Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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S.O.S. (Pasado)
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S.O.S. (Pasado)
Recuerdo del primer mensaje :
Se dice que en el mar la vida es mejor, pero era una completa mentira cuando eres un simple usuario de akuma y nunca puedes volver a nadar en la vida. La brisa era suave con un oleaje extrañamente tranquilo, un gran sol abrumador y la suma de ambos eran un verdadero fastidio para el cabellos rubios quien movía su cuerpo desnudo del torso a la par de los brazos, creando grandes brazadas con sus remos para impulsar la pequeña barcaza en la que se encontraba navegando ¿Cómo es que llego a esta situación? La historia, aunque corta, simplemente fue el atraco hacia algunos piratas en el mar, su barco y el de ellos terminaron en mal estado de tal modo que habían quedado varados a pesar de que los días pasaban, nadie respondía a sus llamados de ayuda y la situación empeoro a tal grado que una tormenta trago ambos barcos y de alguna forma milagrosa el Teniente logro aferrarse en una de las balsas de emergencia pero esta se separó del barco y quedo perdido en el mar.
Era ahora como, sin muchos detalles, el ojos azules estaba remando por su vida tratando de alcanzar un barco pero este barco se encontraba a varias millas de distancia, lo logro observar en su ruta gracias a sus poderes y desde entonces remaba con fuerza para poder llegar a un punto donde aquel barco debería llegar. Ya eran solo 2 días desde que empezó su naufragio en el mar, no había comido nada ni tampoco bebido gota alguna, era cuestión de resistencia y mentalidad para sobrevivir pero sobretodo conseguir acercarse lo más posible aquel navío que venía en camino. –Vamos, vamos, no me falles cuerpo- Esforzándose al máximo por tratar de poder llegar hasta el navío, no importaba de que tratara, no necesito investigarlo ni muchos menos, solo quería llegar lo más pronto posible a este.
Era ahora como, sin muchos detalles, el ojos azules estaba remando por su vida tratando de alcanzar un barco pero este barco se encontraba a varias millas de distancia, lo logro observar en su ruta gracias a sus poderes y desde entonces remaba con fuerza para poder llegar a un punto donde aquel barco debería llegar. Ya eran solo 2 días desde que empezó su naufragio en el mar, no había comido nada ni tampoco bebido gota alguna, era cuestión de resistencia y mentalidad para sobrevivir pero sobretodo conseguir acercarse lo más posible aquel navío que venía en camino. –Vamos, vamos, no me falles cuerpo- Esforzándose al máximo por tratar de poder llegar hasta el navío, no importaba de que tratara, no necesito investigarlo ni muchos menos, solo quería llegar lo más pronto posible a este.
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Re: S.O.S. (Pasado)
La situación era tensa, mas que incomoda para el marine quien no sabia que decir o hacer para situaciones de ese estilo, por mas grados que tuviera, por mas habilidoso y etc. Seguía siendo un joven al fin y al cabo que ante situaciones comprometedoras, no tenía siempre la mejor elección o decisión pero al final no requirió de mas, sus orbes se abrieron de par en par por la sorpresa esperada donde explicaba lo que habia sucedido, con su mirada baja como si fuese algo malo mientras se levantaba para salir y ser hablado por los otros 2, las cejas de Arturo se entrecerraron por la duda y curiosidad de esa amenaza latente pero no ocurrio nada hasta salir de la habitación, los hombres se disculpaban y cerraban la puerta dejándole de nueva cuenta en lo que seria aquella habitación, ahora desordenada. Su cuello aun ardía por la herida pero no era algo que lo mataría o se infectara, solo debía ponerle un poco de agua y estaría bien, del mismo modo que se tomaba el tiempo para arreglarse debido a que ya no sentía sueño, no cabía duda que fue toda una experiencia pero esto no había acabado y finalmente debía terminar esta situación de alguna forma para bien o para mal.
Habría pasado media hora desde aquel entonces y Arturo finalmente se presentaría por las celdas, después de haber hablado con los tripulantes del barco aunque no necesito de ellos para encontrar a Novacek y saber lo que estaba haciendo, sentada en una celda sin guardas o vigilancia, ni siquiera tenia llave las puertas de barrotes pero ella estaba convencida y decidida a estar en ese oscuro lugar, una vela seria todo l oque se necesitaría para alumbrar el lugar formando sombras, la dejaba sobre una mesa antes de ir hasta la celda para abrir la puerta y entrar en la misma asi observando a la rubia en el suelo como toda una guerrera soportando el peso de sus acciones. –Todos dirían que estas loca, yo no seria la excepción, entrar por arrebato de atención para enfrentarme y aun sabiendo que esto pudiera darte problemas, solo quiero saber de ti ¿Por qué?- No se acercaba a ella considerando aun tenía su espada consigo, nadie se atrevió a querer quitársela pero se tuvo que poner en cunclillas para poder observarla frente a frente.
Habría pasado media hora desde aquel entonces y Arturo finalmente se presentaría por las celdas, después de haber hablado con los tripulantes del barco aunque no necesito de ellos para encontrar a Novacek y saber lo que estaba haciendo, sentada en una celda sin guardas o vigilancia, ni siquiera tenia llave las puertas de barrotes pero ella estaba convencida y decidida a estar en ese oscuro lugar, una vela seria todo l oque se necesitaría para alumbrar el lugar formando sombras, la dejaba sobre una mesa antes de ir hasta la celda para abrir la puerta y entrar en la misma asi observando a la rubia en el suelo como toda una guerrera soportando el peso de sus acciones. –Todos dirían que estas loca, yo no seria la excepción, entrar por arrebato de atención para enfrentarme y aun sabiendo que esto pudiera darte problemas, solo quiero saber de ti ¿Por qué?- No se acercaba a ella considerando aun tenía su espada consigo, nadie se atrevió a querer quitársela pero se tuvo que poner en cunclillas para poder observarla frente a frente.
InvitadoInvitado
Re: S.O.S. (Pasado)
Podría decirse que se hallaba serena, su comportamiento no había sido el adecuado, lo peor de todo es que dejándose llevar por una rabieta innecesaria las futuras relaciones que aspiraba se mancillarían, estaría fichada, a menos que enmendara su error de alguna manera. Resoplando sería complicado que la cazadora admitiera su error, no era de las personas que rogaran por perdón, todo lo contrario. Condenada por un estúpido orgullo reclinó su cabeza contra la empuñadura de su arma como si estuviera clamando dentro de una plegaria, lejos de ser religiosa se sumergía en una profunda meditación.
