Muelles de "SQPANTS INC" | Arco 2.

Luego de que estos habían salido por fin de aquel edificio y habiéndose encaminado hasta el muelle asignado, prefería ralentizar un poco el paso para ir acorde a su acompañante. Greywolf, una mente calculadora era lo que caracterizaba su forma de pensar y haber conocido a November hacía que mucho diese que pensar, pues aún habían muchas pruebas para futuro para este sujeto si realmente podía lograr que le siguiese en su aventura. Entonces la prueba que ahora se les había puesto, pedía como objetivo el defender un par de barcos de Bob, no lo haría especialmente porque fuese agradable el hombre pez, de lo contrario, solo estaba interesado en lo que recibiría a cambio y en la posibilidad de conocer el sistema de trabajo de estos para un futuro hurto.

Aquel muelle de todos era donde estaban los barcos más grandes que estaban a propiedad del amarillento pescado parlante, estos parecían ser los mejores para la pesca por su resistencia y mayor capacidad de carga. Se identificaban como ”Canto de Riqueza 1 & 2” siendo uno el barco de color marrón con velas naranjas y el dos uno igual que el primero pero de velas amarillas. El muelle tenía se dividía en dos, con su paso fijo por donde podían descargar la mercancía de ambos barcos, en frente estaban algunos locales pequeños que parecían ser almacenes, tanto de herramientas y demás artilugios. Siendo dos caminos los que destacaban el mismo, el que estaba detrás nuestro el cual dirigía hacia la sede de la corporación y los muelles dos y uno. Y el contrario era el que estaba frente, el cual se perdía en la vista su final, uniéndose con otros caminos adyacentes para ir hacia la ciudad o merodear hacia la playa.

Descanse bajo la sombra de uno de los locales de enfrente del muelle, viendo entonces un tercer barco en su momento pareció ser del mismo modelo que los otros dos, pero este estaba destruido y partes chamuscadas y ennegrecidas, como si lo hubiesen quemado desde la superficie y el fuego empezó a arremeter al interior y alrededores. Ahora los trabajadores estaban reemplazando la madera quemada y astillada de la superficie, y sustituyéndola. Sin duda era el trabajo más fastidioso pues había que desarmar con cuidado para no dañar más de la cuenta las otras zonas. Esto solo hacía pensar que los que atacaron el barco fueron maleantes que planeaban quemar el barco pero fueron interceptados a tiempo. Aun así se veían más puestos en aquel muelle para más barcos, quizás los que ocuparían esos lugares igual fueron destruidos o estarían en alta mar.

Ahí estaba, en silencio recostado de la pared de aquel local viendo hacia en frente los magníficos barcos. – Podríamos hacernos con uno de esos al final. Pero su diseño es patético y no nos serviría… – Pensaba en voz alta, compartiendo aquella idea con su acompañante. Habiéndose asegurado antes de que estaban solos. Solo esperaba el momento de actuar.

Resumiendo, el enano decidió quedarse con todo y ofrecerles un “trabajo” bastante mal remunerado, pues dar una pista era una mierda de recompensa. De todos modos Mat estaba allí, ya había viajado, tenía un por qué, no debía desviarse de su objetivo, aunque era más que probable que en algún momento sus planes cambiarían, como cuando en aquella mini taberna improvisada en el sótano de la carnicería uno de los humanos le había lanzado miradas del tipo “te perdono la vida”, esta circunstancia fue casi un detonante para que sus planes dieran un vuelco radical. – Destruir, vale. -  Sentenció, levantando el trasero de su asiento. El pirata no dijo nada más, tan solo aceptó el encargo y salió de aquel lugar. Subió por las escaleras mal humorado, dejando tras de sí un rastro particular de arena. Cualquier persona que conociese bien al ángel sabría que aquel desprecio de Don K es muy probable que no quedase así.

Lejos de esperar a su “compañero” de aventuras, Mat empezó a correr en dirección al muelle. Tenía prisa, estaba claro, no tenía tiempo que perder. Su velocidad era notoria, atravesando puestos de comida ambulantes, golpeando y sorteando gente entre tanto. Cuando alcanzó los muelles se topó con que en ellos los barcos eran más de los que en un momento en su mente se había imaginado. Frente al pirata se abrían dos caminos, el muelle estaba justo en frente y dibujados frente a él tres barcos más uno completamente destrozado el cual parecía estar siendo retirado por unos trabajadores cualquiera. Matheo sondeó el lugar girando su cabeza lentamente, derecha e izquierda. En su izquierda almacenes, en su derecha algún local y más almacenes. Sus ojos se toparían con la curiosa figura de un hombre que vestía una armadura roja. Hizo caso omiso no sin antes liberar ligeramente una sonrisa. – ¡BOB!- Gritó, añadiéndole énfasis al colocar sus dos manos alrededor de su boca.

