Ratón de biblioteca

Otra mañana mas en Ohara, no había ningún problema ni ningún conflicto. Realmente eran tiempos de paz y calma esos días en la isla. ¿Me disgustaba? Para nada, es mas, de hecho, me parecía perfecto y me daba tiempo para entrenar cuando quisiera. Pero esta mañana no, iba a dedicarme al cien por cien a ayudar a la gente de la isla que era tan buena conmigo desde que me acogieron esos ancianos. Al principio eran un poco reacios a hablar conmigo, pero tras unos días empezaron a hablar y congenié un poco con ellos. Me vestí como siempre, con esa sudadera blanca y ese jinbei azul. No parecía una vestimenta típica de la isla pero a nadie le importaba.

Cogí la katana, pero antes de irme la anciana me llamó la atención. Me pidió que fuera al árbol del conocimiento, necesitaba un tipo de hierba medicinal para el resfriado pero no recordaba el nombre y lo mas seguro es que estuviera ahí la información. Sonreí mientras salía del lugar mientras me reprimía de soltar un suspiro. Ese anciano seguramente se habría pasado arreglando el techo cuando no miraba y acabo cogiendo un resfriado. Ladeé la cabeza de un lado a otro, debía centrarme en lo que me habían pedido y por la tarde entrenaría. Mientras paseaba por la calle, una de las señoras se acercó a mi con una cesta. -Oye, Touyu-chan, ¿podrías llevarle estas manzanas a los marines que protegen la isla?- Asentí cogiendo la cesta mientras me iba siguiendo mi camino... y ahora era cuando aparecía un lobo y se recreaba el cuento de la caperucita roja... ¿no? Era imposible que eso pasara, y aunque pasara, simplemente debía evitar al lobo.

Seguí mi camino por el bosque hasta llegar a los marines, les di la cesta y ellos me dieron las gracias. De paso, les pedí permiso para entrar al lugar, algo que no me negaron. Entré a este, solo para observar que había una cara nueva, y decía eso porque ya había memorizado todos los rostros de la gente de la isla. Me acerqué a ese hombre con una sonrisa. -¿Que está leyendo señor?- La verdad, tenía curiosidad, y era algo curioso a veces... al menos, cuando no estaba obsesionado con algo.

La vestimenta del contrario era sin duda... peculiar, se le podría decir así. Llamarla rara sería una falta de respeto, así que era mejor no hacerlo. Tras llamar su atención, el hombre se giró y me saludó solo para presentarse después. Pero eso no respondía a mi pregunta. Y además, el ruido de esos engranajes llegaba a ser algo molesto en verdad... pero podía aguantarlo, o eso creía. Luego cordialmente, preguntó mi nombre, le sonreí como hacía al resto de vecinos. Mientras no me tocase estaría en paz con el hombre, pero si llegaba a tocarme... bueno, digamos que me aseguraría de que se comiera cada uno de los engranajes que su vestimenta llevaba.

-Touyu Akehoshi, el placer es mío.- Intenté ser cordial con el contrario también, mas que nada, por que el otro también lo fue. Noté como me observaba de arriba a abajo de una manera, que yo consideraba algo descarada. Así que, intenté no pensar en ello mientras observaba el libro que parecía estar leyendo. Por la pinta de la portada, y el título, parecía ser que se trataba de un libro que trataba sobre construcción.

No hice mucho mas, simplemente me senté a su lado mientras lo observaba. -Eres nuevo en la isla, ¿no?- Le pregunté mientras lo observaba con mas detenimiento... quizás era alguien que podría ayudarme a cumplir mis objetivos. Seguramente estaría bien también asegurarme de que no causaba ningún problema, por lo que me levanté solo para ir a por el libro de medicinas. Luego volví a sentarme, mientras empezaba a buscar las hierbas. -Si necesitas ayuda con algo, no dudes en pedírmela.- Comenté mientras empezaba a buscar esa hierba para el resfriado.

Estaba buscando aquella hierba que la anciana me había pedido y la verdad... no estaba de mal aprender un poco sobre medicina, podría serme útil y si aprendía sobre el cuerpo humano también. Podía servirme cuando encontrase a alguien que pudiera darme información, y a la hora de torturar a uno de estos también. Intentaba pensar lo menos posible en mis cosas y pasado para evitar mi instinto asesino, solo para escuchar como el contrario decía ser un recluta de la marina. -Ya veo.- Dije soltando una pequeña risa mientras lo observaba con mas detenimiento. -Eso quiere decir que seremos compañeros.- Era un modo de decir que me uniría a la marina, pero no cuando, estaba bastante bien dar algo de misterio a veces, ¿no?

