[Presente] El comienzo de una historia.

Recuerdo del primer mensaje :

¡¡Ah Logue Town!! Sin duda alguna esta ciudad ha sido escenario del comienzo de múltiples historias. Algunas con mejor resultado que otras, tristes, alegres, cortas, largas, increíbles, aburridas y un largo etcétera de adjetivos en las que podrían clasificarse. Una ciudad recurrente y habitual para estas cosas y hoy no va a ser diferente ¿Verdad? Tal vez sea por lo que simboliza y representa o simplemente por la falta de originalidad de muchos. Porque claro, empezar a contar una historia sobre unos graciositos personajes cuando desempeñaban su trabajo en la granja de su padre o acudían a la escuela a estudiar es aburrido. ¿A quién le interesa un cuento que empiece de forma que nuestro protagonista esté arando la tierra de la poco emocionante Isla Gecko al sur de la Villa Syrup un jueves a las seis de la tarde? En fin, me estoy enrollando más que una persiana. Vayamos a lo que nos interesa de verdad, ¿No chicos?

Una templada mañana de un día entre semana se llevaba a cabo la jornada laboral con normalidad en Logue Town, sí, sí, esa ciudad de la que hablaba en la intro. Una suave brisa acariciaba los rostros de los ciudadanos con descaro mientras los aromas de los diferentes productos de los mercaderes se mezclaban en la avenida principal y es que aquel lugar era puerta de culturas y comercio con diferentes lugares de los cuatro mares cardinales. No hacía mucho tiempo que nuestro querido zorro antropomórfico Reineke había escapado de aquel circo donde solo era una atracción de feria. Por lo poco que había podido observar es que los habitantes del East Blue no estaban acostumbrados a los Mink. Mientras caminaba sujetando con su siniestra el ala de su sombrero podía observar por el rabillo del ojo derecho como la gente le miraba y murmuraba con cierto descaro, pero no podía culparles. ¡¡No todos los días se podía ver un zorro que caminaba y vestía por ahí!! Su baja estatura de metro treinta podía, al menos, ayudarle a pasar desapercibido en cierta forma.

- Tengo hambre... Creo... Que buscaré algo de comer. - Exclamó mientras llevaba su diestra a su vientre al mismo tiempo que sus tripas rugían por el tiempo que había pasado sin comer. Así que sin más dilación procedió para prepararse a robar aunque fuese una pieza de fruta. Lanzando una furtiva mirada observo en la distancia un puesto de frutas con unas suculentas manzanas. Un momento... manzanas... ¿Verdad? ¿Por qué siempre que los protagonistas de una historia tienen hambre y han de robar algo tiene que ser una manzana? ¿Nunca se habían parado a pensar en ello? ¡Cof, cof... Sigamos...!

Reineke empezó a moverse al amparo del gentío y de las pocas sombras que podían proporcionar el sol a media mañana. Gracias a su constitución era atlético y rápido. Se aprovechó para alcanzar el puesto y levantar una mano hacia aquellas manzanas, tomó una y para cuando el dueño quiso darse cuenta ya la tenía en su poder. - ¡¡AL LADRÓN!! - Gritó señalando al pequeño Mink mientras este se movía corriendo a cuatro patas entre las personas, pasando por debajo de las piernas de algunas y llevándose algunos berries por el camino. La fruta y unas monedas estaban en su poder. - Como quitar un caramelo a un niño. - Se dijo a sí mismo mientras huía de la escena con una sonrisa zorruna, válgame la redundancia. ¿Acaso allí no había nadie para acto tan vil y despiadado como el robo de una simple manzana? Lo veremos...

El constante jaleo que parecía estarse montando en las cercanías parecía ser la mas clara señal de que el causante del robo en el mercado debía estar cerca. Aun me daba cierta vergüenza el encargarme de algo tan sencillo como el robo de una manzana, uno no se enlista en la marina para detener este tipo de cosas pero claro tampoco se podía obviar al comerciante; a mi también me enfurecería ver que todos los días me roban algo, por muy pequeño que sea, y las autoridades no hacían nada al respecto.

-Mejor darse prisa- Me anime a mi mismo antes de darme un impulso para correr en dirección a lo que pronto llegarían a mis oidos como los gritos de una mujer y pronto los de otras dos personas que parecían ser hombres por el timbre de su voz. Doble a la esquina del edificio y entre por los pasillos para encontrar a dos de los dueños de las voces, o al menos eso creía. La mujer estaba en el suelo y se encontraba bastante empapada y a su lado había un sujeto de largos cabellos blancos que casi tocaban el suelo, este último parecía no mostrar ningún intento de ayudar a aquella chica, pero quizás se debía al tipo de vestimenta de ambos. Pude notar que así como yo, ambos eran marines, probablemente estaban persiguiendo al ladrón también.

