Escapando de la Justicia [Pasado|Hella]

Era una mañana opaca, las nubes esponjosas con una tonalidad gris se desplazaban lentamente en la planicie azul, terminando por cubrir en parte al Sol y provocando que apenas unos cuanto pálidos rayos de luz cubrieran a Notice. Varias personas iban y venían, mujeres, niños, ancianos, vendedores, cargando desde accesorios como bolsos hasta bolsas con verduras, cada quien se dedicaba a los suyo. Entre aquel tumulto de gente caminando entre las calles se podía visualizar una silueta oscura, delineada por una capucha negra, de la cual solo se resaltaban dos orbes dorados. Se trataba de Zein, quien había llegado el día anterior a la isla, con el propósito de buscar provisiones y además obtener recursos, pues había empezado con su plan a largo plazo y las fortunas no se adquieren de un día para otro. Los iris amarillos del moreno se deslizaban de esquina a esquina, mirando de un lado a otro, detallando a cada individuo que pasaba a su lado y cada local frente al que caminaba. Un chasquido metálico podía escucharse con cada pisada firme que daba, pues en su cintura cargaba con tres katanas de acero que se tambaleaban con cada movimiento. — Necesito algo bueno...— Comentaba caminando entre las personas de Notice.

En ese instante se encontraba explorando la ciudad, planeando su asalto, quería recopilar una decente cantidad de berries y para eso tendría que cometer un crimen, aun no estaba acostumbrado a ese estilo de vida, pero tendría que hacer cosas peores para poder llegar a donde aspiraba, robar solo era un acto más en la lista de cosas por hacer. El pirata detuvo su andar frente un local, se trataba de una joyería, sus ojos se habían clavado sobre las vitrinas con cadenas de oro y plata, era justo lo que necesitaba, sin embargo había un problema, un suspiro salió de su boca a la vez que miraba por la esquina de su ojo, mirando una tropa de marines que recorrían las calles, la ciudad estaba vigilada y cometer un crimen sería difícil, pero estaba decidido, robaría y escaparía. De momento se quedó de pie frente al local, esperando que la tropa se fuera de la zona.

La primera vez en Notice. Había viajado por tantas islas, que pocas quedaban sin descubrir. Aún así, Notice era una de ellas. Se veía como una ciudad próspera, con todo tipo de cosas interesantes, aunque la rubia tenía algo importante haciendo ahí. Estaba "de incognito". No sabía muy bien que significaba la palabra, pero ciertamente, debía no preguntar a nadie sobre los sucesos de Swallow, si no seguir el rastro de los agentes del gobierno. ¿Cómo encontrar un agente del gobierno? Pues según la descripción eran tipos misteriosos, haciendo cosas misteriosas, y eso fue suficiente saber cuando vio al hombre de pelos morados en frente de una joyería. Lo estuvo mirando desde un rato. Su comportamiento parecía inusual. ¿Sería lo que se llamaría Cipher Pol? No lo dudaba, pero tampoco estaba muy segura. Además, esa ciudad se supone que debería estar plagada de tales individuos, por lo cual no debería ser muy difícil. Suspiró un tanto. Parecía ser que no tendría otra opción que ir directamente y preguntar. Sabía que nadie debería saberlo y todo eso, pero ella no era buena para desenmascarar a uno de ellos, más bien nunca había visto a uno, así que más valía preguntar.

Se acercó por la espalda del hombre. Era considerablemente más alto que ella, y quizás más fuerte, parecía ser un espadachín. Su dedo picaría el hombro ajeno. Esperó tener la atención de la otra persona para poder hablar. - Uhm, perdona. ¿Acaso eres un agente especial? - preguntó dudosa. No sabía como el hombre se lo iba a tomar, pero seguramente la pregunta despejaría las dudas de la muchacha. ¿Porqué alguien se iba a pasar varios minutos en frente de una joyería? No tendría sentido. Era altamente sospechoso. Seguramente se trataba de un agente del gobierno, intentando asegurar el perímetro. Si era así, tenía un montón de preguntas que hacerle. Empezando por cómo conseguir información, y terminando por pedir acceso a la base de datos del gobierno. Si bien su inocencia no tenía límites, su espíritu se sujetaba a la realidad de una manera arriesgada, siendo capaz de pelear por aquello que le interesa con puños y dientes.