El tesoro de Son Cristobal [Jagger S. - Pasado].

Día 4 - Arco de la gran alianza.

-Extraño- esa era la palabra que ahora describía totalmente a Eden, desde el día anterior cuando despertase con el apoyo de Henry todo circulaba de una manera diferente, ¿en qué sentido?, en todos, en realidad era como si Silverman hubiese despertado de un largo letargo, uno que ahora le parecía incluso inverosímil, ¿en realidad fue un idiota todo este tiempo?, quizás, o tal vez simplemente estaba dormido. Ya no era aquel chiquillo alegre y tonto que veía todo de una forma relajada, al menos no de tal manera, ya sus ojos veían una realidad ineludible, el mundo estaba entrando en un caos completo que era casi imposible de frenar por medios convencionales, ya no lamentaba la matanza que hizo apenas tres días atrás cerca de Bighorn, una que era descrita por algunos criminales como un acto horrendo pero al final de cuentas obvio, al parecer nadie le dio la importancia que le daba Eden, eso le disgustaba un poco, aunque no por las razones adecuadas.

-A un lado- sujetó a un sujeto por la camisa y lo arrojó con tal fuerza contra un árbol que este seguro se rompió varios huesos, su agresividad había incrementado exponencialmente y su atención estaba mucho más focalizada, su genio interior había despertado y ahora utilizaba todas sus potencialidades en un grado considerable. Un pirata aledaño, posiblemente amigo de aquel que estaba sufriendo desenfundó una espada dispuesto a proteger la dignidad del herido, sin embargo, una mirada de Eden fue capaz de hacerle temblar y provocar que tomase asiento en su banca agachando la cabeza, así el albino continúo su camino a través de aquella localidad casi abandonada, salvo algunas cabañas y unos cuantos piratas resguardando la zona –como era habitual en toda Drumm, siendo esto más una invasión que una casualidad- la realidad es que todo estaba en calma, ¿por qué eligió ir allí?, en realidad todo era cuestión de una búsqueda personal que adquirió desde la isla de los Cactus, el tesoro de Son Cristóbal o al menos una nueva pista estaba en alguna parte de Drumm y todo indicaba que debía estar en ese sitio.

El samurái se detuvo frente a una cabaña e ingresó a la misma, era una especie de posada y algunos hombres se encontraban en la sala de recepción, algo particular en ellos era que no se mostraban como piratas, unos cuantos se veían como doctores por sus atuendos y sus lecturas, mas, otros tantos se notaban más bien como algo más, ¿cazadores quizás?, no era viable, después de todo un cazador no se adentraría tanto en la isla sin un motivo, mucho menos sin la fuerza necesaria, en realidad de todos los presentes solo uno destacaba, uno que se vestía como un criminal buscado que estaba tratando de ocultar su identidad, ¿sería acaso ese alguien analizando la situación?, no sería raro pensar que todos los piratas de afuera estaban comandados por una especie de cabecilla, sin embargo, no era momento de discutir aquello, estaba allí solo para hacer una pregunta al dueño del lugar y esa duda era saber dónde estaba un árbol en particular, así que de forma discreta se acercó con el encargado e hizo dicha pregunta sin armar revuelo.

Habían pasado ya 5 días desde su llegada a la isla de Drum y pese a ello el cuerpo del revolucionario no lograba aclimatarse, o al menos acoger la sensación de frio que se posaba sobre sus hombros cada mañana al despertar y duraba toda la noche aun si se cubría lo suficiente, la misión un fracaso total, la información conseguida no era la suficiente para significar algo a los ojos de sus superiores, y no podía siquiera pensar en presentarse en los cuarteles de la armada sin algo que realmente valiese la pena, la desesperación era algo que Jagger aún no conocía del todo, hasta ahora los eventos y situaciones que envolvían su vida los pudo superar pero ahora el no cumplir una encomienda parecía carcomerle la cabeza, se encontraba abandonado de sí mismo, alejado de la lente de Gorthaur y de cualquier otro que pudiese conocerle, refundido en una posada donde pasaba los días leyendo en su habitación y las noches cerca del fuego en la recepción con tal de calentar su cuerpo, así el tiempo fue pasando, lento y tortuoso envolvía la mente del guerrero en un espiral de aburrimiento, esta era la primera vez en toda su vida como caudillo que no estaba haciendo algo por la causa que tanto juraba defender…- Maldición, como quisiera no haber estado perdiendo el tiempo con Gorthaur, seguro algo hubiese encontrado por mi propia cuenta – Maldijo rechinando los dientes mientras permanecía sentado sobre un mueble frente al fuego de la chimenea, apretó con los dedos de su diestra el libro que sujetaba, y enseguida negó con el rostro lamentándose una vez más la acción que le llevo a estar donde ahora se veía.

