Strong Enough [Pasado]

Los sonidos de miles de pasos se hacían resonar en lo largo del lugar. La gente miraba de manera preocupada y confundida al grupo de hombres que marchaba de manera coordinada, en el frente me encontraba yo dirigiéndolos. Teníamos una misión importante, aunque este lugar fuera independiente a la autoridad del gobierno y la marina, el hecho es que solo hemos venido a la tarea de captura de un grupo peligroso de piratas quienes se están escondiendo en esta isla. Marchando con un grupo de 20 hombres, algunos armados con espadas y armas el pequeño pelotón se detendría. –Muy bien señores, recuerden ser cuidadosos y amables, somos simplemente invitados, debemos respetar las reglas del lugar.- Dije con mucha autoridad y seriedad al grupo de hombres quienes afirmarían haciendo el saludo militar.

Pronto comenzarían a dividirse en grupos de 4 para registrar el perímetro. Pronto, tomaría un pequeño caracol de mi bolsillo para dar reportes. –Teniente Teppelin, hemos llegado al punto central, comienza la búsqueda, una vez obtenido más detalles llamare para reportar. – Pronto recibiría una afirmación de voz de mi capitán a cargo de la misión. Terminaría guardando el pequeño aparato para sumarme a la búsqueda por mi cuenta. Merodeando en rincones, callejones y por supuesto, interrogando a los civiles. Aunque lo mejor es ir asegurando que no hay ninguno de ellos por aquí, pero posiblemente estén entre los frondosos bosques de las afueras, suele ser un escondite común para  piratas de su calibre.

El número de piratas es desconocido, pero en su último atraco en el que hubo varios heridos y algunos muertos, los testigos afirmaron un total de 15 hombres o hasta más, de todos modos solo he venido con un grupo de 20. En las naves ancladas en la costa hay mas esperando órdenes en caso de necesitar refuerzo, la máxima prioridad es no convertir esto en un espectáculo, ya  que eso, en una isla como esta no sería recomendable y terminaría con mis superiores gritándome. Aunque eso poco me importa, no es que sea rebelde, mi prioridad máxima es la seguridad y hacer cumplir la justicia.

Los días pasaban sin pena ni gloria para el albino, todavía no se recuperaba del todo de las recientes pérdidas en Shimotsuki y aunque trataba de pensar en otra cosa la realidad era que una y otra vez, especialmente por las noches, el rostro de sus mentores Oku y Sakura así como el de Natsumi le venían a la mente en aquel fatídico día. Las pesadillas no le eran extrañas, mucho menos al verse envuelto en aquel manto de locura que despertó en ese instante por la furia, ahora comprendía perfectamente lo que una vez comentó su maestro…tenerse miedo era lo peor del mundo pues el temor radicaba en uno, uno que era imposible de evitar pues siempre estabas acompañado por ti. Eso más o menos provocaba conflicto en Eden hasta el punto de evitar atacar a otras personas como hiciera antaño, buscaba mayormente evitar los problemas pues no quería volver a convertirse en esa bestia sanguinaria.

Por lo anterior, había decidido movilizarse a Micqueot tras su paso por Spider Miles, como cazador que comenzaba a hacerse de renombre en los Blues quería conocer más a fondo a la calaña de su oficio. Había que puntualizar el hecho que no se veía como aquellos hombres, mismos que capturaban criminales con la finalidad de obtener una ganancia monetaria, en su caso, él lo hacía porque en realidad buscaba proteger a los indefensos, su espada estaba ahora al servicio de los menos favorecidos en el mundo, o al menos eso esperaba.

