¡Ayudaaaa! Pasado Enden.

-Hora 10 am. Puertos de Loguetown.-

¡Realmente me siento feliz!  -¡Hogar dulce hogar!- Decía con gran entusiasmo mientras veía como me acercaba a la isla desde la punta del barco. -¡Oye! ¡Maldita sea había un polisón!- Decía un hombre entre dientes cuando finalmente se dio cuenta de mi presencia, en ese momento comencé a sonreírle para acto seguido guiñarle un ojo  y sacarle la lengua. –Bleee. No te lo tomes tan enserio, además, esas patatas… ¡Saben horrible!- Luego soltaba carcajadas, incluso colocaba mis manos en mi estomago al reír, el hombre quien en verdad estaba enfadado comenzaría a buscar su arma –Ya veras maldita mocosa. ¡Te enseñare modales!- Creo que esta vez si habla enserio, la verdad se le ve molesto pero que esta…. ¡Espera! ¿De verdad piensa dispararme? - ¡QUEEEE?¡ ¡¿ENSERIO VAS A DISPARARME?! ¡Que va! Solo eran unas sucias patatas.- En ese momento al escuchar el clic del arma cargando vi que iba enserio. -¡Rayos!- Por suerte mia finalmente el barco había llegado cerca del muelle, por lo que concentre mi fuerza en mis piernas para impulsarme hasta el. Había aterrizado en el borde de la madera, incluso movía mis brazos hacia adelante para equilibrarme, estaba a punto de caer hacia atrás pero no fue asi. –Fiu… Estuvo cerca.- Decía pasándome mi mano por mi frente, el hombre comenzaría su pataleo. -¡Maldita mocosa! ¡Ya verás! ¡Me las pagaras!-

-¡Sayonara iluso!- Decía corriendo con una gigantesca sonrisa muy gentil mientras movía mi mano en señal de despedida, ahora, debo reflexionar seriamente esto, pues estuvo cerca, pude haber muerto, debo ser más cuidadosa a la hora de… -¡Pastelillos!- Dije al ver una tienda de pastelillos, y no era cualquier tienda, era una que solía a visitar con mi amiga Jim cuando crecimos juntas en esta isla, recuerdo que me escapaba de las garras de mi familia para poder venir al pueblo. –Rose, no debes asociarte con los sucios humanos. ¡Bleee!- Decía haciendo una voz como la de mi padre, no se ni donde estará ese idiota y no me importa tampoco, realmente amo los pastelillos. Había pasado un rato, la señora no me reconoció esta muy viejita, pero aun así no me interesaba eso. –Ñaun que riukuo- Decía comiéndome un pastelillo de un bocado entero y hablar con la boca llena.

[color=#006600]-¡Hey!... Mira bro, ¿No es esa la  chica rica que dejo a su familia?-[/color Decía un tipo de mala pinta que tenia rato observándome, esas cosas me ponen muy incómoda… -Si… Creo que si, he oído de ella. Mira su arma… Debe ser ella, si no  mal recuerdo, la chica lleva una guadaña enorme, no crei que fuera tan enorme. ¿Qué hacemos Aniki?- El hombre comenzaría a sonreír y sacaría su espada. –Solo sígueme, nos divertiremos con nuestra linda amiga “Red rose”- Decía el hombre quien se pararía enfrente de mi bloqueando el paso. -¿Disculpa??? ¿Te molesta??? Digo, estuas atravesuado.- Decía comiendo otro pastelito de manera despreocupada, aunque en el fondo no me sienta bien como me miran ambos. –Si, si me molesta, pues tu eres una linda princesita que quizás valga algo.- El hombre tocaría uno de mis mechones de cabello de manera sádica… Yo me aleje de manera repentina, incluso se me cayeron los  pasteles. –HAHAHA que buen chiste chicos… Saben que… Yo.. Yo mejor me retiro… – Daria la vuelta y comenzaría a caminar apresuradamente, mediante me daba cuenta que me seguían con mas velocidad comencé a echar a correr a todo lo que daba… Dios, por que a mi… ¡MIS PASTELITOS!

