[Prólogo] Looking for a new prey. [Jagger]

Mi viaje en búsqueda de poder, dinero y venganza me habían traído a esta particular isla, hermosa para cualquier otra persona, pero para mí no era más que un potencial nido de ratas debido al pasado que albergaba. Si realmente esta isla tuvo influencias revolucionarias, de seguro más de alguna de esas basuras quedaría en pie intentando hacer de las suyas, y es ahí donde entraba yo a la ecuación. Andaba a paso lento por las calles de la ciudad que ahora se encontraba bajo poder del gobierno mundial, pero aún así, había oído reportes de actividad criminal muy recientes, lo que podría estar comprobando mi teoría. - Tan solo espero que esas basuras valgan la pena. - musitaba con un tono de voz serio, grave y aparentemente irritado mientras caminaba mirando levemente hacia los lados. De paso, podía ver como la gente reaccionaba al notar mi presencia, se encontraban asustados debido al aire que imponía con cada paso que daba.

Los minutos pasaba, y mi paciencia se agotaba, el no encontrar nada más que una simple isla pacífica me hacía perder los estribos, yendo en contra de toda moral. Quizás debía ser más directo. Es por ello, que caminé hacia lo que parecía ser un barrio de mala muerte, donde la gente ya empezaba a vestir, oler y hablar diferente. Gente pidiendo limosnas, cigarros y alcohol en la calle, definitivamente podría estar buscando en el lugar correcto.

Finalmente, de varios minutos de andar entre la "basura", pude encontrar una taberna bastante escondida y apartada de toda señal de la autoridad. - El nido. - pensaba manteniendo mi semblante serio y amenazante de siempre para empezar a caminar hacia esa dirección y entrar sin delación. Una vez adentro, pude ver que habían más cucarachas que personas en el descuidado y destartalado recinto, pero sí había un viejo de barba y cabello largos atendiendo al otro lado de la barra, sin duda alguna parecía un bue tipo. Ante esto, me dirigí hacia la misma y me senté en uno de los muy descuidados taburetes. - ¡Ohh! ¡Hace tiempo que no tengo un cliente que viniera desde fuera de la isla! - comentaba sorprendido el viejo, a sabiendas que era un forastero, parece que tenía bien claro quienes eran de esta isla. - Guarda las cordialidades, viejo. - interrumpí cualquier otro gesto de amabilidad y cordialidad con mi tono de voz amenazante de siempre, mientras le miraba fijamente con mis ojos carmesíes. Acto seguido, lo impensable.

Retiré de la nada una de mis pistolas para así apuntar al viejo. - Dime dónde están esas ratas de la revolución. - amenacé al viejo poniendo mi dedo en el gatillo, escuchando como las pocas almas presentes se ponían de pie intentando calmar mi repentino actuar. ¿Se atreverían a intentar detenerme? Que lo hicieran, ya estaba aburrido de buscar cual sabuezo, el cazador estaba hambriento, y estaba dispuesto a hacer lo que sea para encontrar a su presa.

Los hilos se escabullían entre los muebles de madera destrozados y el suelo resquebrajado por los impactos de las balas que llegaron a terminar allí, la estrategia de Jagger era simple; sujetar al adverso y acabar con él de una vez y por todas, quizás con eso podría librarse del problema que acarrearía la llegada de los agentes del orden, un culpable debía existir y Saberhagen sabía de ante mano que él no podía serlo, levantar sospechas y dejar que un grupo pensase lo peor con tal de buscarle podía ser una mala jugada que incluso podría costarle su estadía en la isla, aun no concretaba el objetivo de su llegada pero sabía que todo era cuestión de tiempo…- Mierda – Su agudizado sentido del oído le hizo prestar atención al ruido que se escuchaba en el exterior, este dejaba en claro que se trataba de un grupo de individuos los que se acercaban, un grupo pues el sonido del andar se iba acrecentando conforme se acercaban, ante la situación el revolucionario no tenía otra opción, escapar antes que los otros pudiesen entrar y ver la escena tenía que ser lo primario, y con tal de dejar a un culpable el guerrero decidió actuar. Un par de hilos que previamente se habían colado hasta cerca al adverso sujetaron botellas de vidrio que sin dudar decidió estrellarlas contra la cabeza adversa con tal de hacerle desmayar, si tenía suerte no se lo llevarían, pero si era lo contrario… tenía que temer entonces…- Hasta luego, no tengo tiempo para seguir jugando – Afirmo con el rostro y desvaneciéndose como hace unos momentos lo hizo, abandono la escena saltando por una ventana, huyendo entre las coberturas.

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