Arco Argumental #3 [Tarea #3 - Alguien Ayudeme - ]

Info de la Tarea:

Reviviendo todas las escenas que lo habían llevado hasta aquel momento era sencillo para una persona como Sinclair, quien usualmente se sume en sus propias cavilaciones y regresa a los instantes que incluso su mente ha tratado de esconder, presenciar como su voz pronunciaba las preguntas que incomodaban a ese sujeto al final de la barra, hasta el punto en que se levantaba y caminaba hacia el albino para posteriormente tomarlo y lanzarlo hacia fuera del establecimiento, no sin antes vociferar como solo se trataba de piratas reuniéndose para obtener poder y gloría, algo que ciertamente no era extraño entre aquellos que ansiaban navegar a lo más lejano del Grand Line o que incluso aspiraban alguna vez cruzar al nuevo mundo. Tales palabras en cierto modo, sino en todos, explicaban completamente la paz y la gran concentración de individuos en la isla, aunque ciertamente aquella enorme cantidad era inconcebible y jamas escuchada, debía haber alguien de gran importancia o de gran renombre presente allí como para que tantos fuesen a prestar sus servicios. Más no había más información para Henry, quien tras haber sido enviado hacia la nieve, logro percatarse de como Eden giraba en la esquina, por lo que levantándose con rapidez le seguiría. Hacerlo solo implicaría lo inevitable, verse involucrado en una situación que claramente no comprendía, motivado por un sentido del deber que probablemente no necesitaba tener hacia un individuo que si bien conocía, no poseía una relación especial o significativa con el mismo. Obvio era, que tuvieron un instante en el pasado donde intercambiaron información y se nutrieron mutuamente, más en la actualidad, tras un año de vida, ambos habían crecido y el mundo era distinto, mucho más amplio y complejo, el juego de niños había terminado y el hecho de encontrarse allí no implicaba que pudieran retomar su relación pasada, en cambio, podía significar completamente lo opuesto, aunque estos no eran deseos del Albino.

Ciertamente era incomodo tener que andar tropezando con la nieve a todo momento, correr en esa situación era prácticamente lo opuesto a ideal, sin embargo, si fuese para una clase de entrenamiento o preparación aquel escenario sería más que perfecto para desarrollar habilidades especiales, no solo para la esgrima sino para cualquier arte de combate. Era gracioso como cualquier cosa podía transformarse en algo util y a la vez ser lo peor que le había sucedido hasta aquel instante al albino. En ese mismo tenor, andar detrás de Silverman como un perro faldero o como un acosador no le iba a funcionar, así como dejar a la chica marcharse sin más tampoco parecía hacerle gracia al otro albino, de modo que Henry opto por eliminar el punto intermedio y aumento su velocidad, a lo que podría llamarse su velocidad "real" significando que ahora si deseaba toparse con el Samurái y posarse a su lado para hablarle además de realmente asistirle en su tarea de alcanzar a la fémina frente al dúo. El primer paso en realizar tal acción era proyectar su presencia en el lugar así que habló con una voz que pudiera atravesar la distancia que le separaba de Eden pero no tan fuerte como para expandirse a los alrededores de manera innecesaria. -Silverman!- vociferó mientras continuaba aumentando su velocidad, no le suponía un problema hacer eso pues estaba acostumbrado a acrecentar su paso constantemente no solo en batalla sino también en el diario quehacer, habiendo pronunciado el nombre de su aliado continuó el monologo para que no hubiese dudas de su identidad. -Pareces distinto al año pasado- comentó transformando la interacción en algo mucho más casual para luego presentar una de sus razones para seguirlo. -Debemos hablar, Eden- Confesó al final, estando a penas a unos pasos de alcanzarle y posarse a su lado.

Habían entrado al establecimiento y la situación no se mostraba muy distinta que afuera, donde la gente parecía divertirse en exceso, e incluso abusar de las comodidades que poseían. Mientras no se terminara el alcohol y todos continuaran riendo, no habría inconvenientes, así que nadie miraba a nadie y todos disfrutaban con todos sin importar nada. Esta libertad era afín a los piratas y solo a ellos, el resto de las facciones usualmente tenían un trabajo que realizar o celebraban una victoria previo a la siguiente batalla o el haber sobrevivido una derrota para reagruparse y volverlo a intentar. Solo aquellos individuos cuya libertad era su destino y su propósito general podrían hacer festejos de tal índole sin más, Henry no era asiduo a esas celebraciones y ciertamente no le interesaba integrarse a las mismas, se sentía demasiado atado a muchas cosas ajenas a esas situaciones como para sumirse en las mismas.

