Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
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Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
Hace cuatro días se había marchado de la Isla Red con su mujer, durante esos días no había dejado de tocar a la cazadora, los momentos de intimidad se repartían a lo largo del día. Habían estado recorriendo el West Blue, disfrutando de momentos como la cena, la ducha y el descanso juntos. Durante el pálido crepúsculo el astro anaranjado se preparaba para alzarse, justo durante esos momentos en el horizonte podían visualizarse las siluetas de cuatro barcos mercantes provenientes del País de las Flores, aquellos navíos eran el objetivo de la pareja, ¿pero qué hacían ahí?¿por qué esperaban a esos barcos? Todo comenzó cuatro días atrás.
El moreno se encontraba en la cama de su hostal recién despierto, parcialmente incorporado en la cama, con el torso desnudo y la sabana hasta sus caderas, mientras que por la ventana a su lado entraba un débil rayo de luz que apenas alcanzaba a iluminar la habitación y de paso revelar aquellas pequeñas partículas de polvo flotando. A su lado se encontraba aun su pareja durmiendo, obviamente desnuda, cubierta hasta el cuello por la suave sabana blanca. La noche anterior se habían enfrentado en una prueba implantada por Zein, que tenía el objetivo de verificar las habilidades de la cazadora. Tras la confrontación se dirigieron a la posada del pirata donde compartieron varios momentos de intimidad en la noche, se podría decir que prácticamente no durmieron.
— Despierta.— Dijo el pirata y dio unas cuantas palmadas a las caderas de la fémina y una ultima, más atrevida aun, en su trasero. Tras despertarla tomó su mano y la guió aun adormilada al baño, donde se frotaban con jabón uno al otro, siendo sus cuerpos únicamente censurados por la espuma que se producía. Una vez que se bañaron y cambiaron salieron a recorrer las calles, al llegar al mercado escuchó a un grupo de vendedores hablando de rumores sobre el conocido "Capone", al escuchar ese nombre algo resonó en su interior, sin embargo, no pudo recabar detalles. — Sigues con resentimiento por lo de ayer? — Preguntó mientras tomaba su mano y caminaba por una de las calles principales hacia una taberna. La pareja entró al lugar y tomó asiento, sin embargo apenas se sentaron la palabra "Capone" resonó detrás de ellos, en la conversación de dos individuos, interesado en saber por qué se mencionaba tanto el nombre se dedicó a escuchar. — Supiste la recompensa que da Capone por derribar navíos del país de las Flores? — Mencionó uno mientras el otro asentía. — Pero no es tan fácil, hay condiciones, al parecer hay uno de sus hombres en el muelle reclutando.— Agregó y en ese momento el moreno dio una ligera patada suave al pie de su acompañante, esperando que escuchara lo mismo. — Es una oportunidad para cimentar una alianza para el futuro y de paso obtener algunos recursos económicos que te beneficiarían...¿probamos? — Comentaba acariciando el mentón de Justika con el dedo indice.
Ambos al instante salieron del bar y se adentraron de nuevo en la calle para ir hasta el muelle. Sus zapatos levantaban pequeñas nubes de polvo con cada pisada firme que daba y de su bolsillo sacó una caja de cigarros, mientras que en una mano sostenía un encendedor. Sacudió ligeramente la caja, provocando que un cigarro se deslizara hacia afuera, lo atrapó con su boca y lo prendió con el encendedor, dejando escapar humo grisáceo de sus labios. Llegaron al muelle, donde solo podían verse pescadores moviendo sus presas de un lado a otro, hasta que en un pasillo en particular se destacaba un hombre con un trapo cubriendo su cabeza con un jolly roger, el cual claramente lo exponía como pirata. Se acercó a este y dejó escapar un poco del humo, el cual impactó ligeramente contra el rostro del sujeto que solo se quedó mirando fijamente a los orbes amarillos del joven. — ¿Qué quiere Capone que hagamos? — Preguntó yendo directo al grano, la forma en que lo había planteado sonaba a un favor, y él no era de hacer favores, pero si lo hacía Capone le debería un favor y de esa forma se forman alianzas.
— ¿Crees que puedas cumplirle a Capone? — Preguntó el pirata desconocido soltando una carcajada ronca y jocosa, era moreno y de piel oscura, calvo y con un parche en un ojo. Sin decir nada Zein alzó el brazo y dejó brotar una cadena de la palma de su mano, revelando que era un usuario de Akuma no Mi, lo cual significaba ya cierto grado de poder. El mensajero de Capone guardó silencio convencido del potencial de aquella pareja, para después acercarse y contarle a ambos sobre qué tenía que hacerse y qué pedía Capone. — Entendido.— Respondió el moreno, tomando la mano de su mujer y dirigiéndose hacia los barcos en el muelle, para encontrar transporte. — Si no quieres ir dilo ya. — Advirtió a la mujer, mirándola por encima de su hombro. La fémina obviamente respondió de manera positiva, por lo que ambos habían quedado abordo de aquella misión.
El asalto iba a comenzar pronto, Zein miraba fijamente al horizonte mientras el Sol comenzaba a delinearse en su iris, acentuando sus ojos dorados, reflejando la luz del naciente astro. Su cuerpo subía y bajaba ligeramente, tambaleándose un poco por el oleaje, pero aun así se le veía firme. Giró su rostro y besó la mejilla de su mujer, quien estaba a su lado, esperando por los barcos. — Vamos a repasar el plan...— Comentó mirando a Justika.
Cuatro días atrás, Isla Red
El moreno se encontraba en la cama de su hostal recién despierto, parcialmente incorporado en la cama, con el torso desnudo y la sabana hasta sus caderas, mientras que por la ventana a su lado entraba un débil rayo de luz que apenas alcanzaba a iluminar la habitación y de paso revelar aquellas pequeñas partículas de polvo flotando. A su lado se encontraba aun su pareja durmiendo, obviamente desnuda, cubierta hasta el cuello por la suave sabana blanca. La noche anterior se habían enfrentado en una prueba implantada por Zein, que tenía el objetivo de verificar las habilidades de la cazadora. Tras la confrontación se dirigieron a la posada del pirata donde compartieron varios momentos de intimidad en la noche, se podría decir que prácticamente no durmieron.
— Despierta.— Dijo el pirata y dio unas cuantas palmadas a las caderas de la fémina y una ultima, más atrevida aun, en su trasero. Tras despertarla tomó su mano y la guió aun adormilada al baño, donde se frotaban con jabón uno al otro, siendo sus cuerpos únicamente censurados por la espuma que se producía. Una vez que se bañaron y cambiaron salieron a recorrer las calles, al llegar al mercado escuchó a un grupo de vendedores hablando de rumores sobre el conocido "Capone", al escuchar ese nombre algo resonó en su interior, sin embargo, no pudo recabar detalles. — Sigues con resentimiento por lo de ayer? — Preguntó mientras tomaba su mano y caminaba por una de las calles principales hacia una taberna. La pareja entró al lugar y tomó asiento, sin embargo apenas se sentaron la palabra "Capone" resonó detrás de ellos, en la conversación de dos individuos, interesado en saber por qué se mencionaba tanto el nombre se dedicó a escuchar. — Supiste la recompensa que da Capone por derribar navíos del país de las Flores? — Mencionó uno mientras el otro asentía. — Pero no es tan fácil, hay condiciones, al parecer hay uno de sus hombres en el muelle reclutando.— Agregó y en ese momento el moreno dio una ligera patada suave al pie de su acompañante, esperando que escuchara lo mismo. — Es una oportunidad para cimentar una alianza para el futuro y de paso obtener algunos recursos económicos que te beneficiarían...¿probamos? — Comentaba acariciando el mentón de Justika con el dedo indice.
