Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
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¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
“Ya entiendo, en alguna parte debe estar oculto ese tesoro” la vista de Eden se mantuvo fija en el horizonte, la mañana golpeaba con fuerza su vista y ahora su decisión de encontrar un antiguo tesoro estaba clara. Tras su aventura en la isla de los Cactus se había separado de aquel hombre llamado Ras algo, habían topado con un barco de la marina y entregado los criminales, cada uno obtuvo su recompensa y al parecer el sujeto, interesado en conocer los Blues había decidido partir allí, Eden le había proporcionado su clave Den-Den por si gustaba comunicarse y más, había acordado reunirse con este alguna ocasión, incluso quizás encontrarse en Sabaody si era posible, pero por el momento estaba igual que siempre, viajando solo en un lugar desconocido, aunque no había resultado tan hostil como esperaba, eso o en realidad era un maldito afortunado que hasta el momento no encontraba grandes problemas.
-Little Garden, no sé porque la gente le teme a este sitio, parece una isla tranquila- mencionó observando la costa preparándose para anclar el barco, estando solo era difícil, por suerte no era tan débil y podía realizar casi todas las tareas en poco tiempo reduciendo así el esfuerzo. Sacó una libreta con notas de sus ropas y comenzó a estudiarlas, un viejo ebrio se la había vendido por un precio bastante barato, apenas suficiente para comprar una botella de ron, aseguraba que era el mapa a un tesoro de un antiguo supernova medianamente reconocido hace años, hombre al que se le adjudicaba una fortuna considerable para aquellos rumbos. -Son Cristóbal, vaya nombrecito, pero bueno, si hay oro y alguna baratija seguro vale la pena- guardó la libreta y elevó la vista a las dos enormes montañas raras que se extendían por todo el lugar, para suerte -o desgracia- las notas estaban en una especie de clave, lo primero le indicaba que en alguna parte de aquella isla estaba enterrada una guía para dar con el tesoro, así que no quedaba otra salida que indagar, la única pista disponible que tenía era “dentro del gran cerebro se encuentra el siguiente camino”.
-Cerebro, cerebro, un cerebro enorme, quizás de un gorila, no…tonto, los gorilas no tienen cerebros enormes, solo cuerpos enormes, ¿no?, uhm, vaya, no tengo ganas de pensar demasiado- algunos sonidos a su alrededor eran amenazadores, empero, se mantenía atento en buscar algo con forma de cerebro, unos cuantos cazadores en aquella isla le habían dicho que en esa isla existían todavía dinosaurios pero, eso en realidad era imposible, ¿dinosaurios vivientes?, si claro, como si el sol era azul, seguro eran historias para disuadir a los tontos, pero Eden no era un tonto, era bastante inteligente, a veces solo un poco distraído, pero esa era otra cosa.
“Pues aquí no hay nada que parezca un cerebro” llegó a un lugar despejado y colocó ambas manos en las caderas mirando de un lado a otro, rascó su cabeza un par de ocasiones, tomó asiento, meditó uno o dos minutos, se puso en pie y eligió una ruta al azar basado en su intuición, o mejor dicho, en el hecho que aparentemente daba igual qué camino seguir, no existía ningún indicio claro de momento. Fue entonces cuando un sonido fuera de lo normal le hizo detenerse, eso ya no sonaba como a un gruñido o un rugido, era de hecho como un sonido gutural, algo que le hizo dar un salto atrás y desfasar su rostro hasta uno de incertidumbre -¿Quién anda ahí?- no elevó la guardia, algo normal siendo inmortal, aunque por un motivo irracional aquello le causaba incomodidad, ese sonido no le gustaba nada.
-Little Garden, no sé porque la gente le teme a este sitio, parece una isla tranquila- mencionó observando la costa preparándose para anclar el barco, estando solo era difícil, por suerte no era tan débil y podía realizar casi todas las tareas en poco tiempo reduciendo así el esfuerzo. Sacó una libreta con notas de sus ropas y comenzó a estudiarlas, un viejo ebrio se la había vendido por un precio bastante barato, apenas suficiente para comprar una botella de ron, aseguraba que era el mapa a un tesoro de un antiguo supernova medianamente reconocido hace años, hombre al que se le adjudicaba una fortuna considerable para aquellos rumbos. -Son Cristóbal, vaya nombrecito, pero bueno, si hay oro y alguna baratija seguro vale la pena- guardó la libreta y elevó la vista a las dos enormes montañas raras que se extendían por todo el lugar, para suerte -o desgracia- las notas estaban en una especie de clave, lo primero le indicaba que en alguna parte de aquella isla estaba enterrada una guía para dar con el tesoro, así que no quedaba otra salida que indagar, la única pista disponible que tenía era “dentro del gran cerebro se encuentra el siguiente camino”.
