Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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First time in the Kingdom~ [Bad boy]
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First time in the Kingdom~ [Bad boy]
Lvneel Kingdom
2:35 PM
2:35 PM
Las provisiones que tomó de Kou la habían de la hambruna que había en aquel barco. Eso sí, podía dar lo que fuese de si misma para ayudar a otros, pero la comida era una cosa con la que no bromeaba, y ya la habían avisado del largo trayecto, así que guardó la bolsa con cuidado debajo de su cabeza al dormir, o sobre su hombro al estar despierta. El barco de la marine era el único que salía de su isla, al parecer en la isla Swallow no había nada, ni ciudad, ni asentamiento ni nada de nada. Eso fue un poco decepcionante para la rubia. Se hubiese podido alejar del templo hasta llegar al mar y hacer la vuelta a la isla, no hubiese encontrado nada. Y pensar que se había jugado la vida más que una vez intentando buscar la ciudad, pero antes de que saliera del bosque espeso siempre acababa pillada. Sus ojos miraban la isla a que el barco se acercaba. Este era su primer viaje en barco, y se mareó más de una vez, pero cuanto más miraba a la inmensidad, más le gustaba la sensación. La libertad. El viento azotando con fuerza su cara.
Los marines parecían buenas personas. Ser marine parecía estar bien, aunque nunca descubrió quien se encargó de destruir el templo. Solo después de aquello, podía pensar en que hacer con su vida. Por ahora, iba a viajar a otras islas, ya que no había nada en Swallow, e intentar, de alguna forma u otra, descubrirlo por sus propios medios, aunque Kou le había asegurado que la marina estaba justamente trabajando en eso. Se apoyó en el borde del barco con sus manos, para después poner uno de sus pies metálicos, de manera temerosa, en la madera del puerto. Debía sacar aún el otro pie del barco, pero este se movía como una gelatina. Le daba miedo. Uno de los marines le ofreció la mano para que encontrase algo de estabilidad, e intentó animarla y darle coraje. Wow... no sabía que iba a ser tan difícil ir en barco, aunque en el puerto de Lvneel podía ver barcos muchísimo más grandes que el de la marina, los cuales dudaba que se menearan tanto en el agua. En uno de ellos es donde quería viajar la próxima vez.
Los marines mencionaron algo sobre provisiones, suponía que estar en una isla desierta y no tener ni idea de como cultivar comida era difícil, ya que en el templo se hacían sus propios cultivos de lo suficiente como para no morir de hambre. Saludó y agradeció de nuevo lo que habían hecho por ella. Era tiempo de encontrar su propio camino en la vida. De ser libre.
La ciudad se extendía allá donde alcanzaba la vista, y los edificios eran enormes, pintados de colores agradables. Sus ojos brillaban de manera juguetona. Estar libre era genial. La isla olía de manera diferente, era como si estuviese en otro mundo, totalmente diferente. El puerto rebozaba de personas, y algunas personas vestidas de uniforme resguardaban la entrada a la ciudad. - ¡Reino de Lvneel! ¡Ya estoy aquí! - gritó con todas las fuerzas del entusiasmo, haciendo que varias miradas se clavasen en la rubia, pero eso le importaba bien poco porque el entusiasmo, era mucho más grande que el miedo.
Los marines parecían buenas personas. Ser marine parecía estar bien, aunque nunca descubrió quien se encargó de destruir el templo. Solo después de aquello, podía pensar en que hacer con su vida. Por ahora, iba a viajar a otras islas, ya que no había nada en Swallow, e intentar, de alguna forma u otra, descubrirlo por sus propios medios, aunque Kou le había asegurado que la marina estaba justamente trabajando en eso. Se apoyó en el borde del barco con sus manos, para después poner uno de sus pies metálicos, de manera temerosa, en la madera del puerto. Debía sacar aún el otro pie del barco, pero este se movía como una gelatina. Le daba miedo. Uno de los marines le ofreció la mano para que encontrase algo de estabilidad, e intentó animarla y darle coraje. Wow... no sabía que iba a ser tan difícil ir en barco, aunque en el puerto de Lvneel podía ver barcos muchísimo más grandes que el de la marina, los cuales dudaba que se menearan tanto en el agua. En uno de ellos es donde quería viajar la próxima vez.