Anki era muy seco y parece que poco le importaba lo que sucedía, incluso no oponía resistencia a mis tonterías… -De verdad das miedo…- Decía tras ver como este fue arrastrado como si nada, aunque bueno, tal vez logre hacerlo feliz mostrándole el placer oculto de los pastelillos. Finalmente habíamos llegado a la dichosa tienda, el hombre de cabellos blanco se levanto. Antes de poner un pie, podía ver mis anteriores pastelitos, los cuales deje caer por huir de aquellos idiotas. Agache mi cabeza sumergida en una tristeza total, pues… Pobres delicias azucaradas, jamás pudieron llegar a mi paladar… Y dicen que yo soy la criminal. –Aniki, cuando pruebes un pastelito de crema de limón, vas a atesorar este día por siempre. ¡Como el día en que Rose te salvo de tu vida con cara de perro!- Se que el ha sido muy paciente y no va en su naturaleza, pero los pastelitos son como una religión, tengo la misión de llevar tales delicias a las pobres y solitarias almas como mi  Aniki.

-No ustedes otra vez…- Decia agachando mi cabeza y encogiendo mis hombros totalmente frustrados, pues, habían vuelto aquellos 2 ademas de que trajeron compañía. –¡Oigan! ¡Idiotas! Hablare claro. ¡No permitiré que me arruinen otro pastelito, y tampoco la oportunidad de darle a  mi aniki el manjar de la gloria!- Tomaba mi arma la cual  estaba ajustada a mi espalda, pegando la el extremo final de la guadaña al suelo, de manera que la punta en forma de media luna mirara al cielo. –Esta vez no permitiré mas abusos de ustedes. ¡Es en serio, los voy a lastimar si siguen!- Para ser honesta… No se si pueda con ellos, y se que mi aniki terminara golpeándolos, pero quiero golpearlos también, aun no me desquito de lo anterior. -¡Maldita mocosa, devuélveme mi reloj!- Decía el que había sido golpeado en el estomago, para luego yo sacar el reloj. -¿Hablas de este reloj? ¿Para qué quieres mi reloj? ¡Ven por el!- Dije guiñándole el ojo. El cazador comenzaba a ponerse rojo de la ira. Los demás estaban parados rodeando a Eden, prepotentes y confiados de su numero y quizás fuerza. –Cuidado con el peliblanco, es un poco rudo, pero nada que un grupo de 12 hombres no pueda manejar… Yo me encargare de la chiquilla.-

Me molesta que me subestimen de verdad… Y más aun a un hombre a quien le atravesaron el cráneo y sigue como si nada… De verdad, cortare a la mitad a ese bastardo por molestarme. Sujete la guadaña por  la mitad del palo, pues esto haría que el filo en forma de luna quedara a un metro de mi. De manera, que así busco elevar mi defensa. La media luna del filo apuntaba de derecha izquierda, de manera vertical. Mis piernas estaban un poco flexionadas, estaba lista para lo que viniera. El hombre vendría a atacarme con un clásico ataque de espada de arriba hacia abajo impactando con fuerza en mi arma. Retrocedí un poco, realmente tiene fuerza, total, está usando ambas manos, pero…No por nada estuve navegando de islas en islas entrenada por uno de los mejores revolucionarios en armas blancas de todo tipo. -¡Pagaras lo de mis pastelitos!- Simplemente, quite el arma haciendo que el hombre clavara su espada al suelo. De manera que giraría sobre mi eje de derecha a izquierda, para terminar golpeando su costado derecho con el extremo de la guadaña donde esta esta pegada al palo. Esto considerando el giro tan rápido, provocaría un gran impacto. –Espadachines, siempre se confían de sus armas.- Una guadaña puede ser usadas de tantas maneras, no le quito prestigio al arma, solo hay que saber usar. Es una tacica simple, siempre me atacan de esa manera. La gente suele cuidarse mas del filo en forma de media luna, pero no entienden que la guadaña tiene muchas otras formas de uso. El hombre habia sido impulsado hasta golpear la pared que estaba a unos cuantos metros, quedando totalmente fuera de combate. Comenzaba a girar mi guadaña para hacer efectos épicos con ellas y terminar asumandola detrás de mi, colocándome en posición de pelea. –¡Pateémosles el trasero Aniki!- Uno a uno es mas fácil para mi, aunque 12 …. ¿Cómo lo habrá manejado o manejara mi aniki?

