Promesas del futuro [Pasado]

Magnifico dia que se sentía en la base de la marina. Me encontraba merodeando por los anchos y angostos pasillos de la base, miraba por las ventanas los campos de entrenamiento de dicha base, pronto, tendría que dirigirme a ellos. Sostenía unos cuantos documentos que contenían informes de desempeños de los últimos meses de los mejores reclutas, hoy, haría una prueba a ellos para asi determinar quien de este grupo sería el mejor. La idea era simple  para ahorrar trabajo y tiempo. Se tomaría al mejor de cada base de cada distrito, de manera que estos recibirían entrenamiento especial y estudios peculiares  para desarrollar a fondo un progreso. El programa promesas del futuro del que alguna vez fui parte, claro, ahora es mucho mas simple que cuando yo era un chiquillo. Cuando era un chiquillo eran los mejores de los mejores para ser explotados  con feroces entrenamientos con las habilidades del Rokushiki. Jamás olvidare esos momentos cruciales de mi vida donde conocí a tantas gentes importantes que jamás volví a ver, pero que vivirán en mi mente.

Finalmente llegaría al campo de entrenamiento de la base. Era bastante amplio, tan grande como un campo  de futbol. En el habían varios implementos y herramientas para ejercitarse, como obstáculos y demás. Finalmente al pisar tierra vería a un grupo de 10 chicos, todos estaban en los documentos que estaba sosteniendo. Al llegar, uno de los mas altos rangos, un agente, gritaría a todos. -¡ATENCION!- De esa manera todos indudablemente se pararían firmes en una fila. –Pueden descansar chicos. Y buenos tardes a todos.- Decía finalmente llegando y agradeciendo al agente que los había estado preparando, de manera que ahora yo tomaría el mando de la situación. –Bueno, primero que nada, soy el Teniente Teppelin, y he estoy aquí para calificar quien de ustedes será el mejor para el programa “Promesa del futuro” Donde ustedes serán especiales. ¿Cómo asi? Pues, ustedes tendrán mayor apoyo y supervisión de los altos manos para asi llegar a ser hombres y mujeres de bien, además de asi ganar suficientes meritos para ascender de rangos, como también recibir entrenamiento único para que puedan volverse mas fuertes.- Decía de manera firme para llenar de ánimos e inspiración con cada palabra. Mi mirada estaba seria, pero con una sonrisa de satisfacción en mis labios. Mi vestimenta era la de siempre, pantalón negro, corcel negro en todo el abdomen, el pecho desnudo, y portando una gran túnica chaqueta azul.

Revisaba cada documento para intentar aprenderme los nombres, pero soy malo para esto. Total, habia visto el desempeño de casi todos, y solo me había fijado que habían dos que estaban sobre saliendo en esto… - Akeoshi… Litsz- Susurraba a modo para mi, podía verlos a ambos en la fila, sus compañeros se mostraban un tanto nerviosos, pero ellos eran diferentes, se veían mas decididos y un tanto seguros, claro al final tienen un poco de nervios como todo recluta. –Bien señores, a partir de ahora comenzara un entrenamiento especial del cual no han vivido jamás. Solo  el mejor de ustedes podrá aguantarlo, y ese es el que vendrá conmigo. Son los 10 mejores de esta base, pero solo uno puede venir conmigo. Ahora… ¡A correr! ¡10 vueltas!- Fueron las ordenes que grite con mucha fuerza mientras mi mirada estaba seria, me cursaba de brazos a observar como terminaría esto, especialmente a aquellos dos chicos que parecían llevar la delantera en este grupo.

Estaba demasiado nervioso, no me lo esperaba, desde luego que no, pero siendo mi capacidad de fingir tan buena como si hubiera nacido con ella, apenas dejaba que se notase. La pareja de ancianos parecían orgullosos de mí, por haber sido seleccionado por ese programa de la marina, y encima... nada más unirme a esta haría unos dos o tres días... Todo el sobreesfuerzo que hacía cada día entrenando merecía la pena. Aunque luego llegando a casa solo me tumbaba sobre la cama exhausto, así que cuando llegué a Shellstown creí escuchar que se llamaba, vi que no era el único ahí. Diez personas, una de ellas se me hacía conocida, pero el resto todos eran desconocidos.

