Centro de la Villa de Syrup || Arco #2

Llevar una vida en la Islas Gecko siempre había sido sinónimo de vivir en paz, la vida para los aldeanos de los diferentes pueblos que sostenían el archipiélago iba a un ritmo lento, bastaba contener un empleo sencillo que les diese de comer para evitar mortificarse sobre el destino del mundo e incluso despreocuparse sobre lo que pasaba en las islas, la gente se dedicaba a labores sencillas como labrar el campo, criar ganado para su engorda e incluso elaborar armas de fuego que se vendían a la marina, por lo general la piratería era algo de lo que poco se hablaba, y sobre los criminales locales no existía siquiera el tema, la paz en el archipiélago parecía ser imperecedera, pero era esa misma tranquilidad lo que servía para incubar un horrible secreto, un misterio que la mayoría de los ciudadanos por ignorancia lo catalogaba como una historia urbana, algo de poca importancia hasta que dejo de serlo cuando la leyenda abandono las sombras cobrando la vida de varias personas, los inminentes reportes y solicitudes de auxilio obligaron a la marina a movilizarse enviando un escuadrón de la marina liderados por el Tte. Surge que solo sirvieron de tributo a la criatura que la mayoría de ciudadanos afirmaba no era un animal salvaje. El miedo inundo los corazones de los aldeanos de la villa de Syrup quienes por ser de los más prósperos tenían el mayor índice de población, siendo esto para la bestia una invitación para comer.

En cuestión de semanas la voz sobre el acontecimiento se corrió en los mares cardinales dando invitación a un sinfín de ojos curiosos a acercarse, el hacerse de la criatura podía significar conseguir fama e incluso riquezas, un acceso rápido para todo intrépido que quisiese aceptar el desafío, sin embargo dada la situación en las islas gecko, la ciudadanía opto por blandir sus armas para defenderse, la seguridad se alzó por la propia ciudadanía que custodiaba la isla vigilando las calles y afueras, pero haciendo como si no pasara continuaban con su estilo de vida. El centro de la villa, caracterizado por ser el lugar donde el desarrollo económico de la ciudadanía se mantenía albergaba un sinfín de locales comerciales, desde puestos de semillas hasta carnicerías de amplios tamaños, restaurantes al aire libres con lonas que improvisaban techos, el ambiente alegre se sentía en el aire a pesar de verse sumidos en la desesperación, sin embargo no todas las personas pensaban lo mismo, algunas soportaban la idea de convivir como si nada pasase por tal de no provocar problemas a sus iguales y a terceros, tenían que ceñirse a las instrucciones de su gobernante si querían mantener “la paz”, permitiendo que la cacería de la criatura sirviese como método para hacerse de riquezas.


La zona norte de la villa de Syrup se sostiene por la considerable cantidad de negocios comerciales que se dedican a la carnicería y pesca, a la venta de comida y pieles curtidas que cuelgan de ganchos a la vista de la multitud, los locales del mismo se pintan distribuidos en zonas específicas,  restaurantes con cocinas al aire libre que inundan parcialmente los sentidos, solo superados por el sonido del den den mushi alta voz que anuncia las ofertas de la carnicería “Don K” la más grande del espacio, con carteles de colores plasmados sobre cartulinas e incluso luminosos eléctricos buscaban atraer la atención del cliente, allí dentro de ese sitio se encuentra un personaje peculiar, un joven empresario y calvo que sobre la cabeza tiene unos puntos, el dueño de la carnicería que se esconde en una habitación subterránea donde realiza partidas de póker con sus allegados, partidario del movimiento en contra de la criatura busca hacerse de ella sin que nadie se entere con tal de venderla para hacerse de más riquezas.

ZONA SUR

Cerca del mar se encuentra lo que es uno de los puertos más importantes de la villa de Syrup, en donde un muelle de proporciones medianas se encuentra albergando una considerable cantidad de barcos que se dedican a la pesca, el olor al agua salada y al pescado inundan el ambiente, resonando en los sentidos con el suave golpeteo de las olas al chocar contra la madera de los navíos, las personas que se encuentran laborando en ese sitio por lo general son pescadores y carpinteros que se dedican a reparar barcos, los negocios en aquella zona se ven parcialmente detenidos pues todo el día se vislumbran sobre las aguas de entre las islas los barcos con los pescadores haciendo su labor. La empresa local “SQPANTS INC” mueve el comercio pesquero a simple vista, sin embargo como “Don K” el Gyojin que dirige este pequeño imperio tiene por nombre “Bob” y su objetivo es similar al de su oponente, hacerse de la criatura para venderla en el mercado negro.


