Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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[Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
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[Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
Mi travesía en búsqueda de criminales impunes me había llevado al mejor sitio en dónde podía encontrarlos, la famosa Isla Red, donde siempre atardecía y, principalmente, donde sus habitantes no podían ni tenían el derecho de arrestar o privar la libertad de nadie, aunque fuese el criminal más busacado del mundo. Lástima para ellos, yo era un extranjero y, principalmente, un verdadero hijo de puta a quien no importaba en lo absoluto las costumbres y reglas de los lugares que visitara, tan solo me enfocaba en encontrar y acabar con los insectos cual exterminador de alimañas.
Caminaba lentamente por la enrojecida ciudad, haciendo que el mismo brillo del atardecer iluminara los míos que eran quizás un poco más oscuros, tendiendo hacia el carmesí. Mi semblante amenazante, de pocos amigos, hacía que el resto tomara mucha distancia de mí al caminar, puesto que era un claro extranjero que no venía a buscar paz y amor. Por ello, me acerqué a la taberna más cercana para obtener un poco de información, y, por supuesto, no de una forma amigable. Puesto que al entrar, inmediatamente me acerqué a la barra para apuntar con mi pistola al cantinero quien fue invadido por el terror al ver mi arma de fuego. - ¿Dónde se esconden esos piratas? - le pregunté de manera fría, seria y amenazante mirándolo firmemente a los ojos, no me importaría si tuviese que halar del gatillo para hacer que el otro viejo cantinero respondiera mi pregunta, pero este simplemente se puso a llorar para revelar la información que tenía. Ante esto, simplemente le solté, para salir de aquella taberna, no sin antes tomar una botella de vino la cual pagué justo antes de irme.
Ahora caminaba hacia el punto de encuentro donde seguramente podría encontrar al menos un par de escorias con recompensa que podría utilizar para poder sustentar el viaje que había realizado para venir aquí. Caminaba y bebía, con el mismo semblante de antes. Hasta que finalmente, llegué a una taberna destartalada y de mala muerte, donde posiblemente encontraría lo que buscaba. Entonces, antes de que pudiera entrar, pude notar que habían "guardaespaldas" criminales que no permitían el paso a cualquiera. Ante ello, simplemente disparé mis dos pistolas para acabar con su vida y dejar el camino libre. ¿Me detendría alguien antes de entrar al recinto? ¿Tendría competencia alguna?
Caminaba lentamente por la enrojecida ciudad, haciendo que el mismo brillo del atardecer iluminara los míos que eran quizás un poco más oscuros, tendiendo hacia el carmesí. Mi semblante amenazante, de pocos amigos, hacía que el resto tomara mucha distancia de mí al caminar, puesto que era un claro extranjero que no venía a buscar paz y amor. Por ello, me acerqué a la taberna más cercana para obtener un poco de información, y, por supuesto, no de una forma amigable. Puesto que al entrar, inmediatamente me acerqué a la barra para apuntar con mi pistola al cantinero quien fue invadido por el terror al ver mi arma de fuego. - ¿Dónde se esconden esos piratas? - le pregunté de manera fría, seria y amenazante mirándolo firmemente a los ojos, no me importaría si tuviese que halar del gatillo para hacer que el otro viejo cantinero respondiera mi pregunta, pero este simplemente se puso a llorar para revelar la información que tenía. Ante esto, simplemente le solté, para salir de aquella taberna, no sin antes tomar una botella de vino la cual pagué justo antes de irme.
Ahora caminaba hacia el punto de encuentro donde seguramente podría encontrar al menos un par de escorias con recompensa que podría utilizar para poder sustentar el viaje que había realizado para venir aquí. Caminaba y bebía, con el mismo semblante de antes. Hasta que finalmente, llegué a una taberna destartalada y de mala muerte, donde posiblemente encontraría lo que buscaba. Entonces, antes de que pudiera entrar, pude notar que habían "guardaespaldas" criminales que no permitían el paso a cualquiera. Ante ello, simplemente disparé mis dos pistolas para acabar con su vida y dejar el camino libre. ¿Me detendría alguien antes de entrar al recinto? ¿Tendría competencia alguna?
