No puedo creer esto... [Pasado. Priv]

No me agradaba este lugar tan lúgubre y gris, era como ver los pecados y la vergüenza de la humanidad hecha ciudad. La ciudad industrial de Spider Miles… O más bien, el “Basurero Miles” Uno de los tantos lugares que apuntare en mi lista de los no deseados, pero aun asi mi labor aquí no es social si no más bien laboral. Me encontraba con un puñado de 10 hombres, pues, este lugar olvidado de dios suele ser el sitio ideal para reuniones criminales. –Estén alertas chicos, no sabemos que podamos encontrar.- Decía mirando fijamente a todas parte, no dejaba hueco alguno, siempre me permanecía en este lugar, algo me dice que las cosas no serán tan sencillas. Bien, la misión es simple, se nos informo avistamiento de revolucionarios en estas zonas… No me gusta tratar temas de la revolución, pero al parecer era el único oficial de turno en aguas cercana y bueno, parece ser importante, parece que habrá una especie de reunión donde se notaran oficiales de la revolución. “Esto me da tan mala espina, que ni siquiera puedo mantener una sonrisa” Pensaba mientras me adentraba en el lugar rodeado de chatarras por doquier, cuando se trata de revolución y cazadores… Por alguna razón se hace un nudo en mi estomago. “Una razón la cual no quiero indagar a fondo”

Mi fiel mascota y amigo de toda la vida, boota, un cerdo topo quien salía de los interiores de mi capa para pararse en mi hombro derecho. –Vaya, alguien ha despertado hoy.- Decía con una sonrisa en mi rostro mientras acariciaba a mi querida mascota. -¡Teniente! ¡Por ahí vi algo!- Grito uno de los rasos alarmados mientras cargaba su arma con torpeza, rápidamente apunte mi mirada al sitio, solo era una rata. Me acerque al hombre y coloque mi mano en su hombro para calmarlo. –Tranquilo  hombre, solo era un roedor, será mejor que sostenga bien eso, recluta.- Dije con una sonrisa y voz amable al sujeto, el mismo se rascaba la cabeza un poco apenada por el acto. –No se preocupen muchachos, que no es nada serio, solo es un patrullaje para ver ue la zona esta bien.- Luego con mi pulgar apuntara a a mi pecho parándome con gran espíritu ante mis hombres y decir unas palabras mas. -¡Después de todo! ¡Yo! ¡El teniente Teppelin! ¡Os Protegeré porque son hombres valientes e importante! ¡Y también se que me protegerán como yo los protegeré! Creo en ustedes. ¿Creen en mi?- Luego los hombres se pararían firme y animados, algunos lagrimearon con mis palabras y con sus manos en sus frentes gritarían al unisonó. -¡Estamos listo señor!- Una sonrisa se formaría en mi rostro y continuaría mi marcha.- ¡Bien! ¡Adelante!- Dije con gran espíritu encabezando el pequeño escuadrón. Esas palabras ayudaron a aliviar su miedo y llenarles de espíritu, aunque no funcionaron mucho conmigo, seguía sintiéndome mal…

Esta chica por nada del mundo se rinde… Odio luchar con personas así, me hacen sentir mal pues… En el fondo también soy igual. Me mantenía cruzado de brazos, firme, con mi semblante sereno. No permitía que sus palabras me hiciesen algún efecto, la muchacha por nada del mundo llegara a pensar en desistir… ¿Crimen? ¿Justicia verdadera? Realmente esas cosas tampoco van claras en mi mente en estos momentos… Ella incluso insultaba, y cuestionaba mis métodos, supongo que no se que responderle o decirle pero… -¡Me niego!- Dije mientras miraba de manera fría y firme. –Mis hombres más que nadie querían ser vengados por ti. Pues, como marine nuestro deber es capturar a los criminales, cueste lo que cueste.- Levantaba mi puño. –Tu no puedes entenderlo, pero… Yo nací y crecí para defender la verdadera justicia. Una, que por muy extrema o absurda, me ha permitido proteger a los que amo por bastante tiempo. – Daba un paso adelante, mis puños estaban totalmente cerrado, semblante totalmente mirándola directo. -¡Ninguna niña tonta vendrá a decirme que debo y no debo hacer! ¡Menos tu, criminal revolucionaria!-

Tal y como nos entrenaron durante tantos años, tal y como yo desgastaba mis puños todas las noches para volverme fuerte. –La justicia es algo muy real y profundo y puro para corazones débiles. Es… Es para aquellos que de verdad creen en que la cosas pueden mejorar.- Recuerdos de las familias, marines, civiles, afectados por las guerras pasaban por mi mente. -¡Jamás dejare de pensar lo que digo! ¡Y de decir lo que pienso!- Notaria como la  chica comenzaría a correr, no la dejare escapar… ¡El juego termino! Comencé a correr a gran velocidad tras ella su plan, llegar al zonas pobladas, escabullirse entre los civiles era  su plan pero era inútil. Mis ojos  estaban  puestos como águilas sobre la chica.