Minutos antes o quizás tan solo segundos, Eden había aceptado su destino cruel o algo similar le había llamado, y esperaba que Sinclair le revelara la advertencia, puesto que al parecer cuando le informaban de algún peligro siempre algo peor se avecinaba, más esto ya era una especie de premonición por parte del pirata puesto que su espada continuaba completamente silente lo que implicaba un evento a gran escala, uno que ni siquiera había llegado a considerar antes y temía posar su mente en ello. De modo que sin perder más tiempo se volvió hacia su compañero y habló con propiedad y calma, para intentar revelar todos los datos necesarios y pertinentes. -Veras, cuando mi madre construyó estas espadas, las hizo de tal forma que pudieran conectarse con sus usuarios. Como te dije la ultima vez que nos vimos, no estábamos destinados a blandir este filo, por lo cual el metal nos esta rechazado y nos va a rechazar con cada vez más fuerza- Era posible que lo que estuviera diciendo no tuviera sentido, más esperaba que Eden le siguiera el ritmo a sus palabras pues tenía aun más que comentar. -En mi caso, mi espada espera que tome vidas, a veces incluso inocentes solo para calmar su sed de sangre. Todo porque el Metal no me reconoce como su dueño y espera que le sirva como instrumento para el cumplir su propósito, cortar y asesinar- Un silenció prolongado se desató de parte del albino mientras pensaba en como continuar la idea de forma que no alterara demasiado las cosas y pudiera ser capaz de continuar la conversación en buenos términos. -Según mis suposiciones y conjeturas, tu espada debe estar rechazándote o a punto de hacerlo por lo que considero prudente que comiences a prestar atención a los detalles- La verdad es que ya había pasado demasiado tiempo, para Henry lo más probable es que Silverman ya estuviera sufriendo de aquel rechazo, en especial por el tiempo que tomaba la espada en revelarse a su portador y hacer conocer su voz y sus más íntimos deseos, el albino tan solo esperaba que no fuera demasiado tarde aun si había transcurrido ya demasiado desde el comienzo de la "conversación" entre el Samurái y su filo.

Rascó su nariz un momento y posteriormente arrojó su cigarrillo al suelo apagándole con tranquilidad, una mujer mostrando los senos pasó frente a él y juraría que le estaba invitando a que fuera con ella, empero, simplemente se quedó observando, aquello no le hacía mucha mella, no al menos en esos momentos donde tenía una misión bastante clara en el horizonte. Sin duda alguna, ahora que lo veía mejor, buscar en el bar quizás era la peor de las ideas, muchos piratas ebrios estaban danzando y festejando, si el padre de aquella mujer estaba por ahí sería complicado sacarlo y si no estaba era casi obvio que nadie iba a prestar atención a un pobre viejo estando en una fiesta tan animada, tal vez habría sido mejor explorar la opción de buscarlo en otro lado, era minero o algo así, ¿no sería posible que hubiese buscado una mina para alguna actividad de ese estilo?.

-No te ofendas Henry- tras escuchar a su compañero se movió a un lado evitando a unos cuantos borrachos que se tambaleaban hasta la salida y otros más que ingresaban cantando con las gargantas nuevamente listas para consumir el alcohol -Lo que dices parece más una historia de las que me contaba mi maestro cuando tenía como diez años- aseguró sin darle demasiada importancia. En aquello dicho estaban dos rutas según Eden; la primera, sí, era cierto, el mismo Oku y hasta Natsumi comentaban que uno podía escuchar el alma de una espada, una especie de conexión entre portador y usuario, empero, incluso aunque eso era una creencia samurái, Silverman siempre fue reacio a creer en ella, en eso concordaba más con Sakura, la esposa de su maestro, siendo ella más instruida pensaba que esos eran solo mitos generados por los samurái para sentirse más conectados con sus armas, o quizás antaño era alguna creencia popular de pueblos incultos.

-Una vez Oku me dijo incluso que de las espadas salían espíritus demoniacos que se apoderaban de los portadores, pero yo no lo creo, como te dije, me parecen cuentos para asustar a los niños- por un momento recordó el acontecimiento de Shimotsuki hace años, quizás en otras circunstancias le habría creído a Sinclair, aunque ahora no podía, no lo iba a hacer, aquella ocasión no fue nada parecido a un nexo entre él y la espada, simplemente fue la ira del momento, algo bastante natural en una situación límite. -Lo que dices lo puedes controlar, no eres una bestia para dejar que te supere- y con ese último comentario descartó cualquier posibilidad de darle credibilidad a las palabras del otro espadachín, así pensaba él y era difícil cambiar de opinión, en ciertos momentos Eden sentía algo raro en la katana, pero eso era seguramente a causa de su pasado, después de todo la barbarie que cometió en su isla de formación no podía eludirse, un samurái siempre tomaba responsabilidad por sus acciones y no podía negar que con aquella mató a personas lleno de coraje, pero de eso a estar “embrujada”, era una cosa muy distinta.

En todo caso, se adelantó hasta la mesa de unos piratas que parecían más ecuánimes, quizás porque apenas estaban preparando los buches para cantar o tal vez estaban ahí vigilando, en todo caso una ventaja de no ser tan reconocido en la Grand Line es que le podían confundir con un simple habitante o hasta un pirata más y decirle lo que necesitaba sin recurrir a la violencia, no esperaba armar un lío dentro de aquel sitio si no existía la necesidad, ya suficiente tenía con la supuesta maldición que hablaba Sinclair, el mundo estaba totalmente patas arriba sin duda alguna.