Un plato de sopa caliente se veía a su alcance, comía de él cuando creía que era necesario, dejaba que se enfriase pues a pesar de encontrarse en un clima endemoniadamente helado tenía la lengua un gato y la comida caliente no podía soportarla, se perdía en el fuego cuando se alzaba majestuosamente, viendo en las llamas recuerdos de las hazañas bien hechas cometidas en el pasado…- Viejo, tráeme otra botella de vino, esta vez puedes sin la molesta copa – No hizo siquiera a mirar al posadero, basto con elevar la mano diestra de una forma algo grosera, hacer un ademan con esta y permanecer quieto a la espera de su bebida. Ahora mismo el futuro no lo tenía previsto, detestaba la idea de zarpar de Drum pero aun así quería abandonar la isla que le recordaba su fracaso, una falla que de por si parecía sucedería con o sin la presencia de su allegado con mascara de corazón, en cuestión de minutos la botella llego hasta donde él se encontraba, y con un movimiento sutil la abrió sin dificultad, se la empino y dando un sorbo fuerte continuo con lo que estaba haciendo, que era absolutamente nada. De pronto el sonido de la puerta al abrirse se hizo a oír, Saberhagen inmerso en sus asuntos no presto mucha atención, ocasionalmente la gente entraba y salía de la posada por lo cual era innecesario poner vista de quienes se trataban, si alguno de ellos traía algo de interés consigo, Jagger lo sabría, pero por el alcohol que estaba bebiendo, quizás tardaría en averiguarlo.

Inmerso en sus pensamientos, sin saber la razón o el porqué, se giro para observar hacía todos lados, sentía el rostro levemente entumecido por el frío y el vino, pero no hizo mayor alarde por eso, si no porque a quien veía, antes lo había visto cuando la mayoría del mundo estaba actuando desesperados para encontrar a los supernovas, la droga hizo efecto en él y sin pensarlo dos veces el revolucionario se levantó de la silla avanzando hacía aquel hombre, si alguien podía saber algo que fuese más de lo que él conocía, posiblemente era el recién llegado, pero cuando estuvo a punto de llegar tropezó con una silla cayendo sin remedio contra el suelo de frente al extraño peli blanco… - Ouch…- ebrio solo atino a sobar su rostro, a pesar de encontrarse tumbado boca arriba mirando al techo.

“Que molesto, creo que aquí todos son piratas, supongo que si alguno me amenaza tendré que matarlos a todos” mantuvo su postura indiferente mientras uno de los sujetos se ponía de pie mirando directamente al recién llegado, casi como examinando si le conocía de algún lado,  por su parte se mantuvo estoico y solamente giró un poco la cabeza para observar rumbo a la barra, se le antojaba beber algo de sake, esperaba que tuviesen un poco allí. Estaba por dirigirse a otro lado cuando una figura tambaleante se cayó enfrente de él, al parecer el mismo sujeto encapuchado que ahora parecía un monje sacado de las montañas estaba tendido en el suelo, aquella escena causó revuelo entre los piratas y todos en absoluto comenzaron a reírse, burlándose claramente del caído, algo que en Eden simplemente provocó una mueca de gracia para después abandonar al sujeto a su suerte e ir a la barra.