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Re: [Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
Dentro de todas sus travesías estaba buscando el lugar perfecto en dónde pudiera concertar una cita en especial, y al parecer por azares del destino había hallado el sitio ideal para reunirse con esa persona que traicionaba gran parte de sus principios. Resoplando satisfecha ante tal descubrimiento lo único que quedaba era enviar un mensaje con la ubicación y la fecha para tal encuentro, sin embargo, estaba algo agotada además que lejos de precipitarse debía inspeccionar la zona antes de entusiasmarse. Explorando en la ciudad su figura era evadida por los residentes, parpadeando extraña ante el nerviosismo de los isleños se registró así misma deteniendo su andar abruptamente. Fuera de sus vestimentas tan extravagantes no parecía fuera de lo normal, al menos no para su punto de vista. Las personas no paraban de cuchichear entre sí, y los comentarios sobre la afluencia creciente de extranjeros era un tema muy delicado para aquellos que gozaban de la paz y tranquilidad que ofrecía ese sitio. La cazadora volteó hacia el grupo, decidió acercarse con deseos de satisfacer su curiosidad, más ellos al verse sorprendidos por una forastera rompieron su círculo tomando sentidos opuestos para dispersarse. Novacek resopló inconforme, más no la veían a ella…
Paseándose por las calles al otro extremo una silueta desafiante se pavoneaba en su rígido andar, todos le evadían, por otra parte, la fémina en una reacción reflejo ladeó su rostro para pasar desapercibida y así fue cuando la figura excéntrica pasaría de largo inmiscuyéndose en la primera taberna. Relamiéndose los labios algo en ese sujeto desconocido le llamó la atención, posiblemente fue el filo de su mirada, pero a esas instancias estaba segura que era alguien que podía destacar. Siendo buena en reconocer rostros, particularmente el de ese extraño no le recordaba, tomando sus precauciones los planes de exploración cambiarían a otros de tipo persecución, ya que la curiosidad por conocerle le atraía de una forma casi enfermiza.
Convirtiéndose en una sombra encubría su presencia bajo su capa exuberante oscura, el cuello engalanado de plumas variadas no era lo ideal para tener un perfil desapercibido, pero era originaria de Drum, no cambiaría. El revuelo que causaba el contrario en su camino empezaba a alertar a las autoridades locales, la espadachina varias veces intervendría desviando la atención de estos mismos proveyendo pistas falsas de su paradero. Así continuó un par de horas, el destino le condujo a un recinto de podredumbre en el cual el pistolero se encargaba de los custodios derribándolos en detonaciones que alertarían al resto de la camaradería. Soberbia Justika simplemente sonreía ante el ímpetu que demostraba, la forma peculiar de realizar un asalto para capturar a alguien era muy ortodoxa.
Kejeje… Si continuas por ese camino, el que terminará exiliado será otro. – Contorneó su dedo por la parte inferior de su labio saboreándose, ambos orbes ámbar se incendiaron en un fulgor depredador revelando su ubicación tras salir de la callejuela. Sin pretender el interceder por el grupo que fue alertado en el interior simplemente aminoraba la distancia riendo en alto ante el escenario. Calculaba que serían rodeados por las autoridades independientes en cuestión de minutos. – ¿Pretendes convertirte en el villano?, no me molestaría en absoluto si terminas envuelto entre cadenas por la torpeza de tus acciones. – ¿Le brindaba un consejo de advertencia?, no existía certeza alguna de sus verdaderas intenciones, mientras tanto solo evadió la mirada en torno a los piratas que ya les apuntaba a la pareja debido al asalto provocado por el pelinegro.
