado desde hace tiempo, sin embargo no entendia bien sobre que clase de fantasía o ilusión estaba hablando ella al llamarlo un angel por el hecho de salvarla. –También estoy bien Ansley, no te preocupes pero si todo esta bien…- Con un paso trataba de salir del sitio para poder alejarse y seguir con lo suyo, mas no pudo hacerlo cuando fue tomado de la mano por la otra chica que ya parecía demasiado ilusionada en un instante y lo tenía contra las cuerdas de la etiqueta y amabilidad por como le hacia preguntas sobre seguir siendo un ángel.
Al parecer no se podria librar de esta tan fácil, resignado a dar un suspiro largo antes de doblar un poco las rodillas para estar a la misma altura su rostro que el de ella. –Me llamo Arturo Pendragon, y no, no soy un Angel- Colocaba su mano contraria sobre el cabello de ella, a tal modo de acariciarlo o mas bien consolarla por la desilusion pero no por ello dejaba de sonreir tratando de ser paciente y apasible. –Pero debo irme, procura estar bien y no te metas en mas problemas ¿Vale? Regresa a tu hogar- Finalmente se pondría de pie nuevamente esperando la chica captara sus palabras ¿Debia hacerlo? No parecería haber otro modo que este aunque la chica era una persona desconocida, tal vez pariente de alguien del muelle ¿O por que otra razon estaría ahí?
-Bueno… creo que estas bien- no sabia como responder a tal muestra de alegría, en verdad que no estaba hecho para soportar niños el rubio y menos con el tipo de vida que ha llevado desde hace tiempo, sin embargo no entendia bien sobre que clase de fantasía o ilusión estaba hablando ella al llamarlo un angel por el hecho de salvarla. –También estoy bien Ansley, no te preocupes pero si todo esta bien…- Con un paso trataba de salir del sitio para poder alejarse y seguir con lo suyo, mas no pudo hacerlo cuando fue tomado de la mano por la otra chica que ya parecía demasiado ilusionada en un instante y lo tenía contra las cuerdas de la etiqueta y amabilidad por como le hacia preguntas sobre seguir siendo un ángel.
Al parecer no se podria librar de esta tan fácil, resignado a dar un suspiro largo antes de doblar un poco las rodillas para estar a la misma altura su rostro que el de ella. –Me llamo Arturo Pendragon, y no, no soy un Angel- Colocaba su mano contraria sobre el cabello de ella, a tal modo de acariciarlo o mas bien consolarla por la desilusion pero no por ello dejaba de sonreir tratando de ser paciente y apasible. –Pero debo irme, procura estar bien y no te metas en mas problemas ¿Vale? Regresa a tu hogar- Finalmente se pondría de pie nuevamente esperando la chica captara sus palabras ¿Debia hacerlo? No parecería haber otro modo que este aunque la chica era una persona desconocida, tal vez pariente de alguien del muelle ¿O por que otra razon estaría ahí?
InvitadoInvitado
Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
Definitivamente… o el ocultaba sus alas, o eran invisibles al ojo de Ansley, ¿Cuál era la respuesta real? Ansley no lo sabía, esta solo le observaría tratando de descifrar el secreto tras las inexistentes alas de su adorado ángel guardián, quien en aquellos momentos, se encontraba tratándola de manera muy amable, siendo solo Hertrud que le trataba de tal manera en aquella pequeña pero pacifica isla. - ¿No lo eres? Pero… - Esta rápidamente colocaría sus manitas en su boca, tratando de tapar las palabras que fueran a salir de la misma, ¿Y si este no podía revelar que su identidad era la de un ángel enfrente de ella? ¿Qué tal si algún monstruo lo descubriera en su fachada? ¡La pequeña seria la culpable de ello! Es por eso que, esta se quedaría callada al respecto y solo sonreiría de manera alegre y risueña, - ¡Tu secreto está a salvo conmigo! ¡Hehehe! – Comentaría la rubiecita mientras mantenía sus ojitos entre cerrados.
- Arturo… - La pequeña, trataría de grabar el nombre en su cabeza, no era alguien con una gran memoria, y sinceramente, se le daba mal el recordar rostros. Esta escucharía las palabras del contrario, provocando que está casi dijera “¿Te iras al cielo?” Pero, taparía su boquita rápidamente, siendo que no dejaría salir palabra alguna sobre lo que este haría. La pequeña le observaría unos segundos, pero se le tiraría encima, enganchándose de uno de sus brazos, ¡No quería que se fuera su angelito! Trataría de que este se quedara un poco más con ella, - ¡Pero necesito tu ayuda angelito! – Esta seguiría aferrada, mientras que sus ojitos trataban de conectar con los del contrario.