-¡Hey tú, despierta novato tenemos que trabajar!- rugió Akira, una mujer de cierta edad y una cara de pocos amigos, ella era una de las cazadoras más antiguas en la isla y había aceptado a Silverman como un apoyo para buscar a unos cuantos piratas que estaban ocasionando problemas. Dentro de los cazadores las llamadas tripulaciones eran regularmente escazas, la mayoría trabajaba en grupo solamente por conveniencia y posteriormente se iban cada uno por su lado, así que no podía llamar a Akira su mentora o capitana, solamente su colaboradora, lo mismo que el resto del grupo, tres hombres más para conformar entonces un pequeño grupo de cinco, claramente ellos eran solamente una parte, existían otros que buscaban lo mismo y encima según los rumores la Marina estaba ya en el sitio para hacer su trabajo. Los cazadores no veían bien a los uniformados, según ellos, eran una competencia injusta, por el simple hecho que tenían la legalidad de capturar y en caso de ser atacados podían justificar matar a otra persona.

Como sea, Eden se puso en pie y avanzó con aquel grupo, las pistas eran pocas y dadas por algunos empleados de los viñedos, según estos los piratas atacaban inesperadamente con fines no claros, ¿acaso estaban capturando civiles para venderlos como esclavos en la Grand Line?, quizás incluso en los Blues, el negocio negro era algo bastante redituable para los criminales, sobre todo si los mismos estaban aliados a Capone, ese sujeto estaba poniendo todos patas arriba. “Espero acabar pronto, no me siento de ánimos para hacer esto todo el maldito día” el semblante del chico se mantenía cabizbajo y aunque ya a la distancia podía notar a un grupo de marines no les prestó importancia, no le interesaban en lo más mínimo.

El joven teniente se mantenía alerta y firme mientras merodeaba las calles del lugar. También, mantenía cerca de su el pequeño caracol para en caso de alguna eventualidad u informe de sus compañeros. Por los momentos no se había notificado reportes ni nada por el estilo de los hombres que se había dividió para agilizar la brusquedad. Desde ya hace un buen tiempo se ha estado haciendo seguimiento a la actividad criminal de este grupo de piratas. Según las investigaciones, el nombre de la banda es “Breakers” y por lo visto no son nada amigables. Se les han anotado cargos como: Robo, asesinato a sangre fría, invasión a la propiedad, resistirse al arresto, daños a propiedades privadas y públicas y entre otros. Piratas por asi decirlo en su máximo significado. Buscaban riquezas fama y poder, lo típico. Ese es el lamentable ideal que hoy dia se vive en este mundo. Pocos son aquellos que de verdad quieren cambiar las cosas para bien. Que aun creen en esas viejas costumbres en las que mantenías una vida honesta… Todo eso se ha desmoronado en un mar de codicia incontrolable.

Ya es momento de tomarse las cosas mas en serio. Si, ellos no son los únicos piratas. Se podría decir que cada dia se forman cientos de piratas dispuestos a surcar en los mares hambrientos de aventuras como también conflictos y tesoros. El joven teniente no era alguien que guardara rencor a ningún tipo de gente o pensamiento. Mas el tenia reglas simples. Reglas donde por nada del mundo deberías usar tu poder en contra de los inocentes. No existe justificación aceptable para tal acto. Es uno de los mas cobardes. Puede entender el querer navegar y vivir la vida de un aventurero que se enfrenta a peligros desconocidos. Pero… ¿En que lógica entra esto de matar y robar? Inaceptable, totalmente inaceptable. El teniente lucharía con todo el sudor de su frente con tal de hacer valer la justicia. No por fama o promociones. Ni tampoco la obligación que le da su uniforme. Si no, por que es una persona que desea que las cosas mejoren y cambien. Alguien cuyo anhelo es proteger a todos, proteger la felicidad y sonrisa de aquellos que no pueden defenderse por si solos.

“Hay tantos lugares por los que podría revisar… Quizás podría intentar en aquel bar.. Aunque creo que es un sitio muy obvio donde saben que uno buscaría…” Pensaba el teniente mientras miraba a sus alrededores buscando un punto donde establecer un control de búsqueda. Por otra parte el peli azul notaria que ciertas personas no estaban felices de verle… No entendía por que, en especial, cuando el esta intentando capturar a estos asesinos y ladrones… Vaya, el mundo se ha vuelto un lugar sin sentido alguno. Total, el joven marine continuaría revisando las calles de la zona que le tocó revisar.