El olor a pólvora y metal inunda los pasillos de aquella zona comercial, el sonido de la detonación de armas de fuego se escucha de a ratos siendo algo normal, la fabricación y elaboración de armas es uno de los principales negocios que mueve a la isla y que en los tiempos que vive actualmente la mantiene armada, el trabajo no cesa en todo el día, la creación de balas es un trabajo constante que hace descuidar a la mayoría de trabajadores de otros asuntos, en esta zona del centro de la villa de Syrup es “Mr. Steel” quien se encarga de los negocios, su pequeña jugada en el mercado tiene por nombre “Metal Fusion Corp” y es quien dirigue y brinda empleo a la mayoría de herreros, corren los rumores en las calles que es quien “Mr. Steel” quien corrió la voz hacía los mares cardinales con tal de atraer la atención, con tal de tener la oportunidad de vender sus armas al mejor postor, “Mr. Steel” solo se preocupa por hacer dinero y se cree conoce el paradero de donde vive la bestia.

ZONA OESTE

Los amplios y fértiles campos de colindantes a la villa de Syrup sirven la siembra y cosecha de las frutas y verduras que se comercian en la aldea y que incluso se usan para tratar con otras islas cercanas, actualmente es la zona donde más se han presenciado los ataques de la bestia por lo cual el dueño de la granja “Good News” en vista de la reciente llegada de individuos a las Islas Gecko ha decidido poner a la renta sus tierras como asentamientos para los valientes que esperan tener la oportunidad de poder capturar a la criatura, cuentan los antiguos trabajadores del granjero “Kusko” que cuando este se emborracha tiende a soltar la lengua, al punto en que se le ha escuchado hablar de haber visto hacía donde se dirige la bestia. Los amplios campos se encuentran cercanos a las enormes montañas que caracterizan el archipiélago, un lugar que antiguamente era poblado por individuos que tuvieron que dejarlo debido a los ataques que se volvían constantes.

Spoiler:

No tardó mucho en ser notada. Un hombre parecía llamarla, a lo que ella no tardaría en contestar. Él se acercó, e hizo alusión a que debería pagar para estar ahí. Eso ya lo sabía, de hecho tenía preparado todo, pero aún así tenía que saber si ese era el sitio donde tenía más posibilidades de luchar, o no. La verdad es que no tenía muchos datos sobre aquello, ni sabía el funcionamiento de la granja. Notó que el campesino tendió la mano. Le pareció bastante cortes, hasta majo por haberla querido conocer, o eso era lo que pensó. No tardó en sonreír de manera alegre y contestar a lo que creía ser un saludo. - Encantada, gracias por venir en mi ayuda, la verdad es que me gustaría saber algunas cosas antes. - dijo, sin perder contacto visual con el desconocido. Pudo notar en la lejanía, más gente trabajando y todos siendo dirigidos por un hombre viejo y encogido, quizás el mismo "jefe" del que hablaba. Quería ir hasta allí y hablar con él, pero igual le hombre que tenía delante le parecía mucho más amable a simple vista.

- ¿Cuanto cuesta? ¿Este es el mejor lugar para ver a la bestia? ¿La has visto hasta ahora? - preguntaba sin dejar lugar a respuestas, después de haber soltado la mano cansada del campesino. Se notaba debilitado, por lo cual pensó que le diría más cosas. - ¿Crees que tu jefe me dirá lo que necesito saber? No se ve muy amistoso y me da un poco de miedo. - miró un poco temerosa. Habló con honestidad, realmente no sabía mucho del asunto, y, si es que tendría una oportunidad, quería sin duda alguna aprovecharla al máximo. Había accedido al plan por voluntad propia, y sabía que, cuanto mejor peleara más oportunidades de que la marina se muestre sorprendida y encantada de tenerla entre sus filas. Pero, claro, para eso debía de tener más información. ¿Puntos débiles de la bestia? ¿Cómo se veía al fin y al cabo? ¿Cómo de grande era? Vamos, un sin fin de preguntas rondaban su cabeza. Había llegado hasta ahí sin problemas, pero ahora tocaba lo más difícil. Recopilar información. Por su desgracia, no era tan buena en ello como podría haber sido Illya. Por un momento, había deseado que él estuviera ahí. Sus ojos no se separaron de los ajenos, en búsqueda de profundizar el contacto y dar una sensación de cercanía.