Paseándose por las calles al otro extremo una silueta desafiante se pavoneaba en su rígido andar, todos le evadían, por otra parte, la fémina en una reacción reflejo ladeó su rostro para pasar desapercibida y así fue cuando la figura excéntrica pasaría de largo inmiscuyéndose en la primera taberna. Relamiéndose los labios algo en ese sujeto desconocido le llamó la atención, posiblemente fue el filo de su mirada, pero a esas instancias estaba segura que era alguien que podía destacar. Siendo buena en reconocer rostros, particularmente el de ese extraño no le recordaba, tomando sus precauciones los planes de exploración cambiarían a otros de tipo persecución, ya que la curiosidad por conocerle le atraía de una forma casi enfermiza.
Convirtiéndose en una sombra encubría su presencia bajo su capa exuberante oscura, el cuello engalanado de plumas variadas no era lo ideal para tener un perfil desapercibido, pero era originaria de Drum, no cambiaría. El revuelo que causaba el contrario en su camino empezaba a alertar a las autoridades locales, la espadachina varias veces intervendría desviando la atención de estos mismos proveyendo pistas falsas de su paradero. Así continuó un par de horas, el destino le condujo a un recinto de podredumbre en el cual el pistolero se encargaba de los custodios derribándolos en detonaciones que alertarían al resto de la camaradería. Soberbia Justika simplemente sonreía ante el ímpetu que demostraba, la forma peculiar de realizar un asalto para capturar a alguien era muy ortodoxa.
Kejeje… Si continuas por ese camino, el que terminará exiliado será otro. – Contorneó su dedo por la parte inferior de su labio saboreándose, ambos orbes ámbar se incendiaron en un fulgor depredador revelando su ubicación tras salir de la callejuela. Sin pretender el interceder por el grupo que fue alertado en el interior simplemente aminoraba la distancia riendo en alto ante el escenario. Calculaba que serían rodeados por las autoridades independientes en cuestión de minutos. – ¿Pretendes convertirte en el villano?, no me molestaría en absoluto si terminas envuelto entre cadenas por la torpeza de tus acciones. – ¿Le brindaba un consejo de advertencia?, no existía certeza alguna de sus verdaderas intenciones, mientras tanto solo evadió la mirada en torno a los piratas que ya les apuntaba a la pareja debido al asalto provocado por el pelinegro.
InvitadoInvitado
Re: [Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
El primer par de insectos habían sido exterminados a sangre fría y sus cuerpos yacían inertes sobre el suelo. Ahora estaba por entrar al recinto para poder seguir con la purga o eliminación de la basura que ya me habían hecho perder casi todo el día. No había comido ni bebido nada, por lo que me encontraba aún más cabreado. Sin embargo, algo detuvo mi andar hacia la guarida de los criminales.
Se escuchó la risa de una mujer desde la oscuridad de un callejón, al cual miré inmediatamente con un semblante serio y amenazante, logrando captar cuando la joven salía de entre las sombras permitiendo ver el abrigo que cubría casi todo su cuerpo a excepción de su mirada y parte de sus labios. La joven, hablándome con algo de sarcasmo, picardía y advertencia, preguntaba si estaba dispuesto a convertirme en villano, asegurando que no le molestaría verme encadenado y además que pronto estaría ahí la policía local. - ¿Qué quieres mujer? - pregunté de manera amenazante apuntando una de mis pistolas hacia ella. ¿Sería una más de esos criminales? De ser así, no la perdonaría, pero claro, mis suposiciones pronto serían llevadas a tierra puesto que los criminales salían de su nido para apuntarnos a ambos.
- Tch... Basuras. - escupí hacia un lado para luego comentar irritado viendo cómo los piratas nos rodeaban debido a mi temeraria provocación. Ahora las cosas iban a ponerse feas, y no necesariamente para nosotros, sino que más bien para ellos. Por ello, levanté mis dos pistolas apuntando aparentemente a dos de los rufianes, pero la verdad era que veía a cada uno de ellos, contando la cantidad de objetivos que debía aniquilar para luego derribarlos en orden.
Finalmente, corrí hacia unas cajas para poder impulsarme y saltar lo más alto que pude para así poder disparar la mayor cantidad de veces hacia los rufianes, terminando por aniquilar a unos cuantos, pero claro, aún quedaban varios que no iban por mí, sino que por la mujer a quien habían visto conmigo y de seguro consideraban como una cómplice.
