Maze of Life [Pasado Justika]

Algo dentro de mi me hace sentir muy inseguro por alguna razón… Siento  un temor como si aglo se avecinara, algo realmente malo. De todos modos debía mantener la compostura en aquel momento y aquel lugar. Desde aquellos sucesos de la isla Drum, he estado entrenando muy duro estos últimos 3 meses. Y bueno, en mi camino me he visto de grandes recompensas (Como mi nuevo cargo dentro de la marina) Como capitán tenia mayor jurisdicción y libertad de acción dentro de la marina, como también mayores responsabilidades. Generalmente las mismas recaen en una zona peligrosa y hostil como es el Gran Line. En este caso me encontraba en la enorme y desierta isla Sandy. Luego de llegar directamente al reino de arabista, y una de sus más grande ciudades pude ser informado por la razón por la cual mis superiores me han enviado. Recientemente se han visto casos y sucesos preocupantes dentro de la isla. Extrañamente todos vinculados con robos y asesinatos a grandes escalas como también secuestro… No cabe mencionar que tan pronto escuche tal barbaridad decidí inmediatamente apuntarme para la tarea y encargarme.

-Finalmente…- Decía mientras observaba en la lejanía la región de Erumalu. Antiguamente una de las ciudades más grandes del reino de Arabasta. Las sequias y la intensidad de los vientos terminaron por acabar este poblado. Ahora solo se pueden apreciar nubes de arenas cubriendo restos de lo que alguna vez fue una zona residencial. También edificios destrozados, y otros aun en pie pero en muy mal estado. Me encontraba cubierto con una túnica con capucha que cubría mi rostro, actualmente había un viento fuerte, pero no lo suficiente como para complicar la visibilidad y movimiento. La situación era un tanto grave y debía ser tomada con cuidado y cautela. Tantas desapariciones, muertes, robos y ataques no son nada normales. Simplemente esperaba no encontrarme con algún fantasma del pasado indeseado. La zona parecía calmada pero tenía claro que no era así. Tenía claro que no era así debido a que se rumorea de manera enorme que en esta parte de la isla se llevan actos y reuniones ilícitas. Parece ser el punto preferido entre criminales, y siendo el Grand Line no me sorprende. De todos modos no era necesario traer refuerzos ni hombres que me acompañasen, era mejor no arriesgar vidas en vano, así que preferí venir solo. En caso de necesitar apoyo, tardarían un día a pie en llegar hasta esta zona.

Edificios, hogares y recintos abandonados y totalmente maltratado por las extremas condiciones. Todo relativamente todo era arena y si no fuera por el concreto o madera de aquellas viviendas, jamás pensarías que alguna vez estuvo poblado. Tomaría mi cantimplora para tomar un poco de agua después de mi largo viaje, realmente con mi resistencia es suficiente para lidiar con esto, aunque no debo fiarme de mi fuerza. Debo estar atento y alerta ante cualquier movimiento sospechoso, desde ahora estoy en territorio enemigo y estoy seguro que no soy bien recibido. Me mantendría vigilando la zona con cautela, se que algo encontrare y se que no será sencillo de tratar… Pero esta misión es importante para la marina, podría hacer que la confianza entre el reino y la marina se fortalezcan, por lo que brindar este apoyo es sumamente importante, y resolver este problema y traer resultados seria lo mejor.

Un sol abrazador, el aire que se volvía más pesado y que regalaba una sensación de sofoco, la brisa curtía las mejillas de los viajeros mientras que la arena se arrastraba suavemente por el viento cubriendo todo a su alrededor, borrando las pisadas del resto. ¿Cuánto tiempo se ha repetido el mismo panorama? Constante, sin cambios. Siendo lo único que conocía el establecerse resultaba meramente sencillo, prácticamente un juego de niños. Su fama apenas si era notoria, y a pesar de que las historias de sus hazañas todavía no trascendían por los mares, a su parecer le agradaba el anonimato, al menos tomaría la oportunidad de aprovechar ese tipo de ventaja.

