[Tarea: Recuperando Información] Let's play hide and seek my kitty ~ [Airu]

por Invitado Sáb Feb 11, 2017 10:10 pm

Objetivos de la "Tarea":

El viaje que había emprendido junto con Airu nos había llevado a un peculiar y alejado destino dentro del North Blue, específicamente, a la Isla de Notice, la cual era una de las ciudades más importantes de todos los "Blue's". Todo producto de un aviso que habíamos recibido desde la lejana isla de Ohara, donde habían sufrido un robo que si bien, para mí no era más que algo insignificante, para ellos, erúditos, era algo de vida o muerte. La paga era buena, pero no justificaba el hecho de que posiblemente esta no sería una salida de cacería como estábamos acostumbrados con mi compañera de grisácea cabellera. La información que habíamos obtenido y la única pista que teníamos, era que dos marines habían sido vistos robando dichos documentos, por lo que encontrarlos sería como buscar una aguja en un pajar. Cabe destacar, que no podíamos llegar y matar a dos marines, puesto que eso haría que tuviéramos recompensas por nuestras cabezas y nos convertiría en criminales, no me molestaba el hecho de llegar a ser considerado uno, sino que más bien sería una molestia tener que lidiar constantamente con esas basuras.

- Recuerda, no mataremos a nadie. - comentaba a mi compañera con mi tono de voz serio y grave mientras caminaba a paso lento por la ciudad de Notice junto a ella, mirando siempre al frente y emanando aquella peligrosa aura que causaba que todos se alejaran o temieran de mi al pasar. Caminaba sin saber bien por donde comenzar, el North Blue tenía muchas islas en las cuales esos marines pudieran estar y por ello decidí empezar en la que lograran encontrar más resguardo. ¿Y qué mayor resguardo podría encontrar un marine si no es en una isla gobernada por el gobierno mundial? Y, con más razón, ese simple hecho limitaba nuestras acciones considerablemente.

Decidí que sería buena idea empezar por hacer algunas preguntas en el cuartel marine de esa misma ciudad, para ver si alguno de sus marines habían sido enviados a la ciudad de Ohara. Ante esto habían dos posibilidades, una, que los marines hubieran actuado por cuenta propia, de ser así, la información podría ser facilitada rápidamente si preguntábamos. Pero lo otro, y que tampoco descartaba, era que el Gobierno Mundial diera la orden de robar esos documentos. - Vamos, sígueme. - le dije a Airu con el tono de voz y trato al que estaba acostumbrada, algo frío e indiferente para así dirigirnos al cuartel marine de la ciudad. Sabía que la joven era muy inteligente y sabía como pensaba, por lo que dedicarme a explicar más en detalle no sería necesario.

por Invitado Dom Feb 12, 2017 7:34 pm

Las relaciones de Daddy eran geniales. Siempre traían más y más diversión y juego a mi vida. Mayormente, los wanted de vivos o muertos, eran mi diversión especial. Eran un juego donde podía ser yo misma, o lo que fui en un pasado: un animal. Ser una cazadora era una aventura sin final. Cada día más y más retos. Cada día era un nuevo día que vivía con ilusión. A pesar del pasado, tenía ganas de conocer más sitios. Las personas aún me daban igual. Igual, todos iban a morir en algún momento, y posiblemente iba a ser yo su verdugo, así que no podía peso sobre nadie que conocía. Tampoco conocía mucha gente de una forma directa. Me resultaba extraño hablar con gente que no eran él. Los humanos estaban llenos de mierda y de mentira, lo había aprendido desde mi jaula y desde la libertad, aunque por suerte, ahora podía hacer algo para parar la plaga de estúpidos. La mayoría, no merecían tener descendecia. Y es que esto de ser cazadora, tenía sus aquellos. Acatar ordenes. Las misiones tenían sus reglas, que realmente me daban igual, aunque Donner me incentivaba a acatarlas. Casi al pie de la letra.