-GEPPOU!!!- Gritaba para comenzar a saltar en el  aire nuevamente y así acortar mejor la distancia. Al caer, se podía notar como mi cuerpo que cubría el sol, ensombrecía a la mujer… Esto terminara rápido… No quería hacerlo de esta manera pero … Diablos… Al caer frente a ella de manera que mis piernas se flexionaban para amortiguar. Lo primero que hacia era extender mi dedo y tomar impulso  con mi brazo… -Shingan…- Decía entre dientes, pues, planeaba usar ese ataque potente con mi dedo para atravesar su piel y provocarle una herida de bala… Pero… -¡QUWIN!!!- Sonido proveniente de mi mascota quien venía corriendo, nos había seguido desde lejos, el mismo estaba dentro de mis chaquetas… -¡Boota alejate!- Grite colocando mi atención completamente, por lo que el salto hasta atravesarse justo en el centro del cuerpo de la chica, lugar el cual pensaba herir con mi técnica. Termine atacando el suelo con mi dedo índice de mi mano izquierda. El suelo se fisuro un poco, de hecho, deje un pequeño destrozo , un pequeño cráter en el.

-¡Boota! ¡Amigo! ¡¿Qué pasa?!- Alejaba mi mano y la movía un poco para quitarme los restos de carretera de la misma. -¡Boota! ¡No es momento para bromas, esto es serio! ¡Estoy en una batalla! ¡Sabes bien que no debes entrometerte!- El pequeño boota solo se quedo parado y comenzó a subir desde la pierna de la chica hasta terminar en su hombro y quedarse posado en su mejilla. Este, actuaba como si no la hubiese visto hace tanto tiempo, de hecho, estaba hasta un poco triste. –Bo.. ¿Boota?..- Decía mientras bajaba mis brazos, mi cara de confusión y sensaciones en mi estomago comenzaba a perturbarme… Se podía notar en mi rostro… Con lo que con ira, y apretando mis dientes …- ¡¿Quién eres?! ¡¿Por qué boota actúa como si te conociera?! ¡Boota! ¿Que… Que esta pasando viejo amigo…?- No entiendo nada… Simplemente no lo entiendo… Mi mascota no me responde, de hecho, me enfrenta si intento hacerle algo a la chica…

El marine era bastante persistente y defendía sus ideales con seguridad y confianza. Hombres como él era lo que la Armada Revolucionaria necesitaba. Claro, puede que sus palabras sean agresivas pero las decía con pasión y radiante energía. Debo admitirlo, el marine era un hombre bastante admirable en ese sentido. Sin embargo, no estaba de acuerdo con su forma de pensar. Rayos, ni siquiera había podido escucharlo bien por tanta palabrería.


Una vez que había comenzado mi escape, algunos de los civiles me abrían paso ya que varios me conocían por mis buenas acciones. No obstante, aquel marine no logró caer en mi truco y en cuestión de efímeros segundos ya estaba parado enfrente de mi gracias a sus extrañas técnicas de movimiento de alta velocidad. Yo estaba muy cansada para crear otro Room, así que me limité a sonreír y en tomar mi espada con fuerza por si tenía que combatir.


Lo que pasó a continuación fue lo que menos esperaba. Las intenciones del marine eran claramente hostiles y este estaba a punto de realizar un ataque en mi contra. Entonces, una cara bastante familiar salió de la chaqueta del marine. Era.., -¡¿B-boota?!- Al ve a ese pequeñín, un rostro de sorpresa, confusión y felicidad se mostró de mi parte.


Cuando Boota se subió arriba de mi, comencé a llorar y reír de la felicidad. ¿O acaso era tristeza? No lo sabía y no me importaba. Al ver a Boota, los recuerdos de mi viejo amigo Simón invadieron mi mente al igual que mis recuerdos con mi padre. Luego, tomé a Boota en mis manos y me agache para dejarlo en el piso. -Boota, ¿Donde esta Simón?- La respuesta era extremadamente obvia pero necesitaba asegurarme de que fuera Simón.


