El principio de una caza [Jagger]

Escuchó las palabras de Jagger con cierta sorpresa, ya que tampoco lo entendía todo. ¿El gobierno no se suponía que tenía que proteger a la gente? Día tras día, las enseñanzas de su maestro quedaban obsoletas por la realidad. Había llegado al infierno. Una tierra gobernada por humanos que no temen a un dios, y cuyo interés está por encima de cualquier moral. No sabía muy bien como reaccionar ante aquello. No tardaron mucho en poner el pequeño barco en marcha, lo primero que tenían que hacer era salir de aquella isla. No sabía is había hecho bien ayudar al encapuchado, pero había conseguido aquello que iba buscando y, para su sorpresa, iba a conseguir mucho más hablando con Jagger: una visión del mundo en la que estaba viviendo. No era inocencia desproporcionada, si no una falta de conocimiento debido al retiro espiritual en el que había vivido. Era ajena a todo aquello, aunque sabía un par de cosas sobre los deseos e impulsos humanos. Sabía que su misión era vengarse y darles caza a aquellos que habían malobrado en el templo de Swallow Island. Tenía que matarles. No importaba lo que dios pensara, o el trato que ella misma obtendría después de la muerte. La penitencia espiritual le daba igual. Su fuerte espíritu justiciero necestaba aquello, ya que no había un día que no pensara en ello.

Su respiración estaba descompensada pero volvía poco a poco a su ritmo natural. Se había sentado sobre uno de los bordes del barco y miraba a un punto fijo en el suelo de madera, intentando atar cabos de alguna forma. Su rostro se volvía en un amalgamo de expresiones. Tristeza, duda, sorpresa, rabia, confusión. No sabía muy bien que pensar. Esto se le estaba viniendo grande. ¿Qué podía preguntar? - Dijiste agentes del gobierno. ¿Qué es eso? ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes si alguien es un agente del gobierno? - preguntó, primero parecía como estar en otro sitio, pero a medida que formulaba las preguntas, levantaba la cabeza para terminar buscando el contacto visual de la otra persona. Había una técnica que se sabía para descubrir la verdad, pero sólo funcionaba si podía mirar los ojos de la otra persona. Los ojos eran el espejo del alma, la muchacha pensaba que eso sería suficiente para dictar si alguien miente o dice la verdad. Se pasó la mano por la cara, intentando despejar su frente y dejar que el aire secase la tez húmeda que poseía. Necesitaba refrescarse. Habían un montón de cosas que no esperaba saber hoy. Había esperado ese momento por tantos días y, cuando tenía la oportunidad, se sentía demasiado abrumada por el momento. Lo intentaba tomar con calma, y paso a paso. Esperó la respuesta del encapuchado.

La parte difícil había resultado más fácil de lo que pensó cuando se embarcó en aquella encomienda que considero personal, y es que de no ser por la intromisión de la mujer al unísono con Jagger las cosas hubiesen marchado diferentes quizás, era cierto que el encapuchado poseía cualidades que le ayudaban a escabullirse y salir librado de situaciones de intenso peligro, pero por lo que sabía en aquel entonces Tequila Wolf era un lugar de temer para todo revolucionario aun si no lo conocían, las historias iban y venían, siendo que ahora Saberhagen tenía la propia que contar. Con premura abordaron el barco dispuestos a abandonar la isla olvidada incluso por dios, Jagger sabía que mientras más tiempo estuviesen en ese lugar sus vidas peligraban igual que como si permaneciesen aun en la ciudadela, las defensas del recinto se extendían hasta un diámetro especifico lo que podía dificultar el escape si el tiempo seguían perdiendo, acercándose a la punta del navío dejo escapar desde sus dedos finos e imperceptibles hilos que se prendieron de las nubes más lejanas, y como si se tratase de un cordel el barco comenzó a moverse hacía la dirección enganchada, el revolucionario tiraba con sus hilos para impulsarlos fuera de las aguas enemigas, alerta en todo momento por la posible presencia enemiga pero sin descuidar aun la compañía de la fémina que yacía cercana a su presencia.

