Lágrimas de dolor, compromiso y pasión / Pasado/ Rojita

Maldito día, maldita la noche y maldita toda su condenada vida. Ese era el peor día de su vida por mucho, su cabello estaba alborotado y el desgraciado no pretendía obedecerla, para colmo su ropa (lo peor de todo) tenía una mancha, una pequeña casi diminuta mancha de jugo. La cual fue el regalo de bienvenida que le dio uno de esos tontos reclutas novatos, como los detestaba, la marina era un desastre total por eso prefería mil veces ser parte del gobierno a convivir con monos descerebrados, sin pizca de decencia o discreción.

Su rostro se puso rojo, su corazón estaba a punto de salirse por su boca - ¿Cómo te atreves?, acaso tienes idea de cuánto me costó este vestido, dime ¡Tienes alguna idea! – el pobre hombre que no parecía entender a situación simplemente tartamudeaba tratando de explicar todo, diciendo que fue solo un error, que tan solo le llevó el desayuno a su cuarto como ella misma había ordenado.

-Fuera de mi vista, largo de aquí, si te vuelvo a ver por este lugar o portando ese mugroso uniforme no vas a salir vivo, ¿entendiste? - gritó furiosa y sus gritos bien pudieron escucharlos todos en aquella base. Si embargo nadie se movía o criticaba, todos conocían muy bien su carácter y ya simplemente les daba igual si gritaba o no. Esa escena era parte de su vivir diario.

La castaña respiró profundo y trató de clamarse, el recluta desgraciado se marchó llevando consigo toda la comida de regreso, preguntándose si eligió bien en formar parte de la marina. Volvió a respirar profundo, se cambió de ropa y salió al pasillo. Hoy era su turno para patrullar los pasillos, aunque extrañamente siempre aquellos días la base parecía estar vacía, como si todos desaparecieran y solo quedara ella, pero ¿Qué hacia un agente del gobierno por esos lugares?, simple, cumplía una misión aunque solo los altos mandos sabían de aquello, los demás por otro lado pensaban que era la hija de un rico a la que en un capricho decidió enlistarse y tenían que tratarla bien o sus cabezas volarían.

-¡Abran pasos ingenuos!- Gritaba mientras corría por los corredores siendo perseguida por varios reclutas torpes los cuales terminaban chocando al cruzar en las esquinas. Movía mi mano en señal de despedía mientras miraba hacia atrás. La verdad estos imbéciles habían confiscado mi arma por ser “Inadecuada” Por suerte me safe haciendo el papel de niña tonta y llorona, ya que no habían reconocido mi perfil, estos reclutas son tan tontos… -¡Detenganla! ¡Criminal!- Decía un joven inexperto que apenas podía hablar, tartamudeaba como idiota. Yo ya tenia mi arma en mi espalda, estaba feliz, no pueden alejarme de mi Cercent Rose. ¡Nunca! –Te hacen faltas dos vidas para poder atraparme querido~- Decía para notar como dos adelante tapaban el pasillo, solo salte sobre ellos golpeando sus rostros con mis pies para rebasarlos. Si no fuera por lo cerrado del lugar y que soy agil, me fuera difícil, pues mantener combate con ellos sería una pesadilla.

-¡Deténganla! ¡Es una criminal del  gobierno!- Gritaba uno de los guardias, parece que ya saben quién soy. –¡Red Rose La noble pirata!- ¡Estúpido idiota! ¡No soy más un noble! ¡Jamás lo fui y nunca lo seré! Esos bastardos de mi familia engreídos y pedantes, jamás seré como ellos. Solo soy Red Rose, pirata libre. Saltaban y salían de todas partes tratando de atraparme, supongo que creen que por que soy una chica pueden derrotarme así de simple. –Lo dije… ¡Necesitan dos vidas para vencerme!- Decía para sacar mi arma y golpearlos solo con la parte sin filo pegada al palo de la guadaña y salieran volando. -¡Genial! ¡He abierto mas camino!- Volvía a colocar mi guadaña en mi espalda y continuar corriendo.