-Cerebro, cerebro, un cerebro enorme, quizás de un gorila, no…tonto, los gorilas no tienen cerebros enormes, solo cuerpos enormes, ¿no?, uhm, vaya, no tengo ganas de pensar demasiado- algunos sonidos a su alrededor eran amenazadores, empero, se mantenía atento en buscar algo con forma de cerebro, unos cuantos cazadores en aquella isla le habían dicho que en esa isla existían todavía dinosaurios pero, eso en realidad era imposible, ¿dinosaurios vivientes?, si claro, como si el sol era azul, seguro eran historias para disuadir a los tontos, pero Eden no era un tonto, era bastante inteligente, a veces solo un poco distraído, pero esa era otra cosa.
“Pues aquí no hay nada que parezca un cerebro” llegó a un lugar despejado y colocó ambas manos en las caderas mirando de un lado a otro, rascó su cabeza un par de ocasiones, tomó asiento, meditó uno o dos minutos, se puso en pie y eligió una ruta al azar basado en su intuición, o mejor dicho, en el hecho que aparentemente daba igual qué camino seguir, no existía ningún indicio claro de momento. Fue entonces cuando un sonido fuera de lo normal le hizo detenerse, eso ya no sonaba como a un gruñido o un rugido, era de hecho como un sonido gutural, algo que le hizo dar un salto atrás y desfasar su rostro hasta uno de incertidumbre -¿Quién anda ahí?- no elevó la guardia, algo normal siendo inmortal, aunque por un motivo irracional aquello le causaba incomodidad, ese sonido no le gustaba nada.
Última edición por Eden O. Silverman el Vie Ene 27, 2017 10:22 pm, editado 1 vez
InvitadoInvitado
Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
¿Al final dónde coño me he metido? Sólo estoy rodeado de hierba y más hierba... No voy a salir de aquí en la vida... Y todo por una corriente que cogí sin querer, si me encuentro a alguien que no sea un animal le tengo que pedir ayuda por narices, estaba más perdido que un ciego en un tiroteo. Pero en un momento dado, caminando sin prestar atención a su alrededor, decide sentarse en una especie de la extensión de una roca que creía, pero no, dio la puta casualidad de que era un pedazo de triceratops que empezó a respirar fuerte debido a que estaba perdiendo la fase REM, y poco a poco iba cogiendo la conciencia, mientras que yo me levanté y me iba alejando pasito a pasito esperando a que no se despertase, pero claro, eso no iba a ser posible, abrió un ojo y el canalla no vio otra cosa que una mosca para comer. Dio un rugido y yo sin dudar comencé a correr hacia una dirección simplemente, no sabía cual, sólo quería correr y correr. Esa bestia comenzó a seguirme con pasos fuertes y algún que otro rugido.
Distraído con todo huyendo de la muerte, me encuentro por el camino con un tipo de pelo blanco ~ ¡Corre, corre! ~ Dije con fuerza y alterado. Por un momento parecía un loco de remate o un criminal, pero a los 3 segundos, una bestia tumbaba árboles corriendo de forma salvaje tratando de destrozar todo lo que pasa por delante.
Distraído con todo huyendo de la muerte, me encuentro por el camino con un tipo de pelo blanco ~ ¡Corre, corre! ~ Dije con fuerza y alterado. Por un momento parecía un loco de remate o un criminal, pero a los 3 segundos, una bestia tumbaba árboles corriendo de forma salvaje tratando de destrozar todo lo que pasa por delante.
InvitadoInvitado
Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
Un sujeto extraño apareció de la maleza corriendo como si fuese tarde al colegio, pasó a su lado y Eden simplemente le siguió con la mirada rascando su cabeza notablemente confuso, ¿por qué habría de correr?, esa fue la pregunta que se plasmó en su mente mientras intentaba darle sentido a todo. Estaba a punto de gritarle algo al chico raro cuando escuchó dos enormes sonidos atrás suyo, era como el crujir de la tierra ante un gran peso, por no mencionar que una sombra cubrió todo el terreno donde se encontraba, era raro, no era precisamente un día nublado, sin duda alguna aquello ya se estaba complicando, ¿acaso iba a ser otro día inusual?, no se quejaba de tener aventuras nuevas, pero a veces cansaba estar saliendo de un problema para entrar a otro, lo peor, ¡nunca los provocaba él, siempre debía pagar los platos rotos de otra persona!.
Cuando Silverman miró por sobre su hombro abrió ambos ojos como un plato e incluso su boca quedó abierta como la de un niño que ve por primera vez un caramelo -¡Woha, que molón!- gritó entusiasmado observando a lo que era sin duda alguna un dinosaurio, enorme y robusto, con dos garras afiladas en brazos relativamente cortos para el tamaño del cuerpo además de unas fauces amenazadoras y un par de ojos que le designaban como el objetivo principal de aquella criatura, misma que rugió con potencia amenazando al samurái, incluso tuvo que tapar sus oídos porque era algo molesto el sonido -¡Cojones, esto no me lo hubiera creído si no lo estuviese viendo!- mostró una gran sonrisa colocándose frente a esa bestia casi como si fuera un loco ansioso de encontrar la muerte.