Ambos al instante salieron del bar y se adentraron de nuevo en la calle para ir hasta el muelle. Sus zapatos levantaban pequeñas nubes de polvo con cada pisada firme que daba y de su bolsillo sacó una caja de cigarros, mientras que en una mano sostenía un encendedor. Sacudió ligeramente la caja, provocando que un cigarro se deslizara hacia afuera, lo atrapó con su boca y lo prendió con el encendedor, dejando escapar humo grisáceo de sus labios. Llegaron al muelle, donde solo podían verse pescadores moviendo sus presas de un lado a otro, hasta que en un pasillo en particular se destacaba un hombre con un trapo cubriendo su cabeza con un jolly roger, el cual claramente lo exponía como pirata. Se acercó a este y dejó escapar un poco del humo, el cual impactó ligeramente contra el rostro del sujeto que solo se quedó mirando fijamente a los orbes amarillos del joven. — ¿Qué quiere Capone que hagamos? — Preguntó yendo directo al grano, la forma en que lo había planteado sonaba a un favor, y él no era de hacer favores, pero si lo hacía Capone le debería un favor y de esa forma se forman alianzas.
— ¿Crees que puedas cumplirle a Capone? — Preguntó el pirata desconocido soltando una carcajada ronca y jocosa, era moreno y de piel oscura, calvo y con un parche en un ojo. Sin decir nada Zein alzó el brazo y dejó brotar una cadena de la palma de su mano, revelando que era un usuario de Akuma no Mi, lo cual significaba ya cierto grado de poder. El mensajero de Capone guardó silencio convencido del potencial de aquella pareja, para después acercarse y contarle a ambos sobre qué tenía que hacerse y qué pedía Capone. — Entendido.— Respondió el moreno, tomando la mano de su mujer y dirigiéndose hacia los barcos en el muelle, para encontrar transporte. — Si no quieres ir dilo ya. — Advirtió a la mujer, mirándola por encima de su hombro. La fémina obviamente respondió de manera positiva, por lo que ambos habían quedado abordo de aquella misión.
Actualidad, cercanías de Isla Goat
El asalto iba a comenzar pronto, Zein miraba fijamente al horizonte mientras el Sol comenzaba a delinearse en su iris, acentuando sus ojos dorados, reflejando la luz del naciente astro. Su cuerpo subía y bajaba ligeramente, tambaleándose un poco por el oleaje, pero aun así se le veía firme. Giró su rostro y besó la mejilla de su mujer, quien estaba a su lado, esperando por los barcos. — Vamos a repasar el plan...— Comentó mirando a Justika.
InvitadoInvitado
Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
Hubiera esperado que la duración de su encuentro perdurara más que unos fugaces días, sin embargo, sus caprichos debería apagarlos antes de dejarse arrastrar al ritmo demandante que la cazadora deseaba poseer sobre su compañero. Evaluando la petición de Capone y la alianza que deseaba crear Bekeltov no terminaban por convencerla, siempre había sido renuente a formar equipo con alguien que no conocía, mucho menos de un pirata, la relación entre cazadores y criminales se distendía claramente debido a las jerarquías, pero ella a diferencia del resto se calificaba a sí misma como una mercenaria. Además, si era el deseo del contrario, posiblemente…
Meditando los resultados la mujer se hallaba de brazos cruzados evaluando todas las posibilidades. – Lo he estado pensando, debemos abstenernos solamente a lo que solicita Capone, eso si es que deseas tener una buena relación, lamentablemente debido a su solicitud te verá como un subordinado a quien manipular, ¿estarás bien con eso? – Llena de escepticismo escudriñó con la mirada a su pareja, abriendo solo uno de sus ojos mostraba un mohín pueril que revelaba una faceta mimada. Como sea, no era el momento de dudar, ni mucho menos de cuestionarle. Dándose por vencida largaba un suspiro resignada a la firme decisión de Zein al no mostrar atisbo de querer cambiar de opinión. – Bien, ya comprendí, si es muy necesario para ti no me queda más que aceptarlo, no obstante con una condición. – Repentinamente sujetó la mejilla del contrario con su diestra estirando la piel cómicamente como si se tratase de goma, aquello obligaba al hombre de cabellera azabache a reclinarse a la altura del rostro de la espadachina. – Acataremos al pie de la letra su solicitud de llevar a los capitanes solamente, si me arriesgo a que el resto de la tripulación me vea será inconveniente para nosotros el desempeñarme como cazadora, no necesito que la marina o el gobierno me siga los pasos, uno de los dos debe permanecer del otro lado de la moneda. – Soltándole al quedar satisfecha se colocaba su capa oscura al igual que colocaba la capucha sobre la cabeza ocultando su faz.
Ambos permanecían en el pequeño bote de vela, así no llamaría la atención lo suficiente para alertar a los cuatro navíos. Dando un paso en la cubierta en dirección a proa la espadachina adquiría una mayor concentración. – Aclarado eso… cuando el bote este lo suficientemente cerca utilizarás las cadenas para inmiscuirnos, en lo que te encargas de la tripulación yo buscaré al capitán, el problema reside en que el plan solo funcionará con el primer barco, los otros se darán cuenta. – Odiaba ser cautelosa, siempre había irrumpido sin importarle que llamara la atención, pero la situación era diferente. Ligeramente nerviosa tenía el hábito de mordisquear la uña de su dedo pulgar, la capacidad de Zein no parecía limitarse aunque desconocía los parámetros que escondía cada eslabón al retener a la mayoría. – Debemos actuar rápido y con certeza. – Tratando de serenarse la mujer golpeó sus mejillas hasta que ambas enrojecieran, debía aclarar su mente y sobretodo confiar en el plan de Zein. – Moh, deberé retenerme muchísimo, te advierto que me desquitaré contigo esta noche. – Tras desahogarse un poco se giró para mirarle con una sonrisa que prometía optimismo.
Como decía el primer barco caerá, si en verdad puedes silenciarlos con las cadenas sin que llames la atención podemos hacer eso con el segundo y tercero, dejaremos el último libre para transportarnos con facilidad, mientras que el resto arderá en cenizas junto con los cuerpos, esperemos que no usen los den den mushi para auxiliarse. – La silueta encapuchada solo dejaba asomar una sonrisa tétrica, estaba preparada para cualquier percance. – Además si algo sale fuera de lo planeado, tu cargarás con toda la culpa en caso de emergencia, ¿me equívoco?
El viento era favorable, gracias a la suerte un navegante de segunda les guio al punto donde interceptarían cada nave, debido a que podría ser un potencial testigo asesinaron al hombre arrojándolo consecuentemente al mar. A la lejanía se desvelaba al silueta de tres navíos, Zein se colocaba a un costado de la espadachina, Justika instintiva llevó su mano para tomar la de su compañero, ruborizada sonreía tontamente, después de todo, estarían trabajando juntos, compartirían su primera experiencia en combate respaldándose. Estaba feliz. – Por tu futuro, mi Señor. – Por una vez reconocería que sus servicios estaban bajo la tutela de ese extraño guerrero exiliado, conocía su historia, la marca que ocultaba en su espalda al ser desterrado, renegado de un reino abandonado, tenían cosas en común en ciertos aspectos.
