Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
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Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Hace 2 años aproximadamente.
-No se preocupe, no quiero nada- comentó Eden negándose a recibir una recompensa por parte de una anciana que estaba agradecida, el pueblo Gosa era famoso por su declive tras su unión a la revolución, abandonados por el gobierno y la marina, sin muchos visitantes y encima con criminales que en ocasiones se pensaban inmunes a toda ley, azotado por enfermedades, era casi como llegar a un cuento de desgracias constantes. Aquel día Eden se había encargado de atrapar a una pequeña pandilla criminal que estaba azotando a la región, la anciana le imploró que salvara a su nieto, un chico de agallas pero algo tonto que buscaba frenarlos por su cuenta, afortunadamente pudo detenerlo antes y acabar con los criminales, no tuvo más opción que matarlos, sin marina a quiénes entregarlos era demasiado arriesgado para los pobladores mantenerlos con vida, incluso cuando eso iba en contra de los principios de Silverman, llevaba ya meses aprendiendo que en ocasiones las decisiones a tomar necesitaban ser hechas en pos de conservar la tranquilidad de los civiles.
¿Qué estaba haciendo en aquel pueblo?, en realidad estaba tomándose unas vacaciones, por así decirlo, tras todo el caos de los meses pasados con la muerte de sus seres amados en Shimotsuki, sus aventuras por algunas islas como Micqueot y su reconocimiento reciente como un cazador, lo cierto es que necesitaba estar en un lugar apacible y aquel poblado lo era, si quitabas de en medio la pobreza y la criminalidad la verdad es que era hermoso. Llevaba ya unas dos semanas encargándose de los problemas menores de la región y algunos pobladores le nombraban “sheriff”, esperando que se quedase para siempre, aunque eso era imposible, solo estaba aguardando a encontrarse de mejor humor, al menos ya podía volver a reír y hacer chistes, la amargura poco a poco se iba pasando.
Los pobladores le permitieron mantenerse en una casa abandonada, no tenía más que una cama y unas cuantas cosas, pero eso era suficiente, los días transcurrían entre meditaciones y charlas amenas con los pobladores, sin embargo, todo eso se modificó aquel día, pues Ernest, un niño pequeño que solía pasar el día jugando cerca de los bosques con sus amigos regresó asustado, gritando que una mujer estaba herida en el interior. Eden no dudó en ir a investigar y al llegar al sitio efectivamente pudo ver a una linda chica tendida, no parecía tener heridas, aunque no se encontraba consciente, eso fue suficiente para que el samurái la cargase y la llevase con Nemi, la doctora del poblado.
Tras un par de horas la doctora salió y tranquilizó a todos, la chica iba a estar bien, aunque necesitaba algo de reposo, no estaba todavía segura de que sucedió, lo único seguro era que ella no era de la zona y que no estaba herida de gravedad ni enferma, ya cuando despertase podría decir lo sucedido, mas, sabiendo que los extraños podían ser peligrosos pidieron al albino que la vigilase, por cualquier cosa, Eden aceptó y se quedó al lado de la mujer. Ya a la mañana siguiente, estando todavía medio dormido escuchó algunos ruidos en la cabaña de la doctora, abrió sus ojos un tanto y pudo ver a una sombra moverse, ¿sería la mujer?.
-No se preocupe, no quiero nada- comentó Eden negándose a recibir una recompensa por parte de una anciana que estaba agradecida, el pueblo Gosa era famoso por su declive tras su unión a la revolución, abandonados por el gobierno y la marina, sin muchos visitantes y encima con criminales que en ocasiones se pensaban inmunes a toda ley, azotado por enfermedades, era casi como llegar a un cuento de desgracias constantes. Aquel día Eden se había encargado de atrapar a una pequeña pandilla criminal que estaba azotando a la región, la anciana le imploró que salvara a su nieto, un chico de agallas pero algo tonto que buscaba frenarlos por su cuenta, afortunadamente pudo detenerlo antes y acabar con los criminales, no tuvo más opción que matarlos, sin marina a quiénes entregarlos era demasiado arriesgado para los pobladores mantenerlos con vida, incluso cuando eso iba en contra de los principios de Silverman, llevaba ya meses aprendiendo que en ocasiones las decisiones a tomar necesitaban ser hechas en pos de conservar la tranquilidad de los civiles.
¿Qué estaba haciendo en aquel pueblo?, en realidad estaba tomándose unas vacaciones, por así decirlo, tras todo el caos de los meses pasados con la muerte de sus seres amados en Shimotsuki, sus aventuras por algunas islas como Micqueot y su reconocimiento reciente como un cazador, lo cierto es que necesitaba estar en un lugar apacible y aquel poblado lo era, si quitabas de en medio la pobreza y la criminalidad la verdad es que era hermoso. Llevaba ya unas dos semanas encargándose de los problemas menores de la región y algunos pobladores le nombraban “sheriff”, esperando que se quedase para siempre, aunque eso era imposible, solo estaba aguardando a encontrarse de mejor humor, al menos ya podía volver a reír y hacer chistes, la amargura poco a poco se iba pasando.
Los pobladores le permitieron mantenerse en una casa abandonada, no tenía más que una cama y unas cuantas cosas, pero eso era suficiente, los días transcurrían entre meditaciones y charlas amenas con los pobladores, sin embargo, todo eso se modificó aquel día, pues Ernest, un niño pequeño que solía pasar el día jugando cerca de los bosques con sus amigos regresó asustado, gritando que una mujer estaba herida en el interior. Eden no dudó en ir a investigar y al llegar al sitio efectivamente pudo ver a una linda chica tendida, no parecía tener heridas, aunque no se encontraba consciente, eso fue suficiente para que el samurái la cargase y la llevase con Nemi, la doctora del poblado.
Tras un par de horas la doctora salió y tranquilizó a todos, la chica iba a estar bien, aunque necesitaba algo de reposo, no estaba todavía segura de que sucedió, lo único seguro era que ella no era de la zona y que no estaba herida de gravedad ni enferma, ya cuando despertase podría decir lo sucedido, mas, sabiendo que los extraños podían ser peligrosos pidieron al albino que la vigilase, por cualquier cosa, Eden aceptó y se quedó al lado de la mujer. Ya a la mañana siguiente, estando todavía medio dormido escuchó algunos ruidos en la cabaña de la doctora, abrió sus ojos un tanto y pudo ver a una sombra moverse, ¿sería la mujer?.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
La vida seguía dando giros alrededor de su alocada decisión de irse de aventuras, pero la nueva táctica que había adoptado para robar no siempre era la mejor y tampoco obtenía los mejores resultados, al menos no hería a nadie y lograba sobrevivir para ir en busca de algo mejor para ella, y claro su inquieta y temeraria hermana que Dios sabrá dónde estaría en ese momento.