Sin tener noción del tiempo los ruidos al exterior de su celda le alertaban que alguien se avecinaba. Aguardando en esa postura no se molestaría en ver quién sería el que se aventuraría al encuentro con el demonio. El chirrido de la puerta se produjo, pasos avanzaban colocándose cercanos, hasta que escuchó su voz. El sonido era suave, un tanto grave y embelesadora, era del tipo que naturalmente depositabas la confianza sin necesidad de conocerlo, eso era muy peligroso. Abriendo los ojos sus dedos se pasearon por el filo de su arma, era cuestionada por sus actos. – Admito que odio a los de tu clase. – Dispuesta a abrirse no pretendía reparar algo, pero al menos si le debía la verdad. – No soporté el hecho de ser desplazada, le debo mucho a una pareja que me acogió brindándome mi primer trabajo, solo debía custodiar, no obstante, el resto de la tripulación me exiliaba conforme los días pasaban, llegué a un punto que no me interesaba mientras pagara mi deuda, pero entonces apareciste tu... – Paulatinamente elevó la mirada, una tenue luz de su faz parpadeaba debido a que la vela se agitaba amenazante a apagarse, los orbes de la cazadora se acentuaron felinos, el iris capturaba reflejos vivos de la llama en mezclas doradas, naranjas y a veces de un rojo acaramelado. Sonriendo quebrantada negó con la cabeza como si se rindiera ante sí misma. – Se suponía que no debía tener problemas a pesar de que tu estuvieras aquí, eso se suponía. – Lanzándose hacia atrás su espalda se recargaba sobre el muro.
El resto por otra parte empezó a estar más tranquilo, que al final no me necesitaban, si me pongo en el lugar de ellos debería comprender mejor su postura, pero no soporté el rechazo continuo, es como si me desgastara y antes de cometer algo de lo que me arrepentiría creo tomé la salida fácil al solo ir a provocarte. – Ahora una risa absurda escapaba. – Simplemente se me fue de las manos, justo cuando pronunciaste mi nombre… – Desviando su vista posó su mirada directamente en la de Arturo Pendragon, aún lucía las marcas en su cuello donde sus dedos ejercieron presión. – Y tú… ¿qué fue lo que me hiciste allá arriba?, ¿qué es lo que supones sabe el gobierno de mí?, tienes mi palabra que me mantendré quieta… es más… – En un acto de alianza arrojó su espada a los pies de Arturo. – Sin esto no puedo hacer nada, ¿es suficiente para que me lo digas?
Sin tener noción del tiempo los ruidos al exterior de su celda le alertaban que alguien se avecinaba. Aguardando en esa postura no se molestaría en ver quién sería el que se aventuraría al encuentro con el demonio. El chirrido de la puerta se produjo, pasos avanzaban colocándose cercanos, hasta que escuchó su voz. El sonido era suave, un tanto grave y embelesadora, era del tipo que naturalmente depositabas la confianza sin necesidad de conocerlo, eso era muy peligroso. Abriendo los ojos sus dedos se pasearon por el filo de su arma, era cuestionada por sus actos. – Admito que odio a los de tu clase. – Dispuesta a abrirse no pretendía reparar algo, pero al menos si le debía la verdad. – No soporté el hecho de ser desplazada, le debo mucho a una pareja que me acogió brindándome mi primer trabajo, solo debía custodiar, no obstante, el resto de la tripulación me exiliaba conforme los días pasaban, llegué a un punto que no me interesaba mientras pagara mi deuda, pero entonces apareciste tu... – Paulatinamente elevó la mirada, una tenue luz de su faz parpadeaba debido a que la vela se agitaba amenazante a apagarse, los orbes de la cazadora se acentuaron felinos, el iris capturaba reflejos vivos de la llama en mezclas doradas, naranjas y a veces de un rojo acaramelado. Sonriendo quebrantada negó con la cabeza como si se rindiera ante sí misma. – Se suponía que no debía tener problemas a pesar de que tu estuvieras aquí, eso se suponía. – Lanzándose hacia atrás su espalda se recargaba sobre el muro.
El resto por otra parte empezó a estar más tranquilo, que al final no me necesitaban, si me pongo en el lugar de ellos debería comprender mejor su postura, pero no soporté el rechazo continuo, es como si me desgastara y antes de cometer algo de lo que me arrepentiría creo tomé la salida fácil al solo ir a provocarte. – Ahora una risa absurda escapaba. – Simplemente se me fue de las manos, justo cuando pronunciaste mi nombre… – Desviando su vista posó su mirada directamente en la de Arturo Pendragon, aún lucía las marcas en su cuello donde sus dedos ejercieron presión. – Y tú… ¿qué fue lo que me hiciste allá arriba?, ¿qué es lo que supones sabe el gobierno de mí?, tienes mi palabra que me mantendré quieta… es más… – En un acto de alianza arrojó su espada a los pies de Arturo. – Sin esto no puedo hacer nada, ¿es suficiente para que me lo digas?
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Re: S.O.S. (Pasado)
Se debía sentir como en la cueva del león o las fauces del lobo, había una extraña tensión con aquella mujer como si cualquier cosa desprevenida o imprevista pudiera ser la chispa que detone la pólvora que es ella, fue solo un momento pero suficiente experiencia para tener cuidado con lo que hablaba. Novacek comenzaba a charlar con más líneas en su labia que cuando la conoció y de forma tranquila mostrando que había más que solo una persona dura e insensible en el exterior, sobre todo en lo que particularmente decía sobre su sentir pero Arturo escuchaba sin mover gesto alguno de su rostro, observándola, recordando cada detalle como aquellos ojos singulares que parecían buscar algo en esta vida, algo que el rubio no sabría identificar pero no juzgaba sin conocer más.
Al final la chica se había rendido, como si todo el tiempo para pensar al igual que hablarlo un poco le hubiesen hecho bien o al menos reconfortado más a ella por finalmente darse cuenta de las cosas, era una chica honesta en efecto demasiado honesta con ella y consigo mismo, incluso con los demás, lo que era muy raro y más para Arturo quien podía ver a través de las mentiras tan fácil de identificar entre el negro y el blanco pero al menos obtuvo la respuesta que quería, tal vez no habría problema, solo tal vez no sucedería nada cuando le tuviera que dar la noticia pero ese momento aún no llegaba, las preguntas de la rubia no se hicieron esperar, no le podía quitar eso después de haberle respondido de forma clara lo que quería pero el simple hecho que lanzara su arma hacia el rubio indicaba que quería desesperadamente esa respuesta.
Arturo solo descendería su mano para desplazar el arma de Novacek hacia un lado hasta chocar con la pared de la celda, por lo cual ya no había que se interpusieran entre ellos, reglas básicas en un combate, jamás tomes el arma de un enemigo, nunca se sabía lo que podría haber en ella y menos si lo ofrecía o lo dejaba a la vista, no sin antes investigarse pero el rubio no pensaba usar sus poderes, no ahora por lo menos -Yo no hice nada y no sé qué sabe el gobierno de ti… yo solo tengo la capacidad de sentir el alma de las personas y lo que ocultan- Argumentaría al final con una tenue sonrisa, palabras que no tenían mucho sentido y también no decían nada pero generalmente cuando solo bastaba una palabra clave para hacer las personas sacar sus verdaderas ideas. Secreto, ocultar, malo, felicidad… todas las palabras tenían poder sobre la mente de la gente que al solo escucharla eran capaces de pensar lo primero que les venía a la mente y con eso saber muchas veces lo que ocultaba ¿Bastaría para Novacek palabras tan triviales y misteriosas? Al menos no sentía la confianza de revelar su poder pero quería corresponder de alguna manera que podía saber más de lo que se ve. –Más necesito tiempo y condiciones para lograr saberlo…- Dicho así tocaría su cuello donde habían estado las garras de ella como si tratara de indicar que el contacto físico era lo que necesitaba, pistas y acertijos era su mejor forma de actuar, Arturo no le gustaba dar información pero si darla de esa forma, tenía una historia del motivo de su actitud.