Sacó entonces su libreta y anotó a gran velocidad aquello, nadie se lo iba a creer cuando volviese a Spider Miles, pero de todas maneras eso no quitaba el hecho que era una realidad. En esos momentos apenas cuando acababa de escribir sus notas, la bestia se arrojó de lleno contra él, el chico elevó la vista con normalidad y no hizo ningún movimiento para evitar la embestida, hasta el punto que de una tremenda mordida aquella bestia le partió en dos como si fuese un muñeco, eventualmente rugió proclamando su victoria y observó a todos lados mientras parecía tratar de tragar la parte superior del cuerpo de Eden, misma que estaba dentro de sus fauces.
No había pasado ni un minuto cuando el hocico de la bestia se abrió con rudeza mostrando al chico de ropajes antiguos riéndose -¡Interesante, nunca me había comido un dinosaurio, sin duda esto es nuevo!- no mostraba ningún daño, su cuerpo estaba completamente intacto y al parecer no era demasiado problema para él estar obligando a aquella criatura a abrir sus fauces de forma involuntaria, hasta el punto que logró salir de un salto y caer con gracilidad en el terreno; por su lado, el dinosaurio retrocedió un par de pasos y agitó su cabeza como si estuviese confundido, casi como exclamando ¿acaso no me lo había comido tras matarlo?.
-¡Oye chico, si sigues por aquí sal, no hay nada que temer!- Silverman buscaba al otro que estaba por allí corriendo, esperaba que pudiese escucharlo o de menos que se hubiese ocultado suficientemente cerca para hablar después, si era habitante de aquella isla le gustaría hacerle unas preguntas, en caso contrario quizás podría ayudarlo a ubicar lo que estaba buscando, pero claro, parecía que primero iba a necesitar ocuparse de la criatura, pues sin entender razones nuevamente arremetió en su contra.
Cuando Silverman miró por sobre su hombro abrió ambos ojos como un plato e incluso su boca quedó abierta como la de un niño que ve por primera vez un caramelo -¡Woha, que molón!- gritó entusiasmado observando a lo que era sin duda alguna un dinosaurio, enorme y robusto, con dos garras afiladas en brazos relativamente cortos para el tamaño del cuerpo además de unas fauces amenazadoras y un par de ojos que le designaban como el objetivo principal de aquella criatura, misma que rugió con potencia amenazando al samurái, incluso tuvo que tapar sus oídos porque era algo molesto el sonido -¡Cojones, esto no me lo hubiera creído si no lo estuviese viendo!- mostró una gran sonrisa colocándose frente a esa bestia casi como si fuera un loco ansioso de encontrar la muerte.
Sacó entonces su libreta y anotó a gran velocidad aquello, nadie se lo iba a creer cuando volviese a Spider Miles, pero de todas maneras eso no quitaba el hecho que era una realidad. En esos momentos apenas cuando acababa de escribir sus notas, la bestia se arrojó de lleno contra él, el chico elevó la vista con normalidad y no hizo ningún movimiento para evitar la embestida, hasta el punto que de una tremenda mordida aquella bestia le partió en dos como si fuese un muñeco, eventualmente rugió proclamando su victoria y observó a todos lados mientras parecía tratar de tragar la parte superior del cuerpo de Eden, misma que estaba dentro de sus fauces.
No había pasado ni un minuto cuando el hocico de la bestia se abrió con rudeza mostrando al chico de ropajes antiguos riéndose -¡Interesante, nunca me había comido un dinosaurio, sin duda esto es nuevo!- no mostraba ningún daño, su cuerpo estaba completamente intacto y al parecer no era demasiado problema para él estar obligando a aquella criatura a abrir sus fauces de forma involuntaria, hasta el punto que logró salir de un salto y caer con gracilidad en el terreno; por su lado, el dinosaurio retrocedió un par de pasos y agitó su cabeza como si estuviese confundido, casi como exclamando ¿acaso no me lo había comido tras matarlo?.
-¡Oye chico, si sigues por aquí sal, no hay nada que temer!- Silverman buscaba al otro que estaba por allí corriendo, esperaba que pudiese escucharlo o de menos que se hubiese ocultado suficientemente cerca para hablar después, si era habitante de aquella isla le gustaría hacerle unas preguntas, en caso contrario quizás podría ayudarlo a ubicar lo que estaba buscando, pero claro, parecía que primero iba a necesitar ocuparse de la criatura, pues sin entender razones nuevamente arremetió en su contra.
InvitadoInvitado
Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
Little Garden
Maldito lugar, lo que le había pasado a Yui puede ser de esas cosas que pasan de una en un millón, que en realidad ella tenía claro que ella no era la de la mala suerte sino que era alguien del barco que la había estado llevando pero bueno, el punto es que la había pasado mal. El barco había estado navegando tranquilamente cuando de un momento a otro se sintió un pequeño temblor dentro del mismo, al principio nadie le hizo mucho caso, era más como un ligero temblorcito. Luego aparentemente no había pasado nada más cuando de pronto otro temblor más fuerte se sintió, y esta vez todos lo sintieron y muchos empezaron a preocuparse. De cualquier modo el ‘capitán’ de ese barco les dijo que no había pasado nada, que todo bien y era algo normal, que había corrientes extrañas y un montón de cosas más que Yui le apestó a mentira.
