¿Encuentro casual? [pasado]

~ Déjalo, no soy el pirata al que más debáis secuestrar... ~ Decía el peliblanco tras los 6 meses que tuvo de descanso. Recién había terminado de dejar a su compañera revolucionaria en el hotel mientras Kazama iba a comprar la comida. Pero era parado por un grupo de 6 criminales con la intención de secuestrar a Kazama y pedir los 65 millones que vale su cabeza ~ Je... Seremos nosotros quién lo decida ~ El samurái no dudó en contestar ~ Oh, eso sin duda ~ Decía con una pícara sonrisa malévola ~ Bueno, cuando queráis, aquí estoy ~ Decía abriendo los brazos en señal de rendición, aparentemente se iba a dejar golpear, cortar o lo que fuera. Pues ya les había metido a todos en la ilusión que Kazama era capaz de generar gracias a su Akuma No Mi con tan sólo que le mirasen el rostro ~ Eres un osado Señor... Kazama ~ Se acercaban en grupo rodeándole preparándose para una pelea, pero lo triste, para ellos, es que no iban a conseguir nada. Pues cuando fueron a atacarle, el peliblanco se deshacía en cuervos para dejarlos sorprendidos ~ ¿Qué? ~ ~ ¿Cuando a...? ~ ~ Pero sí es... ~ Tarde, muy tarde. Todos se cuestionaban que pasó. Pero para cuando quisieran darse cuenta, caerían inconscientes ante el poder ilusorio de "Kaz", siendo una diferencia de poder tan notable, que caerían al suelo desplomados sin poder hacer.

De modo, que Kazama saldría de un callejón al cual le llevaron para retomar su camino y dirigirse al mercado para comprar algo de comer. Pero lo malo es que en esta ciudad los piratas estaban siendo cazados constantemente, algo que sabía el samurai antes de llegar a la isla, pero que no pensaba que le pudiese suceder a él.

El mediodía no era su hora favorita, de hecho, por lo general esa era la hora en que Kaelia despertaba. Trabajar en la taberna trastocó su horario y jamás se preocupó por cambiarlo a no ser que hubiera alguna razón por la que valiera la pena arriesgarse a despertar antes.

Carga con la resaca de la noche anterior. La caza con Edén no salió como esperaban, seguía viva pero ahora era consciente que trabajar con alguien más no siempre salía como uno esperaba. "Si todos fueran como Tian..." Sopesaba mientras babeaba recordando esos momentos en que compartieron contacto físico, más del que el joven hubiera querido quizá, menos del que Kaelia deseaba realmente... Como fuera, comenzó el descenso por las calles aledañas a la posada donde pasó la noche. El viaje en barco la había dejado exhausta y curarlo con alcohol no había sido el mejor plan.

El sol le calaba en los ojos así que optó por hacerse con un sombrero con un lazo rosado para tapar su rostro del astro. Satisfecha por el aspecto todavía más infantil y femenino, prosigue justo a tiempo para escuchar espadas chocando contra paredes y suelo y gritos de confusión. Entre todo eso, vio a un hombre salir de un callejón con cara de estar bastante satisfecho consigo mismo. Observó sus bolsillos percatándose que llevaba una bolsa substancialmente pesada. Sus ojos se encienden, sus finos labios muestran una sonrisa y, decidida, comienza a dar saltitos como si se tratara de una niñita cuya idea de la vida estaba pintada de rosa y sabía a dulces. Con un descaro tremendo, aprovechó su habilidad para engatusar a cualquier y fingió caer "accidentalmente" contra el hombre.

- Perdone, qué vergüenza. ¡¡Ay no! ¡Perdone!