Su voz ruda, agresiva, acompañada de sus pintas, un pantalón playero corto y una camisa negra, también de playa, le daban una imagen particularmente curiosa, más si encima se le suma una cara de pocos amigos que poco pegaba con su vestimenta alegre. En su espalda reposaba una katana completamente negra, su luz brillaba por sí sola, era un arma ciertamente particular. - ¿Alguien sabe donde está? – Preguntó a la nada, lanzando su pregunta al aire para que pudiese ser respondida por cualquiera de los que completamente anonadados no le quitaban ojo. – Me han contado que no trata muy bien a sus trabajadores. - Suspira. Más de uno parece haberse dado cuenta de la cara del pirata, de que tiene un wanted. El miedo empieza a desplegarse lentamente, como el buen suspense. - Yo soy su karma, estoy aquí para darle una mala noticia. -  La ironía en las palabras del moreno se difuminaba por su movimiento de sacar la katana y depositarla en su diestra. Con ella apuntó a uno de los barcos que tenía en frente, no sabía si era uno de los que tenía que destruir, pero qué más daba, si no lo era acabaría con el siguiente y luego con el siguiente hasta que no quedara ni uno.

Que idiota aquel carnicero, ¿Quién no quería la recompensa de tener la bestia que come niños en su perta y llevarse la compensación de que el había cazado a la bestia? Eso era una cosa en la que yo no pensaría aceptar, analizando las cosas con detenimiento era bastante ventajosa para él, es decir, si yo fuera él y un extraño me dice que traería la cabeza de la bestia para que yo tomara renombre y dijera que había cazado a tal criatura, eso provocaría que todos los aldeanos me idolatrasen, no solo eso, también estaba el factor fama, que decía que si se propagaba esta historia por todo el mundo muchos vendrían a visitar mi carnicería y comprar la mejor carne que encontrarían en ninguna parte… aunque claro, yo no era ese tal Don K, y por supuesto, no es que yo le estaba siendo sincero en eso de matar a la criatura, tampoco en darle la fama a él, solo quería información y si he de engañar debo, pues tendría que hacerlo. No obstante el muy maldito también había rechazado la oferta del otro hombre, que viendo por mi mismo eso era mucha plata, me limite a seguir cayado cuando él comenzó a explicarnos aquello de destruir los barcos de un tal Bob, no es que me opusiera a eso, pero destruir barcos era algo que no era buen visto por piratas, es como si ese carnicero vendiera carne podrida, deshonor era aquella palabra.

No obstante las ganas de conocer más sobre la criatura me ganaban mas en todo caso, así que tuve que aceptar con aquella tarea, me levante junto al hombre que sería mi compañero en aquella misión, ¿Qué quería él con la bestia? No tenía idea y tampoco me importaba, lo observe salir y comencé a caminar también a la salida, sin embargo me detuve en seco y regrese nuevamente a la mesa para tomar el jarrón de ron que estaba en ella –Lo paga la casa- dije mientras salía de aquella habitación mientras bebía del liquido, sé que mi plan principal era emborrachar a los hombres para que soltaran las palabras e información mágica, pero conociendo que los planes se desviaban a otras cosas, ¿Por qué no disfrutar del alcohol que había pagado? Además, el viaje tenía que ser a otra zona de la isla, me tomaria varios minutos llegar al sitio e ir refrescado no era algo a lo que me iba a oponer. Observaba a las personas caminar, los mercaderes vender y uno que otros marines en el burdel de la ciudad, ¿No que ellos estaban aquí para la bestia? Aunque también era cierto que algunos con viveza se disfrazaban de marines para obtener un descuento en las cosas que compraban, yo nunca me veía con un traje de esos.

Al llegar a donde lo deseaba para mi sorpresa encontré al hombre que estaba conmigo en la carnicería, Buscaba a Bob, ¿Para qué? La misión no era esa en sí, era destruir los barcos, eso era por lo que yo estaba ahí, tampoco es que me detendría a decirle al hombre mis planes malvados para luego ejecutarlos, no obstante lo que estaba haciendo el hombre de cabellos negros me ayudaba bastante a pasar por desapercibido, las personas de alrededor se centraban en él y por lo tanto mi rostro se camuflajeaba lo suficiente para llegar hasta los muelles y caminar por ellos ¿Por cuál barco comenzaría? Suponía que era igual, había que destruir todos los barcos en este muelle, el primero, el último ¿Qué diferencia habría luego de que estuvieran en llamas? Subí a uno de ellos hasta estar sobre él y caminar un poco para encontrar la escotilla que me llevaría abajo.