Iba vestido con el uniforme de la marina, aunque no era precisamente algo que me gustase. Seguía algo nervioso, pero con el viaje y habiendo podido observar el mar me había calmado bastante. Al menos, no lo estaba tanto como otros, así que era un punto a favor. Llevaba también la katana a un lado de mi cintura, no me sentía a gusto cuando no la llevaba encima, me sentía indefenso. Un escalofrío recorría mi cuerpo cada vez que pensaba en no poder defenderme, por lo que ahora solo quedaba esperar a que viniera alguien y nos dijera algo. Cuando vino el agente y chilló, todos nos pusimos en fila, incluído yo, hasta que vino otro chico. Vale, su ropa... era peculiar, la mía quizás era rara de ver a veces, pero la suya si que era la primera vez que la veía. Teniente Teppelin... ese era el hombre que estaba en frente nuestro y el que nos explicó de que iba el programa promesas del futuro. ¿Entrenamiento para volverse mas fuertes? Eso me iba a ir que ni pintado, y quizás si lograba ser mas fuerte y acabar con esos piratas que me hicieron esas cosas... acabaría dejando de odiar que me tocasen. Decidido, iba a ganar ese puesto aunque acabase exhausto y sin poder moverme luego, no iba a dejar que otro me arrebatase un puesto que podría ayudarme a cumplir mis objetivos.

Un entrenamiento infernal, nada más decir lo de las diez vueltas empecé a correr tan rápido como pude dejando atrás a unos cuantos. Que lentos, ¿y esos eran los mejores? No tendría que preocuparme por ellos entonces... o eso pensaría otro, pero quizás si me confiaba me llevaba una sorpresa y tenía que ganar. Seguí corriendo tan rápido como podía, solo tenía una cosa en mi mente y era llegar el primero en ese mismo instante. Antes me había despistado, pero ahora mis ojos solo veían la meta y mi sueño cumplido, estaba mas que claro. No iba a perder, y tampoco iba a dejar que alguien me adelantase. Aún no me había desprendido de la katana, por lo que llevaba algo de peso añadido, y aun así, parecía que podría ganar. Y así... mientras pensaba en varias cosas, dí la primera vuelta y ya iba a por la segunda.

Qué nostalgia...

Las mejillas de Watts se tornaron de un color rojo ante la llegada del Teniente y del otro sujeto, pero no fue exactamente por él si no por las órdenes que había dado. "¿Diez vueltas? ! Pan comido !" Eso era lo que pensaba el pequeñín, colocándose su par de guantes negros y reluciendo así sus llamativas garras. Se apretó los nudillos con la ayuda de la mano y se puso en la línea de meta. Un olor era familiar, se trataba del jovencito con la Katana. Si mal no se equivocaba, quizás se trataba de aquel individuo que conoció en Ohara, pero bueno... no era tan importante, al fin y al cabo, no conversó ni compartió taaaaanto con el susodicho. Sonrió de medio lado, y parte de su melena tapó su ojo derecho al momento en que se inclinó. La carrera había iniciado, y Watts, quien vestía el uniforme de la Marina en adición de una chamarra negra, dio todo de sí para ponerse en cabeza. Era raro, su rostro expresaba emoción y alegría como el de un drogadicto a punto de consumir o el de un muchacho virgen a punto de darlo todo en su noche especial.

Los reclutas no daban tanta pelea, pero el jovencito de chamarra azulada y que tenía esa apariencia frágil sí que era la competencia. - Tsssk... - Chasqueó con su lengua y lo miraba de reojo mientras corría con todas sus ganas. - !! Corre humano... corre... que el tigre te va a alcanzar !! - Gritaba el joven Watts, con una sonrisa un poco presuntuosa pero a la vez divertida. Por cuestión de minutos, ambos habían alcanzado 4 vueltas, y hasta este punto el Mink no daba su brazo a torcer, a veces se adelantaba un par demetros pero otras veces su competencia le rebasaba, así que la pelea estaba bastante dura.