Con la cara en un rubor exagerado, corre como si acabara de arruinar su vida solo por caer. En su bolsillo, tintineaban las monedas robadas. "Y así es como se comienza un buen día"

Tras el incidente que acababa de pasar, el joven peliblanco retomaba su caminata buscando un mercado al cual comprar. No pasaron ni 2 minutos y Kazama observaba un puesto de frutas a unos 20 metros, pero curiosamente, sus caminares eran detenidos por el empuje de una niña ~ ¿Qué haces? ~ Decía con una sonrisa de educación, pues no sabía que pasaba. Al parecer se había chocado, pues pedía disculpas... No obstante, había algo raro en sus palabras... La habilidad de Kazama no sólo le permitía meter en ilusiones a la gente, sino saber si dicen la verdad o no. Y en esta ocasión sentía una falsedad en las palabras de la niña. Notaba desconfianza. Un sentimiento de inseguridad invadía su cuerpo ~ Qué raro ~ Decía en su mente. Pues que sintiera desconfianza con tan simples palabras... No sabía que le habían quitado dinero, pero causaba intriga como le había echo sentir esa niña ~ Oye, ¿Por qué te disculpas? ~ Decía amistosamente el peliblanco, que sin muy lejos, Kazama era un buen chico, noble y justo, no tenía un instinto asesino que muchos lo poseían. Aunque no quería decir que no lo tenía, pero su ira o ganas de dañar a alguien brotaban cuando él se sentía amenazado, pero ahora no era el caso. Pero si, con esta pregunta saldría de muchas dudas. Pues a raíz de lo que contara sabría si era mentira o verdad, pero claro, esa niña desconocía completamente los poderes del samurái, así que daba igual que dijera la verdad o la mentira, la deducción que iba a obtener Kazama de esta situación sería la misma.

Satisfecha con el resultado de los acontecimientos, Kaelia prosigue sonriendo pero lo detiene la pregunta del joven. "¿Que por qué me disculpo? No es evidente viejo estúpido? Acabo de golpearte." pensaba, lo que dijo fue distinto.

- Me disculpo por que lo golpeé.

Usó de nuevo el rubor para fingir ingenuidad y pureza, así solía engañar a los hombres. Sin embargo, dado que no se arrepentía de nada, la disculpa podía sonar vacía. Simplemente lo había chocado así que, tras explicarse, reanudó la marcha justo después de decir lo siguiente:

- Me disculpé por haberlo chocado. ¿No es lo que se espera de alguien en una situación así?

El hombre comenzaba a fastidiarle. Lo contempló con ojos inocentes mientras sentía el peso del botín en su vestido. Sin embargo, mientras estos dos perdían el tiempo con pláticas absurdas, del callejón salía el grupo de samurais que había atentado contra Kazama. Ahora los observaban enfurecidos.

- ¿¡No es esa Kaelia la peligrosa!?

- Piden poco por ella pero si nos llevamos a los dos seguramente nos ganemos un buen botín.

El grupo de cazadores sin suerte se lanza para atacar y apresar a ambos, a uno con fiereza y a la otra con menosprecio. Es gente sencilla, por tanto, poco más podría esperarse de ellos o su capacidad de raciocinio.

Kazama evidentemente hizo una preguntar muy absurda, sí, pero para él no. Pues podía saber gracias al poder de la Sakkaku No Mi si alguien era honesto o no. Si decía la verdad o no, si sentía de verdad lo que decía o no. Por ello le hacía una vez más la pregunta tan tonta. Y como esperaba... Falsedad... Sentía una falsedad en las palabras de la niña que no era normal. Sentía como las disculpas eran de mentira, así que algo raro había detrás de todo esto. No se fiaba de ella. Esa sonrisa dulce era mentira. Algo oculta ella. Kazama no sabía que podía ser, le picaba mucho la curiosidad y más con las palabras que dijo nuevamente la niña, si disculparse era lo que se hacía en ese tipo de situaciones. Esas palabras no hicieron otra cosa que generar más desconfianza con respecto a la niña ~ No lo se, yo no me suelo chocar con la gente ~ Decía aún con ese amable tono acompañado con un gracioso rostro que transmitía confianza. No sabía porque le había mentido, en realidad era porque le había robado unas monedas, las mismas con las que iba a comprar comida. Pero ya no las tenía, y tampoco es que se diera cuenta el peliblanco quien caminaba con su nuevo atuendo de colores oscuros.