Se escuchó la risa de una mujer desde la oscuridad de un callejón, al cual miré inmediatamente con un semblante serio y amenazante, logrando captar cuando la joven salía de entre las sombras permitiendo ver el abrigo que cubría casi todo su cuerpo a excepción de su mirada y parte de sus labios. La joven, hablándome con algo de sarcasmo, picardía y advertencia, preguntaba si estaba dispuesto a convertirme en villano, asegurando que no le molestaría verme encadenado y además que pronto estaría ahí la policía local. - ¿Qué quieres mujer? - pregunté de manera amenazante apuntando una de mis pistolas hacia ella. ¿Sería una más de esos criminales? De ser así, no la perdonaría, pero claro, mis suposiciones pronto serían llevadas a tierra puesto que los criminales salían de su nido para apuntarnos a ambos.
- Tch... Basuras. - escupí hacia un lado para luego comentar irritado viendo cómo los piratas nos rodeaban debido a mi temeraria provocación. Ahora las cosas iban a ponerse feas, y no necesariamente para nosotros, sino que más bien para ellos. Por ello, levanté mis dos pistolas apuntando aparentemente a dos de los rufianes, pero la verdad era que veía a cada uno de ellos, contando la cantidad de objetivos que debía aniquilar para luego derribarlos en orden.
Finalmente, corrí hacia unas cajas para poder impulsarme y saltar lo más alto que pude para así poder disparar la mayor cantidad de veces hacia los rufianes, terminando por aniquilar a unos cuantos, pero claro, aún quedaban varios que no iban por mí, sino que por la mujer a quien habían visto conmigo y de seguro consideraban como una cómplice.
InvitadoInvitado
Re: [Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
Era desafiante, el cañón del arma le apuntaba directamente, aquello convocó un familiar recuerdo que provocó que se contrajera llevando su diestra para tocar su mejilla más entusiasta que nunca. – Ver si vales la pena. – Confesaba sin ninguna clase de deseo oculto, mientras tanto ese tipo de alimañas les rodeaban con la intención de controlar el percance del cual el pistolero ocasionó al derribar a sus centinelas. La mujer encapuchada se encogería de hombros sonriendo, el pelinegro por su parte demostrando una habilidad peculiar se trasladó a una velocidad impresionante sobre un cajón para ganar altura.
Un interés emergía al conocer la destreza de aquel joven, rondaba por su edad o al menos trataba de calcularlo. En un grácil salto la silueta del hombre emprendía vuela accionando detonaciones que pasearían certeras hasta sus objetivos, los cuerpos caían sin tener la ínfima oportunidad de responder soeces. Cayendo en la desesperación se arrojarían por la posible debilidad que aquel temerario antagonista de sus planes mantendría a su lado, Novacek se percató de las intenciones de ese grupo por lo que desprendiéndose de su capa revelaría su fina estampa ante quienes osaban desafiarla. – Mal jugado. – Pronunciaba lúgubre realizando su mortal danza a una velocidad superior, parecía deslizarse sin problema alguno golpeándoles con el filo escondido, ella no infringiría el delito de cometer asesinato en un sitio donde su jurisdicción quedaba anulada. La joven estrella recorrería cada rincón hasta terminar con el séquito desapareciendo.
Desde un principio se lo hubo advertido, pero la tentación era más grande. Sin que el pelinegro pudiera percatarse la espadachina ya se hallaba detrás suyo colocando su arma sugerente bajo su barbilla elevando el mentón del pistolero observando con más detalle su semblante. – Me agradas, así que te pediré que no me ocasiones problemas y me fuerces a castigarte. – Tras murmurar dulcemente a su oído le dejaría ir antes de que pudiera enfadarse con ella tras invadir su espacio personal. Guardando su espada alzaría las manos en señal de paz a la vez que retrocedería aun manteniendo esa demencial sonrisa que para nada podría brindar calma alguna.