Esta entonces, treparía hasta colocarse en el hombro del mayor, colocando su barbilla en el mismo, mientras le observaba con una de sus mejillas medio infladas, - Perdí un papel muy importante, ¡Me van a querer matar! Necesito su ayuda para recuperarlo, Angelito… - La pequeña no desistiría, esta no quería que se fuera el angelito, y realmente también necesitaba dicho papel, ya que Hertrud, se molestaría mucho con ella si se daba cuenta que lo había perdido. Aun cuando la pequeña, no recordaba que el papel se encontraba durmiendo con los peces en aquel momento, y su recuperación sería imposible. Pero en aquellos momentos, su atención estaba solamente en una cosa, “Que no se vaya el ángel, que no se vaya el ángel, que no se vaya el ángel” Una pequeña muy terca, pero que sabía lo que deseaba en aquel momento.
- Arturo… - La pequeña, trataría de grabar el nombre en su cabeza, no era alguien con una gran memoria, y sinceramente, se le daba mal el recordar rostros. Esta escucharía las palabras del contrario, provocando que está casi dijera “¿Te iras al cielo?” Pero, taparía su boquita rápidamente, siendo que no dejaría salir palabra alguna sobre lo que este haría. La pequeña le observaría unos segundos, pero se le tiraría encima, enganchándose de uno de sus brazos, ¡No quería que se fuera su angelito! Trataría de que este se quedara un poco más con ella, - ¡Pero necesito tu ayuda angelito! – Esta seguiría aferrada, mientras que sus ojitos trataban de conectar con los del contrario.
Esta entonces, treparía hasta colocarse en el hombro del mayor, colocando su barbilla en el mismo, mientras le observaba con una de sus mejillas medio infladas, - Perdí un papel muy importante, ¡Me van a querer matar! Necesito su ayuda para recuperarlo, Angelito… - La pequeña no desistiría, esta no quería que se fuera el angelito, y realmente también necesitaba dicho papel, ya que Hertrud, se molestaría mucho con ella si se daba cuenta que lo había perdido. Aun cuando la pequeña, no recordaba que el papel se encontraba durmiendo con los peces en aquel momento, y su recuperación sería imposible. Pero en aquellos momentos, su atención estaba solamente en una cosa, “Que no se vaya el ángel, que no se vaya el ángel, que no se vaya el ángel” Una pequeña muy terca, pero que sabía lo que deseaba en aquel momento.
InvitadoInvitado
Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
Una gota en su cien y la sonrisa nerviosa pero aun amable mostraban que en verdad esta pequeña chica era difícil de tratar pues hacia lo que ella quería mientras que el ojo azules trataba de convencerla que no era lo que ella comentaba pero al final no había caso, pareciera que había ganado y no comentaría mas sobre esa extraña insinuación de tener que ser un ángel, sería algo lindo tener alas y volar pero sin embargo esa no había sido su suerte y estaba condenado a caminar como el no nadar nunca más en su vida. Sin embargo el llamado de su nombre tomo su atención, no dejaría sin atender a una linda chica y tampoco estaba en su naturaleza las malas intenciones, poniendo atención a lo que hacía como el ademan al tapar su boca dejándolo extrañado lo que esta chica hacia y fue cuando le tomó por sorpresa como se engancho a él, a su brazo más específicamente tomándole por sorpresa ciertamente que el propio rubio trataría de quitársela moviéndose de un lado a otro, más la pequeña no se habría de soltar de ningún modo haciendo un pedido de ayuda y una mirada demasiado tierna que solo los cachorros podían tener, la mirada de inocencia, su corazón latio fuertemente y podía sentir en su estomago un hueco sin igual, un hormigueo.
Eso había sido demasiado y suficiente para vencer Arturo mentalmente al identificarla como algo puro, algo que ciertamente para él era bello y no podía evitar ver que esa ternura e inocencia tenían su encanto para el que gustaba de lo divino y lo puro, cayendo en sus rodillas parecía que no tenía más opción, había sido vencido tomándole por lo que más le gustaba y era inútil para el resistirse. Ya no podía hacer nada y la pequeña finalmente habia incluso trepado hsata su hombro como una pequeña koala sin soltarlo, escuchando su dilema -¿Un papel? ¿Y qué clase de papel es ese?- Intrigado por sus palabras sobre morir por un papel, tampoco podría creer que ese papel fuese de vida o muerte considerando que le tomaba por un ángel ¿O tal vez no? –Bien, bien tu ganas te ayudare a encontrar el papel ¿Sabes como es?.... uhmmmm por cierto ¿Cuál es tu nombre? No te llamare pequeña todo el rato- Se recomponía levantándose del suelo finalmente con la chica en su brazo, a pesar de su peso no parecía significar ningún problema para el rubio quien quería conocer mas sobre lo que ella era su problema y como ayudarla pero hasta ahora esa pregunta esencial habia nacido ¿Cuál era el nombre de la pequeña?
