Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
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Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Recuerdo del primer mensaje :
Hace 2 años aproximadamente.
-No se preocupe, no quiero nada- comentó Eden negándose a recibir una recompensa por parte de una anciana que estaba agradecida, el pueblo Gosa era famoso por su declive tras su unión a la revolución, abandonados por el gobierno y la marina, sin muchos visitantes y encima con criminales que en ocasiones se pensaban inmunes a toda ley, azotado por enfermedades, era casi como llegar a un cuento de desgracias constantes. Aquel día Eden se había encargado de atrapar a una pequeña pandilla criminal que estaba azotando a la región, la anciana le imploró que salvara a su nieto, un chico de agallas pero algo tonto que buscaba frenarlos por su cuenta, afortunadamente pudo detenerlo antes y acabar con los criminales, no tuvo más opción que matarlos, sin marina a quiénes entregarlos era demasiado arriesgado para los pobladores mantenerlos con vida, incluso cuando eso iba en contra de los principios de Silverman, llevaba ya meses aprendiendo que en ocasiones las decisiones a tomar necesitaban ser hechas en pos de conservar la tranquilidad de los civiles.
¿Qué estaba haciendo en aquel pueblo?, en realidad estaba tomándose unas vacaciones, por así decirlo, tras todo el caos de los meses pasados con la muerte de sus seres amados en Shimotsuki, sus aventuras por algunas islas como Micqueot y su reconocimiento reciente como un cazador, lo cierto es que necesitaba estar en un lugar apacible y aquel poblado lo era, si quitabas de en medio la pobreza y la criminalidad la verdad es que era hermoso. Llevaba ya unas dos semanas encargándose de los problemas menores de la región y algunos pobladores le nombraban “sheriff”, esperando que se quedase para siempre, aunque eso era imposible, solo estaba aguardando a encontrarse de mejor humor, al menos ya podía volver a reír y hacer chistes, la amargura poco a poco se iba pasando.
Los pobladores le permitieron mantenerse en una casa abandonada, no tenía más que una cama y unas cuantas cosas, pero eso era suficiente, los días transcurrían entre meditaciones y charlas amenas con los pobladores, sin embargo, todo eso se modificó aquel día, pues Ernest, un niño pequeño que solía pasar el día jugando cerca de los bosques con sus amigos regresó asustado, gritando que una mujer estaba herida en el interior. Eden no dudó en ir a investigar y al llegar al sitio efectivamente pudo ver a una linda chica tendida, no parecía tener heridas, aunque no se encontraba consciente, eso fue suficiente para que el samurái la cargase y la llevase con Nemi, la doctora del poblado.
Tras un par de horas la doctora salió y tranquilizó a todos, la chica iba a estar bien, aunque necesitaba algo de reposo, no estaba todavía segura de que sucedió, lo único seguro era que ella no era de la zona y que no estaba herida de gravedad ni enferma, ya cuando despertase podría decir lo sucedido, mas, sabiendo que los extraños podían ser peligrosos pidieron al albino que la vigilase, por cualquier cosa, Eden aceptó y se quedó al lado de la mujer. Ya a la mañana siguiente, estando todavía medio dormido escuchó algunos ruidos en la cabaña de la doctora, abrió sus ojos un tanto y pudo ver a una sombra moverse, ¿sería la mujer?.
-No se preocupe, no quiero nada- comentó Eden negándose a recibir una recompensa por parte de una anciana que estaba agradecida, el pueblo Gosa era famoso por su declive tras su unión a la revolución, abandonados por el gobierno y la marina, sin muchos visitantes y encima con criminales que en ocasiones se pensaban inmunes a toda ley, azotado por enfermedades, era casi como llegar a un cuento de desgracias constantes. Aquel día Eden se había encargado de atrapar a una pequeña pandilla criminal que estaba azotando a la región, la anciana le imploró que salvara a su nieto, un chico de agallas pero algo tonto que buscaba frenarlos por su cuenta, afortunadamente pudo detenerlo antes y acabar con los criminales, no tuvo más opción que matarlos, sin marina a quiénes entregarlos era demasiado arriesgado para los pobladores mantenerlos con vida, incluso cuando eso iba en contra de los principios de Silverman, llevaba ya meses aprendiendo que en ocasiones las decisiones a tomar necesitaban ser hechas en pos de conservar la tranquilidad de los civiles.