En efecto, era un buen lugar, la gente era amable y no había mucho jaleo. También era cierto que se podía estudiar bastante bien gracias a los recursos que había en la isla. -Tienes razón, la gente de este lugar es bastante amable y además, detrás del bosque hay un bonito claro y hasta una playa para poder nadar, aunque mi sitio ideal es el claro, sirve para entrenar, y evitas molestar tanto a los animales como a los aldeanos.- Mencioné con una sonrisa al señor Tic Tac, aunque también era porque si empezaba a sudar poder quitarme la ropa de arriba y así que nadie viera ni mi ala ni mis cicatrices.

Seguí leyendo un poco mas sobre ese libro, estaba bastante bien y aunque hubieran hierbas que necesitaría llegar a otros sitios para conseguirlas, aun habían algunas que podría encontrarlas en la isla. Era bastante cordial aquel hombre, la verdad, me caía hasta algo bien solo por ello. -Veo que lees cobre construcción naval, ¿acaso eres carpintero?- Pregunté mientras seguía estudiando cada tipo de hierbas que salía en el libro.

Cuanto mas escuchaba hablar al contrario, mas le veía como a un buen aliado, y hasta quizás un amigo. ¿Me sacaba mas de diez años a lo mejor? Posiblemente, pero no me importaba, era amistoso con las señoras y las ancianas. Hasta a veces discutíamos por ver quien era el mas atractivo de toda la isla. "Un gran hombre" ojala eso fuera así... pero seguramente, para ello primero tendría que acabar con esa panda de piratas... Ladeé la cabeza de un lado al otro, sin querer, había soltado un poco de mi instinto asesino, algo que evitaba constantemente. Pero bueno, había leído que las cosas se hacen mas fuertes cuanto mas las contienes... quizás era verdad, o quizás no, pero eso no quería decir que mi odio fuera creciendo... porque ya no podía crecer mas de hecho.

-No lo es, para nada, aunque planeé unirme a la marina, mis motivos no son para proteger al prójimo... son mas bien... para un tipo de meta personal.- Sonreí mientras seguía mirando las páginas de aquel libro, quizás podría abrirme un poco a ese hombre. El contrario volvió a hablar, diciendo lo que quería saber, no era un constructor, pero si, en efecto lo que decía tenía mucho sentido. Estaba bien eso de poder conocer varias cosas, aprender, y no ser un ignorante era mejor que ser solo músculos y poco cerebro.

Y luego quería que le enseñase el claro así que lo observé con otra sonrisa mientras procesaba bien mis palabras antes de soltarlas. -Claro, quizás podamos tener un entrenamiento también, y sería una buena manera de prepararme para cuando me aliste a la marina.- Volví a comentar con una sonrisa, para luego encontrar la planta que quería la anciana, dejé un pequeño punto de libro ahí para poder seguir mirando las demás hierbas. Luego iría a por un libro que me ayudase a entender mejor el cuerpo humano.

No hizo nada más ni me preguntó cuando dije lo de motivos personales. Perfecto, lo menos que quería ahora, era que el contrario fuera alguien curioso cuando me estaba cayendo tan bien. Tampoco dijo nada tras dejar soltar mi instinto asesino, así que... ¿no se habría dado cuenta? Mejor, si era así podría seguir con normalidad mis objetivos en ese mismo día. -Es una hierba para el resfriado, uno de los ancianos que me cuida cayó resfriado... tras decirle tanto yo como la anciana mas de una vez que no hiciera locuras y se abrigara cuando saliera... A veces me preguntó quien es el menor en esta situación.- Tras eso solté un suspiro mientras seguía procesando lo que el contrario había dicho.

-Está bien, de paso puedo guiarte al claro y tener un entrenamiento... pero... ¿no huele como a quemado?- Pregunté mientras intentaba identificar de donde venía el olor... hasta que vi humo venir de un pasillo. Me levanté cuanto antes, y me acerqué a ese lugar. Agh, era un trozo de papel ardiendo... arrancado de un archivo. Pise aquel documento en llamas para intentar apagar este, hasta que al final lo logré. Me acerqué rápidamente a los marines de la entrada mientras hacia una señal al señor Tic Tac.

-¿Podrían revisar la gente que ha entrado y si hay algún desconocido que haya entrado?- Dije para luego volver con Tic Tac y sonreírle. -Espero estar equivocado... pero si no llego a notar ese pequeño papel... la biblioteca hubiera acabado reducida a cenizas... aunque si de verdad hubieran querido eso, hubieran encendido toda una estantería. Nos hubiera sido mas fácil de detectar, pero mas difícil de apagar... quizás ha sido una broma... pero si no... a lo mejor han cogido un libro importante. Por supuesto, todo esto no son nada mas que suposiciones.- Dije con una sonrisa mientras entraba de nuevo y empezaba a mirar todas las estanterías, buscando algo inusual en estas o que faltara algún libro. -¿Me ayuda a investigar este caso?- Pregunté de manera cordial, era con el único que podía comportarme de esa manera, ya que también hablaba de esa manera.