Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
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No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
El astro sol brillaba con toda su esplendor aquel hermoso día de verano en el próspero Reino Lvneel. La posición y la intensidad de su luz sugería ya la hora tan esperada de saborear cualquier delicioso alimento. Una pequeña rubia se encontraba parada en el medio del camino sosteniendo un libro. “Las nubes parecen estar hechas de algodón de azúcar” pensar esto, provocaba la constante protesta de su estómago quién gruñía con insistencia. Con la mirada perdida, enfocada en el cielo de un azul intenso, no daba mucho crédito de lo que pasaba a su alrededor – ¡Señorita!- Un grito cerca de ella pareció traerla nuevamente a la realidad. Al mirar a su delantera notó que provenía de un hombre, este último la miraba exasperado con el ceño fruncido indicando que hacía ya un momento que le estaba hablando… pero ella ni cuenta - ¿Acaso no escuchó lo que le dije? Tenemos que huir. ¡Un monstruo ha entrado a la ciudad! -Exclamó agitado moviendo con existencia sus piernas. Estaba claro que en cualquier momento saldría disparado sin mirar a atrás.
-¿Un monstruo?- Los ojos azulados de la joven se abrieron de par en par sorprendidos. El tono de voz con el cual había formulado la pregunta, parecía más curioso que aterrorizado. Además, ahora que había puesto los pies en la tierra pudo notar como las personas a su alrededor huían espantadas. Otras se encerraban en sus respectivas casas sellando puertas y ventanas mientras que algunas corrían en busca de la máxima autoridad conocida como “los caballeros” para al fin sentirse protegidos. La calma y la paz de la famosa isla se vio perturbada por aquel “intruso” trayendo el caos a sus puertas- ¡Si! Una especie de perro o lobo gigante humanizado. No estoy seguro, lo vi de lejos y en verdad no estoy tentado de confirmar… ¡No deseo ser comida de nadie!- Tras decir esto se lanzó a correr como si su vida dependiera de ello, la satisfacción de haber advertido a los otros ya cumplida, más no era su problema lo que haría aquella chiquilla despistada.
La ojiazulada se quedó inmóvil unos segundos, cualquiera que no la conociera hubiera pensado que estaba paralizada debido al terror que la sacudía. Estaban completamente equivocados - ¿¡ Un perro gigante?!- Sus ojos se iluminaron reflejando una gran excitación y sin pensarlo dos veces, apresuró el paso siguiendo la dirección donde le habían advertido que ese supuesto monstruo se había dirigido. Había escuchado rumores circulando en las islas cercanas sobre la presencia de una criatura que se asemejaba a lo que le habían descrito. ¡No había imaginado que el rumor fuera verdad! Estaba ansiosa de poder confirmarlo con sus propias ojos y al fin saciar su curiosidad. Sus largos rizos dorados revoloteaban en opulenta libertad por su espalda, en cada uno de sus enérgicos pasos.
-¿Un monstruo?- Los ojos azulados de la joven se abrieron de par en par sorprendidos. El tono de voz con el cual había formulado la pregunta, parecía más curioso que aterrorizado. Además, ahora que había puesto los pies en la tierra pudo notar como las personas a su alrededor huían espantadas. Otras se encerraban en sus respectivas casas sellando puertas y ventanas mientras que algunas corrían en busca de la máxima autoridad conocida como “los caballeros” para al fin sentirse protegidos. La calma y la paz de la famosa isla se vio perturbada por aquel “intruso” trayendo el caos a sus puertas- ¡Si! Una especie de perro o lobo gigante humanizado. No estoy seguro, lo vi de lejos y en verdad no estoy tentado de confirmar… ¡No deseo ser comida de nadie!- Tras decir esto se lanzó a correr como si su vida dependiera de ello, la satisfacción de haber advertido a los otros ya cumplida, más no era su problema lo que haría aquella chiquilla despistada.
La ojiazulada se quedó inmóvil unos segundos, cualquiera que no la conociera hubiera pensado que estaba paralizada debido al terror que la sacudía. Estaban completamente equivocados - ¿¡ Un perro gigante?!- Sus ojos se iluminaron reflejando una gran excitación y sin pensarlo dos veces, apresuró el paso siguiendo la dirección donde le habían advertido que ese supuesto monstruo se había dirigido. Había escuchado rumores circulando en las islas cercanas sobre la presencia de una criatura que se asemejaba a lo que le habían descrito. ¡No había imaginado que el rumor fuera verdad! Estaba ansiosa de poder confirmarlo con sus propias ojos y al fin saciar su curiosidad. Sus largos rizos dorados revoloteaban en opulenta libertad por su espalda, en cada uno de sus enérgicos pasos.
InvitadoInvitado
Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
Majestuoso día se estaba dando en el Reino de Lvneel. Uno de esos que rejuvenecían a los ancianos, le daban una increíble fuerza a los pequeños para correr y las amas de casas aprovechan para terminar los quehaceres domestico sin problema alguno, pero la calma no duro demasiado por la inesperada visita de un mestizo que no dudo ingresar a la zona de las granjas para buscar su alimento. Salto el cerco perimetral sin mayores problemas y guiado por su olfato se dirigió hacia una enorme, gorda y solitaria vaca que pastaba a los alrededores. Sus sentidos se afianzaron para comenzar a moverse en contra del viento para que su presa no se percatase de su presencia, caminando en cuatros patas y pegando su pecho contra el suelo en cuanto ese herbívoro alzaba su cabeza como si su sexto sentido le estuviese advirtiendo de la situación. En cuanto creyó que podía acabarla, salto sobre su espalda clavando las uñas de sus brazos alrededor de sus hombros y abriendo su mandíbula, clavo sus colmillos en su cuello provocándole una muerte inmediata a la criatura. El último grito del ganado advirtió a su propietario que salió con su arma de fuego en mano, observando una escena sacado de los cuentos de hadas: una enorme criatura de una tez oscura, se elevaba por detrás del cadáver con toda su mandíbula manchada de sangre. Gruño al humano para hacerle saber que ese era su alimento para hacer el ademan que iba a moverse hacia su presencia, provocando que este disparase al aire. Enojado, el Mink solo atino a gruir más fuerte mostrando sus colmillos tirando un zarpazo al aire, salpicando con el líquido vital de su presa.- Ni comer tranquilo, lo dejan a uno. -Mascullo molesto Mishael para arrancar un pedazo de carne a la altura del tórax de su alimento, para sentarse sobre su trasero y proseguir con su almuerzo.-
Nunca se hubiese imaginado que ese cobarde iría advirtiéndole a toda la ciudad que justo a las afueras de este, donde el bosque y la parte ganadera se unían, una misteriosa criatura ataco su granja haciendo estragos a sus animales. Incrédulos y creyendo que había bebido demás le reprocharon que no bromease con eso, que se inventara otra excusa mejor para no trabajar pero siguió insistiendo hasta el punto de que un grupo reducido de 3 individuos exhausto, le hicieron y lo siguieron de cerca. Grata sorpresa se llevaron al ver el cadáver de la vaca vaciada en su interior y con una enorme herida abierta a la altura de su estómago. Aún más cuando observaron sobre la piel del vacuno una huella de sangre de lo que se asemejaba una mano humana pero mucho más grande que la de ellos; y unos pasos, también sucios con ese líquido, se dirigía hacia el interior de la casa. ¿Era factible seguir el rastro? Se preguntaron entre todos, porque si logro acabar como si nada con ese animal a ellos los aniquilaría como si nada. Estuvieron dudativos un buen rato hasta que juntaron el valor necesario y decidieron corrobra que nadie se encontrase en la casa. Caminando con mucha cautela llegaron hasta la puerta principal, la cual también se encontraba sucia con ese rastro. El dueño contuvo las ganas de devolver su desayuno y tapando su nariz para que el olor no siguiera penetrándolo, decidió que era el momento para abrir la puerta y que los dioses decidieran que sucedería a continuación.