La aventura le había llevado a robarle a los hombres equivocados, era un grupo que parecía unido en el estado etílico que todos compartían y por lo tanto parecía que sería realmente sencillo quitarles de las manos lo que no protegían, pero se equivocó, cuando se adentró descuidada en la cabaña donde estaban, había uno que permanecía consiente y alertó al resto que, aunque era algo prácticamente imposible, el alcohol no pudo dejar del todo borrachos, acto seguido comenzó una persecución que de terminar en su captura habría tenido un final poco agradable para Gwyn.
Ya no sabía a donde más ir, las calles eran para ellos su hogar, pero el bosque tenía pinta de ser la opción más acertada para huir, corría, jadeaba ya a este punto, sus pies cansados estaban heridos, sus rodillas raspadas por los tropezones que las raíces provocaban, su cabellera pulcra y peinada ahora revelaba la desesperación de una persecución en progreso "un arbol!!" fue lo primero que se vino a la mente y buscó uno fuerte en el cual subirse, abrió su kimono para sacar sus piernas y poder subir más rápidamente, finalmente llegó arriba con algunas astillas en los dedos y logró posicionarse en una rama algo fuera de alcance "si no ataco moriré... entonces van a ver de qué estoy hecha!" meditó mientras sacaba el arco y flecha hecho de un extraño coral que era ligero entre sus dedos.
Su respiración desapareció, sus ojos se fijaron en el camino tras ella, un brazo estirado y el otro cargando la flecha con la cuerda tensa hasta su límite, en cuánto vio el pecho de uno de los hombres aparecer tras las ramas, la dejó ir con la suavidad con la que tocaría las cuerdas de un arpa viéndolo morir de forma inmediata, pero faltaban al menos cinco hombres más, recargó y eliminó otro, cuando la adrenalina estuvo a tope y continuaría con sus acciones algo la golpeó en el brazo, uno de ellos lanzó una roca o algo similar que le hirió sacándola de concentración.
Se escondió usando el tronco y otras ramas pero era cuestión de tiempo para que subieran o lograran bajarle de ahí, fue entonces que se escucharon varios rugidos extraños de distintos lugares y se veían sombras aterradoras de las cuales salían piedras dirigidas a los hombres casi de todos lados, esto fue suficiente para hacerlos correr, igual no habían perdido nada por el épico fallo en el intento de robo de Gwyn, así que no había mayor motivo para quedarse a enfrentar lo desconocido que de por si les superaba en número.
- JAJAJA! logramos! -
Fue lo primero que se escuchó cuando se fueron, y otros gritos similares se escucharon por igual, de los arbustos salieron niños y jovencitos disfrazados con ramas, que parecían alegres de haber hecho una buena travesura.
Gwyn pudo verlos desde donde estaba con claridad, dibujó una sonrisa de agradecimiento y todo comenzó a verse borroso hasta ponerse totalmente en negro, probablemente cayendo desde donde estaba hasta directamente el suelo..
Abrió finalmente sus ojos y se encontró en una cama y una habitación precaria pero acogedora, sus heridas vendadas, el dolor aún en sus músculos, piernas y heridas, casi no podía moverse sin gemir de dolor, pero a su lado pudo notar un hombre de aspecto rudo, armado, que permanecía dormido (o así parecía) "tengo que salir de aquí antes de que despierte..." su reciente experiencia le obligaba a pensar que despertaría y volvería a sufrir la misma persecución, así que se levantó con dificultad apoyándose en lo que podía, sin embargo sus piernas no estaban acostumbradas a ese esfuerzo extremo al que las sometió anteriormente, es por esto que al tratar de andar fallaron haciendo que cayera en el suelo sin previo aviso
- Auch!!... -
Su mano cubrió la boca propia, estaba del lado opuesto de la cama, cubierta por esta ahora que había llegado al suelo, pero el ruido que hizo era imposible que no despertara al hombre, quedándose fría y estática, esperando el siguiente sonido en la habitación.
La aventura le había llevado a robarle a los hombres equivocados, era un grupo que parecía unido en el estado etílico que todos compartían y por lo tanto parecía que sería realmente sencillo quitarles de las manos lo que no protegían, pero se equivocó, cuando se adentró descuidada en la cabaña donde estaban, había uno que permanecía consiente y alertó al resto que, aunque era algo prácticamente imposible, el alcohol no pudo dejar del todo borrachos, acto seguido comenzó una persecución que de terminar en su captura habría tenido un final poco agradable para Gwyn.
Ya no sabía a donde más ir, las calles eran para ellos su hogar, pero el bosque tenía pinta de ser la opción más acertada para huir, corría, jadeaba ya a este punto, sus pies cansados estaban heridos, sus rodillas raspadas por los tropezones que las raíces provocaban, su cabellera pulcra y peinada ahora revelaba la desesperación de una persecución en progreso "un arbol!!" fue lo primero que se vino a la mente y buscó uno fuerte en el cual subirse, abrió su kimono para sacar sus piernas y poder subir más rápidamente, finalmente llegó arriba con algunas astillas en los dedos y logró posicionarse en una rama algo fuera de alcance "si no ataco moriré... entonces van a ver de qué estoy hecha!" meditó mientras sacaba el arco y flecha hecho de un extraño coral que era ligero entre sus dedos.
Su respiración desapareció, sus ojos se fijaron en el camino tras ella, un brazo estirado y el otro cargando la flecha con la cuerda tensa hasta su límite, en cuánto vio el pecho de uno de los hombres aparecer tras las ramas, la dejó ir con la suavidad con la que tocaría las cuerdas de un arpa viéndolo morir de forma inmediata, pero faltaban al menos cinco hombres más, recargó y eliminó otro, cuando la adrenalina estuvo a tope y continuaría con sus acciones algo la golpeó en el brazo, uno de ellos lanzó una roca o algo similar que le hirió sacándola de concentración.