Aquella vez tocaba Ohara, una isla al parecer lleno de conocimiento. Visitamos la bilbioteca que se hallaba en medio de la isla. Estaba lleno de documentos, papeles y libros. Al entrar en el sitio pude sentir el olor a viejo, y, como no, la persona que nos necesitaba parecía ser pasado por mucho, de la fecha de su muerte. Vaya, la dama negra se había olvidado unos cuantos en aquella isla. Igual no presté atención. Mi moreno tomó la delantera como siempre. Y, también como siempre, me estaba dando unas órdenes difícil de escuchar. Me ponía triste saber que no podía matar a nadie, pero eran gajes del oficio. Puse una cara triste, frunciendo los labios como una niña mimada. Era increíble la forma en la que había avanzado en comportamiento. Aprendí con rapidez. - Ya no aguanto estas misiones, quiero diversión. - miré hacía otro lado, cruzándome de brazos, pero sabía que esos trucos no funcionaban con él. Daba igual lo que diría, es lo que tocaba. Lo seguí. Siempre empezabamos por los marines, eran los que más sabían de todo. Eran casi como nosotros, pero nosotros eramos mucho más cools. Nuestras capas de color oscuro se movían con el viento, encontrándonos ya en las puertas del cuartel. Bueno, la misión ya había empezado. Aunque ni siquiera había prestado atención a lo que teníamos que hacer. - ¿Qué estamos buscando exactamente? - lo miré durante un momento. Seguramente y no iba a hablar con nadie, pero me gustaba saber que estaba pasando.

por Invitado Dom Feb 12, 2017 9:24 pm

A medida que caminábamos, podía escuchar a mi compañera quejarse con respecto a la razón por la cual nos encontrábamos en esta isla. ¿Cómo culparla? Además de haberle enseñado a vivir como cazador y cada una de las cosas necesarias para sobrevivir en este negocio, ella tenía un talento innato para ser una asesina a sangre fría, eso era lo que más me gustaba de ella, además de sus arranques felinos. Y es por eso que entendía sus molestias, ella quería aniquilar la misma basura que a mí. Ante lo que dijo, simplemente le dediqué una mirada mientras seguíamos caminando. - Créeme, odio esto tanto como tú, pero el dinero nos ayudará a ir a otra isla para aniquilar a nuestra siguiente presa. - le comentaba con mi tono de voz grave, serio y algo ronco mirando hacia el frente y caminando hacia el cuartel de la marina.

La joven después preguntó al momento de llegar el cuartel lo que andábamos buscando. - Documentos únicos de la biblioteca de Ohara, dos marines los robaron. Les quitaremos los archivos. - explicaba de manera simple y sin rodeos, para así pausar y mirarla nuevamente con mis penetrantes ojos carmesíes. -Pediremos el registro de los marines que han salido de la isla y sus destinos. Los tomaremos a la fuerza si es necesario. - terminé por explicarle a mi compañera para así entrar al cuartel sin hacerme esperar más. Inmediatamente, había un gran mesón donde un marine se encontraba recibiendo a los que entraban. Este, inmediatamente nos vió con un semblante desconfiado. - ¿En qué puedo ayudarles? - preguntó de manera cortés. Si fuera cualquier otra persona, ya le estaría amenazando con mi pistola, pero estábamos en un cuartel, por lo que debía controlar mis impulsos y tener... paciencia.

- Necesito el registro de los marines que han salido de la isla y sus destinos en los últimos cinco días. - le hablé, pero sin respeto ni cordialidad, con mi tono de voz de siempre, mi semblante amenazante le asustaba, pero a fin de cuentas respondió sin mucha demora. - Lo siento, pero si no traen un permiso de un oficial superior no puedo darles esa información. - terminó diciendo ahora con menos miedo y más desconfiado. Moría de ganas de reventarle la cabeza a balazos, pero al ver su negativa, simplemente me di media vuelta y salí caminando por la misma puerta, esperando que Airu me siguiera. Una vez afuera, seguiríamos el plan B.