¿Todavía sin noticias? – En un viejo escritorio la silueta femenina reposaba detrás estirando ambos pies sobre la superficie. Frente a ella un grupo de hombres se miraron dubitativos entre sí. – Ninguno que sea digno de su interés, señorita. – De su diestra la cazadora jugaba con una cuchilla al rodarla entre sus dedos, tal parecía que su día volvería a ser monótono y aburrido, posiblemente estaba llegando la hora en la que tendría que marcharse para buscar una mejor fortuna de la que ostentaba en esos momentos. – Este lugar se está tornando cada vez es más aburrido. – Desperezándose clavó el arma sobre la madera, los sujetos se apartaron de la puerta temerosos teniendo el cuidado de no obstruirle el paso. – Iré a dar una vuelta, no esperen despiertos. – En una sonrisa torcida Justika se encaminó a ningún sitio en particular….

ACTUALMENTE.

El alarido del viento silbaba con estrepito, no portaba su atuendo, pero aun sujetaba la empuñadura de su arma con ferocidad, no tenía la intención de retroceder. – Me has hecho sangrar, debo felicitarte. – Agitada trataba de regular su respiración, ante ella se hallaba un hombre que le doblaba el tamaño, corpulento, su musculatura recordaba a los antiquísimos gladiadores de la arena del coliseo, un verdadero monstruo que bajando sus brazos colosales apenas de su piel las cuarteaduras que se abrían no revelaban el daño suficiente que la espadachina efectuó durante ese enfrentamiento. – No quiero herir tus sentimientos, pero conozco a alguien mejor que tú… y no le llegas ni a los talones. – El viejo no caía ni siquiera en las provocaciones de la mujer de cabellos cenizos. Lamiendo su antebrazo cual reacción que haría un animal al atender su herida en una burda improvisación, la cazadora volvió a correr en su dirección no sin antes saltar por encima y dar un corte desde el hombro izquierdo descendiendo hasta el costado derecho de la cadera.

El hombre rugió.

Cubriéndose la cabeza cayó arrodillada, no podía moverse. Paralizada el contrario aprovechó a sujetarla de la pierna para girar con ella sobre su propio eje y arrojarla contra el muro, el dolor agudo debería haberla sacado de combate, pero ya no existía la sensación que la sacara del juego debido a los constantes abusos que la fortalecieron, quizá su padre la ayudó a fortalecerse sin que la fémina se percatase de semejante resultado. Levantándose el control de su cuerpo mermaba, cada articulación temblaba sin que tuviera el dominio de cesar ese fastidioso problema. – Tarde o temprano deberás entregármelo, ¡ESTE ES MI TERRITORIO! – La joven solo se limitaría a sonreír, recargaba gran parte de su peso sobre su espada. – Eso es lo que tú crees.

Cliente y hostil eran palabras cortas para describir aquel escenario. El teniente ya entendía por que este lugar había sido totalmente deshabitado. No había nada más que arena y altas temperaturas, realmente podría enloquecer a cualquiera que viviera o estuviera mucho rato bajo este tormentoso sol. El teniente se mantenía merodeando por la zona revisando con cautela y manteniendo la guardia muy alta. Su rostro y cuerpo siendo cubiertos por aquella capa de color verde oscuro. Realmente parecía todo estar en “orden” aunque los rumores apuntan a que este lugar suele ser epicentro de grandes concentraciones criminales… Pero  es poco probable que se den a horas del día con este sol tan insoportable. No se rendía ni paraba de caminar, aunque si seguía en este estado terminaría cansándose poco a poco, y eso no sería buena idea. Debe estar en óptimas condiciones para cualquier eventualidad que se pueda presentar durante su estancia en aquel pueblo fantasma.