Finalmente podía visualizar los pasillos finales, antes de comenzar esta revuelta, estudie bien la zona. ¿Creían que entraría a una base de la marina así como si nada? Naaah, no soy una tonta. Corría con una gigantesca sonrisa y una cara de confianza total, como si de un juego se tratase. Para mi el mundo es una gran aventura, no dejare que nadie opaque mis historias además… -Comodin~- Decía mientras sacaba las billetera de todos esos reclutas jejejeje.  Dado a eso, no vi que tenia en frente y choque con alguien de manera que termine cayendo. -¡A tetetetete Ouch!- Sobaba mi cabeza, tenia un ojo cerrado, con el abierto observo con quien tropiezo. -¡Hermosa! ¡Eres hermosa muy hermosa! ¡Quiero abrazarte!- Dije al ver a la chica con aquel hermoso vestido, y cabello castaño que se siente tan suave. Luego le guiñe el ojo y noto como los marines se acercan. -¡AHHH! No se rinden… Lo siento hermosa, supongo que no podremos ir por te o algo… Sayooo.- Dije sonriendo gentilmente y empezar a correr a la salida.

De pronto como si se tratase de  un milagro, cientos de voces se escucharon por el lugar. ¿Qué estaba pasando?,  y sobre todo ¿Por qué justo ahora que ella estaba de turno?, debía ser una broma de  mal gusto. ¿Quién se atrevía a romper su espacio de paz?, no lo sabía, pero su respuesta fue contestada al instante al escuchar cómo alguien gritaba un nombre – Es ella – masculló, giró su torso para verificar si era verdad y efectivamente, su presa se dirigía hacia ella sin siquiera darse cuenta.

Se quedó perpleja por un instante y luego cuando la morena estaba por irse, la agarró – No lo creo – se aferró a esta tan fuerte que casi pudo romperle la mano. Tratando de que la joven no girara, la sostuvo firmemente, para acto seguido propinarle una patada en su cien mientras esta seguía dándole las espaldas a Melody. EL golpe no debía ser tan fuerte como para matarla, simplemente desmayarla por un rato, aunque no debía dejarla escapar. Esta era su presa y la llevaría de regreso a como dé lugar, no importa nada, ni si llega solo con su cadáver o está cubierta de flores, lo importante es des hacerse de la joven rojita.

Respiró enojada, no comprendía como esos tontos reclutas no podían ni con una insignificante pirata - ¡Fuera de aquí!, ¡Largo, yo me encargo de esta!- gritó dejando a todo el mundo anonadados, pues hasta ahora nadie la había visto en acción. Unos cuantos se atrevieron a contradecirle, afirmando que no podían dejarla sola, pero ella insistió - ¡Si no se largan el cuerpo que será ejecutado será uno diferente a esta niña!, ¿Entendido?- La mayoría asintió con la cabeza y se retiraron haciendo el clásico saludo militar, los demás murmuraron algunas cosas pero nada importante.

Todos se fueron tenían vía libre para salir del lugar. Tomó el cuerpo de la joven y la llevó a un lugar seguro, su habitación, ya que nadie en su sano juicio se atrevería a poner si quiera un pie dentro (si lo hacían era una muerte segura). Dejó a la morena sobre su cama le colocó un par de esposas y se sentó a esperar sin dejar de mirar ni por un momento a la joven, que pronto despertaría.

¡Libertad dulce libertad! Solo unos cuantos metros y estaré libr… Esperen.. ¿Por qué no estoy avanzando? Que raro.. Algo me sostiene.. Es la chica de cabello castaño a la cual quería abrazar con todas mis fuerzas. -¿Huh? ¿Qué suce…- No recuerdo nada mas. En menos de nada vi como su pierna venia hacia  mi rostro, fue demasiado rápido como para esquivarlo, ni me percate ni lo sentí. Fue lo suficiente fuerte como para dejarme fuera de combate… Rayos, parece que este será el final de mis aventuras… No quiero ir a impel down, es feo allá… Quedaría totalmente mareada y derribada en el suelo, pues, aquel potente golpe fue muy poderoso para mi resistencia. Nunca imagine que una chica tan hermosa y adorable seria la razón de mi pesadilla… La captura.  Movía un poco mi cabeza delirando. Podía oir como oficiales discutían con la castaña,  quien con su carácter fuerte terminaría colocándolos a todos en su lugar, y tomando mi cuerpo –Que… Que… Haces… ¿A dónde iremo..- Fue lo último que dije para quedar totalmente inconsciente en sus brazos.

Ladeaba lentamente mi cabeza al comenzar a despertar. –Donde…. Donde estoy…..?- Poco a poco mis ojos se abrían, era una habitación muy simple pero ordenada. Estaba sobre una cama y… Mis manos están atadas.. –Que.. ¿Qué esta ocurriendo aquí?- Decía moviéndome con desespero, el metal de las esposas de hacía sonar gracias a ello. -¡¿Dónde estoy?! ¡Ayuda! ¡He sido raptada y amordazada ayuda!!- No me sentía para nada cómoda, en especial la posición tan extraña. Pero luego de un rato notaria que la chica de cabello castaña se encontraría en una esquina observándome. -¿Qué pasa aquí, quien eres y que quieres? Tú me … Golpeaste muy fuerte… ¡Déjame salir niña malvada!!- Gritaba con mas y mas fuerza, dejándome llevar totalmente por la desesperación, esto era tan raro… ¡No entiendo que está pasando! ¡Primero corría y veo a esta chica, y luego me golpea y estoy atada en una cama!