El camino les llevó hasta las vacías calles del lugar, los marines a la distancia se separaron, posiblemente para abarcar más campo, en tanto, los cazadores se mantuvieron juntos bajo el liderazgo de aquella mujer que evaluaba la situación y la comunicaba por lo bajo a sus acompañantes. Micqueot no se caracterizaba por ser una isla grande, tampoco demasiado calma, en realidad un lugar que se dedicaba a la cosecha y venta de vino no podía ser un lugar sereno, eso en cierto modo dificultaba la labor de búsqueda pues los pleitos no eran algo extraño en los bares de las cercanías; por otro lado, era bien sabido que en la isla pululaban los cazadores de modo que todos eran más o menos conocidos, ver un rostro extraño iba a ser suficiente para alertarse y en ese caso pensar que era un posible sospechoso.

Akira finalmente determinó que debían igualmente separarse, ella iría junto a otro hombre mientras los otros dos tomarían camino juntos, el único que debería avanzar por su cuenta era Eden, algo que no le molestaba en realidad, después de todo tampoco estaba de humor para dialogar de forma extensa. -Claro- fue lo único que dijo y tomó su rumbo a un bar cercano, era la ubicación más obvia de todos, era casi imposible pensar que alguien sería tan idiota como para ocultarse en un lugar como ese, empero, su maestro alguna vez le comentó que a veces las respuestas más obvias eran las acertadas.

Evitó a un chico distraído de la marina que aparentemente estaba pensando en algunas cuestiones filosóficas sin darse cuenta de su rumbo y finalmente abrió la puerta de aquel bar, en el interior estaban solo unos cuantos bebedores divirtiéndose y elevando las jarras de cerveza cantando algo respecto a una mujer con las bragas rosadas, una peculiar elección para unos cuantos borrachines. En la barra se encontraba un anciano que Silverman pudo reconocer, en el lugar le decían Sully, hace décadas había sido un buen cazador, pero ahora solo se dedicaba a producir vino y beberlo en aquel sitio, si alguien estaba enterado de las novedades de cada rincón en la isla era ese bebedor anquilosado.

-Hola Sully- tomó asiento al lado del sujeto y este solo elevó una copa de vino acabándola de un solo momento para servirse de nuevo comenzando a sonreír con cierta estupidez marcada en su rostro -¿Sabes si hay alguna novedad en la isla?- hubo silencio por un momento y cuando se dio cuenta el sujeto ya estaba roncando tendido sobre la barra, era de esperarse de un borracho, por un momento sintió ganas de golpearlo pero logró contenerse cuando el sujeto del bar, un tipo regordete y con cara graciosa le señalaba disimuladamente a unos cuantos sujetos reunidos en una mesa del fondo, a diferencia del resto ellos no celebraban, estaban más bien hablando sobre cosas aparentemente importantes pues lo hacían con alta discreción pese a que nadie les estaba poniendo la debida atención, ¿podrían ser ellos parte de esos piratas o en su defecto todos?, era muy viable.

El joven teniente estaba pendiente de los reportes, al parecer las demás zonas no presentaban ningún inconveniente. Por otra parte ya el joven marine había dejado la idea de querer entrar en aquel bar. Merodeaba por callejones y lugares cerrados u ocultos. Solo se encontraría basura, animales y algunos ebrios vagando. ¿Dónde estaban estos piratas? Quizá cuando las naves de la marina estaban por llegar a la costa, eso fue suficiente para alertarlos y esconderse bien…   Pero no  podrán esconderse por siempre.. ¿Cómo estaba tan seguro el chico? Pues, montarían un campamento hasta encontrarlos. La marina necesita demostrar que sigue siendo un símbolo de autoridad sobre estas aguas, permitir que piratas como estos se salgan con la suya, dejaría en ridículo y deshonra a la organización.

