Deber (Tarea - Presente)

- ¡Jaja, casa llena! Lo siento, chicos, me lo llevo todo. - Ya había pasado un tiempo desde que zarpamos, de tarde, con el sol a medias y el viento resoplando con fuerza. Los otros dos tenientes estaban haciendo cada uno sus cosas, yo por mi lado me mezclé con los de menor cargo, hablando, compartiendo bebidas y, precisamente ahora, jugando cartas. ¡Y me iba muy bien! justamente ahora gané la mano que estábamos jugando. Y no es como si me burlara de los otros, por el contrario todos estábamos relajándonos y disfrutando de la calma, la aparentemente ininterrumpida calma. No parecía que fuera a pasar nada, y que llegaríamos a Loguetown sin tardar. - Oh, vamos. Otras cinco manos y tendré que llamar al teniente un tramposo. - Oh, eso me agrada. No soy una persona de formalidades, y me agrada sentirme como uno más entre ellos, que me tengan confianza.

Sin embargo, poco después se presentaría una situación, y en breve estaría junto a los otros dos tenientes, al parecer había una nave no aliada acercándose por detrás. Tomé los binoculares otorgados por Simón para verlo con mis propios ojos. Inconfundiblemente, un barco pirata. Y sí, podría ser coincidencia, pero tengo una corazonada de que se trata de aliados del Tuerto Pete. - Sí, indudablemente son piratas. No subestimes a tus enemigos, el barco tal vez sea muy pequeño pero podría... - Mis palabras se detuvieron un segundo, pues me percaté de , y es que habían más velas detrás del barco. - Maldición, ese es el plan, es más de un barco. - Unas palabras se hicieron escuchar del teniente Arturo, aclarándome que eran cuatro barcos uno detrás del otro. Eso era extraño, pues ni siquiera tenía binoculares. ¿Como podría saberlo? No desconfiaba de mi compañero, tal vez hizo hablar al Tuerto Pete mientras no estábamos, pero quien sabe, el punto es que su información nos ayudaría a defendernos mejor. Con cuatro barcos, la distribución era predecible, dos por cada lado o uno en cada dirección cardinal, es decir, rodeando al nuestro. - ¡Marinos, prepárense para la batalla! - Un simple grito, para alertarlos del combate que se avecina.

- Iré a ver al prisionero. - Dejandolos a ambos a cargo, mi primer pensamiento fue asegurarme de la carga. Comencé a correr, abriendo un par de puertas de golpe con prisas para llegar a donde lo tenían cautivo, solo para encontrarme con dos cuerpos en el suelo y un pirata muy enojado sosteniendo a un rehén con un cuchillo en la mano, pegado al cuello del inocente. - ¡Quieto ahí, músculos! Te mueves y pierde el cuello - Maldición, una situación de rehenes, no podré salir de esta a base de músculos. No me muevo demasiado, tratando de mantener el control de la situación, esperando que afuera sea mejor. Logro escuchar cañones dispararse, así que ya debe de haber empezado la trifulca, si no es que ya nos están abordando. Apenas logre encargarme de esto, iré en apoyo.

Off:

-¡A sus puestos de batallas como  dijo el Teniente Dragon!- Fue lo primero que grite ayudando la orden del teniente. Los soldados marines comenzaban a correr a sus posiciones, algunos ya estaban en ella por el sistema de guardias. -¡Preparen los cañones como dijo el teniente!- Decían los encargados de la parte de balística, por  mi lado yo simplemente me mantenía observando junto a los tenientes para notar como Arturo, nos relevaría que son mas naves. Pues, las naves venían navegando en fila, por eso solo fuimos capaz de ver una. –Muy astutos.- Dije al notar como estas comenzarían a desplegarse para intentar rodear la nave parándose en los cuatro puntos cardinales. -¡Muy bien chicos, espero  que estén preparados!- Gritaba mientras comenzaba a escalar la vela hasta pararme en la  punta. -¡Peleen con una sonrisa y fe en que todo saldrá bien! ¡Peleen con el alma y los pensamientos de aquellos que aman!- Pronto los marines alzarían sus puños seguido de un grito, algo de moral, algo que es mi fuerte.

Los cañones comenzarían a sonar, mucho antes, evitando que nos rodearan los barcos laterales, pero uno de los cuatros, aun trataba de pararse al frente nuestro.  La nave ya había sufrido dos daños, pero era fuerte, puede con esto y mas, es una nave capas de navegar en el Grand Line y mucho más para que unos cuantos piratas crean que la derribaran. -¡Teniente la nave intenta interceptar la parte frontal!- Gritaba uno de los marines, yo asentía con la cabeza asi que era hora de hacer lo mio. Pues, los lados estaban siendo asegurados por las defensas de nuestra nave. Debía evitar a toda costa que cubrieran el frente del barco a como de lugar.  -¡¡Geppu!!- Grite para comenzar a saltar por el aire haciendo un efecto de que podía volar, cada salto daba una gran cobertura de distancia, la cual me fue suficiente para llegar y aterrizar en la nave que intentaba ponerse enfrente de nuestro barco.