Finalmente, Boota volvió con el marine  y se posó en el hombro de este. Me puse de pie y solté mi espada en el suelo. Me veía como una tonta, con lagrimas y una sonrisa. No podía creerlo, me había quedado completamente congelado ya que apenas podía procesar bien lo que estaba pasando. Entonces, con un tono de voz que pareciera que en cualquier momento rompería en llanto, dije su nombre en voz alta. -¡Simón!- Comencé a correr directamente hacía el para abrazarlo de inmediato con toda la fuerza que podía. Una vez que lo abracé, utilice su chaqueta para limpiarme las lagrimas y finalmente me separé de este para mirarlo a los ojos con un mueca de felicidad. -Yo...- Desvié mi mirada al suelo, había pasado tanto tiempo que no sabía que decir. ¿Acaso me reconocería? Luego, recordé una vieja promesa que tuve con Simón hace tiempo y la dije mientras miraba al piso y entrelazaba mis manos.

-T-todavía me debes ese helado...-

Recuerdo hace tanto tiempo atrás, cuando desperté en aquel lugar humilde luego de un tiempo. Mi mente estaba aun toda perdida, y me dolía mi cuerpo, no sabía dónde estaba ni que ocurría hasta que recordé el momento en que las bestias iban a atacarme… Rápidamente de un fuerte movimiento me levante mirando a todos lados, y ahí los vi. Aquella niña tan carismática, al igual que su padre. Por lo que  su sonrisa fue suficiente para calmar mis inseguridades, y caer nuevamente producto del agotamiento. Durante esa noche, podía sentir como era cuidado, como si yo fuera tan importante como un miembro de su familia. Jamás he tenido una, no recuerdo mucho de mi pasado. No recuerdo lo que es un beso en la frente al irte a la cama, o unas palmadas de aliento de un  padre.

La mascota era tan cariñosa con ella como lo era conmigo, boota es una mascota extraña que tiende a reaccionar de una manera especial con aquellos con quienes ha creado un vinculo. Algo me saco de la realidad, al oir que aquella chica lo llamo por su nombre como si de verdad lo conociera. Aquella sensación dentro de mi, aquella que comenzó desde que llegue a este lugar se hacia tan grande. La garganta comenzaba  a secarse, mis latidos iban en asenso. Mi cuerpo se entumecía de los nervios, no podía ni mirar a la chica. Lo único que pude sentir adicional fue la mascota correr por  mi cuerpo cuando aquella chica pregunto en donde estaba su dueño…

Había pasado ya tanto tiempo…. –Co… ¿Conoces mi nombre?.. Como es posible… Porque un revolucionario sabe mi nombre…- Las lágrimas comenzaban  brotar de mis ojos, mordía con fuerza, trataba de contenerme. ¡Soy un teniente de la marina, esto es ridículo! Mis puños cerrados los cuales no paraban de temblar. Lo único que escuchaba era aquella chica repetir mi nombre, además del metal de su arma golpear el selo. Mis manos dejarían de temblar, la sensación comenzaría a aliviarse y… Los latidos aumentaban cada vez mas…  -Tu…- Sentía su cálido abrazo, uno  tan cálido  y familiar como el aroma de su cabello. No pude evitarlo, como un acto involuntario la abrase tan fuerte que termine pegando mi frente sobre su cabeza, empapándola de lagrimas… La abrase tan fuerte, que se podía sentir como si no quisiera soltarla… Habían pasado tantos años, tantos años preguntándome de ella, soñando. Mi mente jamás ha estado tranquila desde aquel horrible día en que todo sucedió.