Aquí había gato encerrado. La iba a detener para hablar seriamente con ella, pero de un momento al otro, unas voces se oyen por el fondo. Kazama escuchaba un nombre extraño. El propio samurai de pelo blanco se giraba ~ ¿Otra vez ellos...? ~ Inclinaba ligeramente la cabeza el usuario de 3 espadas mientras se masajeaba con los dedos de la mano derecha la cabeza en señal de cansancio. Esperó a que se acercaran lo suficiente para repetir nuevamente la misma operación de dejarlos inconscientes, ya que no dudaron en mirar una vez más al peliblanco ~ Bueno, retomemos la conversación ~ Decía una vez más con una sonrisa el peliblanco. Obviaba a los cazadores, ya que los derrotó en un momento y sin moverse. ¿Qué pasaba? Se cuestionaría la niña, pero antes de que le preguntara nada a Kazama, este sería directo con lo que quería saber ~ Veamos, eh... Has dicho que te disculpas por golpearme, pero... Se que me estás mintiendo, y en toda la cara... Y no me hace gracia porque algo has echo cuando me has empujado... ~ La miró de arriba a abajo con los hombres inconscientes en el suelo ~ Te lo voy a decir una vez... Que has echo para pedirme perdón y note que lo has dicho sin sentirlo de verdad... ¿Qué has echo? ~ Diría sin más, cambiando el rostro de Kazama a uno más serio y frío, dejando entre sus ojos de color azul cielo en lugar de su típica cara de simpático. Esta situación era una de las ocasiones en las que Kazama tenía que ser un poco más malo.

Off:

"Si este hombre puede adivinar cuando miento... Seguramente se lleve una buena sorpresa antes de lo que me conviene" Piensa tras haber visto como el hombre derrotaba a los tres cazadores con facilidad. Lo contempla de arriba a abajo fijándose bien en el estilo de pelea que ha empleado. Definitivamente, no es algo que quisiera enfrentar, muy a duras penas sabía usar los sables y no los llevaba ahora así que estaba en clara desventaja. Aquellos hombres portaban katanas pero, claro, un espadachín así podría anticiparse antes de que ella pudiera tocar siquiera una de ellas.

Tras haber sopesado sus opciones, decide ir por la vía fácil.

- De acuerdo, ten.- lanza la bolsa con monedas robada previamente hacia el pirata.- No vale la pena perder la vida por tan poco

Ya todo el asunto daba igual, de todos modos, como bien acababa de decir, el dinero no era suficiente como para siquiera iniciar una pelea, sin importar si esta tenía aspecto de darle un resultado positivo o uno negativo. Una vez se ha descubierto todo, lo señala retadora.

- Tus habilidades podrían sernos útiles. Ya que me has hecho perder mi comida del día con tu truquito, considero que me debes, al menos, un botín. Salgamos a conseguir dinero o armas. ¡Me lo debes!

Convencida de su discurso, lo mirará con fuego en los ojos como si exigiera que se recompensara por un terrible agravio.

Ante la actitud de Kazama, a quien sorprendía a más de uno por el camino de su vida, finalmente la aparente simpática chica llamada Kaelia, nombre que escuchó de los propios criminales, y con ese nombre no iba a ser el samurai de 19 años, quien observaba como la chica sacaba entre sus ropajes el monedero del usuario de 3 espadas ~ ¡Pero bueno! ¡Que astuta! ~ Se sorprendía el peliblanco, interceptando el monedero mirándolo con detalle para guardárselo. También escuchó las palabras de la chica, haciendo referencia a Kazama, quien podría matarla, algo que hizo que el samurai de carismático rostro se riera un poco ~ Si te sientes más tranquila, no te iba a matar de ningún modo. Y menos por unos míseros berries. Ja ja ja ja ~ Comentaba con un simpático tono, para escucharla una vez más, pero esta vez era diferente, se estaba haciendo la víctima, cosa que le hacía reírse aún más al usuario del Santoryu ~ Ja ja ja ja... Y que más, pero si querías robarme ~ Gesticulaba alucinando con la situación, pero era solo un paripé, la niña esa le había caído bien después de todo, pero claro, sino le interesaba el motivo desistiría, ya que si era sólo dinero y armas Kazama lo rechazaría, pues no era una persona tan simple y materialista ~ Je... ¿Dinero y armas? ¿Para qué...? ~ Al preguntar por las armas le pareció sospechosa ~ Antes de trabajar contigo dime quien eres, de donde vienes y esas cosas, de lo contrario no voy a ayudarte y si me mientes mucho menos ~ Si bien Kazama no era simple, era listo. Pretendía sacarle toda la información, ella si dependía de las habilidades del peliblanco, este, le iba a sacar partido. Ella le quería por interés, y que menos, que a ese interés, ponerle intereses ~ Si quieres que te ayude, tu te quedas el botín, pero me deberás un favor ~ Decía con un rostro amistoso. Estaba dispuesto a ayudarla, pero quería que tuviese un favor con ella, no venía mal tener conocidos que te puedan hacer un favor en el mundo. Si se negaba pues nada, todos felices cada uno por su lado. Si accedía, perfecto, a menos que no cumpliera con su parte del trato en su debido momento. De ser así, Kazama debería hacer algo respecto.

