¿Eres acaso mi primer amor?/Pasado/Jindows

“Que largo se me está haciendo el trayecto..”, pensé sentado en la segunda bodega de un barco enorme, estaba en la más total oscuridad, callado y expectante, usaba aquel lugar para dormir y estar en paz, las personas en general causaban cierta molestia sobre mí, sus sonidos y falta de modales solo hacían incrementar sobremanera mi ira y cólera, me puse de pie con parsimonia, atento a todo hasta que una serie de voces llamaron mi atención, parecía haber algún tipo de problema en el barco, Sera mejor movernos rápido el barco se está hundiendo, debemos arreglarlo antes de que todos acabemos en el fondo del mar, puntuó con cierto nerviosismo una de las voces que sonaban a través de la puerta, “maldición..”, pensé para mis adentros saliendo por la puerta de la bodega, no es que fuera muy colaborativo que dijéramos pero, quedar en alta mar hundidos y sin provisiones no entraba dentro de mis planes, sería un contratiempo increíble además de poder morir en tal proceso.

Salí a la cubierta tras ubicarme y moverme por una serie de pasillos, ni siquiera comente nada, solo me deje guiar por los hombres del sitio y busque el problema, el agujero que se había producido en el casco de la enorme nave, lo mire cauteloso esperando encontrar una solución medianamente rápida y eficaz al problema y, allí estaba, era una especie de caja de gran tamaño, el agua entraba con rapidez debido a la profundidad del agujero, moví la caja con fuerza desplazándola hacia el agujero para taponar el sitio, con fuerza aunque no con rapidez, el agua hacia que me moviera mucho más lento, frenándome pero no deteniéndome, al resto de las personas parecían estar consternadas, asustadas bien por el agujero enorme del casco o por mí, el tremendo físico que tenía y colosal tamaño era más que intimidante, hacia sumas fuerza haciendo ceder la madera hacia el agujero, bajando la misma caja para encajarla mediante ruda presión en el sitio donde estaba la apertura, el sonido atronador hacía presagiar lo peor, quizás aquello no funcionara del todo, pero moverme en parte bastante despacio aplicando la fuerza correcta seguramente fuera lo ideal para, primero que el agujero no crecieran en cuanto a tamaño y segundo para que no cedieran las maderas donde estaba colocado llevándome al fondo del océano, no es que fuera un buen “samaritano”, pero de no ayudar los problemas serian enormes, además del retraso para llegar a mi nuevo destino.

Uhm.., se notaba el tremendo esfuerzo que estaba haciendo, en mi boca portaba un martillo unos clavos, para asegurar la pieza de madera que ya estaba presionada en el agujero, el agua ya no parecía entrar pero debía inmovilizar la gran carga en el sitio para impedir que se moviera y volviera a pasar el agua dentro, si no tenía cuidado el arreglo no serviría de nada, actuaba contra reloj para que todo quedara lo mejor posible, recibiendo por parte de alguno de los presentes cierta ayuda, quizás lo más valientes, que decidieron confiar en mi propósito y no quedar temerosos allí, parados con ese semblante repulsivo de miedo y cobardía, “No soy ningún Héroe..”, pensé para mis adentros concentrado en cumplir lo que estaba intentado hacer, no percatándome ni siquiera de la mayoría de personas que a mi alrededor estaban.

La agujero parecía estar tapado y bien colocado, las personas de mi alrededor ni siquiera se inmutaron, quizás el miedo pudo con ellos o el pavor que mi cuerpo o estatura imponía era demasiado para que aquella escoria pudiera hacer nada, solo una chica de pequeño tamaño parecía estar por la labor de colaborar, parecía tenerlos muy bien puestos en lo respectivo a su carácter, pues ni corta ni perezosa se callaba nada, soltando por su boca una enorme tanda de improperios mientras comenzaba a trabajar próximo a donde yo estaba, incluso pude atisbar una sonrisa cálida que me había parecido dedicarme, no es que despreciara aquel acto, simplemente dudaba si había sido un mero acto de compromiso o una especie de trato cordial por intentar mantener a salvo sus mezquinas vidas, al menos las de las personas que no había hecho lo más mínimo para mantenerlas.

