Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Dorado atardecer [Pasado]
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Dorado atardecer [Pasado]
Isla red – 20:30 atardecer
Mi continuo viaje en el pasado me llevó por cada una de las islas de los Blues, surcando cada mar en el barco junto con un grupo de grumetes que me servían para movilizar el navío. Siendo este lugar uno de los hechos memorables a tener en cuenta en mis viajes, alguna isla pasaba por alto por no tener mucho interés o no suceder nada mas allá de lo normal, en alguna tuve la diversión de cazar algún que otro pirata, hacerme con el dinero al apresar alguno de los maleantes, en alguna ocasión tuve un fuerte enfrentamiento, pero en la inmensa mayoría cuando mi figura se mostraba a plena luz del día era llamado un monstruo. Por eso como de costumbre el día de hoy vestía con una sudadera amplia, grande para ocultar dentro de esta mis extensas alas, la capucha puesta y mirando normalmente hacia abajo para que el interior de esta no se viese por mis característicos cuernos, unicamente vislumbrándose el blanco de mi iris. Mi persona se situaba al filo de un acantilado que daba al mar en la zona Oeste de la isla donde el atardecer era claramente destacable por su tonalidad anaranjada bañando el pasto verde del suelo que piso. -No hay vistas así en Grand Line...- Murmuraba para mi solo, allí por el momento no había nadie, solamente me encontraba yo, quizás algún que otro viajero o turista pasase por allí pero no quedaban cerca de mi.
El sonido ambiente de las suaves olas chocar contra el acantilado, el susurro del viento acariciando mi rostro y hondeando mi sudadera ligeramente, quedando mis pantalones negros y rojas formando estos colores donde se juntan una llama que igualmente se movía por la brisa. Durante extendidos minutos quedaba en aquel maravilloso lugar disfrutando de las vistas. “¿Hoy podría tener un día normal?” No lo sabia la verdad, pero tanto perseguir piratas novatos acababa cansando a lo largo del viaje aunque gracias a ello iba ayudando en mi economía para los viajes y por supuesto para mis caprichos... casinos, mujeres, hombres... De casi todo. De alguna parte tendría que salir. El sol iba bajando lentamente a cada minuto que pasaba, poco a poco la oscuridad, la noche se cesionaria sobre la isla....
InvitadoInvitado
Re: Dorado atardecer [Pasado]
Un poco de paz venía muy bien, sin tener que estar al tanto de adversarios o de la marina misma, simplemente un día tranquilo en el cual poder reflexionar sobre los pasos a seguir en mi travesía, sin siquiera algún obstáculo que entorpeciera mi avance podía disfrutar de la soledad que me ofrecía aquel sendero, llevándome hasta quien sabe qué lugar de aquella isla. Lo bueno de haber arribado en la misma era que no tenía problema alguno o siquiera alguien aún reconociera mi rostro lo suficiente, así que pasar casi inadvertido era tranquilizador. A pesar de tener una armadura samurái carmesí, una larga cabellera azabache y aquella katana solo terminaba por camuflarme entre los cientos de raros y extravagantes transeúntes de la isla; desde fornidos hombres de más de dos metros hasta enanos con más navajas en mano que dedos. Más el haberme alejado del centro de aquella isla fue la mejor idea, ya que a cada paso que daba me acercaba más a una zona despoblada donde pocos sujetos o parejas recurrían a ir.
El viento arremetía con fuerza por aquel sendero, siendo el viento procedente de fuera de la isla justo viéndose el mar al final del camino, las hojas eran arrastradas, las ramas igual y la ropa de cualquier individuo se hondeaba como el emblema marino de un barco. Más allá de toda belleza panorámica podía detallarse un cielo naranja extenderse de extremo a extremo y mucho más allá entre el borde del mar y el cielo se encontraba el sol decayendo por cada segundo que transcurría… Un ocaso sin igual. Tras llegar al final de aquel camino podía verse a las personas reunidas y agrupadas en pareja por aquí y por allá, escasas parejas mientras otros gozaban de la paz que ofrecía el momento. Pude notar a un misterioso sujeto igual de apartado como otros, pero lo que llamaba la atención era su rostro cubierto por la capucha justo como un criminal intentando pasar desapercibido, el mayor error era que mientras más intentasen ocultarse era cuando más serían el foco de atención.