¿Qué estaba haciendo en aquel pueblo?, en realidad estaba tomándose unas vacaciones, por así decirlo, tras todo el caos de los meses pasados con la muerte de sus seres amados en Shimotsuki, sus aventuras por algunas islas como Micqueot y su reconocimiento reciente como un cazador, lo cierto es que necesitaba estar en un lugar apacible y aquel poblado lo era, si quitabas de en medio la pobreza y la criminalidad la verdad es que era hermoso. Llevaba ya unas dos semanas encargándose de los problemas menores de la región y algunos pobladores le nombraban “sheriff”, esperando que se quedase para siempre, aunque eso era imposible, solo estaba aguardando a encontrarse de mejor humor, al menos ya podía volver a reír y hacer chistes, la amargura poco a poco se iba pasando.
Los pobladores le permitieron mantenerse en una casa abandonada, no tenía más que una cama y unas cuantas cosas, pero eso era suficiente, los días transcurrían entre meditaciones y charlas amenas con los pobladores, sin embargo, todo eso se modificó aquel día, pues Ernest, un niño pequeño que solía pasar el día jugando cerca de los bosques con sus amigos regresó asustado, gritando que una mujer estaba herida en el interior. Eden no dudó en ir a investigar y al llegar al sitio efectivamente pudo ver a una linda chica tendida, no parecía tener heridas, aunque no se encontraba consciente, eso fue suficiente para que el samurái la cargase y la llevase con Nemi, la doctora del poblado.
Tras un par de horas la doctora salió y tranquilizó a todos, la chica iba a estar bien, aunque necesitaba algo de reposo, no estaba todavía segura de que sucedió, lo único seguro era que ella no era de la zona y que no estaba herida de gravedad ni enferma, ya cuando despertase podría decir lo sucedido, mas, sabiendo que los extraños podían ser peligrosos pidieron al albino que la vigilase, por cualquier cosa, Eden aceptó y se quedó al lado de la mujer. Ya a la mañana siguiente, estando todavía medio dormido escuchó algunos ruidos en la cabaña de la doctora, abrió sus ojos un tanto y pudo ver a una sombra moverse, ¿sería la mujer?.
InvitadoInvitado
Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
La chica de nombre extraño pareció atender sus palabras y dejó de amenazar con aquella arma, al menos era un problema que ya no tendría que atender con urgencia, ahora quedaban unos cuantos piratas que le seguían disparando de forma desesperada, algunos incluso erraban en sus tiros causando que algunas ventanas más a lo lejos se destrozasen -¡Ya basta, van a dañar a alguien!- finalmente Eden se había enfadado lo suficiente como para actuar y de un simple salto llegó frente a esos hombres, una patada fue suficiente para sacar volando a dos de ellos en conjunto y un puñetazo tomó desprevenido a otro que simplemente cayó de espaldas inconsciente, si bien la lucha mano a mano no era una de sus virtudes, ciertamente aquellos pobres diablos carecían de la fuerza necesaria para tratar de oponerse a algo tan simple como un par de movimientos de pelea burdos.
-Y tú, creo que eres el jefe, bueno, tuviste la oportunidad de irte- el sujeto que se mostraba como cabecilla le disparó sus últimas balas sin encontrar efecto en el cuerpo del albino, entonces como último recurso desenvainó una espada y la clavó con fuerza en el pecho de aquel chico, específicamente en el lugar de su corazón, ante esta situación Silverman simplemente suspiró con desgano y miró la espada -Es inútil, ¿acaso de verdad cuesta tanto comprenderlo?- así, sujetó por el cuello a ese hombre elevándolo del suelo con facilidad y lo arrojó con fuerza en contra de una pared haciendo que finalmente quedase fuera de combate. Miró a su alrededor, al final estaba todo despejado, al parecer solamente los dos piratas que habían escapado salieron libres de aquel conflicto, el resto ya estaban derrotados y no tardaría en llevarlos a la villa principal, con algo de suerte se toparía una patrulla marine y los entregaría.