Su personalidad le obligaba a mantener la boca cerrada, los amargos recuerdos de lo vivido aquella noche en la isla de las golondrinas le impedían articular palabra alguna que pudiese servir de consuelo para la mujer, en ese punto quedarse callado era lo mejor que podía hacer, en su cabeza recorriendo sin cesar los recuerdos de muerte atino a despertar cuando la fémina por fin se dignó a hablar, pero a pesar de haber recibido la información de golpe no parecía mermar su intención por conocer a detalle lo acontecido…- Por lo regular visten de traje – Se detuvo a pensar antes de continuar hablando, intentando recordar todos los detalles que podía dar sobre los individuos que solo un par de veces había visto en el pasado – Pero lo que puede identificarlos es el uso de algunas habilidades particulares, desconozco el nombre de su estilo de combate, pero cuando te topes con uno, sabrás a lo que me refiero – Recordaba en tiempo pasado como las sombras danzaban frente a sus ojos, cegando la vida de los monjes de uno por uno, negó con su rostro buscando desvanecer el recuerdo, mirando una vez más a la mujer - ¿Eran tus amigos? – Preguntó, haciendo referencia a las personas fallecidas en el encuentro.

Su respuesta era un tanto extraña. Al menos no se esperaba a algo tan general. Pensaba algo mucho más... particular. Que fuera fácil de distinguir. ¿Cómo lo iba a encontrar? Habían varias cosas que tener en cuenta en aquellos momentos. La primera es que Kotori recién empezaba su aventura, por lo cual no tenía muy claro las facciones del mundo en aquellos momentos. Y la segunda es que... al no haber ningún tipo de caracterísitica personal, tendría que ir a isla en isla y preguntar por ellos. Se lo pensó con detención. Al menos era algo que podía usar. Una pista, por donde empezar. Tenía una información tangible. Sólo esperaba que el encapuchado fuese alguien que sabía que hacía. No quería pensar que el hombre la estaba engañando, porque ciertamente hubiese podido dejarla a la merced de los marines en Tequila Wolf después de usarlo, pero no lo hizo. Se encontraban en un rumbo desconocido, intentando salir de las aguas enemigas, y quedar fuera de su radio. En realidad le daba igual donde la llevaría, puesto que ese sería su primer destino en la investigación. Suspiró un tanto y se quitó la bufanda, dejando ver su rostro por totalidad y su pelo rubio y largo.

La pregunta del hombre atrajo su atención, aunque sus ojos ya estaban siendo abrumados por lágrimas que no querían caerse. Lo había pensado demasiado a fondo. - Era mi casa. - dijo con un hilo de voz, obviamente poniéndose sentimental. No había rastro de rabia, si no de una persona que estaba algo perdida. Recién estaba empezando a tener sentido en su vida. - Era una de los monjes que vivían ahí. No salíamos nunca al exterior, y pocas veces pasábamos los muros del templo. No me explico cual fue la razón del ataque, y lo intenté justificar de mil maneras. Pero no se me ocurre nada. - dijo con apeno. Era fuerte, pero no lo suficiente como para haberlo parado. Igual sí había crecido en fuerza durante este tiempo, pero igual pensó que no sería suficiente. Se tenía que entrenar más, tenía que ,ya que el destino le había dado la vida de un cyborg, modificarse más. Mejorar para poder llevar a cabo su venganza. Apretó el puño de manera notoria, obviamente estaba cabreada. Mordió su labio interior. - No pude hacer nada, ni siquiera moverme. Aquello era tan... sangriento y violento. Estaban muriendo uno por uno, aunque ni siquiera estaba viendo al enemigo con claridad. Fui encontrada después, con algunas heridas. Desde entonces, estuve buscando una pista. Esta es la primera vez que alguien sabe algo sobre ello. - concluso.

Se reclino sobre la baranda de madera que servía de protección para no caer al mar, allí se puso a pensar en lo vivido en Isla Golondrina y todos los otros acontecimientos de masacre y violencia donde había sido participe, cierto que Jagger era un asesino que no tenía reparos en cegar la vida de cualquiera que se le encomendara siempre que fuese por la causa, pero ponerse a recordar del todo aquello, traer a su mente nuevamente recuerdos de muerte sin sentido, lo detestaba hasta el punto en que sin esperar ser visto por la mujer, escupió hacía el agua como parte de una vieja costumbre, negó con el rostro sacudiendo su cabeza para librar los pensamientos tortuosos que llegaban a su mente, buscando reacción en la mujer quien era la mayormente afectada por todo lo sucedido, pero cuando alcanzo a ver la expresión en su cara enseguida desvió la propia para mirar hacia el mar, alejar la imagen del rostro ajeno de su cabeza y suspirar una vez más ahogando el sentimiento que había apresado su garganta impidiendo el habla…- Cuanto lo siento – Dijo con el rostro mirando hacía el basto océano, quizás esta era la primera vez que Saberhagen se expresaba de esa forma, se mostraba empático, como nunca antes bajo cualquier otra circunstancia, y es que se debía a que el en carne propia fue uno de los dos que vieron el trágico suceso sin poder hacer nada para interferir.