En un suspiro volvió a observar solamente los cadáveres que se perdieron el día de hoy, ciertamente la precipitación de sus actos le condenarían. – Para ser un cazador simplemente eres una mala broma, existen mejores formas de proceder que faltando a las reglas del lugar, está claramente prohibido asesinar, arrestar e incentivar la violencia. – Caminando en dirección a los cadáveres trataba de pensar en la solución más fácil. – Supongo que aún nada está perdido, podemos decir que fue por defensa propia, ¿qué opinas? – De un momento a otro se dirigía con mucha familiaridad, su interés por encubrirle resultaba muy extraño para ambos que ni siquiera se conocían.
Un interés emergía al conocer la destreza de aquel joven, rondaba por su edad o al menos trataba de calcularlo. En un grácil salto la silueta del hombre emprendía vuela accionando detonaciones que pasearían certeras hasta sus objetivos, los cuerpos caían sin tener la ínfima oportunidad de responder soeces. Cayendo en la desesperación se arrojarían por la posible debilidad que aquel temerario antagonista de sus planes mantendría a su lado, Novacek se percató de las intenciones de ese grupo por lo que desprendiéndose de su capa revelaría su fina estampa ante quienes osaban desafiarla. – Mal jugado. – Pronunciaba lúgubre realizando su mortal danza a una velocidad superior, parecía deslizarse sin problema alguno golpeándoles con el filo escondido, ella no infringiría el delito de cometer asesinato en un sitio donde su jurisdicción quedaba anulada. La joven estrella recorrería cada rincón hasta terminar con el séquito desapareciendo.
Desde un principio se lo hubo advertido, pero la tentación era más grande. Sin que el pelinegro pudiera percatarse la espadachina ya se hallaba detrás suyo colocando su arma sugerente bajo su barbilla elevando el mentón del pistolero observando con más detalle su semblante. – Me agradas, así que te pediré que no me ocasiones problemas y me fuerces a castigarte. – Tras murmurar dulcemente a su oído le dejaría ir antes de que pudiera enfadarse con ella tras invadir su espacio personal. Guardando su espada alzaría las manos en señal de paz a la vez que retrocedería aun manteniendo esa demencial sonrisa que para nada podría brindar calma alguna.
En un suspiro volvió a observar solamente los cadáveres que se perdieron el día de hoy, ciertamente la precipitación de sus actos le condenarían. – Para ser un cazador simplemente eres una mala broma, existen mejores formas de proceder que faltando a las reglas del lugar, está claramente prohibido asesinar, arrestar e incentivar la violencia. – Caminando en dirección a los cadáveres trataba de pensar en la solución más fácil. – Supongo que aún nada está perdido, podemos decir que fue por defensa propia, ¿qué opinas? – De un momento a otro se dirigía con mucha familiaridad, su interés por encubrirle resultaba muy extraño para ambos que ni siquiera se conocían.
InvitadoInvitado
Re: [Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
Los criminales a quienes disparaban caían uno por uno en un abrir y cerrar de ojos, habían fallado cada uno de sus ataques por el rápido movimiento que había realizado cuando me dirigí hacia esas cajas para emprender el vuelo. Sin embargo, lo que pude ver desde las alturas, fue algo simplemente fascinante. La encapuchada de peculiar actitud se movía como la noche, sigilosa, rápida, uno a uno los individuos que amenazaban con tomar su vida eran cortados, cayendo inertes en el suelo. Su silueta terminó por desaparecer entre la noche.
Una vez en tierra, pude notar la enorme cantidad de cuerpos que nos rodeaban, sería un problema tener que tratar con las autoridades, pero mi presa aún se encontraba dentro del mismo recinto. Por lo que iba a dirigirme ahí sin demorar. Entonces fue cuando pude sentir algo helado elevando mi mentón ligeramente, era el filo del arma de la muchacha quien se encontraba atrás de mi. - Maldita mujer. - comentaría de manera seria, amenazante y furioso sin perturbar ese semblante frío y poco amigable de siempre. Puse mi mano en uno de los revólveres que ya se encontraban guardados en su fusta, listo para atacarle cuando tuviera la oportunidad, pero sus palabras indicaban que no tenía intensión de acabar conmigo, al contrario, le agradaba.