Sin pensarlo, usaría aquella habilidad especial en mi, una que había aprendido hace no mucho tiempo tras batalla y el miedo de ser herido, una que es capaz de endurecer mi cuerpo como una armadura, pero nadie lo notaria. –Muy buenas tarde chicos, he venido para el almuerzo. – Fue lo que dije al aterrizar sobre la superficie de la nave enemiga flexionando mis piernas para amortiguar. -¡Bien! ¡Puede ser por las buenas o por las malas!- Había un numero alto de piratas, estaban mas concentrados en obstruir el camino de la nave marine que de defenderse. Pronto los disparos y choques de espadas impactarían mi cuerpo pero… Sin hacer nada, ni atravesar, cortar y herida de balas. –Supongo que tendremos que hacerlo por las malas.- Lo primero que hice fue  lanzar una potente hoja de aire comprimido con una patada de gran poder, de esta manera esta fue lo suficientemente fuerte para cortar el mástil del barco y este al caer causaría un gran destrozó. La misma comenzaría a detenerse, pues, ya no tenía manera de avanzar, además de que el impacto de la misma acabaría con gran parte de los piratas. -¡Maldito hijo de perra!- Dijo otro pirata para disparar a mi pecho, la bala solo rebotaría como si nada. -¡Auch! ¡Ya dejen eso, igual duele!- La técnica no era del todo perfecta, pero al menos era suficiente para no dejarme morir en esta situación.

Me pregunto si con los cañones pudieron controlar la situación de los barcos piratas a los laterales, y aun quedaría el barco de la parte trasera, pues, ese barco seria para conectar piratas de su nave a la nuestra. Confiaba en que el poder del teniente Arturo sería suficiente para contener eso. Se podían escuchar fuertes estruendos provocado por msi habilidades de corte y golpes a mano limpia, hundiría esta nave yo mismo a punta de puñetazos!

Una situación muy tensa en la que se encontraban todos en ese específico lugar del mar abierto. Cinco barcos, un prisionero y muchas personas luchando por el dominio. El Tuerto Pete, al parecer alguien de bastante importancia, estaba siendo rescatado mediante fuerza bruta del barco Marine. No era algo interno, ni un trabajo de espionaje, sino cuatro barcos atacando directamente para apoderarse del navío. Tampoco era por falta de interés, pues el ataque era arduo y bien coordinado. Los ataques ya se hacían sentir incluso en la parte interna del barco, el cual se tambaleaba de un lado a otro con el impacto de cada cañón impactando con el barco. Mientras tanto, en la parte interna, sonidos de golpes, objetos varios rompiéndose y gritos de ira y de batalla se hacen escuchar, dando a entender a todos afuera que se estaba dando una batalla adentro.

Pero aquello duró tan solo unos momentos, pues un hombre Tuerto atravesaría la puerta desde dentro, dejando un gran hoyo en su lugar, y desplazándose con velocidad hasta impactar con el mástil principal, para caer arrodillado unos breves instantes y volver a levantarse. - Maldito... Tal vez seas fuerte, pero ni con esos músculos puedes con todos esos barcos. ¡Te lo advertí, te dije que te iba a matar! - Comenzó a reírse como si hubiera ganado, mientras yo salía de dentro del barco, en el proceso haciendo el hoyo más grande para poder atravesarlo yo mismo. Pude ver el panorama, y... No se veía bien. Muchos cañonazos, muchos piratas y marines actuando y luchando. Cuatro barcos contra uno, a pesar de que Simón se estuviera encargando de uno y el otro pareciera haber recibido un impacto de un rey marino o algo. Eso lo convertía en tres barcos contra uno, y el Tuerto Pete en medio. Pero no se iba a quedar así, lo haré dos contra uno. - Tal vez mi fuerza no sea suficiente, pero como verás, ¡no estoy solo! Y por mucho que me encantaría darte una golpiza, debo de ayudar a salvar más vidas inocentes. Pero no te dejaré ir, pues te las veras con otro rubio, y con lo débil que eres, no tienes ni oportunidad. Nunca la tuviste. - Luego de esas palabras, tomé fuerza en las piernas, y salté.