Eso había sido demasiado y suficiente para vencer Arturo mentalmente al identificarla como algo puro, algo que ciertamente para él era bello y no podía evitar ver que esa ternura e inocencia tenían su encanto para el que gustaba de lo divino y lo puro, cayendo en sus rodillas parecía que no tenía más opción, había sido vencido tomándole por lo que más le gustaba y era inútil para el resistirse. Ya no podía hacer nada y la pequeña finalmente habia incluso trepado hsata su hombro como una pequeña koala sin soltarlo, escuchando su dilema -¿Un papel? ¿Y qué clase de papel es ese?- Intrigado por sus palabras sobre morir por un papel, tampoco podría creer que ese papel fuese de vida o muerte considerando que le tomaba por un ángel ¿O tal vez no? –Bien, bien tu ganas te ayudare a encontrar el papel ¿Sabes como es?.... uhmmmm por cierto ¿Cuál es tu nombre? No te llamare pequeña todo el rato- Se recomponía levantándose del suelo finalmente con la chica en su brazo, a pesar de su peso no parecía significar ningún problema para el rubio quien quería conocer mas sobre lo que ella era su problema y como ayudarla pero hasta ahora esa pregunta esencial habia nacido ¿Cuál era el nombre de la pequeña?
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Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
¡Los ojos de la menor brillaban con una luz que podría llegar a cegar a cualquiera! Realmente le alegraba demasiado que su angelito guardián haya decidido el ayudarla en aquel dilema que tanto aterraba a la pequeña, aunque en realidad no provocaba dicha emoción en ella. Sí, la pequeña se tomaba todo a la ligera, y sabía que probablemente no pasara nada si perdía el papel, pero quería estar con Arturo, así que una pequeñísima mentirita piadosa no haría daño, ¿No? - ¡Gracias! Hehehe. – Esta, con sus ojitos cerrados, empezaría a estrujar su mejillita con la del contrario mientras que continuaba sonriendo y riendo de manera boba e infantil. Al escuchar la pregunta del mayor, esta se detendría mientras era tomada por el mismo y sentada en uno de sus ante brazos, siendo que esta se quedaría tranquila pero risueña como era normal.
Esta sonreiría mientras elevaba sus manitas al cielo, sonriendo de gran manera, ¡El angelito la cargaba! La felicidad abundaba en aquella rubiecita, mientras que señalaba hacia donde se encontraba el lugar donde compraba los vegetales, - ¡Por aquí! ¡Por aquí! – La pequeña comentaba mientras con su manita jalaba de la ropa del mayor, tratando de que este le hiciera caso, - ¡Era un papel muy largooooo y, y, y, y tenía muchas letritas! – Comentaba animada la rubiecita mientras agitaba sus manitas y trataba de hacer mímica con las mismas.
- ¿Ansley? – Una voz familiar para la pequeña se haría escuchar, siendo que esta voltearía tratando de ver de quien se trataba, siendo esta la misma persona que atendía la tienda de vegetales, - Oh con que estuve en lo cierto, ¿Qué haces por aquí pequeña? ¿Hertrud te mando? – Era un señor un tanto mayor de edad, pero no demasiado, este observaría a Arturo un tanto sorprendido, siendo que al no reconocer su cara este se preocuparía un poco, - ¿Y quién es esa persona con la que andas pequeña? – Esta le sonreiría de manera muy animada, y sin pensar mucho su respuesta esta contestaría de la peor forma posible, - ¡Es mi Angel Guardian! – Comentaría la pequeña animada mientras llevaba sus bracitos al cuello del mayor para abrazarle.