Tras el breve intercambio, Kaelia observa la deriva emocional del albino. "Bueno, supongo que le caí bien" Piensa ella mientras escucha lo que dice acerca del botín. Si él quería algo más, no habría problema, siempre que ella saque provecho, todo está bien. Por otra parte, deber un favor... Bueno, si el tipo realmente exhibía un buen nivel de calidad entonces tenerlo como posible aliado o colaborador sería una ganancia considerable.

- Acepto. Puedo deberte un favor o, si lo prefieres, podemos modificar la meta de nuestro acuerdo. Dime qué quieres y hallaremos una forma en que los dos terminemos contentos.

Contempla al joven mientras piensa en todo lo que podría hacer ella con alguien con esa habilidad como aliado. La armada revolucionaria necesita a gente con esas capacidades, vendría bien tenerlo en mente por si acaso más adelante resulta necesario. Por ahora, cumpliría la otra parte del trato aunque no sin cierta astucia.

- Me llamo Kaelia Nezaros, vengo de Organ y es todo lo que puedo decirte hasta que tú colabores con la misma información.

La joven podría ser impulsiva y tener un carácter tan afilado como su lengua (o sus sables) pero eso no la hacía estúpida. Si de algo se había jactado siempre era de poseer una mente creativa. El motu de Kaelia siempre había sido: fuerza, belleza e imaginación. No se sobrevive tanto tiempo con un cuerpo como el suyo sin tener al menos una de las anteriores y ella las tenía todas, o así lo creía.

"Perfecto, mientras saque algo de provecho no será un día perdido. Necesito log post para el barco, brújulas, vivre card... Y nada de eso es barato.  Rayos, siempre pensé que ser capitana sería sencillo pero esto es como manejar la taberna, otra vez" Piensa mientras observa al albino que tiene en frente. Por alguna razón, últimamente se había topado con muchos de pelo blanco, debía ser una nueva moda o algo de lo que no estaba enterada.

-Yo soy nueva en esta isla así que no sé bien qué valdrá la pena saquear. Pero, quizá, sería divertido ir contra algún miembro del gobierno. Solo para hacerlos enfadar. ¿Conoces la localización de alguno?

Mientras dice esto, se para a su lado y hace ademán de comenzar a caminar a su lado. La intención es pasear mientras van haciendo sus planes. Odiaba quedarse quieta y eso era evidente por sus ademanes y forma de hacer. Sus padres le decían que tanta inquietud podía ser malo pero, una vez más, si ella hubiera escuchado a sus padres no habría sido capitana de un barco, ni poseería una fuerte tripulación, no tendría esa hermosa carabela, mucho menos habría conseguido la fruta del diablo... De hecho, lo más probable es que no hubiera salido de Organ, su isla natal por lo que estaría ahora mismo buscando esposa para darles el gusto a sus padres. Sintió un estremecimiento de asco al sopesar esta posibilidad, si iba a estar con una mujer no sería casándose ni como hombre. Pensaba en todo esto mientras escuchaba lo que el hombre tenía que decir.