¿LA GRAN ALIANZA? [Arco Argumental N°3)

Qué. Puto. Frío. No por nada Drum era considerada una isla de clima invernal, no por nada sus nevadas montañas avisaban de las bajas temperaturas. Sin duda, aquel día el albino debía haber tomado más ropa que la puesta, mucha más, y eso que iba vestido como una cebolla. Varias capas. Unas botas de cuero que en su mayoría eran tapadas por un pantalón negro con algunos detalles en rojo. Encima de este, aparte de su cinturón con una calavera pirata como hebilla, disponía de una camisa de cuero bien ceñida al cuerpo mediante tres pequeños arneses, los cuales sujetaban a su espalda la Meitou de quien era poseedor. Encima de todo aquello, una gabardina roja, unas coderas y unos guantes. Y aun con todo ese cuero encima, debía decir que se le congelaban hasta los mocos. Fue por ello que estornudó, en la entrada de Drum. -¡Achús!- Como un viejo lo hizo, seguro que le escuchó todo el pueblo.

¿Pero qué hacía allí nuestro querido Dante? En su última aventura, había terminado aceptando una invitación por parte de la Srta. Ragnak para formar parte de su tripulación y comenzar una cruzada contra el feo de Capone. Sí, más feo y no nacía. Cuando su madre dio a luz, el médico lo tomó por el tobillo y afirmó que si lo lanzaba al aire y volaba, era un murciélago en vez de un neonato. Como fuera, la mujer y el hombre habían optado por separarse durante un tiempo. ¿Búsqueda de información? ¿Acaso expandir su alcance para encontrar gente apta para unirse a su aventura como piratas? Todo podía ser. Y él, como buen enterado de algunos rumores, había acudido a un lugar en el que últimamente se hablaba de una concentración de piratas. ¿Cómo no iba a estar en ese lugar? Donde todos podían ser buenos especímenes para evaluar. Es más, tal vez hasta conociera a algún afortunado al que intentase tentar.

Mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo y se limpiaba los mocos de la nariz, comenzó a andar por una de las calles de Drum. Cuál fue su sorpresa cuando, a lo lejos, discernió una figura azulada que le era demasiado familiar. En cuanto corroboró que se trataba de él, no dudó un segundo en gritar a pleno pulmón. -¡Azul, tiempo sin verte!- Y empezó a caminar a paso acelerado hacia él, con una sonrisa en los labios y un rastro de agua producto de los mocos bajando por su nariz y amenazando con congelarse. La primera reacción que el albino tendría con su gemelo repeinado sería la de darle unas palmadas en el brazo a modo de saludo, así como posteriormente iniciar una conversación. -Supongo que los dos estamos aquí por el mismo motivo. ¿Qué te parece continuar la conversación en un lugar más calentito? Y de paso, me cuentas todas las aventuras que has vivido desde que nos conocimos en esa maldita isla de caníbales- Era una alegría encontrarse tan pronto con un conocido, pues sabiendo que era tan fuerte como él, se sentiría mucho más seguro en caso de que las cosas no salieran como él deseaba. ¿Qué era lo que estaba buscando en Drum? Puro secreto.

Spoiler:

“Puta, no encuentro nada en este sitio” ya llevaba un par de días en la isla de Drumm buscando el tesoro de Son Cristóbal, pero sin duda las cosas se habían ido complicando, tras sus anteriores aventuras se sentía más cercano a encontrar aquello, pero al mismo tiempo también estaba más confundido, justo cuando pensaba que iba a dar con la recompensa surgía una nueva pista, algo que le dejaba en tinieblas. La isla congelada era agradable para Eden, el frío no era demasiado molesto para él, no estaba seguro si por el poder de su akuma o si por el hecho que estaba demasiado concentrado en su búsqueda como para prestar atención al clima.

No había pasado indiferente la llegada de muchas personas a la isla, según los propios habitantes habían arribado muchos hombres y mujeres, algunos de ellos no eran precisamente gente honorable y hasta se les categorizaba como piratas, lo cierto es que Eden no se había entretenido en investigar aquello pues en el tiempo que llevaba ahí buscando no surgieron inconvenientes relacionados con los visitantes, fuera de algunas parrandas extendidas, pero no iba a atrapar a nadie por beber un poco de más, al final de cuentas eran ingresos para los taberneros, ¿no?. No obstante, algunos de los piratas que estaban por allí le reconocían un poco, algo que le resultaba extraño, según pensaba los cazadores de su clase solamente eran reconocidos en los Blues, aunque al parecer la fama poco a poco le iba dejando huella, algo que era bueno o malo según el punto de vista. Por suerte, en ningún evento tuvo que usar la fuerza, los otros estaban, al menos en apariencia, negados a crear un escándalo por nada, si en realidad eran piratas entonces eran de los más raros que había conocido, ¿acaso ellos no vivían para generar caos?.