Aquel hombre le miraría con sorpresa y una gota de sudor recorrería su frente, - Ya veo… ¿Vinieron a comprar algunas frutas? – La pequeña le observaría unos segundos pensativa, para luego abrir la boca grande y sus ojitos, - ¡Sí! ¡Sí! – Era muy olvidadiza la pequeña, demasiado para su propio bien, esta llevaría su manita a su bolsillo, buscando la lista, para luego notar que no la poseía, - Cierto… perdí la lista… - La pequeña miraría al rubio y al señor, para luego bajar la cabeza un tanto avergonzada, - ¿Qué debería hacer? – Si las cosas se ponían demasiado difíciles, al final tendría que volver con Hertrud para que le hiciera una nueva lista.
Esta sonreiría mientras elevaba sus manitas al cielo, sonriendo de gran manera, ¡El angelito la cargaba! La felicidad abundaba en aquella rubiecita, mientras que señalaba hacia donde se encontraba el lugar donde compraba los vegetales, - ¡Por aquí! ¡Por aquí! – La pequeña comentaba mientras con su manita jalaba de la ropa del mayor, tratando de que este le hiciera caso, - ¡Era un papel muy largooooo y, y, y, y tenía muchas letritas! – Comentaba animada la rubiecita mientras agitaba sus manitas y trataba de hacer mímica con las mismas.
- ¿Ansley? – Una voz familiar para la pequeña se haría escuchar, siendo que esta voltearía tratando de ver de quien se trataba, siendo esta la misma persona que atendía la tienda de vegetales, - Oh con que estuve en lo cierto, ¿Qué haces por aquí pequeña? ¿Hertrud te mando? – Era un señor un tanto mayor de edad, pero no demasiado, este observaría a Arturo un tanto sorprendido, siendo que al no reconocer su cara este se preocuparía un poco, - ¿Y quién es esa persona con la que andas pequeña? – Esta le sonreiría de manera muy animada, y sin pensar mucho su respuesta esta contestaría de la peor forma posible, - ¡Es mi Angel Guardian! – Comentaría la pequeña animada mientras llevaba sus bracitos al cuello del mayor para abrazarle.
Aquel hombre le miraría con sorpresa y una gota de sudor recorrería su frente, - Ya veo… ¿Vinieron a comprar algunas frutas? – La pequeña le observaría unos segundos pensativa, para luego abrir la boca grande y sus ojitos, - ¡Sí! ¡Sí! – Era muy olvidadiza la pequeña, demasiado para su propio bien, esta llevaría su manita a su bolsillo, buscando la lista, para luego notar que no la poseía, - Cierto… perdí la lista… - La pequeña miraría al rubio y al señor, para luego bajar la cabeza un tanto avergonzada, - ¿Qué debería hacer? – Si las cosas se ponían demasiado difíciles, al final tendría que volver con Hertrud para que le hiciera una nueva lista.
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Re: Todo comienza en el Oeste (Pasado)
Le tomaba por imprevisto la actitud de la pequeña subiendo hasta su cara para restregar la mejilla haciendo que cerrase un ojo y sintiera lo que era las buenas caricias de alguien, de verdad Arturo no estaba acostumbrando a este tipo de afectos pero la dejaba ser sin poder objetarle nada, hasta el punto donde debio llevarla cargando encima por que no parecía que lo fuera a soltar hasta dentro de un tiempo. Caminando de forma tranquila mientras era guiado por la pequeña rubia en su camino para tratar de encontrar lo que era el supuesto papel, no sabia mas información y tal vez usar su poder seria una mejor opción pero la pequeña Ansley no parecía tener en mente la mejor idea sobre que era el papel que había perdido, no parecía muy cooperativa con eso pues su respuesta no decía mucho excepto lo que imaginaba en su mente el marine.
Llegando a transformarse en una especie de rollo donde debía haber información, o ser una hoja mas larga de lo normal así como también lo que podría tener dentro y no tenia caso preguntar mas de lo que ella decía que al parecer era todo aunque el ojos azules estaba al pendiente de sus alrededores por si aparecía un objeto asi y solo dirigirse por donde ella quería hasta que un llamado ocasiono ambos girar la cabeza, una por tener el nombre y el otro por saber que alguien buscaba a la pequeña que llevaba en brazos, un puesto de verduras hablando de forma cordial y amable como una vieja conocida a la rubia, además que mencionaba sobre un nombre poco usual ¿Hertrud? Arturo no pasaba por alto detalles como estos dado que su poder se trataba en información principalmente, era una habito prestar atención a todo lo que podía, pronto la mirada indiferente sobre su persona no se hizo esperar, el viejo miro con dudas quien era el y antes que pudiera decir algo, el marine ya se habia apenado por como seguía siendo llamado pero lo que sería peor es que le llamara asi delante de la gente ¿Qué pensarían los demás? ¿Qué el se hizo llamar asi a ojos de una niña inocente? No, definitivamente no estaba bien eso. – Buenas tardes, no vera…- Tratando remediarlo para hablar con el viejo pero este parecía que pasaría por alto y continuaría con su dia a dia sin importar en lo que habían terminado, al parecer ya conocía bien a Ansley para saber sobre lo que era esos sucesos pero Arturo simplemente no sabia nada de nada.