La chica comenzaría a separarse de mí. En ese momento desvié mi mirada y con mi diestra secaba mis lágrimas, sabia quien era y sus palabras finales eran suficientes para confirmarlo. –Olivia…- Finalmente decidía mirarla al rostro, estaba completamente seguro que era ella, todo me lo decía además de esa promesa, jamás la olvidaría… Ha pasado tanto y ha cambiado tanto. Los civiles se amontonaban murmurando y mirando la escena, para ello todo era aterrador y a la vez conmovedor. Supongo que era inevitable que no llamáramos la atención, aunque no era algo que me importase. Realmente no sabia que decirle… Realmente quería decir y preguntar tanto  que  mi cabeza colapsaba y se quedaba en blanco. –Yo… Realmente lo siento … Lo siento tanto.. Jamás los olvide, jamás… Nunca pude decirte mis condolencia, ni siquiera estar ahí para animarte. No pude decirte ni hacer nada, mas que solo deprimirme al pensar en ello. Te he buscado durante tanto tiempo, pero desapareciste completamente. Los rumores sobre ti era que los cazadores te habían aniquilado o  vendido como esclava. La verdad investigue hasta en el mas oscuro rincón del mundo buscándote. Claro, no podía ir a cualquier sitio… Pero… Prometí hacerme asi de fuerte para algún dia poder Y…- Las lagrimas comendaban  brotar nuevamente, cerre mis ojos, aprecia un niño  llorón que se contenía pero al final se le salían. -¡OLIVIA! ¡REALMENTE ESTOY TAN FELIZ DE VERTE OTRA VEZ!- Grite tan fuerte desde lomas profundo de mi ser, tan fuerte que dejaria el lugar en un silencio total. Fue lo último que dije, para tapar mi rostro con mi brazo, y llorar de aquella manera típica en mi como cuando era un niño. Parece que esto era todo un espectáculo para los civiles.

Simón me había reconocido, finalmente se había dado cuenta de que enfrente de él se encontraba la amiga de su infancia. Mientras este hablaba, yo me secaba las estúpidas lagrimas y escuchaba sus dulces palabras. Luego, lo mire al rostro con una mueca de disgusto y el ceño ligeramente fruncido. -Eres un idiota.- Entonces, aquella mueca de disgusto se convirtió en una de gusto. No podía enojarme con él debido a nuestro pasado juntos. No obstante, no era una gran admiradora del hombre en el que se había convertido ahora. -Seca esas lagrimas, Simón. Un marine no debería llorar enfrente de una revolucionaria.- Coloque mi diestra en su hombro y con una sonrisa le dije. -¿No deberías tratar de arrestarme?- Como acto seguido, solté su hombro y me di la media vuelta para darle la espada mientras entrelazaba mis manos detrás de mí y veía al cielo.


-¿Quieres saber el motivo por el que me uní a la armada revolucionaria? Te lo diré, pero no quiero que trates de convencerme para unirme a la marina o me temo que esta será la última conversación que tendremos.- Mi tono de voz era apacible y tranquilo. Incluso tenía una ligera sonrisa en mi rostro pero mis palabras solo eran tristeza.  -Si, unos cazadores habían llegado a nuestra casa. Mi padre me escondió y este fue capturado por ellos. No supe exactamente si mi padre se había resistido al ataque o no, el punto es que se lo habían llevado. Luego, conocí... a alguien, un viejo amigo de mi padre, o eso decía, que me sacó de la isla y me enseñó muchas cosas.- Un largo suspiro se escapó de mis labios. A continuación, me di la media vuelta para mirar a Simón a los ojos.  -Eventualmente descubrí que mi padre era un revolucionario... y yo siempre quise ser como él, quería seguir con el legado de mi padre. Por eso mismo, me uní a la Armada Revolucionaria, seguiré con el legado de mi padre y peleare por las sonrisas de mis amigos, las sonrisas de todo aquel que el Gobierno abandonó.- Miré a Simón con una mirada retadora y llena de determinación, sin apartar una ligera sonrisa de mi rostro. -Y si no estas de acuerdo con eso, entonces supongo que ya no somos amigos.- Palabra que podían sonar frías o muy duras pero mi tono de voz las suavizaban.

Supongo que asi son las cosas… A pesar de todo estoy tan feliz de verla nuevamente aunque me duele su decisión y palabras… ¿Por qué? Pues significa que somos enemigos… Pero yo realmente no puedo verla como un enemigo, incluso si pertenece a la Armada Revolucionaria… ¿Arrestarla? ¿Capturarla? …. ¿Atacarla? No puedo… Solo pensarlo hace que mi estomago se revuelva, realmente no creo poderle hacer daño a Olivia… Pronto comenzaría a mirar mis manos pensativo luego de que la chica de manera firme y sin titubeo daría su concepto de cómo ve las cosas. Yo realmente no podría lastimar nunca a Olivia… Especialmente me volví tan fuerte para poder proteger  a los que Amo… Simplemente secaría mis lágrimas como ella dijo. Soltaría un leve suspiro mientras cerraba los ojos y miraría con detenimiento el cielo azul… Realmente esta tan sereno, despejado… Es un hermoso día si te pones a pensarlo.