No sabía realmente que hacia mover mis pies más que la curiosidad que tenía por revelar lo que se escondía bajo su capucha, tal vez era un criminal cuyas intenciones eran similares a las mías y podría encontrar un aliado más en este mar, en vez de un adversario que se apilase en la lista. – Hey… ¿Qué tal? – En el transcurso que me acerque a él, me detuve a un metro a su derecha, manteniendo mi vista clavada en el horizonte sin siquiera dignarme a observar de frente al otro, lo que menos quería era parecer hostil y terminar arruinando aquel momento tan oportuno. La katana descansaba ajustada en mi cintura, junto mi mano la cual apoyaba encima de la empuñadura, no de forma que pareciera que la desenvainaría en cualquier momento en cambio parecía más un acto casual. - ¿Qué te trae por aquí? – Pregunte, buscando iniciar un dialogo que pudiese atraer la atención del misterioso sujeto y compartiese algo de sí mismo. Tampoco es que tuviese grandes esperanzas de que charlase, pero para pasar el rato servirá muy bien.
El viento arremetía con fuerza por aquel sendero, siendo el viento procedente de fuera de la isla justo viéndose el mar al final del camino, las hojas eran arrastradas, las ramas igual y la ropa de cualquier individuo se hondeaba como el emblema marino de un barco. Más allá de toda belleza panorámica podía detallarse un cielo naranja extenderse de extremo a extremo y mucho más allá entre el borde del mar y el cielo se encontraba el sol decayendo por cada segundo que transcurría… Un ocaso sin igual. Tras llegar al final de aquel camino podía verse a las personas reunidas y agrupadas en pareja por aquí y por allá, escasas parejas mientras otros gozaban de la paz que ofrecía el momento. Pude notar a un misterioso sujeto igual de apartado como otros, pero lo que llamaba la atención era su rostro cubierto por la capucha justo como un criminal intentando pasar desapercibido, el mayor error era que mientras más intentasen ocultarse era cuando más serían el foco de atención.
No sabía realmente que hacia mover mis pies más que la curiosidad que tenía por revelar lo que se escondía bajo su capucha, tal vez era un criminal cuyas intenciones eran similares a las mías y podría encontrar un aliado más en este mar, en vez de un adversario que se apilase en la lista. – Hey… ¿Qué tal? – En el transcurso que me acerque a él, me detuve a un metro a su derecha, manteniendo mi vista clavada en el horizonte sin siquiera dignarme a observar de frente al otro, lo que menos quería era parecer hostil y terminar arruinando aquel momento tan oportuno. La katana descansaba ajustada en mi cintura, junto mi mano la cual apoyaba encima de la empuñadura, no de forma que pareciera que la desenvainaría en cualquier momento en cambio parecía más un acto casual. - ¿Qué te trae por aquí? – Pregunte, buscando iniciar un dialogo que pudiese atraer la atención del misterioso sujeto y compartiese algo de sí mismo. Tampoco es que tuviese grandes esperanzas de que charlase, pero para pasar el rato servirá muy bien.
InvitadoInvitado
Re: Dorado atardecer [Pasado]
El tiempo pasaba de manera lenta pero se ignoraba de lo cómodo que uno podía estar, el sol bajaba continuamente, no se podía detener en absoluto pero así es como el día acababa, mis ojos fijos en el fondo del mar hasta que mi trance, mis pensamientos; se vieron interrumpidos con unos pasos cercanos a mi derecha con un hey que tal de fondo. Mi cabeza se agacho algo mas mirando a mi izquierda y a mi derecha, viendo que en las cercanías solo estaba el y yo, así que no quedaba otra que estar refiriéndose a mi. -Hum...- Esbozaba un interrogante donde quedaba ligeramente pensativo con las manos en los bolsillos siendo sacadas mostrando los guanteletes por garras que poseía, mis armas de manera mas exacta. No me fiaba de nadie en este mundo, venia del Grand Line donde cualquier monja te podría clavar una cruz en cuanto te des la vuelta, la desconfianza podría ser palpable.
Por parte del desconocido daba iniciativa a una conversación coloquial como cualquier otra. -Placer.- Simple y llanamente son esos los motivos que me trajeron a los Blues quería ver mas mundo mas allá del Grand Line y que mejor empezando desde atrás como lo son estas islas, zonas de débiles habitantes, piratas novatos de fáciles recompensas, alguna que otra sorpresa inesperada. Mi mirada se centraba al frente y ligeramente a la izquierda, como evitando tener contacto visual directo con el desconocido. -¿Y tu?- Amablemente le devolvía la respuesta para seguir conversando. Lentamente giraba mi cuello hacia la derecha para ver de reojo al sujeto, unicamente percibiéndose desde su perspectiva mi ojo izquierdo de iris blanquecino resplandeciente por la oscuridad recientemente otorgada ante el descenso total del sol. -¿Te conozco?- No podía evitar sentir cierto recuerdo de haber visto su cara en alguna parte, no sabia bien de que ¿De un cartel de se busca? ¿De alguno de los carteles que yo tengo? No estaba seguro pero si fuese por eso no tendría que ser alguien muy conocido como para reconocerse fácilmente como otros tantos piratas de elevado precio por su cabeza.