No entiendo que está sucediendo… Siento más confusión que miedo, pues, ella no luce nada atemorizante, pero el hecho de estar atada en esta posición me incomoda un poco… ¿Quién diría que en la marina habría lunáticos de este tipo? ¿Y adonde fue eso de la justicia y defender al débil? -¡¡¡¡A Y U D E N M  E    HE    S I DO    S E C U E S T R A D A    P O R    U N A    N I Ñ A    A D O R A B L E!!!!- Fue lo último que grite para continuar mi pataleo cobre la cama, movía con fuerza, como si de verdad pudiese romper las esposas… -¿Qué me vas a hacer? Ayúdenme…- Pronto una pequeña lagrima saldría de mi ojo izquierdo, de verdad toda esta situación me esta asustando mucho…

Todo era paz y tranquilidad, las cosas allá afuera se habían calmado y su rostro se mostraba sereno. Peinaba una y otra vez su cabello con sus dedos, haciendo que sus parpadeos sean más lentos de lo normal, hasta que una estridente voz  hizo que abriera sus ojos de par en par. “imposible” pensó ella al mirar como la morena gritaba sin cesar – Silencio, no seas tonta – masculló tratando de no gritar igual que su opuesto.

La niña insistía en no parar, por lo que tuvo que tomar medidas drásticas, se subió sobre su cama, se arrodilló sobre esta colocando sus rodillas alrededor de la cadera de la joven, llevando sus manos hacia se delante tratando de cubrir la boca de esa niña chillona. – Cállate – repitió sintiendo que en cualquier momento alguien abriría la puerta y las encontraría en esa posición nada normal, solo por no decir vulgar.

Estaba por realizar cosas de las que no iba a estar orgullosa días después,  pero y como si fuera un milagro, la joven por fin hizo silencio algo que la puso demasiado feliz. Una sonrisa rara se dibujó en su rostro y sus ojos brillaron inocentes – Gracias a Dios – termino diciendo para luego abrazar a la joven como si fuera un peluche – Eres tan bonita como en los carteles – se separó de la joven, más seguía sin levantarse de la cama – Pero tan tonta como esa sonrisa tuya – se burló un poco pero en un tono que parecía más un reproche que una broma.

-Y pensar que te encontraría en este lugar, tienes suerte de que no te encontrara ese hombre – balbuceó entre dientes las últimas palabras, con cierto desdén en su rostro y formando sus manos en dos puños – Ese tipo – frunció su frente y arrugó su nariz, gesto usual cuando se ponía molesta o recordaba algo que no le agradaba para nada.

Suspiró y luego miró de hito en hito a la joven, arqueó una ceja - ¿Si te dejo suelta prometes no correr? – cuestiono a la pequeña que no parecía superarle en edad ni por un segundo.

Continuaba mi pataleo sin parar moviendo las cadenas que ataban mis muñecas a la cama  dejando salir ese sonido de metal golpeando metal. Moviendo mis piernas como loca golpeando el colchón y por su puesto mis gritos. Pronto la Secuestradora adorable saltaría sobre mi y taparía mi boca, en ese momento no sabía que sentir… Como decirlo… Estaba asustada en parte por lo raro de la escena pero… Ella es tan adorable y me dan ganas de abrazarla pero me acaba de amarrar a una cama y esta sobre mi…. No se cómo tomar esto no se si debería dejar que mi mente empiece a pensar lo peor… ¿Qué debería pensar? Poco a poco desisitira de mi intención de safarme y llamar por ayuda, me quedaba mirando los  lindos oojos de la chica y escuchando su suave voz… Esto solo me hace confundirme mas y cada vez mas.