Meditando los resultados la mujer se hallaba de brazos cruzados evaluando todas las posibilidades. – Lo he estado pensando, debemos abstenernos solamente a lo que solicita Capone, eso si es que deseas tener una buena relación, lamentablemente debido a su solicitud te verá como un subordinado a quien manipular, ¿estarás bien con eso? – Llena de escepticismo escudriñó con la mirada a su pareja, abriendo solo uno de sus ojos mostraba un mohín pueril que revelaba una faceta mimada. Como sea, no era el momento de dudar, ni mucho menos de cuestionarle. Dándose por vencida largaba un suspiro resignada a la firme decisión de Zein al no mostrar atisbo de querer cambiar de opinión. – Bien, ya comprendí, si es muy necesario para ti no me queda más que aceptarlo, no obstante con una condición. – Repentinamente sujetó la mejilla del contrario con su diestra estirando la piel cómicamente como si se tratase de goma, aquello obligaba al hombre de cabellera azabache a reclinarse a la altura del rostro de la espadachina. – Acataremos al pie de la letra su solicitud de llevar a los capitanes solamente, si me arriesgo a que el resto de la tripulación me vea será inconveniente para nosotros el desempeñarme como cazadora, no necesito que la marina o el gobierno me siga los pasos, uno de los dos debe permanecer del otro lado de la moneda. – Soltándole al quedar satisfecha se colocaba su capa oscura al igual que colocaba la capucha sobre la cabeza ocultando su faz.
Ambos permanecían en el pequeño bote de vela, así no llamaría la atención lo suficiente para alertar a los cuatro navíos. Dando un paso en la cubierta en dirección a proa la espadachina adquiría una mayor concentración. – Aclarado eso… cuando el bote este lo suficientemente cerca utilizarás las cadenas para inmiscuirnos, en lo que te encargas de la tripulación yo buscaré al capitán, el problema reside en que el plan solo funcionará con el primer barco, los otros se darán cuenta. – Odiaba ser cautelosa, siempre había irrumpido sin importarle que llamara la atención, pero la situación era diferente. Ligeramente nerviosa tenía el hábito de mordisquear la uña de su dedo pulgar, la capacidad de Zein no parecía limitarse aunque desconocía los parámetros que escondía cada eslabón al retener a la mayoría. – Debemos actuar rápido y con certeza. – Tratando de serenarse la mujer golpeó sus mejillas hasta que ambas enrojecieran, debía aclarar su mente y sobretodo confiar en el plan de Zein. – Moh, deberé retenerme muchísimo, te advierto que me desquitaré contigo esta noche. – Tras desahogarse un poco se giró para mirarle con una sonrisa que prometía optimismo.
Como decía el primer barco caerá, si en verdad puedes silenciarlos con las cadenas sin que llames la atención podemos hacer eso con el segundo y tercero, dejaremos el último libre para transportarnos con facilidad, mientras que el resto arderá en cenizas junto con los cuerpos, esperemos que no usen los den den mushi para auxiliarse. – La silueta encapuchada solo dejaba asomar una sonrisa tétrica, estaba preparada para cualquier percance. – Además si algo sale fuera de lo planeado, tu cargarás con toda la culpa en caso de emergencia, ¿me equívoco?
El viento era favorable, gracias a la suerte un navegante de segunda les guio al punto donde interceptarían cada nave, debido a que podría ser un potencial testigo asesinaron al hombre arrojándolo consecuentemente al mar. A la lejanía se desvelaba al silueta de tres navíos, Zein se colocaba a un costado de la espadachina, Justika instintiva llevó su mano para tomar la de su compañero, ruborizada sonreía tontamente, después de todo, estarían trabajando juntos, compartirían su primera experiencia en combate respaldándose. Estaba feliz. – Por tu futuro, mi Señor. – Por una vez reconocería que sus servicios estaban bajo la tutela de ese extraño guerrero exiliado, conocía su historia, la marca que ocultaba en su espalda al ser desterrado, renegado de un reino abandonado, tenían cosas en común en ciertos aspectos.
InvitadoInvitado
Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
La fémina expresó su preocupación sobre Zein, manifestando su angustia frente a la idea de que el moreno terminara siendo un sirviente de Capone, pero no era así, esto no era un sometimiento; era un elección que el pirata tomó. Le estaba haciendo un favor a Capone, un favor que podría no representar mucho para los planes de aquel sujeto de renombre, pero era un favor que tarde o temprano se cobraría de alguna manera; el moreno produciría una cadena de eventos con ese asalto a los navíos, y cuando las fichas estén puestas sobre la mesa, Zein podrá tener a Capone en un jaque mate. La mujer de cabellos plateados siguió hablando, repasando el plan y la idea central de como llevar a cabo el golpe, la clave era ser rápido, sigiloso y realizar cada movimiento con precisión. Estando de pie junto a la cazadora su cuerpo se mecía levemente por el oleaje, ambos estaban en un bote de doble vela, el cual podría llegar a ocultarse entre la poca iluminación de la escena, apenas algo de luz anaranjada brotaba desde el horizonte, pero el agua aun seguía oscura y desde los navíos era muy difícil visualizarlos a ambos. El cabello azabache del joven se mecía con el viento soplando, a la vez que asentía con su cabeza frente a las ideas que daba su pareja para sonreír con picardía al escuchar que sería castigado de noche, seguramente en la cama. — Siempre eres tú la que termina sometida en cama. — Reprochó como respuesta Zein soltando una risa leve.
Al escuchar su último comentario pudo sentirse de la realeza por unos instantes, lo cual debía admitir que se sentía refrescante, agradecido por las palabras de la mujer y la confianza que depositaba en él se acercó a ella, dando un gentil beso a sus labios, acariciando su boca con la suya. Tras esa ultima muestra de afecto se separó de ella, notando como los barcos se acercaban más y más, hasta estar considerablemente cerca, a tal punto que tenía que alzar la vista para ver la proa. —Aquí vamos. — Susurró y sin perder tiempo una cadena brotó de la mano del pirata, lentamente y serpenteando hasta apoyarse contra el suelo, una vez que el barco estuvo un poco más cerca, Zein movió su mano ligeramente, enviando su cadena contra este. La cadena se enrolló silenciosamente en un cañón que sobresalía de los laterales del barco, tomándolo como punto de soporte.
La cadena como si se tratase de una cuerda se ató al rededor de ese cañón y dando un firme tirón a esta el pirata comprobó que estaba sujetada adecuadamente, por lo que usando ambas manos empezó a subir la cadena, produciendo leves chasquidos metálicos. Al estar arriba Bekeltov se sujetó del cañón con ambos brazos, obviamente sin colocar su rostro frente a la boquilla del cañón y a unos cuantos centímetros encima de su cabeza se encontraba la barandilla de la borda. Otra cadena bajó, quedando frente a la cazadora, era la cuerda que le estaba ofreciendo el moreno para que subiera con él. Una vez que ambos subieron se quedaron sujetados del mismo cañón, intentando escuchar lo que se encontraba apenas a pocos centímetros de su cabeza, quería evitar toparse con alguien de entrada y sería problemático si había algún tripulante en la terraza del barco. Tras escuchar nada más que silencio determinó que no había nadie en la cubierta, seguramente porque era muy temprano en la mañana, por lo que haciendo un empuje más usó sus brazos para terminar de subirse al barco, cruzando al otro lado de la barandilla y quedando de pie sobre la cubierta. — No hay nadie, ve y busca al capitán, yo iré primero, despejando los pasillos por ti. — Decía mientras se acercaba a una pequeña puerta que ingresaba al barco y la abría, adentrándose a los pasillos del navío.