Era una tarde increíble, realmente se podía sentir el miedo y también el ánimo en alguno de los reclutas. Eso me sacaba una sonrisa, pues, me recordaban a mi cuando era muy joven. Antes de ver a este hombre que parece duro y recto, yo era un chiquillo llorón que solía asustarse hasta de su propia sombra. Recuerdo que me la pasaba horas y horas limpiando y haciendo cualquier tipo de tarea común solo para evitar ir a misiones de alta mar. Obviamente con el tiempo fui desenvolviéndome y soltándome al punto de valerme por mi mismo y tener la seguridad necesaria. Total, me llena de orgullo ser yo quien vigile este grandioso proyecto, del cual yo  fui parte. ¿Y negaran que no funciono? -¡Rapido! ¡No se detengan! ¡Faltan mas vueltas chicos!- Gritaba a 4 de los 10 reclutas quienes básicamente estaban caminando, estos terminaron cayendo completamente como sacos de papas. –Vaya… Es una verdadera pena.- Decia mientras tachaba sus nombre de la lista, evidentemente no podrían mas, y eso que el entrenamiento apenas inicia.

En lo personal no me satisface el hecho de que siendo el primer día 4 de 10 terminaran fuera… Pero bueno, lamentablemente esto es así. La justicia es un ideal que no todos pueden compartir. Tal vez su destino no es servir entre las filas de guerreros que salen a batallar contra el mal. La marina tiene bastantes programas para personas que no son buenas en combate. Pueden servir como científicos o médicos, o ingenieros navales, todo dependerán de cuan interesados estén realmente en aportar su grano de arena. –Tsk… Mira a eso… Corren como  si no les costaras… Vamos Ryan tenemos que ir tras ellos.- Decía uno de los chicos llamados Mike, mientras comenzaba a aumentar su velocidad y estar tocándole los talones a aquellos chicos que parecían llevar la delantera. Me sorprendía el chico de raza Mink y el otro. Realmente veo sus  informes y son bastante buenos, creo que pondré mi ojo fijamente en ellos.

Finalmente no faltaría mucho para que terminara la carrera. Al final podía notar que aquellos dos iban igualados, y luego le seguían los otros 4 que estaban casi muertos. -¡Termino la carrera! ¡A hidratarse y luego a sus lugares!- Gritaría muy fuerte para que entendieran las ordenes. Los médicos estaban retirando a los otros chicos. Una vez se hidrataran, tendrían que volver a formarse, ahí les daría mas datos. -¡Bien! Felicidades por haber superado esta simple caminata. Con esto nos desisimos de aquellos cuya voluntad justiciera no están fuerte. Desde ahora, transferiré mis conocimientos y mi fuerza a ustedes. La marina los necesita, el mundo los necesita. Y si ustedes seran los guardianes de la justicia, deben ser fuerte y duros. – Decía mientras caminaba de lado a lado como un instructor militar. Cada palabra salía con mucha firmeza de mi boca. –Bien, dicho esto. Con esto inicia el periodo de prueba. Podría ser solo hoy, o tardar días. Eso dependerá de ustedes. Ahora… Cada uno hara una serie de ejercicios muy potentes, y asi veré que tan capaces son. ¿Están preparados?- Esperaba una respuesta afirmativa fuerte, que les saliera del alma, del corazón. Que me demostraran esas ganas, esas energias.

Lo dicho, era mejor no confiarme pues aquel chico de cabellera negra y ojos dorados me pisaba los talones, hasta que llego a adelantarme. Si quería jugar a eso, con mucho gusto lo haría, pues a la que se despistaba lo adelantaba de nuevo. Y así sucesivamente, hasta que la carrera terminó y acabamos empatando. Tras acabar la carrera nos hidratamos los que aún seguíamos en pie, mientras observaba los cuatro que no aguantaron esa carrera. El sudor recorría mi cuerpo, si, pero aún no estaba reventado, podía continuar fuera el entrenamiento que fuera. Ahora, lo que dijo el teniente no me gustó para nada... no tenía derecho a juzgar su voluntad, quizás no estaban preparados del todo, pero aún así, decir nos deshicimos... era algo cruel.