Al final la conversación fluyo de una manera extraña y pausada, sin demasiadas sorpresas o alborotos lo cual no era usual, en especial cuando se hablaba de un tema tan peculiar como aquel, sin embargo, al parecer Eden no tenía razón para crear en esas palabras, si bien podría tratarse de que su espada aun no había despertado, también podía ser la alternativa, que realmente fuese Henry quien le diese vida al filo y lo alimentase con su propio instinto, a todo esto la respuesta no importaba demasiado considerando que todo eso era arena de otro costal y el dúo se encontraba allí para buscar al padre de la joven, en este tenor, Silverman comenzó a moverse hacía una mesa donde varios sujetos se encontraban mientras que Sinclair decidió tomarse otras libertades.

El albino de azulados orbes vio a su compañero caminar hacia una mesa mientras por su lado, se acerco a la barra y sacando un billete de elevado valor se lo ofrecía al cantinero por algo de información. A sus alrededores no había nadie más que borrachos sumidos en el alcohol y para obligarlos a perderse aún más en su vicio y que olvidasen que alguna vez le vieron, el muchacho coloco un segundo billete, esta vez sobra la barra para invitar una ronda a aquellos a su alrededor inmediato y evitar que desviaran sus rostros más allá de las boquillas de sus jarras, el retorno por supuesto sería para el cantinero como propina extra, una sonrisa se había formado en aquella boca llena de torcidos dientes, en cierto modo podría decirse que el pirata le había hecho la noche, así que tras una mirada rápida noto que no habían más clientes que suplir por al menos unos dos o tres minutos de modo que hablaría, así que se postro frente al samurái a esperar sus interrogantes.

Este ultimo no perdió ni un instante y comenzó a expresar sus dudas y a buscar información o datos que le fueran de utilidad, iniciando por todo lo que aquel sujeto pudiera saber sobre el minero que buscaba, y su posible objetivo en aquel día en el cual desapareció, ciertamente cualquier cosa podría ser sumamente relevante de manera que todo era absorbido por Henry para posteriormente ser compartido con Eden, esperaba que el igual pudiese adquirir puntos interesantes para armar aquel extraño rompecabezas que sería el ubicar a dicho individuo en Drum.

Eden llegó hasta la mesa de los piratas y tomó asiento en una silla disponible, al contrario de lo que solía sucederle nadie le enfrentó ni siquiera se molestó, al contrario, uno de ellos le pasó una jarra de cerveza y comenzó a cantar incitándolo a divertirse. Por su lado, simplemente se encogió de hombros y bebió un poco de aquel contenido, estaba bastante buena la cerveza, eso o es que en realidad estaba sediento, como fuere, prefirió enfocarse en su tarea e indagar respecto al viejo, sus preguntas por supuesto eran claras y muy enfocadas a ese anciano, los piratas pronto le preguntaron si era un pirata con alguna cuenta que saldar y este para continuar la mentira solamente asintió, entonces los sujetos debatieron un momento, estaban tratando de discutir si alguno le conocía y posteriormente cuando fue la última vez que le vieron.

Tras unos minutos finalmente uno de ellos se acercó al oído del albino y le susurró la información que poseían, al parecer solamente dos de ellos habían conocido a un pobre viejo borracho, había estado en el bar el día anterior hablando respecto a una especie de teoría loca, según la cual en Drumm en las minas existía un material extraño, uno que los haría ricos, pero obviamente nadie le creyó, en una isla helada era difícil pensar que en una cueva se podría ocultar algo más que un oso gigante. Según lo dicho, el sujeto al ver que nadie estaba interesado en ayudarle se enfureció y trató de atacarlos acusándoles de idiotas y poco visionarios, por supuesto aquello concluyó con una paliza al estúpido y arrojarlo fuera del bar, después de eso nadie supo nada de él, probablemente el cantinero pudiese saber algo más, después de todo, los piratas acudían allí con frecuencia, era casi como tener espías en todas partes.

Silverman asintió y estaba a punto de levantarse cuando uno de los sujetos se giró mirando a otro albino con el cantinero -Oye, ¿acaso ese no es tu compañero?- indagó rascando su barba, otro aseguró que lo era y entonces las preguntas comenzaron a volar, ¿por qué estaba hablando con el cantinero?, peor aún, ¿por qué el cantinero estaba atendiendo a un pobre diablo en lugar de estar sirviendo cervezas?, eso molestó sobremanera a todos en la mesa hasta el punto que dos de ellos colocaron manos sobre los hombros del samurái para evitar que se pusiese en pie, el resto llamó a los demás piratas y se acercaron en bola rumbo a Sinclair, al parecer esta ocasión tampoco se iba a salvar de un problema, la mala suerte de Eden no le podía abandonar ni siquiera un minuto.