Como fuere, en esos momentos se encontraba en las afueras de los poblados explorando entre la nieve e incluso cavando en ella, estaba buscando una pista, llevaba ya días en ese proceso de salir por las mañanas y regresar por las noches a la posada, hasta ahora sus intentos eran infructuosos, pero no se iba a dar por vencido estando tan cerca. Se encontraba en esos menesteres cuando su psique le advirtió que existían dos presencias cercanas, desde Little Garden podía sentir entidades vivas de una manera que todavía no llegaba a comprender del todo, solo sabía que era como un radar innato, algo bastante útil.

Se asomó al lado de un árbol que le estaba cubriendo y pudo ver a dos sujetos albinos que se le hicieron familiares, según pensaba les conocía a los dos de tiempo atrás, aunque no estaba demasiado seguro de ello, al final de cuentas se había ido enterando en sus aventuras que los albinos eran más comunes de lo que imaginaba. “Tal vez no sea nada, han de ser otros piratas que están divirtiéndose” se encogió de hombros y se devolvió a su labor de escavar en la nieve, pudo finalmente llegar al fondo retirando toda y allí encontró una pequeña libreta “Eso es, genial” estaba en muy malas condiciones pero serviría para su propósito, al menos su viaje a la isla no fue en vano, aunque algo grande parecía estarse cocinando en ella, ¿valdría la pena investigarlo?.

Spoiler:

Al respirar podía sentir el helado aire recorrer sus entrañas, su figura a pesar de verse cubierta por prendas que brindaban calor no eran suficientes para protegerlo del todo, pues el aire que exhalaba al abrir sus labios se veía cual vapor antes de perderse en la inmensidad del ambiente, desde hace un par de días Jagger había llegado a la Isla de Drum bajo el mandato de uno de sus superiores, la información acerca de la encomienda no estaba bien clara, un pergamino le habían sido entregado pero solo podía ser abierto cuando tuviese al menos una idea de lo que hacía y ahora mismo andaba sin rumbo en aquel paraje nevado, resguardándose en hostales con tal de evitar las incesantes tormentas de nieve que tendían a azotar por las noches. ¿Pero cuál era el objetivo de Jagger? Drum a diferencia de cualquier otra isla se encontraba libre de cualquier atadura con el gobierno, la paz en la isla parecía ser imperecedera pero no fue hasta que la llegada de piratas desequilibro la balanza, la misión del revolucionario era clara, encontrar a la agrupación de criminales y hacerse de la información necesaria que pudiese servir para los propios fines de la causa revolucionaria, ¿pero cómo haría ello?, el sitio a diferencia de cualquier otro donde estuvo antes se veía medio desierto, las personas deambulaban de día poco por las calles dados los hechos que suscitaban, y de noche solo contadas almas se dignaban a abandonar sus hogares.  

-Esto es basura – Negó con el rostro repitiendo en sus adentros palabras de maldición y enojo, mismas que lejos de plasmarse en su cara mediante cualquier expresión solo se mantenían dentro suyo frustrándole en la pequeña caminata que se encontraba dando por las cubiertas de nieve calles de la pequeña ciudad, alzaba la vista intentando buscar indicio de alguien que pudiese brindarle información sobre la situación, pero la gran mayoría de individuos preferían pasar de eventos que pudiesen afectar la vida que llevaban, pasaban desapercibidos con respecto a la llegada de ojos curiosos que de una u otra forma terminarían afectando aún si no lo querían, el pensamiento de fracaso invadía la mente de Saberhagen por ratos, no tenía pista alguna sobre lo que buscaba y solicitar información mediante el den den mushi no era algo propio de él…- Me estoy comenzando a desesperar, y tengo hambre – El sonido de su estómago al gruñir hizo eco en su cabeza, la sensación de vacío le invadió e hizo que el pensamiento con respecto a la encomienda se esfumase cual aire, a ese punto dejo que sus instintos y necesidades le guiaran, dejando que el destino fuese quien se encargase de acomodar las cosas, si estaba destinado a encontrar a aquellas emblemáticas personas lo haría tarde o temprano.

-Bien… dicen que lo clásico nunca deja de pasar de moda – Elevo la vista sutilmente cuando se encontró frente a la puerta de un establecimiento, el calor del interior escapaba por la puerta acariciando los pies del encapuchado, quien con un movimiento de su diestra empujo el umbral de madera para que se abriera, siguiendo el movimiento su pierna para conducirlo dentro del recinto, la llegada de Jagger lejos de causar revuelo fue una más de entre el montón y valiéndose de ello comenzó a avanzar a paso lento hacía la barra, se postro en uno de los banquillos observando al camarero de reojo antes de ordenar – Una copa de vino me basta para iniciar – Inclinó el rostro a modo de afirmación, dejando que sus codos descansaran en la áspera barra que adornaba el lugar, y si las cosas salían bien el pequeño restaurante podía servir como foco para obtener información.