Sello sus labios dejando que la mujer fuese quien hablara, dejando que la mujer contase su historia y si tenía suerte con eso poder ayudar al tiempo de duelo, contaba historias sobre su vida en el templo, sobre la forma en que se mantenían al margen y difícilmente se relacionaban con el mundo, la información llegaba a los oídos del asesino quien no podía alcanzar a descifrar la verdadera razón de la matanza, llego a un callejón al cual no quiso seguir explorando por el simple hecho de no querer enterarse de algo que no le concernía, pero sabía de alguien que podía tener información, su viejo amigo Gorthaur…- Quizás, solo quizás… - Se detuvo a pensar por unos instantes, dejando por momentos que la marea fuese quien les guiase hacía quien sabe dónde, girándose sobre la madera donde estaba reclinado – Un amigo mío puede que tenga la información que necesitas, es posible que él sepa sobre lo que paso en tu templo - ¿Era de confiar la mujer? Hasta ahora había demostrado serlo, cualquier cosa que pasase de aquí al futuro podía cambiarlo.

No tardó en darse cuenta que había dejado ver demasiado. Todo aquel amalgamo de emociones se le veían encima, más aún cuando había tratado de recordar aquella noche. También recordó las palabras de Kou cuando la salvó. "El templo ya no existe, ni lo que pasó ahí. Adiós templo". Como su fuese tan fácil. Desde que abandonó al gigantesco hombre, su vida no había sido más que un esfuerzo desmesurado por no recordar demasiado. Y cada vez que lo hacía, escondía las memorias con alcohol. Se las pasó un par de segundos mirando a la nada, hasta escuchar la voz del hombre decir que lo sentía. Con ello, también sintió una lágrima solitaria caer por su mejilla. - Vaya, qué me estará pasando hoy. - dijo con un hilo de voz, más para ella misma que para cualquiera que la estaría viendo o escuchando. Se llevó los dedos a la cara, para después usar su pantalón y limpiar su mano. Se levantó, intentando sonreír de nuevo. Había sido suficiente aquello, sabía que ponerse triste no le haría bien. Llorar sobre ello no devolvería las vidas perdidas, ni le devolvería las noches sin dormir. Suspiró de manera honda, haciendo que todo su cuerpo se moviera con la acción. Su cara se despejaría mientras que el encapuchado venía con una idea.

¿Porqué quisiera él ayudarla? Dio un par de pasos hacía él, y extendió la mano. - Lo siento, creo que no he podido introducirme antes correctamente. Mi nombre es Miura Kotori. No es que tenga un nombre personal, así se me dio en el templo. Desconozco de donde soy, y pensé que no debería hacer muchas amistades porque no sé a donde voy. - su mirada se había quedado firme, no se trataba de una charla emocional ni mucho menos. - Pero si me ayudas a saber algo más, tendrás no sólo mi agradecimiento si no que vendré en tu ayuda cuantas veces sea necesario. - su rostro mostraría una sonrisa amplia, ladeando un tanto la cabeza. Si bien al principio había dudado un tanto de las intenciones del hombre, en aquellos momentos no importaba cuales eran. Iba a ayudar al mismísimo diablo si eso le daría un plan. Una oportunidad de venganza. Cazaría a cualquiera que fuera necesario cazar. Haría muchas cosas, aunque no serían propias de ella. Así como la vida de veinte personas inocentes fueron robadas, tomaría sangre por sangre. No se conformaría con nada menos. Ni tampoco traicionaría a cualquiera que la hubiese ayudado, sea quien sea. Sin importar facción, nivel social o si quiera naturaleza.