-Pero vine aquí por una buena razón, de hecho confirmaste lo que llegue hablar con los demás y no es que espere algún agradecimiento o algo pero no realizaran nada contra ti y tampoco habrá ningún problema o motivo para que sigas en la celda, explique todo fue un mal entendido no hace falta trates averiguar más- Arturo se levantaría para retroceder hasta la puerta de la celda –Sin embargo…. Hay una condición, llegando a la isla deberás acompañarme porque tu trabajo ahora será acompañarme, descuida serás pagada también por el trabajo extra- ¿Eran las mejores palabras para decirlo? Seguro lo tomaría como una ofensa o se sentiría prisionera pero fue el trato que llego al final con la gente del barco, ella trabajaría lo que resta todo del camino pero debería acompañar Arturo hacia donde el se dirigiera llegando a la isla ¿Motivos? No harían falta más pero ¿Cómo lo tomaría Novacek? Ahora era entendible porque Arturo decidió alejarse más hasta la entrada antes de continuar hablando.
Al final la chica se había rendido, como si todo el tiempo para pensar al igual que hablarlo un poco le hubiesen hecho bien o al menos reconfortado más a ella por finalmente darse cuenta de las cosas, era una chica honesta en efecto demasiado honesta con ella y consigo mismo, incluso con los demás, lo que era muy raro y más para Arturo quien podía ver a través de las mentiras tan fácil de identificar entre el negro y el blanco pero al menos obtuvo la respuesta que quería, tal vez no habría problema, solo tal vez no sucedería nada cuando le tuviera que dar la noticia pero ese momento aún no llegaba, las preguntas de la rubia no se hicieron esperar, no le podía quitar eso después de haberle respondido de forma clara lo que quería pero el simple hecho que lanzara su arma hacia el rubio indicaba que quería desesperadamente esa respuesta.
Arturo solo descendería su mano para desplazar el arma de Novacek hacia un lado hasta chocar con la pared de la celda, por lo cual ya no había que se interpusieran entre ellos, reglas básicas en un combate, jamás tomes el arma de un enemigo, nunca se sabía lo que podría haber en ella y menos si lo ofrecía o lo dejaba a la vista, no sin antes investigarse pero el rubio no pensaba usar sus poderes, no ahora por lo menos -Yo no hice nada y no sé qué sabe el gobierno de ti… yo solo tengo la capacidad de sentir el alma de las personas y lo que ocultan- Argumentaría al final con una tenue sonrisa, palabras que no tenían mucho sentido y también no decían nada pero generalmente cuando solo bastaba una palabra clave para hacer las personas sacar sus verdaderas ideas. Secreto, ocultar, malo, felicidad… todas las palabras tenían poder sobre la mente de la gente que al solo escucharla eran capaces de pensar lo primero que les venía a la mente y con eso saber muchas veces lo que ocultaba ¿Bastaría para Novacek palabras tan triviales y misteriosas? Al menos no sentía la confianza de revelar su poder pero quería corresponder de alguna manera que podía saber más de lo que se ve. –Más necesito tiempo y condiciones para lograr saberlo…- Dicho así tocaría su cuello donde habían estado las garras de ella como si tratara de indicar que el contacto físico era lo que necesitaba, pistas y acertijos era su mejor forma de actuar, Arturo no le gustaba dar información pero si darla de esa forma, tenía una historia del motivo de su actitud.
-Pero vine aquí por una buena razón, de hecho confirmaste lo que llegue hablar con los demás y no es que espere algún agradecimiento o algo pero no realizaran nada contra ti y tampoco habrá ningún problema o motivo para que sigas en la celda, explique todo fue un mal entendido no hace falta trates averiguar más- Arturo se levantaría para retroceder hasta la puerta de la celda –Sin embargo…. Hay una condición, llegando a la isla deberás acompañarme porque tu trabajo ahora será acompañarme, descuida serás pagada también por el trabajo extra- ¿Eran las mejores palabras para decirlo? Seguro lo tomaría como una ofensa o se sentiría prisionera pero fue el trato que llego al final con la gente del barco, ella trabajaría lo que resta todo del camino pero debería acompañar Arturo hacia donde el se dirigiera llegando a la isla ¿Motivos? No harían falta más pero ¿Cómo lo tomaría Novacek? Ahora era entendible porque Arturo decidió alejarse más hasta la entrada antes de continuar hablando.
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Re: S.O.S. (Pasado)
En un acto de buena fe otorgaba el único objeto que le hubo acompañado desde que tenía memoria, exponiéndose vulnerable alzaría las manos a manera de rendición, una breve campaña que indicaba paz, lo que deseaba era respuestas. Sin embargo, el contrario emitía más paradigmas, Justika frunció el ceño ligeramente ofendida por el proceder del marine, pero no estaba en derecho de demandar más allá de lo que podía tolerar. Llevando su diestra hasta la altura de donde se suponía los latidos de su corazón se escondían, trató de descifrar eso que significaba tener un alma, dada a su naturaleza ese tipo de dogmas jamás rigieron su vida. Cabizbaja su sonrisa se apagaba. – Eres muy extraño, ¿no te lo han dicho? – Suspirando la conversación que surgió para ella concluía, sin embargo, no todo terminaba. El Teniente se levantaba anunciando el nuevo acuerdo al que hubo llegado con el resto del personal, estaba sorprendida que dejará a un lado el resentimiento para solicitar que la liberaran.
Levantándose quedaba de pie contra el rincón, realmente no sabía que pensar de ello. No se trataba de confianza, era algo distinto. – ¿Por qué lo hiciste? – Su espada seguía en el lado opuesto, sin esperarlo aquel hombre le daba la espalda, no estaba siendo puesta a prueba, y poco comprendía lo que sucedía. Pero, le precio de su libertad estipulaba quedarse a lado de él, insegura de quedar a merced del contrario aguardaría unos segundos antes de decidir corresponderle. – Me fastidia tener deudas, así que resérvate el pago para ti mismo, en cambio te acompañaré a donde sea que haga falta… una compensación por el incidente de la habitación, me parece un trato justo. – Encogiéndose de hombros avanzó para sujetar su espada y ceñirla a su cintura.