La espera se estaba volviendo un poco tortuosa, guardando silencio mientras esperaba algo que resaltara por la zona, intentando ignorar el ruido que provocaban los trabajadores de aquel muelle dedicados a crear barcos y demás. Otros civiles inspeccionando el mismo trabajo, parecía que ansiaban el final del mismo. La verdad nada que pudiese atraer la atención del espadachín, más que solo mirar por encima lo que sucedía por tales lugares. Sin duda estaba realmente perdiendo tiempo valioso ahí a la espera de las expectativas, pero no estaba tan desesperado por aquellos que buscaban sacar información si o si respecto a este demonio. Bien podría ir a por el modo fácil y amenazar a muerte alguno de estos individuos hasta obtener algo decente, pero nada me aseguraba que lo que dirían solo sería para salvar su pellejo, entonces la verdadera información sería la que saldría voluntariamente de la boca de cada uno.

No fue hasta que la voz de alguien me hizo salir de mis pensamientos, pero no tanto como para siquiera mirarle al rostro. – November. – Respondí seco sin darle gran importancia al individuo, hasta que termino por acercarse aún más, donde fue que di la cara y le observe. Curioso ser, apenas habiéndolo conocido hace poco pero del cual gane gran interés. – Siempre llegan solas, solo que muchos las buscan con mayor afán. – Comente siempre sereno, sin dejar que me afectase del todo la forma en la que hacia las cosas. Suspire al notar que realmente de nada serviría seguir esperando, optando entonces por buscar realmente algo de utilidad. No fue hasta que la voz de un tercero reclamándole a sus trabajadores lo que llamaría nuestra atención, y hasta cuando se acercó quejándose de nosotros por hacer nada ahí parados. Luego simplemente este seguiría su marcha hacia aquel edificio el cual tenía rato observando.

- Te lo dije. – Simple casualidad aquella, así que sabría aprovecharla y comencé a caminar detrás de este ser amarillo, haciéndole seña a su acompañante para que le siguiese. – Bob. Así he escuchado que le llaman. Tal vez tenga suficiente información que brindarnos… Por las buenas. – Sin mostrar siquiera alguna expresión mantuve mi rostro tan neutro, haciendo saber realmente que no estaba ahí para perder el tiempo y el otro lo sabía. Todos querían cazar a esa criatura y quedarse con tal título prestigioso sería de ayuda para atraer guerreros excelentes a sus filas, y en un futuro organizar un pequeño grupo que se haría de temer. No me interesaba realmente la fama, sino tener aliados de un poder admirable los cuales sabría no huiría a la primera. Y eso era lo que quería probar en los que conoció hasta hace poco, siendo November uno de estos.

Luego de que Bob hubiese entrado a su edificio, seguiríamos nosotros. – Sería una pena que nos interrumpiesen. – Le dije a November, observándole fijamente por un instante, incitándole a que bloquease la puerta. Adentrandose entonces observaría el lugar por dentro del edificio de pocas plantas, había varias cosas de interés pero por encima de todo era el bizarro ser amarillento. – Bob ¿Así te llamas no? – Pregunte seco, sin cordialidad ni intención de realmente querer hablar sobre su negocio. – Los rumores dicen que quieres a la criatura. Nosotros también. Entonces, el enemigo de mi enemigo es mi amigo ¿O así iba el refrán? – Comentaba mientras paseaba por el lugar, ignorando la presencia de algún que otro civil que llegase a encontrarse ahí, mientras descansaba mi mano derecha encima de la empuñadura de mi katana, misma que estaba ubicada en mi cintura.

Lo que aparentaba el pelinegro sin duda era de un guerrero y de uno con conocimiento decente para pelear, en cambio el amarillento ser solo parecía un hombre avaricioso cuya boca es más grande que su valor. – ¿Te parece un inmenso trueque? Donde ambos salimos ganando. Las palabras del espadachín eran imponentes y oscuras, como si el mismísimo satanás estuviese ofreciéndole un pacto a un desamparado ser, desesperado y nauseabundo. Tendiéndole la mano con un pacto a cambio de su alma, uno que aceptaría hasta el más tonto. Pero ¿Le interesaría ganar al igual que al espadachín? Esa era la misión de aquella charla, además de un compartir de saberes, era sin duda un trato de gran interés.

✠ LA CRIATURA ✠

"De elegir entre una vida larga y una bien narrada, me quedo con la segunda. Ese monstruo perdurara por lo que fue, y no por cuanto tiempo lo ha sido".
—November D. Zulu

Escucho la respuesta de Andorra, un tipo que extraños gustos para su época pero que era muy inteligente sin lugar a dudas. El robot pensaba si las respuestas podrían llegar empujadas por el viento a sus pies alguna vez en la vida, pues el siempre intentaba atrapar los cabos sueltos de su pasado y estos se fugaban como un prisionero que tras cinco años de caérsele el jabón en las duchas quisiera rasguñar las pareces o aprovechar cualquier oportunidad para salir de ese horrible lugar y siempre terminaba atrapado. Esa mala suerte estaba teniendo November con su búsqueda. Quito la vista de su compañero y escucho lo que tuvo que agregar a la par que apoyaba su vista sobre un ser amarillento, muy gruñón y mandón.