-Hey amigos, no hace falta ponerse así, seguro solo le estaba pidiendo una cerveza- una tenue sonrisa nerviosa se produjo en la faz del albino mirando a sus captores, aunque estos solamente negaban con macabras intenciones esperando a que Henry fuese “adiestrado” por sus compañeros, entonces aquel momento se podía dividir en dos fases, la primera, la buena noticia, era que consiguió algo de información útil, no demasiada eso sí, por otro lado, ahora estaban en problemas en realidad, dentro del bar eran muchos piratas, incluso suponiendo que pudiesen con ellos significaba admitir que tendrían que destrozar aquel establecimiento, algo que no quería.

Claramente no había sido adrede más la conversación del Albino con el Cantinero se prolongo demasiado, lo hizo de tal forma que el segundo descuido sus obligaciones para con los demás clientes y consumidores, algo que no sentó bien con estos pues les había parado la fiesta, algo que no soportarían ni dejarían pasar. Previo a este evento, las palabras del sujeto llenaban espacios en blanco en la cronología de Henry, primeramente había hablado de como el sujeto hablaba sobre búsqueda de tesoros y sobre secretos a simple vista, luego de una serie de tragos, se desviaba a los secretos y tesoros ocultos en el corazón de Drum, invitando a otras personas a acompañarle en el descubrimiento más grande de la historia de la isla, donde las riquezas harían de todos reyes y reinas, poco después cuando sus palabras se tornaron más una molestia que un motivo de risas, le propinaron golpizas y le sacaron a patadas de aquel establecimiento, en especial porque había empezado a llamar por nombres a aquellos que no le creían. Tras su partida, nadie le había visto de nuevo, al menos no que hubiera estado en el bar en aquel momento, más sin embargo, otros se acercaban a pedir sustento fuese liquido como solido, y realizaban comentarios sobre aquel viejo borracho dando tumbos y tumbos, por aquí y por allá, el de la barra pretendía brindar la dirección al Pirata más por el rabillo del ojo noto los eventos detrás del albino y se silenció a si mismo.

Retornando a los sucesos actuales, muchos por no decir gran parte de los individuos presentes en el bar habían decidido ir a por la cabeza de Sinclair, debido a que este retenía al encargado de mantener la fiesta caminando y por consiguiente, ya nadie tenía cerveza para beber o comida para derrochar, era un crimen de la peor clase, así que se acercaban al oji-azul para lidiar con el mismo, posiblemente de la misma forma en la que habían lidiado con el anciano, notando la situación en la cual se encontraba y posando sus orbes rápidamente y de manera momentánea en Eden, observo como este parecía intentar mantener la calma y salir "por las buenas" de aquel malentendido, así que Henry hizo lo mismo hablando con premura y una voz autoritaria para ser escuchado por todos. -Concluya entonces brindándole una ronda a todos los presentes, hemos desperdiciado demasiado tiempo en este pedido- habiendo dicho esto, se volvió para notar como la multitud de personajes se encontraba allí, era la primera vez que se volvía físicamente por lo que podía engañar a un par de borrachos, aun si estos eran piratas, esperaba poder hacerlo. Sin perder más tiempo habló nuevamente mientras se levantaba de su asiento. -Espero el pedido para mañana- Afirmó y seguido se deslizo por la diestra de su antigua posición y ahora siniestra propia, al hacerlo se volvió hacía Eden y habló con rapidez. -Ya hice el pedido, volvamos afuera- Comentó mientras empezaba a acercarse a la salida, no sabía si lo conseguiría pero había dado bastantes billetes al de la barra y eso debía bastar al menos para aparentar hasta que el chico saliera del lugar, al menos eso esperaba, sin embargo todo pendía de un fino hilo.

-Oye espera, yo te conozco- uno de los borrachos que le estaban vigilando le comenzó a mirar más de cerca rascando su mentón en una clara pose de duda, como tratando de evocar un recuerdo lejano, probablemente alguna vez escuchó de él, o quizás no, pero con la mala suerte que se cargaba el albino lo ideal era no dejar nada al azar -Nah, no creo, mi rostro es muy usual, una vez en una feria me dijeron que era el payaso del lugar- aquello no era en realidad una mentira, recordaba su paso por Loguetown, una especie de carnaval donde ante la ausencia de los payasos que animaban el ambiente algunos decidieron que Eden era demasiado gracioso para dejarlo ir y le obligaron, en cierto modo, a ser el suplente de aquellos, al menos en esa ocasión logró ganarse algo de comida y vino junto con Natsumi, una especie de prueba impuesta por Oku para “sobrevivir” por su cuenta.

-¡Sí, ahora lo recuerdo, tú eres uno de esos nobles que van por el mundo fingiendo ser personas normales!- sobresaltado el pirata comenzó a sonreír de una forma macabra mientras sacaba de sus bolsillos una navaja que colocaba en la mejilla del chico -¡Juarjuarjuar, voy a ganar mucho dinero contigo!- ¿por qué mierdas siempre le tenían que estar confundiendo con cosas raras?, primero un payaso y ahora un noble, no le quedaba ninguna duda que aquel sujeto estaba realmente chiflado. -Oye, ya te dije que tengo una cara muy simple, ahora, deja esa navaja, vas a lastimar a alguien y no creo que quieras hacerlo- rascó su cuello notando que atrás la turba ya se estaba apaciguando, por fortuna Henry había encontrado una manera de librarse de los problemas y ahora se estaba dirigiendo a la salida, esa era la señal para colocarse a su lado y retirarse juntos de una vez por todas.