- Ya sabes que hacer. - le dije a mi compañera de salvajes instintos. Esa frase a simple vista no decía mucho para la gente que había alcanzado a oírlo, pero estaba seguro de que para mi felina pareja sería música para sus oídos. Ahora, sólo quedaba esperar hasta la noche.

por Invitado Lun Feb 13, 2017 9:28 am

Una sola frase era suficiente para sacarme del estado de niña mimada, y es que él sabía muy bien que decirme, siempre lo supo. Pensaba que tenía alguna capacidad innata de manipularme, aunque lejos de asustarme, me gustaba. Era una relación extraña, aunque era lo que quería y necesitaba. Obviamente, nadie más podía pararme los pies. Él era la única persona a la que hacía algo de caso, o al menos obedecía instintivamente. El líder de la manada. El macho alfa. Yo, por otro lado, me mostraba complaciente ante esa frialdad. Me gustaba. Aunque nunca dejase sus sentimientos flotar, si es que tenía. Como yo, aunque mi grado de impulsividad sea por mucho, mayor. Mi cara volvió a mostrar aquella sonrisa peculiar que podía dar escalofríos. Parecía que era la mujer más feliz y encantada del mundo, pero en realidad estaba planeando la manera más entretenida de jugar con mi próxima víctima. Supongo que es una costumbre que había adquirido al estar tanto tiempo encerrada y mirando a mis dueños desde dentro. Soñar era una necesidad. Daddy empezaba a explicarme que habíamos venido a hacer ahí. Nótese que durante todo el trayecto, aparte de que no habíamos hablado mucho, no había puesto ningún interés en la misión y sus necesidades. Rescatar unos documentos antiguos no sonaba muy divertido, aparte de que por lo que contaba, no teníamos ni puta idea de quien podría haber sido.

- Se que parecerá una locura, y eso que me gusta mucho jugar a la caza, pero no tener ni una idea de por dónde empezar, se me hace algo... No sé. ¿Porqué no instauramos un dominio de protección? Algo así como... Tener nuestra propia red de información en las islas, nuestro propio registro de quien salió y así al menos tendríamos un nombre en este tipo de situaciones. Hay presas muy escurridizas. - quizás eso sería lo más largo e inteligente que habría dicho en mucho tiempo. But sometimes, a gurl needs to think. Mis pasos no se pararon ahí, si no que lo siguió hasta donde él se paró para hablar con un marine que estaba sentado en una mesa. El hombre denegó su petición, y yo miré hacía otro lado divertida. Vaya, había tocado la fibra sensible de Donner. Sabía que me tocaría actuar, y eso, traía la felicidad y el entusiasmo de nuevo en mi corazón. Me senté sobre la mesa, cruzando mis piernas como toda una señorita. Mi cuerpo estaba medio encarándole, para después tocar con mi dedo índice su cara, para perfilarla. Podía sentir como su corazón empezaba a latir de prisa. El hombre se estaba poniendo nervioso, aunque no por el miedo, si no por algunas fantesias que seguramente tendría en su cabeza hueca. Me pasé la lengua por los labios, humedecíendolas, él tragó en seco. No lo sabía, pero estaba siendo analizado. Analicé todo su cuerpo, sus debilidades, la forma en la que se sentaba y actuaba. Todo había sido archivado dentro de mi mente. Me acerqué un poco a su cara para inspirar con fuerza mientras agarraba aire en mis pulmones. Estaba empezando a estar en éxtasis, cuando la voz de daddy se escuchaba atrás mío. Era tiempo de volver. Dejé escapar una sonrisita juguetona. Eso había incentivado mis ganas, y me había puesto de buen humor. Correteé detrás suyo hasta alcanzarle, mientras canturreaba con pequeños vocales.

por Invitado Mar Feb 14, 2017 9:27 pm

Justo después de que le dijera lo que tenía que hacer a mi compañera, pude sentir como su actitud cambiaba con respecto a nuestra misión, puesto que fue hacia el marine, se sentó en la mesa y empezó a hacer de las suyas. Si alguien podía manipular bien a un hombre, era ella, pero bien sabía que no sólo lo estaba manipulando, lo estaba analizando muy a fondo, cual animal salvaje acecha y conoce a su presa antes de atacar. Ante eso sonreí muy levemente para salir del recinto.