Tranquila, no me debes nada, aclare de forma seca, intentaba quizás ser algo más cercano, no era mi carácter e intentar ser quizás un poco sociable definidamente no era lo mío, por mucho empeño que pusiera en el proceso, todo estaba bien hasta que gire la cabeza, unas nubes más negras que el mismo carbón se nos habían echado encima, “Tormenta, una tormenta enorme..”, pensé muriendo mi labio inferior buscando una especie de respuesta ante lo que mis ojos estaban viendo, estaba claro que si no variábamos de ruta la tormenta nos atraparía dándonos por muertos antes si quiera de poder reaccionar, estaba más que claro, que como primera medida preventiva debíamos hacer lo que estaba pensado, salir de la tormenta para intentar garantizar la supervivencia de todo el barco.

Te sigo, comenté cordialmente a la muchacha, esta parecia haber llegado a la misma resolución que yo llegue segundos antes, estaba claro que las mentes parecidas pensaban igual, no conocía cuales eran sus motivos para viajar en semejante barco o cuales podían ser sus verdaderas intenciones, aunque obviamente esto importaba ahora menos que nada, estábamos en un entuerto de grandes dimensiones en aquel barco, quizás dejarle a la chica liderar el dúo que ambos estábamos formando fuera una mala idea pero ¿y qué?, que importaba eso, quizás la mujer se sintiera más complacida llevando la iniciativa y más cómoda para maniobrar, eso ayudaría al desenlace de nuestros caminos y quizás, si teníamos algo de suerte y la dama fortuna nos sonreía pudiéramos salir con vida de este curioso y extraño viaje que se estaba produciendo.

Yo me encargo, no hay problema, aclaré ante la actitud que había tenido la mujer, ni siquiera un rubor apareció en mis mejillas, era cuanto menos sospechoso aquel comportamiento aunque parecía intentar salvar el barco y las personas que estábamos dentro así que, por consiguiente teníamos el mismo objetivo, Bonito “Alias”, comenté una vez la mujer había desaparecido de mi vista, no sabía si realmente era un alias o mote el nombre que me había dado aunque no imaginaba si quiera que unos padres pudieran colocar este apelativo a un vástago suyo, por esto principalmente desconfiaba de que fuera realmente su verdadero nombre. Mire hacia los lados y un hombre me observo, casi parecía hacer gestos hostiles y moverse de forma provocativa, no había entendido el mensaje dado por la mujer,  eso era cuanto menos frustrante pues este no cedía en sus movimientos, sin mediar palabra y una vez estuvo lo mas cerca de mi posible lance un potente golpe hacia su pecho, pudo sonar incluso como su pecho se fracturaba saliendo despedido contra una pared que se encontraba tras él, el sonido fue atronador y las demás personas del sitio quedaron pálidas, enmudeciendo ante lo que acababa de decir, estaba empalado en la misma pared de madera, voló con tanta fuerza e ímpetu que había atravesado varias lomas de madera que cubrían la pared para quedar atrapado entre las mismas, haciendo por tal golpe un conjunto entre la madera y su cuerpo cuanto menos bizarro, la sangre del tipo engordaba la madera y manchaba el suelo, mi mano volvió a su postura original y clave la mirada en los presentes, quizás estos no se percataran de ellos ya que mis propios ojos estaban tapados por unas gafas, Nosotros dirigimos el barco, culminé de forma drástica, ni amenazas vacías ni una palabras más alta que otra, a buen entendedor pocas palabras bastaban.

Espere y escuche cada una de las palabras que dedicaba la fémina sobre nosotros, sin duda parecía ser alguien con dotes de mando, sabia como dirigirse a las personas o, quizás por su propio carácter se tomaba la libertad de hablarle así a las personas, fuera como fuese ni me importaba, intentaba movilizar a la gente para que pudiéramos salir todos de una pieza de aquella situación cuanto menos comprometida, asentí despacio haciéndole caso, ya había dado la orden así que espere que los dirigieran, camine detrás de las personas para que hicieran caso de lo que había dicho sin que hubiera ningún rezagado, caminemos hacia donde la mujer nos había dicho con calma y en fila india, nadie se propasaría habiendo visto lo que le hice al pobre diablo del otro tipo, quizás aquella muerte sirviera para calmar los ánimos y evitar posibles motines.