Spoiler:

Habían pasado ya un par de días desde que la misteriosa figura del corazón había atracado en la isla de Drum, motivado por una noticia que, para él, era una certeza y no un simple rumor, aún sin haber divisado los muchos navíos que estaban apostados en el puerto repleto y que emanaba un aire de temor local. Había sido un viaje largo y agradable, y recordaba, a medida que se navegaba en su barco y descansaba en su camarote entre llamadas y lectura, que el tiempo pasaba quizá demasiado rápido y sus movimientos se habían limitado bastante a los Blues con la intención de hacerse con suficiente información y aliados cargados de un valor indescriptible, pero, le bastaba un simple instante de concentración para saber exactamente donde estaban cada uno de ellos, lo que oía y veía cada original de sus valiosas figuras sobrenaturales. Sus últimos recuerdos se fijaban en el agradable albino con quien había compartido una extraña búsqueda del tesoro en una agradable isla vacacional y a quien seguro hallaría en Drum, pues tenía razones de peso para asumir que estaría allí, podía sentirlo. Rió ante este pensamiento.

Como era de esperarse para alguien como él, encontró con un par de llamadas un lugar excelente y privado para atracar sin que absolutamente nadie, salvo el dueño del pequeño puerto privado y su intermediario supiera que aquél extraño barco negro había llegado a Drum, y dejando al par de caballeros a la vigilia y cuidado del navío les prometió el pago de su deuda con esa simple colaboración, cosa a la que accedieron encantados. Sacó de su barco el Ko Den-Den Mushi y lo metió en su bolsillo, además de una maleta con algunos escritos y documentos que pretendía corroborar con su informante, pues aunque nunca le había dicho información falsa, no era lo suficientemente cercano para creerle a ciegas, y encomendado ya a su primera misión, asistió al hogar de su querido colaborador, con quien tendría una cena exquisita. —Querido amigo~ -Saludó con un fuerte apretón de manos a un hombre de ASPECTO extraño que le respondió de la misma manera y le invitó a entrar, guiándolo a una habitación donde una larga mesa les esperaba con banquetes tradicionales de Drum y una pila de documentos que atrajo más la atención del corazón que la propia comida. Gorthaur le entregó la maleta y el caballero la abrió con cuidado pero cierto grado de ansiedad, comenzando a leer hoja por hoja con sumo interés mientras pasaba entre los vendajes que cubrían su rostro, pedazos de carne y comida, como si fuera lo más normal del mundo leer mientras se come. El Corazón hizo lo mismo, y devoró con ansiedad tanto la información como la comida, en lo que sería el intercambio de rumores más grande en mucho tiempo entre dos hombres muy similares, uno atrapado en la Grand Line pero ansiando saber sobre los Blues y el otro que apenas entraba a Grand Line y quería aprender todo lo que pudiera, enterándose, de una vez, la clase de cosas que estaban sucediendo en Drum y las personalidades que su colega había visto al menos por un día. Era bueno tener contactos y al ser amigos desde hace tanto tiempo, el Corazón obtuvo un bonus, algunas pistas sobre el fulano tesoro de Son Cristóbal.

Partió en la noche a una casa oculta, propiedad del vendado informante, y tomando su número de Den-Den Mushi le aseguró que llamaría en cuanto tuviera nuevas noticias, cosa que le ganó un fuerte abrazo de parte del contrario, un hombre ciertamente buscado por Capone y que no podía volver a ver a los suyos en el North Blue. La noticia de una posible invasión a Lvneel, su isla natal, le llenó de preocupación, pero confiaba en que las cosas saldrían como tenían que salir. Y Gorthaur, comenzando a andar entre la nieve, se alejó hasta desaparecer entre el níveo lienzo que pintaba aquella isla. Era una muy agradable isla, y por los ROPAJES del informante, el frío no le afectaba, cuello tortuga bajo su camisa, camisa, traje habitual y un sobretodo de lana, incluso su máscara era bastante cálida.

Había pasado una buena noche de lectura a la luz de las velas y una hermosa chimenea de roca que calentaba por completo aquella pequeña casa perdida entre la nieve y la base de las Drum Rockies, terminaba de leer el enorme paquete de notas y noticias que su amigo le había preparado y la existencia de algunas figuras de peso en aquella isla le había hecho pensar que tal vez se había reunido aquí por alguna razón en particular, al menos eso lo sabía desde que vio el grupo de navíos en el puerto principal, pero el hecho de que hubieran desaparecido, y que enviaran siempre dos personas a comprar alimentos era revelador lo suficientemente para saber que se ocultaban en algún lugar, todos juntos, y que el tema a tratar era lo suficientemente complicado para tener que estar tanto tiempo en una sola isla, arriesgándose a ser arrestados, atacados por los Yonkôs o incluso matarse los unos a los otros por viejas rivalidades. Gorthaur sabía ahora con certeza de algunos que allí estaban, tenía en aquella pila de información declaraciones de muchos aldeanos que daban la misma descripción de algunos, e incluso los mas artísticos hacían bocetos que otros pocos podían confirmar, dejando en claro algunas identidades, que lejos de tranquilizar al corazón le llenaban de una animada emoción. ¿Cuanto pagaría la marina o los Yonkôs por una pista así? Quizá le deberían un gran favor, y eso era cuanto importaba. Sin embargo debía actuar, y no podía hacerlo solo, por lo que contaba ya con un par de aliados que sabía le ayudarían.