Al escuchar su último comentario pudo sentirse de la realeza por unos instantes, lo cual debía admitir que se sentía refrescante, agradecido por las palabras de la mujer y la confianza que depositaba en él se acercó a ella, dando un gentil beso a sus labios, acariciando su boca con la suya. Tras esa ultima muestra de afecto se separó de ella, notando como los barcos se acercaban más y más, hasta estar considerablemente cerca, a tal punto que tenía que alzar la vista para ver la proa. —Aquí vamos. — Susurró y sin perder tiempo una cadena brotó de la mano del pirata, lentamente y serpenteando hasta apoyarse contra el suelo, una vez que el barco estuvo un poco más cerca, Zein movió su mano ligeramente, enviando su cadena contra este. La cadena se enrolló silenciosamente en un cañón que sobresalía de los laterales del barco, tomándolo como punto de soporte.
La cadena como si se tratase de una cuerda se ató al rededor de ese cañón y dando un firme tirón a esta el pirata comprobó que estaba sujetada adecuadamente, por lo que usando ambas manos empezó a subir la cadena, produciendo leves chasquidos metálicos. Al estar arriba Bekeltov se sujetó del cañón con ambos brazos, obviamente sin colocar su rostro frente a la boquilla del cañón y a unos cuantos centímetros encima de su cabeza se encontraba la barandilla de la borda. Otra cadena bajó, quedando frente a la cazadora, era la cuerda que le estaba ofreciendo el moreno para que subiera con él. Una vez que ambos subieron se quedaron sujetados del mismo cañón, intentando escuchar lo que se encontraba apenas a pocos centímetros de su cabeza, quería evitar toparse con alguien de entrada y sería problemático si había algún tripulante en la terraza del barco. Tras escuchar nada más que silencio determinó que no había nadie en la cubierta, seguramente porque era muy temprano en la mañana, por lo que haciendo un empuje más usó sus brazos para terminar de subirse al barco, cruzando al otro lado de la barandilla y quedando de pie sobre la cubierta. — No hay nadie, ve y busca al capitán, yo iré primero, despejando los pasillos por ti. — Decía mientras se acercaba a una pequeña puerta que ingresaba al barco y la abría, adentrándose a los pasillos del navío.
InvitadoInvitado
Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
De pie en la cubierta un beso fue depositado sobre sus labios antes de comenzar la operación, ya sin sorprenderse por estos actos simplemente su corazón latía ligeramente veloz acostumbrada al afecto que le correspondía. No necesitaba arruinarlo. Enfocándose en su deber esperó paciente que Bekeltov alcanzara el costado del barco, tras engancharse la quietud de la calma como la bruma matinal disfrazaban su presencia. Silente por unos minutos una cadena se desplegaba con la intención de ayudarla a subir, sujetando la misma con ambas manos escaló para situarse a espaldas del pelinegro. – Deja los pasillos para mí… ocúpate del resto de la tripulación, si encuentro a alguien en mi camino seré rápida cortándolos. – Sin permitirle que se distrajera de su tarea principal la cazadora reclinó su silueta corriendo en puntillas por el largo corredor en busca del camarote del capitán.
Como era de esperarse el patrullaje por parte de los miembros de la guardia era simplemente rutinario, encontró al primero dándole la espalda, caminaba desperezándose mientras silbaba una tonadilla irreconocible, un tanto alegre. La mujer prepara ante la contingencia desenfundó su espada cortándole el cuello evitando que las cuerdas vocales produjeran el primer sonido de dolor. Deslizándose por los pasillos como una sombra revisaba algunas de las habitaciones, parecía que también debía encargarse parte de la tripulación. Exasperada solo tomó quince minutos por lo que tuvo que volver con su compañero. – Tenemos un problema, el capitán… no está. – Sus labios se deslizaban temerosa contemplando la oscura probabilidad que el hombre a quien debían secuestrar se estuviera escondiendo en alguna parte del barco, el peor peligro que peor podía correr es que llevara un den den mushi encima suyo. Fastidiada con el plan consideraba hundir el navío…
Parte de la tripulación fue mermada, alrededor de cinco hombres habían sido atados como una contingencia previa a los resultados menos esperados. Guardándose el enfado apuntaría su arma contra la barbilla de uno de los groumetes. – No me siento de buen humor, así que dime… el paradero de tu capitán. – El jovencito empalidecía, temblaba, tartamudeaba, una imagen muy deplorable y penosa. Suspirando dedicó un vistazo para hallar confort de su pareja. – No me agrada esto, daré una última vuelta, deshazte del resto, no nos sirven. – Aclarando su garganta limpiaría la zona por los pasillos, volviendo al camarote debajo de la cama descubrió una trampilla era la primera pieza de cuatro. Para su fortuna el capitán no fue lo demasiado inteligente para dar un llamado de auxilio, al menos seguían conservando la ventaja del momento.
Arrastró al hombre hasta la cubierta, lanzándolo a la superficie abrazaba a su pareja por detrás, frotando su nariz entre ambos omoplatos aspirando su aroma, tras ese gesto terminó. – Por un momento me asusté, vayamos por el otro navío, sabes que hacer.
Como era de esperarse el patrullaje por parte de los miembros de la guardia era simplemente rutinario, encontró al primero dándole la espalda, caminaba desperezándose mientras silbaba una tonadilla irreconocible, un tanto alegre. La mujer prepara ante la contingencia desenfundó su espada cortándole el cuello evitando que las cuerdas vocales produjeran el primer sonido de dolor. Deslizándose por los pasillos como una sombra revisaba algunas de las habitaciones, parecía que también debía encargarse parte de la tripulación. Exasperada solo tomó quince minutos por lo que tuvo que volver con su compañero. – Tenemos un problema, el capitán… no está. – Sus labios se deslizaban temerosa contemplando la oscura probabilidad que el hombre a quien debían secuestrar se estuviera escondiendo en alguna parte del barco, el peor peligro que peor podía correr es que llevara un den den mushi encima suyo. Fastidiada con el plan consideraba hundir el navío…
Parte de la tripulación fue mermada, alrededor de cinco hombres habían sido atados como una contingencia previa a los resultados menos esperados. Guardándose el enfado apuntaría su arma contra la barbilla de uno de los groumetes. – No me siento de buen humor, así que dime… el paradero de tu capitán. – El jovencito empalidecía, temblaba, tartamudeaba, una imagen muy deplorable y penosa. Suspirando dedicó un vistazo para hallar confort de su pareja. – No me agrada esto, daré una última vuelta, deshazte del resto, no nos sirven. – Aclarando su garganta limpiaría la zona por los pasillos, volviendo al camarote debajo de la cama descubrió una trampilla era la primera pieza de cuatro. Para su fortuna el capitán no fue lo demasiado inteligente para dar un llamado de auxilio, al menos seguían conservando la ventaja del momento.