“Todo estaba saliendo a pedir de boca”, pensé para mis adentros, la gente había enmudecido y hacían todo lo que estábamos ordenado, la tormenta había pasado y quedado a atrás por como la chica había dirigido la situación, el hombre muerto fue, por denominarlo de alguna manera, un daño colateral para que los demás entendieran lo que nos estábamos jugando en aquel barco, un punto para incentivar y acrecentar las ganas de vivir de cada uno de los presentes y que podría ocurrir de no colaborar con nosotros. Mire a la chica que se había acercado a mí, no comprendía del todo las palabras de aquella, quería aprender a destrozar a un hombre, a una persona así como así, similar al golpe tosco y brutal que yo lance, no tenía claro como algo así podría enseñarse o trasmitirse, era curioso que una mujer, una especie de joven quisiera aprender tales métodos de brutalidad y abuso, suspire y toque mi gorro para acercarme despacio, Procura dar el primero golpe con fuerza y rotundidad, sin previo aviso, si lo haces lo suficientemente bien la otra persona no tendré margen de reacción, comenté  para mirarla un poco más, cerca casi parecía un acto de intimidación, garraspee y aclare ligeramente mi garganta para seguir con mi charla, Procura buscar un punto vital o zona de máximo daño, sentencie para mover el cuello de mi ropa.

Deje ver la terrible cicatriz que rondaba mi enorme cuello, había sido una especie de intento fallido de decapitarme, la piel oscura y en parte dañada por un corte de grandes magnitudes dejaba entre ver que no era una pequeña sutura lo que había necesitado para curarme, Si das la posibilidad al oponente de que “conteste” quizás ya sea demasiado tarde y pierdas el factor sorpresa, aclaré manteniendo toda mi atención en la mujer, aquello pese a no parecerlo era una prueba de fuego, buscaba saber que intenciones tenía la mujer conmigo, estaba simplemente jugando o tenía algún plan oscuro o propósito que ocultaba, fuera como fuese daba totalmente igual, pues mi atención estaba volcada en ella, si hacia algún movimiento que pudiera ser considerado como peligroso u hostil, pese a haberme ayudado y controlado el barco ni me plantearía dudar en atacarla con brutalidad y crueldad, tal como ella misma presencio con anterioridad.

Todo había salido bien y al mujer parecía cómoda con el resultado de nuestro trabajo, cierto era que no me agradaba demasiado seguir ordenes pero aquella chica, por cómo se había comportado y como manejo la situación tenía todo mi respeto, claro que podía ser una rival o pertenecer a algún cuerpo como la marine o el gobierno, aunque lo dudaba en parte por como había sido capaz de dirigirse a los demás, quizás si lo fuera y actuaba de un modo tan marcado que ni lo percibí, todo aquella era en parte confuso y no tenía por qué darle más vueltas, total la situación ya estaba controlada y habíamos salido de la peligrosa tormenta. Sorprendido quede cuando me abrazo por sorpresa, no me esperaba todo aquello así que, con cierta duda le abrace delicadamente, era curioso como algo que, aparentemente era tan frágil estaba entre mis brazos, casi parecía como si, aquel abrazo inocente y casto hubiera barrido todo las ansias de matar o la sed de sangre que arrastraba sobre mí, era como un momento de paz infinita que me invadía, no es que hubiera bajado la guardia pero me sentía tremendamente cómodo con aquello, ¿Cuánto tiempo hacia que nadie me abrazaba?, ni siquiera recuerdo cual fue la última vez de aquello, pensaba para mí mismo quedándome en aquella situación.

Tengo hambre, ¿te apetece subir y comer algo?, puntué una vez nuestros cuerpos se separaron, estaba hambriento después de todo lo vivido, quizás si la dama aceptaba pudiéramos conocernos más, conocer las inquietudes el uno del otro y charlar, esperábamos que quizás la tripulación no fuera demasiado rencorosa o victimismo, a final de cuentas nosotros les habíamos salvado el culo de una enorme y posible catástrofe, estaba tranquilo ante lo que pudiera venir, ahora solo quería saber si lo que había planteado le apetecía a la chica o simplemente necesitaba descansar, estar un poco en sus cosas y no ir a comer, meditar y hacer las cosas que pudiera necesitar.