Tenía que resistir lo más que pudiese el cumulo de sensaciones y emociones que le iban llenando de poco en poco, volteaba hacía el mar para no tener que ver el rostro de la mujer inundado por la tristeza y la angustia, puesto que Jagger a pesar de ser un asesino que no sentía el menor remordimiento al arrebatar una vida si era necesario, aun la empatía le jugaba chueco en algunas ocasiones como lo era esta, por ende virar la vista hacía cualquier otro sitio que no fuese ella, era la más adecuada de las opciones, sintió su garganta liberar la tensión cuando el guerrero forzó a su mente a que dejará de pensar en lo ocurrido, sacudió su rostro de lado a lado escuchando lo que serían parte de las últimas palabras de la fémina, eliminando por ahora de su sistema todo rastro de lo que recién había hablado desde el momento en que abordaron el pequeño navío de madera… - Había olvidado el hecho de que no sabía tu nombre – Fue ahí cuando se sintió como un tonto, ya que a pesar de desconocer la identidad de la fémina estuvo a punto de derramar una lagrima, entonces una vez más movió su rostro, tomo un poco de aire con la nariz y luego lo dejo escapar a modo de suspiro dejando caer el rostro entre sus brazos que se veían estirados aferrándose al barandal de madera que adornaba y servía de protección para el barco…- ¿Un favor? – No hizo falta pensarlo demasiado, desde tiempo atrás comprendía la importancia de los favores, y como estos en el futuro podrían servir para cualquier causa que pudiese estar siguiendo.

-Je…- Negó con el rostro emprendiendo camino hacia la punta del navío, luego se giró sutilmente para observar a la mujer esbozando una sonrisa ligera – Si el destino ha escuchado tus palabras y tienes suerte, el sujeto del que te hablo ya debe saber de lo que estamos hablando – Por un momento olvidó la habilidad de su amigo y como con ella podía hacerse de información sin siquiera salir de donde sea que estuviese – Tengo que advertirte que es un poco raro, y quizás por ayudarte te pida un mechón de tu cabello – Con su diestra hizo a figurar unas tijeras con los dedos, que pasó por su pelo antes de seguir hablando – Confió en que él sabrá que es lo que pasó en ese lugar, o si no, quizás tenga alguna idea de quien pueda tener la información que buscas – Terminó de hablar por unos momentos, fue allí cuando su estómago hizo acto de presencia dejando escapar un gruñido que se hizo audible en donde se encontraban, Jagger llevó la zurda hacia aquel punto, sobando un poco – Comienza a sentirse el hambre, y no creo que estemos cerca de cualquier isla – Trago un poco de saliva, yendo a sentarse en uno de los bordes de madera…- ¿Traes contigo algo de comida? – Elevo uno de sus brazos para sacar de su bolsillo la brújula que usaba para navegar…- Quizás podríamos pescar algo… - Estaba algo distraído, eso pasaba cuando faltaba comida en su barriga.

Contemplo la isla que va quedando detrás, alejándose lentamente mientras sintió que lo que necesita es cambiar de página pero no sé cómo hacerlo. Tantos recuerdos hermosos ahora teñidos de rojo por culpa de los últimos acontecimientos... Sin saber qué le esperaba pudo anticiparse que muchas cosas no volverían a ser igual. Pero tenía que mirar adelante y el joven tenía razón, necesitaría comer tarde o temprano, no podía emprender la huida para luego morir en alta mar por inanición. - Sé pescar, no te preocupes. - Contiene una mueca de dolor al sentir cómo distintos recuerdos vuelven a la superficie llevándola a esa época en que salía a cazar y pescar con sus hermanos. - Me encargaré de que no muramos en la huida, puedes confiar en mí. - Acto seguido, busca en el navío alguna herramienta de pesca, sean redes, cañas de pescar o arpones. Por suerte, encuentra una red algo raída y una caña de pescar que, si bien no es de alta calidad, hará bien su función. Encuentra algo de pan mohoso entre los barriles. El hedor hizo fácil encontrarlo pero no el sacarlo de su contención. Lo clava a modo de anzuelo, se sienta en la barandilla del barco y luego describe un arco elevado con el hilo en el aire dejando caer el extremo lejos del navío. Ahora sería cuestión de esperar... Si pudieran conseguir pescar algún calamar o medusa podrían capturar un pez espada sin problema, la zona era correcta y la velocidad la idónea para ello. Como fuera, no pasarían hambre.

Se sentó sobre la barandilla del barco, y miró al frente mientras tiraba la caña al agua. Aquello había sido en parte, divertido. También, no se quedaría ahí. Sabía que aquella extraña amistad, o mejor dicho compañerismo interesado, no se iba a quedar ahí. La muchacha había ofrecido su ayuda en cambio de una ayuda similar. ¿Quién sería aquel amigo que quizás tome un mechón de su cabeza? No lo sabía, pero lo cierto es que quería conocerle. Si él podía ayudar de alguna forma, no tendría porque no darle lo que iba a pedir. Por otro lado, su ceja temblaba con un poco de nervio, al pensar que el encapuchado no se había presentado. ¿Porqué? ¿Es que acaso tenía algo que esconder? Se pensó bien las cosas antes de hablar. Y eso que luego la gente dirá que es ella la que no tiene modales. - No escuché tu nombre aún. - dije de manera seria, aunque en realidad no fuera algo de suma importancia, pero sí la molestaba. -¿ No sabes que es de mala educación no presentarte ante alguien que lo hizo?- preguntó de la mejor forma que se le había ocurrido, aunque después de unos momentos, volvía a sus palabras nuevamente - ¿Cómo te llamas? - preguntó sin más, mirando un tanto por encima del hombro hacía atrás, para luego mirar hacía adelante nuevamente. Si la pesca requería algo, era paciencia.