Y vaya que fue una mentira. Hubo un tercer y definitivo temblor donde un potente chorro de agua que vino desde abajo hizo que el barco se destrozara, haciendo volar a la tripulación a muchas partes diferentes, otros al mismo océano y otros, como Yui, habían volado hasta Little Garden. Al parecer habían estado navegando muy cerca, sobre una enorme ballena, realmente gigante y esta, para sacárselos de encima, literalmente, no había recurrido a una mejor idea que soplar, soltar el chorro y dejarlos como náufragos. Yui no sabía de la motivación del resto de gente al querer viajar al nuevo mundo, pero la de ella sí era muy importante, vital. Su pequeña hermana perdida –o secuestrada, mejor dicho- debía estar en alguna parte y ella se había jurado recuperarla… Y quizás ya no lo iba a poder hacer hasta que encontrara una forma de salir de Little Garden, que vamos, no era exactamente el lugar más turístico del mundo, ¿cierto?
Había estado muy cansada, no había podido comer nada más que algunas frutas que había encontrado en ciertos árboles y dormir muy poco también, porque venga, no era para nada cómodo. Así, estaba echando una siesta cuando un ruido muy fuerte la despertó. De inmediato se despertó un poco confundida pero notando al final y al cabo que un hombre estaba ahí, en la boca de lo que debía ser un dinosaurio, al dinosaurio intentarlo comerlo pero al hombre evitándolo. Era sinceramente algo rarísimo y sorprendente para Yui, quien se sobó los ojos en repetidas ocasiones para ver si es que era verdad o el sueño más raro del mundo. Y no, no era un sueño. El albino conversaba con alguien que por la posición en la que estaba Yui no podía verlo bien. ◄Oye, ¿crees que podrías matarlo? Así tendríamos comida como para un mes y no tengo idea cuándo saldré de aquí así que me ayudarías mucho► acotó levantando la mano para que viera que era ella quien le hablaba. Ojala y pudiera hacerlo.
Maldito lugar, lo que le había pasado a Yui puede ser de esas cosas que pasan de una en un millón, que en realidad ella tenía claro que ella no era la de la mala suerte sino que era alguien del barco que la había estado llevando pero bueno, el punto es que la había pasado mal. El barco había estado navegando tranquilamente cuando de un momento a otro se sintió un pequeño temblor dentro del mismo, al principio nadie le hizo mucho caso, era más como un ligero temblorcito. Luego aparentemente no había pasado nada más cuando de pronto otro temblor más fuerte se sintió, y esta vez todos lo sintieron y muchos empezaron a preocuparse. De cualquier modo el ‘capitán’ de ese barco les dijo que no había pasado nada, que todo bien y era algo normal, que había corrientes extrañas y un montón de cosas más que Yui le apestó a mentira.
Y vaya que fue una mentira. Hubo un tercer y definitivo temblor donde un potente chorro de agua que vino desde abajo hizo que el barco se destrozara, haciendo volar a la tripulación a muchas partes diferentes, otros al mismo océano y otros, como Yui, habían volado hasta Little Garden. Al parecer habían estado navegando muy cerca, sobre una enorme ballena, realmente gigante y esta, para sacárselos de encima, literalmente, no había recurrido a una mejor idea que soplar, soltar el chorro y dejarlos como náufragos. Yui no sabía de la motivación del resto de gente al querer viajar al nuevo mundo, pero la de ella sí era muy importante, vital. Su pequeña hermana perdida –o secuestrada, mejor dicho- debía estar en alguna parte y ella se había jurado recuperarla… Y quizás ya no lo iba a poder hacer hasta que encontrara una forma de salir de Little Garden, que vamos, no era exactamente el lugar más turístico del mundo, ¿cierto?
Había estado muy cansada, no había podido comer nada más que algunas frutas que había encontrado en ciertos árboles y dormir muy poco también, porque venga, no era para nada cómodo. Así, estaba echando una siesta cuando un ruido muy fuerte la despertó. De inmediato se despertó un poco confundida pero notando al final y al cabo que un hombre estaba ahí, en la boca de lo que debía ser un dinosaurio, al dinosaurio intentarlo comerlo pero al hombre evitándolo. Era sinceramente algo rarísimo y sorprendente para Yui, quien se sobó los ojos en repetidas ocasiones para ver si es que era verdad o el sueño más raro del mundo. Y no, no era un sueño. El albino conversaba con alguien que por la posición en la que estaba Yui no podía verlo bien. ◄Oye, ¿crees que podrías matarlo? Así tendríamos comida como para un mes y no tengo idea cuándo saldré de aquí así que me ayudarías mucho► acotó levantando la mano para que viera que era ella quien le hablaba. Ojala y pudiera hacerlo.