“Parece que todo esta en orden, pero siento que  algo debe haber aquí… Supongo que solo es una tonta corazonada o mal sentimiento que he agarrado al llegar a este lugar… La última vez que casualmente estuve en un desierto… Fue…” Pensaría el Capitán mientras una estruendo se haría resonar cerca de su posición. Rápidamente sus reflejos saltarían para girar su cuello y mirada al  lugar de donde vino. Podía ver un poco de humo salir de aquel lugar, estaba a unos quien sabe 20 o 50 metros, podría llegar sin problemas. “Parece que finalmente lo que he estado buscando se ha hecho notar… ¿Me pregunto que habrá causado ese alboroto?” Sin mas estaba dándose a la carreara a dirigirse aquel sitio, donde al llegar y notar a una distancia de 10 metros pudo verlo todo. Su corazón latía muy rápido producto de la adrenalina de correr bajo esta temperatura. Re copilaba muy rápido la información de lo sucedido. Un hombre bastante alto y corpulento, parece muy enojado y se le podían notar algunas heridas. Era de suponer que una batalla se estaba dando, el teniente estaría quieto por unos segundos hasta que logro escuchar una voz familiar…

-No puede ser…- Giraría su mirada a donde apuntaba aquel hombre. Habían unos cuantos escombros,  se ve que “algo” ha impactado con bastante poder y agresividad lo que parecía ser un edificio pequeño. No le tomo mucho tiempo al joven de cabellos azul reconocer lo que se levantaba de aquellos escombros… -Justika Novacek…- Expreso en un tono muy pobre y cambiando su semblante a uno muy preocupado. Fuera lo que fuera que estuviera ocurriendo, no le agrada y sabe que no traería nada bueno. Encontrarse con aquella cazadora… Aquella mujer un tanto… “Peculiar” seria sinónimo de desgracia para la vida de Simón. Realmente el no la ha podido olvidar, y al verla, muchas emociones fluyen dentro de el.. Es como estar feliz de ver a alguien (Ya que esta bien) pero a la vez triste de tener que encontrársela de esta manera.

Finalmente notaba como aquel gorila se aprovecharía de atacarla con todo mientras apenas se recuperaba de aquel choque. El  muchacho ajustaría bien su capucha que cubriera bien su rostro. Respiraría hondo mientras sus piernas parecían prepararse para realizar un movimiento difícil, agotador y radical. –Soru…- Diría de manera fría mientras en menos de casi nada lograría desaparecer en el aire como por arte de magia y terminar parando justo entre ambos (La cazadora y el robusto sujeto) Quedando así la cazadora parada a su costado derecho , y la inminente maquina de musculo al izquierdo. -¡Que coño!! ¿De donde saliste tu payaso? Me da igual… ¡Quitate de mi camino!- Gritaría enojado casi con gruñidos mientras corría a toda velocidad preparando su diestra para un ataque encontrar del misterioso encapuchado. Pronto, el capitán se quedaría parado girando su cuerpo para esta frente a frente de el. –Realmente no me sorprende encontrarla en estas, señorita Novacek.- Diría el joven capitán de manera irónica mientras aquel ataque con el puño del musculoso hombre era ejecutado y apuntado a su rostro. –Aunque al menos me alegra saber que estas “casi” bien.- Diría segundo antes mientras el puño enemigo chocaba con su rostro  y se hacia temblar la zona y un gran sonido.

El cuerpo del muchacho estaba quieto e intacto, su carne ni siquiera tembló ante el impacto, no se movió ni un centímetro. No sufría de heridas ni de dolor, mas el hombre musculoso abriría sus orbes como  plato ante tan impresionante suceso. Una de las nuevas habilidades y capacidades del joven marine. “Tekkai” capas de endurecer su cuerpo y resistir ataques que humanos comunes no podrían. –Se que esto es inútil y no tiene ningún sentido… Pero me veo en la obligación de detener esta pelea sea cual sea las razones. Especialmente, necesitaría hablar con ustedes dos, especialmente con la  señorita. Soy un agente de la ley, así que no resistirse ante..- Seria golpeado nuevamente sin parar por aquel hombre, su endurecido cuerpo no sucumbiría ni flaquearía ante ninguno de sus ataques, finalmente el sujeto quedaría cansado y abrumado de que no encontraba ningún resultado. Pronto el joven marine recubriría una de sus extremidades quedando esta totalmente negruzca… Era algo totalmente extraño, pero  sin detenerse lo usaría para golpear en el abdomen de su contrario y mandarlo unos cuantos metros a volar (5 METROS) No seria suficiente, solo fue un ataque sorpresivo, evidentemente el se levantaría y seria un verdadero problema. Pronto el muchacho se pondría en posición de batalla, mas no miraría atrás, aunque realmente quería pero prefería evitarlo. –Aquí vamos de nuevo…-