Pronto comenzó a dejar de atormentarse por los pensamientos que hace unos momentos hacían mella tanto en él y en la fémina, ciertamente lo vivido contaba como una experiencia traumatizante pero en ocasiones Jagger amaba ser tan distraído para ese tipo de sensaciones como era el dolor ajeno, no es que no le importase el bienestar de su acompañante, si no que en ocasiones tendía a olvidarse de todo por cualquier sencilla y simple razón, el motivo ahora se debía a la alimentación, su estómago clamaba alimentos y a ciencia cierta sabía que lo poco que guardaba en el pequeño navío apenas significaba algo para dos personas, sin contar el hecho de que seguramente la comida se encontraría algo descompuesta o similar, después de todo un par de días transcurrieron desde su llegada a Tequila Wolf y su inmersión a la ciudadela-prisión para obtener lo que buscaba, tiempo para abastecerse no existía y ahora contemplaba la consecuencia de una falla a la hora de tener un compañero o compañera de improvisto. Las palabras ajenas tranquilizaron su mente y su estómago, la sensación de hambre se apaciguó temporalmente al saber que pronto estaría comiendo quien sabe que salido del mar, confiaba en las habilidades de la fémina pues pescar no era una tarea muy difícil, quizás el problema sería cocinar los alimentos sin prender fuego al barco, si esa la situación sería, el revolucionario no tenía problema con comer la carne cruda como antes en el pasado.

Su vista se posaba de reojo en las acciones de la adversa, se despegó de donde yacía reclinado para moverse entre el espacio al que podía, pronto encontró un sitio para tumbarse y así lo hizo, reclinó su cuerpo mirando hacia el cielo oscuro, y observó hacía por donde el sol se asomaba clamando por el mañana, tenía lo anhelado y ahora en cuestión de horas si todo salía bien, estaría entregando la preciada información, de repente se alejó de sus pensamientos cuando la mujer le atrajo con la voz, levemente giro el rostro para verle, y reincorporándose al notar su error fue que alzó los hombros y se encorvo un poco figurando una sutil sonrisa entre sus pálidos labios – Disculpa mi falta de educación, tiendo a olvidar ese tipo de detalles, mi nombre es Jagger, y como podrás haberlo notado soy un caudillo de la revolución – Abrió sus piernas al verse postrado en una viga de madera que le acercaba al suelo del mismo material, busco reclinar los codos en sus rodillas para después dejar caer los antebrazos al apuntar hacia abajo, una posición bastante cómoda viese por donde lo viese…- Lo que has hecho, gracias, sin tu ayuda las cosas se hubiesen sido muy diferentes – Y es que lejos de simplemente buscar dar satisfacción a la fémina para elevar la moral, la verdad es que de no ser por ella quizás ahora mismo sirviese como un esclavo más o peor…- Espero el día en que podamos entrar en acción y tomar esta isla, el trato que le dan a estas personas… no lo merecen – Apretó sus puños, mirando de frente – Cuando eso pase, serás una de las primeras en saberlo – Asintió con el rostro, esperando que de alguna forma un pensamiento fuese el que les uniese por la encomienda realizada por ambos haya atrás.

Se había tomado las molestias de pescar para el hombre, aunque obviamente no tenían ninguna relación, de todas formas tenía que hacerlo tarde o temprano. También, en su carácter estaba ayudar a los demás, cosa que la llevó a hacer lo que hizo, horas atrás. La curiosidad la había llevado a Tequila Wolf, y, aunque no había llegado a robar nada que fuese de su incumbencia, había obtenido la pista por ayudar a otra buena acción. Pero aún así, sus palabras llegaron a Jagger, quien sin más esperar, se disculpó por ello, haciéndola sentir un tanto mal. Esperaba que sus palabras no habían sido malentendidas, puesto que realmente no había sido esa su intención. Cambió de posición también, tras ver que él la encaraba, sentándose en la varada del barco de forma masculina y cómoda. Ella, en cambio, posó su pie derecho sobre la madera donde estaba sentada, y la caña de pescar bajo su pie, para que así no se moviese. Su codo se apoyó sobre su rodilla, y su mano albergó su cara, que estaba mirando fijamente al hombre. - Así que Jagger. - dijo, mientras pensaba que era un nombre pegadizo y corto, difícil de olvidar. Le gustaba. Sonrió un tanto, obviamente las disculpas habían sido aceptadas, ni había que decir algo más al respeto. Lo cierto es que ella había sobrerreacionado.

