De nuevo en casa // Pasado (Priv. Hella)

por Invitado Sáb Ene 28, 2017 12:37 am

Veamos, hagamos un recuento de cómo llegamos aquí, en un barco, a punto de descargar en un lugar extraño, un lugar poco conocido, un lugar al cual solía no ir seguido. A su hogar. La isla Jaya había funcionado como este desde hace ya algún tiempo, años, pero su hogar se había convertido en un lugar escondido y sin acceso para nadie más que él, y ahora… estaba en dirección a su hogar, en un barco mercante, esperando por la llegada a Jaya… hogar dulce hogar… que ironía, llevaba años huyendo de aquel lugar, aunque esperaba que todo estuviese más o menos ordenado, tendría que pasar a comprar alimentos, víveres, pasar al mercado, quizás a algún bar antes para beber una que otra cosa, no sé, algo que lo llevase a entretenerse un tiempito antes de caer en la fría realidad de esa casa.

Su mente divagaba, viajaba entre espacios algo vacios, nunca había tenido un verdadero hogar, nunca habría tenido un hogar, ni en su niñez, jamás, y aquella casita en Jaya intentaba llenar un vacío inllevable, un vacio provocado por las falencias de una vida a medias, una vida que trataba de llevar bien… El problema era tener que afrontar el hecho de que aquel fallido intento de hogar no serviría. Ahora estaría, tendría que suplir mucho en poco tiempo… el barco se iba acercando lentamente a la costa de Jaya, no quería llegar, no necesitaba llegar ¿Qué carajos hacia allí? ¿Qué mierda estaba haciendo en aquel lugar? Por un momento deseo no haberse subido a aquel maldito barco mercante.

El puerto brillaba por la presencia de piratas, criminales, mercaderes, mucha gente por

todos lados, más de la que habría deseado… pero todos sabemos que nadie sabe lo que el mundo te depara, así que mientras caminaba hacia el mercado no tenía la más mínima idea de cuánto podía llegar a pasar.

por Invitado Sáb Ene 28, 2017 1:01 am

Había pasado algo de tiempo desde que había estado en Coco Park. Muy pocas veces había encontrado a alguien con quien hacer algún tipo de lazo en sus aventuras, pero siempre había alguien interesante en todas las islas que visitaba. Pero todo había cambiado de repente. Sus aventuras se hacían cada vez más difíciles, con más peso en su historia. Había descubierto un tanto de la verdad de los sucesos en Swallow Island algunas semanas atrás. Ahora, tenía un objetivo bastante fijo: investigar de cerca a los culpables, y saber quienes son. Ponerles cara y dales caza. Pero para eso, aún debía saber cual era el plan principal. Estaba confundida. Había llegado tan lejos, tenía tanta información, pero por sus conocimientos limitados... No podía hacer un plan. De barco en barco, había llegado a la Gran Line. Parecía gran cosa, pero en realidad no era tan espectacular. Caras nuevas, gente nueva. Nada fuera de lo común.

Pensar que hace unas semanas, no había conocido a nadie que no fuese del templo. En cambio, ahora, había visto bastante gente como para olvidar algunas caras. Aún así, algunos conocidos se quedarían grabados en su memoria, aunque sabía que, por su meta, no podía seguir ni unirse a nadie, ni tampoco formar lazos. Evitaba las promesas, en realidad, las odiaba puesto que dudaba poder cumplirlas. Aún así, recordaba con claridad cuando le dijo a Illya "volvamonos a ver". No se trataba de una promesa, si no de un deseo, pero como todos los deseos, es al destino que le toca cumplirlas. Había pasado algunos días encerrada en la bodega de un barco mercante, sin ver la luz del sol. La comida, escasa al igual que el agua, ya se echaba en falta. No tardó en sentir el sacudido del barco al hacer contacto con el puerto. Estaba escondida detrás de un barril de vino, esperando su oportunidad para escaquearse sin que nadie se diese cuenta.

Una vez con los pies en la tierra, la rubia buscaba un camino que tomar. Un plan. Su cuerpo pesaba tres veces más que de normal, aunque se había pasado durmiendo todo el tiempo. Sus labios estaban secos, necesitaba agua y necesitaba un plan. ¿Qué se encontraría ahí? No tenía ni idea, así como no sabía donde estaba. Su cabeza miró hacía ambos lados, y se tapó el pelo con su gran bufanda para no atraer la atención demasiado. En el tumulto del puerto, y ansiosa por llegar a la ciudad para poder meterse algo en la boca, su cuerpo chocó con el ajeno. Allí, muy cerca del mercado, cuando estaba a punto de salir de la multitud, sus ojos se levantaron del suelo para mirar al desconocido. - Lo siento... - no tardó en disculparse, aunque su cuerpo fue el que perdió el equilibrio, apoyándose en el ajeno. Y entonces, el tiempo se paró de nuevo.

por Invitado Sáb Ene 28, 2017 11:51 am

Aún no sabía que comprar, intentaba hacer una lista mental de cuanto necesitaría para su primera cena en casa, una lista no muy larga pero que fuese contundente, después de todo, en Mock Town-Jaya, podías encontrar cuanto necesitases, un mercado negro que daba suficiente abasto a las ambiciones y deseos de todo quien entraba en ella. Sonrió mientras caminaba por el bullicioso puerto, ajeno a todos los que caminaban a su lado, ajeno al mundo a su alrededor, solo le molestaba el ruido, el constante y molesto ruido de un pueblo en movimiento, como un organismo, como otro ser vivo…