Los marines mencionaron algo sobre provisiones, suponía que estar en una isla desierta y no tener ni idea de como cultivar comida era difícil, ya que en el templo se hacían sus propios cultivos de lo suficiente como para no morir de hambre. Saludó y agradeció de nuevo lo que habían hecho por ella. Era tiempo de encontrar su propio camino en la vida. De ser libre.
La ciudad se extendía allá donde alcanzaba la vista, y los edificios eran enormes, pintados de colores agradables. Sus ojos brillaban de manera juguetona. Estar libre era genial. La isla olía de manera diferente, era como si estuviese en otro mundo, totalmente diferente. El puerto rebozaba de personas, y algunas personas vestidas de uniforme resguardaban la entrada a la ciudad. - ¡Reino de Lvneel! ¡Ya estoy aquí! - gritó con todas las fuerzas del entusiasmo, haciendo que varias miradas se clavasen en la rubia, pero eso le importaba bien poco porque el entusiasmo, era mucho más grande que el miedo.
InvitadoInvitado
Re: First time in the Kingdom~ [Bad boy]
Eden , ¿Dónde estaría Eden? Hoy hacía varios meses desde que Mat tomara la decisión de dejar a su “familia” en isla chatarra, como el la llamaba, para embarcarse en su propia vida, en su propio viaje. Allí dejaría un hermano pequeño, un abuelo que era más bien un padre o por lo menos su recuerdo y una añoranza por el hogar como jamás había sentido. Los pocos recuerdos que le iban llegando de su verdadera familia en Skypiea, le hacían afianzar más si cabe el respeto y gratitud que procesaba hacia la familia que realmente le acogió y cuido en tierra firme, en la tierra de los humanos, que es como su padre biológico decía con desprecio al referirse a todo lo que sus ojos contemplaban al agachar la mirada desde las nubes. Era inevitable recordar aquello y no querer dar la vuelta, hasta para una personalidad como Matheo, un tipo ciertamente muy independiente y que la verdad, requería poca atención para sobrevivir, no por nada se había abierto un caminito, corto, pero seguro, en este mundo pirata. Sin saber ni cómo llegó hasta allí, el muchacho de pelo moreno se encontraba enfrascado en un debate eterno con un señor de avanzada edad que se situaba tras un mostrador.
-¡Pero se puede saber que locura le pasa por la cabeza, ese precio está fuera de todo razonamiento! - Decía alterado el recién llegado turista, Mat. – Escucha niño, aquí no se puede regatear, si no quieres el arma, haz el favor de marcharte por dónde has venido, no pienso cambiar de opinión. – La joya de la corona por la que discuten es una katana, un sable completamente negro de una calidad bastante grande, para el mar en el que estaban, ese tipo de armas raramente se veían allí, Mat sentía que no podía ni debía dejar escapar aquella oportunidad. – Vamos a ver, ¿qué es lo que usted no entiende? No tengo el dinero suficiente, es verdad, pero esa arma debe ser mía, ¿tan difícil es de entender? - Con un razonamiento tan estúpido como ese, con ese mismo, llevaba defendiendo su idea el moreno. – Yo vendo cosas, las cosas tienen un precio. - Gesticulaba, ridiculizando a su compañero de conversación, el anciano estaba muy cansado de aquel debate. – Si no alcanzas ese precio, NO SE VENDE. – La frente de Mat choca contra el mostrador, no entiende por qué no es comprendido y la frustración empieza a nacer en él.
Desde que tuviera la famosa pelea de la isla C con el cazador de recompensas, donde su arma quedaría inútil, era como un pájaro sin alas, sin katana, se sentía indefenso. Entra una mujer con sus tres hijos, dos bebes y una niña de siete años, los lloros de los bebes opacan por completo a Mat, quién se tiene que apartar del mostrador al ver que el anciano le hace un gesto con la mano, son clientes nuevos y él era un estorbo. Desilusionado sale de aquella tienda dando un portazo, pero no se va muy lejos, deposita su trasero sobre un bordillo cercano, concentrando su mirada en ver a la gente pasar, estaba cerca del puerto, así que había mucha afluencia de personas, daba igual la hora.
Mat parecía estar incluso algo deprimido, las ideas de regresar a su hogar volvían a ser recurrentes. ¿Tan pronto terminaría su viaje?