Salió de la casa y echó el cerrojo, notando al haberse alejado un poco que el color blanco de la vivienda le hacía invisible entre la nevada para quien no supiera las indicaciones precisas para hallarla, una buena estrategia. Pero al llevar rato caminando comenzó a pensar en cual de los dos sería el indicado para reclutar primero y cual de ambos estaría en aquella isla por las mismas razones, cosa que no duró demasiado pues la imagen de Eden persiguiendo el tesoro de Son Cristobal se hizo demasiado evidente sacándola una buena carcajada al enmascarado. Sin embargo optó por lo fácil, y concentrándose un poco ubicó a ambos, ocasionando que AMBAS FIGURAS de vudú salieran de su cuerpo y señalaran a la vez distancias iguales pero en direcciones opuestas, una decisión difícil y una razón más para considerar el llevar más de estos muñecos. Parecían tener demasiada personalidad propia, aunque fueran como alegres niños que ansiaban ver a su versión original. —Vamos por Jagger primero. -Dijo para alegría del muñeco con capucha pero causando una rabieta del otro, quien ostentaba una rara melena blanca. Gorthaur los metió a ambos dentro de su cuerpo y comenzó a andar en dirección al poblado donde estaba su amigo revolucionario, pero antes de ingresar a la visión del público, se despojó de su máscara, recibiendo de golpe el terrible frío de Drum que le hizo correr para refugiarse rápido en el local donde se encontraba, quitándose el sobretodo de lana blanca, aflojándose la corbata, sacándose la camisa y poniéndose un par de guantes de lana además de sus anteojos antes de entrar, para cubrir cualquier pista que pudiera revelar su identidad. Todo esto lo metió en su mochila antes de entrar a toda prisa en el local y llamar la atención de algunos, gente buena, para buena suerte del rubio.

¿Cada cuanto se ve un hombre de apariencia fuerte, casi dos metros de altura, ojos azules como el cielo y una melena dorada como el oro más reluciente en la isla de Drum? Al parecer su apariencia, siempre relatada como la de un muchacho guapo pero de semblante distraído causaba el mismo efecto en las pocas tabernas donde entraba, pues una regordeta mujer, con un corsé que amenazaba con revelar sus voluptuosos y enormes senos se le acercó a prisa al muchacho pegándose a su brazo y frotándolo con su prominente busto. La REACCIÓN de Gorthaur no fue la esperada pero causó aún mayor emoción en la mujer que le abrazaba más fuerte y le invitaba a tomarse un trago con ella. Ruborizado y un poco tentado a llevarla a su "lugar privado" el rubio tuvo que controlarse y priorizar la misión, por lo que librándose del agarre le acarició la mejilla prometiéndole que le vería a la noche, pues estaba muy ocupado con unos documentos que debía entregar, haciéndose pasar por abogado. Finalmente logró divisar a su amigo y se acercó con un tanto de nervios, como quien se siente intimidado, y es que, a decir verdad, Gorthaur era un espléndido actor y sabía bien como fingir ser lo que era sin la máscara, un inocente y bonachón muchacho, que solo quería hacer el bien. —Disculpe la interrupción. ¿Señor Jagger? He venido a traerle un mensaje de parte del señor Gorthaur. -Susurró Gorthaur en voz tan baja que casi nadie le escuchaba, ni aún Jagger, y lo hacía con una mano delante de su boca y mirando a cada lado en una muestra de no saber disimular. Era divertido actuar como el chico despistado que era de niño, y por los momentos, prefería que Jagger no se enterara de su cara. —Dice que le verá en una hora en la siguiente dirección. -Pidió papel y tinta al cantinero y anotó la dirección de la casa blanca, con señas y todos los detalles para que no se perdiera. Luego con un saludo muy cortés echó a correr fuera de la taberna sin darle siquiera una oportunidad a la hermosa mujer de decirle nada más. Gorthaur se metió a un callejón y tras asegurarse de estar oculto de cualquier mirada se volvió a poner el sobretodo, la MÁSCARA y acomodar su camisa, corbata y guantes, para volver a echar a andar en medio de la nevada, donde gracias a su saco blanco era casi invisible de no ser por el punto rojo que era su máscara.