Llegó hasta la misma y tomó asiento pidiendo un sake, el dueño del bar se rascó la cabeza pelona y buscó entre las botellas sacando una vieja para entregarla a Silverman, este solamente la sujetó con cuidado y comenzó a beber en absoluto silencio. Pensó por un momento en su siguiente rumbo, sin duda dirigirse a Arabasta era algo oportuno, la isla de la arena estaba plagada de historias sobre tesoros antiguos, bien podría ser que allí consiguiese lo que estaba buscando aunque no era una garantía, incluso llegaba a sopesar el hecho que quizás ya alguien había dado con el mismo, aunque eso en cierto modo carecía de sentido, pues de ser el caso, ¿por qué las pistas estaban en los sitios indicados?, salvo que alguien se hubiese tomado la molestia de colocarlas de nuevo en su lugar, significaba que nadie había dado con aquel famoso tesoro.

Estaba inmerso en aquello cuando una mano se posó en su hombro derecho, casi al momento un viejo salió por su lateral con una sonrisa macabra -¡Oye, tú eres ese cazador llamado Silverman, yo te conozco, te conocí en los Blues, justo en Micqueot, sabes, ese día atrapaste a muchos de mis camaradas, es una suerte que estés aquí, si me pagas unos cien millones, al igual que a todos mis amigos de este bar, seguro te dejamos vivir!- todos comenzaron a reír ante aquel comentario y más de uno sacó un arma, al parecer su mala suerte estaba afectando de nuevo a su vida, aunque en realidad era algo bastante estúpido, tanto que Eden no hizo caso a las advertencias del sujeto y solamente se mantuvo bebiendo sake y pidiendo la cuenta para retirarse, esto causó la ira del pirata que desenfundó una pistola y la colocó en la cabeza del chico -¡Escúchame de una maldita vez, danos ese dinero o te vuelo la tapa de los sesos imbécil!- sin embargo aquel chico solamente mantenía su mirada al frente, indistinto a todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, pues ya varios de los hombres estaban de pie listos para la batalla en caso de ser necesario.

-Piérdete, no tengo ganas de acabar contigo- aseguró con total convicción girándose lentamente para mirar directamente al sujeto, esto de alguna manera extraña le hizo dar tres pasos atrás y comenzar a temblar, casi como si aquel pirata hubiese sentido una enorme amenaza en los ojos del cazador -¿Entendiste?, dile a tus amigos que se marchen- y con eso dirigió una mirada en general al resto, algo que pareció tener un efecto adecuado pues muchos de ellos bajaron sus armas y salieron del sitio con cierta premura en tanto otros simplemente tomaban asiento sin atreverse a mirar de nuevo al samurái, ¿qué había sido eso?, algo que Silverman llamaba “la mirada del guerrero”.

Sus ojos se cerraban y entre abrían levemente, era poca considerable la cantidad de alcohol que desde hace un par de horas había estado ingerido, y combinados con la extraña culpa que parecía agobiarle se tornaban una combinación peligrosa, el encapuchado soltaba suspiros e incluso a veces de su boca escapaba el sonido del “hipo”, algo que normalmente no ocurría pero que ahora siendo que pasaba, le importaba un carajo, hasta donde se veía no solo a eso ponía poca atención, también al hecho de encontrarse tumbado boca arriba en el suelo, sentía el cuerpo levemente adormecido, en especial por la zona de la cara y el pecho, pero de cierta forma podía agradecer al vino por el calor entregado, su estómago clamaba por comida, sin embargo como penitencia Jagger estaba alegando a su propia mente que no debía comer, aun si el dolor era capaz de desmayarlo, seguiría manteniendo su palabra. Solo tuvieron que pasar algunos minutos para que de su cabeza escapase la idea de hablar con el peli blanco, estando tumbado solo podía concentrarse en levantarse, pero no lo hacía por la comodidad que sentía al encontrarse allí sin hacer nada…- Así deben sentirse los ebrios que duermen en las calles – Frunció el ceño de forma leve indagando un poco más sobre el pensamiento abordado, hasta que de repente fue capaz de percatarse de algo, el desconocido estaba ignorando su persona, o si lo interpretaba mejor… dirigía su atención al calvo que atendía la barra.