—¿Por las buenas? Todo hombre que tiene cierto poder debe de poseer algo de información, supongo que querrá algo a cambio de ello, como siempre. Políticos, empresarios, todo lo suyo lo obtienen del esfuerzo de los demás.  —echo una mirada a su compañero y sintió que ambos tenían la misma idea—. Supongo que le vendrá bien algunas personas para el asunto, si es que busca llevarse la fama de cazador.

Siguió a Andorra hasta la entrada del edificio, un lugar un tanto asqueroso, pero era comprensible teniendo en cuenta donde se trabajaba. Una pesquera siempre mantenía ese aroma que podría torturar a muchas personas, y ese aroma no podría estar mejor acompañado que suciedad, marineros echándose unas cuantas bromas e insultando y quizás, las chicas que hacían felices a cualquier hombre del mar. ¿El policía bueno y el malo? Paso por su memoria recordando una escena de un libro cuando la voz de Andorra sonó una vez más, le hubiera gustado ser el bueno en todo caso, puesto que ser malo no se le daba muy bien. haciendo caso a la orden de su compañero, el esbelto robot se paró frente a la puerta y cruzo los brazos, dando a entender que se deberían de enfrentar a alguien que tuvo un muy mal día.

Por supuesto que mi plan había funcionado, ¿Por qué no debería funcionar? Un hombre borracho puede soltar la lengua si solo se le cruzaba por la mente alguna idea, aunque en teoría nadie aun había dicho nada de la bestia, solo estaba preguntando con ella, pero hubo un factor que me sorprendió un poco, otro hombre que antes no había visto por obvias razones, aun no estaba jugando con nosotros y estaba en un sitio un poco alejado de la vista, el hecho es que este hombre se había unido a la conversación con las mismas intenciones que yo, sacar información sobre la bestia, al igual que yo pregunto sobre la bestia, tome todo el contenido de mi recipiente de un solo trago largo pero rápido dejando con fuerza el objeto sobre la mesa –Yo he escuchado que la bestia tiene tres ojo y cuatro cuernos, que es más grande que una ballena y tiene el poder de hacerse invisible, por eso nadie la ha visto cuando roba el ganado y destripa a los aldeano- comente relamiendo mis labios observando a los presentes esperando que alguno dijera algo como si tuviera una objeción contra lo que yo decía o el hombre de cabellos negro habia dicho con anterioridad aquello de los niños y aldeanos cobardes por dejar a los niños como sacrificio, era cuestión de tiempo que alguien hablase, no serian muy rudos de roer eso claro estaba.

Acto seguido pasos pesados se escucharon fuera de la habitación acompañado de una voz que se quejaba de algo, no pude escuchar con claridad, no hasta que todos se callaron y la puerta de abrió de golpe, el tipo que acababa de llegar se acerco a uno de los jugadores en la mesa y con una orden este desapareció del sitio dejándole su asiento a él, no era difícil deducir que era el jefe del lugar, el carnicero “Don K”, lo mire de arriba abajo aguantando una pequeña risa al escuchar que no sabían nada, pero si queríamos información teníamos que pagar, eso era muy contradictorio la verdad, en si la cosa era que no abrirían la boca sin que le dieran dinero, sonreí de lado un tanto malicioso tomando el recipiente donde estaba bebiendo un poco y alzarlo para que fueran a llenarlo nuevamente –Vamos compañero, estamos en confianza aquí, somos amigos, no nos debes cobrar para darnos información de la bestia- dije mientras observaba el liquido caer en el vaso para luego dar un largo trago –Podemos llegar a un acuerdo, si lo que dice nuestro hombre aquí…- dije señalando al de cabellos negros (Matheo) –…es cierto, tenemos un gran problema, podemos decir que son cobardes y que sacrifican a sus hijos por un día mas de vida, eso es egoísta ¿No lo crees así?- deje un silencio por uso segundos para volver a beber –Mira, te ofrezco un trato, me ofreces información sobre la bestia y te traeré la cabeza de esta para que la cuelgues en tu carnicería, será el lugar más famoso de todos… es mas, te traeré toda la bestia entera, así podrás vender su carne y eso lo puedes tomar como una buena venganza- inclinándome en la mesa para mirarlo directamente –Es un trato justo, como lo veas, tu saldrás ganando mucho más que cualquiera que intente buscar a la vestía- estire mi mano hacia el hombre en forma de querer estrecharla y así cerrar ese trato.