-Recluta Dubdara se presenta....hay algún herido?- Era usualmente mi forma de presentarme ante otros miembros de la marina, con todo el asunto de los rangos me habían enseñado bien a mostrar el mínimo respeto y claro cuidar de los heridos era mi especialidad. Mi rostro reflejaba algo completamente opuesto a mis intenciones, mi mirada sería clavada en ambos se tornaba severa y la expresión de mi rostro alejaba cualquier rastro de mostrar amabilidad o preocupación. Lamentablemente no era el caso pues me acerque hasta estar cerca de aquella mujer para dejar mi mano tendida a un lado suyo. -Ocurrio algo?-

¿Ese tipo estaba... hablando solo? Sí, con una tal Emily... Aquel tipo de cabello pajizo conversaba con un amigo imaginario como si tal cosa, como si fuera normal. - Menudo pirado - Exclamó Reineke mientras agitaba su dedo índice alrededor de su sien haciendo el gesto universal de la locura. No era algo normal desde luego, además el chico no se había mostrado agresivo, una pena que ya hubiera llamado a Cassandra pensando que le saltaría encima para poder robar su piel o algo semejante.

La marine no tardó demasiado en hacer acto de presencia con su voluptuosa figura en aquel sótano y lanzar una imperativa amenaza sobre el lunático de la amiga imaginaria. Por otro lado está Kite, este en vez de tratar de buscar una entrada solamente sugirió que el mink diese media vuelta por donde había accedido a ese lugar. ¿Pero qué diablos? ¿Y si hubiera estado atrapado o algo? ¿Se hubiera quedado esperando mientras le despellejaban para convertirlo en una preciosa bufanda de piel o algo así? - Vaya asco de marine, si por él fuera ya estaría muerto. Menudo vago - Se dijo para sí en voz alta mientras rechinaba sus dientes mirando hacia el ventanuco rectangular por el que había entrado.

Pero no era momento de soltar improperios ni maldiciones. ¡Era la hora de intentar escapar! Lanzó una mirada con una sonrisa bribona hacia Cassandra, ella a simple vista y por su actitud parecía la más inocente de ellos. Luego observó a Richax, ¿Él? Estaba loco y posiblemente fuera inestable, mejor no confiar en su persona. - ¡Señora marine! ¡Está loco y habla solo, es un desequilibrado! - Vociferó señalando con su índice al peliblanco. Esperaba provocar algún tipo de conflicto en aquella situación que le ayudara a escabullirse. Después de intentar tan hábil argucia zorruna se agachó aprovechando si pequeño tamaño y con gran agilidad saltó de barril en barril, aprovechando que estaban apilados, para acceder al lugar por donde había entrado y tratar de salir. ¿Lo lograría? ¿O algún tipo de locura más sucedería en ese lugar? Por otro lado, a través del cristal de la salida, se podía ver que Kite no estaba solo. Un grupo de marines estaban con él. Uno rubio con pintas de vagabundo, Kite con su melenaza blanca rockera uno con cara de pocos amigos y una cicatriz fea que no ayudaba a que pareciera muy amistoso. - ¿Tintarse el pelo de blanco es parte del uniforme de la marina o algo? ¿O es una moda extendida entre los cuarteles? - Preguntó jocosamente al descubrir que tres de los marines que allí estaban era peliblancos. ¡No podía ser una coincidencia!

Era un alivio ver que no había heridos, juraría que eso sería reflejado en mi mirada, quizas mi ceño no se soltaría un poco y en su lugar era lo opuesto. Mi expresión parecía de completa molestia para cualquiera que pudiese verme en aquel instante que me rascaba la nuca pensando de que manera podía ser útil entonces.

Fue aquella mujer quien dio una orden antes de salir corriendo en busca del supuesto perpetrador del robo, mientras cada vez parecía que eramos mas marines para un asunto de lo mas trivial, resople con pesadez desde mi nariz pues ya estaba empezando a pensar que mi amiga se había equivocado al decir que todos los crimenes eran importantes y merecían todo mi empeño.

Por suerte mientras esperaba que llegase a mi una idea sobre como ayudar en aquella situación sin estorbar a los que ya se encontraban dentro, el otro sujeto peliblanco se me acerco para dar una indicación de lo mas sensata o al menos así sería de no ser por el hecho de que me había olvidado una directriz de mi superior en la base local, "Si ves al menos tres marines en el mismo conflicto regresa a la base, es demasiado para ti", aunque un ladron de manzanas no parecía la gran cosa, si era poco para que hubiesen 4 marines. -Ya veo...pero lo siento, no sabía que habían tantos marines en acción, tengo ordenes de volver, lo siento señor- el sistema de jerarquias aun me resultaba problematico pero así al menos podía saber que hacer.

Me retiraría del recinto, esperando que tres fuesen mas que suficienete contra un ladron y al menos estaba tranquilo de que no habían heridos.