Claramente se trataba de una bestia, puesto que su humanidad había sido erradicada. El hombre había tomado el tobillo de la cazadora para lanzarla lo más lejos posible con la intención de provocar en ella un daño considerable, sin embargo, el punzante dolor que debía aquejarla se hallaba ausente, la sensación de dolor no podía existir en su cuerpo ya que fue desterrado ante los múltiples abusos a su persona en una pobre intención de fortalecerla, y que al final en un burdo éxito crearía inmunidad. En un escenario desfavorable para la mujer lo único que podría hacer en aquellos instantes sería el plasmar una sonrisa, el viejo de prominente corpulencia se lanzaría en una desbocada carrera alzando su puño para terminar por destrozarla. Justika adoptaba una postura desinteresadamente defensiva. Tanto como sus palabras y sus acciones jugaban contra la paciencia de su contrincante, la fémina le observaba con satisfacción cuando gobernado por la ira bajaba la guardia. – Tu corazón es mío. – Casi anticipando su victoria triunfal una tercera silueta se anteponía interfiriendo en el duelo que se estaba llevando a cabo.

Ensombrecida aparición se revelaba con una voz que atraía una ínfima nostalgia. Abandonando la guardia la cazadora recargaba su mano izquierda sobre la cadera en una media sonrisa. El destino jugaba con las inusuales intervenciones, pero esta resultaba ser más entretenida de lo que esperaba.

¿Amigo o enemigo? La rivalidad que había nacido a través de la traición se desvelaba misteriosa. – Es tu costumbre siempre el de llegar tarde. – Implicando una afirmación vergonzosa en alusión de su primer encuentro todavía quedaba la reminiscencia de culpabilidad. Mientras tanto el oficial de la marina recubría su cuerpo de un tono oscuro, le recordaba al acero puro, impenetrable, justo como el de esa noche. No podía olvidarlo, convirtiéndose en un irritante estigma siempre se preguntaría la razón de porqué intervino ayudándolo, salvándolo…

Tenía una deuda que arrastraba teniéndolo presente día a día, incluso la semblanza de su estampa se plasmaba en sueños acosándola, la promesa que se hicieron la anclaba hundiéndola, y lo sabía mejor que nadie. La oportunidad se presentaba para romper con dicha cadena, contemplando el espectáculo de cómo se desarrollaba el combate entre Teppelin y ese robusto sujeto. No obstante, el joven de cabellera aguamarina demandaba una clase de entrevista, la cazadora a regañadientes guardaría su espada en la funda, alzaría las manos a forma de rendición, sin embargo, apuntó a un costado de él divertida por lo que se avecinaba. – Jamás apartes la vista. – Mencionó altiva ya que su anterior oponente desquitaría su furia al atreverse a atacar al identificado marine. Por unos momentos pasaba a ser divertido, aunque la necia actitud del anciano ya comenzaba a fastidiarla. En una mirada asesina su propia aura de intimidación paralizaría al hombre, la mujer avanzaba decidida hasta que se hubo colocado detrás de Simón recibiéndolo en un abrazo recargando su mentón sobre el hombro ajeno. – Déjalo ya… no puede moverse. – Revelaba acariciando los mechones oscuros suspirando un tanto aturdida.

Era cierto en algún punto, no estaba en las mejores condiciones. – Vámonos, necesito descansar y tú por lo que veo deseas hablar de algo importante.. no queda mucho tiempo. – Separándose con dificultad de aquel atrevido agarre le concedía nuevamente su espacio personal.