Esperaría a la joven hasta que saliera del recinto, escuchando cómo se acercaba casi cantando y con su sigiloso andar de siempre. Al sentirla cerca, empecé a caminar hacia una taberna, me habían entrado ganas de beber algo para calmar un poco la rabia que tenía hacia ese marine que se había negado a darme información y las ganas de haberle reventado la cabeza a tiros. Pero principalmente, quería conversar con mi compañera sobre una idea que había dado poco antes de hablar con el marine y a la cual no respondí en el momento. Por ello, una vez adentro, me senté en una silla junto a una mesa para poner mis dos pies sobre la misma. Automáticamente, me llevé todas las miradas, estaba cabreado, por lo que sólo miraba a los curiososo con mi semblante amenazante y aparentemente furioso de siempre.

No demoró en llegar el vino y un poco de comida, la persona que nos atendía lo hacía rápido, puesto que no quería tener mucho contacto con nosotros debido a la amenaza que representábamos. - Tener un grupo de ratas en todas las islas... No suena mal. - comentaba de la nada a mi compañera que seguramente estaría a mi lado, para pensar detenidamente la idea, la cual era simplemente brillante. No me agradaba la idea de depender de los demás, pero tener a un grupo de hombres sometidos a mi voluntad era una idea que me agradaba, nos ahorraría mucho trabajo. Ante eso, puse mi mano derecha sobre la cabeza de la chica de cabello gris, mirándola con mi semblante de siempre para así mover mi mano acariciándola para felicitarla por tal idea.

Luego de comer y beber lo suficiente, pedí unas llaves para una de las muchas habitaciones que tenían en los pisos superiores. Quería descansar un rato antes de poder continuar con la misión una vez que Airu empezara con su parte. Por ello, y esperando que me siguiera como siempre, subí por unas escaleras para entrar en una habitación.

por Invitado Mar Feb 14, 2017 11:06 pm

Hacíamos un trabajo efectivo, pero no eramos los mejores. Habían otros mejores que nosotros, aunque teníamos algo que ellos no: afinidad. Por separado no eramos gran cosa, pero dos cabezas siempre piensan mejor que una, y, cuando conoces a tu compañero como te conoces a ti misma, la situación cambia radical. Desde pelear, tener técnicas juntos, hasta entendernos de tan sólo una mirada. No había ninguna tarea que no podíamos aprovechar. Incluso aquella. Daddy sabía que hacer para tenerme contenta y acatar sus ordenes al momento. Me había dado una presa, aunque no la podía matar, podía jugar con ella durante un ratito, y eso me hacía feliz. La sangre me daría el sostento que necesitaba por unos días, hasta la próxima cacería. No dijimos nada hasta llegar a una taberna. Sabía que el marine le había sacada de quicio, aunque su expresión nunca había cambiado. Su aura en cambio... daba más miedo que de costumbre. Y eso seguramente lo habían podido sentir los que habían dentro de la taberna que él había elegido. Yo, en cambio, seguía teniendo una sonrisa sobre mi rostro. En mis infinitas ganas de parecer una niña buena, parecía una mujer que no estaba en sus cabales. Aunque obviamente, como los demás nos veían, nos importaba una mierda.

Pidió de beber, aunque yo me lo guardaría para después de esta noche. No quería estar bajo las influencias de nada, la sola sensación de la cacería me daría casi todo lo que necesitaba, así que miraba aburrida la gente asustada, tomando una postura femenina, cruzando las piernas. - Un mal día. - susurré entre dientes en la dirección de la otra mesa, cuyos invitados se acabarían marchando después de mi aclaración. Sabía lo que estaba haciendo. Aunque no de una manera tan violenta como él, daba miedo. Un miedo más... mental que físico y tener dicho poder me incentivaba a hacerlo aún más. A Daddy, por otro lado, le había gustado mi idea, demostrándolo con una caricia sobre mi cabeza que me hizo ronronear durante un momento. Algunas cosas nunca cambian en la vida, y esa era una de ellas. La idea quedaría al aire, no era el cerebro de la pareja, así que cuando tuviese algo en claro seguramente me lo explicará. Mientras tanto, subimos a la habitación que él había pedido, donde esperé que la noche cayese sobre la ciudad blanca. Y la cacería empezara. Me acicalé la ropa, quedando aquella vez en un vestido morado, que tenía debajo del negro, y soltando mi pelo. La idea es que no me reconozca nadie, aunque tampoco me importaba si lo harían, pero aquella vez no podía cargarme a la presa. Me fui de ahí, no antes de despedirme de mi compañero, y poner rumbo hacía el cuartel marine nuevamente.