Luego de un rato la chica se alegraría de mi alivio y procedería a abrazarme con mucho amor pegando su cuerpo demasiado al mío y en la posición en la que estamos ambas es un poco  … No pude evitar sonrojarme un poco por el momento, pero en parte no era tan incomodo, pues, anteriormente yo quería abrazarla a ella de la misma manera, su cabello y vestido son tan adorables y lindos~. Me sorprende que alguien tan adorable será tan poderosa y a la vez… Rara. No sabía que pensar en estos momentos ni siquiera que decir, bueno… -¡Mi sonrisa no es tonta!- Reclamaba su comentario sobre mi sonrisa. ¿Qué le pasa a esta niña? ¡Mi sonrisa es lo mejor de mi! ¡Muchos matarían por verla! Bueno no del todo… Pero a muchos les gusta mi linda sonrisa. -¿Qué no me encontrara ese hombre?- preguntaba con un semblante de confusión total.. -¿Tengo suerte…?- Supongo que esas palabras harían que el sentimiento de incomodidad e inseguridad volvieran a mi. No es que sea cobarde, si no que… Todo esto es tan repentino y la posición en la que ando no me permite pensar bien y sentirme segura…  -¡SI, por favor!- Decía a su propuesta de que si me suelta no intentaría a huir.. Realmente no me lo pensé mucho pero tampoco es como si tuviera mucha opción. –Bueno, si lo piensas, simplemente podrías volver a golpearme como lo hiciste anteriormente… ¡Por cierto! ¡Ese golpe me dolió mucho! ¿Cómo quieres que no grite y me asuste? Me golpeas y luego me sometes de esta manera…. – Terminaría suspirando para calmarme un poco, no debía gritar ni alterarme, no es mi estilo…

-Prometo no huir enserio… Solo desátame para que podamos hablar mejor supongo…- Finalmente estaba mas calmada y relajada, aunque bueno aun me sentía algo incomoda pero eso se me pasara poco a poco… Ahora me pregunto es… ¿Quién es ella? Por lo visto ella me conoce a mi al igualo que muchos pero yo a ella no.. –Bueno… ¿Cómo te llamas? ¿Quién eres? ¿Por qué me has ayudado? ¿Te gusta el queso?- Muchas preguntas seguida detrás de otras, espero no volverla loca ni alterarla con mi actitud, parece una chica muy reservada y de poca paciencia.

Ladeó un poco su cabeza y luego simplemente decidió soltarla – Vale, me has convencido, pero si haces algo juro que no te ayudo – sentenció esperando que la pequeña chiquilla comprendiera sus palabras, pues a simple vista se notaba un poco que la morena tenía pequeños problemas de hiperactividad y desordenes tal vez hormonales.

Se bajó de la cama y miró a la pequeña, se acercó a las esposas y sacando una pequeña llave que ocultaba debajo de su blusa, la desató por completa dejándola libre – Eres libre chiquilla -. Se sentó en el mismo lugar que antes esperó a esa pequeña dormida. Levantó su vista al techo y rememorando a ese sujeto una ira que no era de este mundo la invadió.

Suspiró y trató de responder a todas esas preguntas en orden – Para ti soy Dr. Ingenio, una pirata infiltrada en esta base – mentiras, patrañas, era todo lo que salían de esos tiernos y bellos labios.

-Porque, pues porque si no lo hacía tal vez tu cabeza ya hubiese rodado amor – una sonrisa peculiar se formó en su rostro, en el cual dejó ver un atisbo de su verdadera naturaleza, y el solo hecho de imaginarse a la pequeña condenada por sus crímenes, era un deleite que la impacientaba y hacía que su sangre hirviera.

Cambió de repente su expresión a la de un corderito para luego formular una mueca de asco, sacó su lengua – No que asco, el queso huele mal – simuló un par de arcadas – sabe fatal, no es nada fino – concluyó levantando su mentón, mostrando una pose de orgullo y llena de modales.

-Por otro lado chiquita, tendrás que estar en este lugar hasta que llegue la noche, ese hombre tiene un horario muy estricto y se va a dormir muy temprano – hizo una pequeña pausa y luego miró de hito en hito a la pequeña. –Si crees que lo que te hice te dolió, no tienes ni idea de todo lo que sufrirás con ese fetichista –enarcó una ceja – hasta creo que eres de su tipo – culminó con todo ese extraño monologo que solo ella entendía y esperaba que la otra también.

-Créeme no quieres se parte de sus juegos… - terminó la frase por lo bajo – sexuales – lo dijo entre dientes y con un odio que no se comparaba con el de ningún otro. - ¿Quieres galletas?- desvió la conversación levantándose de su lugar.

Y cuando por fin creyó que la pequeña había cerrado esa boca tan impertinente suya, sus oídos la escucharon gritar su de nuevo – Cállate maldita sea – le dio un golpe sobre su cabeza aunque esta vez no era tan fuerte como para hacerla desmayarse, sino que tan solo le dolería un poco por un tiempo y luego se le pasaría.