Parece que será un largo largo día el de hoy. De todos modos volviendo al tema las cosas estarían agitadas solo por unos momentos mas. Evidentemente aquella mole no se rendiría ni daría por vencido. Correría nuevamente hasta el marine, aunque este ya estaba más que preparado. Aunque algo extraño ocurriría… ¿Qué seria? Pues aquel hombre musculoso mayo terminaría parando como si quedara totalmente congelado, una expresión de terror se sentía en su semblante, el capitán lo miraría con confusión, no parecía entender lo que sucedía. Aunque este bajaría como  siempre su guardia ante la cazadora, quien no tardaría en hacer uno de sus típicos acercamientos que suelen incomodar un poco a SImon. El timbre de su dulce voz se hacía resonar en su oído mientras esta lo abrazaba de espalda. –Esta bien…- Diría el  joven marine ante la sugerencia de dejar de lado a aquel viejo. Por otra parte la mujer no tardaría en regalarle aquellos afectos físicos que solo aumentaban el bochorno e incomodidad del capitán.

Finalmente dejaría de invadir el espacio personal del joven marine para dedicarse a caminar tal. El capitán aceptaría su petición e invitación (aunque de todos modos el terminaría haciendo lo mismo)  Tenía que hablar varios detalles importantes con la cazadora. Aunque estaba un tanto entusiasmado al verla, este se mantenía recto y firme de lado de la cazadora. Pasaron unos dos o tres minutos y este se anduvo en silencio mientras la seguía a donde sea que se fueran a reunir. –Realmente no esperaba verte, y menos en un sitio como este…- Expondría con un tono muy bajo y algo  seco, su mirada seguía apuntando hacia el frente muy recta. –Aunque  bueno, no me sorprendía tanto el verte en un combate… ¿Qué fue eso de atrás? Ósea, el se detuvo de pronto… En fin, ya paso y no tiene importancia alguna.. Espero que sea a donde sea que me lleves, no haya ningún truco, Justika.- Diría de manera seria mientras giraría a mirarla con esos ojos muy serios, realmente hablaba en serio. Conocía a la cazadora, conocía casi todo de ella pero aun le falta mucho por saber. De todos modos lo necesario de saber es “tener cuidado con Novacek” es una regla básica que aprendió desde aquel incidente en la isla Sandy.


-Parece que conoces bien este sitio. ¿No? Me hace pensar que no eres nada nueva por estos lugares..- Diria de modo de  “interrogatorio” realmente Simon dentro de si rezaba por que aquella mujer no fuera la involucrada de los extraños sucesos. Aunque la conoce un tanto, lo suficiente como  para saber que ha mejorado un poco y que el realizar cosas sin sentido no es lo suyo. Esto nos da a saber que de suceder algo y ella sea parte, conllevara a una razón mayor y de peso. Y pronto lo averiguaría tan pronto llegasen al lugar de reunión a donde la  mujer le esta guiando. En su interior, el se cohibía de muchas cosas, por ejemplo, preguntar sobre como ha estado estos meses desde aquel dia, como sigue. Aunque realmente no quiere mostrar un lado blando y sensible a Justika conociendo como ella busca aprovecharse de esas debilidades. De todos modos, al fin y al cabo… Un justiciero de bueno corazón, siempre será un justiciero de buen corazón… -Y… ¿Estas bien? Debio dolerte mucho aquel impacto.. Como  sea, trata de no forzarte mucho, aunque seas fuerte y se que lo eres, fue un impacto tremendo, trata de ir con cuidado. ¿Vale?- Luego el capitán agacharía su mirada mientras en un tono muy bajo diría: -Gracias por lo de mis heridas en aquella ocacion… En serio..- Luego suspiraría y levantaría su mirada y se mantendría con su rostro firme y derecho.