-Permiso- aprovechando que todos estaban distraídos se levantó con una enorme rapidez golpeando con la cabeza al sujeto de la navaja y a la vez propinando una enorme patada en el estómago al otro pirata que ya estaba más entretenido en ver viajar las cervezas a la distancia que en cuidar de él.  Ambos personajes cayeron desmayados a los pies de Silverman y este se retiró junto a Sinclair saliendo del bar -¿Conseguiste algo?, yo no mucho- admitió encogiéndose de hombros y notando que el jolgorio regresaba al interior de aquel sitio. Los orbes del samurái entonces viajaron a la distancia, si el viejo estuvo en ese sitio y se fue, las posibilidades no eran muy buenas, creyendo en las historias, debería estar en alguna cueva buscando algo, empero, ¿dónde coño estaban dichas cuevas?, Drumm estaba repleta de nieve, las mismas podían ubicarse bajo la espesa capa blanca y fungir como un manto de invisibilidad, entonces, encontrar al viejo iba a ser tan complicado como se esperaba en un inicio.

Estaba a punto de decir otra cosa para Henry cuando inesperadamente uno de los piratas, o algo así, emergió del bar, se veía mucho más serio que el resto, sus ropas incluso le denotaban como un hombre de mayor estatus, este simplemente sacó una nota y la entregó a Eden, después de eso se regresó al interior. -Extraño…- abrió la carta y en ella solo pudo reconocer una especie de mapa que daba indicios a la montaña que se veía a lo lejos, al parecer siendo su única pista iban a necesitar seguirla.

La salida de aquel lugar fue exitosa para ambos albinos lo cual significaba que al menos un poco de suerte yacía de su lado. Para Henry, toda la información recabada era cuanto mucho superficial y poco útil, cosas como corazón de la isla y tesoro oculto a simple vista eran acertijos imposibles de descifrar para el muchacho, no tenía esa capacidad usual de entender figuras literarias de modo que no pensaba cagar con nada viable para compartir más aun así, pretendía articularlo a su aliado por si este si conseguía sacar algo de esas palabras. Por su lado, Eden revelaba tampoco haber conseguido demasiado, su expresión llena de profundidad sugería que sopesaba algo, quizás un dato que le habían otorgado o un asunto completamente distinto y aparte a lo tratado por ambos, sin embargo, antes de que pudiera hablar nuevamente y antes de que Sinclair pudiera expresarle su caso, un sujeto salió del establecimiento y entrego algo al cazador, ambos peliblancos se lo encontraron extraño pero procedieron a ver de que se trataba notando como un mapa señalaba la montaña a la distancia o al menos un punto cercano a ella, sin perder demasiado tiempo y con las palabras del cantinero aun frescas en su memoria, Henry hizo una especie de calculo rápido y halló en su mente que aquel lugar que se alzaba hasta el cielo, se encontraba precisamente a la mitad de la isla, debía estarlo más considerando su inseguridad, habló al respecto con el otro para llevar todas las cuentas claras.

-Tampoco conseguí mucho, solo algo sobre tesoros y secretos ocultos a simple vista, grandes fortunas y que todo se encuentra en el corazón de Drum- Eso ciertamente resumía todos las informaciones que poseía el muchacho, ahora solo quedaba implementar sus teorías en su verbo. -Esa montaña, tanto frente a nuestros ojos como en ese mapa... ¿Esta en el centro de la isla, o no?- Habiendo dicho esto, un sonido extraño hizo que el pirata buscara la razón a su diestra para no encontrar nada allí, otra mirada al mapa confirmaba que debían moverse hacía esa montaña para conseguir lo que buscaban, en este caso, al anciano. La razón de esto yacía al pie del documento, una acotación que Sinclair no temió pronunciar tras haberlo notado. -El mapa esta firmado por el sujeto que buscamos, y se ve gastado como si tuviese tiempo- Una persona embriagada siempre es capaz de perder sus pertenencias, era posible que aquel mapa fuese del sujeto y considerando la condición de aquel papiro, bien podría haber pertenecido al mismo desde hace bastante tiempo, empero, esto no hacía al documento una verdad absoluta, siempre podría tratarse de una falsificación, una trampa o algo similar, después de todo, uno de ellos era criminal, pirata y el otro era un ser afín a la justicia pero no enteramente devoto a la misma.