Las carcajadas se hicieron a escuchar durante unos minutos, personas que se burlaban por el torpe acto de Saberhagen y que aun con ello el mismo revolucionario ignoraba, hasta que de pronto la tensión se sintió de repente, desde donde se encontraba Jagger tenía el campo de visión a su entera disposición, con la ventaja de observar todo fue que pudo prestar atención al pronto acercamiento de un desconocido, aspecto y rostro de pocos amigos, que al estar cerca de llegar a la barra fue esquivado por el tumbado con el simple girar de su persona, en un instante se reincorporo postrándose de pie para contemplar todo, llamando su atención el acto efectuado por el extraño peli blanco, quien con una mirada fue capaz de domar al grupo entero de piratas carroñeros que buscaban extorsionarle, desconocía el motivo de lo que ocurría pero en su estado de embriaguez se servía a dejarse llevar por todo, si estaba en problemas o no pronto lo averiguaría…- ¿Qué rayos? – Trago un poco de saliva para mover después su rostro de lado a lado, se posó en uno de los bancos cercanos al individuo recién llegado y de reojo vislumbro como bebía de la botella con tanto júbilo – ¿Silverman? – Repitió el nombre en voz baja que hace unos momentos escucho, luego volteo la vista para ver al extraño – Tú estabas en eso de la búsqueda de los supernova ¿o me equivoco? – Llevo la mano diestra hasta su cabeza apretando con levedad, un dolor de cabeza leve comenzaba a llegar.

Desconocía quien era el extraño pero ni aun así se preguntaba si era necesario saberlo, el inmenso mar albergaba a muchas personas de las cuales Saberhagen pocas conocía y por la forma en que se movía consideraba serían mucho menos…- Viejo, otra botella de vino para mí, y al menos pon algo de pan, que hasta parece que las ratas se mueren de hambre en este sitio – Soltó un suspiro que denotaba cierta pesadez, a esperas sin embargo de lo que diría el extraño, quizás algo que pudiese servirle para no llegar con las manos vacías, al menos no del todo.

Al parecer las cosas estaban ya en calma, no quedaba mucho salvo beber un tanto e incluso preguntarle al viejo dueño del bar, estando en una isla como Drumm no había mucho que hacer, salvo buscar aquello que llevaba ya meses tratando de encontrar. No obstante, justo cuando iba a preguntar algo escuchó su nombre de una voz no reconocida, ¿se trataría del molesto pirata?, no parecía ser el caso pues al girar su cabeza con su rostro indiferente pudo notar al sujeto que antes se cayó como un pobre ebrio, sin embargo, aquello era algo bastante usual, lo extraño fue escuchar la siguiente pregunta, una que incluso pudo tensar todo el ambiente pues los piratas estaban presentes y había al parecer prestado atención a las palabras del sujeto. -No entiendo de que hablas- aseguró con pasividad volviendo a la bebida, aunque esto no consiguió calmar las palabras del otro que ya pedía de forma despreocupada una botella nueva, cosa que obviamente no iba a suceder pues el dueño del bar ya estaba corriendo fuera por su vida a sabiendas que lo siguiente en acontecer no iba a ser nada agradable para aquel encapuchado.

-¡Matadle, sabe demasiado!- gritó uno de los borrachos hasta el fondo mientras sacaba una pistola y disparaba en contra de aquel que se atrevió a hablar en voz alta referente a los supernovas, algo que hizo además que todo el resto de piratas hiciesen lo mismo dispuestos a matar al sujeto que ahora era el centro de atención. Uno de los piratas que estaba cerca de Eden buscó entre sus ropas una especie de granada y al tenerla en sus manos mostró una sonrisa macabra, para su mala suerte Silverman que ya le había percibido le sujetó por el cuello elevándole unos centímetros sobre el suelo, posteriormente quitó el seguro a la granada, la colocó en la boca del sujeto y lo arrojó con fuerza por una venta haciendo que se escuchase una explosión a varios metros del establecimiento, esto causó la furia de algunos hombres cercanos, pero al igual que antes una sola mirada bastó para hacerles huir arrojándose por otras dos ventanas que estaban cerca.