Y ahora venía el momento de la verdad, el inicio del periodo de prueba. -¡Sí!- Hablé fuerte afirmando a su pregunta, mientras escuchaba que clase de entrenamientos haría cada uno. Unos tenían unos entrenamientos mas enfocados en la resistencia, otros en la fuerza, y otros en la velocidad. Y así empezaba el primer día del entrenamiento, iba a ser de los primeros eso lo tenía bien claro aunque teniendo la competencia que tenía iba a ser algo difícil. Pero antes... iba a acercarme al supuesto... "tigre" con una sonrisa libre de malicia. -Eres bastante rápido... ¿nos hemos visto antes?- Sentía esa curiosidad mientras me ponía a hacer mis entrenamientos, ejercicios de barras. Eso si que me iba a costar, pero no iba a dejar que esto me echara para atrás y quizás por la noche haría algo de entrenamiento extra. Agarré esa barra con mis dos manos y empecé a hacer fuerza para levantarme y tocar con el pecho la barra. -Da igual si es un tigre o un elefante, no pienso dejar que nadie me joda mis planes.- Dije bien serio y echándole una mirada seria al contrario. Diez, quince... veinte, en esos momentos estaba muerto del calor, pero no iba a rendirme, aunque mis frágiles brazos temblaran y estuviera mas acostumbrado a usar la katana, eso no iba a hacer que parase.

El primer día apenas logré hacer cien, pero ahora venía la hora de la verdad. Justo cuando vi que todos estaban durmiendo y yo había dormido un poco para descansar aunque fuera, salí al campo de entrenamiento y empecé a hacer esos entrenamientos con la barra. No logré hacer mas de cincuenta, pero poco a poco mis brazos se iban acostumbrando... o eso me gustaría poder decir, pero aún no era suficiente. Luego dormí un poco y al día siguiente lo mismo, aunque esta vez logré hacer las cien para poder pasar al siguiente ejercicio, y en un momento dado, la calor era insufrible así que tuve que quitarme parte de la ropa superior dejando mostrar mi cuerpo, las cicatrices de mi vientre y la ala que tanto caracterizaba a los skypeanos, solo que yo en vez de tener dos, solo tenía una. Lo siguiente eran varios sprints de un lado a otro del campo, algo que sin duda me iba bien y ya estaba acostumbrado.

Luego cien abdominales y por último, cincuenta flexiones. Estaba claro, querían que me centrase en la fuerza sin descuidar mi velocidad. Ese segundo día también me desperté a medianoche para hacer algo más de entrenamiento y luego volví a dormirme, al tercer día se podía notar unas pequeñas ojeras. Pero eso no iba a hacer que me rindiera en esos ejercicios pues los hice como todo el mundo hacía los suyos, aunque yo estuviera algo más cansado eso no era excusa para hacer menos que los demás, por lo que me esforcé tanto o incluso más que los días anteriores. Al final, solo quedábamos el chico de cabellera negra y otros dos que apenas los había visto destacar.

La prueba inicial había sido pan comido, Watts no había logrado la victoria pero demostró ser alguien digno de respetar y de ser tomado siempre en cuenta ante cualquier ocurrencia. Al acabar las diez vueltas, éste Mink se tiró al suelo boca abajo y se quedó estático, tomando grandes bocanadas de aire para recuperar el aliento y hacer descansar sus músculos y cuerpo en general. Clavó la mano derecha sobre el suelo y se apoyó sobre dicha para ponerse de pie y estirarse un poco. Los dos primeros que habían logrado la prueba había sido tanto él como el chico de la katana, más atrás los tan conocidos Ryan y Mike, un par de individuos no tan especiales pero muy perseverantes.