por Invitado Jue Feb 16, 2017 9:34 am

No había sido un día muy productivo en cuanto a obtener la información que buscábamos, aunque si había sido luego de aquel descanso en la habitación junto a mi compañera. Ahora, la noche había caído, y la peligris debía emprender su cacería sola y hacer de las suyas, casi pensé en sentir lástima por aquel marine que pronto iba a desear realmente estar muerto. La locura y sed de sangre de la felina casi podía ser palpable en el ambiente.

La miraba fijamente, sentado en la cama, vistiendo mi camisa blanca sin abrochar y pantalones negros, mientras ella se arreglaba como nunca antes la había visto. Su cabello largo ondeaba y el vestido púrpura que tenía puesto debajo del anterior. Al verla cambiarse surgían nuevamente esos deseos e instintos básicos, pero sabía que no era el momento y debía reprimirlos. Por eso, me puse de pie antes de que esta se marchase para poner mi mano sobre su cabeza y darle esas particulares y algo brutas caricias que le hacían ronronear de vez en cuando. Para finalmente acercar su cabeza de manera brusca hacia la mía para darle un beso, no uno pasional o protector, uno posesivo que incentivara a la joven a volver pronto y cumplir con su misión.

Luego de esto, fui a sentarme en una silla donde se encontraba un escritorio, sobre este, había una botella de vino completamente llena. ¿Cortesía de la casa? No me importaba, ahora debía beber y esperar pacientemente a mi compañera, sabiendo de antemano que cumpliría la tarea encomendada.

por Invitado Jue Feb 16, 2017 8:54 pm

Musiquita:

Estaba sonriendo mientras mis pasos juguetones recorrían las calles de Notice con una destinación clara: el cuartel marine. Era mi momento en aquella tarea. Tenía un objetivo claro: hacerme con el registro de destinaciones de los marines de aquella isla en los últimos cinco días. No sabía lo mucho que importaban esos registros, pero esperaba que fueran muy importantes, así el juego sería más entretenido. Si algo me gustaba, aparte de la caza, era la tortura. Y aquella misión era, precisamente eso. ¿Me podría escabullir y conseguirlos sin violencia? Quizás, pero me tomaría mucho tiempo, además de que no tenía ni idea de como se vieran, o donde los guardaban. Seguramente la oficina estaba lleno de papeles y registros, aparte ¿cual de las oficinas? Era demasiado complicado. Mi andar acabó al quedar en un lado del muro que guardaba celosamente el cuartel de Notice. Olisqueé el ambiente. Tenía que encontrar al hombre que habíamos visto anteriormente, seguramente él sabría algo y ya estaba familiarizada con el sujeto. Salté el muro alto, quedándo dentro, sobre una de las oficinas. Mi mirada barría la zona, seguramente tendrán la seguridad muy apretada, Podía ver varios objetivos, pero no podía matar a ninguno. Suspiré un poco. Recordé el beso que Daddy me había dado, y toqué mis labios. Sonreí de manera maliciosa. Debía volver a casa pronto.