Arrastró al hombre hasta la cubierta, lanzándolo a la superficie abrazaba a su pareja por detrás, frotando su nariz entre ambos omoplatos aspirando su aroma, tras ese gesto terminó. – Por un momento me asusté, vayamos por el otro navío, sabes que hacer.
InvitadoInvitado
Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
La fémina cortó su idea y decidió ir ella de primero limpiando los pasillos ella misma, una actitud feroz sin duda, cada vez le impresionaba más el ímpetu de su pareja, así que no se opuso a la idea y dejó que ella cruzara primero el umbral oscuro que adentraba al barco. Ni corto ni perezoso le siguió, corriendo tras de ella, sin embargo, en el primer pasillo giró en la esquina, desviándose del recorrido de la cazadora. No pasó mucho tiempo antes de que un tripulante se asomara por el pasillo y sin dudarlo extendió su mano lanzando una cadena contra la cabeza del pobre bastardo, atravesándola sin misericordia y dejando una gran mancha de sangre salpicada en la pared. No se produjo ruido alguno, pues su victima no tuvo ni tiempo de gritar al verlo y lo ultimo que vio en su vida fue aquellos orbes dorados en la oscuridad. De esta forma el pirata fue abriendo cuidadosamente puerta por puerta, no había casi nadie despierto, por lo que era fácil ir atravesando los cráneos de cada uno habitación por habitación, pronto los cuartos y el pasillo se llenaron de charcos de sangre, la verdad no es que fuera alguien sanguinario, pero no podía arriesgarse a arruinar su oportunidad de acercarse a Capone, por lo que no quería a ningún tripulante creyendo que es un héroe, así que era más fácil asesinarlos de una vez como medida de precaución.
No sabía ya a cuantos había asesinado, perdió la cuenta después del cuarto, pero lo sobresaliente era lo impecable de su trabajo; ni un solo grito, solo quejidos de dolor y después silencio absoluto, logrando hacer aquello sin haberse manchado de sangre, manteniendo una apariencia impecable. Era sigiloso, rápido y preciso, lo suficiente para que nadie pudiera detenerle. Tras darse cuenta que no quedaban más cuartos que explorar salió de nuevo a la cubierta, mirándola todas partes, notando que su mujer aun no volvía de su recorrido. Quería gritar el nombre de ella para apresurarla, pero no quería alertar a las otras dos naves, así que tragó saliva y se contuvo. Su espera no se prolongó mucho tiempo pues un hombre salió volando a su lado, hasta impactar contra el suelo de madera de la cubierta y sentir un abrazo por detrás, escuchando al instante la voz de Justika, entendiendo en ese momento que estaba entregando al capitan a su merced.
El pirata extendió su brazo y se enrolló al rededor del hombre, como una víbora, apretando su cuerpo y sellando su boca. — Buen trabajo, pero apresurémonos o se despertaran todos. — Comentaba el pelinegro, elevando su mirada al cielo, notando como ahora gran parte del cielo estaba más claro; pronto sería de día totalmente. Zein se dirigió a una escalera en la cubierta que llevaba a una pequeña plataforma, en donde se encontraba el timón y con un movimiento de sus manos giró el timón, rechinando al hacerlo, dirigiendo el barco ligeramente hacia el barco de al lado, haciendo que se acercara a este, al punto de que solo tendrían que saltar para pasar de esa cubierta a la del otro barco. Caminó de nuevo hasta su posición anterior y tomó la mano de su mujer, saltando al otro barco, a la vez que la cadena se alzaba y llevaba por los aires al capitán, hasta su nueva posición, como si fuera movido por un tentáculo de gran tamaño. — Hagamos lo mismo, pero esta vez podrías buscar primero el cuarto de comunicaciones y deshacerte de los Den Den Mushi.— Indicó mientras daba un beso suave a los labios de la dama para después adentrarse en el barco.
No sabía ya a cuantos había asesinado, perdió la cuenta después del cuarto, pero lo sobresaliente era lo impecable de su trabajo; ni un solo grito, solo quejidos de dolor y después silencio absoluto, logrando hacer aquello sin haberse manchado de sangre, manteniendo una apariencia impecable. Era sigiloso, rápido y preciso, lo suficiente para que nadie pudiera detenerle. Tras darse cuenta que no quedaban más cuartos que explorar salió de nuevo a la cubierta, mirándola todas partes, notando que su mujer aun no volvía de su recorrido. Quería gritar el nombre de ella para apresurarla, pero no quería alertar a las otras dos naves, así que tragó saliva y se contuvo. Su espera no se prolongó mucho tiempo pues un hombre salió volando a su lado, hasta impactar contra el suelo de madera de la cubierta y sentir un abrazo por detrás, escuchando al instante la voz de Justika, entendiendo en ese momento que estaba entregando al capitan a su merced.
El pirata extendió su brazo y se enrolló al rededor del hombre, como una víbora, apretando su cuerpo y sellando su boca. — Buen trabajo, pero apresurémonos o se despertaran todos. — Comentaba el pelinegro, elevando su mirada al cielo, notando como ahora gran parte del cielo estaba más claro; pronto sería de día totalmente. Zein se dirigió a una escalera en la cubierta que llevaba a una pequeña plataforma, en donde se encontraba el timón y con un movimiento de sus manos giró el timón, rechinando al hacerlo, dirigiendo el barco ligeramente hacia el barco de al lado, haciendo que se acercara a este, al punto de que solo tendrían que saltar para pasar de esa cubierta a la del otro barco. Caminó de nuevo hasta su posición anterior y tomó la mano de su mujer, saltando al otro barco, a la vez que la cadena se alzaba y llevaba por los aires al capitán, hasta su nueva posición, como si fuera movido por un tentáculo de gran tamaño. — Hagamos lo mismo, pero esta vez podrías buscar primero el cuarto de comunicaciones y deshacerte de los Den Den Mushi.— Indicó mientras daba un beso suave a los labios de la dama para después adentrarse en el barco.
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Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
Concluían el primer asalto con éxito, la espadachina tras abrazar a su acompañante enterró su faz sobre la espalda ancha que le ofrecía su pareja aspirando su aroma a colonia mezclado con la peculiar colonia que portaba, jamás podría adivinar la clase de fragancia que era, solo le tranquilizaba hundirse en su calor. Sin embargo, su trabajo no concluía y aquello le había tomado más tiempo de lo esperado a pesar de que los movimientos por parte de las siguientes tripulaciones aun no daban señales de alerta, para Justika en otros tiempos le hubiera provocado demasiadas inseguridades, pero pensar con congruencia teniendo frente a Zein era delegar parte de sus responsabilidades en él. Suspirando en pesadez negó con la cabeza resistiéndose a abandonar el sitio de su lugar favorito. – Dame unos minutos más. – Replicando perezosa, no obstante, el contrario manteniendo el control de la situación actuaba con más cordura separándose de la fémina a pasos firmes dirigiéndose al timón. Novacek observó cómo se alejaba, de ahí comprendió que estaba perdiendo el piso de sus propias responsabilidades. Asustada tocó su corazón por encima de su pecho sintiéndose angustiada. – Concéntrate tonta. – Endureciéndose esperó más de lo debido, una mano conocida la invitaba a lanzarse por el siguiente objetivo.