Se escondió usando el tronco y otras ramas pero era cuestión de tiempo para que subieran o lograran bajarle de ahí, fue entonces que se escucharon varios rugidos extraños de distintos lugares y se veían sombras aterradoras de las cuales salían piedras dirigidas a los hombres casi de todos lados, esto fue suficiente para hacerlos correr, igual no habían perdido nada por el épico fallo en el intento de robo de Gwyn, así que no había mayor motivo para quedarse a enfrentar lo desconocido que de por si les superaba en número.
- JAJAJA! logramos! -
Fue lo primero que se escuchó cuando se fueron, y otros gritos similares se escucharon por igual, de los arbustos salieron niños y jovencitos disfrazados con ramas, que parecían alegres de haber hecho una buena travesura.
Gwyn pudo verlos desde donde estaba con claridad, dibujó una sonrisa de agradecimiento y todo comenzó a verse borroso hasta ponerse totalmente en negro, probablemente cayendo desde donde estaba hasta directamente el suelo..
Abrió finalmente sus ojos y se encontró en una cama y una habitación precaria pero acogedora, sus heridas vendadas, el dolor aún en sus músculos, piernas y heridas, casi no podía moverse sin gemir de dolor, pero a su lado pudo notar un hombre de aspecto rudo, armado, que permanecía dormido (o así parecía) "tengo que salir de aquí antes de que despierte..." su reciente experiencia le obligaba a pensar que despertaría y volvería a sufrir la misma persecución, así que se levantó con dificultad apoyándose en lo que podía, sin embargo sus piernas no estaban acostumbradas a ese esfuerzo extremo al que las sometió anteriormente, es por esto que al tratar de andar fallaron haciendo que cayera en el suelo sin previo aviso
- Auch!!... -
Su mano cubrió la boca propia, estaba del lado opuesto de la cama, cubierta por esta ahora que había llegado al suelo, pero el ruido que hizo era imposible que no despertara al hombre, quedándose fría y estática, esperando el siguiente sonido en la habitación.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Un enorme bostezo emergió de sus labios y se estiró en la silla enfocando la mirada en la mujer, estaba tendida en el suelo, probablemente tuvo una pesadilla y se cayó de la cama, era algo natural, al menos a Eden le pasaba a menudo desde hace un tiempo. -Oye, calma, no pasa nada- la chica se notaba un tanto nerviosa, al menos así le pareció al chico, la mirada de una persona podía decir bastante, además, era algo normal pensar en la situación de la mujer y no estar nervioso, es decir, despertar en un sitio raro con un sujeto con katanas y un atuendo extraño -o al menos así se lo comentaba la mayor parte de la gente pues vestía como un samurái de antaño- no era la mejor recepción de todas, incluso hasta daba a pensar en situaciones poco decorosas, algo que por supuesto Silverman no pensaba ni por asomo.
-Descuida, estás a salvo- se puso en pie y se acercó a ella, estuvo a punto de ofrecerle la mano para levantarla, aunque recapacitó, alguna vez su maestra Sakura le había indicado que ante esas situaciones era mejor permitir que la persona tomase control de sí misma, pues de otro modo se podía dañar más que ayudar. -Te encuentras en el pueblo de Gosa, no sé si lo conozcas, de hecho, ni siquiera estoy seguro como fue que llegaste al bosque, estas islas no son muy visitadas- rascó su cabeza pensativo, ahora que meditaba más sobre el asunto era raro pensar que una mujer apareció en el bosque desmayada, sin rasguños notables y encima que no era conocida por nadie en el pueblo, aunque bien podía ser que provenía de la villa cocoyasi, más a la distancia y un tanto más conocida, pero, eso era poco probable.
Cambió de ruta y abrió de par en par una ventana para dejar ingresar aire y un poco más de sol, la mañana era tranquila y en las afueras la gente ya estaba con su rutina diaria, algunos curiosos trataban de mirar en la enfermería, pero ante la presencia del albino se disuadían de eso, estaban conscientes que no le agradaba que se molestase a otras personas y en esos momentos no existían todavía razones para dudar de aquella señorita. -Por cierto, me llamo Eden, soy un ciudadano que está de paso en este pueblo, me encargo de mantener el orden por así decirlo- no se adjudicaba el puesto de guardián ni tampoco de autoridad, eso era cosa de los habitantes, empero, si se adjudicaba cierta capacidad de evitar problemas a los civiles.
Tras un breve silencio donde ofreció un poco de agua y encontrando a la mujer un poco más centrada en su situación decidió indagar de una vez por todas -Sabes, no entiendo cómo pudiste aparecer en el bosque desmayada, ¿me lo podrías explicar?, como te dije, no existen muchas visitas en este sitio y la verdad es que fue raro encontrarte de esa forma, ¿de dónde vienes?– se cruzó de brazos esperando una explicación, la doctora no tardaría en llegar para darle una revisada y con eso asegurarse que estaba todo en orden.
-Descuida, estás a salvo- se puso en pie y se acercó a ella, estuvo a punto de ofrecerle la mano para levantarla, aunque recapacitó, alguna vez su maestra Sakura le había indicado que ante esas situaciones era mejor permitir que la persona tomase control de sí misma, pues de otro modo se podía dañar más que ayudar. -Te encuentras en el pueblo de Gosa, no sé si lo conozcas, de hecho, ni siquiera estoy seguro como fue que llegaste al bosque, estas islas no son muy visitadas- rascó su cabeza pensativo, ahora que meditaba más sobre el asunto era raro pensar que una mujer apareció en el bosque desmayada, sin rasguños notables y encima que no era conocida por nadie en el pueblo, aunque bien podía ser que provenía de la villa cocoyasi, más a la distancia y un tanto más conocida, pero, eso era poco probable.
Cambió de ruta y abrió de par en par una ventana para dejar ingresar aire y un poco más de sol, la mañana era tranquila y en las afueras la gente ya estaba con su rutina diaria, algunos curiosos trataban de mirar en la enfermería, pero ante la presencia del albino se disuadían de eso, estaban conscientes que no le agradaba que se molestase a otras personas y en esos momentos no existían todavía razones para dudar de aquella señorita. -Por cierto, me llamo Eden, soy un ciudadano que está de paso en este pueblo, me encargo de mantener el orden por así decirlo- no se adjudicaba el puesto de guardián ni tampoco de autoridad, eso era cosa de los habitantes, empero, si se adjudicaba cierta capacidad de evitar problemas a los civiles.