La joven guardó su arma, se alejó de mi ante lo cual no la perdí con mi mirada y podía notar cómo esta sonriendo elevaba sus manos en señal de paz. No la atacaría, al menos no todavía, puesto que aún quedaban cosas por hacer. Sin embargo, esta no tardó en cuestionar mi forma de actuar de manera despectiva, lo cual me irritó aún más. - No me importan sus reglas, sólo estoy aquí por la cabeza de ese bastardo. - le comenté con un tono de voz serio, amenazante y algo irritado, dándole la espalda para empezar a caminar hacia el interior del recinto donde seguramente quedarían sujetos que aniquilar. Pero una vez que terminara ese trabajo, tendría cuentas que saldar con esa mujer, no dejaría esas faltas de respeto impunes.
Mientras tanto, entré desafiante a esa taberna de mala muerte para ver a un montón de criminales atrincherados intentando proteger a una persona, mi objetivo. Ante esto, rápidamente tomé una de mis pistolas para disparar hacia la única fuente de iluminación para levantar el infierno en la tierra. Puesto que escondido entre la oscuridad, mis pistolas eran detonadas de manera inteligente, acabando con los sujetos uno a uno. La luz de la luna terminó por iluminar al último hombre en pie, quien resultaba ser mi presa. Este, se encontraba muerto de miedo, sentado y acorralado hacia una pared, cubierto de la sangre de sus compañeros caídos. Sin compasión, apunté mi arma hacia él. ¿Qué haría la espadachina?
Una vez en tierra, pude notar la enorme cantidad de cuerpos que nos rodeaban, sería un problema tener que tratar con las autoridades, pero mi presa aún se encontraba dentro del mismo recinto. Por lo que iba a dirigirme ahí sin demorar. Entonces fue cuando pude sentir algo helado elevando mi mentón ligeramente, era el filo del arma de la muchacha quien se encontraba atrás de mi. - Maldita mujer. - comentaría de manera seria, amenazante y furioso sin perturbar ese semblante frío y poco amigable de siempre. Puse mi mano en uno de los revólveres que ya se encontraban guardados en su fusta, listo para atacarle cuando tuviera la oportunidad, pero sus palabras indicaban que no tenía intensión de acabar conmigo, al contrario, le agradaba.
La joven guardó su arma, se alejó de mi ante lo cual no la perdí con mi mirada y podía notar cómo esta sonriendo elevaba sus manos en señal de paz. No la atacaría, al menos no todavía, puesto que aún quedaban cosas por hacer. Sin embargo, esta no tardó en cuestionar mi forma de actuar de manera despectiva, lo cual me irritó aún más. - No me importan sus reglas, sólo estoy aquí por la cabeza de ese bastardo. - le comenté con un tono de voz serio, amenazante y algo irritado, dándole la espalda para empezar a caminar hacia el interior del recinto donde seguramente quedarían sujetos que aniquilar. Pero una vez que terminara ese trabajo, tendría cuentas que saldar con esa mujer, no dejaría esas faltas de respeto impunes.
Mientras tanto, entré desafiante a esa taberna de mala muerte para ver a un montón de criminales atrincherados intentando proteger a una persona, mi objetivo. Ante esto, rápidamente tomé una de mis pistolas para disparar hacia la única fuente de iluminación para levantar el infierno en la tierra. Puesto que escondido entre la oscuridad, mis pistolas eran detonadas de manera inteligente, acabando con los sujetos uno a uno. La luz de la luna terminó por iluminar al último hombre en pie, quien resultaba ser mi presa. Este, se encontraba muerto de miedo, sentado y acorralado hacia una pared, cubierto de la sangre de sus compañeros caídos. Sin compasión, apunté mi arma hacia él. ¿Qué haría la espadachina?