InvitadoInvitado
Re: Dorado atardecer [Pasado]
La voz del desconocido completaba la imagen que quería dar, un completo misterio, como si no quisiera dar más charla de la necesaria y mostrando gran cautela en sus movimientos, fácil era notarlo al ver cuán pensado era cada uno de sus actos. Su respuesta certera y sin detalle más que el que venía a mi mente al deducir que motivaba al hombre, ideas claras no tenía tan solo parecía un sujeto cualquiera que prefería pasar por debajo de los focos de luz ¡Pero vaya cuan tedioso sería charlar con este tipo! Más la misma pregunta que le había hecho fue hecha hacia mi persona, así que me tome un segundo antes de responder, inhalando un poco de aire para ver como terminaba el ocaso a cada segundo – Curiosidad, después de todo ¿Quién no le gustaría conocer el ancho mundo? – Comentaba, dejando una pregunta al aire sin esperar respuesta de esta, más bien era una pregunta hecha al mundo cuya respuesta era tan sencilla y tajante, pues el hombre desde el uso de razón se ha visto motivado por la curiosidad, querer aprender más y estudiar lo desconocido, siendo casos opuestos en algunos cerrados de mente que terminaban por aferrarse a lo que le habían enseñado solo sus antecesores. No podía considerarme de la segunda categoría, encajando a la perfección en la primera y es por ello que salir de aquella isla en la que me crié gran parte de mi vida fue mi primera meta.
Ahora estaba lejos de mi isla natal y me enorgullecía esto, ya que no me hacía falta ni un solo segundo la mendiga isla y estar en aquel mar cardinal justo en ese momento era lo más placentero que podía sentir… El trayecto de mi camino es largo, por lo que primero aprendía a mantenerme de pie antes de empezar a caminar y seguidamente correr. La mayor estupidez de la nueva generación era que se lanzaban a los mares más peligrosos sin siquiera pensar cuan resistente es para soportar tales aguas, en mi caso no necesitaba que alguien me dijera lo patético que era ya que como bien dije, aún me falta mucho por aprender antes de aventurarme al siguiente nivel. Y es ahí cuando la siguiente pregunta por parte del desconocido fue realizada, sacándome así de ideas tan vagas de superarse y no caer en derrota. – No. Si me conocieras y viceversa tal vez fuese sido diferente este encuentro ¿No crees? – La forma tan natural y serena de hablar que me caracterizaba nunca ha sido inquebrantada hasta el día de hoy, mostrándome sereno y confiado como siempre, cosa que mi propio ego alimentaba aunque terminase siendo contradictorio.
Sabía muy bien que existían muchos guerreros curiosos y extravagantes en aquellos mares bajos, pero podía asegurar que contaba con la fuerza necesaria para sobrevivir ya que el morir tan vagamente no estaba en mis planes. – ¿Cómo te llamas? – Pregunte dignándome ahí a verle directamente al rostro o aquella sobra bajo la capucha que suponía era su cara. - ¿Qué te parece unas cervezas? – Propuse, mis intenciones no eran hostiles ya que sentía curiosidad en el sujeto, no por el hecho de que fuese un hombre misterioso, bueno, en parte si pero también ya que conocerle más podría asegurar un futuro aliado. Ya era momentos de que empezara a buscar aliados en estos mares, ya que el día que ascienda al siguiente mar pretendía ir con un grupo decente. Claro está que, no pretendía armar alianzas con personas que no sirviesen de utilidad alguna y aquellos pobres diablos que no sirviesen siquiera para cebo no ascenderían junto a mí.
Gire sobre mis talones quedando en dirección hacia el sendero por el que había venido, más aún mantenía contacto visual con aquel sujeto. - ¿Qué dices? Quizás podríamos coincidir en nuestro viaje. – Estaba más que claro que charlar con aquel hombre se me hacía un poco difícil, primero era por cierta desconfianza que nacía desde dentro de mí hacia él, pues su forma de ser y actuar no era de esas en las cuales se podía confiar a la primera ¿Pero quién soy para juzgar? Ya que podría auto considerarme un hombre peligroso y no muy bueno de fiar, pocos eran los que ganaban mi respeto y hasta ahora este no tenía ni una pizca de ello.