Bajé con cuidado hasta quedar en el suelo, y empecé a mirar las ventanas de cada una de las oficinas, hasta que mi mirada encontró aquello que buscaba. El hombre con el que traté anteriormente, estaba ahí. Pero también había otro hombre en la entrada, cosa que se hacía algo pesada. Tenía que noquearle, y hacer acto de presencia en el interior de aquella oficina. Planeé todo a sangre fría. Aunque no había llegado ahí, ya sabía que iba a hacer, paso a paso. Esperé en la esquina del pequeño edificio, y busqué un punto ciego para el guardia. Me acerqué desde atrás y asesté un golpe con la empuñadura de mi katana en la nuca del guardia, quien cayó al suelo sin hacer mucho ruido. Contaba unos quince minutos antes de que este despertase, aunque no podía dejar el cuerpo ahí, puesto que cualquiera podría verlo. Senté al desmayado sobre la silla, de tal forma que parecía haber caído en un simple sueño, pero até sus pies y manos a la misma, por debajo de la ropa. Podía gritar, pero no podía moverse, lo cual le imposibilitaría a hacer muchas cosas. Me deslicé en el hueco de la puerta a medio abrir, y noté que mi víctima ni siquiera había notado que me encontraba en la habitación, cosa que era una buena señal. Se trataba de un simple marine, seguramente no tan preparado para el combate, o sin mucho nivel. Sonreí por debajo de mi flequillo, y me acerqué a él.

- ¿C-como entraste aquí? ¿Quién eres tú? - soltó el lápiz y se separó del escritorio, aún en su silla. Podía ver que intentó decir algo más, pero estaba paralizado por el miedo. Su cerebro seguramente había asimilado que, si había llegado hasta ahí estando viva, era bastante peligrosa. Me senté sobre su escritorio, quedando con los pies abiertos apoyádos en un lado y a otro de su silla. Su mirada quedó parada en la tela blanca que quedaba tapando mi entrepierna, y su rostro se puso rojo gradualmente. Sabía que los hombres no eran muy diferentes a los animales, no importaban su estátus o su oficio. Seguirían yendo a lo mismo, siguiendo su instinto básico. Mi mano cogió la capa que había apoyada en el respaldo de su silla y, antes de que pudiese decir nada más, se la metí en la boca, imposibilitándole el habla. Cogí su muñeca con rapidez y tomé, con mi otra mano, su dedo índice entre mis dedos. - Solo quiero que sepas que sentirás mucho dolor, y eso sólo es una muestra de lo hija de puta que puedo ser. - presioné su uña hasta que esta empezó a desgarrar de la misma carne, parecía que había sido suficiente puesto que le hombre intentaba gritar desde sus adentros, pero ya era tarde: el olor de la sangre había entrado en mis fosas nasales. Rompí su dedo y le di un par de vueltas, hasta que el hueso traspasó la barrera de la piel., y el dedo quedo totalmente separado de su mano. Me lo metí en la boca y lo empecé a masticar. Era simple comida, pero sabía que eso le iba a aterrar más de lo que debería.

El flequillo estaba cubriendo toda mi cara, a juego con el largo pelo que hacía de cortina para mi cuerpo. Sólo se podía ver una boca que masticaba un trocito pequeño de carne ensangrentada, pero eso fue suficiente para que lo tuviera bajo mi dominio en esos momentos. Me saqué el dedo de la boca a medio comer. - Bien, ahora si eres tan amable, dime donde están los registros de los marines que salieron y entraron en la isla los últimos cinco días. Si no me lo dices, lo próximo que me comeré no será un dedo. - hablaba de manera pautada y tranquila. No estaba discutiendo ni haciendo gracias. Hablaba enserio. El hombre apuntó en un cajón, y yo me metí el resto del dedo en la boca nuevamente, escupiendo el hueso. No lo había atado, pero no hacía falta. Estaba paralizado por el miedo. Impresionado. Su cara se había vuelto blanca, y se había meado encima cuando dije lo último. Estaba cagado de miedo. La adrenalina era tanta que le imposibilitaba la acción. Eso había sido corto. Me paré en frente del cajón y saqué todos los papeles, rompiendo sólo lo que me interesaba. Antes de darme la vuelta, mi presa había cedido a la presión, y se había desmayado. Habían esas ganas de matar, pero no tan fuertes. Aparte de la petición de daddy, no me gustaban los cobardes. Alguien que no diese juego. Suspiré. No me apetecía ni roer su oreja.