InvitadoInvitado
Re: [Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
Los orbes ambarinos se mantenían ocultos tras sus párpados de una manera condescendiente mientras en una suave sonrisa acompañaba al pelinegro presenciando el resto de sus actos. Parecía extraño que no la obedecieran al instante debido a su belleza, o lo intimidante que podía llegar a ser gracias a sus habilidades. Podía evaluar un gran potencial, aunque en el fondo no le agradaban las armas de fuego, prefería algo mucho más sutil como el filo de su espada…
En el umbral de la puerta recargó su espalda acomodándose, cruzó sus brazos bajo la capa permitiendo que el contrario ejecutara al resto de la camaradería enemiga. Indefensos caían atrapados bajo las inclementes garras de la muerte, el hedor no solo a sangre sino también de la pólvora enfermaban a la cazadora ya que consideraba una ofensa mezclar esos aromas asqueándola, más que nada por las detonaciones que convocaron casi el apocalipsis. Entre los cadáveres el líder que se jactó de su poderío se hallaba acorralado, Novacek no había reaccionado diferente, sin embargo, al ver claramente el semblante del sujeto que estaba acorralado provocó que la fémina abandonara su puesto para caminar lentamente hasta posicionarse entre el revólver y el objetivo del experto tirador. Resultaba imposible, tenía que tratarse de un sueño, una mala broma. Las lágrimas brotaban del desesperado infeliz, aterrorizado cubrió su rostro con ambas manos más el terror de una morbosa curiosidad lo obligó a espiar a través de sus dedos temblorosos el cierre de su desdichado destino. La curvilínea figura que se anteponía en su borrosa visión le sofocaba, no existía escapatoria a su parecer, no obstante, aferrándose de lo que sea gritó que pagaría lo que fuera para que le perdonasen la vida, para su mala suerte no existía fortuna suficiente que pudiera poseer para cubrir ya el creciente costo del cual su cabeza rondaba. – Si tan solo hubieras sido otra persona, sería más sencillo. – Justificándose más consigo misma que algo para que le entendieran, suspiro para ladearse y dirigir una mirada asesina en torno al pelinegro.
Después de todo, no podré dejarte hacer lo que quieras, una lástima. – Un aura la cubría, aquello era más ese tipo de presentimiento que le envolvía que simulaba un acto de intimidación cuando un depredador era irritado dentro de su territorio. La mujer sin previo aviso plantó un pie delante para arrojar una estocada que curveó en forma horizontal demostrando su fuerza. Su poder fue suficiente para devolver a la casilla de inicio a su oponente a la salida. Su estocada no le haría daño. Volteando severa chasqueó irritada su lengua para dirigirse ahora a la víctima. – Si intentas si quiera moverte yo misma te cercenaré la cabeza. – En una postura vigía se aproximó al umbral.
No se trataba de un trabajo de protección, ni si quiera tenía intenciones de encubrirle, solo que sus intereses habían fluctuado por lo que no se daría el lujo de perder la oportunidad de que alguien ajeno jugara con sus víctimas. – Necesito que te largues de aquí ahora, de lo contrario no me responsabilizaré de lo que te pueda hacer si sabes lo que te conviene, ese hombre al que pretendes asesinar es mío. – En esa declaración de guerra jamás desenfundó su espada, no era necesario.