Con Eden no hizo falta hacer todo este teatro, sino que simplemente se encontró con él, le saludó como los amigos que eran y le entregó un par de papeles con datos sobre el famoso tesoro que estaba buscando. —Son viejas pistas y anotaciones de algunos que han gastado años buscándolo, quizá te sirvan colega... Pero, requiero hablar contigo en privado, de ser posible a la hora del almuerzo. -Observó su reloj, notando que faltaban unos cuarenta minutos para ello. —Te veré en una casa que me han prestado, allá podemos hablar sin que el frío me hiera los pulmones. -Le entregó un papel con la dirección exacta y sin decir más echó a andar. A los veinte minutos Gorthaur se hallaba ahora en su casa, sentado frente a la chimenea y esperando que la jugosa sopa de carne que estaba preparando estuviera lista. No había escatimado en verduras ni en carne, y sería suficiente para todo el día, pues esa noche no pensaba comer ni dormir, sino averiguar más allá de lo que su información pudiera, solo esperaba poder convencer a sus dos amigos.

Durante meses Henry había estado buscando información en cada uno de los rincones conocidos por el hombre dentro de  los blues, si bien era cierto que podrían existir sitios que no conociese o no pudiese alcanzar, este intentaba al menos conocer algo sobre los mismos y enterarse de si cargaban con datos que pudieran serle de utilidad. Habían transcurrido años desde el inicio de su jornada, y aun fallaba en obtener algo concreto sobre lo que tenía que hacer o saber para poder actuar en consecuencia, su inocencia había disminuido con el paso del tiempo y su madurez empezaba a aflorar de manera evidente, y aun así, se sentía como un prisionero de su propia ineptitud y de sus propias cadenas, aún ahora le era imposible afirmar algo con total seguridad sobre sus palabras. A todo esto, el recuerdo de poco más de un año cuando encontró al albino que cargaba el ultimo memento de la historia de su madre en Shimotsuki, hizo que tomara con más fuerzas su espada y pasara en su mente la idea de encontrar al tercero de los "guardianes" de aquel metal mellizo, fue por esto que había zarpado junto a comerciantes hacia un lugar que pensaba no visitaría nuevamente hasta no encontrarse preparado y a la vez, empezaba a comprender que nunca lo estaría si se mantenía oculto en los mares inferiores.

Nuevamente la desinformación y la ansiedad comandaban los actos y acciones del peliblanco, forzándolo a ingresar a una corriente y seguir este trayecto a la par de los comerciantes, sus días en islas eran cortos apenas lo suficiente para que quienes le brindaban transporte pudiesen terminar sus ventas y luego zarpaban nuevamente en aquella enorme embarcación, esto se repetía en cada lugar lo que implicaba que Sinclair poseía poco a nulo tiempo para enterarse de rumores o información concreta sobre su búsqueda, de igual modo los personajes que lograba divisar en su camino no parecían cargar con esos datos de modo que tampoco realizaba un esfuerzo sobre humano para perseguir sombras. Esto cambió de manera drástica cuando el barco atraco en la isla Drum, allí la mirada de los habitantes era pesada y su semblante se mostraba preocupado, podía bien ser nada o alguna tormenta que se avecinaba más la cantidad de embarcaciones que se mostraban en el puerto principal eran demasiadas como para ser mera coincidencia, allí, los comerciantes solo recogerían medicinas y provisiones para continuar su viaje de modo que la parada sería mucho más corta que antes, Henry por su lado tomo la decisión de quedarse allí, si continuaba con el grupo acabaría sin saber nada y pasaría toda la corriente, acercándose más y más a su destino mientras su poder disminuia más y más en comparación a lo que se encontraba allí. Aún era un niño, eso era más que evidente, su edad, su cuerpo y su pose podrían sugerir lo contrario más aun era un infante en comparación a lo que le aguardaba allí y quizás empezar allí la segunda parte de su viaje no sería demasiado descabellado, ademas de que tantas embarcaciones debían significar algo.

Despidiéndose amablemente de sus benefactores, Henry empezó a caminar por las calles de aquella isla con un destino incierto, su mente se encontraba al igual que el cielo, clara pero a la vez ligeramente oscurecida. Si bien este efecto en el clima se trataba de la nieve que descendía y refrescaba el ambiente, generando un clima que el albino no había sentido en mucho tiempo y que ciertamente alcanzaba niveles muy opuestos al lugar donde se crio, en su mente este "gris" se debía a su interrogante interna sobre si lo que hacía en aquel lugar merecía la pena de su tiempo, o de si podría alcanzar sus objetivos habiendo salido de los mares bajos sin demasiada información a pesar de tener tanto tiempo habiendo iniciado su recorrido. Mientras dedicaba unos breves instantes a ese pensamiento, su avance se había detenido para cuando elevase su vista buscar un lugar para acogerse más una voz conocida lo saco de tales planes, al girarse noto que era quien hubo supuesto previamente y mientras el mismo le saludaba enérgicamente, una sonrisa se esbozo en su rostro y respondió al mismo en igual medida. -¡Rojo!- Vocifero mientras palmeaba su espalda y notada, más allá de su vida, el metal que se encontraba allí postrado. -He de suponer que ya no quieres esta belleza- Continuó elevando ligeramente su espada y mostrándola abiertamente, sin embargo esos eran temas banales, tal cual había dicho el otro albino necesitaban encontrar refugio.