Eden no era el tipo de persona que se molestaba con facilidad, de hecho verle realmente enfadado era algo atípico, empero, aquella situación ya le estaba hartando, sujetos que se pensaban alguna especie de vengadores malvados y que amenazaban en masa a un pobre sujeto frente a una tienda de pastelillos, peor aún, estaban asustando a la gente que poco a poco volvía a retirarse, ¿acaso no iban a dejar que el día transcurriese con normalidad?, una niña rara y noble, unos sujetos malvados y tontos, pastelillos que no se le antojaban y encima seguro que llegaba la policía para hacerle un problema. -Vale…ya me estoy cansando- comentó tocando su sien en un claro gesto de intentar tranquilizarse, algo que le fue imposible ya que inesperadamente todos los hombres se lanzaron a la vez y le atravesaron por todos lados comenzando a reír y adjudicar que le habían dejado como un queso.

-Saben, he conocido gente molesta, pero ustedes sin duda la han superado- la voz del peliblanco hizo que varios de ellos generasen una enorme mueca de sorpresa volteando a verle, los ojos del chico estaban cubiertos por su cabello y su postura algo encorvada, pero en su voz se notaba el hastió -Entonces, les voy a enseñar a no molestar a la gente- se formó una sonrisa macabra en su fas generando cierto temor en algunos, aunque otros todavía tercos intentaban seguir apuñalándolo sin ningún resultado. Por primera vez en mucho tiempo Eden sujetó su katana izquierda oculta debajo de sus ropajes y la sacó con lentitud permitiendo que el sonido del desenvaine se hiciese presente -Espero que tengan ropa interior, que sino esto va a ser un poco vergonzoso- y apenas acabar ese dialogo hubo un par de cortes a enorme velocidad que fueron imposibles de observar para el resto de personas presentes.

Silverman envainó con lentitud su katana y en apenas un segundo casi todos los enemigos cayeron al suelo con cortes en su pecho, no estaban muertos, tampoco había querido hacer eso, pero estaban cuando menos suficientemente heridos como para no volver a pelear en una buena cantidad de tiempo. Solo había sobrevivido un sujeto que más por suerte que por habilidad se había arrojado al suelo y gateado hasta alejarse unos dos metros del chico, además, al parecer la niña ya había acabado también con su rival, probablemente era mejor dejar que ella tomase algo de crédito contra sus agresores y se desquitase con ese sujeto, no era algo habitual en él, pero le habían hecho enojar. -Oye, creo que puedes encargarte de este sujeto- se giró para sujetar un pastelillo de limón precisamente y dejó una moneda en el mostrador -El premio es este pastelillo, seguro lo quieres, ¿no?- lo arrojó al aire y lo cachó un segundo después con una sonrisa más amable, nuevamente estaba tranquilo.

Debido a la situación no se había dado cuenta que unos cuantos transeúntes atemorizados ahora corrían buscando a la policía o en su defecto a la marina, al perecer aquel día era algo bastante inusual, pero estaba comenzando a creer que todo tenía un sentido a la larga, tal vez conocer a la niña noble era una señal, el cambio siempre era positivo de alguna forma, al menos eso era lo que siempre repetía su maestro cuando trataba de explicarle alguna situación poco usual.