InvitadoInvitado
Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
El chico raro no respondió a los comentarios del albino, algo que le hizo preguntarse si estaba todavía cerca o si en realidad había salido despedido hasta la playa. Por lo anterior, decidió salir de la boca del dinosaurio para comenzar a mirar a todas partes en busca de aquel sujeto, eso al menos hasta que una voz femenina le hizo girar a un costado y ver a una chica, ¿acaso no era el anterior?, probablemente se equivocó y en lugar de ser un chico era una chica, la misma que ahora le estaba hablando sobre matar al pobre animal, algo a lo cual negó rotundamente y elevó su índice para puntualizar que no estaba de acuerdo en hacer eso -¡Oye, claro que no voy a matar a un pobre animal solo para obtener comida, en todo caso yo puedo darte algo de alimento!- sin darse cuenta nuevamente aquella bestia se abalanzó en su contra, aunque en esa ocasión le pisó, algo extremadamente raro en una criatura salvaje, pero quizás estaba ya desesperada por no poder comerlo y prefería primero matarlo.
Pasaron unos segundos y el animal retiró su enorme pata mostrando a Eden sentando limpiando sus ropas sin un rasguño, incluso siendo un bruto aquel animal pareció percatarse que algo raro estaba sucediendo y nuevamente intentó aplastarle con su enorme extremidad teniendo el mismo resultado del samurái ahí sentado sin daño. Aquel proceso se repitió al menos tres ocasiones más hasta que finalmente el chico se molestó en realidad evitando la pata de la bestia y saltando para darle un enorme golpe en la cabeza con la katana enfundada haciendo que la misma cayese al suelo con dureza -¡Ya déjame en paz!- de ese modo la criatura gruñó con dolor y se levantó para emprender la huida del sitio.
Una vez que estaba a salvo suspiró tranquilizándose y se acercó a la chica, por un momento la examinó, definitivamente era una mujer, aunque no se parecía al chico que vio -o creyó ver- anteriormente, ¿acaso todo fue una alucinación?, también cambia la posibilidad que ambos cohabitasen la isla sin saberlo…o tal vez lo sabían, es más, probablemente eran una pareja de sujetos que decidieron ir a vivir allí solos apartados del mundo entre dinosaurios como una especie de creadores de la humanidad en esa isla. La cabeza de Eden volaba en sus teorías hasta el punto que retrocedió un paso y la señaló -¡Aja, ya lo descubrí, tú y el otro chico están aquí para poblar la isla!- mostró una enorme sonrisa y agachó la cabeza sujetando su sien en modo pensativo -No los critico, es una isla linda para estar solo, pero creo que deberían haber pensado en la comida antes de aventurarse a todo esto- se encogió de hombros y elevó la mirada para ver a la chica de nueva cuenta -Igual no te preocupes, os daré algo de comida, pero ya que ustedes bien aquí necesito su ayuda para ubicar una región en particular de la isla- por supuesto, no pensaba dar algo por nada.
Pasaron unos segundos y el animal retiró su enorme pata mostrando a Eden sentando limpiando sus ropas sin un rasguño, incluso siendo un bruto aquel animal pareció percatarse que algo raro estaba sucediendo y nuevamente intentó aplastarle con su enorme extremidad teniendo el mismo resultado del samurái ahí sentado sin daño. Aquel proceso se repitió al menos tres ocasiones más hasta que finalmente el chico se molestó en realidad evitando la pata de la bestia y saltando para darle un enorme golpe en la cabeza con la katana enfundada haciendo que la misma cayese al suelo con dureza -¡Ya déjame en paz!- de ese modo la criatura gruñó con dolor y se levantó para emprender la huida del sitio.
Una vez que estaba a salvo suspiró tranquilizándose y se acercó a la chica, por un momento la examinó, definitivamente era una mujer, aunque no se parecía al chico que vio -o creyó ver- anteriormente, ¿acaso todo fue una alucinación?, también cambia la posibilidad que ambos cohabitasen la isla sin saberlo…o tal vez lo sabían, es más, probablemente eran una pareja de sujetos que decidieron ir a vivir allí solos apartados del mundo entre dinosaurios como una especie de creadores de la humanidad en esa isla. La cabeza de Eden volaba en sus teorías hasta el punto que retrocedió un paso y la señaló -¡Aja, ya lo descubrí, tú y el otro chico están aquí para poblar la isla!- mostró una enorme sonrisa y agachó la cabeza sujetando su sien en modo pensativo -No los critico, es una isla linda para estar solo, pero creo que deberían haber pensado en la comida antes de aventurarse a todo esto- se encogió de hombros y elevó la mirada para ver a la chica de nueva cuenta -Igual no te preocupes, os daré algo de comida, pero ya que ustedes bien aquí necesito su ayuda para ubicar una región en particular de la isla- por supuesto, no pensaba dar algo por nada.