El muchacho aburrido y un poco impaciente por la búsqueda, comenzaría a dar pequeños saltos en el aire utilizando sus habilidades justicieras… El rokushiki. Asi, aterrizando sobre el techo de un negocio donde desde ahí podía apreciar el  panorama del lugar. “Nada que ver… ¿Dónde se habrán metido?” Bajaría decepcionado para comenzar su búsqueda. *Bere bere bere bere* era el sonido que soltaba el pequeño caracol, señal, de una llamada. –Teniente Simón. ¿Qué ocurre?- Diría de manera firme el joven para cuando la respuesta le daría sorpresa. –Nada sobre los piratas señor, pero… Estuvimos revisando en el bosque, y encontramos una cabaña abandonada, luego de una revisión meticulosa, nos topamos con armas y algunas joyas… Creo que es parte del botín de los piratas.- El joven teniente quedaría pensativo en silencio sacando deducciones… -Momento.. ¿Armas?- El teniente dejaría salir un rostro de preocupación y terror para apretar con fuerza el pequeño caracol  y hablar con todas sus fuerzas. -¡Tengan cuidado! ¡Pueden estar cerca o escondidos en alguna zona! ¿Chicos?  ¿Me copian?- Diría el teniente alterado mientras solo escucharía golpeteos, forcejeos y disparos y asi, terminando la comunicación.

-¡Rayos! ¿Chicos me copian? Demonios…- Dado a que se habían dividió en parejas, solo eran dos, posiblemente se encontrarían con mas. Les habían tendido una trampa. Pronto cambiaria la frecuencia y daría la orden. -¡Todos! ¡Diríjanse lo mas rápido que puedan a las afueras de la ciudad, cerca del bosque. Muy en el interior encontraran una vieja cabaña! ¡Oficiales en peligro!- Informaría para luego echarse a la carrera a toda su velocidad… Debía llegar rápido, aunque realmente ya se estaba preparando y mentalizando para lo peor. Los 18 hombres restantes tambien se moverian a dicho lugar.... El teniente esperaba que no ocurriese algo malo, pero era eviedente que eso seria imposile

Eden se acercó a los hombres que estaban reunidos en aquella mesa, su confianza era absoluta, algo que le diferenciaba mucho de pocos meses atrás, si alguien le había conocido un par de años antes y lo veía ahora sin duda se encontraría con el mismo chico en fondo, pero con notables cambios en cuanto a su comportamiento. Antaño, Eden era un chico más dudoso de sus habilidades, menos engreído y mucho más cauteloso, al menos en el sentido de arriesgar su vida; ahora mismo, era más bien un chico que confiaba en sus aptitudes, por ello se tomaba bastante a la ligera cualquier amenaza, era en cierto modo engreído pues hasta el momento nadie había demostrado ser capaz de hacerle daño de verdad, eso le daba a entender que estaba por encima de los demás y finalmente, para él la muerte estaba ya careciendo de sentido, en un modo literal y no figurativo.

Una vez frente a aquellos sujetos colocó una mano sobre la mesa -Disculpen, quería pedir una información- inesperadamente uno de los piratas se movió con rapidez y clavó con enorme fuerza un cuchillo en la mano del albino atravesándola de lado a lado riendo junto a sus compañeros, pero dicha burla se extinguió apenas uno o dos segundos después cuando Silverman elevó la mano mostrando el cuchillo que le atravesaba pero sin una gota de sangre, la “herida” que estaba generada en su cuerpo resplandecía en los bordes como un fuego azul destellante muy tenue, algo que obviamente ninguno de esos había visto en su vida y que causó que al menos dos de ellos se moviesen de la silla cayendo al suelo por la impresión. Por un momento el samurái contempló aquel cuchillo con cuidado y después lo retiró demostrando que su mano se regeneraba aparentemente con aquel destello azul -Oh, interesante- y con eso dejó caer el arma al suelo para sujetar por el cuello al agresor y elevarlo del suelo demostrando con ello una fuerza superior a la de un hombre común -¿Ahora puedes prestarme tu atención por favor?-.