Daba unos cuantos pasos para alejarme lo suficiente de la pared. Cabe destacar que me encuentro de espaldas a la situación de Eden, y estaba muy concentrada en mi objetivo. Comenzaba a girar mi guadaña con una técnica y habilidad sorprendente, se que no se saldrá de mi mano, soy buena manejándola de esta manera. –Bien… ¡Es hora de patear trase…- Decía mientras me volteaba con una pose épica además de apuntar con mi arma, y darme cuenta que Eden los había derrotado a todos. Los cuerpos se encontraban tirados en el suelo, además con marcas en sus pechos, el hombre se veía tranquilo y sereno como siempre. Me quede inmóvil y anonadada por un segundo, hasta que volví a la tierra. Mire fijamente al peliblanco con una cara de … ¿Qué? Pero luego ladee mi cabeza y ate nuevamente mi arma a mi espalda para correr a el y saltar hasta el frente  de el. -¡Genial Aniki! ¡Eres tan genial y tan guai!! – Mis ojos brillaban como los de un niño al ver a un super héroe, de hecho, tenia una sonrisa de niño ilusionado y miraba desde todos los ángulos a Eden. -¡Ya lo entendí Aniki! ¡Eres un súper héroe! ¡Eres demasiado fuerte y genial!-

Comenzaba a picarlo con mi dedo nuevamente en el brazo y las costillas, lo hacia con una cara de duda y pensativa. –Mmmm La verdad no te ves muy fuerte o peligroso, de hecho, creí que eras un bueno para nada por la forma en que te tumbaron de la silla…- Luego recordé el momento de las escenas de ser atravesado y bueno… No pude evitar picar su mejilla con mi dedo índice. -¿Eh? Pareces normal la verdad. Mmm Me pregunto si te atravieso….- Comenzaba a mirar mi guadaña, para luego soltar una risilla. –hojojojoj ¡Es broma es broma! No te atravesare… ¿O tal vez si?- Luego escucharía al tipo que se nos escapo, que anteriormente mi aniki me previo de el. -¡Cierto! ¡El sujeto!.- Saque mi guadaña nuevamente y lo golpee de la misma manera que golpee al anterior, solo que en la cabeza, con la parte sin filo del arma, la misma es la base que conecta con el palo.

Había quedado finalmente derrotado, creo que no se movería por un tiempo. –¡Mi pastelito! ¡Dámelo! – Intentaba agarrarlo, pero decidí improvisar, y tome uno nuevo del mostrador dejando la billetera de uno de los cazadores. –Es tu turno Aniki.- Manche su rostro con una tarta de limón entera  y Salí corriendo. -¡Tonto!- Me reía como si se tratara de un juego… ¿No irá a matarme por eso o si? Oh no que he hecho… Apreté el paso asustada, la verdad imaginarme el rostro frio y oscuro de mi Aniki era aterrador… Y mi arma no le haría daño alguno. Se  podía sentir en la lejanía un pequeño grupo de hombres vestidos de blanco y con el emblema de la marina. Parece que los problemas vienen. -¡Aniki! ¡Sera mejor que salgamos de aquí!- Comenzaba a correr con un rostro gentil extendiendo mis brazos como si volara, además de tener un pastelillo en la boca mientras lo hacia.

Nunca se había vislumbrado como un súper héroe, pero ahora que la niña se lo estaba comentando creía que no estaba del todo errada, le gustaba pensarse como un hombre de la justicia, aunque la misma podía tener muchos matices. -Creo que podrías tener razón, soy genial- asintió complacido y bastante conforme con el comentario, ser humilde era algo que su maestro siempre intentó enseñarle aunque no podía evitar comportarse de forma altiva de vez en cuando, hasta el punto que ahora mismo en su imaginario se podía vislumbrar con una capa roja parado sobre un edificio siendo el símbolo de la protección para aquellos que vivían generalmente hostigados por la delincuencia y la violencia sin sentido, habría sido buena idea ponerse algún mote genial como “súper Eden”, eso sonaba genial, ¿por qué no se le ocurrió antes?, las buenas ideas siempre le llegaban en los momentos menos esperados.