La puerta se abrió para todos, pero el causante no había sido el trio de miedosos sino el peliblanco salía del hogar con una botella de leche en sus brazos, parpadeando de forma constante al ver a esos diminutos humanos enfrente suyo. Los cuatros cruzaron miradas por unos segundos, ninguno se atrevía hablar aunque otros comenzaron a temblar y a tartamudear, confundiéndolo aún más al moreno. ¿Que deseaban esos sujetos?
Nunca se hubiese imaginado que ese cobarde iría advirtiéndole a toda la ciudad que justo a las afueras de este, donde el bosque y la parte ganadera se unían, una misteriosa criatura ataco su granja haciendo estragos a sus animales. Incrédulos y creyendo que había bebido demás le reprocharon que no bromease con eso, que se inventara otra excusa mejor para no trabajar pero siguió insistiendo hasta el punto de que un grupo reducido de 3 individuos exhausto, le hicieron y lo siguieron de cerca. Grata sorpresa se llevaron al ver el cadáver de la vaca vaciada en su interior y con una enorme herida abierta a la altura de su estómago. Aún más cuando observaron sobre la piel del vacuno una huella de sangre de lo que se asemejaba una mano humana pero mucho más grande que la de ellos; y unos pasos, también sucios con ese líquido, se dirigía hacia el interior de la casa. ¿Era factible seguir el rastro? Se preguntaron entre todos, porque si logro acabar como si nada con ese animal a ellos los aniquilaría como si nada. Estuvieron dudativos un buen rato hasta que juntaron el valor necesario y decidieron corrobra que nadie se encontrase en la casa. Caminando con mucha cautela llegaron hasta la puerta principal, la cual también se encontraba sucia con ese rastro. El dueño contuvo las ganas de devolver su desayuno y tapando su nariz para que el olor no siguiera penetrándolo, decidió que era el momento para abrir la puerta y que los dioses decidieran que sucedería a continuación.
La puerta se abrió para todos, pero el causante no había sido el trio de miedosos sino el peliblanco salía del hogar con una botella de leche en sus brazos, parpadeando de forma constante al ver a esos diminutos humanos enfrente suyo. Los cuatros cruzaron miradas por unos segundos, ninguno se atrevía hablar aunque otros comenzaron a temblar y a tartamudear, confundiéndolo aún más al moreno. ¿Que deseaban esos sujetos?
InvitadoInvitado
Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
De manera inmediata se dio cuenta que el camino principal, normalmente tan lleno de ciudadanos y de comercios activos, ahora se encontraba cada vez más vacío en cuanto la distancia entre ella y las afueras de la ciudad disminuía. Sin embargo, cuando creía ya haber salido de aquella localidad, se percató con un cierto desagrado que había regresado al mismo lugar de donde había venido y no teniendo mas opción que repetir este proceso varias veces para su desgracia. En una de esas vueltas, no sabía como fue que se las arregló para tropezar con un obstáculo del camino provocando que fuera a dar al suelo y lanzara el libro que anteriormente sostenía. Se levantó de un salto haciendo un puchero como queja entretanto se sobaba con la mano el rasguño sobre su rodilla paraa a continuación recoger el libro sobre el suelo con la intención de guardarlo en la pequeña mochila que llevaba. Después de muchos intentos, al fin llegó a un punto que parecía ser la entrada de un bosque a proximidad de una cadena de granjas, se detuvo durante un instante colocando sus manos sobre sus rodillas e inclinándose levemente mientras intentaba recobrar su aliento después de tal carrera.
-Eso es... lo que yo llamo ejercitarse…- Susurró con la respiración agitada para luego erguirse levemente y con la ayuda de sus manos, llevar su largo cabello a un lado mientras analizaba con su mirada los alrededores buscando ubicarse, esto último jamás se le había dado bien. A cada paso que daba peinaba con sus dedos los largos rizos alborotados con cierta ansiedad. El tiempo que había perdido intentando encontrar el camino correcto era preciado y en verdad temía que por culpa de su mala orientación la oportunidad de cruzarse con aquella criatura se hubiera desvanecido. Se dirigió hacia la primera granja a su delantera trotinando mientras dejaba que una brisa fresca acariciara su espalda al descubierto. Si por casualidad aquel sitio no era el indicado, preguntaría a los granjeros de la zona donde fue la última vez que habían apercibido aquel “Perro gigante” ya ahí vería que hacer.
Algo tirado sobre el suelo a lo lejos captó su atención. Enfocó su vista en aquella dirección intentando ver mejor - ¿Una vaca?- Había algo raro en aquel animal. No parecía estar tomando una siesta relajante del medio día, sin mencionar que la posición del cuerpo era por demás de rara y para rematar el pasto a su alrededor tenía una tonalidad algo oscura… El silencio era el rey en aquel lugar bien podía escuchar el sonido de su respiración y el eco de sus pasos. Era como si todos los animales de aquella zona de granjas se hubieran enviado la nota para hacer el voto de silencio por unos instantes. Después de todo… parecía haber dado con el sitio indicado ¿No? Se dijo a si misma mientras tragaba grueso.
-Eso es... lo que yo llamo ejercitarse…- Susurró con la respiración agitada para luego erguirse levemente y con la ayuda de sus manos, llevar su largo cabello a un lado mientras analizaba con su mirada los alrededores buscando ubicarse, esto último jamás se le había dado bien. A cada paso que daba peinaba con sus dedos los largos rizos alborotados con cierta ansiedad. El tiempo que había perdido intentando encontrar el camino correcto era preciado y en verdad temía que por culpa de su mala orientación la oportunidad de cruzarse con aquella criatura se hubiera desvanecido. Se dirigió hacia la primera granja a su delantera trotinando mientras dejaba que una brisa fresca acariciara su espalda al descubierto. Si por casualidad aquel sitio no era el indicado, preguntaría a los granjeros de la zona donde fue la última vez que habían apercibido aquel “Perro gigante” ya ahí vería que hacer.