El sujeto que estaba tratando de liberarse de manera infructuosa comenzó a pedir auxilio, sus compañeros aunque algo incrédulos lograron recobrar la compostura suficiente para sacar espadas y pistolas atacando con todas sus energías al chico, algo que no duró más que unos treinta segundos hasta que todos desistieron tras observar atónitos como ningún tipo de daño era notable en el cuerpo del agredido -En serio, me estoy cansando de esto, les voy a dar una última oportunidad- dejó caer al que sujetaba y posteriormente tomó del brazo a otro doblándole con suma facilidad para hacerlo caer de rodillas en el suelo, obviamente no era un experto en artes marciales ni nada parecido, pero con la fuerza era suficiente para lograr ese efecto sobre la otra persona.

Analizando la situación los presentes finalmente soltaron sus armas y comenzaron a brindar lo que sabían, al parecer eran piratas recién llegados a la isla que estaban siendo reclutados por un grupo, aquel que Eden y los cazadores estaban tratando de ubicar, algo que era peligroso considerando entonces que tenían ideas de expansión para su empresa. No obstante, juraron desconocer los fines reales de aquellos hombres, ¿por qué elegir Micqueot como centro de reunión?, en la isla no existían grandes negocios y la presencia de los cazadores aunada a la Marina deberían haberles advertido que necesitaban mantener un perfil bajo, al contrario, aquellos parecían dispuestos a hacer un espectáculo macabro, la pregunta ahora era…¿con qué finalidad?.

Acelerado, agitado  y desesperado corría el joven peli azul atravesando el  pueblo en dirección a las afueras para reencontrarse con sus compañeros y lo que posiblemente seria una horrible escena. -¡No tarden en llegar y usar la fuerza! ¡Es grave chicos! ¡Apresúrense lo mas que puedan!- Decía por el pequeño caracol dejándose llevar por la preocupación de esperarse lo peor de sus compañeros, una que otras veces intentaba comunicarse con estos pero era irremediable.  Llegando finalmente a los límites de la ciudad que dividan este y el bosque, se adentraría al mismo con la intención de dirigirse al perímetro donde fue la última comunicación de aquel dúo de patrulleros. Finalmente, llegando al igual que el resto de las tropas, algunos cargarían las armas y el joven teniente se precaria cubriendo sus brazos con sus guanteletes de en caso de fuego cruzado. –A mi señal..-  Diría caminando lentamente para derribar la puerta de una patada y entraran todos alertas apuntando para encontrarse con el horror.

Ahí se podían apreciar los dos cadáveres tirados, cortados y con aguajeros producto de balas en sus cuerpos… Se podía ver el caracol tirado frente a uno de ellos, y como este quedaría en posición de querer agarrarlo… Una grave pérdida… Todos terminarían agachando la cabeza y quedando en total silencio ante el momento…. El teniente, quien estaba serio y manteniéndose firme, alzaría su caracol para dar los informes. –Perdimos al equipo #5… .- Sin más lo bajaría con desgana. Algunos de los conocidos no podrían evitar soltar una que otra lágrima, además de algunos saltar sobre los cadáveres corriendo, gritando de dolor y desesperación. La investigación demostró que se trataba de solo un almacén de armas, no era el escondite. Aun asa era bien cuidado y protegido, así que no sabemos cuántos pero si sabemos que eran varios. Esos pobres hombres no tuvieron oportunidad de absolutamente nada. Parece que la cantidad de piratas es mas grande de lo que pensábamos. Por  el tamaño del agujero de la cabaña, se puede apreciar que habían varias cajas… Es como si se estuvieran preparando para un ejercito o algo asi.