Antes de salir de su confinamiento echó un último vistazo a la celda, pasó alrededor de tres horas cuando mucho, y no tenía la necesidad de seguir en el sitio gracias al marine. Resoplando suavemente sus pasos se distanciaron de aquel espacio para solamente acercarse al contrario que tenía la responsabilidad de custodiarla en lo posible si algo salía fuera de su control. En el exterior por los pasillos algunos hombres observaban de mala gana, seguro cedieron por la labia del príncipe… ahh… y es que Novacek consideraba ese apodo para él puesto que ante sus ojos lo trataban de forma tan preciosa que el respeto que le tenía lo envidiaba. Conteniendo sus celos instintivamente llevó su diestra a la manga de Pendragon llamando su atención. – Debo preguntar… ¿necesito prepararme para alguna clase de contingencia?, no acostumbro a aventurarme en una trabajo estando tan limitada de información. – De inmediato la presencia del capitán del barco salía de una habitación, volteó llevado por la curiosidad, una grata sonrisa le iluminó el rostro al comprobar que el Teniente se hallaba en el mismo sitio. – Teniente que agradable coincidencia, arribaremos en unas horas, como sea solo deseaba informarle de ello… señorita Novacek no se meta en más problemas me disculpo por el comportamiento de mis colegas de antemano, buen día a ambos. – Paralizada por el gesto del capitán intentó hallar una excusa de su comportamiento, ¿se debía por el marine?, tímida apenas le escudriñó con la mirada.
Levantándose quedaba de pie contra el rincón, realmente no sabía que pensar de ello. No se trataba de confianza, era algo distinto. – ¿Por qué lo hiciste? – Su espada seguía en el lado opuesto, sin esperarlo aquel hombre le daba la espalda, no estaba siendo puesta a prueba, y poco comprendía lo que sucedía. Pero, le precio de su libertad estipulaba quedarse a lado de él, insegura de quedar a merced del contrario aguardaría unos segundos antes de decidir corresponderle. – Me fastidia tener deudas, así que resérvate el pago para ti mismo, en cambio te acompañaré a donde sea que haga falta… una compensación por el incidente de la habitación, me parece un trato justo. – Encogiéndose de hombros avanzó para sujetar su espada y ceñirla a su cintura.
Antes de salir de su confinamiento echó un último vistazo a la celda, pasó alrededor de tres horas cuando mucho, y no tenía la necesidad de seguir en el sitio gracias al marine. Resoplando suavemente sus pasos se distanciaron de aquel espacio para solamente acercarse al contrario que tenía la responsabilidad de custodiarla en lo posible si algo salía fuera de su control. En el exterior por los pasillos algunos hombres observaban de mala gana, seguro cedieron por la labia del príncipe… ahh… y es que Novacek consideraba ese apodo para él puesto que ante sus ojos lo trataban de forma tan preciosa que el respeto que le tenía lo envidiaba. Conteniendo sus celos instintivamente llevó su diestra a la manga de Pendragon llamando su atención. – Debo preguntar… ¿necesito prepararme para alguna clase de contingencia?, no acostumbro a aventurarme en una trabajo estando tan limitada de información. – De inmediato la presencia del capitán del barco salía de una habitación, volteó llevado por la curiosidad, una grata sonrisa le iluminó el rostro al comprobar que el Teniente se hallaba en el mismo sitio. – Teniente que agradable coincidencia, arribaremos en unas horas, como sea solo deseaba informarle de ello… señorita Novacek no se meta en más problemas me disculpo por el comportamiento de mis colegas de antemano, buen día a ambos. – Paralizada por el gesto del capitán intentó hallar una excusa de su comportamiento, ¿se debía por el marine?, tímida apenas le escudriñó con la mirada.
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Re: S.O.S. (Pasado)
Algo que no le habían dicho antes o al menos jamás escucho en su vida ¿Ser extraño? Quienes no lo conocían lo dirían por sus capacidades pero ahora que lo notaba el propio ojos azules se dio cuenta que estaba entablando una conversación, una sonrisa a su interior se habría creado por darse cuenta como podía hablar mejor con quien le había intentado atacar que con alguien a quien conociera por mucho tiempo o fuese un compañero de la marina, después de todo mostraba una forma de ser activa y de confianza pero nunca hablo sobre mas asuntos que los que debían ser atendidos con las personas, algo para meditar solo un poco para pensar y posiblemente eso le atrajo a querer conocer esta mujer. De algún modo las ahora negociaciones iban con buen ritmo, Novacek había aceptado seguirle de buena gana aunque el orgullo aun le evitaba tener su compensación por el trabajo que debería continuar además ¿Eso era pagar deuda? No se quería imaginar que pasaría si de verdad quedara en deuda con ella o el costo exorbitante de eso, mejor no tener pensamientos sobre eso.
Finalmente podían caminar por el interior del barco, se debía sentir mejor, más libre ahora que finalmente había descansado y terminado los malos tratos, tan pronto que llegaran a la isla esperaría el reporte para saber si pudieron salvar a sus hombres o su barco, ya al menos saber noticias de los mismos después de aquella tormenta, caminaba y algunos hombres solo le saludaban como si fuera alguna clase de conocido, Arturo alzaba su mano y con eso bastaba, siempre ha sido fácil solo ser amable. Sin embargo pudo sentir un jalón en su manga azul que lo detuvo de golpe, girando para ser cuestionado sobre el tipo de trabajo que tendrían llegando a la isla, el rubio tendría que contestar pero fue interrumpido por el barbón capitán del navío por más en decirle que solo era cuestión de tiempo para llegar hasta la isla.
Esas palabras eran suficiente para alegrarlo pero aún era demasiado tiempo como para tener que realizar algo. –Bueno el trabajo es sencillo pero primero sígueme…. Mmmmm- por un momento el rubio se quedó sin palabras, cruzándose de brazos pensando sobre cómo debía llamarla. -¿Señorita ….? – En definitiva no sabía como nombrarle, era costumbre propia del marine no llamar a la gente por su primer nombre, le era difícil tener que ser informal en ese aspecto y tampoco se le ocurria como nombrarla ¿Un apodo sería mejor? Le gustaba usar negro ¿Blacky? Pero sus orbes felinas eran muy singulares ¿Kitty? En verdad que no sabía ni lo que pensaba el rubio pero si no podía llamarla por su segundo nombre ¿Qué le quedaba? ¿Nova? Tal vez al llamarle de esa forma solo quiera medio matarlo y no completamente, de cualquier forma solo esperaba porque ella comentase cualquier cosa en cómo ser llamada y moverse con ella hacia la popa del barco.