Empero, ahora recordaba que la mujer estaba todavía en el techo, al girar para comprobar su estado la pudo ver ahí sentada, parecía asustada o algo similar, ¿acaso estaba preocupada de que le hiciera algo?, eso era tonto, Eden no dañaría a una persona sin motivo, ella, aunque amenazó a otros no era peligrosa, o eso pensaba. “Tal vez fui muy duro con mis palabras” rascó su cabeza tratando de decidirse sobre la situación y finalmente se encogió de hombros y se acercó a la cabaña, de un salto simple cayó sobre el techo, con ambas manos ocultas en los bolsillos de su pantalón se colocó frente a la mujer y ladeó un poco su cabeza -¿Tienes miedo?, oye no quería asustarte pero tampoco me parece bien que amenazaras a la gente con ese arco- señaló entonces el arma que estaba al lado de la mujer, a estas alturas era obvio que de nada le iba a servir en contra del samurái si planeaba usarlo -Sabes, me debes una explicación, pensaba que estabas herida y resulta que no es así, además, para tener ese arco en tus manos significa que lo has robado…o bien, que de alguna forma amenazaste a la doctora para obtenerlo- pues según recordaba, sus pertenencias fueron incautadas cuando le estaban revisando, la doctora jamás se las habría dado sin antes advertir a Eden, más que nada por “seguridad” del pueblo, es decir, no todo mundo podía ir armado sin más, menos una desconocida.
-En todo caso, si me dices la verdad creo que podemos llegar a un acuerdo- no era su intención atraparla si es que ella era una criminal, a no ser claro que estuviese siendo buscada por crímenes violentos o que se resistiese al interrogatorio, ahora mismo ya no podía confiarse demasiado en las palabras de la chica, si mintió una vez podía hacerlo por segunda ocasión, aunque esperaba que entendiese su situación, no se encontraba en situación de mentir o negar la verdad.
-Y tú, creo que eres el jefe, bueno, tuviste la oportunidad de irte- el sujeto que se mostraba como cabecilla le disparó sus últimas balas sin encontrar efecto en el cuerpo del albino, entonces como último recurso desenvainó una espada y la clavó con fuerza en el pecho de aquel chico, específicamente en el lugar de su corazón, ante esta situación Silverman simplemente suspiró con desgano y miró la espada -Es inútil, ¿acaso de verdad cuesta tanto comprenderlo?- así, sujetó por el cuello a ese hombre elevándolo del suelo con facilidad y lo arrojó con fuerza en contra de una pared haciendo que finalmente quedase fuera de combate. Miró a su alrededor, al final estaba todo despejado, al parecer solamente los dos piratas que habían escapado salieron libres de aquel conflicto, el resto ya estaban derrotados y no tardaría en llevarlos a la villa principal, con algo de suerte se toparía una patrulla marine y los entregaría.
Empero, ahora recordaba que la mujer estaba todavía en el techo, al girar para comprobar su estado la pudo ver ahí sentada, parecía asustada o algo similar, ¿acaso estaba preocupada de que le hiciera algo?, eso era tonto, Eden no dañaría a una persona sin motivo, ella, aunque amenazó a otros no era peligrosa, o eso pensaba. “Tal vez fui muy duro con mis palabras” rascó su cabeza tratando de decidirse sobre la situación y finalmente se encogió de hombros y se acercó a la cabaña, de un salto simple cayó sobre el techo, con ambas manos ocultas en los bolsillos de su pantalón se colocó frente a la mujer y ladeó un poco su cabeza -¿Tienes miedo?, oye no quería asustarte pero tampoco me parece bien que amenazaras a la gente con ese arco- señaló entonces el arma que estaba al lado de la mujer, a estas alturas era obvio que de nada le iba a servir en contra del samurái si planeaba usarlo -Sabes, me debes una explicación, pensaba que estabas herida y resulta que no es así, además, para tener ese arco en tus manos significa que lo has robado…o bien, que de alguna forma amenazaste a la doctora para obtenerlo- pues según recordaba, sus pertenencias fueron incautadas cuando le estaban revisando, la doctora jamás se las habría dado sin antes advertir a Eden, más que nada por “seguridad” del pueblo, es decir, no todo mundo podía ir armado sin más, menos una desconocida.