Al tiempo que Sinclair pensaba en buscar con su mirada algún establecimiento o lugar para acogerse, otra figura se formo en el rabillo de su ojo, tuvo que volverse para observarla adecuadamente y sin lugar a dudas, se trataba de la persona en quien había pensado, una de las razones por las cuales se encontraba nuevamente en la Grand Line, Eden Silverman. Henry pretendía alzar su mano y saludarle más el tercer albino al parecer no logro reconocerle, era posible que fuese un asunto de distancia o quizás tenía algún otro motivo, de cualquier modo, como alternativa el pirata usaría su voz pero antes de hacerlo, otra figura se poso frente a el, y la misma era extraña y extravagante, hablaba con Silverman y claramente era imposible escucharles más tal interacción le hizo pensar al oji-azul que quizás su conocido estuviese ocupado, y si se encontraba en esa isla, pues le vería eventualmente de modo que sonrió y retornó su atención a Dante. -Tu invitas- musitó el muchacho mientras empezaba a caminar en busca de algún restaurante o bar. -Dudo que compartamos motivos para estar aquí, ¿Cual es el tuyo?- Preguntó para enterarse de las cosas, era obvio que muchas personas que no pertenecían a aquella isla ahora la habitaban, era posible que un suceso estuviese tomando lugar y el chico estuviese ajeno al mismo, por lo cual empezaba a buscar información del "presente" en vez de continuar enfocado en el pasado.

Resumen:

Fue un bonito viaje mientras duró. Ver mas mundo, visitar cada Mar Cardinal, casi cada isla, las fiestas que me pegué en el pecho, los diferentes tipos de piratas que capturé aunque cada uno no merecía la pena siendo muy débiles comparados al Grand Line, pero ya la diversión se acabó y debía volver a la aventura de verdad, volver a mis aguas y cazar en mi territorio... No vaya que otros cazadores olvidasen cual es el terreno de Ra's Al Ghul, igual que otros piratas supiesen que no me había marchado, que seguiría traumatizandolos.

Jamas olvidaría el frió que hacia aquí, siempre el mismo clima, prefería el caluroso, estando en la playa tomando el sol rodeado de hombres y mujeres en biquini, con una cerveza en cada mano. Oohh si, eso si que seria grandioso. Pero sin embargo estaba en mitad del astillero o puerto, donde los barcos atracan mirando el horizonte con mi sudadera negra con capucha puesta, las manos en los bolsillos abdominales, mi pantalones largos de color rojo y negro donde ambos colores se fusionen con la imagen de unas llamas, una cadena enroscada en mi pierna izquierda y otra en el abdomen, el contorno de mi rostro apenas se veía, simplemente como una sombra oscura poco visible, ocultando mis cuernos características y tras de mi esas negras y extensas alas cubiertas por la sudadera. Hacia un par de horas que había llegado, tomé alguna que otra copa rápida en un bar y me fui de nuevo al astillero, cerca de donde atraqué mi barco. Un par de cosas llamaron mi atención, a mis ojos de humano, cuervo o lo que sea... Una simple comparación, mi barco no tenia vigilancia alguna, sin embargo unos barcos mas alejados tenia un custodio interesante por las autoridades de la isla. “¿Por que no vigilan en general todas las naves? ¿Por que especial intereses en esas que vigilan?” Varias preguntas se me pasaron, veía como cierto trato de favores hacia ciertos dueños de otros barcos.