InvitadoInvitado
Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
Pues nada, después de patearme un poco little garden explorándola, me terminé topando con un espadachín tratando de huir de un pedazo de dinosaurio. Bien es cierto que soy una persona fría y sin muchos temores, pero a parte de eso, era alguien realista. Con 16 años y medio y con dos huevos me había plantado en Gran Line, yendo sólo, era muy escurridizo. En fin, tener que huir de esa bestia era mi supervivencia, no estaba capacitado para pelear contra eso por el momento. Pero por suerte, ese espadachín o nuevo conocido que iba a ser, fue capaz de tumbar a ese dinosaurio sin problemas y hacerlo huir al rato. Me produjo un shock cuanto menos interesante, me había quedado en blanco, estaba flipando y asimilando, pues sino estaba corriendo más que el bicho iba a morir y no sabía si lo estaba haciendo, sólo corría sin mirar atrás.
Pero a diferencia de moverme o no, escuchaba todo y me enteraba de todo. De pronto, una niña llegaba de la nada pidiendo la comida de ese dinosaurio, lo que conllevó a una conversación en la que terminó mencionándome pensando que iba a repoblar la isla ~ Ja ja ja ja... Uy sí, no tengo otra cosa mejor que hacer ~ Se reía por la locuaz frase que había soltado el peliblanco, si no podía sobrevivir sólo, ¿La iba a repoblar? Que va ~ Estoy aquí para hacerme más fuerte, hoy es mi primer día, pero se ve que no puedo contra ese tipo de bichos ~ Dejé una pausa sin querer, motivado por mis esfuerzos que los transmitía al cerrar mi puño y mirarlo ~ O al menos por el momento... ~ Dije firme y enseguida me acordé de que pensaba que la única comida eran los monstruos ~ Aquí hay más comida de la que os creéis. Es un almacén de frutas ~ Y finalmente empalmó con la última petición del samurai ~ Y en cuanto a lo que dices, no te puedo ayudar, como he dicho, soy nuevo y no tengo ni idea... Lo siento mucho ~
Pero a diferencia de moverme o no, escuchaba todo y me enteraba de todo. De pronto, una niña llegaba de la nada pidiendo la comida de ese dinosaurio, lo que conllevó a una conversación en la que terminó mencionándome pensando que iba a repoblar la isla ~ Ja ja ja ja... Uy sí, no tengo otra cosa mejor que hacer ~ Se reía por la locuaz frase que había soltado el peliblanco, si no podía sobrevivir sólo, ¿La iba a repoblar? Que va ~ Estoy aquí para hacerme más fuerte, hoy es mi primer día, pero se ve que no puedo contra ese tipo de bichos ~ Dejé una pausa sin querer, motivado por mis esfuerzos que los transmitía al cerrar mi puño y mirarlo ~ O al menos por el momento... ~ Dije firme y enseguida me acordé de que pensaba que la única comida eran los monstruos ~ Aquí hay más comida de la que os creéis. Es un almacén de frutas ~ Y finalmente empalmó con la última petición del samurai ~ Y en cuanto a lo que dices, no te puedo ayudar, como he dicho, soy nuevo y no tengo ni idea... Lo siento mucho ~
InvitadoInvitado
Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
Estaba por decir algo más a la chica cuando el joven raro volvió a aparecer y a contradecir lo que Eden acababa de exclamar, aquello, aunque no le molestó le hizo repensar las cosas, si en realidad esos dos no estaban juntos en una isla abandonada por toda civilización salvo enormes lagartijas entonces no encontraba alguna lógica respecto a la situación. Se quedó un momento pensativo mirando al suelo y golpeando suavemente el mismo con el pie derecho hasta que decidió que la única solución real era que esos dos estaban totalmente dementes, eran quizás dos locos que acabaron por llegar a una isla para ocultarse, probablemente incluso criminales, pero no, su rostro no le sonaban de nada, claro, no es que él le diese tanta importancia a las facciones de la cara, ya en alguna oportunidad había estado frente a una criminal reconocida y no pudo saberlo hasta que unos cuantos agentes de la marina buscaron detenerla.
-Pues como sea, supongo que si no me pueden ayudar entonces no tiene sentido seguir hablando con ustedes- ahora todo volvía a complicarse, sin un buen guía seguro que le iba a costar mucho dar con el punto exacto que estaba buscando, empero, tampoco podía ir junto a aquellos dos extraños sin más, en primer lugar no estaba seguro que fuesen personas decentes y en segundo lugar, debía dudar de sus intenciones, una chica que buscaba comer dinosaurios y un chico que huía de ellos no eran buenas referencias. -En fin, buena suerte con lo que hacen- se despidió de ellos con una mano agitada y avanzó de nueva cuenta internándose en la isla, poco a poco se podía ver una enorme maleza y también algunos otros monstruos que rondaban de forma pacífica por el sitio, pero ninguna referencia a lo que estaba buscando.
Se detuvo en un pequeño claro para voltear a ver a todos lados rascando su cabeza, lo cierto es que desde esa posición todo se notaba casi exactamente igual, ahora ni siquiera estaba seguro de cuanto había avanzado en esos momentos o si estaba dando vueltas -Mierda- se cruzó de brazos y se giró a ver atrás, se sentía observado y hasta perseguido, pero era probable que estuviese solamente imaginando cosas, salvo algunos árboles enormes y unos cuantos dinosaurios herbívoros todo estaba calmado.