Ahora estaba lejos de mi isla natal y me enorgullecía esto, ya que no me hacía falta ni un solo segundo la mendiga isla y estar en aquel mar cardinal justo en ese momento era lo más placentero que podía sentir… El trayecto de mi camino es largo, por lo que primero aprendía a mantenerme de pie antes de empezar a caminar y seguidamente correr. La mayor estupidez de la nueva generación era que se lanzaban a los mares más peligrosos sin siquiera pensar cuan resistente es para soportar tales aguas, en mi caso no necesitaba que alguien me dijera lo patético que era ya que como bien dije, aún me falta mucho por aprender antes de aventurarme al siguiente nivel. Y es ahí cuando la siguiente pregunta por parte del desconocido fue realizada, sacándome así de ideas tan vagas de superarse y no caer en derrota. – No. Si me conocieras y viceversa tal vez fuese sido diferente este encuentro ¿No crees? – La forma tan natural y serena de hablar que me caracterizaba nunca ha sido inquebrantada hasta el día de hoy, mostrándome sereno y confiado como siempre, cosa que mi propio ego alimentaba aunque terminase siendo contradictorio.
Sabía muy bien que existían muchos guerreros curiosos y extravagantes en aquellos mares bajos, pero podía asegurar que contaba con la fuerza necesaria para sobrevivir ya que el morir tan vagamente no estaba en mis planes. – ¿Cómo te llamas? – Pregunte dignándome ahí a verle directamente al rostro o aquella sobra bajo la capucha que suponía era su cara. - ¿Qué te parece unas cervezas? – Propuse, mis intenciones no eran hostiles ya que sentía curiosidad en el sujeto, no por el hecho de que fuese un hombre misterioso, bueno, en parte si pero también ya que conocerle más podría asegurar un futuro aliado. Ya era momentos de que empezara a buscar aliados en estos mares, ya que el día que ascienda al siguiente mar pretendía ir con un grupo decente. Claro está que, no pretendía armar alianzas con personas que no sirviesen de utilidad alguna y aquellos pobres diablos que no sirviesen siquiera para cebo no ascenderían junto a mí.
Gire sobre mis talones quedando en dirección hacia el sendero por el que había venido, más aún mantenía contacto visual con aquel sujeto. - ¿Qué dices? Quizás podríamos coincidir en nuestro viaje. – Estaba más que claro que charlar con aquel hombre se me hacía un poco difícil, primero era por cierta desconfianza que nacía desde dentro de mí hacia él, pues su forma de ser y actuar no era de esas en las cuales se podía confiar a la primera ¿Pero quién soy para juzgar? Ya que podría auto considerarme un hombre peligroso y no muy bueno de fiar, pocos eran los que ganaban mi respeto y hasta ahora este no tenía ni una pizca de ello.
InvitadoInvitado
Re: Dorado atardecer [Pasado]
La respuesta de moreno resultaba simple y comun, con una pregunta retórica sobre quien no le gustaría ver mundo. No di respuesta alguna pues simplemente estuve en lo mío, atento a la nada. Siendo motivos como los míos, solamente que el lo expreso directamente y yo de una manera más fría y poco sociable a decir verdad. Según el no nos conocíamos pero no me quitaría de la cabeza que de alguna parte me sonaba su cara por mucho que fuese a negarlo. -Depende como de diferente...- Murmuré en voz baja dejando bastante ambigua mis palabras pudiendo ser cualquier cosa. Si me preguntaste de que dependería no obtendría respuesta, reservándolo únicamente para mi persona.
-Ghul...- Pronunciaba la parte final de mi nombre al ser compuesto. Me giraba para colocarme de frente a él, llevando mi zurda a mi capucha para retirarla lentamente con cierto suspense para dar muestra directa de mi rostro y características abominables e inhumanas como lo son mis cuernos y la tonalidad de mis ojos. -Ra's Al Ghul- Repetía mi nombre completo observando al desconocido. Algunas personas me conocían de oídas, no era muy conocido pero al menos en los Blues varios sujetos, sobre todo piratas, me reconocían, quien sabe si está persona me conocía o no, pero desde luego por la apariencia daba miedo a los civiles, hacia llorar a los niños. -¿Y tú eres?- Arquee una ceja queriendo saber quién era el. Dijese el que me dijese no me sonaría.
-Dos cervezas máximo...- Elevaba la diestra levantando los dedo índice y corazón moviéndolos entre sí para que rozasen escuchándose el metal entre sí por el guante. -Tengo que conducir mi navío esta noche, les dije a mis tripulantes que en la noche marchariamos.- No especifique el tipo navío, siendo Pirata, Marine, mercante o a saber. Tampoco el tipo tripulantes siendo realmente mercenarios contratados para llevar el navío y obviamente no debía desfasarme ya que quien conduce soy yo y soy responsable.... En realidad no, solo quería dar buena impresión. -Guiame tu hasta un buen antro.- Eso siempre y cuando tras ver mis rasgos inhumanos no se le hubiesen quitado las ganas pero al menos dispuesto estaba. Cogía la capucha para colocarla nuevamente e intentar pasar desapercibido, favorecido por la noche.
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