Una voz gruesa hace actor de presencia, maldice a los allí presentes, por lo menos a los que tenían intención de seguir la pista de la bestia para arrancarle el corazón y posicionarse como un icono histórico para la isla Syrup.  Los maldice y los maldice, su tosca voz frena en seco por completo las intenciones de los que estaban jugando a las cartas y habían saltado ofendidos por el comentario de Matheo, pues les había mencionado que su propia gente eran unos cobardes al entregar a sus hijos por simple tiempo de vida, algo que ni si quiera el pirata sabía si era cierto, pero con lo  que logró crispar un poco al populacho.  Tenía una posición elevada, le respetaban y eso se notó cuando el señor Don K le arrebató el asiento a uno y se cerró en banda con el tema del animal con eso de “No sé nada, no he visto nada y no tenemos nada”- Como sois los humanos. -  Susurró sin posibilidad de que nadie le pudiera escuchar con nitidez, acompañado de una sonrisa.

La mano del moreno fue a parar hasta su espalda, de donde sacaría una bolsa, en esa bolsa guardaba el dinero que había estado logrando a base de robos, como el del restaurante flotante donde se llevó un buen pellizco. El joven que le había invitado a algo de beber se pone en marcha con su plan, dejando en claro que tiene una oferta. Sin embargo y para sorpresa de Matheo, el muchacho le ofrecía algo que el propio carnicero no había pedido, en ese momento vio un gran hueco para negociar. – Yo tengo diez millones aquí mismo. -  Mete la mano en su bolsa y deja caer el dinero sobre la mesa, un fajo encima del otro, todo bien ordenado, pero no muy lejos del propio Matheo, era su dinero, mataría por él. – Son tuyos si me dices como es la bestia, donde está y… Bueno, no me interesa como se la pueda matar, de eso me encargo yo. -  Sentenció, abriendo una nueva ala de ofrecimiento en contraposición de su compañero. -  ¿Querías dinero, no? Aquí tienes dinero. – Terminó de hablar.

El ambiente en aquel subterráneo era tenso, se respiraba la tensión, si Don K era una persona avispada, que debía serlo para como negociaba y se comportaba, leería en los ojos del pirata que tenía prisa, que le estaba ofreciendo una notoria cantidad de dinero por simple información y que no se marcharía de allí sin nada. -  No voy a salir de este lugar sin nada, si quieres el dinero tuyo es, pero no rices el rizo, carnicero. -  Ahora sí, la tensión era tan densa que hasta se palpaba.

Zona Oeste - Granja "Good News"

En las faldas de la enorme e imponente montaña de Syrup se encontraba el pelotón de agentes de la marina que desconocía cual sería el próximo movimiento que efectuarían, el Tte. Arturo había optado por seguir su propio instinto dejando al grupo ir por su propia cuenta, contando unos con la suficiente experiencia para investigar terminaron por llegar a donde estaban a base de preguntas y rumores, pero a pesar de ser varios el sentimiento del miedo a lo desconocido se veía brotar desde el fondo de sus corazones, sus ojos fueron los primeros en quebrarse, el temple con el que bajaron del barco cuando llegaron a Islas Gecko estaba olvidado, en su lugar siendo reemplazado por la horrible sensación de inseguridad, temor a lo que podrían ver o no ver, ya que hasta donde habían recabado información nadie sobrevivía a la criatura…- ¿En dónde está el Teniente Pendragon?, él es quien debería estar guiándonos, este sitio me da mala espina – La voz del marine cargada de duda, resonaba en el alma de sus compañeros inyectándolos con la misma sensación, uno de ellos negando con el rostro con tal de desechar la idea fue hasta donde su compañero, elevo la diestra y golpeo con fuerza su nuca a modo de zape…- Lo que tenemos que hacer es aguardar al Teniente, con su habilidad el debería ser capaz de encontrarnos fácilmente  – Cuando la boca del marine se cerró, sus palabras ahogadas en desinterés fueron escuchadas por sus compañeros, adoptando la mayoría la misma postura terminaron sentados en las rocas de mediano tamaño que adornaban la escena. No obstante uno de ellos, el más terco de la escuadra decidió protestar ante la actitud de todos…- Mírense… cobardes… ¿y así es como quieren llegar a ser grandes entre la marina? ¿Creen que el Teniente Pendragon llego a donde esta solo quedándose sentado en una roca? - Tomo un poco de aire antes de seguir – Yo no sé ustedes, pero no tengo pensado quedarme y perderme la acción – Y sin decir nada más, ajusto la correa del rifle que colgaba de su hombro y se dispuso, junto con el resto de sus compañeros que decidieron actuar… a internarse en las montañas de Syrup.


