¿Un día normal?[Pasado-Privado Hibiki/Kaelia]

- Vaya una mierda de día... - dije tras soltar un largo suspiro a la vez que pateaba una lata de conservas vacía que había por la calle tirada.

Mi aburrimiento había ido en aumento según transcurría la tarde. Había pasado toda la mañana durmiendo harto de la monotonía que solía recorrer mis días, pero llegó un momento en que ni siquiera en la cama estaba cómodo y me vi obligado a estirar las piernas y a asearme. Ya estaba harto de deambular siempre por los mismos lados, por lo que decidí que cambiaría de rutina a ver si me sonreía la suerte y por ello tras caminar gran parte de lo quedaba de mañana y mediodía llegué a la zona más conflictiva de la Isla de Dawn, Gray Terminal. Había venido atraído por la idea de encontrarme algo emocionante o incluso peligroso, ya que la fama del lugar la predecía por cada rincón del lugar, pero de momento desde mi llegada solo había mierda y vagabundos por doquier.

Se notaba que el sol había estado calentando durante gran parte del día, haciendo que el ambiente además de sofocante estuviese impregnado de una fuerte peste que me acompañaba desde que había puesto el primer pie en esta zona. Al menos una cosa era cierta, el lugar tenía ganado a pulso el sobrenombre de vertedero, aunque también deberían de tacharlo de aburrido. Siempre me había imaginado esta parte de la ciudad más... "entretenida", pero estaba siendo un chasco. O al menos eso pensé hasta que vi un gran barullo un poco más adelante. Un grupo de personas se encontraba haciendo un círculo mientras jaleaban de forma frenética.

- Puede que al final se anime la cosa - pensé mientras una sonrisa se formaba en mi rostro según me acercaba al jaleo.

Había pasado el día anterior revisando wanted de criminales peligrosos que se encontrasen en el área. La mayoría eren peces pequeños que terminaban gravitando alrededor de esta clase de basureros. Por otra parte, habían muchas familias de civiles que se encontraron orillados a vivir en este lugar debido a avatares del destino. Comprendía por qué habían clases sociales y que en muchos casos no era simple suerte lo que llevaba a que unos enriquecieran y otros empobrecieran. Esto, sin embargo, no le hacía sentirse conforme con el status quo, mucho menos en el lugar donde se encontraba ahora. Había ahorrado algunos berris cazando a peces menores que había entregado usando a uno de sus tripulantes que no poseía wanted. No era mucho pero serviría como un comienzo.

Ahora se encontraba construyendo una fábrica enorme. Apenas podrían comenzar por un extremo que tendría como propósito iniciar las labores y con ello ir ganando dinero para que esta creciera. Al investigar cómo sobrevivía la gente se dio cuenta que reusar los desperdicios era factible en algunos casos. Si se procedía a separa lo inservible de lo reutilizable podría sacar algo a cambio, además, limpiaría un poco la zona lo cuál permitiría mejorar la calidad de vida de la gente local.

Con lo que no contaba era con que llamaría tanto la atención. Llevaba su "disfraz de Kael", es decir, parecía un chico joven y bajito (que en el fondo era la verdad, al menos a nivel físico) que estaba ayudando a mover los materiales con los que otros (mano de obra barata local) comenzaban a construir los cimientos. De entre la multitud, vio a un chico pelirrojo de aspecto desgarbado pero fuerte y le llamó la atención:

- ¡Chico! ¡Ven!

Me llevé otro chasco al comprobar que aquel tumulto era gente trabajando y no peleándose. Hubiese estado bastante bien encontrarse una buena trifulca para entretenerme, quizás incluso podría intentar aprovecharme de algún despistado demasiado inmerso en el espectáculo para intentar sisarle bolsa del oro, pero no. Aquella gente transportaba materiales. Parecían construir algún tipo de edificación y todo estaban inmersos en sus quehaceres sin realizar nada divertido. Quizás si me quedaba allí un rato echando un cigarro podría llegar a ver algún accidente divertido, pero no estaba de humor como para tener la suficiente paciencia para esperar a que eso ocurriese. Por lo que decidí que me conformaría con saciar mi ansiedad solo con el tabaco.

Nada más prender la punta del cigarrillo y dar la primera calada, una extraña sensación de calma me embargó. Liberando en unos segundos la tensión que tenía acumulada en los músculos nada más soltar el humo de la primera calada. Debía intentar ver la situación de otra manera, me había dado la caminata para algo y no podía irme así sin más. Sería un desperdicio de tiempo, así que me dispuse a caminar con algo más de decisión en encontrar algo nuevo que hacer cuando la voz de un chaval que se encontraba entre el gentío me sacó de mi ensimismamiento mental.

- ¿Qué quieres chaval? - pregunté de forma amistosa una vez me coloqué a su lado.