Miré cuidadosamente a mi alrededor, caminando de manera tranquila a modo de paseo, la curiosidad me picaba... y así murió el gato. Mis ojos vislumbraron un anciano sentado en su silla que se balanceaba, situado en el porche de la casa que daba de frente unas bonitas vistas al mar al estar en la zona portuaria. -Disculpe buen señor.- La educación ante todo, el hombre llevo su mano a la boca para quitar la pipa y expulsar el humo por la boca. -Que.- Algo borde el hombre, pero los ancianos se volvían mas ariscos y de poco agrado socialmente. -¿Por que las autoridades vigilan especialmente aquellos barcos?- Pregunté sin acercarme mucho, simplemente quedando en la parte baja de las escaleras sin subir al porche y mirando de lado a aquel hombre, evitando de forma frontal la vista. -No, no lo se, ni me interesa, pero esa gente que vino hace unos días estaba armada y creo que son piratas, reconozco un pirata cuando lo veo.- Al terminar de hablar fumo de su pipa, la información que me dio fue... casi nula, no saben quienes son ni el motivo de porque las autoridades vigilan especialmente esos navíos, pero oye... dijo piratas, eso significa dinero. -¿Si le enseño unos carteles podrá reconocer alguno?- Del bolsillo abdominal saque un fajo de carteles marrones, clásicos Wanted que suelen pegar los Marines por la paredes y que yo me llevaba de cada cara nueva, cada pirata. -Si no me los enseñas no podré decírtelo.- Cierto... con una aparente respuesta positiva subí las escaleras y acerqué los carteles de Wanted, el hombre se quedo mirando mi mano por un momento, la garra/guantelete que poseía, mi arma, alzo su mirada hacia el interior de mi capucha y en el acto desvié la mirada queriendo evitarla. -Humm...- Esbozó el anciano ante mi gesto, cogió los carteles y empezó a pasarlos uno a uno. -Este, lo vi entre el grupo.- Con ello confirmaba que eran piratas, no solo uno, sino varios, eso significa dinero, muchos piratas es mas dinero. Ya tengo trabajo. -Gracias.- No tenia ni idea de que podía cocerse allí, de porque tanto pirata, pero solo el dinero me motivó.............

Varios días llevé en la isla, sin poder sacar apenas nada provechoso, no pude cazar a nadie todavía pero lo olía, lo sentía cerca. Desde que el anciano me dijo que reconoció un pirata, no era mucho, pero eso conducía a un grupo de piratas, lo que conlleva mas dinero, no pude sacar nada en claro a la gente, tampoco sabia donde podía ocultarse un gran grupo de persona de esa magnitud, pero una cosa si que supe cuando investigué lo máximo posible en las calles principales, algunas tabernas, el mercado; pero poco saqué en claro, los taberneros no me dieron nada valioso, los ciudadanos tampoco, pero en el mercado si pude darme cuenta de que siempre un duo diferente compraba multitud de cosas, provisiones sobre todo para comer y beber cada dia, como si alimentasen a una tripulación entera. Fue lo único visualmente destacado que pude percibir desde las sombras de los callejones del mercado. “¿Hoy será el día?” Pensaba acariciando mis manos desnudas frente a mi y echando el aliento para intentar darme calor del frio, vigilando en uno de los callejones a la espera de un nuevo posible dúo de piratas que fuesen a las mismas tiendas y comprasen la misma cantidad de cosas, con la intención de hoy definitivamente seguirlos, continuar su rastro hasta donde me llevasen.

Pequeños golpeteos provocados por los pasos de aquel peli azul, se hacían sonar en el largo pasillo de la base de la marina de la isla. Con una expresión serena y calma, se mantenía pensante de tantas cosas y detalles que acontecen a sus asuntos personales. Aun así, poco a poco se adentraba en aquel lugar. Pasando cerca de la oficina de comunicaciones, el joven marine no pudo evitar el no adentrarse en aquella oficina, pues, dominado por el aburrimiento y el ocio, decidió oír las nuevas para ver si algo es importante o de tal interés como para el encargarse y cubrirlo. –Oh, teniente Teppelin, ¿Cómo esta? ¿En qué puedo ayudarle?- Mencionaba una mujer, cuyo rango era recluta y se encargaba de tareas básicas, como transmisiones y comunicados. El teniente entraría con una cara apenada, ya que había sido pillado y se sentía un poco avergonzado por ello. –Vale, vale.. Todo está bien, señorita. ¿Todo en orden por acá?- Mencionaría con una amabilidad, mostrando su típica sonrisa. Aquella mujer reaccionaria igual con una sonrisa amable, para comenzar a releer sus papeles. –Bueno… Ummmh… Creo que llego algo de una isla lejana, Drum…- Diría mientras buscaba entre los papeles de su escritorio, y lo encontraría. -¡Ya! ¡Aquí! – Se colocaría de pie dando pequeños pasos hasta ponerlo en las manos del teniente.

-Muchas gracias,  eres muy amables. ¡Bien! ¡Echemos un vistazo!- Diría el teniente un poco más animado para comenzar a leer el papel. Su semblante se mostraba serio y sereno, mientras este estaba sumergido en aquel informe, aquella chica se quedaba mirándolo más de lo que una persona debe mirar a otra. –Mmmm. Es extraño… Muchas naves, nada raro pero tienen un poco preocupado a los pobladores… Aunque, el problema está en que han intentado invadir dichos transportes. De todos modos, las autoridades locales han controlado por ahora esos intentos, pero temen de que los ataques sigan aumentando a punto de que no sean capaz de controlarlo. Están pidiendo ayuda de la autoridad de la marina para controlar mejor la situación…- El teniente se quedaría pensativo un buen momento, parecía que tal forma de ser agradaba aquella mujer, quien se atontaba mirándolo. –Bueno. Tengo planes de ir al Grand Line, de hecho, pensaba salir en 2 días, pero supongo que viendo esta misión podría adelantar mis planes. Bueno… No parece algo complicado, aunque puede que las cosas se salgan de control, nunca se sabe… La cantidad de barcos y visitantes demasiado alta según los comentarios de las personas.-  Luego el teniente miraría a la chica, quien rápidamente despejaría la mirada de manera rápida quedando un poco sonrojada y arreglándose las gafas. –Me ocupare de esto, archívalo que corre por mi cuenta. Me retirare, mientras mas pronto mejor. Cuídese, y gracias. – Sonreiría de manera amable para retirarse de la habitación, aquella chica terminaría soltando un suspiro como diciendo “por poco..”