Al momento en que los labios de Don K se cerraron el silencio se hizo presente, la gran mayoría de los jugadores tal como Matheo y Argo eran visitantes que por el interés en atrapar a la criatura se encontraban también pisando Syrup, pero a sabiendas de que estaban tratando con un hombre terco y manipulador prefirieron dejar que las cosas siguiesen su rumbo por si solas, pronto las palabras de los dos individuos llegaron hasta los oídos del tacaño carnicero, este observo sobre la mesa el dinero que se sobreponía a su interés por el juego, una manera fácil de ganarse algo de pasta con solo entregar información falsa, pero prefería por otra parte jugar como solo él sabía, acercando su mano zurda sostuvo el saco de dinero dispuesto por el peli negro, lo cargo alejando el peso de la mesa y comenzó a tirar de él para verificar si valía la pena el trato, puso una mano incluso por debajo del pequeño morral para que no se desfondara en caso de, haciendo mero teatro para después soltar una pequeña carcajada que dejaría a todos en silencio, arrojo lo que había tomado de frente al moreno haciendo una mueca de desagrado con su rostro, al punto en que incluyo un suave ademan con su dedo índice dando un rotundo “No” para los dos…- No me interesa la fama que tanto crees que busco – Dijo, haciendo referencia a lo dicho por el encapuchado…- Tampoco tu dinero, esto que tienes aquí no vale nada, guardo más debajo del colchón – Enarco la ceja tomando uno de los vasos que yacía sobre la mesa, lo sirvió con un poco de cerveza y dio un sorbo antes de suspirar para seguir hablando…- Para que tengan lo que quieren, tienen que ayudarme con algo en todo caso – Dejo el vaso en el taburete de madera para después seguir hablando – Bob el pescador me ha estado jodiendo subiendo el precio a la carne de rey marino, quiero que vayan allá a destruir todos sus barcos y a contratar a sus carpinteros para que trabajen conmigo, me eh enterado de los malos tratos que da a sus trabajadores, así que dando el dinero que traes contigo debería bastar para convencerlos – Dio pausa a su hablar para después levantarse sacudiendo su mano zurda – Anda, vayan y cuando tenga a esos carpinteros trabajando para mi ustedes tendrán la información sobre la ubicación de la criatura – Una vez termino con el dúo volvió a su juego de cartas.

ZONA SUR
"SQPANTS INC"

A paso lento el ser amarillento y lleno de hoyos cual queso caminaba por la acera del muelle de concreto con tal de llegar a su recinto, con cada paso que daba era capaz de percatarse de la presencia de alguien tras de él, el aura de los personajes a quienes recién le habían gritado gritaba en silencio que el peligro podía estar al acecho, sin embargo el gyojin no temía a un par de gamberros si eso eran ellos, ya que solía gritar a todo mundo y tenía poca memoria cuando se trataba de identificar a sus empleados…- ¡Anda, anda! Sigan trabajando buenos para nada – A ratos detenía su andar con tal alzar cualquiera de sus dos manos y señalar a quienes creía estaban de perezosos buenos para nada, después de todo para Bob el tiempo era dinero, y siendo –hasta donde creía- ellos sus trabajadores estaba perdiendo cantidades exorbitantes solo dentro de su mente, al cabo de unos minutos llego a su oficina, escucho a sus espaldas el sonido de la puerta de fierro cerrarse y sin extrañarse el pequeño amarillo se posó detrás de su escritorio sin sentarse…- Para el rollo greñitas, ustedes no trabajan aquí ¿cierto? – Frunció el ceño negando con su rostro para después dar una palmada a su frente con la zurda – En todo caso deben ser de ese grupo de alimañas que quieren dar caza a la bestia, ¿acerté? – Sobreponiendo sus palabras a las ajenas pero aun así escuchándolas fue que una idea llego a su cabeza, el foco de su cerebro se encendió y fue ahí que hablo…- Tu idea del trueque no suena del todo descabellada, ustedes dos caballeros pueden ayudarme con mi pequeño problema de polilla – Extendió sobre la mesa algunas fotografías con tal de que fuesen vistas por el dúo…- Hay reportes de sabotaje en mis barcos pesqueros más grandes, algunos incluso han quedado solo en astillas, si ustedes se encargan de frenar a esos vándalos les daré toda la información que necesitan saber, en el muelle C se encuentran mis bebes más grandes, protegedlos, encontrad a los perpetradores y darles un castigo…- La puerta se abrió por el otro lado, entrando una estrella rosada con rostro de tonto pero apariencia imponente, que dio una señal a Bob para que saliese [color:ddb8=##ffff00]– ¡Ah! No olviden averiguar quién los envió – Y así, abandono la habitación esperando a que los desconocidos cumplieran la encomienda.