Esto es grave… Es un número bastante grande y están bien equipados, necesitamos encontrarlos rápido antes de que sigan creciendo… En ese momento el teniente explotaría e iria al pueblo. No dio ninguna orden de hacer algo a sus compañeros, pero tampoco les limitaría a nada… Iracundo pro la perdida de dos hombres, comenzaría a tomar a cualquier vago o borracho del pueblo haciéndoles pregunta con mucha rudeza. -¿Dónde están lospiratas? ¿Eh? ¡Ya me estoy cansando! ¡A ver si tienen tantas agallas! ¡Venid por mi! ¡Aquí los espero! ¡Donde esta!!- Los vagos quienes eran inocentes pero no tenían nada que ver suplicaban por sus vidas y luego eran soltados y salian corriendo a todas partes. El teniente seguía marchando dominado por la cólera, desquitándose con quien le pareciera sospechoso… La dirección que iba tomando, conectaba con aquel bar donde se quedo pensativo… Lugar, donde también se esta dando un evento interesante. 

Eden se acercó al dueño del bar y comenzó a interrogarlo de forma simple, este admitió que no dijo nada debido a que esos hombres le tenían amenazado, al parecer estaban operando en muchas partes de la isla. Según especuló posteriormente uno de los clientes interesado en la charla, aquellos hombres podían estar siendo reclutados por Kenichi Hasumo, mejor conocido como “Suertudo Keni”, un reciente capitán pirata que estaba buscando impresionar a Capone y con eso ganarse un lugar entre sus hombres de confianza, aquello explicaría la cantidad de piratas reclutados en tan poco tiempo y también el hecho que estaban eligiendo una isla como Micqueot, pues era bien sabido que la “alianza roja” tenía cierta fuerza en esas aguas, suficiente para ocultar un evento de esa escala e incluso oponerse a la Marina y el Gobierno en caso que estos buscasen involucrarse de una manera superior.

-Gracias- se retiró de la barra y se dirigió a la salida, la realidad es que habría preferido que fuesen solamente unos ladrones cualquiera, pensar que Capone estaba metiendo las manos en aquel asunto era preocupante, solamente un tonto carecería de miedo ante ese sujeto, muchos adjudicaban que su fuerza radicaba solamente en sus hombres, pero era precisamente eso lo que a Eden le causaba mayor temor, pues al final de cuentas siempre eran los inocentes los que pagaban los platos rotos de todos los piratas. “Supongo que necesito informar de esto al resto, pero, ¿dónde estarán?” una vez fuera del establecimiento miró a todos lados, al frente y no muy lejos estaba un sujeto con uniforme de la marina seguido de otros cuantos, un par de vagabundos corrían por todos lados como si algo malo estuviese sucediendo y además unos cuantos curiosos por el sitio se ocultaban tras casas o árboles, pero ni huella de sus camaradas era visible.

Hizo caso omiso de los marines y avanzó a la derecha, lugar de donde provino, era posible que sus otros compañeros estuviesen volviendo al punto inicial. No obstante, apenas pudo dar unos diez pasos cuando inesperadamente un disparo acertó justo delante de sus pies haciendo que se detuviese elevando la mirada al tejado de otro bar, allí se encontraba un tirador que seguía apuntando aparentemente directamente en su contra, eventualmente emergieron unos cinco tipos más, todos notoriamente piratas y con ellos el cuerpo de cuatro personas, específicamente de sus cuatro compañeros, torturados y muertos.