Teppelin, quien había estado supervisando desde el inicio aquella gran carrera, había hecho las anotaciones con respecto a todos los reclutas. Dio un par de órdenes, acompañadas de un discurso bastante alentador y armonioso el cual fue escuchado con mucho cuidado por parte del pequeño Mink. Se puso de pie, asintió a las órdenes y se retiró su chamarra negra para secar el sudor que estaba a lo largo y ancho de su salvaje rostro. Una camiseta azul rey estaba debajo, se veía muy simple pero estaba igualmente húmeda debido a la transpiración del primer ejercicio. Escuchó las palabras de su rival, el joven humano y le dedicó una muy particular sonrisa, mostrando sus filosos colmillos. - Me temo que no te conozco ni te he visto... aunque tu hedor se me hace familiar. - ¿Un insulto, una burla? No se sabía, Watts le gustaba jugar con sus colegas. Para su mayor sorpresa fue la manera en que el prójimo arrojó las siguientes palabras relacionadas a lo de ser un elefante, un conejito o cualquier animalito... prácticamente le ordenó que no se jugara con él, pero, para Watts esto significaba lo contrario, así que simplemente el Mink remojó sus propios labios y cerró los ojos para jactarse por la forma en que fueron recibidas aquellas palabras. - ! Ja ! Lo que digas... criatura diminuta - Dio media vuelta y se retiró de allí, dándole la espalda al tal Touyu.

Para los próximos días, el animal proveniente de Zou tuvo que dedicarse al 100 % a mejorar su agilidad y destreza física. El primer día se dedicó a romper récords relacionados a las pruebas de obstáculos que eran preparadas por parte de cierto superior, otras veces se dedicaba a entrenar en conjunto con otros oficiales o reclutas en enfrentamientos cuerpo a cuerpo, donde cada individuo debía demostrar sus destrezas en las artes marciales... bueno, defensa personal. El resto del tiempo lo invirtió severamente en la biblioteca o en el estudio y comprensión lógica del Mundo y sus funcionamientos, siempre deseaba satisfacer su curiosidad con respecto al todo. ¿Por qué llovía? ¿Por qué la envidia es mala para cualquier raza? Cosas estúpidas y tontas pero que a la vez dictaminaban a un ser como algo bastante culto, la ignorancia de Watts era muy alta y esto era debido a su carencia de una educación inicial debido a su pasado. Watts anhelaba con todas sus fuerzas el volverse alguien más sabiondo para defenderse de los verdaderos depredadores; la vida y sus obstáculos.

Ryan y Mike habían hecho de las suyas para infiltrarse entre los más destacados y para el tercer-cuarto día, la aparición de Teppelin se veía venir, daría un par de órdenes más, quizás, y éstos tendrían que poner el máximo de sus conocimientos y capacidades físicas para lograr superar las expectativas del Teniente.

Aquellos jóvenes guerreros, orgullosos y feroces chicos que en un futuro lejano serán la fuerza y el  pilar de la justicia. El teniente sonreía cada vez que veían como competían entre si los unos a los otros por demostrar tal valentía y coraje. Al final no negara que sentía un poco de nostalgia al verles, esos tiempos en el que era un marine novato, asustadizo y torpe, uno de esos que la gente jamás creería que llegaría a tales niveles de fuerza y fama. El peli azul miraba con detenimiento junto con otros oficiales quienes inspeccionaban junta a el la tarea. Más aun así el poder de decidir quién de ellos sería el mejor, seria del joven marine. Ningún capitán o comodoro podrá entrometerse en su decisión final. Claramente era el más capacitado en el tema, dado a que el fue parte del programa y de entre sus compañeros es el “mejor” y la prueba viviente de este programa.

Los días transcurrían, aquellos chicos daban hasta su última gota de aliento para demostrar quién es el mejor. Tenases y audases, ni uno caia ni uno se quejaba. Todos juntos luchaban con todo hasta el final. Duros ejercicios, crudas pruebas, imposibles desafíos. Todo esto contribuyendo parte a uno de los entrenamientos mas duros de la historia. ¿Esta mal? Pues, es lo necesario para prepararlos para el mundo, uno donde hay piratas crueles donde no duraran un segundo en aniquilarlos, hombres sin almas que no darán ni un respiro para acabar con sus vidas. Como pilares de la justicia deben ser fuerte, capaces valientes y temerarios. Dispuestos a defender la vida de otros sin dudar, sin arrugar y sin mirar atrás. Heroes se formaran este dia, un dia explendido donde valientes chicos estarán a punto de cambiar su destino.