El tiempo estaba corriendo, y tan sólo me dejaba con un par de minutos de lapso hasta que el guardia se despertara. Después del tentempié y con los papeles metidos dentro de mi vestido a la altura del pecho, volví antes de que escuchar las sirenas. Me quedé en la ventana del cuarto que habíamos alquilado, mirando el interior antes de golpearla un par de veces. Entré dentro y me acerqué al moreno con una pequeña sonrisa juguetona. - Encuéntralo. - me quedé parada, haciendo contacto visual. Había sido rápida, y eficaz. Merecía un incentivo.No pasó mucho tiempo hasta que nos quedamos dormidos. Mañana seguramente habrían más cosas que hacer, aunque no sabía realmente el que. Desperté desnuda en su cama, y podía sentir como algunas heridas habían aparecido sobre mi cuerpo pero, como a veces pasaba, no me acordaba de mucho. Sabía que había estado en una caza, pero la mañana había borrado por completo la figura de mi antigua presa. - Daddy~- susurré un tanto en su oreja, antes de acurrucarme más, colocando una pierna por encima suya de manera posesiva. - ¿Qué haremos hoy? - los informes habían sido tirados sobre su mesita de noche antes de que... ¿habíamos bebido? Las sábanas tenían un olor a sangre seca y vino. La habitación estaba desarreglada, como si una lucha se había desencadenado ahí. Estaba ansiosa por un día más de libertad.

por Invitado Sáb Feb 18, 2017 3:39 pm

Y así, cómo lo habíamos planeado, mi compañera procedió a iniciar una cacería que sólo ella podría llevar a cabo. Ahora llegaría la parte más difícil dela velada, esperar a la felina mujer. Sabía que no le tomaría mucho, pero aún así, incluso la gente que me ve en la calle sabe que no soy un hombre con mucha paciencia, en especial cuando hay una cacería de por medio. Debía esperar y confiar en mi gatuna compañera, sabía que era capaz de muchas cosas y que esto sería un simple juego para ella.

Sabía que el tiempo pasaría más lento si no hacía algo, es por ello, que bajé por unos instantes a la barra de la taberna para pedir unas diez botellas de vino, las cuales subí poníendolas todas bajo mis brazos. Llegué a nuestra habitación para así dejar todas las botellas de vino en un escritorio, acto seguido, me senté en la silla que había junto a este para así empezar a beber y limpiar mis armas con delicadeza con un trapo dedicado para eso que se encontraba en mi abrigo negro.

El tiempo pasaba, mis pistolas ya estaban completamente limpias y ya habían caído tres o cuatro botellas de vino, aún me encontraba sobrio pero empezaba a desear la llegada de Airu, no sólo por el hecho de que tendría una pista clave para nuestra misión, sino que también la combinación del alcohol y el aburrimiento habían despertado mi deseo por ella.

Cuando ya estaba a punto de perder la paciencia, sentí unos golpes en la ventana, era ella. Por eso, le abrí para poder verla con una sonrisa juguetona y su vestido morado. Fue entonces que escuché las palabras mágicas "encuéntralos", ahí fue cuando la tomé bruscamente desde sus brazos para así lanzarla a la cama. Sin siquiera decirle un "hola" o felicitarla cortesmente por haber cumplido su parte de la misión, me lanzaría sobre ella para saciar los deseos carnales que habían nacido ya hace varios minutos y de paso, encontrar los papeles que necesitabamos.

Finalmente nos quedamos dormidos, a la mañana siguiente, pude sentir la susurrante y dulce voz de mi compañera a la vez que ponía su pierna sobre mi cuerpo, acurrucándose luego de aquella fascinante noche. Ante esto, sólo la miré fijamente y puse mi mano sobre su cabeza para realizar las caricias bruscas que tanto le gustaban. Acto seguido, preguntó qué era lo que haríamos hoy. Fue entonces cuando aparté su pierna de mí, para poder levantarme y mirar hacia la ventana. La luz de la mañana iluminaba mi desnudo y marcado cuerpo. Tenía mordidas, cortes, mortones... Nada del otro mundo considerando la relación que tenía con la peligris. Tomé entonces mi camisa para ponérmela a medio abrochar, debíamos empezar a funcionar puesto que teníamos trabajo que hacer.