-¡Pero se puede saber que locura le pasa por la cabeza, ese precio está fuera de todo razonamiento! - Decía alterado el recién llegado turista, Mat. – Escucha niño, aquí no se puede regatear, si no quieres el arma, haz el favor de marcharte por dónde has venido, no pienso cambiar de opinión. – La joya de la corona por la que discuten es una katana, un sable completamente negro de una calidad bastante grande, para el mar en el que estaban, ese tipo de armas raramente se veían allí, Mat sentía que no podía ni debía dejar escapar aquella oportunidad. – Vamos a ver, ¿qué es lo que usted no entiende? No tengo el dinero suficiente, es verdad, pero esa arma debe ser mía, ¿tan difícil es de entender? - Con un razonamiento tan estúpido como ese, con ese mismo, llevaba defendiendo su idea el moreno. – Yo vendo cosas, las cosas tienen un precio. - Gesticulaba, ridiculizando a su compañero de conversación, el anciano estaba muy cansado de aquel debate. – Si no alcanzas ese precio, NO SE VENDE. – La frente de Mat choca contra el mostrador, no entiende por qué no es comprendido y la frustración empieza a nacer en él.
Desde que tuviera la famosa pelea de la isla C con el cazador de recompensas, donde su arma quedaría inútil, era como un pájaro sin alas, sin katana, se sentía indefenso. Entra una mujer con sus tres hijos, dos bebes y una niña de siete años, los lloros de los bebes opacan por completo a Mat, quién se tiene que apartar del mostrador al ver que el anciano le hace un gesto con la mano, son clientes nuevos y él era un estorbo. Desilusionado sale de aquella tienda dando un portazo, pero no se va muy lejos, deposita su trasero sobre un bordillo cercano, concentrando su mirada en ver a la gente pasar, estaba cerca del puerto, así que había mucha afluencia de personas, daba igual la hora.
Mat parecía estar incluso algo deprimido, las ideas de regresar a su hogar volvían a ser recurrentes. ¿Tan pronto terminaría su viaje?
InvitadoInvitado
Re: First time in the Kingdom~ [Bad boy]
Se sentía una nueva persona. Inspiró el aire fresco. Olía a gente, a nuevo, a mar y a diversión. Cosas nuevas estaban por pasar, y la verdad es que no podía tener más paciencia, esperando a que pasasen. Empezó a preguntar a la gente que venía desde la isla, diferentes cosas sobre la misma, pero muchos la miraban extraño y hasta la empujaban. No sabía nada de nada, pero no le importaría intentar su suerte por ella misma. ¡La diversión ya había empezado! Con el bolso vacío, sin comida, o dinero, la rubia emprendía su camino hacía el gran Reino de Lvneel. Sus movimientos saltarines hacían paso entre la gente, y entró sin pararse a pensar, entre los guardias que daban la bienvenida a la ciudad. Allá se encontró con un panorama que hacía que sus ojos brillasen de felicidad. Niños, mujeres, hombres, ancianos. Todos estaban ahí siguiendo sus actividades diarias con normalidad. Miró hacía la izquierda y derecha, para después decidir que tomaría el camino derechito al palacio, al parecer ahí había un palacio y ella lo quería ver, pues nunca había visto uno en su vida.
Empezó a tararear una canción pegadiza, quizás inventada, mientras que sus movimientos, más saltando que caminando en si, la dejaban ver a un lado y a otro y observar a casi todo el mundo que pasaba. Parecía ser que algo le había caído del bolso, o quizás ha visto algo extraño en un lado del camino, aunque ya había pasado el objetivo, saltó un par de veces hacía atrás, para llegar a la altura de lo que parecía ser un hombre. Bajó la mirada hasta dar con unos ojos tristes y pensativos. ¿Algo había pasado? Miró alrededor, pero no encontró el motivo del sufrimiento aparente. Tampoco vio que se le hubiese caído algo, aunque eso ya visto lo vista era bastante secundario. La muchacha flexionó las piernas metálicas, y se puso de cuclillas en frente del chico. Las puntas de su pelo tocaban el suelo ya que se había convertido en una bola humana de lo pequeña que estaba. Sus manos se tocaban entre si, mientras que bajaba la cabeza en búsqueda de la mirada ajena.