En el umbral de la puerta recargó su espalda acomodándose, cruzó sus brazos bajo la capa permitiendo que el contrario ejecutara al resto de la camaradería enemiga. Indefensos caían atrapados bajo las inclementes garras de la muerte, el hedor no solo a sangre sino también de la pólvora enfermaban a la cazadora ya que consideraba una ofensa mezclar esos aromas asqueándola, más que nada por las detonaciones que convocaron casi el apocalipsis. Entre los cadáveres el líder que se jactó de su poderío se hallaba acorralado, Novacek no había reaccionado diferente, sin embargo, al ver claramente el semblante del sujeto que estaba acorralado provocó que la fémina abandonara su puesto para caminar lentamente hasta posicionarse entre el revólver y el objetivo del experto tirador. Resultaba imposible, tenía que tratarse de un sueño, una mala broma. Las lágrimas brotaban del desesperado infeliz, aterrorizado cubrió su rostro con ambas manos más el terror de una morbosa curiosidad lo obligó a espiar a través de sus dedos temblorosos el cierre de su desdichado destino. La curvilínea figura que se anteponía en su borrosa visión le sofocaba, no existía escapatoria a su parecer, no obstante, aferrándose de lo que sea gritó que pagaría lo que fuera para que le perdonasen la vida, para su mala suerte no existía fortuna suficiente que pudiera poseer para cubrir ya el creciente costo del cual su cabeza rondaba. – Si tan solo hubieras sido otra persona, sería más sencillo. – Justificándose más consigo misma que algo para que le entendieran, suspiro para ladearse y dirigir una mirada asesina en torno al pelinegro.
Después de todo, no podré dejarte hacer lo que quieras, una lástima. – Un aura la cubría, aquello era más ese tipo de presentimiento que le envolvía que simulaba un acto de intimidación cuando un depredador era irritado dentro de su territorio. La mujer sin previo aviso plantó un pie delante para arrojar una estocada que curveó en forma horizontal demostrando su fuerza. Su poder fue suficiente para devolver a la casilla de inicio a su oponente a la salida. Su estocada no le haría daño. Volteando severa chasqueó irritada su lengua para dirigirse ahora a la víctima. – Si intentas si quiera moverte yo misma te cercenaré la cabeza. – En una postura vigía se aproximó al umbral.
No se trataba de un trabajo de protección, ni si quiera tenía intenciones de encubrirle, solo que sus intereses habían fluctuado por lo que no se daría el lujo de perder la oportunidad de que alguien ajeno jugara con sus víctimas. – Necesito que te largues de aquí ahora, de lo contrario no me responsabilizaré de lo que te pueda hacer si sabes lo que te conviene, ese hombre al que pretendes asesinar es mío. – En esa declaración de guerra jamás desenfundó su espada, no era necesario.
- ATENTION:
Ey!... Hago uso de la intimidación ya que tu objetivo resulta ser el mismo de Justika, pretendo solo persuadirlo para que se aleje (lo que dudo que haga tu personaje ja'h).
Intimidación
Utilidad: Permite intimidar a los más débiles dificultando mucho que estos piensen siquiera en oponerse al usuario, incluso puede paralizar del miedo debido al aura que emite. Todos los personajes con 3 o más niveles inferiores al usuario se verán muy poco convencidos a atacarlo y hará que prefieran huir pese a tener la ventaja en situación y cantidad.
InvitadoInvitado
Re: [Prólogo] Looking for preys in the land of the free ~ [Justika]
Las cosas parecían volverse cada vez más interesantes, puesto que la mercenaria no tenía intensiones de que me llevara a su presa. Claro, yo tampoco lo permitiría, pero entonces pude sentir su nivel de intimidación y poder al sentir el filo de su espada muy por cerca de mi rostro. Fue un movimiento rápido, quizás no podría enfrentarme a ella en mi condición, pero eso era lo que un cobarde pensaría. Apuntaría una de mis pistolas hacia ella, pasando por alto su intento de intimidación, a sabiendas de que era mucho más fuerte que yo.
Pero entonces, recibí un llamado de mi compañera, esta tenía una presa mucho más jugosa y de la cual podría sacar mucho más dinero. Entonces, enfundé mis armas y salí del recinto, dejando el sujeto a merced de la rubia. No le diría nada, sabía que pronto podría esclarecer cuentas con ella en cuanto tuviera el poder necesario para hacerlo.
Pero entonces, recibí un llamado de mi compañera, esta tenía una presa mucho más jugosa y de la cual podría sacar mucho más dinero. Entonces, enfundé mis armas y salí del recinto, dejando el sujeto a merced de la rubia. No le diría nada, sabía que pronto podría esclarecer cuentas con ella en cuanto tuviera el poder necesario para hacerlo.
InvitadoInvitado
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