El viejo caía de rodillas paralizado, Justika tras percatarse de que su influencia fuera efectiva se apartó del marine. Comenzando a caminar la voz de Simón resonaba como si estuviera en un lejano eco, estaba perdiendo el sentido de la audición, además que cabe agregar que su visión se tornaba nublado ya que la velocidad de sus pasos se volvía un tanto lentos e inseguros. Durante el trayecto la fémina solo correspondía con una cordial sonrisa los cuestionamientos de su acompañante, comprendía que siguiera molesto, aunque más que eso parecía estar decepcionado debido a la postura que tomó un tiempo atrás al engañarle.

Sentía que le debía demasiado, y a la vez nada. Jamás le pidió que siguiera a su lado, todo era parte de un plan para emboscarle, disuadirle de que se alejara de la isla, sin embargo, prefirió arriesgarlo todo por una desconocida. Existían típicas historias de héroes legendarios que abogaban por la justicia, otras solo contaban como el orden decaía a manos de la corrupción, ninguna de las dos fue presenciada por la rubia espadachina, solo jugaba con el poder de la manipulación desinteresada. No obstante, Teppelin fue el primero que la contempló como un monstruo, se hallaba acostumbrada… toco cambió en el momento que la mirada ajena se suavizaría otorgando una confianza ciega. Contrariada ocultó su incomodidad, aquello la inquietó cambiando su postura dando el primer paso para abandonar a Ajax. Era totalmente ridículo buscar un rastro de humanidad, la sonrisa de ese marine la llevaba consigo todos los días, así como el enervante odio al cual se dirigió a la fémina cuando descubrió ser tratado como una marioneta más en un propósito retorcido.

Acorralada en una posición en que su integridad mermaba, la cazadora apenas pudo entender entre frases cortadas sobre la ubicación del sitio al que se dirigían, ocultando su malestar la fémina retiraba el sudor de su frente. – A cualquier sitio donde haya sombra. – Indicó para ver si de esa manera el sonido de la voz contraria se apagaba, ahora un dolor agudo atacaba su cabeza. Sin saber cómo, ni porqué, a duras penas la pareja llegaba a una casa de adoba, aunque más que algo lujoso solo parecía una vieja oficina acondicionada como habitación. Justika azotaba la puerta para ser la primera en ingresar, caminando débilmente se dirigió al cuarto del baño para mirarse en el espejo. Su semblante era peor de lo que imaginaba, su piel lucía más pálida además de que unas bolsillos bajo sus ojos crecían inflamándose dando un aspecto más demacrado. – Esas ratas. – Ya no podía seguir simulando que se encontraba bien, las heridas del combate pasaban a ser un segundo plano cuando repentinamente la mujer comenzaba a toser, la sensación de ahogo picaba su garganta hasta que expulsando esa molestia comprobó que estaba escupiendo sangre. Perdiendo el equilibrio, ya que sus piernas no podían seguir manteniéndola en pie, caía al suelo no sin antes sujetar el botiquín, las pastillas y utensilios se esparcían por el suelo. – Siento el cuerpo entumecido... – Dirigiéndose a la sombra que se suponía era Teppelin, la mujer empezaría a desvestirse frente a él ya que la temperatura invadía su sistema como si estuviera siendo arrojada a las llamas. – Todo quema. – Exponía su figura quedando en interiores.

Postrada en la superficie apuntó al escritorio, estaba la botella de licor barato siendo una promesa del más exquisito elixir. – Ellos.. querían envenenarme… solo quedaba uno por aniquilar. – Dejando en referencia al hombre con el que luchaba anteriormente, resultaba impresionante que a pesar de poner en riesgo su resistencia pudiera aun mantenerse con lucidez, aunque como hubo declarado anteriormente, no quedaba mucho tiempo.

