¡Burn Them All! (Confirmación élite)

Las volutas de humo grisáceo se alzaron hacia el firmamento en el crepúsculo de un lúgubre día del año 276 D.C, gracias a la pira real en la que se quemaba a la amada Reina Rhaella, aquella que había muerto a causa de su complicado embarazo, aunque las malas lenguas dicen que fue Aerys II el verdadero verdugo de su Alteza y del niño que se gestaba en su ya abultado vientre. Pese a que al funeral habían asistido importantes señores de todos lados y gente del pueblo llano, no pasó inadvertida la ausencia del Príncipe Rhaegar, de quién se dijo que, al enterarse de la monstruosidad que había hecho su padre, decidió romper con él todo lazo y retirarse a las húmedas costas de Rocadragón.

El duelo no le duró mucho a su Majestad, quien escogió prontamente una nueva esposa, Alerie Hightower; el matrimonio real se había fijado para los primeros días del 277 D.C, pero debido a la Resistencia del Valle Oscuro, se pospuso para los primeros días del 278 D.C, y se llevó a cabo en la gran seguridad de la Fortaleza Roja.

Todos pensaban que los años venideros serían mejores para el rey, pero no fue así; a sus oídos llegaban los rumores de una posible traición a manos de Grandes Señores y de su propio hijo: una alianza poderosa conseguida por medio de matrimonios, y a la cual la corona no pudiera hacerle frente jamás. La ira y desesperación consumían a su Majestad con cada palabra, pero a su vez lo alentaban a actuar para evitar una posible rebelión en su contra.

Los primeros días del 279 D.C habían llegado ya a Poniente cuando el príncipe Rhaegar anunció su compromiso con la princesa dorniense Elia, y aunque en un principio la idea de unir Dorne a su reino había sido suya, Aerys no podía permitirle a su hijo adquirir el poderío de Dorne, por lo que vio este hecho como su oportunidad para frenar los impulsos de su heredero; cuando los últimos días del año terminaban, se celebró un lujoso banquete ofrecido por su Majestad, y en éste anunció que sería él quien desposaría a la princesa dorniense; la sorpresa se vio reflejada incluso en el rostro de los más cercanos al rey, pero por mucho que sus consejeros intentasen impedir aquella unión, Aerys ya había tomado una decisión.

Nos encontramos en el año 280 D.C, el cual apenas comienza, y en la Fortaleza Roja se preparan todos los detalles para llevar a cabo la boda, sin importar cuántas personas se opongan a tan escandaloso hecho. Su Majestad ha decidido invitar a todos sus súbditos, de manera que pueda tenerlos a todos vigilados, pero ha prohibido la presencia de cualquier arma dentro de su gran alcázar; ésta será la mejor oportunidad que tendrá para ver por sí mismo a quiénes desean traicionarlo.