- ¿Estás bien? - preguntó, aunque de alguna forma podía decir que estaba bastante abatido. - ¿Te han robado? - segundos después de preguntar se dio cuenta que la pregunta era bastante estúpida, ya que la ciudad tenía guardias visibles, así que dudaba que fuera eso. Se sentía cierta seguridad en aquella isla. - ¿Acaso, tienes hambre? - ahí ya había tomado en consideración su propia personalidad. A falta de comida, se volvía triste y desolada, como si algo malo la hubiese pasado. De hecho, sólo con ver al chico se entristecía un poco. Comida... Debería buscar un sitio donde le dieran algo de comer. Unos dulces estarían bien. Mmmm... una paleta redonda de chuche.... Tragó en seco." Ese no era el momento para pensar en eso, baaaka. " se dijo a si misma. Ya habrá tiempo después de que intente solucionar el problema que el muchacho parecía tener.
Empezó a tararear una canción pegadiza, quizás inventada, mientras que sus movimientos, más saltando que caminando en si, la dejaban ver a un lado y a otro y observar a casi todo el mundo que pasaba. Parecía ser que algo le había caído del bolso, o quizás ha visto algo extraño en un lado del camino, aunque ya había pasado el objetivo, saltó un par de veces hacía atrás, para llegar a la altura de lo que parecía ser un hombre. Bajó la mirada hasta dar con unos ojos tristes y pensativos. ¿Algo había pasado? Miró alrededor, pero no encontró el motivo del sufrimiento aparente. Tampoco vio que se le hubiese caído algo, aunque eso ya visto lo vista era bastante secundario. La muchacha flexionó las piernas metálicas, y se puso de cuclillas en frente del chico. Las puntas de su pelo tocaban el suelo ya que se había convertido en una bola humana de lo pequeña que estaba. Sus manos se tocaban entre si, mientras que bajaba la cabeza en búsqueda de la mirada ajena.
- ¿Estás bien? - preguntó, aunque de alguna forma podía decir que estaba bastante abatido. - ¿Te han robado? - segundos después de preguntar se dio cuenta que la pregunta era bastante estúpida, ya que la ciudad tenía guardias visibles, así que dudaba que fuera eso. Se sentía cierta seguridad en aquella isla. - ¿Acaso, tienes hambre? - ahí ya había tomado en consideración su propia personalidad. A falta de comida, se volvía triste y desolada, como si algo malo la hubiese pasado. De hecho, sólo con ver al chico se entristecía un poco. Comida... Debería buscar un sitio donde le dieran algo de comer. Unos dulces estarían bien. Mmmm... una paleta redonda de chuche.... Tragó en seco." Ese no era el momento para pensar en eso, baaaka. " se dijo a si misma. Ya habrá tiempo después de que intente solucionar el problema que el muchacho parecía tener.
InvitadoInvitado
Re: First time in the Kingdom~ [Bad boy]
El aire fresco golpeaba el lateral de su rostro, haciéndole cerrar el ojo y llevarse una mano para hurgar en este. Mat estaba triste, pero era una tristeza… ¿de odio? ¿Se puede odiar de tristeza? Lo cierto es que para Mat odiar acompañado de cualquier otro sentimiento era bastante común, era un hombre repleto de historias para olvidar y en su mente figuraban demasiados nombres que eliminar. Una voz llama su atención, al levantar la recién agachada cabeza observa una chica rubia, es ella quién le pregunta, quién le habla. Mat se levanta de sopetón, limpiándose la cara al momento con ambas manos. – Y-Yo estoy bien, estoy bien… Estoy bien. - Dice tres veces. Mira desde una posición elevada a la muchacha, medía cerca de un metro noventa pero aún y así alza el rostro, la mira desde arriba, con una seguridad bastante débil, pero que no se rompería, antes le podían cortar una mano. – No necesito nada, ¿por qué me molestas? ¿Quién eres? - Contesta esta vez de una manera más agresiva. – No sé qué te hace pensar que necesito ayuda y menos de una niña. - El ego que habla por él es el mismo que mueve sus dientes para morderse los labios al ver salir aquella madre con sus bebes y su joven tercer hijo, incomprensiblemente uno de los niños lleva sobre sus manos el arma que Mat deseaba con todas su fuerza. Pero qué coño.