“¿Supernovas, aquí en la isla de Drumm?, no creo que sea posible, algo así debería ser bastante conocido” se cuestionó en silencio indistinto al caos que se estaba generando en el bar, aunque eso sí, mirando de reojo al otro para saber si iba a sobrevivir o si por el contrario correría la misma suerte que el anciano padre de aquella chica. Ahora, si aquel hombre deseaba tener la atención del samurái sin duda la había obtenido, si lograba sobrevivir a esos ataques violentos por parte de los criminales no quedaba duda que desearía hablar con este sobre cuestiones que posiblemente pudieran ser de un alto interés. “Ahora que lo pienso, ¿acaso no dijeron que mataron al anciano por algo que no debía saber?, ¿sería posible que fuese esto mismo?, todo parece concordar” bebió un poco más del vaso notando como la escena estaba por llegar a su clímax, la muerte o la vida, era momento del otro para hacer sus movimientos.

Podía justificarse su comportamiento por las cinco botellas de vino que hasta ahora llevaban, o quizás era por el dolor de cabeza que no pensaba claramente, cualquiera que fuese el caso las palabras que recién acababa de exclamar no solo habían llegado a los oídos del peli blanco, quien sin hacer alarde alzo la voz para con un par de palabras negar lo que preguntaba el guerrero, sin embargo otros tantos se mostraban como él, ansiosos o quizás fracasados por no haber encontrado a los supuestos piratas, a esas alturas Jagger ignoraba la tensión que se podía sentir de nueva cuenta sobre la habitación, los ánimos que el extraño bajo se volvieron a elevar a los escasos segundos después de cerrar la boca, el cantinero negó con el rostro dibujando en el mismo una expresión de terror, abandono el recinto partiendo de la barra hacía otro sitio buscando protegerse, ya que desde donde se encontraba el campo de su visión le permitía ver lo que a las espaldas del revolucionario se estaba gestando, una horda de individuos molestos que clamaban información, datos que para ser sincero el propio asesino desconocía, no podía saber más que ellos pero eso poco importaba…- ¿Enserio quieren molestarme? – Frunció el ceño, la sola idea de levantarse a sentar a esos abusivos sonaba tentadora, pero si hacía eso tenía que abandonar en el acto la posada, lo que quedase de ella en todo caso. Pronto Jagger hizo a girarse sobre el banco donde yacía, escuchando detenidamente las palabras del sujeto amenazante de hace unos momentos.

El movimiento del adverso fue visto por los ojos del encapuchado, el arma apuntaba a su pecho lo que indicaba que el disparo sería a la zona de su torso, la lógica superaba a la inteligencia y ese no era el caso, pronto de un salto impulsándose con los tobillos el disparo paso de largo impactando contra las botellas que yacían en un estante tras la barra, pronto el resto de individuos siguió al primero en actuar desencadenando la furia del plomo contra el revolucionario que apenas piso el taburete de madera, se comenzó a mover haciendo uso de su gracia y habilidad, increíble de ver como a pesar de estar medio ebrió podía realizar tales hazañas de destreza física, así se fue librando de la ofensiva ajena, alcanzando a vislumbrar de reojo el singular movimiento del peli blanco. Un poderoso estruendo retumbo en el espacio donde estaban, los trozos de madera y escombros elevaron una estela de polvo que cubrió la visión de casi todos los presentes, a excepción de la de Jagger quien permanecía alerta, con un ligero zumbido en su cabeza pero ya despejado por lo que acaba de acontecer…- Ese tipo sí que no se anda con rodeos – Aseguro con firmeza, pues viese a donde viese el panorama pintaba destrucción, el aire helado se colaba por los agujeros en la estructura, acariciando una vez más el cuerpo de Saberhagen.

Pero parecía que no todo terminaría allí, los sujetos perturbados por la explosión se iban levantando de uno en uno, para ese entonces el guerrero ya había articulado su siguiente movimiento, los hilos que usaba para valerse en distintas situaciones estaban por hacer su trabajo como lo era normalmente, estos se colaron por los destrozos cercanos y uno tras de otro se impregnaron a las extremidades de algunos de los presentes, una sonrisa se figuró en su rostro y sin pensarlo dos veces entre ellos se comenzaron atacar, el revolucionario movía sus dedos manipulando a cada uno de los presentes, dejando que por el cansancio ajeno uno a uno fuesen cayendo tumbados en el frío suelo.