-En todo caso, si me dices la verdad creo que podemos llegar a un acuerdo- no era su intención atraparla si es que ella era una criminal, a no ser claro que estuviese siendo buscada por crímenes violentos o que se resistiese al interrogatorio, ahora mismo ya no podía confiarse demasiado en las palabras de la chica, si mintió una vez podía hacerlo por segunda ocasión, aunque esperaba que entendiese su situación, no se encontraba en situación de mentir o negar la verdad.
InvitadoInvitado
Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Todo se estaba arremolinando en su cabeza, ya no sabía cómo había llegado hasta ese punto en el que pasó de ser una jovencita obediente hasta un punto inhumano, pero dulce y delicada, a llegar a ser una mujer capaz de amenazar a una señora para obtener su escape y matar personas para defender a otros, no es que fuera la primera vez que tenía que hacer cosas que no hubiera hecho jamás pero si era la primera vez que se sentaba a analizarlo, probablemente a causa de tener la sensación de estar a punto de morir “no saldré de esta…” pensó cuando vio caer el joven y su mano derecha de aferró al arco sin levantarlo, era lo único que tenía y no lo soltaría.
- Bien… te diré toda la verdad… pero aquí arriba –
Accedió a la petición a sabiendas de que en cualquier forma no estaría contento de confirmar que ella había amenazado a la dulce mujer que venía a atender lo que quedaba de sus heridas “que sea lo que deba ser, al menos esto es consecuencia de algo que yo decidí por mi misma” miró hacia abajo y dejó escapar una sonrisa de alivio y resignación, estaba dispuesta a recibir cualquier tipo de situación mientras fuera por una decisión propia, moriría como una persona libre que había elegido su camino y no alguien que desperdició su vida sirviendo en una casa que le hacía sentir atrapada
- Yo robé a los hombres que me perseguían o al menos lo intenté, eran ladrones y asesinos, estoy segura de que ya lo notaste, pero aún así yo provoque toda la situación y soy culpable de todo… yo amenacé al médico con su propia herramienta y obtuve mi arco y flecha para escapar de ti, del pueblo y de las explicaciones que pensé nadie quería escuchar… yo estoy herida y mis músculos están resentidos porque tuve que correr por todo el bosque durante no se cuánta distancia escapando de esos hombres, y gracias a los chicos que los asustaron es que estoy viva… -
Parecía que no había tomado aire mientras hablaba, pero lo hacía con una seguridad en su voz que rompía con todo el esquema de muchacha inocente que su rostro sugería, era una voz más seria, era una actitud más profunda, simplemente un momento de quiebre que rasgaba su personalidad en un antes y después de ese momento… no porque fuera especial como tal, más bien se trataba de los pensamientos que habían cruzado su cabeza en el momento justo, estaba decidida a encontrar a su hermana, estaba decidida a vivir y sobrevivir todo el tiempo que pudiera
- Te agradezco haberme protegido… y lamento haberte pagado con esto, también lamento en parte que no hayas necesitado mi protección, al menos así estaríamos a mano… pero no soy una buena persona Eden, sólo soy… una persona –
Estaba cansada, estaba decidida, estaba sentada en el techo de una casa en un día soleado y hermoso frente a un hombre desconocido, fuerte y en extremo resistente que había tomado opciones ilógicas para salvar a alguien que él no conocía, era tan poético que si hubiera sido otra ocasión quizás se habría enamorado perdidamente de su salvador y de su intachable moral de paladín, pero la ocasión no era esa y sus acciones no ameritaban amor, más bien ser llevada a la cárcel o algo similar.
- ¡Pero al menos ahora soy una persona libre! -
Una lagrima fugaz atravesó su mejilla, su corazón estaba acelerado, había dicho algo que nunca dejó salir de su pecho y aunque el hombre quizás no comprendiera la situación, para ella era un momento crucial y lleno de emociones, entre ellas el miedo a un pronto final.