A expensas de la voluntad de la mujer el campesino seguía con la mano extendida con tal de recibir algún billete o moneda que pudiese entregar a su jefe y capataz, pero no todo parecía ser como podía pensar, pues estaba lejos de que la extraña diese algo de dinero, por el contrario confundiendo el ademan del contrario la mujer le dio la mano a modo de saludo, el hombre cansado por la extensa jornada de trabajo negó con el rostro soltando un suspiro antes de reincorporarse frente a ella - ¿No Acabas de ver la escena? Ese viejo es tan tacaño que parece ser que en su tumba guardará todo su dinero – Negó con el rostro una vez más, algo decepcionado a sabiendas de que sería regañado por llegar hasta donde el patrón sin siquiera una miserable moneda o billete arrugado…- Pero creo que si eres capaz de negociar con él podrían llegar a un arreglo – Alzo los hombros algo dudoso – Puedes seguirme, te llevaré con él así podrán hablar sin que me regañe por no llevarle nada – Entonces hizo un ademan invitando a la fémina a que le siguiese donde se encontraba el viejo Kusko. La sorpresa para la pareja recién formada cuando llego donde el viejo no fue grata en todo caso, el pequeño grupo se encontraba rodeando al anciano quien por otra parte estaba siendo amenazado con un arma de filo situada en la yugular, este lejos de temer por su vida o cualquier cosa similar esbozo una sonrisa retadora al sujeto de mirada sería que no paraba de hablar…- ¡Je!... No tengo miedo a que un sucio pirata arrebate mi vida, pero no obtendrán lo que han venido a buscar y si son un poco inteligentes sabrán que es lo que les conviene – Dio un paso hacia atrás marcando apenas una distancia pequeña con el otro…- Les diré algo, quien logre dar un castigo a este parlanchín tendrá la información que quiera – Soltó la oferta al aire, solo que los otros campesinos no estaban interesados en meterse en ese asunto, solo quedaba ver cuál era la reacción de los pocos visitantes y la mujer rubia.

ZONA ESTE
Metal Corp Fusion

Dichas las palabras con las que normalmente envolvía a las personas para atraerlas a su mercado de armas Steel extendió su mano estrechando la del uniformado, le dedico una sonrisa que normalmente vendía y con una blanca sonrisa sacudió el brazo de su homólogo en un saludo algo efusivo, pronto le libero y cuando le escucho hablar comenzó a caminar entre las personas que estaban comprando en su establecimiento, moviendo el rostro en el momento justo para indicar al rubio que podía seguirle…- Esas cosas no venden mi querido amigo… ¿Cuál es tu nombre? – De un comentario paso a formular una pregunta, sin dejar de avanzar a un ritmo algo apresurado ahora entre los pasillos del recinto que se encontraban inundados por el olor a la pólvora y el metal fundiéndose – Aunque ahora que lo pienso…- Se detuvo por un momento recargando su cuerpo por el hombro en uno de los estantes que sostenía una considerable cantidad de fusiles reclinados…- Vender armaduras podría ser bueno para el negocio, nada garantiza que vivan o mueran, espero que no te importe que tome tu idea – Reanudo su andar mientras observaba a todos los presentes gracias a su periferia visual, hasta que después de unos minutos llego a su oficina acompañado del aún sin nombre acompañante – No seas tonto amigo, no puedes pagar por toda la información, de eso vive y come la gente, pero te podría decir lo mismo que a tus amigos marines, solo si estás dispuesto a ayudarme con mi negocio – Esbozo una sonrisa lanzándose sobre su sofá predilecto, con los pies sobre un posa brazos vislumbraba con algo de cinismo al Teniente…- Necesito que vendas mis armas en la granja del viejo Kusko, hay muchas personas allí que también van por la criatura y puede que necesiten municiones, hay un carrito móvil repleto de armas, busca a alguien que te eche una mano y cuando termines te diré todo lo que necesitas saber acerca de donde se encuentra la criatura, y un pequeño plus claro – Le guiño el ojo, echó su cabeza hacía atrás y cerró sus ojos suspirando, esperando que sus palabras fuesen lo bastante claras como para que el contrario ya se hubiese ido a la encomienda.