La parte trasera de un navio era donde uno no solía estar, muchos preferían la cubierta o la proa pero nadie vigilaba las espaldas ni veía todo el camino que una vez se recorrió con nostalgia, Arturo le gustaba más ver todo lo que viajo pero no por aferrarse al pasado, si no por no olvidar de donde venía para saber hacia dónde se dirige. – Bien sobre el trabajo que no mencione antes, es porque no existe el trabajo- Sonriendo buscando recargarse sobre el barandal del barco. –Una vez que lleguemos a la isla no necesitaras nada mas que acompañarme a la puerta de la base y de ahí eres libre nuevamente- Busco la forma de no dejarla en prisión y únicamente pudo pensar en trasladar su custodia sobre el como marine pero lo cierto es que no habia nada malo y tampoco Arturo era alguien que usara su rango para sacar provecho, simplemente no quería hubiese algún castigo del que no supiera después, alzaba su mano a forma de palma para detenerla. –Antes que digas algo, se que no te gusta quedar debiendo pero no me debes nada en un comienzo, seguro con tu habilidad habrias hecho cargo de cualquier situación pero si puedo darte la via mas pacifica entonces no me detendré- Su rostro se había tornado más serio, como si el poco tiempo le diese una idea de cómo era ella para comportarse o lo que podría decir aunque no duro mucho tiempo. –Ven, acompáñame y hablemos en lo que arriba el barco. Con tu fuerza y talento, lo se bien ¿No has pensado ser parte de la Marina?- Interesando sobre Novacek, Arturo quería charlar con ella de forma tranquila y conocerla mas.
Finalmente podían caminar por el interior del barco, se debía sentir mejor, más libre ahora que finalmente había descansado y terminado los malos tratos, tan pronto que llegaran a la isla esperaría el reporte para saber si pudieron salvar a sus hombres o su barco, ya al menos saber noticias de los mismos después de aquella tormenta, caminaba y algunos hombres solo le saludaban como si fuera alguna clase de conocido, Arturo alzaba su mano y con eso bastaba, siempre ha sido fácil solo ser amable. Sin embargo pudo sentir un jalón en su manga azul que lo detuvo de golpe, girando para ser cuestionado sobre el tipo de trabajo que tendrían llegando a la isla, el rubio tendría que contestar pero fue interrumpido por el barbón capitán del navío por más en decirle que solo era cuestión de tiempo para llegar hasta la isla.
Esas palabras eran suficiente para alegrarlo pero aún era demasiado tiempo como para tener que realizar algo. –Bueno el trabajo es sencillo pero primero sígueme…. Mmmmm- por un momento el rubio se quedó sin palabras, cruzándose de brazos pensando sobre cómo debía llamarla. -¿Señorita ….? – En definitiva no sabía como nombrarle, era costumbre propia del marine no llamar a la gente por su primer nombre, le era difícil tener que ser informal en ese aspecto y tampoco se le ocurria como nombrarla ¿Un apodo sería mejor? Le gustaba usar negro ¿Blacky? Pero sus orbes felinas eran muy singulares ¿Kitty? En verdad que no sabía ni lo que pensaba el rubio pero si no podía llamarla por su segundo nombre ¿Qué le quedaba? ¿Nova? Tal vez al llamarle de esa forma solo quiera medio matarlo y no completamente, de cualquier forma solo esperaba porque ella comentase cualquier cosa en cómo ser llamada y moverse con ella hacia la popa del barco.
La parte trasera de un navio era donde uno no solía estar, muchos preferían la cubierta o la proa pero nadie vigilaba las espaldas ni veía todo el camino que una vez se recorrió con nostalgia, Arturo le gustaba más ver todo lo que viajo pero no por aferrarse al pasado, si no por no olvidar de donde venía para saber hacia dónde se dirige. – Bien sobre el trabajo que no mencione antes, es porque no existe el trabajo- Sonriendo buscando recargarse sobre el barandal del barco. –Una vez que lleguemos a la isla no necesitaras nada mas que acompañarme a la puerta de la base y de ahí eres libre nuevamente- Busco la forma de no dejarla en prisión y únicamente pudo pensar en trasladar su custodia sobre el como marine pero lo cierto es que no habia nada malo y tampoco Arturo era alguien que usara su rango para sacar provecho, simplemente no quería hubiese algún castigo del que no supiera después, alzaba su mano a forma de palma para detenerla. –Antes que digas algo, se que no te gusta quedar debiendo pero no me debes nada en un comienzo, seguro con tu habilidad habrias hecho cargo de cualquier situación pero si puedo darte la via mas pacifica entonces no me detendré- Su rostro se había tornado más serio, como si el poco tiempo le diese una idea de cómo era ella para comportarse o lo que podría decir aunque no duro mucho tiempo. –Ven, acompáñame y hablemos en lo que arriba el barco. Con tu fuerza y talento, lo se bien ¿No has pensado ser parte de la Marina?- Interesando sobre Novacek, Arturo quería charlar con ella de forma tranquila y conocerla mas.
InvitadoInvitado
Re: S.O.S. (Pasado)
Tenían algunas horas para prepararse, Pendragon todavía se reservaba el derecho de hablar sobre el trabajo extra. Enarcando una ceja, la fémina continuó su avance hasta un sitio más privado de la parte de popa, cruzándose de brazos apenas disfrutaría del viento que acariciaba sus mejillas y el cual agitaba sus cabellos cenizos.
El sol era demasiado cálido, el intenso brillo lastimaba sus orbes, había estado encerrada poco tiempo, más la molestia permanecía. Quedando frente a frente el contrario se recargaba contra el barandal revelando algo que la sacaría de su estado de estupor, extrañada por la mentira tan detallada solo le quedó reclinar su rostro soltando una irremediable carcajada. – De verdad que eres muy extraño. – Sus dedos se aferraron por los mechones sueltos de su cabello, una risa torcida se plasmaba arrugando sus labios, se mostraba siendo noble y ahora intentaba pretender que no le debía nada, ¿qué clase de ser humano intentaba ser el héroe?, no era suficiente más ofensas en un solo día.
Quedando absorta se le planteaba la pregunta de pertenecer a la marina, era cierto que varias facciones la habían invitado a tripulaciones o gremios para formar parte de una nueva fuerza, bufando suave irguió su postura como si se preparara a dar una apropiada explicación. – Sinceramente he sido obligada a trabajar por otros, digamos que prefiero conservar mi libertad a estar atenida bajo otros diciéndome que hacer… no podría lidiar con ello. – De un momento a otro redujo la distancia para abrazar al oficial colgándosele del cuello, acariciando con sus dedos las marcas rojizas que le causó por el incidente. – Sin embargo, hay algo que me molesta… como he dicho odio estar en deuda, no trataré de insistir en acosarte para que me des motivos por los cuales me ayudaste, pero si algún día necesitaras de mí no dudes en llamarme. – Siendo hábil sacó un papel que indicaba la frecuencia de su comunicador caracol. – Detesto a los tipos como tú, y no puedo negar que gracias a ti eludiré un prolongado encierro. – Instintivamente pegó su frente al contrario. – Mencionaste algo, ver a través del alma, en mí no podrás hallar nada bueno, yo no encajo en esos grupos y mucho menos en el tuyo, lo que te puedo asegurar es que mantendré mi promesa no importa si sucederá antes o después, ¿de acuerdo?