¿Qué a donde salté? Pues fácil, al barco más cercano enemigo. ¿Para qué? Para asediarlo por supuesto. ¿Yo solo? Bueno, supongo que es hora de que supieran el porque nunca tuvieron oportunidad. A mitad del salto, una bola de cañón muy bien colocada fue disparada en mi dirección, segura de impactar conmigo. Pero no fue así. De un momento a otro, mi cuerpo creció enormemente, llegando a los seis metros de altura, y con mi figura musculada, era casi una bestia imparable. Tomé la bola de cañón con mi diestra, y la devolví a máxima velocidad al barco contrario haciendo un gran hoyo en uno de sus lados. ¿Era babor o estribor? No lo se ni me importa, la verdad, pues nunca fui bueno en esas cosas, pero lo que sí se es que no se supone que tenga un hoyo como ese. Luego de unos segundos en el aire, aterricé en el barco, en la cubierta. - ¡Hora de impartir justicia! - Los piratas gritaban, confundidos y asustados ante mi presencia, corriendo de un lugar a otro. Estiré mi diestra para usarla como un bate, impactando de lleno el mástil partiendolo en dos con facilidad. Ya el barco estaba en muy pésimas condiciones, pero para mí no bastaba. Comencé a dar pisotones, destruyendo de a grandes pedazos la cubierta del barco, y eventualmente comenzó a inevitablemente hundirse. En ese momento, mi trabajo estaba hecho.

Dí un salto para salir de ese barco al último en pié, pero no me tomaría tanto tiempo en destruirlo. - ¡Geppou! - Comencé a saltar en el aire, gracias a mi entrenamiento en el Rokushiki, y me elevé a una gran altura para posteriormente dejarme caer encima del navío. A medida que aceleraba, era obvio lo que iba a ocurrir. Puse mis pies alineados con el centro del barco, justo al lado del mástil, para caer fuertemente. De un momento a otro, el barco se dividió en dos, quedando completamente inutilizable, y peligrando mi vida unos segundos. Por ello, una vez más salté, apenas aterrizar, para quedar en el aire. Seguí dando esos saltos lunares hasta quedar encima de nuestro navío pero antes de caer, volví a mi estatura normal y caí sin hacer daños adicionales al barco. No direccioné bien mi caída por lo que quedé en la popa, así que comencé a correr para ver qué había ocurrido con el Tuerto Pete. Ya no tenía donde escapar.

Off:

Este barco realmente es resistente…. Pero no por mucho. -¡Maldito Marine pagaras!- Gritaban los piratas dolidos por haberles destruido su mástil y venían con armas y espada saltando todos a  la vez atacándome. –Vaya, realmente no aprenden.- Diría para que todos terminaran saliendo volado. Repetiría mi patada formando otra hoja de aire comprimida cual iría con mucha fuerza e impactaría la nave dejándola realmente fracturada. Mantenía mi haki aun por lo que con eso sería suficiente para causar daños. Los cortes  y disparos por parte de los piratas solo provocaban pequeños moretones y cortes en mi piel, realmente estaba hecho un desastre. Esta vez era mas precavido con los ataques, esquivando y respondiendo con golpes normales, los piratas que eran golpeados eran impulsados muy fuerte unos cuantos metros, realmente adoro esto del Haki.

Notaria la precipitación del mar además como la nave marine volaría por los aires y al caer destrozaría parte de la nave. –¡Rayos eso estuvo fuerte! ¡Pero aun estoy activo!- Continuaría mi ráfaga de golpes en contra de la nave y los piratas. Patadas, golpes, tiros, cortes, era una lucha descabellada entre un hombre contra docenas de piratas, realmente estaba motivado a pelear con todo. Notaria como de la nave una figura gigantesca saltaba era… ¿¿El teniente Dragón? Eso es realmente sorprendente… Que tamaño cuando… ¿Cuando se hizo asi de grande? Total, tal movimiento del teniente seria suficiente para darme una idea. –¡Bien chicos! ¡Fue un placer pelear con ustedes pero… Realmente no tienen oportunidad! ¡Así que es hora de acabar con esto, y aprendan a respetar el poder de la justicia!-

Realmente el Teniente Dragón es un genio, esto no lo habría pensado. -¡Geppou!- Comenzaría a saltar en el aire hasta tomar una gran altura, pero en el último salto decidí inclinar mi cuerpo, de manera que mi cabeza apuntara en dirección al barco y mis pies quedaran apuntando al cielo. -¡Justices Pouch!- Gritaría para dar un salto en el aire más con geppou, pero de manera que me impulsaría con mas fuerza hacia abajo. De este modo cargaría todo el haki en mi puño y así al caer impactar con un gran golpe que haría que la misma nave se partiera por la mitad. Podías sentir a los piratas salir volando por el impacto, algunos soltando sus armas para saltar al mar debido al mal estado de la nave que comenzaba a hundirse. Yo por otra parte termine en el mar, lo mejor sería salir de ahí… Nadaría hasta uno de los pedazos de escombro de la nave y lo usaría de apoyo para poder usar el Geppo y así saltar hasta ser en la nave marine. Por lo visto el Teniente Dragón había terminado con lo suyo. El grito de alegría y celebración por  los marines se hacía fuerte, era una total y aplastante derrota para los piratas del tuerto Pete… Que por cierto.