Por lo anterior, decidió que era momento de dar un buen vistazo a sus alrededores y con fuerza saltó hasta colocarse en la rama de un enorme árbol a varios metros del suelo, observó a la distancia aquella montaña blanquecina de apariencia extraña, no le quedaba mucho de trayecto pero era problemático pensar que debía ir caminando “Tal vez si fuera volando llegaría rápido, pero no quiero que uno de esos dinosaurios voladores me vea como un objetivo, sería tedioso tener que derrotarlo en pleno vuelo” tomó asiento en aquel lugar mientras meditaba sin darse cuenta que a sus espaldas algo enorme se estaba moviendo, el sitio estaba lleno de sorpresas sin duda alguna.
-Pues como sea, supongo que si no me pueden ayudar entonces no tiene sentido seguir hablando con ustedes- ahora todo volvía a complicarse, sin un buen guía seguro que le iba a costar mucho dar con el punto exacto que estaba buscando, empero, tampoco podía ir junto a aquellos dos extraños sin más, en primer lugar no estaba seguro que fuesen personas decentes y en segundo lugar, debía dudar de sus intenciones, una chica que buscaba comer dinosaurios y un chico que huía de ellos no eran buenas referencias. -En fin, buena suerte con lo que hacen- se despidió de ellos con una mano agitada y avanzó de nueva cuenta internándose en la isla, poco a poco se podía ver una enorme maleza y también algunos otros monstruos que rondaban de forma pacífica por el sitio, pero ninguna referencia a lo que estaba buscando.
Se detuvo en un pequeño claro para voltear a ver a todos lados rascando su cabeza, lo cierto es que desde esa posición todo se notaba casi exactamente igual, ahora ni siquiera estaba seguro de cuanto había avanzado en esos momentos o si estaba dando vueltas -Mierda- se cruzó de brazos y se giró a ver atrás, se sentía observado y hasta perseguido, pero era probable que estuviese solamente imaginando cosas, salvo algunos árboles enormes y unos cuantos dinosaurios herbívoros todo estaba calmado.
Por lo anterior, decidió que era momento de dar un buen vistazo a sus alrededores y con fuerza saltó hasta colocarse en la rama de un enorme árbol a varios metros del suelo, observó a la distancia aquella montaña blanquecina de apariencia extraña, no le quedaba mucho de trayecto pero era problemático pensar que debía ir caminando “Tal vez si fuera volando llegaría rápido, pero no quiero que uno de esos dinosaurios voladores me vea como un objetivo, sería tedioso tener que derrotarlo en pleno vuelo” tomó asiento en aquel lugar mientras meditaba sin darse cuenta que a sus espaldas algo enorme se estaba moviendo, el sitio estaba lleno de sorpresas sin duda alguna.
InvitadoInvitado
Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
~ Pues nada chico... Nos vemos ~ No podía decir nada más el joven Corleone, quien se molestó en decirle la verdad, pero si el otro necesitaba ayuda, ¿Por qué no le pidió que le acompañara? Desconocía la razón y dejó marchar a ese tipo de pelo blanco, pero la curiosidad hizo el joven Alexandro Corleone le siguiera la pista a amplia distancia. Tenía la curiosidad de saber cómo se iba a desenvolver el solo en los distintos sitios que le depararía esta isla tan... Extraña
El joven Corleone avanzó y avanzó hasta el punto de que el otro chico de pelo blanco decidió saltar a un árbol ~ ¿Que querrá hacer ahí? ~ Lo desconocía en gran medida el joven "Alex", quien permanecía oculto entre las sombras de la selva, los árboles y de las ramas. Siendo cuidadoso de no liarla ni mucho menos para que ese tío le cortase al atrevido Corleone por la mitad.
El joven Corleone avanzó y avanzó hasta el punto de que el otro chico de pelo blanco decidió saltar a un árbol ~ ¿Que querrá hacer ahí? ~ Lo desconocía en gran medida el joven "Alex", quien permanecía oculto entre las sombras de la selva, los árboles y de las ramas. Siendo cuidadoso de no liarla ni mucho menos para que ese tío le cortase al atrevido Corleone por la mitad.
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Re: ¡Tras el tesoro de Son Cristóbal! [Pasado/Parte I/Alexandro Corleone y Takamura Yui].
“Que hacer, diablos esperaba que alguien aquí fuese mi guía, con un carajo” rascaba su cabeza repetidamente tratando de dar con la respuesta hasta que finalmente sintió -como tal, casi de una forma anormal- una extraña esencia a sus espaldas, enormemente alargada y por algún motivo agresiva. Entonces, como si fuese un sueño Eden pudo captar en su mente como una enorme serpiente se abalanzaba sobre este para enrollarlo con fuerza tratando de estrujarlo hasta morir, o al menos hasta lo que podía considerarse eso. Por tal aviso, que ya fuere magia o no, el albino saltó en el momento justo evitando a la serpiente y desenvainando su katana la clavó en la enorme cabeza del animal matándole definitivamente, no habría sido la mejor opción, empero, por la sorpresa de aquella visión y la velocidad a la que tuvo que ejecutar los movimientos no tuvo mayor tiempo de pensar que acabar definitivamente con esa entidad que ahora, misteriosamente, se iba extinguiendo hasta borrarse por entero.