Sin embargo, todo se esfumó cuando la chiquilla comenzó una vez más a picarle por todos lados y a decirle que no se veía demasiado fuerte, de hecho, hasta le comentó que en un inicio parecía un bueno para nada, algo que antaño le comentaron una que otra persona. -Ya…claro- su rostro se tornó de nuevo aburrido y se desinfló un poco agachando la cabeza en señal de derrota, era usual primero sentirse en las nubes y eventualmente descender a la realidad, no era más que un chaval que pretendía ser un sujeto justo, alguien que estaba por la vida tomándose las cosas con humor y en gran parte de las veces hasta con menos seriedad de la que otros adjudicaban. El comentario de la guadaña y atravesarlo no se le hizo relevante, solamente se mantuvo ahí inerte pensando que un día debería cambiar esa apariencia de un bueno para nada, cierto reconocimiento debía tener y no quería que fuese precisamente el de un tarado.

Sin darse cuenta el pastelillo que tenía ya estaba en el suelo, así que cuando la niña le pidió el mismo ya no pudo dárselo, empero, no tuvo mucho tiempo der reaccionar pues apenas levantó aquello su rostro fue manchado con un pastelazo en todo el rostro, algo que le hizo poner una cara de cierto enfado notando como la chica salía corriendo como si todo eso fuese una broma -¡Ven acá!- con ambas manos limpió su rostro y estuvo a punto de salir a toda velocidad tras ella, pero pisó el pastelillo del suelo y cayó estampándose contra el pavimento, obligando esto a que se levantara y entonces comenzará ahora sí con la persecución, pero la niña ya llevaba cierta ventaja.

Ya estando a punto de atraparla la chica giró y cambió de rumbo, algo que le hizo detenerse y observar a unos miembros de la marina yendo en esa dirección. Volvió a empezar la persecución alcanzando a la pirata en el puerto tras unos minutos de camino -Parece que no eres tan rápida como piensas- le dijo una vez cerca de ella, no le iba a generar ningún daño, después de todo tampoco se necesitaban tomar las cosas de manera tan personal -Oye, no me has dicho todavía tu verdadero nombre, tampoco el de tus padres- se adelantó un poco observando a la distancia su barco, ya todo estaba listo prácticamente, solo faltaban un par de detalles -No te preocupes, no estoy interesado en llevarte con ellos, solo tengo curiosidad-.

Uy… Mi Aniki de verdad se enojo, siento que terminara golpeándome muy fuerte o dejándome como a esos cazadores. -¡Aniki cálmate, solo bromeaba!- Decía al ver al peliblanco venir a gran velocidad hacia a mi, pues, a demás de fuerte es rápido. Siento que hacerle enojar no es algo que se deba hacer, pero yo solo estaba jugando. ¡Va! Aniki es un quejica. Luego de un rato de carreara notaria que detrás de nosotros, el lugar donde estaban esos tipos, había llegado la marina. La marina, decido hacerse cargo primero de esos sujetos, al parecer, tenían tiempo usando su titulo como cazadores para extorsionar a otros. Yo seguía concentrada en salir de ahí, tanto por ellos como por mi Aniki. -¡Waaaaa! ¡¡¿De donde saliste?!!- Grite con mucho pánico al notar a mi ANiki a mi lado y además que este me habia hablado, no se en qué momento había llegado, pero es bastante hábil Y eso me asusta. –Aniki… Realmente eres aterrador… Las armas no te hacen daño, no te gustan los pastelitos y eres muy fuerte además… Qué bueno que no eres un cazador o Marine, o ya estuviera totalmente en serios problemas, camino a impel down.- Terminaría soltando una pequeña carcajada después de ello, la verdad, nunca he visto a un oponente a si de fuerte, así que no tendría ni una pisca de oportunidad.