Algo tirado sobre el suelo a lo lejos captó su atención. Enfocó su vista en aquella dirección intentando ver mejor - ¿Una vaca?- Había algo raro en aquel animal. No parecía estar tomando una siesta relajante del medio día, sin mencionar que la posición del cuerpo era por demás de rara y para rematar el pasto a su alrededor tenía una tonalidad algo oscura… El silencio era el rey en aquel lugar bien podía escuchar el sonido de su respiración y el eco de sus pasos. Era como si todos los animales de aquella zona de granjas se hubieran enviado la nota para hacer el voto de silencio por unos instantes. Después de todo… parecía haber dado con el sitio indicado ¿No? Se dijo a si misma mientras tragaba grueso.
InvitadoInvitado
Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
Un silencio sepulcral comenzó a presentarse a los alrededores de esa granja acompañado por un viento frió que apenas movía el césped del suelo, como si de un mal augurio se tratara. El trió de sujetos aun permaneció sin decir ninguna palabra al encontrarse sorprendido por la imponente figura del Mink e incluso, el hecho de que su torso, boca y sus garras se encontrasen sucio con la sangre de la vaca tampoco ayudaba apaciguar las aguas. Bajo la mano que sostenía la botella de leche notando como los ojos de esos humanos lo seguían con suma atención: si este subía, sus cabezas hacían lo mismo; si iba para la derecha estos no querrían perderse ningún detalle. Las comisuras de sus labios se elevaron un poco dejando entre ver una sonrisa maléfica y algo picarona porque se divertiría un poco con esos ilusos: primero movió sus dedos, raspando con sus garras la madera provocando un chirrido bastante irritante para los que tuviesen el desagrado de escucharlo. Como era de esperarse, todos se taparían sus oídos y cerrando sus ojos, siendo aprovechado por el mitad-bestia para agachar la parte superior de su cuerpo, acercando su rostro contra el de los ajenos.- ¡Buuu ~! -Emitió con un timbre elevado expectante a ver la reacción de todos ellos pero no contó con que, llevaran sus orbes cerrados y no pudiesen escuchar nada.- Dije ... ¡BUUUU~! -Esta vez grito lo suficiente cerca para que cualquiera que estuviese a los alrededores pudiese oírlo con nitidez. Los hombres ante la cercanía de sus colmillos, el aroma a sangre que seguía en el ambiente y el elevado timbre del Mink, hicieron que gritasen a la par de este. Para luego salir huyendo como alma que lleva diablo.-
Verlos como tropezaban en su intento por no ser comido hicieron que el canino estallase de risa para terminar con su trasero sobre la madera, agarrándose su estómago a medida que su alegría se esparcía a los alrededores en forma de eco.- Esos sin pelos .... Huahuahuahua ... No puedo creer ... Huahuahuahua ... -El aire no era capaz de ingresar en la totalidad a sus pulmones y esto se reflejaba en su rostro que, a pesar de ser moreno, sus mejillas empezaban a tornarse de un tono rubí.- Que cayeran ... Huahuahuahua ... en algo como eso ... Huahuahuahua -El joven no entendía que con eso solo se había cavado su propia tumba y que era cuestión de tiempo hasta que viniesen por su cabeza, al ser una criatura peligrosa para ese poblado, a pesar de que solo se estaba divirtiendo con el miedo ajeno. Su albina cola se movía de manera rápida y constante asomándose por detrás de su espalda, denotando que tan feliz se hallaba en ese momento por esa broma. Olvidándose completamente de su entorno, lo cual no se percataría que una nueva presencia estaba llegando a donde él mas cuando el olor de la misma llegaría a su olfato seria tarde, porque se encontraba con sus ojos cerrados disfrutando de la gratitud de su maldad hacia el prójimo terminando de tomar su leche, escupiendo el ultimo sorbo al ver que las risas nuevamente harían acto de presencia en su ser.-
Verlos como tropezaban en su intento por no ser comido hicieron que el canino estallase de risa para terminar con su trasero sobre la madera, agarrándose su estómago a medida que su alegría se esparcía a los alrededores en forma de eco.- Esos sin pelos .... Huahuahuahua ... No puedo creer ... Huahuahuahua ... -El aire no era capaz de ingresar en la totalidad a sus pulmones y esto se reflejaba en su rostro que, a pesar de ser moreno, sus mejillas empezaban a tornarse de un tono rubí.- Que cayeran ... Huahuahuahua ... en algo como eso ... Huahuahuahua -El joven no entendía que con eso solo se había cavado su propia tumba y que era cuestión de tiempo hasta que viniesen por su cabeza, al ser una criatura peligrosa para ese poblado, a pesar de que solo se estaba divirtiendo con el miedo ajeno. Su albina cola se movía de manera rápida y constante asomándose por detrás de su espalda, denotando que tan feliz se hallaba en ese momento por esa broma. Olvidándose completamente de su entorno, lo cual no se percataría que una nueva presencia estaba llegando a donde él mas cuando el olor de la misma llegaría a su olfato seria tarde, porque se encontraba con sus ojos cerrados disfrutando de la gratitud de su maldad hacia el prójimo terminando de tomar su leche, escupiendo el ultimo sorbo al ver que las risas nuevamente harían acto de presencia en su ser.-
InvitadoInvitado
Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
La distancia que la separaba de la vaca tumbada sobre el suelo era cada vez mas corta y efectivamente… alrededor de aquel animal sangre coagulada se había esparcido, también parecía que le faltaba gran parte de su Anatomía... Un escalofrío le recorrió inmediatamente la espalda seguido de un repentino sobresalto que prácticamente le había puesto los pelos de punta luego de escuchar aquellos gritos a lo lejos, esto logró matar aquel silencio sepulcral sin piedad alguna -¡¿Que fue eso?!- Soltó alarmada llevándose una mano a su pecho debido a la impresión y sintiendo como su corazón se disparaba a más no poder. Al escuchar como aquel alboroto se dirigía hacia donde ella estaba, con rapidez se giró sobre su propio eje y pudo observar a unos tres hombres corriendo horrorizados como si un fantasma hubiesen visto. Uno de ellos tropezaba de vez en cuando cayendo al suelo de manera ridícula, las piernas de los otros dos temblaban tanto que parecía que ejercían un baile grotesco. Todos ellos pasaron de ella como si nunca hubiera estado ahí, sin dedicarle siquiera una mirada y entre chillidos, se encaminaron como desquiciados hacia la ciudad -¡¡L-Los C-Caballeros!!- Vociferaban algunos en su maratón desenfrenado mientras tropezaban y se levantaban sin cesar.
Al ver tal espectáculo, Lilian se quedó hecha piedra. No sabía si reírse o preocuparse y evidentemente todo su ser eligió reírse. Una contenida carcajada se le escapó de su garganta eclipsada por el eco de una fuerte risotada como fondo, la cual, no le pertenecía. Esto despertó de nuevo su insaciable curiosidad para así dejarse guiar por la euforia que inundaba el aire apresurándose de girar a la esquina detrás del granero y durante un instante, detuvo sus pasos debido a su asombro no creyendo lo que sus ojos le mostraban, la sorpresa fue tal que entreabrió sus labios dejando escapar una exclamación silenciosa. Pudo notar no muy lejos una silueta de lomo plateado retorciéndose de la risa, su mirada fue directamente interpelada por aquella blanca y peluda cola moviéndose con gran entusiasmo de un lado al otro y cuando estuvo lo suficiente cerca, aquellas peculiares orejas de animal sobre su cabeza. Jamás había visto algo así en su vida, parecía una criatura salida de uno de sus muchos libros de cuentos. Lentamente, intentando hacer el menor ruido posible, la pequeña rubia se acercó casi en puntillas. Una sonrisilla se dibujó entre sus labios al verlo con más detalle y el como se carcajeaba le hacia pensar a un cachorrito feliz de habar hecho algo bien, no parecía muy peligroso desde ese ángulo. A pesar de todo, cualquier ser humano con un mínimo de sentido común siquiera se hubiera planteado acercarse a tal ser desconocido pero ese era justamente el problema, está chica no lo poseía.