Tras un breve silencio donde ofreció un poco de agua y encontrando a la mujer un poco más centrada en su situación decidió indagar de una vez por todas -Sabes, no entiendo cómo pudiste aparecer en el bosque desmayada, ¿me lo podrías explicar?, como te dije, no existen muchas visitas en este sitio y la verdad es que fue raro encontrarte de esa forma, ¿de dónde vienes?– se cruzó de brazos esperando una explicación, la doctora no tardaría en llegar para darle una revisada y con eso asegurarse que estaba todo en orden.
InvitadoInvitado
Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
El siguiente ruido en el lugar fue para su sorpresa un bostezo, a este bostezo le siguió una mirada compasiva del hombre de aspecto peligroso, pero sus siguientes palabras le dieron algo de alivio, al parecer de una u otra forma estaba a salvo, todo lo que recordaba era el miedo que había sentido estando en ese árbol y el gran alivio que llenó su cuerpo cuando vio a esos pequeños ángeles hacer algo inmenso, algo que no esperaba que nadie quisiera hacer por ella.
- Mi nombre es Gwyn y No... no sé dónde estoy, no conozco nada de lo que nombras... -
Su voz pretendía sonar firme, pero el tono suave y natural de su voz hacía que el miedo se escuchara en cada frase, mientras ella intentaba hablar, sus manos trataban de levantar el cuerpo sin lograrlo, todo lo que llevara esfuerzo de sus músculos le causaba dolor, algo que probablemente en un día desaparecía pero que ahora era algo que realmente no estaba acostumbrada a sentir.
- Dis... disculpa... si no vas a matarme... podrías ayudarme a... ? -
Hizo una pausa pero era más que obvio lo que intentaba expresar, necesitaba acomodarse y pensar en algo inteligente que decirle al hombre que llevaba el orden en ese lugar, algo que no fuera "traté de robar y casi me matan" ya que lo más seguro es que terminaría igual de mal o peor que con los peligrosos hombres que le persiguieron.
- Mi nombre es Gwyn y No... no sé dónde estoy, no conozco nada de lo que nombras... -
Su voz pretendía sonar firme, pero el tono suave y natural de su voz hacía que el miedo se escuchara en cada frase, mientras ella intentaba hablar, sus manos trataban de levantar el cuerpo sin lograrlo, todo lo que llevara esfuerzo de sus músculos le causaba dolor, algo que probablemente en un día desaparecía pero que ahora era algo que realmente no estaba acostumbrada a sentir.
- Dis... disculpa... si no vas a matarme... podrías ayudarme a... ? -
Hizo una pausa pero era más que obvio lo que intentaba expresar, necesitaba acomodarse y pensar en algo inteligente que decirle al hombre que llevaba el orden en ese lugar, algo que no fuera "traté de robar y casi me matan" ya que lo más seguro es que terminaría igual de mal o peor que con los peligrosos hombres que le persiguieron.
InvitadoInvitado
Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
-Gwyn…que nombre más raro- admitió sin pena, de por sí Eden era malo para los nombres y ahora resultaba que la chica poseía uno bastante peculiar, al menos recordaría que empezaba con G, pero de ahí a pronunciarlo bien la próxima vez era otra historia totalmente diferente. -Pues, un gusto supongo- rascó su cabeza algo confuso, ¿cómo alguien iba a llegar hasta la mitad de un bosque sin recordar nada?, si estuviese un tanto más maleado habría pensado que estaba mintiendo, pero quería pensar que era verdad, saber, Frank, un viejo cazador que conoció en Micqueot le había contado alguna vez que los traficantes de personas utilizaban drogas para evitar que pudiesen huir o reconocer su posición, ergo, una droga podría explicar la situación de falta de memoria por parte de la chica, no era algo que pudiese ser posible, pues en Conomi los traficantes no abundaban ya que serían bastante notorios incluso en esa isla desierta por las autoridades, pero podía tomarlo en cuenta.
-Oye…- estaba por sugerirle que se pusiese en pie, llevaba ya un buen rato en el suelo, aunque eventualmente con sus palabras ella le hizo ver que no podía hacerlo, una cosa todavía más rara, ¿de verdad estaba tan débil?, según la doctora todo estaba bien, solo requería reposo y vaya que durmió bastante, a la mejor era una de esas mujeres flojas. -Claro, seguro todavía estás algo cansada, no pasa nada- se inclinó para sujetarla con el mayor respeto que pudo y posteriormente la depositó en la cama, le acercó el vaso de agua y se asomó por la ventana ahuyentando a unos cuantos niños curiosos, no le agradaba que molestasen a los enfermos, además aquellos críos estaban solo buscando ver si la misma se encontraba algo desnuda, estaban en “esa etapa”.
Pudo ver a la doctora en la lejanía, no tardaría ya en estar ahí para evaluar a la paciente -Sobre lo de matarte- centró su mirada en la contraria esbozando una sonrisa franca y poco amenazadora -¿Por qué lo dices?, no hay razones para matarte, es decir, ¿cuál sería el objetivo de matar a otro solo por “poder”?, eso creo que es algo absurdo, no debes preocuparte por eso, no al menos conmigo- los Blues no eran del todo seguros, eso estaba claro desde el ascenso de Capone como una amenaza pirata, empero, se necesitaba haber vivido bastantes cosas desagradables o por el contrario ser demasiado asustadizo para pensar que alguien te podía matar apenas conocerte, en cierto sentido ella le recordó mucho a Kimura, un estudiante de Shimotsuki que conoció muchos años atrás, ese pobre también se la pasaba asustado pensando que alguien le iba a matar un día, ahora se preguntaba que fue de él, esperaba que siguiese vivo en alguna parte del mundo.
-La doctora ya está aquí, pasará para atenderte, vuelvo enseguida, te recomiendo que le digas todo lo que puedas, es de confianza- y claro, no pensaba estar presente cuando la doctora examinase el cuerpo de aquella, le gustaría, eso no lo iba a negar, pero sus principios se lo impedían y como todo samurái de respeto necesitaba atenerse a los mismos.