Quinto Dia – Campo de entrenamiento – Shelltown.

Finalmente, quedaban los mismos cuatros persistentes chicos. Ryan, Mike, Watts y Touyu. Cuatro valientes chicos, muy temerarios pero este dia se demostrara quien es el mejor.  Las pruebas eran claras e inequívocas. Todos los parámetros indicaban al joven teniente el resultado final de esta disputa. Caminando frente a estos gastados chicos, manteniéndose firme y serio, se preparara para dar un discurso final “desmotivador” Claramente para ver quine es de espíritu fuerte y quién no. –Bien. Han llegado lejos, felicidades. Han hecho a su instructor muy feliz.  Pero no les negare que el desafío final podría matarlos. Sus papeles están firmados, nadie los extrañara, nadie se preocupara por ustedes. Van a morir si no son tan fuertes. Si sobreviven, el cuartel los premiara y serán merecedores de grandes rangos mucho mas antes que cualquier marine. Pero lo malo d este desafío final es que la muerte es el precio a pagar por su fracaso.- Se pararía frente a los 4 chicos, evidentemente aquellos llamado Bryan y Mike temblarían se mirarían y al final el teniente fijaría su mirada seria en ellos.

-El desafío final es el más grande obstáculo jamás creado. Uno capaz de hacer entrar al  pánico al guerrero mas duro. ¿Han visto marines de altos rangos sin brazos y miembros? Pues es porque ellos sobrevivieron a ese programa. Es una tragedia… Es ganar como sea. La marina no quiere perdedores, no quiere débiles. Solo hombres y mujeres capaces de dar su lucha dia a dia. Alla fuera no hay un “paseo” en carrusel. Hay vidas que se pierden dia tras dia, guerra, consecuencias reales. Si no están preparados, no merecen estar aquí. Como decisión final, aquellos que no deseen el desafío final, podrán largarse, no pasara nada, solo volverán a sus vidas comunes y labores tediosas. Pero bueno, no cabe mas explicar que pasara si aceptan. Bien caballeros, es hora de escoger. Y no se demoren… Mientras mas lento, menos chance tendrán de “superar a tiempo” el desafío…- Diria el teniente con palabras directas y firmes, no titubeo en las pautas de dicho entrenamiento. Obviamente era para probar quién de ellos retrocedería y quién de ellos continuaría. –Señor… Yo… Yo aprecio mucho mi vida…. No creo poder…- Diría el chico pelirrojo Mike, mientras golpeaba con su codo a su compañero Ryan, este poco a poco desanimado levantaría su mano al igual que su compañero. –Inteligente decisión, pueden retirarse y tomarse unos días de descanso, sus superiores los estarán esperando para sus tareas. Fue un placer muchachos.- Diría mientras los chicos desanimados se retirarían del campo, quedando solo dos. Parándose frente ellos, para agacharse y pegar su mirada tan cerca a sus rostros. – Y … ¿Qué me dicen ustedes dos? ¿Siguen o se van?- Diría con un rostro maléfico, terrorífico al igual que su voz. Realmente era una prueba simple pero difícil, capas de jugar con la mente de chicos indecisos.

Llegó el quinto día y había logrado descansar aunque fuera un poco, quitándome las malditas ojeras. Era el día, Teppelin seguramente nos diría quien se quedaba y quien se iba. O al menos, suponía que nos diría nuestro próximo entrenamiento. Ese hombre volvió a reunirnos a los cuatro mientras empezaba a hablar. ¿Acaso era tonto? No, seguramente ya se habría informado de los cuatro que quedábamos allí, por lo que debería saber mas o menos que yo era huérfano y esas palabras... quizás pensaba que me iban a afectar. Si, lo hacían, me dormían del maldito aburrimiento y me cabreaba que llegase a pensar que había gente que no estuviera preparada.