Al final la conversación se torno extraña, reaccionando de forma inesperada a la pregunta del viejo vendedor sobre tener que comprar vegetales y buscando en su bolsillo hasta que menciono sobre la lista, todo en ese momento habia dado en el clavo y el rubio se daría cuenta con una cara seria donde al parecer fue timado para acompañarla en una lista de mandado, se debía sentir como tonto. –Ansley…. ¿Era una lista de mandado lo que perdiste?...- Le mencionaría sin girarla a verla con la cabeza un poco agachada por descubrir la verdad, pero no importaba por que el ya habia dado su palabra en ayudarla y ante algo asi no podía ceder por más tonto que fuera. -¿ Al menos recuerdas donde debían ser los sitios, no? Señor, deme la mitad de todo lo que hay en su puesto- Dicho así Arturo se había decidido en que finalmente la ayudaría , no importaba como o que pero ya había visto de un lado a otro el lugar y no parecía que fuese a dar problemas. -¿Con esto bastara?- Dicho asi de sus pertenencias sacaba un buen fajo de billetes pero solo tomaba unos cuantos billetes parte que seguro cubriría lo que pedía y más, Arturo se veía serio como decidido en que no aceptaría no y si ella no podía recordar nada sobre que debía comprar, entonces llevarían de todo un poco
Llegando a transformarse en una especie de rollo donde debía haber información, o ser una hoja mas larga de lo normal así como también lo que podría tener dentro y no tenia caso preguntar mas de lo que ella decía que al parecer era todo aunque el ojos azules estaba al pendiente de sus alrededores por si aparecía un objeto asi y solo dirigirse por donde ella quería hasta que un llamado ocasiono ambos girar la cabeza, una por tener el nombre y el otro por saber que alguien buscaba a la pequeña que llevaba en brazos, un puesto de verduras hablando de forma cordial y amable como una vieja conocida a la rubia, además que mencionaba sobre un nombre poco usual ¿Hertrud? Arturo no pasaba por alto detalles como estos dado que su poder se trataba en información principalmente, era una habito prestar atención a todo lo que podía, pronto la mirada indiferente sobre su persona no se hizo esperar, el viejo miro con dudas quien era el y antes que pudiera decir algo, el marine ya se habia apenado por como seguía siendo llamado pero lo que sería peor es que le llamara asi delante de la gente ¿Qué pensarían los demás? ¿Qué el se hizo llamar asi a ojos de una niña inocente? No, definitivamente no estaba bien eso. – Buenas tardes, no vera…- Tratando remediarlo para hablar con el viejo pero este parecía que pasaría por alto y continuaría con su dia a dia sin importar en lo que habían terminado, al parecer ya conocía bien a Ansley para saber sobre lo que era esos sucesos pero Arturo simplemente no sabia nada de nada.
Al final la conversación se torno extraña, reaccionando de forma inesperada a la pregunta del viejo vendedor sobre tener que comprar vegetales y buscando en su bolsillo hasta que menciono sobre la lista, todo en ese momento habia dado en el clavo y el rubio se daría cuenta con una cara seria donde al parecer fue timado para acompañarla en una lista de mandado, se debía sentir como tonto. –Ansley…. ¿Era una lista de mandado lo que perdiste?...- Le mencionaría sin girarla a verla con la cabeza un poco agachada por descubrir la verdad, pero no importaba por que el ya habia dado su palabra en ayudarla y ante algo asi no podía ceder por más tonto que fuera. -¿ Al menos recuerdas donde debían ser los sitios, no? Señor, deme la mitad de todo lo que hay en su puesto- Dicho así Arturo se había decidido en que finalmente la ayudaría , no importaba como o que pero ya había visto de un lado a otro el lugar y no parecía que fuese a dar problemas. -¿Con esto bastara?- Dicho asi de sus pertenencias sacaba un buen fajo de billetes pero solo tomaba unos cuantos billetes parte que seguro cubriría lo que pedía y más, Arturo se veía serio como decidido en que no aceptaría no y si ella no podía recordar nada sobre que debía comprar, entonces llevarían de todo un poco
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