- Bien… te diré toda la verdad… pero aquí arriba –
Accedió a la petición a sabiendas de que en cualquier forma no estaría contento de confirmar que ella había amenazado a la dulce mujer que venía a atender lo que quedaba de sus heridas “que sea lo que deba ser, al menos esto es consecuencia de algo que yo decidí por mi misma” miró hacia abajo y dejó escapar una sonrisa de alivio y resignación, estaba dispuesta a recibir cualquier tipo de situación mientras fuera por una decisión propia, moriría como una persona libre que había elegido su camino y no alguien que desperdició su vida sirviendo en una casa que le hacía sentir atrapada
- Yo robé a los hombres que me perseguían o al menos lo intenté, eran ladrones y asesinos, estoy segura de que ya lo notaste, pero aún así yo provoque toda la situación y soy culpable de todo… yo amenacé al médico con su propia herramienta y obtuve mi arco y flecha para escapar de ti, del pueblo y de las explicaciones que pensé nadie quería escuchar… yo estoy herida y mis músculos están resentidos porque tuve que correr por todo el bosque durante no se cuánta distancia escapando de esos hombres, y gracias a los chicos que los asustaron es que estoy viva… -
Parecía que no había tomado aire mientras hablaba, pero lo hacía con una seguridad en su voz que rompía con todo el esquema de muchacha inocente que su rostro sugería, era una voz más seria, era una actitud más profunda, simplemente un momento de quiebre que rasgaba su personalidad en un antes y después de ese momento… no porque fuera especial como tal, más bien se trataba de los pensamientos que habían cruzado su cabeza en el momento justo, estaba decidida a encontrar a su hermana, estaba decidida a vivir y sobrevivir todo el tiempo que pudiera
- Te agradezco haberme protegido… y lamento haberte pagado con esto, también lamento en parte que no hayas necesitado mi protección, al menos así estaríamos a mano… pero no soy una buena persona Eden, sólo soy… una persona –
Estaba cansada, estaba decidida, estaba sentada en el techo de una casa en un día soleado y hermoso frente a un hombre desconocido, fuerte y en extremo resistente que había tomado opciones ilógicas para salvar a alguien que él no conocía, era tan poético que si hubiera sido otra ocasión quizás se habría enamorado perdidamente de su salvador y de su intachable moral de paladín, pero la ocasión no era esa y sus acciones no ameritaban amor, más bien ser llevada a la cárcel o algo similar.
- ¡Pero al menos ahora soy una persona libre! -
Una lagrima fugaz atravesó su mejilla, su corazón estaba acelerado, había dicho algo que nunca dejó salir de su pecho y aunque el hombre quizás no comprendiera la situación, para ella era un momento crucial y lleno de emociones, entre ellas el miedo a un pronto final.
InvitadoInvitado
Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Al final salió a la luz todo, en palabras sencillas aquella mujer era una criminal, probablemente por razones menos oscuras que lo esperado, empero, no se podía eliminar el hecho de haber amenazado a una mujer que solo buscaba ayudarla y encima, a causar un problema en el pueblo, probablemente esto último no fue toda su culpa, pero algo de correlación existía pues sin ella, aquellos piratas jamás habrían osado acudir a Gosa, un lugar tranquilo y sin mayor interés. No obstante lo anterior, Eden miró al cielo analizando la situación, tal como alguna vez le recomendó su maestra Sakura y hasta el mismo Oku, de ser un miembro del gobierno mundial o hasta un marine con pocas miras seguro que la decisión más simple sería catalogarla como una pirata peligrosa y acabar con ella o en todo caso detenerla, sin embargo, aquel albino ahora que escuchaba las razones veía cierta lógica inocente en la chica.