La distancia entre “el perro gigante” y ella era mínima. Ahora se encontraba a unos pasos en frente suyo y tenía que confesar que el hecho de sentirse mas pequeña que nunca, era evidente. Con la intención de hablarle y captar su atención levantó su mano hacia él pero se quedó en esa. Un chorro de leche chocó contra su rostro tomándola desprevenida – ¡Kyaaaaa!- Chilló con fuerza estremeciéndose por completo para luego pasar una mano por su cara en un vano intento de limpiarse. Ahora su blusa se encontraba húmeda de leche lo cual no era agradable. Olvidándose de su objetivo inicial fulminó al imponente joven con la mirada, teniendo que partirse el cuello para mirarlo a los ojos y poniendo sus brazos en jarra sobre su delicada cintura exclamó – ¡Gracias! Te agradezco mucho el hecho de haberme ensuciado con tu leche- Bufo con un muy bien marcado sarcasmo en cada una de sus palabras. Gotas de aquél liquido blanco aún se deslizaban por su mejilla dibujando un camino hacia su barbilla para al final desaparecer.
Al ver tal espectáculo, Lilian se quedó hecha piedra. No sabía si reírse o preocuparse y evidentemente todo su ser eligió reírse. Una contenida carcajada se le escapó de su garganta eclipsada por el eco de una fuerte risotada como fondo, la cual, no le pertenecía. Esto despertó de nuevo su insaciable curiosidad para así dejarse guiar por la euforia que inundaba el aire apresurándose de girar a la esquina detrás del granero y durante un instante, detuvo sus pasos debido a su asombro no creyendo lo que sus ojos le mostraban, la sorpresa fue tal que entreabrió sus labios dejando escapar una exclamación silenciosa. Pudo notar no muy lejos una silueta de lomo plateado retorciéndose de la risa, su mirada fue directamente interpelada por aquella blanca y peluda cola moviéndose con gran entusiasmo de un lado al otro y cuando estuvo lo suficiente cerca, aquellas peculiares orejas de animal sobre su cabeza. Jamás había visto algo así en su vida, parecía una criatura salida de uno de sus muchos libros de cuentos. Lentamente, intentando hacer el menor ruido posible, la pequeña rubia se acercó casi en puntillas. Una sonrisilla se dibujó entre sus labios al verlo con más detalle y el como se carcajeaba le hacia pensar a un cachorrito feliz de habar hecho algo bien, no parecía muy peligroso desde ese ángulo. A pesar de todo, cualquier ser humano con un mínimo de sentido común siquiera se hubiera planteado acercarse a tal ser desconocido pero ese era justamente el problema, está chica no lo poseía.
La distancia entre “el perro gigante” y ella era mínima. Ahora se encontraba a unos pasos en frente suyo y tenía que confesar que el hecho de sentirse mas pequeña que nunca, era evidente. Con la intención de hablarle y captar su atención levantó su mano hacia él pero se quedó en esa. Un chorro de leche chocó contra su rostro tomándola desprevenida – ¡Kyaaaaa!- Chilló con fuerza estremeciéndose por completo para luego pasar una mano por su cara en un vano intento de limpiarse. Ahora su blusa se encontraba húmeda de leche lo cual no era agradable. Olvidándose de su objetivo inicial fulminó al imponente joven con la mirada, teniendo que partirse el cuello para mirarlo a los ojos y poniendo sus brazos en jarra sobre su delicada cintura exclamó – ¡Gracias! Te agradezco mucho el hecho de haberme ensuciado con tu leche- Bufo con un muy bien marcado sarcasmo en cada una de sus palabras. Gotas de aquél liquido blanco aún se deslizaban por su mejilla dibujando un camino hacia su barbilla para al final desaparecer.
InvitadoInvitado
Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
La alegría que florecía de su alma y lo exhibía por medios exagerados entre risas y movimientos brusco de su cuerpo, se vio interrumpido por un chillido tan agudo que tuvo que llevar ambas manos hacia sus orejas en un intento por mermar la molestia.- ¿Qué demonios? -Grito por unos instantes mientras se cuerpo se inclinaba hacia adelante arrojando aquel envase de leche hacia el suelo, rompiéndose y esparciendo el poco contenido que le quedaba. Sus ojos se encontraban difuminados pero al ladear su cabeza con rapidez, la imagen se iba haciendo más nítida para poder observar a una pequeña humana enfrente suyo.- YA DEJA DE GRITAR QUE LASTIMAS MIS OREJAS. -Vocifero sin notar que estaba haciendo un uso más elevado de su timbre, hasta que su voz se oirá a unos cuantos metros a la redonda con lujo de detalle. De a poco iría sacando sus extremidades de su cabeza sintiendo como ese pitido de a poco iba mermando hasta el punto de desaparecer. En cuanto esto se produjo, no tardo en inclinarse hacia adelante adoptando una posición de cuatros patas primero observando la zona de su pecho, acercando su morena nariz hacia su tela dejando que se apoyara en la misma e inspirara para percatarse de que se trataba de su almuerzo. Sin mucho cuidado comenzó a lametear aquella zona para producirle una leve mordida y terminar de chupar el poco líquido blanco que había allí. Luego se trasladó hacia su mejilla donde su larga lengua se encargaría de limpiar su piel de la leche, dejándole ahora misma limpia pero con un leve rastro de su saliva.- Ese es mi almuerzo. No te atrevas a robarlo. -Expreso con enfado el canino que movió su lengua para limpiar sus labios de los restos que había quedado producto de succionar sus ropas.-
El Mink seguiría con aquella pose de un animal caminando alrededor de ella dejando que su nariz se pegue a su cabello, sus hombros, espalda, estómago y porque no finalizando con su rostro. A Mishael le había quedado una peculiaridad de cuando era un cachorro y se trataba de querer grabarse el aroma de todo aquello nuevo que se cruzase en su camino: desde objetos inertes hasta cualquier ser vivo, y la infante que tenía enfrente suyo no sería la excepción.- Tu olor como tu actitud son raros. -Murmuro, para que sus orbes se detuvieran justo intercambiando miradas con los ajenos.- No sabes a donde te has metido pequeña presa. -Comento entre dientes y picardía el albino, apoyando su enorme mano en el hombro de la fémina, empujándola hacia la madera y reteniéndola allí. Con su cuerpo por encima de la pequeña niña era notable la diferencia de tamaño entre ambos, y haciendo uso de esto impediría que se escapase para divertirse un poco más.- Has osado entrar a mi territorio y como el rey de este lugar, es mi deber comerte para demostrarle al resto que no debe hacer lo mismo. -Prosiguió con su habla a medida que acercaba su boca hacia el rostro ajeno y con una enorme sonrisa dejo entre ver sus aperlados colmillos, listos para desgarrar la delicado piel de la infante.- ¿Algún último deseo? -Mientras su brazo derecho la retenía sobre su hombro, su mano izquierda mantenía apretado contra el piso su pierna del mismo lado. Su boca se movería lentamente hacia su cuello permitiendo a su lengua humedecer sus labios como así también cada uno de sus dientes, dejándole ver donde mordería, gracias a que su respiración caliente golpeaba contra su blanquecina piel.-