-Tu … ¿Realmente crees que estas por encima de nosotros no?- veía de lejos al hombre quien intentaba bajar un bote de evacuación para intentar escapar de nosotros. Realmente este tipo tiene agallas para creer que eso sería suficiente. El hombre se limitaría a saltar sobre la borda con la intención de luego saltar al mar. Concentraría la energía en mi cuerpo y piernas para de un rápido movimiento que se haría invisible para otros, y visible como una “sombra”(soru) para algunos, y quedar detrás del hombre. Lo tomaría por la parte de atrás del cuello de su camisa y lo jalaría con fuerza hasta dejarlo tumbado sombre el suelo de nuestra nave. Pronto los reclutas llegarían y apuntarían al hombre. –Es todo tuerto pete. Tu y tu gente ha sido arrestada. ¡Hay hombres en el agua! ¡Pueden subirlos y encerrarlos junto a este criminal! ¡Victoria para la marina señores!- Los aplausos de los soldados se haría presente y celebración. Pronto comenzarían a apuntar a los que estaban en el agua, permitiéndole el acceso al barco, de manera que era morirse en ahogado o ir detenido. Obviamente algunos intentarían pasarse de listos, o ignorar las ordenes. Pero de ser asi simplemente iramos por ellos, no tienen escapatoria.

Ya todo estaba bajo control. El Tuerto Pete no iría a ningún lado, los barcos piratas fueron neutralizados y rebosábamos de prisioneros. Todo parecía haber salido bien, a pesar de las circunstancias. Supongo que nos subestimaron esos hombres. Por como todo había salido, sin embargo, nuestro barco sufrió algunos daños. Al parecer Arturo hizo una maniobra que impactó nuestro navío con uno de ellos. Bastante valiente, debo decir. No soy de los que juzgan, pero a primera vista Arturo parece ser de los que piensan, no de los que actúan, pero fue una decisión acertada y riesgosa. Supongo que hay mucho más de lo que deja ver el ojo.

Ayudaba a cargar las cosas pesadas durante la reparación. Tablas, cajas, barriles, cañones... Era la fuerza bruta tras la reconstrucción de las cosas. Al cabo de un tiempo, Arturo logra ver tierra firme, lo que significa que nuestro viaje está a punto de terminar. - Lo mismo digo, Arturo. Ambos son unos impresionantes marinos. No me molestaría en lo absoluto tener más misiones juntos. - Entonces, mi mirada se desvió a Simón, quien había demostrado no solo dominar el Rokushiki, sino ser bastante capaz en el combate. - Y tampoco me molestaría tener un combate. - Una risa pronunciada salió de mi boca, marcando que lo tomaba a la ligera, pero no lo decía en broma. Un entrenamiento con verdaderos luchadores no me caería nada mal.

El tiempo sigue pasando, y yo solo sigo esperando a que lleguemos a la costa y dejar al criminal de una vez tras las rejas. Hoy ha sido una victoria para la ley, y una derrota y golpe duro contra las fuerzas piratas. Días como hoy, hay que celebrarlos.

Off:

¡Perfecto! ¡Victoria para la marina si señor! -¡Ha sido mas que maravilloso trabajar a su lado tenientes!- Decía el joven teniente con bastante entusiasmo, casi se le veía saltando y caminando de lugar a lugar felicitando y festejando con los de menor rango. El teniente era alguien humilde que no pensaba mucho en el rango y esas cosas, todos eran un equipo  para el y todo eran iguales. Básicamente le daba fuertes palmadas atrevidas a Aruturo y  a Dragón. Estaba muy inquieto por la victoria de su misión. Finalmente habían llegado a su destino. De manera que todos estarían impresionado en la base de Loguetown al ver que la nave presentaba daños. Finalmente los reclutas se encargaron de bajar al prisionero y escoltarlo a la base, ahí, luego seria llevado a Impel down, donde pasaría toda su vida tras las rejas.

Finalmente otra victoria para el Teniente Simón y sus nuevos compañeros. La marina ha demostrado que la justicia seguirá prevaleciendo.  Pronto, una vez llegado a tierra cada uno tomaria su camino. Simon propondría una futura reunión de los 3 tenientes, los 3 tenian potencial para trabajar juntos y eso es algo que el peli azul no dejaria pasar. Finalmente, se despediría de cada uno de los tripulantes de la nave, incluso los piratas… En fin, retomaria su rumbbo a cierto lugar que estaba planeando desde hace rato… Grand Line.