Saltando a cubierta esta vez no se despediría de su compañero, simplemente se dirigió dentro del barco para averiguar el centro de comunicaciones.
Durante su exploración en su camino se percató que no había nadie, ni en las habitaciones contiguas o en los pasillos. Frunciendo el ceño un escalofrío recorría en su espalda, tenía un fuerte presentimiento de que algo sucedía. Instintiva tomó la empuñadura de su arma, sus pasos suaves y delicados apenan hacían gala de su presencia fantasmal. – No hay… nadie. – Fue lo último que pudo decir después de que abrió la cabina del capitán, un interruptor soltó una bruma de color púrpura, Novacek en una acción imposible no pudo evitar el respirar hasta que cayó desmayada.
Al recuperar la consciencia estaba atada, amordazada, en una cabina completamente oscura, quiso pelear, más su preocupación primordial era Zein. Lanzaba quejidos y gritos ahogados, por primera vez estaba asustada al no ver el rostro de su pareja.
Saltando a cubierta esta vez no se despediría de su compañero, simplemente se dirigió dentro del barco para averiguar el centro de comunicaciones.
Durante su exploración en su camino se percató que no había nadie, ni en las habitaciones contiguas o en los pasillos. Frunciendo el ceño un escalofrío recorría en su espalda, tenía un fuerte presentimiento de que algo sucedía. Instintiva tomó la empuñadura de su arma, sus pasos suaves y delicados apenan hacían gala de su presencia fantasmal. – No hay… nadie. – Fue lo último que pudo decir después de que abrió la cabina del capitán, un interruptor soltó una bruma de color púrpura, Novacek en una acción imposible no pudo evitar el respirar hasta que cayó desmayada.
Al recuperar la consciencia estaba atada, amordazada, en una cabina completamente oscura, quiso pelear, más su preocupación primordial era Zein. Lanzaba quejidos y gritos ahogados, por primera vez estaba asustada al no ver el rostro de su pareja.
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Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
La cazadora de la misma manera se adentró en el navío sin precaución alguna, sin embargo no pudo avisarle a tiempo y no podía alzar la voz, un gruñido salió de sus labios junto con un suspiro, resoplando al aire mientras agarraba la cadena con la que sostenía al prisionero y tiraba de esta, adentrándose de igual forma en el barco, con el capitán capturado, forzándolo a seguirle con fuertes tirones. Mientras caminaba algunas cadenas brotaron de su cuerpo, bajo su ropa, envolviéndose en este, cubriendo su torso con una malla de cadenas que le serviría como seguro por si llegaban a atacarle. Pisadas firmes hacían rechinar ligeramente la madera que cubría el suelo de aquel barco, mientras que un ligero, casi inaudible chasquido metálico resonaba con cada movimiento del moreno. Más allá de aquello no había sonido alguno, llegaba incluso a ser algo tenso tanto silencio, más aun considerando que ya no escuchaba a su pareja. Estando en guardia se dispuso a prepararse en caso de cualquier emboscada, era raro que no hubiera señal de Justika,más aun cuando entró con ese frenesí.
Con cada paso que daba podía escuchar el murmullo proveniente de su rehen, intentando librarse tras de él, sin embargo era inutil, estaba sometido. Al girar en un pasillo un gruñido le alertó de la presencia de alguien más y al fijarse en la oscuridad pudo ver el reflejo del Sol en un filo. Reaccionando al instante agitó su brazo con fuerza, haciendo brotar varias cadenas de este. Las cadenas impactaron contra lo que parecía ser un chillo de cocina que se precipitó sobre él y de las sombras emergió uno de los triplantes con un delantal y un sombrero alargado y pomposo, de color blanco, seguramente el chef del navío. — ¡Te encontré bastardo! Serás sopa del almuerzo! — Decía volviendo a agitar aquel cuchillo contra Zein, quien empezó a contrarrestar el filo con choques de sus cadenas.
— Detesto los escándalos innecesarios...y a los que pretenden hacerse los héroes. — Respondió el pirata, haciendo que cadenas brotaran de su espalda como tentáculos, a lo que el chef al darse cuenta de que quedaría pronto en desventaja, una mirada de horror se posó en sus ojos, sabía que moriría en cuestión de segundos.
Con cada paso que daba podía escuchar el murmullo proveniente de su rehen, intentando librarse tras de él, sin embargo era inutil, estaba sometido. Al girar en un pasillo un gruñido le alertó de la presencia de alguien más y al fijarse en la oscuridad pudo ver el reflejo del Sol en un filo. Reaccionando al instante agitó su brazo con fuerza, haciendo brotar varias cadenas de este. Las cadenas impactaron contra lo que parecía ser un chillo de cocina que se precipitó sobre él y de las sombras emergió uno de los triplantes con un delantal y un sombrero alargado y pomposo, de color blanco, seguramente el chef del navío. — ¡Te encontré bastardo! Serás sopa del almuerzo! — Decía volviendo a agitar aquel cuchillo contra Zein, quien empezó a contrarrestar el filo con choques de sus cadenas.
— Detesto los escándalos innecesarios...y a los que pretenden hacerse los héroes. — Respondió el pirata, haciendo que cadenas brotaran de su espalda como tentáculos, a lo que el chef al darse cuenta de que quedaría pronto en desventaja, una mirada de horror se posó en sus ojos, sabía que moriría en cuestión de segundos.
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Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
Todo parecía nublado, difuminado por una tenue oscuridad, la pequeña luz roja seguía parpadeando intermitente, y a pesar de mostrar la figura que se cernía debajo de ella obstruyendo la salida, todavía era incapaz de identificar a ese hombre que en voz ronca gorjeaba como si disfrutara de ver a la cazadora alterada al mecerse en su silla de un lado a otro. Lo primero que asaltaba su mente era Zein, si algo le sucedía por su descuido jamás se lo perdonaría. – No importa lo mucho que te resistas, allá arriba se encargarán de tu amiguito. – Esa enorme figura lanzando una feroz carcajada que le reventaba los pulmones acabaría tosiendo, era grotesco verle escupir, de inmediato sacaba de lo que parecía su abrigo una botella pequeña de la cual bebía directamente, podría ser alcohol, o un jarabe, poco le interesaba. No obstante, tras beber su extraño brebaje o infusión, sacó de inmediato una pipa, depositó unas hierbas y dar su primera bocanada, de esa boca escapaba un humo purpúreo parecido a la habitación que abrió anteriormente.
Ya va siendo hora. – Reiteraba tras mirar su reloj de bolsillo, por otra parte Justika forcejeaba las ataduras con intención de liberarse, si tenían preparado semejante treta entonces… – Ah, con que al fin te diste cuenta, si te responderé… lo sabíamos. – Alarmada abrió los ojos, si eran ciertas sus palabras alguien sabía de la trampa de Capone, y aun así les enviaron a una misión que pudiera repercutir en el desempeño de su trabajo. Furiosa se sacudió sobre su asiento de tal manera que su cuerpo caía en la superficie. Avanzando soez se aproximó a la mujer para colocar su pie encima de la cabeza, sus aires de superioridad deberían acabar pronto.