-Oye…- estaba por sugerirle que se pusiese en pie, llevaba ya un buen rato en el suelo, aunque eventualmente con sus palabras ella le hizo ver que no podía hacerlo, una cosa todavía más rara, ¿de verdad estaba tan débil?, según la doctora todo estaba bien, solo requería reposo y vaya que durmió bastante, a la mejor era una de esas mujeres flojas. -Claro, seguro todavía estás algo cansada, no pasa nada- se inclinó para sujetarla con el mayor respeto que pudo y posteriormente la depositó en la cama, le acercó el vaso de agua y se asomó por la ventana ahuyentando a unos cuantos niños curiosos, no le agradaba que molestasen a los enfermos, además aquellos críos estaban solo buscando ver si la misma se encontraba algo desnuda, estaban en “esa etapa”.
Pudo ver a la doctora en la lejanía, no tardaría ya en estar ahí para evaluar a la paciente -Sobre lo de matarte- centró su mirada en la contraria esbozando una sonrisa franca y poco amenazadora -¿Por qué lo dices?, no hay razones para matarte, es decir, ¿cuál sería el objetivo de matar a otro solo por “poder”?, eso creo que es algo absurdo, no debes preocuparte por eso, no al menos conmigo- los Blues no eran del todo seguros, eso estaba claro desde el ascenso de Capone como una amenaza pirata, empero, se necesitaba haber vivido bastantes cosas desagradables o por el contrario ser demasiado asustadizo para pensar que alguien te podía matar apenas conocerte, en cierto sentido ella le recordó mucho a Kimura, un estudiante de Shimotsuki que conoció muchos años atrás, ese pobre también se la pasaba asustado pensando que alguien le iba a matar un día, ahora se preguntaba que fue de él, esperaba que siguiese vivo en alguna parte del mundo.
-La doctora ya está aquí, pasará para atenderte, vuelvo enseguida, te recomiendo que le digas todo lo que puedas, es de confianza- y claro, no pensaba estar presente cuando la doctora examinase el cuerpo de aquella, le gustaría, eso no lo iba a negar, pero sus principios se lo impedían y como todo samurái de respeto necesitaba atenerse a los mismos.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Parecía estar escuchando y a la vez estar algo ido, el hombre era de seguro un caballero lleno de principios si no la había tocado mientras dormía y tampoco le había amenazado a pesar de estar en una posición ventajosa, le recordaba a esas historias sobre samurais, los ropajes, las armas y la moral alta, haciendo que se vieran superiores aunque jamás levantaban la barbilla por encima de nadie, en todo caso era sólo una sensación, ya que curiosamente ella llevaba un kimono a pesar de no tener nada que ver directamente con ellos, sólo amaba los kimonos y le eran irresistibles, debía tenerlos todos... los floreados y lisos, con bordados y colores, simplemente llamaban demasiado su atención.
A pesar de estar en el suelo el hombre no le había ayudado, a pesar de todo no le molestó o sorprendió demasiado, al menos le había respondido cuando finalmente se atrevió a pedirselo así que gustosa se recostó en la cama, no tenía nada de ganas y no mucha fuerza para caminar y eso comenzaba a hacerle sentir indefensa...
- es un gusto Eden... gracias por tu amabilidad -
Mencionó con suave voz al ver como acercaba un vaso con agua a su alcance, miró fijamente el líquido mientras el joven espantaba a los pequeños curiosos hasta que finalmente se decidió y la bebió, estaba sedienta y aliviada, pero tarde o temprano tendría que dar explicaciones al respecto, algo que quizás le robaría esa paz prestada que tenía en ese momento
- Agradezco que no uses tu poder en mi contra... yo... no suelo ver personas como tú... -
Dijo con sinceridad, era liberador hablar con sinceridad aunque fuera con un extraño, acto seguido se reacomodo su vestimenta y lentamente comenzó a peinar su cabellera con los dedos mientras observaba a su acompañante con curiosidad, hasta que finalmente dio entrada la doctora y él salió del lugar para darles privacidad "lo siento..." pensó, y cuando estuvo a solas sus ágiles manos tomaron una de las herramientas de la doctora y con el filo apuntando su cuello le mantuvo en silencio - mi arco - susurró mirando fijamente los ojos atemorizados de la mujer que hasta ese momento seguía en silencio -... por favor - dijo finalmente la joven Gwyn, aún dentro del temor de la situación y mirando cada tanto la entrada de donde seguramente nadie se adentraría mientras le estuvieran revisando.
La doctora asintió y se levantó cuidadosamente, observando los gestos de dolor de la joven magullada que le seguía de cerca, era un esfuerzo enorme para Gwyn mantenerle el paso a la señora pero dentro de un baúl trancado y escondido se encontraba su arma, claramente no la dejarían a la vista y tampoco fácil de conseguir, jamás hubiera imaginado que en ese lugar habría un baúl y menos que tuviera lo que tanto deseaba encontrar. Tomó en sus manos el hermoso arco hecho de finas y coloridas conchas de mar, alcanzando las flechas y alejando la herramienta del cuello ajeno - gracias - puso en su mano una pequeña bolsa con algunas chucherías, todo lo que tenía, y le dedicó una sonrisa honesta en forma de agradecimiento.
A pesar de estar en el suelo el hombre no le había ayudado, a pesar de todo no le molestó o sorprendió demasiado, al menos le había respondido cuando finalmente se atrevió a pedirselo así que gustosa se recostó en la cama, no tenía nada de ganas y no mucha fuerza para caminar y eso comenzaba a hacerle sentir indefensa...
- es un gusto Eden... gracias por tu amabilidad -
Mencionó con suave voz al ver como acercaba un vaso con agua a su alcance, miró fijamente el líquido mientras el joven espantaba a los pequeños curiosos hasta que finalmente se decidió y la bebió, estaba sedienta y aliviada, pero tarde o temprano tendría que dar explicaciones al respecto, algo que quizás le robaría esa paz prestada que tenía en ese momento
- Agradezco que no uses tu poder en mi contra... yo... no suelo ver personas como tú... -
Dijo con sinceridad, era liberador hablar con sinceridad aunque fuera con un extraño, acto seguido se reacomodo su vestimenta y lentamente comenzó a peinar su cabellera con los dedos mientras observaba a su acompañante con curiosidad, hasta que finalmente dio entrada la doctora y él salió del lugar para darles privacidad "lo siento..." pensó, y cuando estuvo a solas sus ágiles manos tomaron una de las herramientas de la doctora y con el filo apuntando su cuello le mantuvo en silencio - mi arco - susurró mirando fijamente los ojos atemorizados de la mujer que hasta ese momento seguía en silencio -... por favor - dijo finalmente la joven Gwyn, aún dentro del temor de la situación y mirando cada tanto la entrada de donde seguramente nadie se adentraría mientras le estuvieran revisando.