Otro sonido hizo que el muchacho volviese a revisar su diestra para no encontrar nada allí, esta vez el mismo había sonado mucho más cerca de modo que como precaución y por si necesitara reaccionar de manera defensiva o peor, de manera ofensiva, requeriría de su mano libre, por lo que tomo su filo con la siniestra donde usualmente se encontraba y lo colocó de tal manera que su mano pudiese sostener el mango y sacar la espada en un solo fluido movimiento previó a realizar un corte en cualquier dirección en que la diestra predominara, el silenció tanto propio como de Silverman le brindo tiempo para pensar, más justo antes de que el mismo se rompiese con la voz del Samurái, aquel ruido que escuchaba desde más temprano volvió a hacerse presente casi encima de ambos y esta vez proveniente desde su siniestra.

La búsqueda se estaba complicando más de lo esperado, a final de cuentas ahora ya no tenían un problema sino muchos, la razón era simple, si aquel era el mapa del borracho como al parecer estaba firmado significaba que era verídico, al menos en opinión de Eden, eso implicaba a su vez que necesitaban darse prisa pues la probabilidad de que hubiese desistido en su plan de ir a una cueva era casi nula. -Joder- miró a la montaña que señalaba Henry y por un momento se quedó pensativo, ¿sería prudente ir allí?, estaba bastante lejos, sin duda iban a tardar un par de horas en llegar y encima de todo eso necesitaban dar con la entrada a la cueva, además, ahora que lo meditaba con un poco más de perspectiva, ¿qué diablos estaba buscando un viejo en una cueva congelada?, incluso si allí estaba un tesoro acudir por la ayuda de piratas era algo que no le cuadraba, algo estaba mal en las versiones obtenidas, algo estaba en blanco en el rompecabezas.

-¿Oyes eso?- le preguntó a su compañero tras escuchar un sonido extraño, sin embargo no podía ver nada y tampoco sentir nada, era un sonido más lejano, probablemente una batalla entre criminales, no era extraño que ellos tomasen partido en querellas por razones tontas como el vino, las mujeres o el dinero, estando en una isla repleta de esos sujetos sería bastante común toparse con conflictos. Silverman no le dio mucha importancia y al contrario guardó aquello en sus ropas, se cruzó de brazos y se dedicó a pensar por un momento su plan de acción, ir a la montaña o esperar en el bar, no por el ambiente sino por la posibilidad que el viejo retonarse buscando apoyo de los piratas para ir por ese tesoro que estaba buscando, o cualquier cosa que le interesaba.

-¿Pero qué es eso?- nuevamente el sonido se produjo y esta ocasión pudo percibir a un montón de energías que iban persiguiendo a una más débil, ya si eso no fuera suficiente del cielo pareció caer una especie de bomba, aunque la misma no estaba destinada a hacer daño sino a explotar y molestar la visión, obligando al chico albino a cerrar sus ojos un momento. Además, aquellas energías eran casi como una jauría de lobos que estaba al acecho de un incauto conejo, aunque había que decir que la más débil les sacaba bastante tramo y eso le posibilitó llegar hasta la posición de los dos albinos. -¡Oh diablos!- gritó el samurái apresurándose al encuentro de un viejo que cayó casi desfallecido en la nieve, ¿sería acaso ese el hombre que estaban buscando?, en realidad no hubo mucho tiempo para pensar en ello pues apenas el hombre se sintió en brazos de Eden se apresuró a alejarse y tratar de continuar corriendo. -¡Oiga, espere, no le queremos hacer daño!- elevó su mano tratando de frenarle pero fue inútil, pese a su edad el sujeto era veloz y pudo por los pelos librarse del chico, parecía que Sinclair era capaz de darle cierre a su paso pero entonces un sonido estridente se escuchó, pasando al lado de la cabeza del joven de ropajes anticuados voló una bala que finalmente acabó impactando el cráneo del sujeto y haciéndole caer como un costal de papas al frente, manchando con el color carmesí la nieve, su energía se disipó casi al acto, el hombre, fuera quién fuera, estaba muerto.

-¡Ja, casi se nos escapa, que suerte que pude darle!- rugió un hombre de mediana edad saliendo de los arbustos con pistola en mano mientras al menos una docena de otros le acompañaban asintiendo y sonriéndose unos a otros, aquello provocó que varios sujetos del bar salieran y al ver la escena elevasen sus cervezas celebrando, incluso apapachando a los recién llegados, al parecer eran conocidos o algo así, o tal vez solo estaban tan ebrios que no les importaba el asesinato de un pobre viejo. Empero, mientras todo alrededor pasaba con mordaz indiferencia, Eden se acercó hasta el cuerpo del sujeto con andar pesado, se arrodilló al lado del mismo notando el color rojizo que ahora proyectaba la nieve, le revisó más de cerca y pudo notar notables marcas de tortura en su cuerpo, incluso que le faltaban algunos dedos en las manos, ¿le habían torturado?, ¿por qué?, incluso siendo un pirata no se merecía aquel destino.