El sol era demasiado cálido, el intenso brillo lastimaba sus orbes, había estado encerrada poco tiempo, más la molestia permanecía. Quedando frente a frente el contrario se recargaba contra el barandal revelando algo que la sacaría de su estado de estupor, extrañada por la mentira tan detallada solo le quedó reclinar su rostro soltando una irremediable carcajada. – De verdad que eres muy extraño. – Sus dedos se aferraron por los mechones sueltos de su cabello, una risa torcida se plasmaba arrugando sus labios, se mostraba siendo noble y ahora intentaba pretender que no le debía nada, ¿qué clase de ser humano intentaba ser el héroe?, no era suficiente más ofensas en un solo día.
Quedando absorta se le planteaba la pregunta de pertenecer a la marina, era cierto que varias facciones la habían invitado a tripulaciones o gremios para formar parte de una nueva fuerza, bufando suave irguió su postura como si se preparara a dar una apropiada explicación. – Sinceramente he sido obligada a trabajar por otros, digamos que prefiero conservar mi libertad a estar atenida bajo otros diciéndome que hacer… no podría lidiar con ello. – De un momento a otro redujo la distancia para abrazar al oficial colgándosele del cuello, acariciando con sus dedos las marcas rojizas que le causó por el incidente. – Sin embargo, hay algo que me molesta… como he dicho odio estar en deuda, no trataré de insistir en acosarte para que me des motivos por los cuales me ayudaste, pero si algún día necesitaras de mí no dudes en llamarme. – Siendo hábil sacó un papel que indicaba la frecuencia de su comunicador caracol. – Detesto a los tipos como tú, y no puedo negar que gracias a ti eludiré un prolongado encierro. – Instintivamente pegó su frente al contrario. – Mencionaste algo, ver a través del alma, en mí no podrás hallar nada bueno, yo no encajo en esos grupos y mucho menos en el tuyo, lo que te puedo asegurar es que mantendré mi promesa no importa si sucederá antes o después, ¿de acuerdo?
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Re: S.O.S. (Pasado)
Su rostro abrio los ojos de par en par ante la carcajada que habia liberado la rubia, en su momento no hablo sobre ningún nombre y eso le ponía algo tenso no poder hablarle por nombre alguno pero el ahora sobre lo que el decía parecer un chiste entonces convertia al rubio en el mejor comediante por ser capaz de hacer reir alguien con su naturaleza, no obstante sabría las razones por las que rechazaba su de forma sutil y amable la oferta de ingresar a la marina, era cierto que tenia una actitud fuerte pero justamente esa forma de ser en la marina no era algo que fuese para siempre, solo se debía recibir ordenes y trabajar en equipo, al ser uno Capitan ya tendría lo suficientes privilegios para andar de forma libre por los mares y a decir verdad la Marina era bastante blanda a cualquier otra mala suposición, solo habia que ver la melena larga que tenia el rubio para darse cuenta pero solo eran detalles menores ya que esa realidad era distinta a cualquier otra.
Todo era interesante de alguna forma, solo hasta que sintió el abrazo de Nova con sus manos sobre el cuello, Arturo habría tratado retroceder con el pequeño rubor de sus mejillas mas fue mala idea haberse recargado y no tenia escape ¿Asi eran todas las mujeres? Frias y calidas cuando quisieran, el movimiento que realizaba la chica le puso en alerta siendo que su musculatura bajo el ropaje podria notarse tensarse, la fuerza oculta de la que disponía pero no hubo peligro, al contrario un papel y la promesa de deberle un favor, en verdad esta chica mordia y no soltaba. Arturo tenia sus manos sobre el barandal, casi tentado a querer tomarla por la cintura mientras observaba hacia abajo a los ojos felinos y únicos de esa mujer, darían escalofríos a cualquiera pero de algún modo no sentía maldad, no veía nada malo, tal vez la forma tan honesta la ha llevado a ser tan natural en no tener una moral pero aunque Arturo no lo supiera, esa Novacek y el eran personas diferentes.
Casi como si ella ahora leyera su mente, se lanzaba pegando su frente y hablar en que no habia nada bueno, podria intentar averiguar mas, solo un poco mas ¿Deberia hacerlo? Lo emocionante de conocer alguien es hacerlo con el tiempo y no de forma tan directa pero ella estaba siendo directa en que no habría nada, si tan solo creerle…. Solo entonces el rubio habría recordado buenas palabras del mas venerable de la familia, algo que tendría que luchar mucho Arturo y mas con su poder sobre las personas, le haría sonreir y entonces sus ojos tomar un brillo mas singular. –Aceptare tu promesa pero si aceptas que no soy quien crees que soy- En ese momento Novacek podria tener en su mente algunas memorias que el rubio quizo compartir, unas cortas escenas de su vida como niño sin privilegio alguno que no revelaban mucho, solo siendo llevado al limite ante una familia que lo tenia mas como un futuro soldado y no como hijo, poco para concretar algo y siendo aun un enigma o acertijo pero habrían sido tan vividos como la soledad desde joven que ha tenido, tal vez con eso ella no podria envidiar o enojarse pues su renombre solo ha sido por la familia y no por la persona que es actualmente. –Si estas, tan segura que no encontrare nada bueno… no te sueltes de mi- Dicho asi, sus brazos la habrían de abrazar y sostenerla en el aire mientras la abrazaba por la cintura, no confiaba en que no fuese a ser atacado y por esa razon su cuerpo se mantenía ejecutando una especie de aura, un manto de protección que evitaría salir dañado por cualquier golpe o cortada mientras empezaba a usar su poder en ella e indagar mas alla sobre su persona y ver su historia a través de sus propios ojos.
Todo era interesante de alguna forma, solo hasta que sintió el abrazo de Nova con sus manos sobre el cuello, Arturo habría tratado retroceder con el pequeño rubor de sus mejillas mas fue mala idea haberse recargado y no tenia escape ¿Asi eran todas las mujeres? Frias y calidas cuando quisieran, el movimiento que realizaba la chica le puso en alerta siendo que su musculatura bajo el ropaje podria notarse tensarse, la fuerza oculta de la que disponía pero no hubo peligro, al contrario un papel y la promesa de deberle un favor, en verdad esta chica mordia y no soltaba. Arturo tenia sus manos sobre el barandal, casi tentado a querer tomarla por la cintura mientras observaba hacia abajo a los ojos felinos y únicos de esa mujer, darían escalofríos a cualquiera pero de algún modo no sentía maldad, no veía nada malo, tal vez la forma tan honesta la ha llevado a ser tan natural en no tener una moral pero aunque Arturo no lo supiera, esa Novacek y el eran personas diferentes.