Actualidad:

Viento y marea, hacia no mucho que el teniente experimentaba tales agitaciones, pero así es la vida en el mar. Habían transcurrido varios días desde que el joven marine partió de aquella isla, en dirección a Drum, lugar donde se encontraría con un objetivo a simplemente simple, pero que también podria tornarse pesado si no se maneja de manera adecuada. La presencia del chico seria suficiente para “calmar” y arreglar los pendientes, y quizás podria investigar y objervar mejor aquel fenómeno de residentes forasteros que iba en crecimiento cada dia. Si, habia estado recibiendo reportes por comunicado desde que navegaba, de que el numero de visitante seguía aumentando, por lo que cada vez era mas difícil mantener el orden y la compostura de los residentes y aficionados a la aventuras. El joven Marine miraría  a la lejanía del mar pensativo de lo que estaba por ocurrir. Aun asi, parece que su viaje pronto esta por culminar y asi sin mas preámbulo ponerse a trabajar en ello, esperaba que el retraso de su traslado no afectase en nada la situación, pero … El detalle es que la distancia es un tramo muy largo, por lo esperaba que los residentes fueran paciente a su llegada.

La sonrisa que invadió el rostro del pirata se expandió en cuanto Azul le reconoció, saludó e hizo el comentario acerca de su arma. -No des nada por sentado todavía, amigo. Que haya conseguido encontrar un buen arma no es óbice para que a futuro quiera tener más en mi arsenal- Tras eso, soltó una corta risotada y miró en la dirección en que su compañero había empezado a observar. Allí encontró al tercer albino, el segundo que había conocido en su vida, ni más ni menos que el chico con el que tuvo una historia cuanto menos peculiar. ¿Eden se llamaba? -¡Hey, kid!- Le saludó, levantando la mano derecha y moviéndola desde la lejanía. Hacía mucho que no le veía, esperaba que se hubiera hecho tan fuerte como le prometió en un pasado. Tiempo atrás, cuando le conoció, era un poco atolondrado, ojalá hubiera perdido esa cualidad de torpe.

Pero ahí quedó su conversación con el muchacho, puesto que estaba hablando con otra persona de aspecto extraño. Tanto él como Henry se dieron cuenta de que no era momento para inmiscuirse en sus asuntos, por lo que aceptando su invitación a tomar algo y hablar de lo ocurrido durante el tiempo que no se habían visto, ambos comenzaron su paseo en busca de algún bar interesante. -¿Qué hago aquí? Bueno, esa es una pregunta sencilla. He venido por los rumores, por las historias que cuentan de este día en este lugar en concreto- Le sonrió. -Hay un gran aumento de piratas por la zona, y casualmente me interesa buscar ciertos candidatos para un proyecto en común con una buena amiga. ¿Te interesaría escuchar más de ello?- Para qué mentir, estaba buscando gente competente que May pudiera poner a prueba para formar parte de Kizuna, su tripulación. Ir contra Capone requeriría tiempo, esfuerzo y poder, y en la actualidad no disponían de demasiado de ninguno de esos conceptos.

Ambos llegaron a una taberna que estaba situada no muy lejos de donde se habían encontrado inicialmente. Fue Dante quien abrió la puerta de un manotazo, pasando el primero hacia el calor del hogar e ir directamente hacia la barra, donde una camarera bien sexy les estaba esperando con una sonrisa. -¡Cariño, ponme una jarra de tu mejor y más fría cerveza!- Luego, señaló con el pulgar a Henry. -Y a mi amigo, lo que él desee. Invito yo- Mientras la chica les servía, Dante eligió una de las mesas que había en aquel lugar, sentándose y desabrochando los botones de su gabardina, al igual que dejaba su espada apoyada contra la mesa para que no le estorbase estando sentado. -Si no estás enterado de lo que está ocurriendo aquí, ¿qué te trajo a Drum?- Le preguntó, apoyando los codos sobre la mesa, sonriente. Mientras tanto, lanzó una mirada a su alrededor. Su capacidad para sentir el metal siempre estaba dispuesta a funcionar, y esperaba que le terminase ayudando a encontrar algo que realmente valiera la pena. ¿Habría algo en aquella taberna que pudiera servirle para conocer más de los rumores que se contaban sobre el acontecimiento del año en Drum?

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