Los no lugares, siempre he creído que es un entretenido concepto, o más bien dicho, uno que… una idea romántica… el apego a los lugares que nos marcan y el desapego constate a lugares de interés público, lugares por donde meramente pasamos sin interés alguno de quedarnos en ellos, lugares transitorios, así mismo puedes pensarlo, extrapolarlo al caso de las personas, personas significativas y personajes transitorios, hogares reales y pasajeros, una amalgama en una sola idea… habían pocas personas así en el mundo para Illya, y a todas pensaba matarlos un día, una forma poética de deshacerse de los lazos que lo ataban al mundo mediante las personas…

Y así caminando fue que por azar, mero azar azarosamente azaroso… bueno, nada es casualidad después de todo. Una voz familiar lo saco de sus tribulaciones, una voz conocida e inesperada, una voz que lo puso sobre la tierra y que lo hizo temblar, no por miedo ni emoción, solo… bueno, algo extraño, una situación incomprendida. –No deberías sentirlo Kotori-chan –señaló Illya anonadado, no esperaba allí su presencia, era lo último que hubiese imaginado, lo ultimo… o quizás un par de cosas antes de lo último. –No puedo creer que estés aquí ¿estás aquí? –preguntó incrédulo y redundante.

por Invitado Sáb Ene 28, 2017 12:52 pm

Levantó poco a poco la mirada del suelo. No sabía quien era ahí. No tenía ni idea de que, en aquella isla cuyo nombre desconocía, iba a encontrar algo sumamente importante. Los dos orbes azules se encontraron finalmente, primero, con matices de sorpresa, después, de incredulidad. No podía creer que, de entre todas las personas del mundo, se hubiese encontrado con él. ¿Deseaba encontrarle de nuevo? Sí. ¿Pensaba que eso sería posible? La verdad, no tanto. Y aún así, allí estaba. Él hablaba de la misma forma que hace algunas semanas, un tanto impersonal y frío, pero a la vez amistoso. Parecía que tampoco podía creer que se hubiesen encontrado, pero así parecía funcionar el destino. De una manera curiosa, de casualidad. Casualidad que abría la puerta a varias posibilidades, y aún así, nada había pasado aún. Ella se incorporó y recobró el equilibrio, aún sin dejar de mirarle directamente. Illya superaba su edad, y su estatura, aunque no por mucho. Su cabello era negro, corto pero de alguna forma revoloteado. Sus ojos eran azules, pero un azul diferente, mucho más oscuro y profundo. Más personal.

- Oh. - exclamó con visible sorpresa. Aún detrás de la bufanda, él pareció reconocerla tan sólo con una superficial mirada. Y en aquel momento pensó en el porqué de todo. Además, ¿porqué el aparecía justo cuando había estado sin beber agua durante mucho tiempo? ¿Es que acaso, poseía la habilidad de ser invocado? ¿O ella tenía la habilidad de invocarlo cada vez que estaba en ese estado? Aún así, no era algo lindo. Intentó remojar sus labios y sonreír. - Estoy aquí... - susurró con sorpresa, ciertamente encontrar a Illya en aquel sitio era, cuando menos, inesperado. - ¿Pensabas ir a algún sitio sin mi? - preguntó, riéndose un poco de la situación. Se notaba que ninguno de los dos se lo habría esperado. Mirando a ambos lados y sin poder contenerlo de nuevo, sus manos agarraron con firmeza la mano de Illya. Asegurándose que todos estaban demasiado ocupados como para verlos, y aún sin saber porque había decidido tomar la habilidad del muchacho como un secreto, dio un paso más, acortando de esa manera la distancia entre ambos cuerpos, hasta reducirla al mínimo.

- Ya no puedo aguantar más. - confesó cansada. Si Illya lo había hecho antes, ¿porqué no lo iba a hacer de nuevo? En aquellos momentos no tenía más tiempo de encontrar una cantimplora, o nada por el estilo. Estaba con prisas, y con ganas. Necesitaba eso. Ahí, en ese mismo momento, o si no, habían posibilidades de que se desplomara en breves. -Dame eso. - Pidió con dulzura, aunque sus ojos lo hacían parecer más una exigencia. Había pasado más de dos días sin beber nada, aunque había tenido la oportunidad de comer una fruta hacía más de 48 horas. Aquella había sido su única fuente de líquido en mucho tiempo. ¿A caso estaba siendo demasiado valiente? No veía el motivo por el cual el chico no pudiese repetir sus acciones desde hacía unas semanas. Sin pensarlo más, levantó la mano del hombre hasta colocar sus labios secos alrededor de uno de los dedos ajenos, esperando la magia. Necesitaba agua, y aquella era la única forma de conseguirla de una manera rápida. Aunque el mercado estaba tan cerca, no veía la razón por la cual tenía que llevar su cuerpo a dichos extremos, habiendo otra solución. Sus ojos exigían que el revolucionario usase su habilidad con ella, una vez más.

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