En ese momento algo despertó en su cabeza, una voz tan profunda que era inconfundible, aquella voz en Shimotsuki, aquel eco de su mente “Mátalos” los puños de Silverman se cerraron con fuerza mientras agachaba su cabeza tratando de resistir, aunque parecía ser tarde, otra vez estaba pasando, otra vez la pesadilla estaba renaciendo -P…¡¿por qué le hicieron esto?!- fue lo único que gritó atrayendo la atención de propios y extraños, aunque a eso no siguió una respuesta, sino una tanda de sonrisas y burlas, el eco de su mente estaba aumentando.

Henry desde nacer hasta la actualidad y posiblemente por muchos años en el futuro, muy probablemente hasta el momento de su muerte, desmentía el concepto de la suerte, pues si esta existía a el le había tocado la peor clase posible en toda la creación, y muchos podrían refutar esto alegando que se encontraba libre en el mundo más incluso aquella libertad era una prisión y para siempre lo sería, el samurái jamas sería capaz de ser egoísta o de hacer lo que le plazca, solo en la muerte y quizás ni siquiera entonces tendría aquello que jamas hubo conocido. Es por esta abominable realidad que el chico tenia un concepto nulo de tales principios, por lo que descubrir que aquel sonido que estaba escuchando desde hacía unos instantes antes era la persecución final que se le daría al minero que casualmente estaban buscando, no era más que una ley irrevocable que dictaba que todo aquello que debía y podía acontecer, lo haría a su debido ritmo y en su preciso momento. Tal cual había sido expresado antes, el sonido ahora provenía de su siniestra y fue desde dicho lugar que se origino la escena donde el anciano salía expedido a grandes velocidades terminando por embestirse contra Eden, en el afan por continuar corriendo al no sentirse a salvo, se elevo y comenzó a correr nuevamente más en esta ocasión el otro albino se encontraba perfectamente posicionado para atajarle más nunca llegaría a completar dicha acción pues mientras se movía para interceptarlo, el cuerpo del sujeto perdió velocidad hasta finalmente caer antes de alcanzar siquiera una posición desde la cual el espadachín pudiera atraparlo, el cadáver se desplomo en el suelo y tintó de carmesí la blanquecina nieve, todo el alrededor empezó a derretirse sutilmente por la temperatura que cargaba el elixir de vida, la escena fue demasiado cercana a los recuerdos de Sinclair, cuando sujetos morían frente a el tras sentir su sangre hervir, otros conseguían sobrevivir gracias a una temperatura corporal un tanto más elevada y poder adecuarse a la situación, sintiendo los efectos a un nivel más bajo más aun siendo torturados a cada instante, el shock paralizó instantáneamente al pirata quien tan solo observo como silverman reaccionaba.

Cuando finalmente retorno a si, el silenció que le había acompañado por días había concluido y el susurro fiel de su espada retornaba airoso a su lado. Aquel deseo de ver a los perpetradores del crimen muertos, cortados por la espada que yacía en la mano izquierda de su cuerpo aumentaba con cada respiro, más algo distinto le llamó a la atención, así como los animales temen a los peligros potenciales y se resguardan ante desastres naturales, del mismo modo aquel instinto asesino se entrecorto por un instante dando paso a la razón, a la lógica y a un instinto mucho más poderoso, el de auto-preservación, y mientras todo esto sucedía, los orbes azulados del muchacho se posaron sobre su compañero, el cazador que continuaba junto al cadáver del minero, algo no estaba bien con Silverman, y un débil pero certero susurró le comunicaba que era mejor no interponerse en su camino, las manos de Eden parecían instintivamente buscar sus espadas, una rápida mirada a su propio lenguaje corporal le revelo a Henry que el realizaba la misma acción más se detuvo, no había necesidad de enfrentarse en una batalla sin sentido, estaban buscando a aquel hombre, si realmente era el necesitaba ser confirmado y además de esto, si lo que buscaba realmente era de valor, de tanto como para ser asesinado por ello entonces probablemente le perteneciera a su hija, pues ningún hombre estaba tan suelto de los tornillos como para arriesgar su vida por un tesoro propio, no cuando tenía descendencia a la cual abastecer, y si bien no era el problema de ninguno de los albinos el entregar aquel tesoro a la fémina que les había pedido ayuda, todo el asunto de conocer a un padre y de ver a dicho padre cumplir su cometido era la razón por la cual Sinclair se había unido a la búsqueda, deseaba conocer el efecto de aquella figura paterna en la vida de alguien, para el dicha figura jamas existió, ni siquiera sabía si continuaba con vida y la sola idea de haberle conocido ya, sin saberlo, sin haber aprovechado la oportunidad le desgarraba el alma, pues para el pirata solo existían dos razones para su corazón latir, y en una de ellas, la asistencia de su progenitor le sería bien recibida, fuese quien fuese. Regresando a la realidad y al momento, unos pasos le acercaron finalmente al cuerpo del sujeto por lo cual comenzó a examinarlo, debía confirmar que fuera la persona que buscaban y no un ente parecido al mismo, en esta isla, con este clima y en las situaciones en las cuales se encontraban todos, terriblemente embriagados, cualquier cosa era posible.