Contrólate, no te dejes llevar. Eso era lo que me repetía constantemente. Lo bueno de todo, era que si lograba superar ese desafío estaría a un paso mas cerca de mi objetivo. Y no acabó ahí la cosa, siguió con ese discurso que lograba molestarme un poco. Como si no estuviera ya enterado... no me pase dos años esclavizado por piratas por gusto. Y de nuevo, cuando pensaba en esos piratas malnacidos, me entraban unas ganas enormes de matarlos. Ladeé la cabeza de un lado a otro y así poder deshacerme de esos pensamientos. No tuve tiempo de hablar, solo para ver como dos de los que quedaban acababan retirándose. Realmente, veía tantas contradicciones en su discurso que me hacía sospechar si se daba cuenta o lo hacía a posta.

Lo mejor, fue cuando se acercó a nosotros dos y nos preguntó aquello. Me tapé la boca con la mano intentando no reírme. ¿Intentaba dar miedo? Porque para mi, solo me daba risa. Dios, no podía aguantarme, necesitaba reírme a gusto de ese señor. Me mordí el labio inferior para evitar reírme mientras lo observaba algo mas calmado ya debido a esa pequeña mordida de la cual no salió sangre pero falto poco. -Yo voy a seguir, al fin y al cabo, "la marina no necesita a débiles"- Dije esa última frase con algo de retintín mientras lo miraba con una sonrisa. -Además, ya puedes decir todo lo que quieras, me da igual si llego a perder mas de una extremidad o todas, incluso mi vida, si hay el mas mínimo chance de convertirme en alguien mas fuerte y acabar con la vida de unos piratas malnacidos que desearía se estuvieran comiendo cuchillos cada uno hasta morir... lo haré.- Me tape la boca al darme cuenta de que deje salir algunos de mis pensamientos en voz alta y luego me giré hacia el contrario.

-Y no creo que tu vayas a irte tampoco, al fin y al cabo, aunque no sea la intención del señor Teppelin, parecía ser que nos estaba subestimando, ¿no?- Eso debería ser suficiente como para lograr que desviara la atención de mis palabras anteriores dichas. Estaba preparado para cualquier tipo de desafío que viniera, no iba a dejar que el otro me ganara, claro que no, pero tampoco me parecía bien la manera en la que hacía las cosas nuestro superior.

El entrenamiento fortuito había culminado, cada quién había demostrado lo que realmente valía y para el quinto día, todos los Marines habían sido convocados por el superior respectivo. Todos estaban firmes, uno al lado del otro y aquel hombre de larga cabellera azulada hizo acto de presencia, y para ese momento, Watts llevó sus dos manos por detrás de la espalda, callado para escuchar atentamente lo que él estaba apunto de decir. La mirada del sujeto en cuestión era atemorizante, y fue allí que lanzó ese largo discurso. El Mink analizaba cada una de las oraciones, pensaba el por qué las decía más sin embargo, no sentía intimidación alguno, al contrario... se sentía más emocionado por aquella última prueba. ¿Miembros perdidos? Para nada, aquel peludo joven sería el mutilador, el que derrotaría a sus enemigos y que llegaría a cumplir sus metas personales y las de su facción a la que tanto respetaba y admiraba, por lo que una particular sonrisa se fue formando y sus 4 colmillos bien filosos fueron denotados, incluso sus colegas y el superior serían capaces de percibir tal expresión, algo muy raro para muchos ya que nadie se alegraría por recibir tales avisos con respecto a un "entrenamiento infernal".

El joven espadachín, posible amenaza competitiva del Mink, fue el primero en afirmar que estaba listo para lo que sea, incluso soltó ciertas palabras que fueron curiosas, hablaba de acuchillar o llevar directamente al infierno ciertas vidas, sin embargo ya había cerrado su boca. La mirada del peludo mink estaba puesta de reojo en el momento exacto en que su colega marine tuvo que pedir disculpas por dejarse llevar por tales expresiones. Ladeó la cabeza, le miró y tuvo que asentir, alzando sus dos brazos y demostrando la misma energía que el tal Akehoshi había demostrado. - ! Aquí nadie es miedoso... ! - Mostró sus dientes, alzó la barbilla y mantuvo sus puños al aire, exhalando esa energía tan positiva digna de un joven recluta. - !! A POR ESE ENTRENAMIENTO !! - Bajó el puño derecho con fiereza, luego el izquierdo simultáneamente que se flexionaba un poco para asimilar una posición bastante cómica, como si estuviera a punto de luchar en contra de un karateka.