La compuerta se abría inesperadamente. Otro sujeto invadía el espacio alterado, gritando alarmado. – ¡Señor tenemos graves problemas, ese hombre está atravesando a todos! – Del ronco pecho del sujeto que seguía aplastando la cabeza de la fémina suspiraba profundamente. – Tranquilízate, cuando vea lo que tenemos aquí estará bailando para nosotros si queremos. – Totalmente desganado le cogió por el cabello a la mujer arrastrándola por la superficie sin importarle si le hacía daño o no. Cruzaron pasillos, era un camino completamente diferente para ella por lo que al llegar se quedó parado a unos metros detrás de Zein. – Oye tú, si lo atraviesas, yo no dudaré en hacer lo mismo con ella. – Advirtió en una sonrisa deformada, Justika solo observó asustada a su pareja, el horror de llegar a decepcionarlo más que a nadie en el mundo. Estaba avergonzada ser la carnada en ese momento.
Ya va siendo hora. – Reiteraba tras mirar su reloj de bolsillo, por otra parte Justika forcejeaba las ataduras con intención de liberarse, si tenían preparado semejante treta entonces… – Ah, con que al fin te diste cuenta, si te responderé… lo sabíamos. – Alarmada abrió los ojos, si eran ciertas sus palabras alguien sabía de la trampa de Capone, y aun así les enviaron a una misión que pudiera repercutir en el desempeño de su trabajo. Furiosa se sacudió sobre su asiento de tal manera que su cuerpo caía en la superficie. Avanzando soez se aproximó a la mujer para colocar su pie encima de la cabeza, sus aires de superioridad deberían acabar pronto.
La compuerta se abría inesperadamente. Otro sujeto invadía el espacio alterado, gritando alarmado. – ¡Señor tenemos graves problemas, ese hombre está atravesando a todos! – Del ronco pecho del sujeto que seguía aplastando la cabeza de la fémina suspiraba profundamente. – Tranquilízate, cuando vea lo que tenemos aquí estará bailando para nosotros si queremos. – Totalmente desganado le cogió por el cabello a la mujer arrastrándola por la superficie sin importarle si le hacía daño o no. Cruzaron pasillos, era un camino completamente diferente para ella por lo que al llegar se quedó parado a unos metros detrás de Zein. – Oye tú, si lo atraviesas, yo no dudaré en hacer lo mismo con ella. – Advirtió en una sonrisa deformada, Justika solo observó asustada a su pareja, el horror de llegar a decepcionarlo más que a nadie en el mundo. Estaba avergonzada ser la carnada en ese momento.
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Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
A pesar de estar dominando la escena toda la situación poco a poco empezaba a descontrolarse, repentinamente el chef empezó a aumentar la velocidad de sus estocadas, pudiendo responder ante la presión ejercida con sus cadenas, pudiendo de manera ágil chocar contra cada una, liberando pequeños destellos al chocar su filo, mientras que al mismo tiempo el capitán que tenía de rehén empezaba a tirar con fuerza de la cadena que lo mantenía cautivo, entorpeciendo los movimientos de Zein. El moreno mostró sus dientes, forzando su mordida mientras fruncía el ceño, enojándose cada vez mas ante tanta oposición; si algo detestaba era perder el control de una situación. — No caeré tan fácil pirata! — Decía el cocinero mientras libraba estocada tras estocada. — Solo es cuestión de tiempo...— Respondió el moreno mientras arremetía contra este, lanzando cadena tras cadena y solo como precaución deslizaba algunas por el suelo. Al estar molesto decidió en ese momento que ya no jugaría más y daría todo lo que tenía, la cadena que sujetaba al capitán capturado se apretó aun más, tal cual anaconda, se enrolló en su cuello, cerrando su traquea y finalmente se desmayó, con eso tendría algo más de libertad para pelear.
Tras unos momentos chocando los filos las cadenas empezaron a herir al chef, generando cortadas en sus brazos y manos con cada movimiento, estaba a punto de morir, hasta que una ronca voz inundó el pasillo, desviando sus orbes dorados hacia este. Justo en ese momento el hombre lanzó la amenaza, dándose cuenta que sostenía a Justika capturada, Zein frunció aun más su ceño, no permitiría que tocaran a su mujer, quería gritarle mil maldiciones a ese bastardo, pero se contendría, no debía perder la calma o ambos estarían en riesgo.
En esos momentos los ojos dorados de Zein se fijaron en el terreno, dándose cuenta que el suelo del pasillo aun estaba oculto ante las sombras, por lo que solo las partes superiores de los presentes podía visualizarse. Aprovecharía el escenario con sus cadenas que ya había desplegado, pero debía distraerlo, así que planeó hacer que aquel individuo mordiera la carnada. La expresión del pirata cambió, a una mirada que mostraba casi que desesperación, la misma mirada que había aprendido a hacer cuando luchaba por no morir de hambre. — Por favor...no le hagas nada...solo vine por ordenes de Capone...no la metas a ella en esto...— Decía casi que suplicante Zein, sin que nadie pudiera sospechar de su discurso, siendo en realidad una fachada de lo que era realmente; una serpiente esperando a que su presa se descuidara.
— HAHAHAHA, que patéticos son los hombres de Capone, pero tranquilo no le pasara nada a ella si cola— Y justo en ese momento el hombre fue interrumpido al ser halado por una cadena hacia arriba, simultáneamente el cocinero volteó preocupado a ver que pasaba, pero apenas giró su cabeza una cadena la atravesó, partiendo su cráneo y saliendo por su boca, cubierta de sangre. — ¿¡AAAARRRRRGGGH!?— Gritaba desconcertado el desgraciado, fue elevado de cabeza forzándolo a soltar a la cazadora para después ser azotado contra el suelo de madera, haciendo que esta se quebrara, llenado su rostro de astillas y dejando un dolor incapacitante. — PIEDAAAAAAAD.— Suplicaba el hombre ahora sin escapatoria mirando fijamente a los ojos amarillos del pirata, enmarcando en estos una mirada frívola y siniestra . Sin embargo, como respueta solo lo alzó nuevamente y volvió a estampar su cara contra el barco, provocando que este se meciera considerablemente, con el ultimo golpe no pudo ni gritar, pues el hombre luchaba para mantenerse consciente. — Interrogalo, necesito saber si es el capitán, y si no lo es ya sabes que hacer. — Dijo a su pareja mientras giraba su rostro de lado a lado, mirando como tripulantes empezaban a emerger, pero que no se lograban acercar sin ser atravesados por las cadenas del moreno.
Tras unos momentos chocando los filos las cadenas empezaron a herir al chef, generando cortadas en sus brazos y manos con cada movimiento, estaba a punto de morir, hasta que una ronca voz inundó el pasillo, desviando sus orbes dorados hacia este. Justo en ese momento el hombre lanzó la amenaza, dándose cuenta que sostenía a Justika capturada, Zein frunció aun más su ceño, no permitiría que tocaran a su mujer, quería gritarle mil maldiciones a ese bastardo, pero se contendría, no debía perder la calma o ambos estarían en riesgo.
En esos momentos los ojos dorados de Zein se fijaron en el terreno, dándose cuenta que el suelo del pasillo aun estaba oculto ante las sombras, por lo que solo las partes superiores de los presentes podía visualizarse. Aprovecharía el escenario con sus cadenas que ya había desplegado, pero debía distraerlo, así que planeó hacer que aquel individuo mordiera la carnada. La expresión del pirata cambió, a una mirada que mostraba casi que desesperación, la misma mirada que había aprendido a hacer cuando luchaba por no morir de hambre. — Por favor...no le hagas nada...solo vine por ordenes de Capone...no la metas a ella en esto...— Decía casi que suplicante Zein, sin que nadie pudiera sospechar de su discurso, siendo en realidad una fachada de lo que era realmente; una serpiente esperando a que su presa se descuidara.