“Muere, muere, muere, muere” la mirada de Eden no se retiraba de aquel cuerpo mutilado, todo a su alrededor se difuminaba y se extinguía, simplemente no importaba para nada, podía estar a su lado Henry y sin embargo no le sentía, tampoco le importaba demasiado, eran en realidad una sombra más, ya nadie se veía como una persona sino como figuras escuetas, oscuras y sin rostro visible. “Sí…quiero matar” su cabeza comenzó a moverse lentamente como si estuviese teniendo espasmos, en realidad eran los intentos del albino por controlarse, estaba luchando con todas sus fuerzas en contra de aquella idea, de aquella sensación, aunque todo era mucho más difícil de lo esperado, ya no estaba razonando, simplemente estaba pensando en la destrucción, a su memoria retornaban imágenes de una chica tirada y llorando, con las ropas desgarradas y con una mirada suplicante, dos sombras que se burlaban en las sombras, un hombre tendido en la madera con la mirada extinta, las gotas de lluvia cayendo en las afueras y el frío más intenso del mundo, esa sensación inconfundible que le estaba retornando.

“Este mundo, estas reglas, ¿para qué conservarlas?, la rectitud es lo único que trae…desgracia, los odio a todos, los detesto a todos, solo quiero que desaparezcan, que todos se vayan” las manos de Silverman se abrieron, se dirigieron a su cabeza y la sujetaron con fuerza mientras cerraba los ojos con fuerza negando repetidas ocasiones, era su último intento de acallar la voz que se estaba volviendo un rugido, uno que ya estaba movilizando sus sentimientos más ocultos a la superficie. -Ya…no…váyanse…ya…no- le costaba elaborar frases congruentes, empero, estaba intentando advertir, aunque su voz no era audible, pues aunque a él le parecía un grito, en realidad eran meros murmullos que se perdían entre los diálogos de los piratas, algunos continuaban sonriendo, en cambio otros ya estaban un tanto más preocupados por aquel sujeto, incluso gente de ese calibre notaba que algo estaba marchando mal.

-Oye viejo, ¿era algo de ti?- comentó el hombre con la pistola y se acercó andando con un rostro un poco extraño, casi como si estuviese tratando de dar una disculpa -Que putada, yo…lo siento, pero debes entender que era necesario, ese anciano se metió donde no debía, sabía demasiado, no tuvimos opción, además era más terco que una mula, intentó atacarnos, ¿puedes creerlo?- los pasos del pirata le llevaron hasta un lado de Silverman, incluso si Henry hubiese tratado de impedírselo quizás no lo habría conseguido, algunos criminales ya estaban nerviosos y con armas estaban listos para convertir en coladera a cualquiera de los dos hombres si realizaba un movimiento extraño -Mira, cuando llegamos os advertimos que no se metieran donde no les llamaban y todo iría de lujo, es una lástima que el anciano no lo haya comprendido, sé que seguro ahora me odias, es algo normal, sin embargo, no hay necesidad que en lugar de enterrar a una persona tengamos que enterrar a dos o a tres- miró a Henry por un momento como haciéndole la advertencia -¿Lo captas?- en ese momento colocó una mano sobre el hombro del samurái y este bajó las manos colocándolas en la nieve con las palmas extendidas sin comentar nada, solamente el murmullo de la ventisca era audible.

“Ya estoy aquí, ahora, aliviaré tu sufrimiento” Eden se puso en pie lentamente, algunos de los piratas le apuntaron, mas pronto notaron que no tenía ninguna actitud ofensiva y se relajaron -¿Captar?- comentó elevando la mirada al cielo con los ojos cerrados, sus manos se movieron a su cinto pero no sujetaron las katanas, solo se colocaron ahí como si estuviese cómodo, agitó la cabeza un instante como si estuviese calentando los músculos del cuello -Me parece que sí- y en un instante, en un parpadeo, el hombre con la pistola en la mano cayó al suelo partido en dos, por la parte media de su cuerpo, casi como si un láser le hubiese dividido de manera limpia, la sangre emergió manchando las ropas de Silverman, pero eso no lo inmutó, la nieve se tornó casi como un charco carmesí y un grito de horror emergió de una mujer casi al momento que a una velocidad inhumana sus dos brazos salían volando por un corte, Eden se había movilizado apenas un paso para colocarse en su rango de alcance, justo al lado de Henry ahora, aunque curiosamente no parecía haberle prestado atención.

-Claro que lo he entendido- una lúgubre sonrisa se formuló en el rostro de Eden, manchado ya de sangre -Lo único que necesito es mataros a todos- abrió sus ojos que ahora no tenían su color normal sino un violeta intenso, junto a esto, un aura de muerte como solo la emitía un depredador se hizo presente hasta el punto de provocar que algunos cayesen al suelo de la impresión, Silverman ya no estaba a cargo…ahora era Akuryo el que mandaba. -Y él castigará a los malvados…y los enviará a la muerte más bella- recitó un verso de un poema que leía con regularidad Natusmi mientras preparaba su katana para la matanza -Es hora de morir…-.