Pronto abriría mis ojos mostrando un semblante sereno. No mostraba ni  felicidad ni tristeza. Simplemente una cara en blanco. Daria unos cuantos pasos hasta pararme frente a Olivia y mirarla fijamente a sus ojos… Había olvidado lo lindo que era esa mirada. “!Ya lo verá señor Arkos! ¡Seré tan grande y fuerte que los protegeré con mi vida, como usted lo hizo por mi!” “Siempre estaré ahí para lo que necesites. Olviia. ¡Cuídate!” Las últimas palabras que recuerdo haberle dicho a Olivia y su padre cuando los visite la última vez. –No puedo responder a nada de eso ni cuestionarlo. Realmente por qué no se qué decir o pensar Olivia.. Pero…- Agacharía mi mirada por unos segundo y luego colocaría mi mano derecha en su hombro izquierdo. Tomaría bastante aire llenando en mis pulmones y luego… Suspiraría lentamente para continuar. –Pero si algo se es que decidi ser Marine para proteger a los que amo… Y realmente jamás podría lastimarte por nada del mundo… - Luego una pequeña sonrisa se dibujaría en mi semblante, era porque realmente estaba feliz y conforme con mis propias palabras… Era lo que pensaba y lo que sentía realmente.

Me daría la espalda y comenzaría a alejarme de Olivia, para detenerme y decir más palabras  –Yo la verdad… Se que no eres alguien mala… Puede que tengamos muchas diferencias ideológicas que podríamos pasar horas y días discutiendo y ninguno terminaría cambiando de parecer. Pero sea cual sea el problema que tuvimos o tengamos… Sera mejor que lo dejemos hasta aquí por hoy. Si, estoy faltando a mi deber al hacer esto, pero realmente debemos dejar de lado nuestras diferencias. Debemos recordar quienes somos, debemos recordar donde estuvimos y de dónde venimos… Solo te pido eso, un día. No interferiré en tus pensamientos ni planes, y prometo… Prometo que en un futuro peleare contigo si asi lo deseas… Pero realmente yo … Yo no veo a una revolucionaria… Yo estoy viendo a una de las pocas personas que me ayudo cuando no tenía nada, y que me llenaba de aliento y diversión cuando  mas lo necesitaba… Olivia, siempre te respetare asi seas mi enemiga, incluso a tu padre. Un buen marine es aquel que realmente actúa de buena fe y con la justicia siempre presente… ¡Yo el teniente Simón! ¡Dictamino que esto que hago es lo mas justo!- Comenzaría a caminar nuevamente. –Mis hombres me necesitan..- Diría para ir rumbo  donde estaban aquellos pobres reclutas que fueron cortados por las extrañas habilidades de Olivia… Creo que eso se puede solucionar o eso espero…. Realmente… Realmente siento una paz y satisfacción en mi interior… Esa sensación en mi estomago empieza a desaparecer.

Las palabras de Simón cuando este me dio la espalda me dibujaron una sonrisa en mi rostro. -No has cambiado, viejo amigo.- Igualmente le di la espalda mientras caminaba para tomar mi espada y regresarla en su funda. Simón continuaba hablando y yo me mantenía en silencio mientras miraba el cielo azul con una sonrisa.


Luego, cuando Simón terminó de hablar di unas últimas palabras antes de retirarme. -Te lo prometo, Simón. Siempre recordaré todos nuestros momentos juntos hace tantos años pero ya no soy la niña que conociste. Sin embargo, yo nunca trataré de enfrentarte a menos que sea necesario. Yo lucho por las sonrisas de los débiles y desafortunados, si algún día te encuentro en un campo de batalla en el que estoy defendiendo ese propósito y tu estas del lado contrario...- Hice una breve pausa para girar un poco mi cuello para que Simón pudiera ver mi sonrisa si es que se volteaba a verme. -Mas te vale no contenerte o te humillare enfrente de tus hombres.- Mi tono de voz era mas apacible y bromista, Simón era mi amigo y eso no podía ocultarlo incluso en la mitad de una pelea. No obstante, no dejaría que una vieja amistad terminara arruinando mis ideales. Pero claro, si se daba una batalla realmente no creo que pudiera quitarle la vida a Simón ni a un marine. ¿Por qué? Simple, no soy una asesina y solo tengo problemas con el gobierno, no tengo pleito con los nobles hombres y mujeres de la marina.


Finalmente, terminaría caminando lejos del lugar en dirección hacía mi barco para reunirme con mis camaradas revolucionarios a los que había ayudado a escapar. ¿Que iba decirles respecto a mi encuentro con Simón? Sin duda, iba ser todo un reto el explicar mi situación.