Fue por eso que tomé los registros que mi compañera había traído para empezar a leerlos con detenimiento. Ahí pude ver los nombres de dos marines que habían estado en Ohara recientemente, al ver esto, simplemente entregué la lista a mi felina favorita para que pudiera leerla y darse cuenta de que estábamos cerca.- Debe haber un lugar por aquí que frecuenten los marines, preguntaremos ahí por el paradero esos dos insectos. - comenté mi felina compañera sin siquiera mirarla a medida que me arreglaba, ajustaba mis pistolas y sus fustas al cinturón de mi pantalón al mismo tiempo que contaba las municiones que me quedaban. Ahora, sólo quedaba partir y empezar la última parte de nuestra búsqueda.

por Invitado Lun Feb 20, 2017 1:47 pm

Otro día de la misión. Si bien aquello se hacía aburrido a ratos, tener algo que hacer era mejor que no hacer nada. Aunque solo sea investigar, cosa que a mi particularmente no se me daba demasiado mal, aunque juntar los detalles me parecía bastante aburrido. Podía ver cu cuerpo desnudo quitando luz que provenía de la ventana, y también la sangre sobre la misma que brillaba con los primeros rayos del sol. Me levanté un tanto, aunque aún estaba tapada por las sábanas en sitios importantes. Me había puesto a pensar sobre lo próximo, pero no tenía que hacerlo demasiado puesto que él ya estaba cogiendo los papeles entre las manos y dejaba escuchar cual sería nuestro próximo paso. Ir a ver donde podíamos encontrar marines, y al parecer ver el paradero de dos de las personas que estaban en la lista y habían estado en la isla de Ohara. Dicho y hecho. No tardé en despertarme del todo, aún recordando las caricias que él me daba todas las mañanas y me hacían ronronear, inutilizando aquellos instintos primitivos que casi siempre se intentaban apoderar de mi. Me puse de pie, aunque nada más tocar el suelo sabía que mi pie había sido ligeramente perforado por un cristal. Miré hacía abajo para ver como vivíamos en las más miserables condiciones, pese al dinero que poseíamos.

La madera estaba llena de cristales, restos de comida, y muchas otras guarradas, y todo aquello sólo de una noche. Saqué el cristal de mi pierna y se lo tiré, mirándole con odio. No dije nada, eran pocas las veces que realmente me enfadaba, y esa no era una de ellas de todas formas. Salté entre la mierda que había en el suelo, para llegar al baño y no salir hasta estar totalmente limpia y vestida. Le hubiese invitado o quizás metido a la fuerza para que me acompañarme, pero la escena de antes y el hecho de que teníamos poco tiempo, me habían quitado las ganas. Al salir, ya tenía puestas mis botas. Sabía que no podíamos quedarnos un día más en aquella habitación, pero quizás y tampoco pasaríamos más tiempo en la isla. Mis ojos se perdían en la ciudad que se extendía a partir de nuestra ventana. Era curioso como mi vida había cambiado tanto. Ahora era una persona "normal", aunque no tenía una meta predefinida. Simplemente me iba dejando, fluyendo a su lado. Pero el gran avance era que, en realidad, tenía un trabajo de verdad. Sonreí un tanto, aunque ahora que me acordaba había oído algo como el "Bar de la pata" salir de las bocas de los hombres que habían dentro del cuartel, la noche anterior. - Creo que tengo un sitio. - susurré pensativa, mientras que él terminaba de vestirse.

La información nos dejó delante de un bar que claramente, parecía lleno de marines. Se podían ver los uniformes desde las ventanas, y el ambiente era entre pacífico y agitado. Como todo bar, no podía dejar de lado las putas bailando sobre las meses, aunque era bastante callado dadas las horas de la mañana. Gente que nunca se había ido a dormir, y gente que recién empezaba el día. El olor a borracho se podía sentir desde fuera. Seguí los pasos de mi compañero hasta adentro, y esperé órdenes. Si hubiese sido por mi, hubiera bloqueado la salida y prender fuego a todas las ratas inmundas que había ahí. - ¿Y bien? Parece que estamos en el sitio correcto. - decía después de esquivar una botella que vino justo hacía mi cara. Lo típico de los bares.

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