Casi como si ella ahora leyera su mente, se lanzaba pegando su frente y hablar en que no habia nada bueno, podria intentar averiguar mas, solo un poco mas ¿Deberia hacerlo? Lo emocionante de conocer alguien es hacerlo con el tiempo y no de forma tan directa pero ella estaba siendo directa en que no habría nada, si tan solo creerle…. Solo entonces el rubio habría recordado buenas palabras del mas venerable de la familia, algo que tendría que luchar mucho Arturo y mas con su poder sobre las personas, le haría sonreir y entonces sus ojos tomar un brillo mas singular. –Aceptare tu promesa pero si aceptas que no soy quien crees que soy- En ese momento Novacek podria tener en su mente algunas memorias que el rubio quizo compartir, unas cortas escenas de su vida como niño sin privilegio alguno que no revelaban mucho, solo siendo llevado al limite ante una familia que lo tenia mas como un futuro soldado y no como hijo, poco para concretar algo y siendo aun un enigma o acertijo pero habrían sido tan vividos como la soledad desde joven que ha tenido, tal vez con eso ella no podria envidiar o enojarse pues su renombre solo ha sido por la familia y no por la persona que es actualmente. –Si estas, tan segura que no encontrare nada bueno… no te sueltes de mi- Dicho asi, sus brazos la habrían de abrazar y sostenerla en el aire mientras la abrazaba por la cintura, no confiaba en que no fuese a ser atacado y por esa razon su cuerpo se mantenía ejecutando una especie de aura, un manto de protección que evitaría salir dañado por cualquier golpe o cortada mientras empezaba a usar su poder en ella e indagar mas alla sobre su persona y ver su historia a través de sus propios ojos.
OFF: Uso de Haki Armadura, si, lo poseo
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Re: S.O.S. (Pasado)
Su mirada afilada no evadía la faz del contrario aun cuando éste mostró señales de precaución al tensarse, resopló conteniendo la risa por lo que se arriesgó a acariciar las marcas que le hizo en su cuello con la yema de los dedos, teniendo cuidado de no hacerle más daño. Cruzando solo miradas no era necesario continuar la conversación, no por el momento. Ladeando su rostro emitió una inusual sonrisa enarcando una ceja invitándolo a un juego sin reglas, le había dado su palabra de no lastimarlo, había ofrecido su asistencia, una oferta demasiado tentadora para alguien con sus capacidades. Debatiéndose en ese singular duelo de miradas el silencio se quebraría por el marine.
Emitiendo una luz a través de sus orbes el Teniente murmuraría una apuesta que sorprendería a la cazadora, y la condición de ello era el hacer a un lado todos los prejuicios, uno que estaba arraigado al envidiar la aparente facilidad en la que se condujo en vida. Unas imágenes transcurrían como si se tratara de sus propios recuerdos, pero estos lucían diferentes al percatarse que la persona que crecía en ellos se trataba del oficial. Asustada se conmovió, era verse como en un aterrador reflejo.
Arturo… – Al pronunciar su nombre en un suave susurro una lágrima se escapaba de su ojo enmarcando su mejilla, se veía solitario, estaba siendo usado. Antes de percatarse de lo que vería la visión de varias escenas se difuminaron cuando su silueta se elevó repentina al aire, el contrario tomaba la iniciativa alzándola. El aliento de la espadachina se escapó en un jadeo, sus manos se apoyaron a la altura de los hombros de su acompañante, y entonces sucedió.
Un calabozo, un cuarto oscuro donde la pequeña de alrededor de unos diez años pendía de los brazos sujetada por unas cadenas. La sombra de un hombre se distorsionaba, parecía que hablaba más en los recuerdos de la mujer las palabras se hubieron reprimido enclaustrando ese recuerdo. Varias marcas en su menuda figura debido al flagelación de múltiples castigos, más una sonrisa en la pequeña se dibujaba atroz como si lo disfrutara. Creció cual bestia, con la mirada perdida sujetaba una espada, fue entrenada y llevada al límite tantas veces que hasta el dolor que infligía a otros lo llegó a disfrutar. Lo único que se presentaba en sus recuerdos era el dulce aroma de la sangre, rostros que no tenían significado alguno para ella, solo apariencias que se presentaban en sus sueños como un firme recordatorio de sus crímenes. Era cierto que no existía nada bueno dentro de ella, más una frágil luz entre las tinieblas se manifestaba en el goce de su libertad al haber acabado bajo su propia mano de su captor. – Él es mi padre. – Estaba segura de que se había olvidado de su semblante, y ahora todo lo que estuvo evitando por tanto tiempo se presentaba tan vivido que nunca, que las caricias en su cuerpo le quemaban. – Entonces todavía sigues ahí. – Presente en sus memorias, acosándola por el pecado de haberle arrebatado su vida ante la traición de un deseo caprichoso de libertad.
Emitiendo una luz a través de sus orbes el Teniente murmuraría una apuesta que sorprendería a la cazadora, y la condición de ello era el hacer a un lado todos los prejuicios, uno que estaba arraigado al envidiar la aparente facilidad en la que se condujo en vida. Unas imágenes transcurrían como si se tratara de sus propios recuerdos, pero estos lucían diferentes al percatarse que la persona que crecía en ellos se trataba del oficial. Asustada se conmovió, era verse como en un aterrador reflejo.
Arturo… – Al pronunciar su nombre en un suave susurro una lágrima se escapaba de su ojo enmarcando su mejilla, se veía solitario, estaba siendo usado. Antes de percatarse de lo que vería la visión de varias escenas se difuminaron cuando su silueta se elevó repentina al aire, el contrario tomaba la iniciativa alzándola. El aliento de la espadachina se escapó en un jadeo, sus manos se apoyaron a la altura de los hombros de su acompañante, y entonces sucedió.
Un calabozo, un cuarto oscuro donde la pequeña de alrededor de unos diez años pendía de los brazos sujetada por unas cadenas. La sombra de un hombre se distorsionaba, parecía que hablaba más en los recuerdos de la mujer las palabras se hubieron reprimido enclaustrando ese recuerdo. Varias marcas en su menuda figura debido al flagelación de múltiples castigos, más una sonrisa en la pequeña se dibujaba atroz como si lo disfrutara. Creció cual bestia, con la mirada perdida sujetaba una espada, fue entrenada y llevada al límite tantas veces que hasta el dolor que infligía a otros lo llegó a disfrutar. Lo único que se presentaba en sus recuerdos era el dulce aroma de la sangre, rostros que no tenían significado alguno para ella, solo apariencias que se presentaban en sus sueños como un firme recordatorio de sus crímenes. Era cierto que no existía nada bueno dentro de ella, más una frágil luz entre las tinieblas se manifestaba en el goce de su libertad al haber acabado bajo su propia mano de su captor. – Él es mi padre. – Estaba segura de que se había olvidado de su semblante, y ahora todo lo que estuvo evitando por tanto tiempo se presentaba tan vivido que nunca, que las caricias en su cuerpo le quemaban. – Entonces todavía sigues ahí. – Presente en sus memorias, acosándola por el pecado de haberle arrebatado su vida ante la traición de un deseo caprichoso de libertad.