El Mink seguiría con aquella pose de un animal caminando alrededor de ella dejando que su nariz se pegue a su cabello, sus hombros, espalda, estómago y porque no finalizando con su rostro. A Mishael le había quedado una peculiaridad de cuando era un cachorro y se trataba de querer grabarse el aroma de todo aquello nuevo que se cruzase en su camino: desde objetos inertes hasta cualquier ser vivo, y la infante que tenía enfrente suyo no sería la excepción.- Tu olor como tu actitud son raros. -Murmuro, para que sus orbes se detuvieran justo intercambiando miradas con los ajenos.- No sabes a donde te has metido pequeña presa. -Comento entre dientes y picardía el albino, apoyando su enorme mano en el hombro de la fémina, empujándola hacia la madera y reteniéndola allí. Con su cuerpo por encima de la pequeña niña era notable la diferencia de tamaño entre ambos, y haciendo uso de esto impediría que se escapase para divertirse un poco más.- Has osado entrar a mi territorio y como el rey de este lugar, es mi deber comerte para demostrarle al resto que no debe hacer lo mismo. -Prosiguió con su habla a medida que acercaba su boca hacia el rostro ajeno y con una enorme sonrisa dejo entre ver sus aperlados colmillos, listos para desgarrar la delicado piel de la infante.- ¿Algún último deseo? -Mientras su brazo derecho la retenía sobre su hombro, su mano izquierda mantenía apretado contra el piso su pierna del mismo lado. Su boca se movería lentamente hacia su cuello permitiendo a su lengua humedecer sus labios como así también cada uno de sus dientes, dejándole ver donde mordería, gracias a que su respiración caliente golpeaba contra su blanquecina piel.-
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Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
Sus ojos claros parecían relampaguear producto al enfado que ahora la poseía y se clavaban en el causante de su desgracia como si de estacas se tratasen. Entreabrió sus labios para lanzar otro de sus reproches, sin embargo no tuvo el tiempo suficiente de formular media palabra que un potente estruendo a sus pies acompañado de un fuerte grito hizo que se sobresaltara, provocando que su expresión cambiara a una estupefacta. Inevitablemente su mirada siguió el fatídico final de la botella de leche casi vacía, ahora reducida a varios vidrios de tamaños desiguales esparcidos sobre el suelo. Durante un corto instante, todo su ser tembló debido al segundo feroz grito, o mejor dicho, el furioso rugido que sacudió todos los alrededores proveniente del “Perro gigante” en frente de ella. De manera inconsciente, la pequeña rubia cerró con fuerza sus orbes levantando las manos hacia sus oídos intentando, de alguna forma, “protegerlos” de tanta violencia auditiva pero descuidando unos segundos lo que pasaba en su entorno para su mala suerte.
Cuando se percató de lo que ocurría ya era demasiado tarde, de a poco sintió como algo se apoyaba contra su pecho provocando que abriera automáticamente sus ojos para luego retroceder de un paso asombrada al ver la cara morena del muchacho tan cerca de su busto – ¡¿Pero que haces?! – Exclamó alarmada intentado alejarse de aquel repentino ataque pero lo único que lograba con su resistencia era que el contrario ejerciera mas presión en aquella zona, lamiendo y succionando con insistencia la humedad absorbida por su prenda pero esto no evitaba que tocara partes que normalmente no debería –¡N-No toques allí!- Soltó rápidamente sin tomar aire con cierto nerviosismo marcado en sus palabras. Los colores le subieron a las mejillas tras tal contacto inesperado haciéndola estremecer, con rapidez llevó sus manos a los hombros del muchacho buscando apartarlo, empujándolo lo mas lejos posible de su persona pero sólo obtuvo como resultado que mordisqueara aquella área junto a su blusa provocando que un débil quejido, casi inaudible, se le escapara de entre sus finos labios avergonzándola. "¿¡Que fue Eso?!" Se preguntó a sí misma sintiéndose completamente desestabilizada mas los lambisqueos sobre su cara que siguieron a continuación tampoco fueron de ninguna ayuda y por mucho que girara su rostro siempre se las arreglaba para darle un largo lengüetazo - Ya… ¡Para! – Se apartó apenas le dio la oportunidad, su corazón había empezado a acelerar con cada latido no teniendo la intención de detenerse por el momento. Se pasó una mano sobre su rosto sintiéndola algo húmeda debido a la saliva pero libre de lo pegajoso de la leche, no sabía si sentirse asqueada o agradecida. -Y… ¡Nunca tuve la intención de robarte tu almuerzo! Además, ¿Realmente era necesario todo… esto?- Respondió exasperada poniendo cierta distancia entre los dos mientras llevaba sus brazos hacia su pecho como si buscará esconderlo de la vista del joven torpemente.
Lilian notó como comenzó a pasearse a su alrededor formando una trayectoria circular en la cual ella era el centro, parecía acecharla, se sentía como una presa acorralada por un depredador. Tragó grueso, observaba atentamente al contrario no deseando darle la espalda -¡Kyaaa!- Chilló nuevamente pero esta vez con menos potencia al ver como él chico en cuatro patas hacia desaparecer la distancia que los separaba en un pestañeo y le pegaba su nariz olfateándola con insistencia en diversas zonas. Su cuerpo se debatía entre salir corriendo o darle una patada para huir, más no hizo ninguna de las dos al oír lo que le comentaba -¿Mmm?- Un signo de interrogación se pintó en su cara no entendiendo lo que quería decir con aquello, durante un par de segundos sus miradas se cruzaron y la rubia pudo notar el electrizante azul de sus ojos perdiéndose en ellos - ¿Presa? Me estas catalogando como… ¡Eh!- No logró finalizar su frase, el repentino empujón que recibió provocó que chocara contra la pared de madera de la casa, ¿Cuándo fue que se había acercado tanto a aquella superficie? ¿Acaso desde un principio él había planeado arrinconarla reduciendo así las pocas vías de escape? Ya empezaba a sudar frío.