Los piratas lanzaron al suelo los cuerpos de aquellos cazadores y entre risas malévolas uno de ellos que parecía ser el cabecilla de aquel grupo gritó -¡Esta es nuestra isla, rendiros todos o morid como perros!- en ese momento señaló directamente al albino y aparentemente a los marines que estaban más lejos -¡Les daré una oportunidad, si suplican por su vida seguro los dejamos vivir, siempre que paguen un módico precio claro!- vaya que era molesto toparse con tipos que hablaban de forma superior solo por tener un arma. Pese a lo anterior, Silverman avanzó rumbo al cuerpo de sus compañeros y comenzaron a escucharse los disparos, los mismos acertaron contra su persona, pero este continúo avanzando sin problema.

El joven marine caminaba como si se llevara al mundo por delante. Lleno de ira e impotencia estaba decidido a encontrar a los criminales estén donde estén. En aquella calle, cerca del bar donde estuvo a punto de entrar, pudo apreciar como merodeaba un chico de cabello blanco y semblante sereno. De todas todas el marine iba directo a su posición, cuando el  dijo que interrogaría a “todos” lo haría. Los ropajes y la expresión de aquel muchacho era rara, y bueno, no cualquier información es buena. Pero algo detuvo el andar del peli azul haciendo que parara en seco y su semblante mostrara mucha sorpresa. -¿Qué fue eso?- Expreso sorprendido ante lo que estaba muy seguro fue un disparo. Miraría a todos lados, pero no sin antes apreciar al peliblanco de nuevo. Notaria que frente a su camino había un agujero, además de cómo este elevaba su mirada hacia el techo, cosa que el marine haría de igual manera.

-¡HEY! ¡¿Qué rayos están haciendo?!- Grito el teniente a los sujetos del tejado de aquel bar, donde pudo notar que uno había sido el autor del disparo con un rifle, mientras mas se sumaban además de tener cuerpos severamente lastimados. El peliazul miraba a la par a la par ambos escenarios. El del peliblanco y los piratas. –¡En nombre de la marina! ¡Exijo que bajéis las armas!- Grito con mucha autoridad para ser ignorado y recibir un disparo el cual fácilmente fue esquivado dada la distancia y la velocidad y reflejos del marine. Aunque notaria como aquel chico marcharía rumbo aquellos cuerpos, en ese momento el teniente entendió que eran conocidos de el o podrían ser importantes… Pero no  todo terminaría ahí. El descaro de los piratas seria tan cruel que alzarían nuevamente sus armas contra el muchacho quien marchaba de manera tranquila hacia sus compañeros. -¡HEY! ¡Tu! ¡Cuidado!- El teniente saltaría a la acción, pero era tarde, pudo ver como los disparos entraban en el cuerpo del peliblanco y atravesaban…. “Un momento.. Los disparos acaban de … ¿Atravesarle? ¿Qué demonios esta sucediendo aquí?” Pensaba de manera alterada el muchacho, pues, estaba bajo la presión anterior mas esta todo se juntaba en un solo mar de emociones.

-¡RANKYAKU!- Grito  mientras pateaba en dirección al tejado para que una cuchilla de aire saliera de su pierna y terminara por destrozar parte de ese tejado. De este modo, lograría derrotar a varios de ellos pero otros evidentemente escaparían. Sin más preámbulo, el joven marine correría hasta la posición del peliblanco quien estaba frente a los cadáveres. Se acercaría por la parte de atrás del muchacho, parándose diagonal a su costado derecho. –Eran tus… ¿Amigos?- Pregunto con sensibilidad el muchacho observando la devastadora escena. –Lo siento por ello …- Se lamento el teniente levantando una de sus manos para realizar una plegaria por aquellos caídos. –Es raro lo de ahora… Tuve la impresión de que aquellos disparos…- Miro de nuevo los cadáveres, para darse cuenta que no era prudente por el momento hacer esas preguntas. –Vale, no pasa nada… Lo único que puedo hacer por ti es… Prometerte que atrapare a esos malditos.- Dijo el teniente mientras flexionaba sus piernas preparándose para saltar. Dando un gran salto para dar otros en el aire y llegar a aquel tejado. Efectivamente había topado con uno de los piratas quien estaba muy mal herido por aquel proyectil de viento. Lo tomaría de la camisa para mirarlo de manera fría y  seca. –¿Dónde están los demás? ¿Eh? Se que hay mas, mucho  mas. Hemos estado siguiendo estos últimos meses. Se que estáis planeando algo muy grande. Habla ahora….-