-Ya comprendo, entonces eres una pirata- sus ojos la miraron fijamente mientras sus manos se mantenían guardadas en los bolsillos de su pantalón, se giró parcialmente para ver a la distancia la destrucción de la pequeña escaramuza en contra de los enemigos, salvo algunos desperfectos materiales la situación no pasó a mayores, algo que era de agradecerse, pudo ser mucho peor. -Solo eres una persona…- rascó su cabeza, aquella frase le recordaba bastante a Jeiki, un chico de hace años que entrenaba junto a él en Shimotsuki, lamentablemente decidió abandonar la isla tras mencionar que en la misma eran demasiado estrictos con los valores y principios que se mostraban a los alumnos, fue entonces cuando Natsumi le enseñó a Silverman que no todos estaban preparados para seguir el camino del samurái, aunque eso no necesariamente les convertía en malas personas, solo en hombres y mujeres que buscaban otra cosa para sus vidas.
-Libre de matar, de robar, de poner en riesgo a las personas, supongo que sí, eres libre- que la chica tuviese sus razones para buscar la libertad no significaba que podía hacer lo que le venía en gana, si algo molestaba a Eden era precisamente el tipo de persona que solo pensaba en ella, justificando su barbarie en su libertad, algo bastante común de los piratas, ¿acaso la mujer era de esa calaña?, era pronto para saberlo. Meditó unos segundos, ¿qué debería hacer con ella?, obviamente tras amenazar a la doctora del pueblo era imposible mantenerla allí, además, sus actos no eran tan graves para matarla o algo similar, estaba en la clásica encrucijada de buscar una salida viable y posiblemente justa, pero en su mente algo destellaba, dejarla ir si era un peligro potencial a futuro sería un craso error, ahora mismo se notaba como una chiquilla en busca de un sentido de vida, sin embargo, eso no implicaba que fuese a tomar un camino agradable, si en unos meses o años ella se tornaba en una asesina sería por culpa de Silverman, tendría que vivir con eso.
-Vete- le ordenó dándole la espalda mientras observaba el pueblo desde el tejado -No te haré nada, tuviste tus razones para robarle a esos hombres, pero has amenazado a una mujer inocente y no puedo fingir que no has cometido un crimen- nuevamente observó el cielo azul junto con algunas nubes que simulaban a la perfección algodones listos para ser engullidos -No puedes quedarte en Gosa por tus actos, aunque no voy a arrestarte ni nada por el estilo, buscas la libertad, pues ve por ella, tal vez nos volvamos a ver, no lo sé, de ser así espero que no sea en una situación que amerite la batalla- era lo único que le podía decir por el momento, ella adjudicaba estar cansada y todo, mas, sin el riesgo de aquellos brutos el bosque era un sitio seguro, tenía entendido que quedaban algunas chozas abandonadas por el mismo, solo necesitaba encontrar una y descansar, ya estaba suficiente respuesta.
-Ya comprendo, entonces eres una pirata- sus ojos la miraron fijamente mientras sus manos se mantenían guardadas en los bolsillos de su pantalón, se giró parcialmente para ver a la distancia la destrucción de la pequeña escaramuza en contra de los enemigos, salvo algunos desperfectos materiales la situación no pasó a mayores, algo que era de agradecerse, pudo ser mucho peor. -Solo eres una persona…- rascó su cabeza, aquella frase le recordaba bastante a Jeiki, un chico de hace años que entrenaba junto a él en Shimotsuki, lamentablemente decidió abandonar la isla tras mencionar que en la misma eran demasiado estrictos con los valores y principios que se mostraban a los alumnos, fue entonces cuando Natsumi le enseñó a Silverman que no todos estaban preparados para seguir el camino del samurái, aunque eso no necesariamente les convertía en malas personas, solo en hombres y mujeres que buscaban otra cosa para sus vidas.
-Libre de matar, de robar, de poner en riesgo a las personas, supongo que sí, eres libre- que la chica tuviese sus razones para buscar la libertad no significaba que podía hacer lo que le venía en gana, si algo molestaba a Eden era precisamente el tipo de persona que solo pensaba en ella, justificando su barbarie en su libertad, algo bastante común de los piratas, ¿acaso la mujer era de esa calaña?, era pronto para saberlo. Meditó unos segundos, ¿qué debería hacer con ella?, obviamente tras amenazar a la doctora del pueblo era imposible mantenerla allí, además, sus actos no eran tan graves para matarla o algo similar, estaba en la clásica encrucijada de buscar una salida viable y posiblemente justa, pero en su mente algo destellaba, dejarla ir si era un peligro potencial a futuro sería un craso error, ahora mismo se notaba como una chiquilla en busca de un sentido de vida, sin embargo, eso no implicaba que fuese a tomar un camino agradable, si en unos meses o años ella se tornaba en una asesina sería por culpa de Silverman, tendría que vivir con eso.