Eden se mantuvo tomando con serenidad mientras el combate se estaba efectuando en el bar, en realidad, aunque vigilaba al extraño de reojo no veía nada inusual, salvo que este movía sus manos de una forma extraña, ¿acaso estaba teniendo algún problema en ellas?, no podría asegurarlo, solamente veía a la gente atacándose unas a otras sin motivo alguno, bastante peculiar, a decir verdad. “No veo nada particular, sin embargo, no entiendo la razón de atacarse mutuamente” bebió un poco más hasta que inesperadamente todo comenzó a detenerse, los pocos hombres que estaban intactos comenzaron a alejarse del sitio y en ocasiones algunos de ellos parecían tratar de pedir refuerzos o algo similar, ¿acaso vendrían más piratas para combatir a los dos hombres que todavía estaban en el bar a sus anchas?, eso era una probabilidad que no estaba seguro de que se cumpliese.

Finalmente, tras un lapso de tiempo los últimos sujetos se escabulleron dejando solos a las dos figuras, el encapuchado y Eden, este último todavía estaba bebiendo algo, ahora una especie de botella nueva que se había topado debido a la ausencia del dueño. -Parece que has acabado con ellos- comentó de una manera desinteresada mientras vislumbraba alrededor, un pobre diablo retrasado al notar que era el último se arrojó por la misma ventana que antes hubiese destruido uno de sus compañeros intentando escapar del propio albino -No sé quién eres, pareces fuerte, supongo que no vendría mal hablar un momento si es lo que deseas- en ese momento sin estar demasiado ocupado en los posibles curiosos que pudiesen estar alrededor del bar se puso en pie y se giró con la botella en mano para observar al sujeto, describirlo era difícil, de hecho hasta parecía alguien ordinario que si uno se topaba en la calle jamás recordaría, quizás esa era su fachada precisamente.

-¿Cómo te llamas?- preguntó acercándose y eventualmente arrojando la botella a su entonces compañero de soledad, después de todo este había pedido un poco más de licor, así que entregárselo podía ser la oportunidad perfecta para que tuviese un tanto más de confianza -Dijiste algo de unos supernovas, ¿eso significa que en esta isla se encuentran los famosos piratas cuya recompensa supera ya los cien millones?- aquella era una duda interesante de plantear, según la idea de Eden todo estaba correlacionado, aunque era verdad que no se imaginaba que pudiesen encontrarse allí los piratas más buscados dentro de aquella zona del mundo, era incluso algo irrisorio pensar que todos estaban centrados en una sola isla y nadie se había dado cuenta. Empero, lo anterior también conllevaba algunas preguntas, ¿cómo se había enterado aquel sujeto de dicha reunión?, la única respuesta afirmativa era que este estaba involucrado o que en su defecto tenía fuentes bastante hábiles para informar de una situación, cualquiera de los casos era una buena oportunidad para ver si conocía algunas cosas más, sobre todo respecto al tesoro que estaba buscando, uno celosamente resguardado.

Los quejidos de dolor y gritos de confusión se hacían escuchar en el establecimiento, emanando de las bocas de aquellos impuros que se habían dignado a atacar al aparentemente ebrio encapuchado, por lo general Jagger hubiese preferido escabullirse entre el alboroto antes de tener que verse en medio de la trifulca, pero esta vez era el uno de los protagonistas de la misma y salir a la intemperie donde el aire helado podía congelar a cualquiera que no estuviese bien abrigado no podía ser una opción, sin embargo gracias a sus habilidades el guerrero podía librarse de ese tipo de sucesos e incluso otros peores, ¿Cómo había llegado a eso? Los ligeros pinchazos de dolor que invadían su cabeza impedían que pudiese recordar a corto plazo, pero aun así no desfallecía a la hora de mover sus dedos provocando la danza de los títeres de carne que uno a uno iban cayendo, quienes lograban por azares del destino librarse del martirio con la muerte terminaban en el suelo, y así la mayoría término cegado, algunos otros escapando y únicamente dejando al dúo de extraños en el recinto.