Mientras corríamos, habíamos tomado buena distancia, nuestra meta era la misma el puerto… MI aniki aun seguía con aquella duda, la verdad, no le di muchos detalles, pues solo dije sobre ser parte de un linaje real, mas nada sobre el apellido… Uno tan poderoso y famoso que es capaz de marcar mi vida desde el momento en que nací. Me sentía un poco incomoda al tocar el tema, pues no estaba del todo segura, no sé cómo reaccionara mi aniki… -Posiblemente conozcas de ellos… Son una de las familias más temidas… O eso me dijeron a mi cuando estuve con la revolución.- Decía de manera más seria, con un semblante caído. –Yo no conocía muchos detalles del negocio de la familia, o como los veian otros, ya que nunca se me dejo saber del mundo exterior. – Supongo que estoy hartando a mi aniki con mis tontas historias… El realmente solo quiere oír mi apellido… Supongo que… Puedo contárselo. –Mi nombre es Ruby Van Straim Rose…. La hija menor de la familia Van Straim… Conocidos mundialmente por su labor y desempeño hacia el gobierno mundial… Y … - No pude terminar de decir la  última parte, realmente no podía, es una verdad tan poderosa que ni yo sabía, hasta que me junte con los revolucionarios. No tengo mucha fuerza de ello, no quisiera que mi Aniki cambie conmigo… Mi semblante estaba realmente caído como mis ánimos.

Finalmente, el nombre completo de la chica rara emergió, la verdad no le sonaba de nada y tampoco el apellido, aunque ella adjudicaba que era una familia temida y poderosa en la mano del gobierno, algo que no era de extrañar pues en esa institución existían muchos grupos de cuidado. -La verdad no me suena, pero vale- si de algo carecía Eden era de interés por la vida de los nobles o por la vida en la ciudad de Mariejois, una leyenda entre muchos, un verdadero erial de tranquilidad y lujos, algunos soñaban con vivir un día en ese sitio, alejado de todo conflicto, tan protegido que ni siquiera el mismo Gold se atrevía a lanzar un ataque directo, era casi como pensar en un cielo terrenal, donde los problemas eran irrelevantes a sus habitantes y donde cualquier exceso era algo cotidiano, sin duda, seguía sin entender la real motivación de Ruby para escapar de un sitio como ese, pero respetaba su idea de libertad, mientras no la llevase al extremo de dañar civiles como tantos otros piratas.

-Sigo sin entender cuáles son tus razones para alejarte de tus padres, de tu familia y sobre todo de un lugar como Mariejois- en ese momento buscó en sus ropas y sacó un nuevo cigarrillo para encenderlo con total calma exhalando el humo y observando al horizonte donde ya varios navíos de carga se iban aproximando, después de todo Loguetown era un centro casi obligado para cualquiera que habitase en los Blues, un sitio de historia y con alta seguridad -Pero, respeto tu decisión, supongo que todos tenemos derecho a elegir lo que queremos ser o hacer, empero, no olvides que toda decisión tiene una responsabilidad- le recomendó tomando un poco de seriedad en el asunto, pues se notaba a leguas que ella no estaba jugando con esos temas.

Sacó entonces una pequeña libreta, algo usual en él, le gustaba anotar cosas relevantes, para algo le encantaba la historia del mundo, aunque todavía era un tipo bastante común en cuanto a conocimientos de ese tipo, pero algún día sería un hombre importante en ese rubro, esa era una de sus metas al menos en esa etapa de su vida. En fin, anotó algo en una hoja y la arrancó, era su clave Den-Den para que ella pudiese contactarlo si algún día se le apetecía, no era usual que la diese a piratas, de hecho ella era la primera, pero lo había hecho por algo en especial, la niña era eso solamente…una niña, podía tener sus detalles como todos en la vida, pero no era una criminal, solo alguien que deseaba elegir su camino fuera de las “leyes” familiares, en otras condiciones eso no habría sido tanto problema, pero si sus padres eran nobles mundiales seguro que las cosas ya no eran tan simples. Respecto a la armada revolucionaria…prefirió no tocar el tema, no le agradaban del todo, aunque consideraba que luchaban por algunas causas justas, pero ciertamente, no creía que fueran tan buenos como pretendían ser.