Spoiler:

Al parecer el hombre estaba afligido. Su cuerpo débil y trabajado, soltó un suspiro que parecía haber venido desde los adentros. Parecía que lo estaban sobre trabajando, y, aunque no fuese necesariamente su problema, algo dentro de ella le decía que no estaba bien aquello. Que debía intervenir. Y aún así el hombre se "ofrecía" a ayudarla, llevándola hasta el sitio para que pudiese negociar cara a cada con el dueño de todo aquello. No tardaron en llegar cerca de lo que parecía ser el principio de una lucha. Un hombre sujetaba un arma en el cuello del pequeño y arrugado campesino, aunque este no parecía indefenso tampoco. Su lengua viperina ofrecía favores a cambio de que alguien "pusiera en su lugar", favores que, en el pensamiento de la rubia se podían conseguir sin recurrir a la violencia. Con tranquilidad, empujó al viejo, quedándo ella en frente de la espalda del desconocido. Su cara mostraba una sonrisa cálida, no era su intención asustarlo, pero la verdad es que tampoco quería que el campesino acabara lesionado. No intervino por las palabras que había escuchado, si no por que creía que era injusto.

-Hermano, hay muchas más formas de solucionar esto, ¿no? Al fin y al cabo estamos aquí para matar a la bestia, no entre nosotros. - su mirada buscaba la ajena, en un intento de hacer contacto. No era la más persuasiva, ni tenía mucho tacto a la hora de hablar, pero intentaría resolver lo mucho que podría sin recurrir a la violencia. Aún así, no le gustaban los hombres sedientes de dinero. No les tenía aprecio, ni les iba a defender más allá de lo necesario, aunque toda vida era importante en sus ojos. - Y usted, no debería jugar con la paciencia de los que vinimos aquí. - hablaba con el hombre de avanzada edad, más sin perder contacto con el desconocido que sujetaba el arma. Al fin y al cabo no sabía si se trataba de un amigo con poca paciencia, o un posible enemigo.- La verdad es que no te salvaría la vida de nuevo si no nos dices lo que ha pasado. - sonrió un poco de lado, aún mirando al espadachín, la verdad es que no estaba ahí para hacer enemigos, ni tampoco era muy propio de ella. Quería llegar a tener un chance contra el monstruo, y al parecer ese era el mejor lugar. Aquello era una misión personal, en la cual no dudaría en poner todo su empeño. Esperaba que el desconocido lo dejaría ir por ahora, porque si no, no tendría más miramientos. Aún así, jamás había participado en una lucha real, ni había tenido un adversario. ¿Sería él el primero?

En medio de mi curiosidad veo el comercio de armas que se da en Metal Fusion Corp, pero hay algo en especial que llama mi atención, y no es que sepa mucho del tema, pero mi intuición me dice que si la marina está interesada en algo es porque realmente está pasando algo interesante. Yo sé que los rumores de la bestia abundan en todos lados pero con los pocos días que estoy aquí es imposible saber algo que no sepan todos los turistas, por ello al ver que había un Marine en dicho lugar, y lo más extraño, verlo solo sin un escuadrón o al menos un compañero; me hace sospechar que él tiene datos que yo no.

―Perfecto, veamos que dice la marina. ― Susurró para mí misma vigilando sus movimientos mientras pretendo ser un cliente más tomando cierta distancia para que no piense que estoy siguiéndolos o intentando escuchar su conversación. Mis manos toman un arma de fuego lo que me hace fruncir el ceño, detesto estas armas además de que nunca supe como dispararlas adecuadamente. Entonces noto como el marine se acerca a quien parece el dueño de la empresa preguntando por armamento, espero el momento en que pueda decir algo referente a la bestia pero no creo haber escuchado nada de sus labios ¿Entonces cuál era su misión? Vaya que la intriga por la bestia era grande pero ahora incluso aquel marine también comenzaba a hacerme preguntas sobre su estadía en dicho lugar.
Ambos se movilizaron pasando detrás de mí mientras aun inspeccionaba las armas, o eso pretendo porque en serio que detesto tener estas cosas en mis manos y la única vez que logre disparar una de forma adecuada fue tras aquella puesta con Derian, la primera y la última, eso espero.

Mi mirada nota como entran en una habitación, genial ya no podré escuchar todo lo que se diga en ella, al menos no de forma discreta. Y fue así que me acerco al lugar rodeando un poco para encontrar una pequeña ventana posicionándome bajo de ella intentando escuchar lo más que pueda aunque apenas unas palabras sueltas llegan a mí y ahora entiendo que el marine busca a otro grupo ¿serán los que se rumorea que desaparecieron? Pero de todo lo que más me interesó fue la siguiente frase que apenas pudo ser audible. “ la granja del viejo Kusko, hay muchas personas allí que también van por la criatura “ En ese instante me pregunto dónde estará dicha granja pero antes de que pueda alejarme e irme de aquel lugar el olor a pólvora entra en nariz tan fuerte que al final termino estornudando fuera de la ventana. Demonios con eso yo sola me había delatado.