Los ojos del moreno se abren, se abren como si estuviera viendo algo que deseaba, que deseaba pero que estaba escapándose. Pasito tras pasito el pirata se encamina tras el niño. Está feliz, aquel chiquillo juega con el arma, ¿qué clase de madre le compra algo así a su hijo? Si algo tenía claro el pirata, es que la gente estaba más que enferma, de diez personas ocho tenían trapos sucios que ocultar y el noveno y el décimo seguro que algo se callaban. Si su propio padre lo desterró y dejó que vagara como un muerto de hambre por el mundo, por qué otros padres no le comprarían un arma como si fuera un juguete a sus hijos. Mat tenía poco que decir. Así que sin nada que agregar, con la moral en alto de nuevo y un nuevo propósito en mente se encaminaría tras el niño, esperando el momento de robarle lo que era suyo, lo que le pertenecía.
Mientras caminaba fue echando la vista atrás, contemplando a la chica de cabello rubio que se interesó por él. ¿De verdad le había visto tan débil? Si esa era la imagen que proyectaba, algo estaba funcionando mal. Una vez tras otra al entrar en contacto con la rubia, Mat, quién de orgulloso tenía un rato, fruncía el ceño y se giraba, pero no tardaba en volver a ojear.
Los ojos del moreno se abren, se abren como si estuviera viendo algo que deseaba, que deseaba pero que estaba escapándose. Pasito tras pasito el pirata se encamina tras el niño. Está feliz, aquel chiquillo juega con el arma, ¿qué clase de madre le compra algo así a su hijo? Si algo tenía claro el pirata, es que la gente estaba más que enferma, de diez personas ocho tenían trapos sucios que ocultar y el noveno y el décimo seguro que algo se callaban. Si su propio padre lo desterró y dejó que vagara como un muerto de hambre por el mundo, por qué otros padres no le comprarían un arma como si fuera un juguete a sus hijos. Mat tenía poco que decir. Así que sin nada que agregar, con la moral en alto de nuevo y un nuevo propósito en mente se encaminaría tras el niño, esperando el momento de robarle lo que era suyo, lo que le pertenecía.
Mientras caminaba fue echando la vista atrás, contemplando a la chica de cabello rubio que se interesó por él. ¿De verdad le había visto tan débil? Si esa era la imagen que proyectaba, algo estaba funcionando mal. Una vez tras otra al entrar en contacto con la rubia, Mat, quién de orgulloso tenía un rato, fruncía el ceño y se giraba, pero no tardaba en volver a ojear.
InvitadoInvitado
Re: First time in the Kingdom~ [Bad boy]
El chico se levantó de sopetón, haciendo que Kotori ponga una mano en el suelo para no perder el equilibrio. ¿Qué mosca le había picado? Notó que el chico era mucho mas alto que ella, y mucho más desde esa posición, cosa que le pareció divertida, aunque viviendo en un templo uno aprende que la fuerza no está ligada siempre a altura o al peso del cuerpo. La fuerza es algo del interior, que se tiene que cultivar día a día. De eso, la rubia ya sabía un rato. No parecía débil, pero tampoco fuerte. Una chica normal, que saltaba a la vista que acababa de emprender su camino, por lo ingenua que sonaba muchas veces. Total, la llamó niña y se fue refunfuñando, seguramente la veía como un estorbo, aunque a ella no se le quitó de la mente la posición en la que lo había encontrado. No llegó a contestar a ninguna de sus preguntas, recién se ponía de pies y dio un par de palmadas para quitar las pequeñas piedras de entre sus manos metálicas.
Observó que él seguía a una mujer que había salido de una tienda con sus hijos. La tienda parecía vender armas, aunque eso a ella poco la interesaba, ya que no sabía usar ninguna. No se sintió observada en ningún momento, más bien sobrecogida por aquello que había pasado, que había despertado su curiosidad. La habían avisado que las personas actuaban diferente más allá de su isla, y pues estaba ahí para explorar ¿no?. Con pasos rápidos no tardó en ponerse nuevamente a la altura del muchacho. No sabía si esa era el resto de familia, pero eso era lo primero que se le ocurría. Si no, ¿porqué iba a seguirlos? Sin tomar medidas, la muchacha abrió la boca casi gritando.