La doctora asintió y se levantó cuidadosamente, observando los gestos de dolor de la joven magullada que le seguía de cerca, era un esfuerzo enorme para Gwyn mantenerle el paso a la señora pero dentro de un baúl trancado y escondido se encontraba su arma, claramente no la dejarían a la vista y tampoco fácil de conseguir, jamás hubiera imaginado que en ese lugar habría un baúl y menos que tuviera lo que tanto deseaba encontrar. Tomó en sus manos el hermoso arco hecho de finas y coloridas conchas de mar, alcanzando las flechas y alejando la herramienta del cuello ajeno - gracias - puso en su mano una pequeña bolsa con algunas chucherías, todo lo que tenía, y le dedicó una sonrisa honesta en forma de agradecimiento.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Eden se encontraba afuera recargado en la pared mirando al cielo, algunas nubes borrascosas en la lejanía amenazaban con una posible tormenta por la tarde, era extraño que en Conomi lloviese, al menos que había pasado allí jamás le tocó nada mayor a una pequeña llovizna, no como en Spider Miles que era más común, aunque seguramente eso se debía a la lluvia ácida provocada por los contaminantes de las fábricas. “Me pregunto cómo una chica linda llegó hasta aquí sin recordar nada, ¿la habrán atacado?” sacó de sus ropajes una cajetilla de cigarros y se colocó uno en la boca, ahora recordaba con cierta nostalgia que Natsumi e incluso el mismo Oku le regañaban por aquello, un samurái no debía hacer eso, empero, incluso Oku fumaba en una pipa de vez en cuando, de tal modo que suponía solamente le intentaba disuadir para no tener el mismo vicio, uno que eventualmente le surgió casi al final de su estadía en Shimotsuki.
-¿Eh?- giró su cabeza notando como algunos niños intentaban asomarse por una ventana lateral y tuvo que ahuyentarlos, esos mocosos no comprendían que estaba mal tratar de ver a una mujer desnuda, quizás podría enseñarles algunos principios en su tiempo estando en el lugar. No obstante, debido a ese incidente se le hizo extraño no escuchar voces en el interior, regularmente la doctora hablaba bastante, se caracterizaba por ser una mujer sociable que buscaba el bienestar emocional de sus pacientes, ¿acaso estaba algo recatada por pensar que la mujer era peligrosa?, posiblemente. Debido a lo anterior, tuvo cierta curiosidad de echar un vistazo, aunque fuera de manera breve para corroborar que todo estuviese en orden, pero casi al instante se negó rotundamente debatiendo que eso iría en contra de sus convicciones de no dañar la privacidad de la chica G -su nombre era muy raro para nombrarla de otra manera-.
Fue así como retomó su sitio frente a la puerta cruzando sus brazos y exhalando el humo del cigarro, todo muy normal, a veces pensaba incluso que en aquel pueblo el tiempo era irrelevante, le recordaba un poco al dojo de Shimotsuki, donde los días o semanas eran incluso poco importantes. Así se encontraba en medio de una meditación común aunque carente de real sentido cuando algunos gritos le hicieron mirar al frente, lamentablemente fue algo tarde pues apenas darse cuenta una enorme lanza le atravesó por la mitad del pecho causando un alarido de terror por parte de una mujer que no estaba lejos así como la enorme carcajada triunfal de un bruto bastante grande y algo gordo avanzando en dirección a la clínica -¡He venido a por la mujer, sé que vosotros la tenéis y me la vais a dar, ella es mía, será mía a final de este día!- ¿por qué siempre los criminales necesitaban tratar de hacer las cosas a la fuerza?, no le molestaría que alguien una vez en la vida le hiciera una pregunta en lugar de atacar como si fuese una bestia salvaje, ahora estaba con una lanza a mitad de su pecho y lo peor de todo es que aquel movimiento le provocó soltar su cigarro, maldita sea.
-¿Eh?- giró su cabeza notando como algunos niños intentaban asomarse por una ventana lateral y tuvo que ahuyentarlos, esos mocosos no comprendían que estaba mal tratar de ver a una mujer desnuda, quizás podría enseñarles algunos principios en su tiempo estando en el lugar. No obstante, debido a ese incidente se le hizo extraño no escuchar voces en el interior, regularmente la doctora hablaba bastante, se caracterizaba por ser una mujer sociable que buscaba el bienestar emocional de sus pacientes, ¿acaso estaba algo recatada por pensar que la mujer era peligrosa?, posiblemente. Debido a lo anterior, tuvo cierta curiosidad de echar un vistazo, aunque fuera de manera breve para corroborar que todo estuviese en orden, pero casi al instante se negó rotundamente debatiendo que eso iría en contra de sus convicciones de no dañar la privacidad de la chica G -su nombre era muy raro para nombrarla de otra manera-.
Fue así como retomó su sitio frente a la puerta cruzando sus brazos y exhalando el humo del cigarro, todo muy normal, a veces pensaba incluso que en aquel pueblo el tiempo era irrelevante, le recordaba un poco al dojo de Shimotsuki, donde los días o semanas eran incluso poco importantes. Así se encontraba en medio de una meditación común aunque carente de real sentido cuando algunos gritos le hicieron mirar al frente, lamentablemente fue algo tarde pues apenas darse cuenta una enorme lanza le atravesó por la mitad del pecho causando un alarido de terror por parte de una mujer que no estaba lejos así como la enorme carcajada triunfal de un bruto bastante grande y algo gordo avanzando en dirección a la clínica -¡He venido a por la mujer, sé que vosotros la tenéis y me la vais a dar, ella es mía, será mía a final de este día!- ¿por qué siempre los criminales necesitaban tratar de hacer las cosas a la fuerza?, no le molestaría que alguien una vez en la vida le hiciera una pregunta en lugar de atacar como si fuese una bestia salvaje, ahora estaba con una lanza a mitad de su pecho y lo peor de todo es que aquel movimiento le provocó soltar su cigarro, maldita sea.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
La señora se veía de rostro amable y comprensivo, de alguna forma sería agradable poder decir que le recordaba a su madre… pero no era el caso, su familia había sido exigente, estricta, agresiva y manipuladora, por esto su escape de aquella “prisión sin barrotes” había marcado un antes y después en su vida, tanto que en ese momento y sólo por un segundo deseó ver a su madre de lejos, sólo para saber si estaba bien, sólo para ver si al menos habían llorado una lágrima después de tanto tiempo de haber dejado escapar a su obediente “robot” pero ese pensamiento duró poco y la verdad cruzó por su mente “obviamente no” así que se dispuso a disfrutar de ese momento prestado que la casualidad le había regalado.