— HAHAHAHA, que patéticos son los hombres de Capone, pero tranquilo no le pasara nada a ella si cola— Y justo en ese momento el hombre fue interrumpido al ser halado por una cadena hacia arriba, simultáneamente el cocinero volteó preocupado a ver que pasaba, pero apenas giró su cabeza una cadena la atravesó, partiendo su cráneo y saliendo por su boca, cubierta de sangre. — ¿¡AAAARRRRRGGGH!?— Gritaba desconcertado el desgraciado, fue elevado de cabeza forzándolo a soltar a la cazadora para después ser azotado contra el suelo de madera, haciendo que esta se quebrara, llenado su rostro de astillas y dejando un dolor incapacitante. — PIEDAAAAAAAD.— Suplicaba el hombre ahora sin escapatoria mirando fijamente a los ojos amarillos del pirata, enmarcando en estos una mirada frívola y siniestra . Sin embargo, como respueta solo lo alzó nuevamente y volvió a estampar su cara contra el barco, provocando que este se meciera considerablemente, con el ultimo golpe no pudo ni gritar, pues el hombre luchaba para mantenerse consciente. — Interrogalo, necesito saber si es el capitán, y si no lo es ya sabes que hacer. — Dijo a su pareja mientras giraba su rostro de lado a lado, mirando como tripulantes empezaban a emerger, pero que no se lograban acercar sin ser atravesados por las cadenas del moreno.
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Re: Formando Alianzas [Tarea/Justika Novacek]
La peor de las humillaciones, el ser capturada por el enemigo. En medio de las negociaciones estaba siendo parte del chantaje para que Bekeltov bajara la guardia para salvaguardarla del peligro. Alarmada abrió los ojos negando con la cabeza enfatizando que no debía caer en ese tipo de extorsiones, ambos se habían prometido que si sus ambiciones se vieran interrumpidas por esa clase de juegos, sin importar lo que sucediera al otro continuarían con los planes para el beneficio de su futuro. Bekeltov concedería las intenciones retorcidas del sujeto quien seguía estrujando del cuello a la cazadora, cerró los ojos conteniendo el pinchazo de dolor que le provocaba su supuesto captor.
Resignada reclinaría su rostro, este apenas estaba pálido, de verdad que era una tontería que Zein accediera, pero por otra parte se sentía muy feliz en el fondo que mostrara ese tipo de preocupación, era complicado admitir en el fondo su aprecio y afecto aumentaban conforme transcurría el tiempo. Esperando la sentencia final su cuerpo fue sacudido viéndose a sí misma unos segundos por encima de la superficie, el hombre que la hubo retenido desde el comienzo no le quedó más que soltarla para arrojarla al suelo mientras desesperadamente luchaba por mitigar el amarre que le asfixiaba. Justika se percataría que uno de las cadenas lo contenían para penderlo sobre el umbral de la entrada hasta que se extinguiera cualquier esfuerzo por seguir oponiéndose. Pasaron solo unos momentos, a pesar del sentimiento de aborrecimiento de su pareja simplemente chasqueó la cadena para impactarlo en la superficie destrozándole la nariz. Otras cadenas hicieron la función por desatarla, la fémina se reincorporaba aun en silencio, no tenía el derecho de verle de frente, no hizo caso a las advertencias anteriores y por su culpa… debido a su culpa.
Guardando un profundo recelo por aquel que osó tenderle esa estúpida trampa se dirigió a él altiva. De inmediato extendió su diestra para tirar del cabello marrón de aquel intento de héroe. – Escucha bien porque no lo repetiré de nuevo, solo necesito que me afirmes o niegues con la cabeza, si pronuncias algo te juro que te cortaré la lengua por todo lo que me hiciste pasar… ¿eres el capitán del barco? – Le calculaba alrededor de los cincuenta años, se veía fuerte o aparentaba serlo. Los orbes de Justika parecían incendiarse cuando aquel ni siquiera hizo el intento de reaccionar ante su cuestionamiento.
Quería matarlo, poco le interesaba llevarle a ese tipo de personas a Capone, pero llegaría a estar en calma para sonreír sutilmente a pesar de los esfuerzos de Zein por contener al resto de la tripulación. – Sabes, acabas de responderme sin que te dieras cuenta. – El hombre que se había limitado a concederle información a la cazadora mostró una mirada de furia y contradicción, la mujer mientras tanto le tomó por el cabello tirándolo justo detrás de su pareja. – Es el que buscábamos, faltan dos más. – En una voz más apagada se posicionó a un costado de su compañero, tenía sujetando al otro. – Lo siento en verdad...
Resignada reclinaría su rostro, este apenas estaba pálido, de verdad que era una tontería que Zein accediera, pero por otra parte se sentía muy feliz en el fondo que mostrara ese tipo de preocupación, era complicado admitir en el fondo su aprecio y afecto aumentaban conforme transcurría el tiempo. Esperando la sentencia final su cuerpo fue sacudido viéndose a sí misma unos segundos por encima de la superficie, el hombre que la hubo retenido desde el comienzo no le quedó más que soltarla para arrojarla al suelo mientras desesperadamente luchaba por mitigar el amarre que le asfixiaba. Justika se percataría que uno de las cadenas lo contenían para penderlo sobre el umbral de la entrada hasta que se extinguiera cualquier esfuerzo por seguir oponiéndose. Pasaron solo unos momentos, a pesar del sentimiento de aborrecimiento de su pareja simplemente chasqueó la cadena para impactarlo en la superficie destrozándole la nariz. Otras cadenas hicieron la función por desatarla, la fémina se reincorporaba aun en silencio, no tenía el derecho de verle de frente, no hizo caso a las advertencias anteriores y por su culpa… debido a su culpa.
Guardando un profundo recelo por aquel que osó tenderle esa estúpida trampa se dirigió a él altiva. De inmediato extendió su diestra para tirar del cabello marrón de aquel intento de héroe. – Escucha bien porque no lo repetiré de nuevo, solo necesito que me afirmes o niegues con la cabeza, si pronuncias algo te juro que te cortaré la lengua por todo lo que me hiciste pasar… ¿eres el capitán del barco? – Le calculaba alrededor de los cincuenta años, se veía fuerte o aparentaba serlo. Los orbes de Justika parecían incendiarse cuando aquel ni siquiera hizo el intento de reaccionar ante su cuestionamiento.
Quería matarlo, poco le interesaba llevarle a ese tipo de personas a Capone, pero llegaría a estar en calma para sonreír sutilmente a pesar de los esfuerzos de Zein por contener al resto de la tripulación. – Sabes, acabas de responderme sin que te dieras cuenta. – El hombre que se había limitado a concederle información a la cazadora mostró una mirada de furia y contradicción, la mujer mientras tanto le tomó por el cabello tirándolo justo detrás de su pareja. – Es el que buscábamos, faltan dos más. – En una voz más apagada se posicionó a un costado de su compañero, tenía sujetando al otro. – Lo siento en verdad...
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