- ¿Es esta tu madre? ¡Oka-san! - gritó de manera alegre, para luego saludar animada a la mujer que se volteó, mirándola de manera extraña. - ¿A dónde vas? Yo la verdad es que soy nueva aquí.... estoy buscando algo de diversión. ¡Quiero explorar la ciudad! ¿Eres de esta isla? ¿Cómo te llamas? ¿Cuantos años tienes? - a medida que hacía preguntas, se movía a un lado y a otro del chico, asomando la cabeza a veces por la izquierda, a veces por la derecha. Ya estaba buscando a alguien con quien hablar, y, pues.... Aunque él no la parecía agradar, en el fondo, Kotori pensó que el chico sólo parecía duro, no que también lo fuese. Seguramente era una persona genial con quien pasear por el reino y ver cosas nuevas. ¡Se moría de curiosidad, literalmente!
Observó que él seguía a una mujer que había salido de una tienda con sus hijos. La tienda parecía vender armas, aunque eso a ella poco la interesaba, ya que no sabía usar ninguna. No se sintió observada en ningún momento, más bien sobrecogida por aquello que había pasado, que había despertado su curiosidad. La habían avisado que las personas actuaban diferente más allá de su isla, y pues estaba ahí para explorar ¿no?. Con pasos rápidos no tardó en ponerse nuevamente a la altura del muchacho. No sabía si esa era el resto de familia, pero eso era lo primero que se le ocurría. Si no, ¿porqué iba a seguirlos? Sin tomar medidas, la muchacha abrió la boca casi gritando.
- ¿Es esta tu madre? ¡Oka-san! - gritó de manera alegre, para luego saludar animada a la mujer que se volteó, mirándola de manera extraña. - ¿A dónde vas? Yo la verdad es que soy nueva aquí.... estoy buscando algo de diversión. ¡Quiero explorar la ciudad! ¿Eres de esta isla? ¿Cómo te llamas? ¿Cuantos años tienes? - a medida que hacía preguntas, se movía a un lado y a otro del chico, asomando la cabeza a veces por la izquierda, a veces por la derecha. Ya estaba buscando a alguien con quien hablar, y, pues.... Aunque él no la parecía agradar, en el fondo, Kotori pensó que el chico sólo parecía duro, no que también lo fuese. Seguramente era una persona genial con quien pasear por el reino y ver cosas nuevas. ¡Se moría de curiosidad, literalmente!
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Re: First time in the Kingdom~ [Bad boy]
¿La madre de Mat? Aquel comentario incendió una maquinaria apagada en la cabeza del ángel, quién tenía una manera peculiar de hacer las cosas, estaba a punto de comprobarlo. Entre saltos casi cómicos y preguntas, para Mat eso fue colmando el vaso, sin embargo una sonrisa se dibujaba en su rostro acompañado de varias gotas de sudor frio. Cuando el pequeño Rob levanta el arma, empuñada con sus dos manitas, intenta hacerla descender con fiereza, pero el arma no baja ni un centímetro … Lo vuelve a intentar, pero sucede exactamente lo mismo. Matheo tenía el arma sujetada con su diestra, por el filo- Hola hermano. - Miró hacia la rubia. - Dile hola a mi hermanito. – Dice, con una voz suave y relajante. Había levantado el arma y al niño con ella, pues no la soltó. Matheo balancea el arma (con la impasible mirada de su madre, que recién había dado la vuelta) y el balanceo hace que el niño la suelte y se eleve más o menos unos veinte centímetros mientras la katana hace una rotación perfecta para encajar el mango justo en la mano del ángel. – Adiooos. - Susurra, para después de un corte fino, pero brusco al mismo tiempo, cortar por la mitad al niño.