- Hmm.. revolución. - pensó durante un momento. - He visitado Coco Park hacía tiempo, y me encontré con un teniente de la revolución, aunque no lo he vuelto a ver desde entonces. Soy una civil. La verdad es que por ahora mi única meta es descubrir lo que pasó ahí, no pretendo hacer daño a nadie por el camino ni nada de eso- intentaba dejar clara su posición. No es que estaba rechazando la invitación del hombre, sólo que siempre había pensado el hecho de que su meta era diferente a la de los demás, por lo cual sus caminos seguramente tan solo se encontraría de manera fugaz. Era curioso el hecho de que, pese a ser de manera fugaz, era tan intenso e importante. Al menos eso parecía. - No me des las gracias, he conseguido lo que quería también, así que digamos que es un empate. Además, quizás y resultará que me ayudas más de lo que yo te ayudé a ti. - sonrió de manera larga, obviamente esperaba que el hombre la lleve ahí donde había mencionado, por lo cual ser su compañera le interesaba por ahora. También se veía algo perdida en todo aquel plan de ir con los marines, todo estaba demasiado confuso para ella. - ¿Qué te motivó estar en la revolución? - preguntó de manera casual. - La verdad es que salí hace poco de un aislamiento total, hay muchas cosas que aún desconozco, y otras muchas que no entiendo. así que una clase rápida no me iría mal. - reponía, con el afán de hacer conversación. - Y aún no me dijiste tu apellido. - aquella naturaleza inquisitiva la hacía preguntar quizás demasiado, para tan poco tiempo.

Navegando y pescando en la bastedad del mar el tiempo no parecía importar, no podían controlar la velocidad del barco pequeño donde no existían nubes de las cuales Jagger pudiese aferrarse para impulsar el navío, por lo cual la preocupación por llegar a cualquier sitio se desvanecía conforme los segundos pasaban y el ignorándolos, se ceñía a esperar a que cualquier cosa picara en la caña de pescar a la que la mujer depositaba su confianza, el aire frío de la noche comenzaba a calar en el cuerpo del guerrero quien sin moverse y solo permanecer allí postrado se iba enfriando de poco a poco, no se preguntaba a donde o que es lo que haría, en ese momento lo único que podía hacer era esperar a que el destino dictase lo que pasaría después, tenía los planos en su poder y con ello una gran responsabilidad por venir, pero sin embargo ahora mismo se sentía en paz y tranquilidad por el simple hecho de no estar haciendo nada, no sentía prisa por hacer algo, pues se regocijaba de haber obtenido lo que tanto había buscado, una oportunidad para marcar la diferencia nacida de su propia voluntad y perseverancia, más no podía mantenerse en un estado blanco, tenía que siempre estar en alerta.

Entonces el sonido se volvió a hacer presente, Saberhagen a pesar de querer mantenerse en silencio como acostumbraba se encontraba en una situación algo desconocida, con una mujer en la inmensidad del mar… algo que en el pasado nunca había acontecido…- No puedes ser una civil por siempre – Aseguro, como si el rango autoimpuesto por la fémina realmente significase algo, a lo largo de su vida el encapuchado conociendo a personas que se consideraban civiles sin relevancia creía que estos eran más de lo que decían, y quien sabe… de no ser llamado por Archibal el estuviese en la misma situación que su igual, o incluso una peor…- Una mano lava a la otra – Dijo en voz baja, enseguida elevo la vista para poder ver el rostro de la muchacha, escuchando sus palabras se detuvo a pensar y sin demorar demasiado encontró una respuesta a la interrogante…- No creo que se trate de motivación, la motivación se termina, se desvanece, deja de valer algo al final del día – Trago un poco de saliva, postrándose de pie para ver hacía el horizonte, pudiendo ver en la lejanía como el sol comenzaba asomarse muy, muy lejos…- Es convicción, y mi apellido es Saberhagen, no es que sea muy relevante, no sé de donde proviene o si tiene algún significado – Volvió a sentarse donde hace unos segundos estaba, esperando.