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Re: S.O.S. (Pasado)
Con cada momento averiguaba más y más dentro de la mente de Novacek y sus palabras solo confirmaban lo que rápidamente comprendía el motivo para odiar su propio apeido aunque claro que su historia era más desgarradora, mas triste y le molestaba al rubio lo que conocía de su mente lúgubre el no poder hacer nada contra ese tipo de personas. Arturo detestaba el mal del mundo, la maldad de las personas que llegan a preferir hacer su libertad a costa del sufrimiento de otros y simplemente ese tipo de cosas las aborrecía. Así que así era como sabia más de ella pero no se detendría, su habilidad continuaría indagando, observando y buscando más detalles sobre su historia que ella no podría controlar, a diferencia del dueño de la habilidad el rubio podía inmiscuirse y saber todo lo que alguien ocultase sin que pudiera guardárselo, solo requería el tiempo suficiente para poder analizarlo como si fuera un inquilino en un hogar con miles de puertas que llevan a cientos de recuerdos .
Es así como el continuaba mientras sus ojos podían estar cerrados o abiertos, pero preferia mantenerlos abiertos para asi ver las orbes de Novacek mientras seguía indagando ¿Qué tanto más habría de ella? –Eso solo es el comienzo…. ¿Ocultas algo mas?- Comentando al saber que las personas no se hacen solo por un hecho traumático, el cómo era ella, su capacidad de lucha o saber sobre aquella espada eran igual motivos que conducirían a su presente, no podía hacer nada mas el rubio mientras no terminara de usar su poder o por algún motivo se separaran, igual seria mas interesante conocer todo lo que ha hecho antes de llegar a este barco y las personas recientes que pudo haber conocido, siempre eran guías o lazos para encontrar a otras personas pero ya habría tiempo de llegar a ese momento mientras indagaba lo que era su pasado aun.
Es así como el continuaba mientras sus ojos podían estar cerrados o abiertos, pero preferia mantenerlos abiertos para asi ver las orbes de Novacek mientras seguía indagando ¿Qué tanto más habría de ella? –Eso solo es el comienzo…. ¿Ocultas algo mas?- Comentando al saber que las personas no se hacen solo por un hecho traumático, el cómo era ella, su capacidad de lucha o saber sobre aquella espada eran igual motivos que conducirían a su presente, no podía hacer nada mas el rubio mientras no terminara de usar su poder o por algún motivo se separaran, igual seria mas interesante conocer todo lo que ha hecho antes de llegar a este barco y las personas recientes que pudo haber conocido, siempre eran guías o lazos para encontrar a otras personas pero ya habría tiempo de llegar a ese momento mientras indagaba lo que era su pasado aun.
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Re: S.O.S. (Pasado)
Había ignorado su pasado varias veces, caprichosa se aventuró mejor por la vida experimentando lo que el presente le ofrecía antes de querer recordar día a día lo que un destino marchito le depositó sin darle la oportunidad de otorgarle el derecho de ser tratada como una persona normal. La cazadora todavía no alcanzaba a entender por completo la habilidad del hombre que le brindó una segunda oportunidad a pesar de su reacción agresiva hacia él unos momentos atrás, no obstante, estaba a su lado comprendiendo la naturaleza feroz de la mujer. En un suave murmullo seguía preguntándole si no ocultaba algo más allá que el penoso inicio de una niña sin el poder suficiente de ser salvada por los actos de antaño de su propio padre. Incapaz de emitir respuesta concreta volvería en sí para separar su rostro del contrario, poco a poco sus pies alcanzarían la superficie distanciándose del marine quien se mantenía sobre el borde de la barandilla observando la silueta de la espadachina.
Ligeramente absorta llevó su diestra a la cabeza extrañada, era cierto que ya no recordaba a su padre, pero si continuaba… – Tu puedes ver.. a través de otros. – Mencionó en reproche, quizá solo deducía solo una ínfima parte de lo que lograba realizar, más no podía darse el lujo de exponerse de esa manera a un completo desconocido. Cerrando sus orbes largó una profunda exhalación, el viento mecía sus mechones pálidos, casi éstos se agitaban a un suave compás mientras ella entraba en un improvisado estado de meditación. – Todo lo que presenciaste es parte de mí, si continuas escarbando más allá tu concepción de mi vida cambiaría por completo, si ibas más lejos solo encontrarías la resolución de una joven desquiciada exterminando a toda su estirpe, lo curioso en esto es que no lo hice por venganza, lo hice… porque tenía el poder de hacerlo. – Girando su rostro por encima del hombro solo para ver al rubio, simplemente reía alejada de una realidad, quizá no mantenía ninguna clase de arrepentimiento. – Al final tú y yo somos diferentes, pero puedo decir… que te odio un poco menos desde que llegaste hoy. – A pesar de que no le permitía verlo, le confesaba uno de sus más íntimos secretos.
Justika aguardó interponiendo distancia, ahora que sabía su pecado seguro tendría motivos para arrestarla, el asesinato de su familia solo se vio como un incidente siendo ella la única sobreviviente, pero Pendragon poseía los medios para puntuar la falsedad de la historia de la familia que proveía en su gremio de cazadores. – Ahora solo me queda preguntarte, al conocer mi verdad, ¿qué harás con ella Teniente?
Ligeramente absorta llevó su diestra a la cabeza extrañada, era cierto que ya no recordaba a su padre, pero si continuaba… – Tu puedes ver.. a través de otros. – Mencionó en reproche, quizá solo deducía solo una ínfima parte de lo que lograba realizar, más no podía darse el lujo de exponerse de esa manera a un completo desconocido. Cerrando sus orbes largó una profunda exhalación, el viento mecía sus mechones pálidos, casi éstos se agitaban a un suave compás mientras ella entraba en un improvisado estado de meditación. – Todo lo que presenciaste es parte de mí, si continuas escarbando más allá tu concepción de mi vida cambiaría por completo, si ibas más lejos solo encontrarías la resolución de una joven desquiciada exterminando a toda su estirpe, lo curioso en esto es que no lo hice por venganza, lo hice… porque tenía el poder de hacerlo. – Girando su rostro por encima del hombro solo para ver al rubio, simplemente reía alejada de una realidad, quizá no mantenía ninguna clase de arrepentimiento. – Al final tú y yo somos diferentes, pero puedo decir… que te odio un poco menos desde que llegaste hoy. – A pesar de que no le permitía verlo, le confesaba uno de sus más íntimos secretos.
Justika aguardó interponiendo distancia, ahora que sabía su pecado seguro tendría motivos para arrestarla, el asesinato de su familia solo se vio como un incidente siendo ella la única sobreviviente, pero Pendragon poseía los medios para puntuar la falsedad de la historia de la familia que proveía en su gremio de cazadores. – Ahora solo me queda preguntarte, al conocer mi verdad, ¿qué harás con ella Teniente?
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