-Eres demasiado ruidosa si sigues así tendré que taparte la boca – insinuó a la joven que gritaba para luego abrazarla. Melody no se movió y dejó que esos brazos extraños a los acostumbrados la envolvieran.

Luego cuando se hubo levantado para buscar las galletas, otro estallido resonó en sus oídos y era como ya lo sospechaba, esa niña bulliciosa que no parecía tener un botón de apagado por ninguna parte – tu ¿Qué? – preguntó confundida al escuchar ese nombre tan peculiar.

Luego en un momento de desesperación movió sus brazos delante de la joven morena – Esta bien te ayudo a encontrarla pero deja de gritar – pronunció comenzando a perder los estribos y en su rostro mostrándose algo de ira. Pero no era para menos, es que era pedir mucho solo que hiciera silencio; parecía que para la pequeña si.

-A ver, dime hasta cuando te acuerdas que la tenías – hizo la pregunta de rigor en estas situaciones y luego miró los ojos de la pequeña – Pero silencio y sin dramas o te dejo a fuera para que te coman- la amenazó mientras le daba pequeños golpecitos en la cabeza por ser tan escandalosa.

Luego se dio cuenta de que algo no iba a salir del todo bien – Tendrás que cambiarte, sería muy obvio si te vieran así – Hablaba mientras se dirigía a su “pequeño armario” que al abrirlo parecía otra habitación. Buscó entre sus cosas y luego sacó un conjunto precioso y con toda la pena del mundo se lo lanzó a la niña – Cámbiate – le ordenó.

-¡Ouchs!!!- Dije Mientras sobaba mi cabeza y me calmaba completamente. Esa niña si que tiene bastante fuerza, su golpe me dolió mucho… -No tienes que golpearme tan fuerte…. Deja de golpearme….- Decía con una voz un poco llorosa y de  niña que se queja, para a petición de la chica comportarme mas como ella quería. Luego de varios regaños de la castaña, esta parecía no tener ni una pisca de idea de donde estaba mi arma. –Pero pero… Tu fuiste la que me has secuestrado, tu me golpeaste y recuerdo que luego me cargaste… Tu fuiste la ultima que ha visto mi guadaña…-Luego la niña tramposa mencionaría que debía cambiar mi ropa y todo eso, yo la mirada de manera extrañada, mientras la castaña revisaba su armario para sacar un pequeño vestido, que es similar al que lleva ella, culminando con una orden de que me cambiara de ropa. –Ehmm….- Me quedaba pensativa al mriar el  vestido con detenimiento. –No se si has notado que tu y yo tal vez no tengamos la misma talla… Tu me entiendes..- Apuntaria a mi mirada con mi pecho, pues, la chica se veía mas joven y pequeña que yo, yo soy un poco mas… Robusta por asi decirlo… -Vale. Lo hare.- Decia de manera normal, como si no pasara nada

De todos modos  sin ningún problema, y de manera normal como si se tratara de un probador común. Comenzaba a quitarme las botas desajustando  los amarres de las mismas, para pasar al corcel que cubre mi abdomen, para luego  bajar el  cierre de la espalda de mi vestido. Empezaba a bajarlo con mucho cuidado, ya que es mi vestido favorito. Tarareaba una melodida mientras me desvestia con sumo cuidado y lentitud. Comencé por quitarme toda la parte del torso y los brazos, quedando  mi pecho cubierto por un brazier blanco. Luego colocaba mis manos en la cintura, para comenzar a quitarme el resto del vestido deslizando la pierna por mis piernas hasta llegar a mis pies.  De esta manera, mi cuerpo quedaría cubierto simplemente con mis mayas o medias, y mi ropa interior. Me sentía un poco incomoda, asi que me tapaba un poco el abdomen con mis brazos, de todos modos trataba de no mirar mucho a la niña… Al final, tome el vestido y termine poniéndolo. Me quedaba un poco corto  por lo que se me notarían mucho las piernas. Por suerte, las mayas o medias ayudarían a cubrir esas partes expuestas. Por lo pequeño del vestido, mis pechos se notarían mucho mas abultados, cosa que al mirarme al espejo termine soltando un leve suspiro.

-No es mi estilo de ropa  para ser honestas… No digo que este mal, solo que no es lo mio… Bueno, bueno. ¿Qué haremos ahora? ¿Por qué me has mandado a cambiarme?- Decia de manera mas calmada y confundida esperando la respuesta de la castaña. –Y no olvides mis galletas y mi guadaña. ¿Ehh?-