La katana pasó tan veloz que el cuerpo del niño llegó a chocar contra el suelo todavía entero, pero fue separándose poco a poco, se podía ver como sus ojos se alejaban, hasta que por fin, toda la mitad de su cuerpecito se separó de la otra. Un impacto de sangre choca contra la cara tanto de la madre y Mat, como de la chica rubia justo detrás del pirata y los hermanos del niño muerto. – Hola mamá. - Saluda con la mano mientras da un paso al frente. La madre no puede ni hablar, tan solo apoya su mano sobre el carrito de los bebés, atónita. La katana se vuelve a mover, esta vez es una estocada directa al vientre de la mujer. Mat, tras esa estocada rodea a la pelirroja (color del pelo de la madre) rápido saca su espada del cuerpo, para una vez rodeada por detrás ponérsela en la garganta. Ahora lo que separaba a la rubia tan agradable y a Mat, era el cuerpo de una mujer de unos cuarenta años que se estaba desangrando. - ¿No querías diversión? Hice esto por ti, para que nos divirtamos, para agradecerte tus palabras. – sobre el hombro izquierdo de la madre, los ojos color rojo del pirata, los cuales parecían sostenerse por arte de magia, ambos clavados en la niña rubia.
La katana pasó tan veloz que el cuerpo del niño llegó a chocar contra el suelo todavía entero, pero fue separándose poco a poco, se podía ver como sus ojos se alejaban, hasta que por fin, toda la mitad de su cuerpecito se separó de la otra. Un impacto de sangre choca contra la cara tanto de la madre y Mat, como de la chica rubia justo detrás del pirata y los hermanos del niño muerto. – Hola mamá. - Saluda con la mano mientras da un paso al frente. La madre no puede ni hablar, tan solo apoya su mano sobre el carrito de los bebés, atónita. La katana se vuelve a mover, esta vez es una estocada directa al vientre de la mujer. Mat, tras esa estocada rodea a la pelirroja (color del pelo de la madre) rápido saca su espada del cuerpo, para una vez rodeada por detrás ponérsela en la garganta. Ahora lo que separaba a la rubia tan agradable y a Mat, era el cuerpo de una mujer de unos cuarenta años que se estaba desangrando. - ¿No querías diversión? Hice esto por ti, para que nos divirtamos, para agradecerte tus palabras. – sobre el hombro izquierdo de la madre, los ojos color rojo del pirata, los cuales parecían sostenerse por arte de magia, ambos clavados en la niña rubia.
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Re: First time in the Kingdom~ [Bad boy]
Todo pasó tan de prisa, que no pudo reaccionar hasta la mismísimo final. Nunca había visto tanta sangre en su vida. Lo que pasó primero Kotori no le vio mal alguno. Ella en realidad pensaba que esa era su familia, o quería pensarlo, por lo cual Mat sujetando al niño en los brazos y tomando el arma que este sujetaba no parecía ser para nada algo malo, ya que,bueno, eran familia y eso. La rubia no tenía familia, y no conocía mucho sobre las relaciones familiares, pero decidió no meterse donde no la llamaban. Sonrió y agitó la mano contenta, sin saber la desgracia que se avecinaba. Sus ojos se abrieron como platos, quedando atónita ante el movimiento de espada. El cuerpo del niño se separó poco después, dejando una mancha de sangre sobre ambas mujeres, quien curiosamente tenían la misma expresión. - ¡Huyan ya! - gritó con rabia, pero aún sin poder moverse de aquel sitio. La sangre la impresionó más de lo que debería. Nunca había visto a alguien morir de una forma tan bárbara. Nunca había presenciado un asesinato. Ni tan siquiera pensó que era posible que una katana cortase un cuerpo humano de esa forma....
Sus palabras no sirvieron más que los dos críos se pusieran a llorar ante el asesinato de su hermano pequeño. ¡Qué estaba ocurriendo! ¿Porqué eso? Sus ojos dejaron escapar un par de lágrimas, que cayeron justo sobre las manchas de sangre de su túnica. Dejó de mirar al asesino, para empezar a correr y coger un crío en un brazo y el otro en el otro brazo. Lo había visto en sus ojos. Había visto que la persona con la que había hablado minutos atrás, no era una persona normal. Era un lunático. Un mero asesino cuya sed de sangre pasaban los límites de cualquier humano. La gente no tardó en darse cuenta de lo que ocurría. Algunos se quedaron mirando en la lejanía, algunos ya empezaban a correr asustados. La rubia se paró en frente de un hombre, prácticamente entregándole los niños sin lidiar palabra para encarar la escena del asesinato de nuevo.