– Seas rey o no, Te desaconsejo comerme, no tengo buen sabor, Te vas a intoxicar. ¡Después no te quejes!- Había dicho lo primero que se le cruzó por la mente en el momento, el miedo en ella podía ser un muy mal consejero. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al sentir el cálido aliento del muchacho chocar contra la piel de su cuello -Si…- La voz que había utilizado poseía un tono mas dulce y débil como si estuviera tirando la toalla de su destino – ¡Desearía que te quites de encima! – Tras decir tales palabras pateo con todas sus fuerzas el estómago ajeno ya que se encontraba más a su alcance que cierta zona aún más sensible… las lecciones de autodefensa de su Hermano a veces podían ser útiles en ciertas circunstancias. Aprovechando un momento de inatención del muchacho tras recibir de lleno tal golpe, se liberó del agarre con el cual la tenía inmovilizada levantándose de un saltito. Señalándolo con el dedo de una mano mientras que la otra se posaba en su cintura exclamó -¡Eso te pasa por ser un perrito malo y tratar a los otros de esta manera!- Este era el momento perfecto para escapar, mas algo dentro de sí se negaba a hacerlo. La atención de sus ojos fue captada por las orejas de animal sobre la cabeza del muchacho ahora más o menos a su altura, viendo una oportunidad de oro, la pequeña extendió su mano tocando suavemente una de ellas con sus dedos -¡Qué suave!- Comentó maravillada, más de seguro lo que había hecho fue una muy mala idea.
Cuando se percató de lo que ocurría ya era demasiado tarde, de a poco sintió como algo se apoyaba contra su pecho provocando que abriera automáticamente sus ojos para luego retroceder de un paso asombrada al ver la cara morena del muchacho tan cerca de su busto – ¡¿Pero que haces?! – Exclamó alarmada intentado alejarse de aquel repentino ataque pero lo único que lograba con su resistencia era que el contrario ejerciera mas presión en aquella zona, lamiendo y succionando con insistencia la humedad absorbida por su prenda pero esto no evitaba que tocara partes que normalmente no debería –¡N-No toques allí!- Soltó rápidamente sin tomar aire con cierto nerviosismo marcado en sus palabras. Los colores le subieron a las mejillas tras tal contacto inesperado haciéndola estremecer, con rapidez llevó sus manos a los hombros del muchacho buscando apartarlo, empujándolo lo mas lejos posible de su persona pero sólo obtuvo como resultado que mordisqueara aquella área junto a su blusa provocando que un débil quejido, casi inaudible, se le escapara de entre sus finos labios avergonzándola. "¿¡Que fue Eso?!" Se preguntó a sí misma sintiéndose completamente desestabilizada mas los lambisqueos sobre su cara que siguieron a continuación tampoco fueron de ninguna ayuda y por mucho que girara su rostro siempre se las arreglaba para darle un largo lengüetazo - Ya… ¡Para! – Se apartó apenas le dio la oportunidad, su corazón había empezado a acelerar con cada latido no teniendo la intención de detenerse por el momento. Se pasó una mano sobre su rosto sintiéndola algo húmeda debido a la saliva pero libre de lo pegajoso de la leche, no sabía si sentirse asqueada o agradecida. -Y… ¡Nunca tuve la intención de robarte tu almuerzo! Además, ¿Realmente era necesario todo… esto?- Respondió exasperada poniendo cierta distancia entre los dos mientras llevaba sus brazos hacia su pecho como si buscará esconderlo de la vista del joven torpemente.
Lilian notó como comenzó a pasearse a su alrededor formando una trayectoria circular en la cual ella era el centro, parecía acecharla, se sentía como una presa acorralada por un depredador. Tragó grueso, observaba atentamente al contrario no deseando darle la espalda -¡Kyaaa!- Chilló nuevamente pero esta vez con menos potencia al ver como él chico en cuatro patas hacia desaparecer la distancia que los separaba en un pestañeo y le pegaba su nariz olfateándola con insistencia en diversas zonas. Su cuerpo se debatía entre salir corriendo o darle una patada para huir, más no hizo ninguna de las dos al oír lo que le comentaba -¿Mmm?- Un signo de interrogación se pintó en su cara no entendiendo lo que quería decir con aquello, durante un par de segundos sus miradas se cruzaron y la rubia pudo notar el electrizante azul de sus ojos perdiéndose en ellos - ¿Presa? Me estas catalogando como… ¡Eh!- No logró finalizar su frase, el repentino empujón que recibió provocó que chocara contra la pared de madera de la casa, ¿Cuándo fue que se había acercado tanto a aquella superficie? ¿Acaso desde un principio él había planeado arrinconarla reduciendo así las pocas vías de escape? Ya empezaba a sudar frío.
– Seas rey o no, Te desaconsejo comerme, no tengo buen sabor, Te vas a intoxicar. ¡Después no te quejes!- Había dicho lo primero que se le cruzó por la mente en el momento, el miedo en ella podía ser un muy mal consejero. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al sentir el cálido aliento del muchacho chocar contra la piel de su cuello -Si…- La voz que había utilizado poseía un tono mas dulce y débil como si estuviera tirando la toalla de su destino – ¡Desearía que te quites de encima! – Tras decir tales palabras pateo con todas sus fuerzas el estómago ajeno ya que se encontraba más a su alcance que cierta zona aún más sensible… las lecciones de autodefensa de su Hermano a veces podían ser útiles en ciertas circunstancias. Aprovechando un momento de inatención del muchacho tras recibir de lleno tal golpe, se liberó del agarre con el cual la tenía inmovilizada levantándose de un saltito. Señalándolo con el dedo de una mano mientras que la otra se posaba en su cintura exclamó -¡Eso te pasa por ser un perrito malo y tratar a los otros de esta manera!- Este era el momento perfecto para escapar, mas algo dentro de sí se negaba a hacerlo. La atención de sus ojos fue captada por las orejas de animal sobre la cabeza del muchacho ahora más o menos a su altura, viendo una oportunidad de oro, la pequeña extendió su mano tocando suavemente una de ellas con sus dedos -¡Qué suave!- Comentó maravillada, más de seguro lo que había hecho fue una muy mala idea.