Eden mantuvo la marcha mientras un par de impactos más entraban en su cuerpo sin causarle daño alguno, pese al ataque que provino desde atrás arrasando parte del tejado y causando que otros piratas comenzasen a huir, no prestó atención al sujeto que ahora se acercaba a sus espaldas, de hecho, era casi como no escuchar el sonido a su alrededor, estaba…ido. Fue entonces cuando esa maldita voz revivió, esa voz de aquella espada, una voz femenina penetrante e hiriente, hasta lúgubre que comenzaba a reír cuando su diestra de forma inconsciente la sujetaba con fuerza sin sacarla de la funda. “Tú sabes que lo deseas, mátalos a todos, no merecen vivir, acábalos” se detuvo frente a los cuerpos de sus compañeros, aquella mujer ahora que se veía más de cerca parecía haber sido abusada sexualmente por los malditos, en tanto, otro de ellos se mostraba notoriamente mutilado, incluso se podía notar un hueco en sus entrañas, como si le hubiesen sacado las tripas por mera diversión, algo ciertamente repugnante “Matar, matar, matar, matar” el eco de la voz proveniente de la espada incrementaba exponencialmente hasta el punto en que no era capaz de pensar en otra cosa.

Cerró sus ojos y negó suavemente, los abrió parpadeando con fuerza mientras los mismos parecían ir cambiando de color “Eso es, necesitas vengarlos a todos, nadie merece vivir, recuerda a tus maestros, recuerda a Natsumi, no tengas piedad” cerró con fuerza su izquierda, estaba comenzando a perder el control, no podía dejar que otra vez aquello se apoderase de él, no, necesitaba controlarlo. Afortunadamente, la voz del marine le hizo reaccionar, al menos lo suficiente para acallar aquella voz interna -¿Qué?- se giró para verle y posteriormente volvió a negar con fuerza liberando el agarre de la katana -No, no eran mis amigos, aunque los conocía- se inclinó frente a los mismos y les cerró los ojos, ni siquiera eso habían tenido la decencia de hacer aquellos piratas.

Suspiró con tranquilidad retomando el control total mientras aquel oficial se encargaba de subir para interrogar a un pirata, no pasó mucho tiempo para que Silverman le diese alcance y observara al criminal que ahora agonizaba, no era médico, pero estaba claro que no iban a ser capaces de trasladarlo hasta una clínica, por no mencionar que en Micqueot aquello no era común, en todo caso necesitarían llevarlo al puerto y eso estaba relativamente lejos, ni siquiera volando sería capaz de salvarlo. -No te dirá nada- argumentó el samurái desenvainando una katana distinta a aquella que le hablaba y sin preámbulo enterró la misma en el corazón del pobre diablo, algunos lo veían como un acto cruel, empero para Eden era lo contrario, le estaba evitando una agonía, algunos pensarían que se lo merecía, no obstante, para alguien como él la diferencia radicaba en no ser igual a esos sujetos.

-Ya descansa en paz- envainó su arma y elevó la mirada, a la distancia pudo notar a los piratas que huían adentrándose en el bosque, seguramente allí escondían su guarida, era un sitio peligroso pues se les podía tender una emboscada fácilmente, sin embargo, para el albino eso no significaba nada -Iré a por ellos, deben ocultarse en el bosque- saltó del tejado y cayó al suelo empezando a caminar en aquella dirección -No creo que sea buena idea que ustedes me sigan- le dirigió a los marines -Es mejor que protejan a esta gente, quizás vuelvan- y con eso se alejó con mayor rapidez.