-Ahora, te recomiendo salir de Loguetown, esta es una ciudad marine, hay agentes del gobierno y muchos cazadores pasan para recibir pagos o provisiones, si te quedas mucho tiempo tendrás graves problemas, y no siempre estaré para salvarte el trasero- con eso comenzó a reír, le daban risa las palabras un tanto obscenas y trasero cada vez que la repetía se le antojaba harto gracioso. Por su lado, su plan era tomar su navío y lanzarse a la mar, había recapacitado y no tenía sentido quedarse un día entero en la ciudad sin hacer nada.

Muchos me han insultad hasta por oír mi  historia, burlado o  humillado. Mucho  creen que soy la chica más tonta y descerebrada del mundo por haber escogido este camino. Muchos susurran mi nombre no solo como una noble pirata, si no también, como la chica mas estúpida de todo el Grand Line… Pero.. ¿Saben algo? No me importa, no me importa lo que digan o lo que piensen, realmente nadie ha estado ahí, ninguno de ellos han estado ahí como para decirme que hacer o que pensar. Supongo que los Nobles Mundiales no son los únicos que te quieren inculcar sus pensamientos a la fuerza.

-Me da risa…- Dije con una voz muy baja. –Todos acusan a los Nobles por ser predominante ante todos y engreídos pero… Desde que Sali al mundo, me he encontrado personas como  ellos. Personas que me han criticado y cuestionado asi como ellos… Por esas cosas me hice pirata, pues, por que realmente todos me parecen mas de lo mismo, queriendo imponer y hacer con sus reglas, matando la pasión y el sentimiento  de sentirse bien al hacer algo por uno mismo..- Palabras serias que quizás el peliblanco jamás pensó que saldrían de mis labios. Realimente es la verdad, es la razón de lo que creo y pienso de cómo es el mundo en total. Supongo que es común que termine asi luego de hacer amigos, pues, todos siempre quieren saber de mi y termino sacando viejas heridas que la verdad quiero dejar atrás. –Puede que algún dia, en un momento adecuado te lo explique bien, creo que asi podrías entender, al menos eres alguien de mente abierta… Solo te diré, que no me agrada estar con gente que humilla y manipula a otros a su conveniencia. Como si de ratas o perros se tratase.- Supongo que ese pequeño resumen seria suficiente para que el peli blanco comprendiera mi situación.

Finalmente habíamos llegado al puerto, supongo que aquí s dividen nuestros caminos. Veía como el chico anotaba algo en un pequeño papel, para luego entregármelo y notar que era su código de Den Den. Mis ojos comenzaron a brillar, eso significa que mi ANiki confía en mí, y ahora somos amigos de verdad. –Aniki… Yo…- Realmente casi se me sale una lagrima, pero aprovecharía el momento para acercarme al joven dándole un fuerte abrazo, uno cálido… Estaba tan cerca del. Luego, comenzaría a alejarme lentamente. -¡Eres el mejor Aniki! ¡Espero que nuestros caminos se vuelvan a  reencontrar pronto! ¡Ya veras como mi recompensa subir tanto que todos sabrán el nombre de RED ROSE!!!-  Finalmente, termine pillando una  nave de mercaderes que partía, decidí darle un poco de dinero con tal de que me llevasen. Antes de subir decidí detenerme y voltear a hablarle a Eden. -¡Oh! ¡Por cierto Aniki, debo decirte algo! Un consejo que te ayudara mucho. Cuando una chica linda  y extraña decida abrazarte. Significan dos cosas.- Levantaría mi dedo índice señalando el numero uno. –Una, que le gustas, y realmente se siente cómoda al abrazarte. – Luego levantaría el segundo dedo marcando el dos. – Dos, necesitaba una excusa para acercarse.- Luego mostraría la billetera del Peliblanco seguido de una risita picara. Subiria al barco el cual comenzaba a  alejarse y despedía con mi diestra. -¡Adios Aniki! ¡Se que no me olvidaras! ¡Esfuérzate y cuídate mucho!-