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Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
Cuando una criatura salvaje se encuentra con una pequeña y dulce niña cosas buenas no se pueden esperar, y más cuando el primero de estos no conoce los modales proporcionándole un toque explosivo a ese peculiar encuentro. En primera instancia su mordida aquella zona no tuvo ningún fin pervertido sino seguir el instinto de buscar aquello que es suyo, la leche, notando como sus labios capturaban pequeñas ”protuberancia” que se hallaban escondidas bajo toda esa tela. A continuación sus orejas reaccionaron a ese leve quejido moviéndose en forma de espasmo para ladear su cabeza, como si no lograse entender a ciencia cierta que había ocurrido, logrando que la muchacha aprovechase esto para buscar una distancia segura entre ambos. Sus orbes se fijaron en las mejillas ruborizadas y esa respiración agitada ¿Acaso le había lastimado por algo tan sencillo? Los humanos solían ser seres bastantes frágiles y aún más las niñas, por ello tampoco se sorprendió demasiado creyendo que no había controlado su fuerza provocando algún malestar en su pequeña figura.- Claro que es necesario. Nunca se le roba el alimento a un lobo y si lo haces ... apróntate a las consecuencias. -Mascullo entre dientes y sin vacilar, se atrevió a señalarla con el dedo índice acusándola de la causante de toda su desgracia con el almuerzo.-
Y así fue como ahora se encontraba a camino de devorar su cuello cuando de pronto, creyendo que ya tenía controlada la situación, volvería a bajar la guardia ya que estaba subestimando en demasía a la rubia; la cual no dudo en aprovechar ese instantes para sacarle todo el aire acumulado en sus pulmones, ocasionando que perdiese el equilibrio y las fuerzas cayendo con pesadez contra el piso de madera de la cabaña. ¿Cómo habían terminado de esa manera? ¿Desde cuándo Mishael perdía una pelea de una manera tan tonta? Eran algunos de los interrogantes que cruzaban por su cabeza mientras tosía y se sujetaba la parte golpeada, intentando aminorar el golpe que no fue con fuerza pero supo golpear en una zona blanda y sin defensa alguna.- Maldición. -Chillo para intentar ponerse de pie pero por alguna extraña razón sus piernas no respondían por el momento, provocando que solo resbalase y diese con su pecho contra el piso quedando en esa posición unos segundos más.- Pero tú tienes la culpa de todo esto. -Vocifero para lograr juntar una gran cantidad de voluntad y arrodillarse quedando a la misma altura que ella. Apresuro a elevar su cabeza con el ceño fruncido, para decirle unas cuantas cosas más a esa mujercita pero de pronto ella se acercó para acariciar una de sus orejas. En ese instante sintió como la poca voluntad de permanecer en pie lo abandonaba y de a poco su cabeza se fue pegando contra el hombro derecho, donde su oreja era acariciada, mostrando una actitud relajada y a merced de ella.-
Había logrado lo que unos pocos podían, acariciar con cautela y suavidad detrás de sus orejas encontrando el sitio perfecto para que sintiese placer dejando atrás todo rastro de malestar o enojo. Incluso su cabello albino e igual de suave que aquella parte de su cuerpo, dio contra la palma de la muchacha como si el canino quisiese más caricias en dicha zona. Pero su mente le recordaría que no estaba en un sitio que le permitiese actuar de esa manera, atrayéndole a la realidad provocando que ladease con rapidez su cabeza, sacando la pequeña mano de Lilian.- ¿Acaso estás loca? -Grito con un malestar latente en su timbre aunque gracias a que su piel era morena le era imposible notar como sus mejillas cambiaran tan rápido como cae un rayo, a una tonalidad más rojiza.- ¿Cómo crees que sería capaz de comer humano? Aun no conozco a ningún Mink que se le cruce por la cabeza hacer algo tan sádico como eso. -Continuo con su habla, haciéndole saber que esa farsa de asesinarla y luego comerla era toda una mentira, que no era necesario ese golpe en su estómago que ahora ya no le molestaba y podía levantarse. Nuevamente la diferencia de alturas entre ambos era notoria y seria aprovechado por el mayor que, despacio, iría acercándose hacia la oji-azul elevando su diestra dejando a relucir aquellas garras oscuras en lugar de uñas.- Ahora es mi turno ...
Cualquiera hubiese pensado que estaría a punto de concretar aquella amenaza vaga que le hizo momentos atrás y más, cuando esa enorme mano se iba trasladando con rapidez hacia la zona de su cuello. Pero de la nada, tomo ascenso hacia su cabeza para encontrarse con el oído ajeno agarrándole el lóbulo con fuerza y empezando a tironear sin ningún reparo ni misericordia.- Ahora puedes ver lo molesto que es, ¿No? ¿Acaso te gusta que te hagan así? -Todo lo contrario a como ella actuó. No conocía la delicadeza para tratarse con el ajeno y no empezaría ahora mismo, donde se estaba divirtiendo un montón o ese sentimiento demostraba, producto de esa enorme sonrisa que se dibujaba en su rostro.-
Pero la alegría en esa parte de la isla no dudaría mucho debido a que, en una zona no tan alejada de allí, el grupo de granjero había logrado llegar a los Caballeros. Paladines de la paz y justicia que se pusieron manos a la obra para dirigirse hacia la granja donde ese par se estaba conociendo de una forma peculiar.-
Y así fue como ahora se encontraba a camino de devorar su cuello cuando de pronto, creyendo que ya tenía controlada la situación, volvería a bajar la guardia ya que estaba subestimando en demasía a la rubia; la cual no dudo en aprovechar ese instantes para sacarle todo el aire acumulado en sus pulmones, ocasionando que perdiese el equilibrio y las fuerzas cayendo con pesadez contra el piso de madera de la cabaña. ¿Cómo habían terminado de esa manera? ¿Desde cuándo Mishael perdía una pelea de una manera tan tonta? Eran algunos de los interrogantes que cruzaban por su cabeza mientras tosía y se sujetaba la parte golpeada, intentando aminorar el golpe que no fue con fuerza pero supo golpear en una zona blanda y sin defensa alguna.- Maldición. -Chillo para intentar ponerse de pie pero por alguna extraña razón sus piernas no respondían por el momento, provocando que solo resbalase y diese con su pecho contra el piso quedando en esa posición unos segundos más.- Pero tú tienes la culpa de todo esto. -Vocifero para lograr juntar una gran cantidad de voluntad y arrodillarse quedando a la misma altura que ella. Apresuro a elevar su cabeza con el ceño fruncido, para decirle unas cuantas cosas más a esa mujercita pero de pronto ella se acercó para acariciar una de sus orejas. En ese instante sintió como la poca voluntad de permanecer en pie lo abandonaba y de a poco su cabeza se fue pegando contra el hombro derecho, donde su oreja era acariciada, mostrando una actitud relajada y a merced de ella.-
Había logrado lo que unos pocos podían, acariciar con cautela y suavidad detrás de sus orejas encontrando el sitio perfecto para que sintiese placer dejando atrás todo rastro de malestar o enojo. Incluso su cabello albino e igual de suave que aquella parte de su cuerpo, dio contra la palma de la muchacha como si el canino quisiese más caricias en dicha zona. Pero su mente le recordaría que no estaba en un sitio que le permitiese actuar de esa manera, atrayéndole a la realidad provocando que ladease con rapidez su cabeza, sacando la pequeña mano de Lilian.- ¿Acaso estás loca? -Grito con un malestar latente en su timbre aunque gracias a que su piel era morena le era imposible notar como sus mejillas cambiaran tan rápido como cae un rayo, a una tonalidad más rojiza.- ¿Cómo crees que sería capaz de comer humano? Aun no conozco a ningún Mink que se le cruce por la cabeza hacer algo tan sádico como eso. -Continuo con su habla, haciéndole saber que esa farsa de asesinarla y luego comerla era toda una mentira, que no era necesario ese golpe en su estómago que ahora ya no le molestaba y podía levantarse. Nuevamente la diferencia de alturas entre ambos era notoria y seria aprovechado por el mayor que, despacio, iría acercándose hacia la oji-azul elevando su diestra dejando a relucir aquellas garras oscuras en lugar de uñas.- Ahora es mi turno ...