Ryan y Mike se rindieron, cosa que sacó a Watts de ese trance eufórico y además de que sus ojos se abrieran como platos al momento de escuchar sus palabras de retiro. No se contuvo, tenía que decir algo, al fin y al cabo... eran sus compañeros y habían demostrado ser igual de duros como su persona y el espadachín. - ¿Por qué se van? - Apretó el puño derecho y la expresión general del rostro de Watts mostró fastidio y molestia, pero más que nada decepción, sin embargo... el superior Teppelin ya los había mandado a hacer otras tareas, ellos de verdad no harían nada para echarse atrás.

Es interesante como han cambiado las generaciones estos últimos años. La verdad aquellos chicos se veían decididos y animados, ni siquiera arrugaron sus rostros al oir mis horribles palabras desmotivadoras, ciertamente tienen el espíritu. AL escuchar la manera tan atrevida y valiente de aquel chico pelinegro no pude evitar sonreír en ese momento mientras le miraba fijamente con mis brazos cruzados. Vaya, realmente parece ser un muchacho duro, justo lo que necesitamos para encabezar las filas durante una batalla. El joven Touyu era interesante, realmente tenia una vibra especial, aunque algo inapropiada sus palabras, mas aun asi lo dejaría pasar, ya que la siguiente etapa lejos de ser un entrenamiento parecía ser mas bien un castigo. Observaba a ambos jóvenes y ninguno de los dos parecía retroceder. –Interesante.- Diría lentamente mientras elevaba mi mirada al cielo, era una linda tarde el de ese dia. –Nada mal, entonces sin mas preámbulos pasemos a la fase final.- Continúe por quitarme la capa lentamente y con cuidado para terminar lanzándola bien lejos. Mi pecho queadria al desnudo mostrando pequeñas pero notorias líneas de definición al igual que mis brazos.

-Interesantes palabras, recluta Akeoshi, realmente me inspiraron a hacer lo que voy a hacer.- Diría mientras flexionaba mis brazos y también mi cuelo, claramente parecía que me preparaba para algo (y eso hacia). Miraría al joven Mink con una mirada picara que luego saltaría a Akeoshi. –Ustedes dos… Tienen unos 40 segundo para prepararse y pensar una estrategia defensiva y ofensiva contra mi. Si, trabajaran en equipo y su oponente seré…- Apuntaría con mi pulgar a mi pecho mientras una sonrisa  malvada se generaba. -¡Yo, el Teniente Teppeling!- Con mis manos cubiertas por haki. (Estas se tornarían negras) para luego al colisionar mi puño con mi mano opuesta se generara una pequeña onda de fuerza que les haría notar la verdadera gravedad del problema, de todos modos no pelearía  a todo lo que daba, pero así es el programa… Los alumnos deben enfrentar a sus mentores con la condición de que estos al menos deben ser capaz de lograr “un golpe”.


-Armas, estrategias, venenos, explosivos, esconderse, correr y llorar. Todo esta permitido para ustedes, su misión golpearme y si es posible derrotarme, matarme o mutilarme. MI misión…- Tronaría mis puños de una manera que el crujir de mis huesos se haría resonar muy fuerte. –Quebrantar sus espíritus con el estilo justiciero.- Respiraría hondo mientras mi semblante serio volvía a tomar lugar en mi. -¡Muévanse ya! ¡La batalla comienza justo ahora! ¡Tienen 40 segundo para pensar algo los dos, o morirán!- Me pondría a estirar mi brazo mientras esperaba que transcurriera el  tiempo, los otros oficiales miraban con diversión lo sucedido, esto realmente seria una pequeña masacre, pero es esencial para fojar a grandes guerreros. –No se desanimen muchachos, pueden hacerlo. Solo un golpe  y se acabara toda esta locura…-