Mat ya había punzado el abdomen de la madre, y la sangre lo cubría todo. El hilo reburbujeante salía de la herida sobre las piernas débiles de la mujer. Eran sus últimos momentos. Sentía como el alto chico la miraba fríamente, como su su corazón había perdido cualquier rastro de humanidad. El metal negro tocaba el cuello de la pelirroja, dejando a Kotori en una posición bastante... impotente. La distancia que había tomado de la escena, y el acercamiento entre el asesino y la víctima, hacía que la muchacha ya la daría por perdida. Aún así se acercó con pasos lentos, alzando las manos en alto para que el no se sintiese acorralado. - Hermano... no tienes porqué seguir. Ella ya se está muriendo... Déjala ir y hablemos... - intentó recordar todas las enseñanzas del templo. Rezó a todos los dioses que antes había pensado inútiles. Y, de nuevo, se preguntó si realmente existían, porque si lo hacen, no tienen ni puta idea de lo difícil que es vivir en la tierra.
- Vamos a pensar con tranquilidad... Deja el arma abajo, lentamente, y vamos a hablar un poco... Seguro que no es algo que pensaste hacer... Es obre del demonio, yo lo entiendo. Yo te entiendo, hermano. - su voz era fuerte, aunque dejaba ver una fuerza superficial. Estaba asustada. Nunca había visto algo así en su vida. Escogió no huir por simple humanidad, pero lo hubiese hecho. Ese era el último lugar donde pensaba estar. Se había culpado por hablar con él. ¿Porqué tenía que ser ella la que presenciaba ese tipo de suceso? Seguía mirando los cuerpos... Y las vísceras del niño salir de la mitad superior de su cuerpo. Respiró intranquila. Aquello era algo que se escapaba de su fuerza o entendimiento.
Sus palabras no sirvieron más que los dos críos se pusieran a llorar ante el asesinato de su hermano pequeño. ¡Qué estaba ocurriendo! ¿Porqué eso? Sus ojos dejaron escapar un par de lágrimas, que cayeron justo sobre las manchas de sangre de su túnica. Dejó de mirar al asesino, para empezar a correr y coger un crío en un brazo y el otro en el otro brazo. Lo había visto en sus ojos. Había visto que la persona con la que había hablado minutos atrás, no era una persona normal. Era un lunático. Un mero asesino cuya sed de sangre pasaban los límites de cualquier humano. La gente no tardó en darse cuenta de lo que ocurría. Algunos se quedaron mirando en la lejanía, algunos ya empezaban a correr asustados. La rubia se paró en frente de un hombre, prácticamente entregándole los niños sin lidiar palabra para encarar la escena del asesinato de nuevo.
Mat ya había punzado el abdomen de la madre, y la sangre lo cubría todo. El hilo reburbujeante salía de la herida sobre las piernas débiles de la mujer. Eran sus últimos momentos. Sentía como el alto chico la miraba fríamente, como su su corazón había perdido cualquier rastro de humanidad. El metal negro tocaba el cuello de la pelirroja, dejando a Kotori en una posición bastante... impotente. La distancia que había tomado de la escena, y el acercamiento entre el asesino y la víctima, hacía que la muchacha ya la daría por perdida. Aún así se acercó con pasos lentos, alzando las manos en alto para que el no se sintiese acorralado. - Hermano... no tienes porqué seguir. Ella ya se está muriendo... Déjala ir y hablemos... - intentó recordar todas las enseñanzas del templo. Rezó a todos los dioses que antes había pensado inútiles. Y, de nuevo, se preguntó si realmente existían, porque si lo hacen, no tienen ni puta idea de lo difícil que es vivir en la tierra.
- Vamos a pensar con tranquilidad... Deja el arma abajo, lentamente, y vamos a hablar un poco... Seguro que no es algo que pensaste hacer... Es obre del demonio, yo lo entiendo. Yo te entiendo, hermano. - su voz era fuerte, aunque dejaba ver una fuerza superficial. Estaba asustada. Nunca había visto algo así en su vida. Escogió no huir por simple humanidad, pero lo hubiese hecho. Ese era el último lugar donde pensaba estar. Se había culpado por hablar con él. ¿Porqué tenía que ser ella la que presenciaba ese tipo de suceso? Seguía mirando los cuerpos... Y las vísceras del niño salir de la mitad superior de su cuerpo. Respiró intranquila. Aquello era algo que se escapaba de su fuerza o entendimiento.
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