Cualquiera hubiese pensado que estaría a punto de concretar aquella amenaza vaga que le hizo momentos atrás y más, cuando esa enorme mano se iba trasladando con rapidez hacia la zona de su cuello. Pero de la nada, tomo ascenso hacia su cabeza para encontrarse con el oído ajeno agarrándole el lóbulo con fuerza y empezando a tironear sin ningún reparo ni misericordia.- Ahora puedes ver lo molesto que es, ¿No? ¿Acaso te gusta que te hagan así? -Todo lo contrario a como ella actuó. No conocía la delicadeza para tratarse con el ajeno y no empezaría ahora mismo, donde se estaba divirtiendo un montón o ese sentimiento demostraba, producto de esa enorme sonrisa que se dibujaba en su rostro.-
Pero la alegría en esa parte de la isla no dudaría mucho debido a que, en una zona no tan alejada de allí, el grupo de granjero había logrado llegar a los Caballeros. Paladines de la paz y justicia que se pusieron manos a la obra para dirigirse hacia la granja donde ese par se estaba conociendo de una forma peculiar.-
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Re: No todos los monstruos muerden. ¿Verdad? (Pasado) [Priv. Mishael]
Su mano había actuado casi con voluntad propia, atraída como un imán por aquella zona peludita. No sabía a ciencia abierta como respondería el muchacho a aquel gesto con el que se le había lanzado. ¿La mordería? ¿Atraparía su mano inmovilizándola? ¿Se enfadaría aún más? Se preguntó en su interior mientras sus dedos se movían por si solos disfrutando de la suavidad que le proporcionaba, mas grande fue su sorpresa al notar que la reacción del lobo fue totalmente opuesta a la esperada, los gritos que anteriormente le dedicaba ahora se habían detenido y fueron cambiados, de manera drástica, por una expresión más relajada. Sonriendo de lado al sentir como se recostada contra su hombro dócilmente, dejaría sus dedos acariciar con delicadeza y suavidad detrás de la oreja ajena, moviéndola de un lado a otro tratándolo como si fuese un perrito. ¿Era su imaginación o el muchacho ladeaba su cabeza respondiendo a los movimientos de su mano? Acaso… ¿Le estaba gustando?
Con la intención de confirmar sus pensamientos elevó su diestra buscando apoderarse de la oreja ajena aún libre, pero se vio imposibilitada por el brusco movimiento del moreno. De inmediato, un puchero inconforme se dibujó sobre sus labios al sentir el vacío entre sus manos. Ella hubiera deseado tocar más ya que no todos los días se encontraban con este tipo de oportunidades - ¿Mink? ¿En verdad eres un Mink? -Exclamaría entusiasmada. Sus ojos se iluminaron en menos de un parpadeo, no podía creer lo suertuda que había sido para en verdad ver uno – No lo sé. De ustedes no conozco mucho. Todo lo que he oído de ustedes es que eran “animales” con forma humanoide que odiaban los humanos y que por eso se los comían en la cena- Respondería con una expresión pensativa llevando un dedo sobre sus labios – O por lo menos eso fue lo que me dijo el viejo señor del barco cuando me contó sus anécdotas de terror – Un escalofrío recorrió su espalda al recordar los cuentos de miedo que aquel anciano le había contado en toda la travesía del barco.
Estaba tan sumergida en su obscuros recuerdos que durante unos segundos dejó de prestarle atención al peliblanco, este último ya se había levantado suprimiendo la única ventaja que había conseguido. Al oír que se dirigía de nuevo a ella con un tono algo particular ladearía su cabeza hacia él viendo aquella grande mano acercándose a su dirección peligrosamente – ¿T-Tu turno? – Retrocedió de un paso no estando segura al 100% de lo que se disponía a hacer el contrario y por reflejo cerró sus ojos con fuerza.
En menos de lo canta un gallo sintió como aquella mano agarraba el lóbulo de su oreja rudamente y comenzaba a jalarlo sin compasión - ¡Ay!- Se quejó en voz alta mientras movía de arriba abajo sus brazos y ladeaba su cabeza al lado donde la tironeaban intentando disminuir la molestia – ¡Pero si a ti parecía que te agradaba! - Afirmó con convicción recordando lo blandito que se había puesto el moreno hacia ya unos minutos -Incluso creía que querías más… ¡Ay! ¡No Jales con tanta fuerza!- Se puso en puntillas debido a la gran diferencia de alturas que los diferenciaba, si el muchacho levantaba un poco más su brazo, ella no tenía más opción que moldearse a sus acciones ya que tenía aquella parte de su anatomía prisionera.
Con un salto hacia atrás intentó liberarse al fin del agarre al cuál la habían sometido apostando a su suerte. Sin embargo, está última eligió ignorarla provocando que tropezara con su propios pies cayendo sobre su trasero.
Con la intención de confirmar sus pensamientos elevó su diestra buscando apoderarse de la oreja ajena aún libre, pero se vio imposibilitada por el brusco movimiento del moreno. De inmediato, un puchero inconforme se dibujó sobre sus labios al sentir el vacío entre sus manos. Ella hubiera deseado tocar más ya que no todos los días se encontraban con este tipo de oportunidades - ¿Mink? ¿En verdad eres un Mink? -Exclamaría entusiasmada. Sus ojos se iluminaron en menos de un parpadeo, no podía creer lo suertuda que había sido para en verdad ver uno – No lo sé. De ustedes no conozco mucho. Todo lo que he oído de ustedes es que eran “animales” con forma humanoide que odiaban los humanos y que por eso se los comían en la cena- Respondería con una expresión pensativa llevando un dedo sobre sus labios – O por lo menos eso fue lo que me dijo el viejo señor del barco cuando me contó sus anécdotas de terror – Un escalofrío recorrió su espalda al recordar los cuentos de miedo que aquel anciano le había contado en toda la travesía del barco.
Estaba tan sumergida en su obscuros recuerdos que durante unos segundos dejó de prestarle atención al peliblanco, este último ya se había levantado suprimiendo la única ventaja que había conseguido. Al oír que se dirigía de nuevo a ella con un tono algo particular ladearía su cabeza hacia él viendo aquella grande mano acercándose a su dirección peligrosamente – ¿T-Tu turno? – Retrocedió de un paso no estando segura al 100% de lo que se disponía a hacer el contrario y por reflejo cerró sus ojos con fuerza.
En menos de lo canta un gallo sintió como aquella mano agarraba el lóbulo de su oreja rudamente y comenzaba a jalarlo sin compasión - ¡Ay!- Se quejó en voz alta mientras movía de arriba abajo sus brazos y ladeaba su cabeza al lado donde la tironeaban intentando disminuir la molestia – ¡Pero si a ti parecía que te agradaba! - Afirmó con convicción recordando lo blandito que se había puesto el moreno hacia ya unos minutos -Incluso creía que querías más… ¡Ay! ¡No Jales con tanta fuerza!- Se puso en puntillas debido a la gran diferencia de alturas que los diferenciaba, si el muchacho levantaba un poco más su brazo, ella no tenía más opción que moldearse a sus acciones ya que tenía aquella parte de su anatomía prisionera.
Con un salto hacia atrás intentó liberarse al fin del agarre al cuál la habían sometido apostando a su suerte. Sin embargo, está última eligió ignorarla provocando que tropezara con su propios pies cayendo sobre su trasero.
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