Estaba a las expectativas esperando que algo sucediese para arruinar la calma de los trabajadores, recostado ahí esperando siquiera que ocurriese algo para poder distraerse. Mi compañero se mantenía en silencio así que supuse que no deseaba charlar, por lo que igual guarde silencio luego de suspirar con pesadez. No fue hasta que un hombre ruidoso vino a parar cerca de donde estaba, clamaba el nombre de Bob de una forma hostil, entonces ¿Este era el que andaba jodiendo? Bufe al separarme de aquel local. En mi cintura descansaba mi katana, así que me sentía seguro de poder lidiar contra este sujeto, así camine hasta ponerme en medio del camino de ridículo ser. – Él no vendrá. – Dije, callando las peticiones del hombre con simples palabras. Sin explicación alguna para justificar mi respuesta, no era necesario ni lo vi conveniente menos con un tipo bruto como el que tenía de frente, o eso daba a entender su imagen. Un guerrero que portaba una espada y la usaba como un mazo, más su rostro se me hacía un poco conocido a decir verdad.

Sin darle mucha importancia a esto pose mi mano en la empuñadura de mi katana, esperando entonces cuando realmente iniciase el enfrentamiento, ya que desenvainar su katana para solo lucirla no era de placer alguno. No tardó en llegar otro sujeto con mayor disimulo, más sereno cuya capucha no dejaba detallar su rostro, cosa que me hacía picar de curiosidad, a diferencia de este el primero si me resultaba algo conocido y quizás llegue a ver de reojo algún cartel con su rostro. – Largate. – Culmine, observándole desafiante y sin temor siquiera, mi rostro estaba alzado y mantenía una figura imponente, sin mostrar temor a lo desconocido más estaba realmente preparado para lo que este pudiese hacer.


Apenas unos diez metros nos separaban, pero era el suficiente para que la pelea iniciara si insistía en tal idiotez, en caso contrario y este se retractase entonces el días sería más que fructífero, más aún quedaría la misión de averiguar quién le envió por lo que tendría que incitar a la primer opción. Cerre mi mano sobre la empuñadura, dando advertencia de que estaba realmente preparado, a pesar de que el otro ya tenía en su mano aquella espada yo aún esperaba mi momento de actuar.

Cuán grande se puede volver un día, por mucho que pequeño inicie. Matheo se encontraba en aquella plaza, con su arma en la diestra, los barcos a unos 20 metros de distancia y con la clara intención de llamar la atención, por eso había ido a la isla, por eso buscaba la información, por eso lo hacía todo. Pronto tardó en reaccionar el mismo tipo de vestimenta antigua, quién con total soltura se posicionaba justo frente al espadachín. Dos hombres con armas punzantes se apuntaban el uno al otro, momento que fue resquebrajado por las palabras del nuevo en la escena, alegando que Bob no vendría, a tomar por culo el plan de llamar la atención. – Si te soy sincero dudaba que preguntar por él le hiciera salir. -  Respondió, con ironía, tomando como estúpidas sus palabras.  Por otro lado el compañero de Matheo se estaba infiltrando, algo que no le importaba en lo más absoluto al pirata, pues este parecía tener claro que había llegado a un punto en el que ir a escondidas no sería su estilo, jamás. - ¿Largarme? – Suspira mientras avanza, lentamente. – Has sacado tu arma, ahora solo puedo matarte. -  Son cuatro pasos los que da, en ese momento el quinto es una zancada grande que le impulsa unos dos metros adelante.

Mat levanta la katana cuando tan solo les separaban unos dos metros, dejando caer esta con mucha fuerza. Parecía estar dejando una nula defensa, como deseando que aquel encuentro se tornara más físico de lo que se podría esperar en una batalla con espadas o en su defecto, como un hombre con un arma que no sabía usar, atacar sin pensar en defenderse, menuda locura. Como dato curioso, mientras el moreno avanzaba, su pecho parecía haberse estado inflando, ¿Qué era eso? Se había inflado rápido, aunque gracias a la abierta camisa que vestía pasaba bastante desapercibido, sin embargo era algo que sucedía ante sus movimientos.

El caso es que Mat lanzaría un espadazo con mucha fuerza que de impacta en el cuerpo de su rival, caería justo en su hombro, además de que en el supuesto de golpear, sería más que probable que se llevara parte del brazo del muchacho. Un ataque simple es lo que parecía, su rival un tipo seguro parecía, pero las cosas no son siempre como parecen, un dicho que se podría aplicar perfectamente para la vida de Matheo, algo que resuma perfectamente su modo de vivir y actuar ante las adversidades.