-Vete- le ordenó dándole la espalda mientras observaba el pueblo desde el tejado -No te haré nada, tuviste tus razones para robarle a esos hombres, pero has amenazado a una mujer inocente y no puedo fingir que no has cometido un crimen- nuevamente observó el cielo azul junto con algunas nubes que simulaban a la perfección algodones listos para ser engullidos -No puedes quedarte en Gosa por tus actos, aunque no voy a arrestarte ni nada por el estilo, buscas la libertad, pues ve por ella, tal vez nos volvamos a ver, no lo sé, de ser así espero que no sea en una situación que amerite la batalla- era lo único que le podía decir por el momento, ella adjudicaba estar cansada y todo, mas, sin el riesgo de aquellos brutos el bosque era un sitio seguro, tenía entendido que quedaban algunas chozas abandonadas por el mismo, solo necesitaba encontrar una y descansar, ya estaba suficiente respuesta.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
El hombre era alguien fanático de la moral, sus palabras sonaban duras y faltas de entendimiento, al menos así cayeron en los oídos de Gwyn, le pareció que no entendía la situación completa y le pareció que no tenía mucha intención de comprender o escuchar el fondo de todo lo que ha sucedido, pero al menos le dio la oportunidad de expresar una parte de si en ese instante, eso era más de lo que ella merecía por sus actos, así que lo tomó agradecida y asintió.
Se limpió el rostro con el contrario de la mano y una sonrisa pesada se dibujó en su rostro "así que... así se siente ser libre..." meditó en motivo de las palabras del samurai, era consciente de que había más que contar pero también era consciente de las consecuencias que llevaban sus actos y se había salvado de a poco de un verdadero castigo por ellas, así que se levantó como pudo y tomó su arco, se inclinó en una manera muy oriental para mostrar respeto y agradecimiento, no porque entendiera del todo el trasfondo de ese gesto ya que no lo había aprendido en casa sino observando a otros, pero lo hacía por el significado que le había enseñado una mujer anciana en un pueblo lejano, le parecía que todos debían utilizarlo cuando sus errores sobrepasaban su orgullo.
- Gracias, me iré de inmediato, lo lamento -
Debía ser libre para hacer y para deshacer, fue una lección dura e importante, un samurai le había enseñado respeto y responsabilidad, haciendo que atesorara aún más ese momento y acercándose al borde del techo a pasos lentos, algo dolorosos aún, deslizándose a través de la pared frontal como si fuera un líquido y alejándose hacia el bosque nuevamente, era hora de irse y era mejor si no dejaba rastro ni decía nada más, ya había hecho suficiente daño.
Se limpió el rostro con el contrario de la mano y una sonrisa pesada se dibujó en su rostro "así que... así se siente ser libre..." meditó en motivo de las palabras del samurai, era consciente de que había más que contar pero también era consciente de las consecuencias que llevaban sus actos y se había salvado de a poco de un verdadero castigo por ellas, así que se levantó como pudo y tomó su arco, se inclinó en una manera muy oriental para mostrar respeto y agradecimiento, no porque entendiera del todo el trasfondo de ese gesto ya que no lo había aprendido en casa sino observando a otros, pero lo hacía por el significado que le había enseñado una mujer anciana en un pueblo lejano, le parecía que todos debían utilizarlo cuando sus errores sobrepasaban su orgullo.
- Gracias, me iré de inmediato, lo lamento -
Debía ser libre para hacer y para deshacer, fue una lección dura e importante, un samurai le había enseñado respeto y responsabilidad, haciendo que atesorara aún más ese momento y acercándose al borde del techo a pasos lentos, algo dolorosos aún, deslizándose a través de la pared frontal como si fuera un líquido y alejándose hacia el bosque nuevamente, era hora de irse y era mejor si no dejaba rastro ni decía nada más, ya había hecho suficiente daño.
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