Parecía bastante más joven que yo por su estatura y complexión, aunque había algo en él que lo hacía raro en comparación con los niños de la isla. ¿Qué edad tendría?¿Doce o trece años? No sabría decirlo con exactitud, pero ahí estaba. Trabajando con el resto de adultos como si nada.

Tras varias horas de trabajo su avance había sido mínimo, sobre todo tomando en cuenta la poca mano de obra. Pero aquél chico parecía bastante fuerte, casi prometedor. Kaelia tiene buen ojo para estas cosas, ella misma fue una joven pirata tiempo atrás... Hace como un año, quizás(?). Sin embargo, comenzaba a estar cansada de hacer la misma tarea repetitiva todo el día, extraña los viejos tiempos, aquellos donde el caos reinaba... Seguramente se estaba adelantando, su proyecto actual apenas llevaba uno o dos meses pero la inquietud inherente de la pequeña le impedía tener una concepción del tiempo realista, mucho menos paciencia.

Quizá era el color del pelo o simplemente divagó lo bastante como para buscar una razón aleatoria justificada en él. El punto era que quería hacer algo nuevo, divertido, correr una aventura. Entonces, con esto en mente, vio a un grupo de personajes algo sospechosos cargando cajas. ¿Qué clase de persona carga paquetería en un vertedero? Sin duda debían ser criminales de algún tipo. No le interesaba mucho la naturaleza de los mismos sino la localización geográfica. Si Kaelia iba a limpiar el lugar debía asegurarse de quitar toda la basura, eso incluía la humana.

- Parece que hay algo interesante por ahí. Voy a ver si descubro que hay en esas cajas. ¿Vienes?

Ni siquiera se esperó, simplemente siguió a esa gente. Su curiosidad era poderosa, sin duda una de las muchas razones que la hacían alguien tan imprevisible. De hecho, si no era eso no entendía cuál era su rasgo característico.

Tras varias horas de trabajo su avance había sido mínimo, sobre todo tomando en cuenta la poca mano de obra. Pero aquél chico parecía bastante fuerte, casi prometedor. Kaelia tiene buen ojo para estas cosas, ella misma fue una joven pirata tiempo atrás... Hace como un año, quizás(?). Sin embargo, comenzaba a estar cansada de hacer la misma tarea repetitiva todo el día, extraña los viejos tiempos, aquellos donde el caos reinaba... Seguramente se estaba adelantando, su proyecto actual apenas llevaba uno o dos meses pero la inquietud inherente de la pequeña le impedía tener una concepción del tiempo realista, mucho menos paciencia.

Quizá era el color del pelo o simplemente divagó lo bastante como para buscar una razón aleatoria justificada en él. El punto era que quería hacer algo nuevo, divertido, correr una aventura. Entonces, con esto en mente, vio a un grupo de personajes algo sospechosos cargando cajas. ¿Qué clase de persona carga paquetería en un vertedero? Sin duda debían ser criminales de algún tipo. No le interesaba mucho la naturaleza de los mismos sino la localización geográfica. Si Kaelia iba a limpiar el lugar debía asegurarse de quitar toda la basura, eso incluía la humana.

- Parece que hay algo interesante por ahí. Voy a ver si descubro que hay en esas cajas. ¿Vienes?

Ni siquiera se esperó, simplemente siguió a esa gente. Su curiosidad era poderosa, sin duda una de las muchas razones que la hacían alguien tan imprevisible. De hecho, si no era eso no entendía cuál era su rasgo característico.

El chaval se quedó mirándome fijamente durante unos segundos, como si estuviese evaluándome de alguna manera. No es que me hiciese especial gracia el sentirme así de "vigilado", pero por suerte su escrutinio duró poco y su mirada se posó en un grupito de personas que cargaban unas cajas de una forma un tanto furtiva. Estos parecían vigilar hacia todos lados mientras se encaminaban lejos del grupo de trabajo. - ¿Serán ladrones? - pensé mientras los observaba al igual que mi pequeño compañero. Aunque pensándolo mejor no podían ser ladrones o no unos muy buenos al menos. Tendrían que ser muy torpes si transportaban algo que hubiesen robado aquí, por lo que debía tratarse de alguna otra cosa. - ¿Serán armas? ¿O puede que droga?... - esos y varios interrogantes más atenazaban mi cabeza cuando mi pequeño acompañante pareció seguir el hilo de dichos pensamientos con una frase que hizo que sonriera de medio lado y que no dudase en seguirlo.

Apreté el paso y enseguida me puse a su altura. - Me has convencido, yo también quiero saber que hay ahí dentro - dije de forma amigable al jovenzuelo. - Si mantenemos una distancia prudencial puede que no llamemos su atención y podamos averiguar cual es su escondrijo... Por cierto, me llamo Hibiki - terminé presentándome al chaval. Quien iba a decirme a mí que iba a ser un pequeñajo quien me causase el entretenimiento del día.