-Qué coño- se levantó mirando a su alrededor restregando sus ojos y agitando un poco su cabeza “¿Qué es esto?” ahora estaba sintiendo energías a su alrededor, algunas pequeñas otras no tanto, era en efecto como si de un momento a otro estuviese escuchando de mejor manera y notando cada movimiento de un ser viviente a su paso, ¿acaso se estaba volviendo loco?, no, aquel ataque de la enorme serpiente no fue una locura pues su cuerpo ya estaba inerte sobre la enorme rama, ¿acaso era un nuevo poder?, eso parecía. Por lo anterior, se dibujó una nueva sonrisa en su rostro y comenzó a reír -¡Increíble!- comentó elevando los brazos al cielo como si estuviese agradecido, le emocionaba pensar que se iba haciendo más fuerte con el tiempo pues aquello le propiciaba alcanzar su objetivo con mayor rapidez, o al menos eso esperaba.
Así, bajó de un salto al suelo envainando su espada y anduvo de nueva cuenta mirando a todas partes notando que incluso su visión estaba mejorada, ahora veía todo más nítidamente, una cosa bastante loca y genial. Tardó varios minutos en el camino hasta llegar a la base de aquellas enormes montañas blancas que ya una vez tan cerca demostraban ser un enorme par de cráneos o hueso, algo por el estilo, fue entonces cuando Silverman volvió a sacar el escrito y comenzó a releerlo hasta entender un par de cosas, al parecer no estaba buscando en el lugar adecuado, necesitaba ingresar a esos cráneos o lo que fueran, ¿pero cómo?, no quería destrozarlos, igualmente no estaba seguro si iba a poder, se veían demasiado macizos, además, al hacerlo se arriesgaba a dañar el tesoro que estaba en el interior, lo que convertiría su viaje en una inutilidad.
Otra vez se quedó pensando de pie ladeando su cabeza por momentos hasta decidir que si en realidad era un cráneo debería haber un par de orificios para los ojos en la parte superior o medial al menos, de ese modo podría ingresar sin hacer un escándalo y sin dañar al posible tesoro que estaba oculto en el interior. -Bingo- por lo anterior, dio un enorme salto hasta llegar a una parte de aquel cráneo y volvió a repetir el proceso hasta llegar a la cuenca vacía del ojo e ingresar por la misma.
-Qué coño- se levantó mirando a su alrededor restregando sus ojos y agitando un poco su cabeza “¿Qué es esto?” ahora estaba sintiendo energías a su alrededor, algunas pequeñas otras no tanto, era en efecto como si de un momento a otro estuviese escuchando de mejor manera y notando cada movimiento de un ser viviente a su paso, ¿acaso se estaba volviendo loco?, no, aquel ataque de la enorme serpiente no fue una locura pues su cuerpo ya estaba inerte sobre la enorme rama, ¿acaso era un nuevo poder?, eso parecía. Por lo anterior, se dibujó una nueva sonrisa en su rostro y comenzó a reír -¡Increíble!- comentó elevando los brazos al cielo como si estuviese agradecido, le emocionaba pensar que se iba haciendo más fuerte con el tiempo pues aquello le propiciaba alcanzar su objetivo con mayor rapidez, o al menos eso esperaba.
Así, bajó de un salto al suelo envainando su espada y anduvo de nueva cuenta mirando a todas partes notando que incluso su visión estaba mejorada, ahora veía todo más nítidamente, una cosa bastante loca y genial. Tardó varios minutos en el camino hasta llegar a la base de aquellas enormes montañas blancas que ya una vez tan cerca demostraban ser un enorme par de cráneos o hueso, algo por el estilo, fue entonces cuando Silverman volvió a sacar el escrito y comenzó a releerlo hasta entender un par de cosas, al parecer no estaba buscando en el lugar adecuado, necesitaba ingresar a esos cráneos o lo que fueran, ¿pero cómo?, no quería destrozarlos, igualmente no estaba seguro si iba a poder, se veían demasiado macizos, además, al hacerlo se arriesgaba a dañar el tesoro que estaba en el interior, lo que convertiría su viaje en una inutilidad.
Otra vez se quedó pensando de pie ladeando su cabeza por momentos hasta decidir que si en realidad era un cráneo debería haber un par de orificios para los ojos en la parte superior o medial al menos, de ese modo podría ingresar sin hacer un escándalo y sin dañar al posible tesoro que estaba oculto en el interior. -Bingo- por lo anterior, dio un enorme salto hasta llegar a una parte de aquel cráneo y volvió a repetir el proceso hasta llegar a la cuenca vacía del ojo e ingresar por la misma.
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