El momento fue cálido y honesto, al menos para ella, tenía la sensación de que saldría victoriosa de esta aventura tan peligrosa y eso le causaba un alivio tremendo, era cuestión de salir por la parte de atrás y escabullirse… “ pan comido “ pero justo antes de poder irse escuchó los gritos del hombre y los de algunos niños, cerró los ojos con molestia y dejó salir su enojo en un gruñido “porqué se meten con la gente inocente!” pensó tomando su arco en mano y una flecha en la otra, no sabía dónde estaría el samurái pero si sabía que alguien se había ganado esa flecha
- No salga –
Con gran agilidad se subió a uno de los muebles hasta dar un brinco hacia el techo, era una habitación de techo bajo pero lo curioso es que el material del que estaba hecho no logró detener la subida de la joven, de alguna forma se fusionó con el techo y desapareció, la pobre señora lo último que vio fueron sus pies perderse en el techo como si de un mar se tratara, aunque a pesar de esto no pareció tan sorprendida como se hubiera esperado, era una dama que de seguro en sus muchos años de vida debía haber visto cosas aún más increíbles a pesar de ser una pueblerina.
En la parte de arriba del pequeño lugar se asomó un cuerpo femenino vestido de kimono, un arco empuñado, una cuerda tensa y una flecha que no tardó en liberarse en dirección a la mirada de la joven, la frente del hombre que gritaba había sido profanada por un proyectil que se incrustó en esta, dando paso al silencio y la sorpresa de quienes le acompañaban
- No molesten a estas personas! Quién quiere ser un alfiletero?! –
Estaba molesta, realmente enojada y aún más cuando sus ojos celestes se dirigieron a ver al samurái que permanecía erguido hasta el momento y con una lanza enterrada a la altura del pecho, no era fácil verlo desde su ángulo pero no era imposible y con este nuevo motivo volvió a cargar su arco apuntando a los que quedaban vivos
- ¡¿Quién?! -
Sus piernas temblaban muy tenuemente bajo la cobertura de sus ropas, era casi imperceptible, pero ella no sentía nada, absolutamente nada gracias a la adrenalina que recorría su cuerpo dándole suficiente ignorancia para continuar con lo que hacía.
El momento fue cálido y honesto, al menos para ella, tenía la sensación de que saldría victoriosa de esta aventura tan peligrosa y eso le causaba un alivio tremendo, era cuestión de salir por la parte de atrás y escabullirse… “ pan comido “ pero justo antes de poder irse escuchó los gritos del hombre y los de algunos niños, cerró los ojos con molestia y dejó salir su enojo en un gruñido “porqué se meten con la gente inocente!” pensó tomando su arco en mano y una flecha en la otra, no sabía dónde estaría el samurái pero si sabía que alguien se había ganado esa flecha
- No salga –
Con gran agilidad se subió a uno de los muebles hasta dar un brinco hacia el techo, era una habitación de techo bajo pero lo curioso es que el material del que estaba hecho no logró detener la subida de la joven, de alguna forma se fusionó con el techo y desapareció, la pobre señora lo último que vio fueron sus pies perderse en el techo como si de un mar se tratara, aunque a pesar de esto no pareció tan sorprendida como se hubiera esperado, era una dama que de seguro en sus muchos años de vida debía haber visto cosas aún más increíbles a pesar de ser una pueblerina.
En la parte de arriba del pequeño lugar se asomó un cuerpo femenino vestido de kimono, un arco empuñado, una cuerda tensa y una flecha que no tardó en liberarse en dirección a la mirada de la joven, la frente del hombre que gritaba había sido profanada por un proyectil que se incrustó en esta, dando paso al silencio y la sorpresa de quienes le acompañaban
- No molesten a estas personas! Quién quiere ser un alfiletero?! –
Estaba molesta, realmente enojada y aún más cuando sus ojos celestes se dirigieron a ver al samurái que permanecía erguido hasta el momento y con una lanza enterrada a la altura del pecho, no era fácil verlo desde su ángulo pero no era imposible y con este nuevo motivo volvió a cargar su arco apuntando a los que quedaban vivos
- ¡¿Quién?! -
Sus piernas temblaban muy tenuemente bajo la cobertura de sus ropas, era casi imperceptible, pero ella no sentía nada, absolutamente nada gracias a la adrenalina que recorría su cuerpo dándole suficiente ignorancia para continuar con lo que hacía.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
“Vaya suerte que esta cosa afecta mi ropa, sino tendría que modificarla a cada momento” pensaba indiferente a la escena de los criminales, estaba por hacer un movimiento cuando escuchó un ruido proveniente desde dentro de aquella enfermería, era imposible pensar que alguien entró sin ser avistado por él pues se encontraba en la única entrada, quizás la doctora estaba buscando ocultar a la chica, esa era una buena opción, siempre estaba bien prevenir. No obstante, enorme fue su sorpresa al mirar hacía el techo y ver a la chica con un arco en mano amenazando a los piratas que estaban más a lo lejos, arqueó una ceja y posteriormente gritó -¡Oye, se suponía que estabas herida y débil, que cojones haces en el techo, baja que te vas a lastimar, además deja esa cosa, vas a dañar a alguien!- si algo le molestaba a Eden era pensar que le mentían a la cara y ahora mismo estaba comprobando que la chica le mintió desde el principio, mierda ahora hasta portaba un maldito arco y se estaba alterando la situación, los habitantes por suerte ya estaban ocultos en sus casas, sino de verdad que sería preocupante tener a un montón de locos armados.