Desde el punto donde se encontraba Saberhagen tenía plena visión de todos y cada uno de los rincones de la posada, los puntos por donde cualquiera que se dignase a volver entrarán estaban cubiertos por medio de la periferia visual, y así cuando el ambiente se sintió más calmo y solo dos individuos quedaron, el guerrero decidió acercarse hacía la barra, en el camino sujeto una botella de vino que había sobrevivido, la abrió con facilidad usando uno de sus hilos y se postro en uno de los bancos próximos al peliblanco, le escucho hablar apenas estuvo al alcance de su voz y sin necesidad de gritar dispuso de la palabra…- Mi nombre es Jagger, tú debes de ser Silverman – Y no es que fuese que lo conociera, la atención que el revolucionario ponía a los detalles era sorprendente al punto en que había escuchado a los anteriores hacer uso del nombre ajeno… lo suficientemente fuerte como para librarte de los problemas sin mucho esfuerzo - Ni siquiera te inmutaste ante todo el alboroto, supongo que sabías cómo terminaría todo, o eres– Cualquiera que fuese el caso, por ahora no era importante.

-Supongo que ya que ha pasado todo no tiene importancia mantenerlo oculto por más tiempo – Reclinó sus codos sobre la barra inclinando el rostro un poco para poner la boca en la botella de vino, la empino con una de sus manos y dio un sorbo largo antes de dejar escapar un suspiro de entre sus labios…- Un viejo amigo fue quien me brindó esa información, mi objetivo era el obtener los datos de lo hablado en dicha reunión, pero parece que llegue muy tarde, no pude acercarme lo suficiente para hacer algo que valiese la pena – Una vez más bebió de la botella, dejándola después descansar en la barra de madera - ¿Tu qué me dices? ¿Pudiste averiguar algo? – Era tiempo de escuchar algo que no fuese su propia voz.

-Jagger, curioso nombre- Eden no era bueno recordando nombres complejos, si bien poseía buena atención cuando se lo proponía, lo cierto es que los nombres no le eran demasiado relevantes salvo que fuese en realidad algo de importancia, como un amigo, un enemigo potencial o hasta un posible dador de información. En todo caso, aquel sujeto ya había demostrado ser lo suficiente fuerte para acabar con todos los presentes o al menos una gran mayoría, no era nada despreciable y en cierto modo ahora pensaba que debía poseer una habilidad especial para haber hecho que se peleasen entre ellos, la verdad es que pensar en que los piratas comenzaban a luchar entre ellos sin motivo era ofender a la inteligencia de cualquiera, empero, tampoco iba a indagar mucho en ese aspecto, no era su interés preguntar por las habilidades del contrario, eso ya se descubriría en un momento u otro si es que llegaban a eso.

-No lo sabía, tampoco es que sea alguna especie de adivino, aunque supuse que podrías hacerlo, fue una especie de presentimiento- lo cual era en realidad una mentira, con aquella habilidad de percibir las energías era sencillo determinar que su poder estaba muy por encima del resto de pobres diablos que sufrieron las consecuencias del enfrentamiento. -Por otro lado, ya me he enfrentado a tipos como esos, la verdad no son fuertes, en grandes cantidades quizás sean poco más que una molestia, aunque para estar en la Grand Line la verdad no son nada especial- y es que antes de llegar a través de la Reverse Mountain pensaba que en aquellas aguas solo existía gente fuerte, aunque ahora estaba descubriendo que era más o menos similar a los Blues, es decir, podía existir gente fuerte ciertamente, aunque eso no necesariamente significaba que todos fuesen de un poder considerable.