El joven capitán se mantenía caminando a la par ante aquella joven de cabellos rubios. Aunque el aparentaba disgusto ante ella, solo era falsedad pura. Personas como  Simón jamás suelen guardar rencor en sus corazones por nada del mundo. Sin importar lo que la cazadora le haya hecho  en el pasado, detrás de esa imagen fría y dura, sigue latiendo un corazón muy sensible y noble. Lamentablemente SImon tiene que obligarse a ello, para no parecer un tonto. (Tampoco es que sea un hombre iluso) De todos modos aunque la mujer de manera orgullosa afirme no tener nada, el ha notado algo sospechoso en su andar y su semblante. Finalmente al llegar a una posada, la cazadora entraría de manera apresurada en ella. Simon daría un pequeño suspiro para luego entrar con calma ahí. –Justika ¿Todo  está bien? Oh no..- Rápidamente el capitán correría hasta la  mujer, quien parecía tener un poco de sangre en su boca además de estar sin rompa (salvo las prendas intimas) y se veía que deliraba. El teniente rápidamente se acercaría a ella, levantando su torso con cuidado, permitiendo que  la cabeza de la mujer reposara en su brazo derecho.

-¡Justika!! ¡Justika!! ¡Háblame! ¡¿Qué sucedió Justika?!- Finalmente el  peli azul tocaría su frente para notar la elevada temperatura de su cuerpo, además de ver eso  pequeños síntomas  y su mirada perdida, era suficiente para develar su situación. –Has… ¿Has comido algo malo o envenado??  Rayos…- El Capitán  agitado por el momento, giraba su cabeza para todos lados pensando, era una situación tensa y delicada. Finalmente pensaría con más calma, y recordaría que tenía una pequeña mochila para viajar desde la ciudad hasta este pueblo. Ahí guardaría provisiones, agua y suficientes hiervas de en caso de picadura de serpiente o algo por el estilo. –Justika… Aguarda aquí… Debo.. Debo preparar un antídoto o algo, solo dame tiempo…- El marine con mucho cuidado dejaría reposar a la cazadora sobre el suelo. Luego, se quitaría su capa revelando su atuendo acostumbrado, además de que la chaqueta tenía la insignia de “Capitan” en vez de “Teniente” la parte del pecho. Rápidamente envolvería su capa de color verde para formar una especie de almohada y colocarla debajo de la cabeza de la mujer con mucho cuidada. Finalmente se agacharía un momento, y colocaría  su mano en la mejilla de esta mientras la miraba con tanta preocupación.
–Solo… ¿Si? No te preocupes, me encargare de esto…-

Revisaría el baño donde la rubia se miraba, revisaría cada medicamento que había en tal botiquín, algunos servirían otros serian inútiles. Tomaría la cantimplora de su agua, para vaciarla sobre un recipiente de metal que encontró  en aquel lugar. Destrozara con sus manos una silla, para usar la madera seca y crear una pequeña fogata. Estaba presionado, pero tenía por qué. Debía ser rápido con esto y cuidado. Finalmente dejaría hervir algunas hierbas, además de seleccionar ciertas dosis de medicamentos, tal y como un curso básico de cadetes para crear antibióticos en casos extremos. El teniente mesclaba todo sobre aquel recipiente mientras se hervían las hiervas y los medicamentaos. Giraba de vez en cuando para vigilar a la cazadora. Finalmente todo estaría listo, usando su haki para tomar el ardiente recipiente, vertería el líquido sobre una pequeña tasa y rápidamente se movería hacia donde estaba la cazadora.

Con mucho cuidado se sentaría sobre el suelo del lado del costado derecho de Justika. –Toma… Esta un poco caliente, debes beber, es un antibiótico, te ayudara a bajar la fiebre y los efectos alterados.- Decía con mucha calma mientras  con su mano ayudaba a levantar el tronco de la mujer y acercar la tasa a sus labios para que la bebiera toda. –Con calma… No te presiones, debes relajarte y calmarte…- Una vez que la mujer terminara de beber, el  marine le  aconsejaría que se acostara y descansara, rápidamente se quitaría su enorme capa azul  para cubrir el cuerpo de la mujer. Se quedaría sentado de su lado, mientras con mucho cuidado pasaba su  mano sobre su frente para sentir la temperatura. – Todo estará bien… Solo debes descansar… Yo estaré contigo…- Diría en un tono muy suave, mientras miraba preocupado a la mujer, realmente estaba preocupado por ella… Realmente no quería que ella sufriera o le pasara algo, posiblemente eso lo dejaría muy mal.