Los piratas por supuesto al verse amenazados no fueron tontos y se cubrieron sacando sus pistolas, rifles, espadas y hasta otra lanza, al parecer una batalla campal iba a tener lugar en el sitio, no iba a permitir que destrozaran aquel pueblo pacífico solo por hacerle al idiota, así que sin problema se adelantó paso a paso hasta dejar que la lanza saliese de su cuerpo sin dejar siquiera un agujero en su cuerpo, solo un tenue destello azulado que pareció cerrar aquel hueco donde antes estaba la lanza. -¡Oigan todos, será mejor que bajen sus armas o me voy a cabrear!- advirtió algo molesto mirando posteriormente a la chica del tejado -¡Y tú, baja de ahí, tengo algunas preguntas que hacerte y ahora no voy a creer que eres una mujer indefensa!- la señaló acusadoramente y justo en ese momento los piratas al ver que les daba la espalda le arrojaron una granada, misma que cayó a los pies del peliblanco, este simplemente bajó la mirada y entonces se realizó la detonación con potencia elevando una pequeña estela de polvo, también se rompieron los ventanales de algunas casas y de la misma clínica que estaba a unos metros.
Los piratas reían victoriosos y ahora dirigían su atención a la mujer, apuntando con sus armas en contra de aquella dirección, pero justo entonces uno de ellos bajó su arma y señaló con total incredulidad a una figura que lentamente andaba saliendo de las tinieblas para mostrar al chico albino sin un solo rasguño -Con una mierda, ¿es que acaso nunca van a hacer caso?- esto generó pánico en al menos dos criminales que salieron corriendo adjudicando que aquel hombre era un demonio, que la única opción era rendirse o huir, aunque lamentablemente el resto de sus compañeros no parecieron ser tan listos y en un intento desesperado abrieron fuego en contra del samurái con todo lo que tenían.
Los piratas por supuesto al verse amenazados no fueron tontos y se cubrieron sacando sus pistolas, rifles, espadas y hasta otra lanza, al parecer una batalla campal iba a tener lugar en el sitio, no iba a permitir que destrozaran aquel pueblo pacífico solo por hacerle al idiota, así que sin problema se adelantó paso a paso hasta dejar que la lanza saliese de su cuerpo sin dejar siquiera un agujero en su cuerpo, solo un tenue destello azulado que pareció cerrar aquel hueco donde antes estaba la lanza. -¡Oigan todos, será mejor que bajen sus armas o me voy a cabrear!- advirtió algo molesto mirando posteriormente a la chica del tejado -¡Y tú, baja de ahí, tengo algunas preguntas que hacerte y ahora no voy a creer que eres una mujer indefensa!- la señaló acusadoramente y justo en ese momento los piratas al ver que les daba la espalda le arrojaron una granada, misma que cayó a los pies del peliblanco, este simplemente bajó la mirada y entonces se realizó la detonación con potencia elevando una pequeña estela de polvo, también se rompieron los ventanales de algunas casas y de la misma clínica que estaba a unos metros.
Los piratas reían victoriosos y ahora dirigían su atención a la mujer, apuntando con sus armas en contra de aquella dirección, pero justo entonces uno de ellos bajó su arma y señaló con total incredulidad a una figura que lentamente andaba saliendo de las tinieblas para mostrar al chico albino sin un solo rasguño -Con una mierda, ¿es que acaso nunca van a hacer caso?- esto generó pánico en al menos dos criminales que salieron corriendo adjudicando que aquel hombre era un demonio, que la única opción era rendirse o huir, aunque lamentablemente el resto de sus compañeros no parecieron ser tan listos y en un intento desesperado abrieron fuego en contra del samurái con todo lo que tenían.
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Re: Olvida la amargura [Pasado - Gwynbleidd].
Estaba resistiendo con todas sus fuerzas, controlando su mente era como mantenía su cuerpo en el estado adecuado para continuar, no permitiría que sus enemigos le vieran débil una vez más, su lucha tenía un objetivo y lo lograría por encima de todo y de todos, su hermana no moriría mientras ella viviera y ella viviría hasta al menos poder encontrarla, pero su motivación era algo que no había compartido con nadie, sólo expresaba su importancia con la tenacidad de sus acciones y su voluntad incansable.
- EDEN!!!!! –
Escuchó la explosión y le dio por muerto, no había entendido como se había sacado la lanza del pecho pero no le dio suficiente tiempo para analizarlo cuando una nube de humo cubrió todo el lugar y al joven de corazón noble, causando en su pecho una angustia intensa, un tanto similar a la que sentía cuando se sentaba a solas a pensar en su hermana menor “no…”
- E…está… estás… tu…. –
A diferencia de muchos otros aventureros, para ella esto era lo más extraño que había visto hasta ahora, no estaba segura de estar aliviada, asustada o si debía salir corriendo, pero mientras ella se debatía sus fuerzas flaquearon y apoyándose en el techo se sentó con cuidado, aún con el rostro perdido y la mirada en blanco
- Él está…. Vivo… -
No había escuchado nada de lo que había dicho, sólo sabía que los hombres se fueron, que él estaba bien y que ella estaba en problemas, su último empuje lo había usado para defender a gente extraña que no necesitaba más defensores, en vez de usarlo en su escape como había sido su plan inicial, pero al menos estaba en el techo y le costaría algo alcanzarla para hacer cumplir su interrogatorio.
- EDEN!!!!! –
Escuchó la explosión y le dio por muerto, no había entendido como se había sacado la lanza del pecho pero no le dio suficiente tiempo para analizarlo cuando una nube de humo cubrió todo el lugar y al joven de corazón noble, causando en su pecho una angustia intensa, un tanto similar a la que sentía cuando se sentaba a solas a pensar en su hermana menor “no…”
- E…está… estás… tu…. –
A diferencia de muchos otros aventureros, para ella esto era lo más extraño que había visto hasta ahora, no estaba segura de estar aliviada, asustada o si debía salir corriendo, pero mientras ella se debatía sus fuerzas flaquearon y apoyándose en el techo se sentó con cuidado, aún con el rostro perdido y la mirada en blanco
- Él está…. Vivo… -
No había escuchado nada de lo que había dicho, sólo sabía que los hombres se fueron, que él estaba bien y que ella estaba en problemas, su último empuje lo había usado para defender a gente extraña que no necesitaba más defensores, en vez de usarlo en su escape como había sido su plan inicial, pero al menos estaba en el techo y le costaría algo alcanzarla para hacer cumplir su interrogatorio.
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