-¿Un viejo amigo?- la mirada del albino se volvió más inquisitiva, decir aquello era casi como aceptar que estaba enterado de la situación y eso en las circunstancias actuales solo podía hacerle pensar que se trataba de alguien encubierto, ¿un agente del gobierno mundial?, era posible, según las historias ellos aparecían en los sitios más inesperados en busca de información para favorecer a su bando. En todo caso, estaba hablando en apariencia de lo dicho por él anteriormente, aquello significaba que en realidad los supernovas estaban en la isla de Drumm, lo que era lógico pues eso explicaría la enorme cantidad de piratas que estaban en el sitio, además, eso también daba algunas explicaciones a eventos extraños, por ejemplo, el hecho que al centro de la isla la presencia fuese más escaza aunque todavía existente, era viable que los afamados piratas de aquellas aguas estuviesen utilizando alguna clase de refugio en las cuevas heladas, en una isla invernal como aquella eso no sería demasiado extraño.

Ya en relación a la pregunta del contrario el samurái solamente negó con suavidad, al parecer el otro se estaba tomando demasiadas libertades, casi le hablaba como si fuesen amigos o conocidos y en realidad a Silverman eso le ayudaba, estaba obteniendo información desconocida que podría utilizar en un futuro, aunque ahora la duda era más palpable “¿Qué diablos hacen los supernovas reuniéndose?, no tiene sentido, se supone que ellos son en cierto modo rivales, si en efecto pretenden reunirse eso significa que planean algo grande”. Tras un breve silencio decidió preguntar algo abiertamente aprovechando que estaban solos -Dime, Jagger, ¿cuál es tu interés en encontrar a esos supernovas?- quizás podría hilar mejor las cosas si aquel hombre se dignaba a responder esa incógnita.

Lo único comprendido hasta ahora después de todo lo acontecido era que Jagger parecía ser quien más información poseía, el haberse acercado a preguntar por algo que ya sabía le provocó cierta molestia que enseguida se despejo cuando todo el ambiente volvió en calma, a ese punto podría quizás olvidarse de lo acontecido pero parecía que no pasaría así, nadie llegaba y eso de alguna forma relajaba al guerrero quien cómodamente reclinaba sus codos sobre la barra de madera antes de sujetar la botella de vino para dar ligeros sorbos, disfrutaba de la bebida ahora que todo estaba más tranquilo, sintiendo como el fuego en sus adentros comenzaba a arder calentándolo, el vino estaba cumpliendo muy bien su trabajo. Por unos momentos guardo silencio al sellar sus labios uniéndolos a la botella, a veces bebía y en otras ocasiones faroleaba por mero desquicie, pero de su mente no podía sacarse la espina de la identidad adversa, por lo acontecido parecía ser que al extraño no le importaba verse envuelto en ese tipo de enfrentamientos de cantina, podía deberse a lo cotidiano que podía volverse o también al simple y sencillo hecho que señalaba se trataba de alguien poderoso…- Mmm… no parece un mal tipo – Estando medio ebrio su sentido del juicio ajeno tendía a virar para cuestionarse incluso sobre la lealtad de quien sea, empero después de todo el alboroto ocasionado, no tenía caso exaltarse y señalar sin fundamentos.

Por un momento abandono su asiento solo para acomodarse de mejor forma, se movía por puro gusto o quizás inquietud, su cabeza le traicionaba en ocasiones haciendo que cayese en los hábitos que alguna vez abandono, pero sin embargo a pesar de ello era capaz de escuchar y atender a la voz del adverso, su entrenamiento habiendo mejorado su percepción de forma automática le indicaba lo que pasaba a su alrededor, una vez el peliblanco ceso el habla por unos momentos Jagger se acomodó sobre el banco sujetando la botella que ahora yacía vacia, se acercó tras la barra sujetando otra del estante donde se veía el alcohol, y del lado del cantinero siguió escuchando al adverso…- Tienes razón – Aseguro repitiendo el proceso de apertura empleado anteriormente, empinando nuevamente el vidrió de la boquilla contra sus labios – En cambio eso que ahora preguntas, es una cuestión completamente diferente – Asentó la botella en la barra, ahora el flujo de la conversación parecía cambiar y solo con saber el nombre del sujeto no sabía a ciencia cierta si podía confiar en él…- ¿Eres alguna especie de agente del gobierno o algo así? – En ocasiones Jagger realmente podía ser bastante directo, y ahora tenía que serlo pues no quería perder el tiempo.