[Prólogo] Another day of training ~ Part II [Libre]

En los cuarteles de la marina se podía apreciar a un joven bien vestido que paseaba por el lugar tranquilo y alegre sin prestar mucha atención a los marines del recinto. Kuma simplemente caminaba disfrutando de la tranquilidad que poseía, era raro que no se metiera en problemas o que nadie intentara herirlo o matarlo. Se sentía extraño, no estaba acostumbrado a la calma de la base marine, no hacia un frió invernal, no había cyborgs listos para matarlo ni borrachos que lo acosaran. Pero no algo se sentía mal, estaba bastante aburrido, no conocía a nadie y tenia pocas cosas que hacer.

Estaba bastante aburrido, los reclutas no parecían prestarle atención como era de esperar, no solía destacar mucho mas que por sus ropas si estas no eran comunes por la zona en la que se encontraba, ese no era el caso en la base de la marina, tal vez fuera normal ver gente trajeada o tal vez simplemente no lo notaban como algo raro. Mientras paseaba por el lugar pudo notar algo que si le llamo la atención, ya era bastante tarde, los demás marines ya se estaban yendo pero una persona aun se encontraba en el lugar. Un hombre bastante alto, mucho mas que Kuma, dando golpes a una bolsa que sonaban bastante fuertes, definitivamente no le gustaría terminar recibiendo uno-Vaya, vaya ¿No es un poco tarde para estar entrenando? Aunque debo admitir que nunca vi a alguien pegar tan fuerte-El joven peliverde intentaba entablar una conversación amigable con su típica sonrisa falsa y ojos cerrados tratando de escapar del aburrimiento.

El reloj marcaba las 7:54 A.M. El ciborg observaba el paso del tiempo con una calma sepulcral desde su habitación, sentado al borde exterior de la cama y con los brazos sobre sus piernas, el estuche para el violín acomodado a pocos metros a su derecha, apoyado a una pared.

La habitación, un cubículo 5x5. Un lugar no muy espacioso y que tenía todo apiñado, aunque muy bien organizado, una característica que compartían los recintos militares sin importar la clase, y que uno esperaría de una base de una institución tan importante para el gobierno mundial (y el mundo) como lo era la marina. El cuarto constaba de un camastro, una mesa de noche, una silla, una ventana con vista al exterior, a pesar de que la vista no era precisamente la más hermosa, dejaba ver con cierta claridad la ciudad desde el tercer piso en que se encontraba. Sobre el escritorio había una lámpara y algunos papeles entre los que se encontraban unas hojas de pentagrama de una canción que intentaba componer en su violonchelo.

Volteó la mirada hacia el estuche, y luego volvió a mirar. El tiempo había pasado nuevamente. Se sentía bastante extraño estar sin Yui por tanto tiempo. Su actitud y personalidad tan aislada le dificultaba entablar amistades por lo que aquella estadía solitaria en aquel recinto le resultaba un tanto tortuosa y más porque, desde que es casi en su totalidad una máquina no necesitaba recurrir al sueño para reparar energías y este era el tercer día en que no dormía en lo absoluto.

Se levantó de la cama con lentitud. Parecía que le costaba levantarse por el sueño, pero sólo era su mente aún humana que no terminaba de acostumbrarse al cambio en su organismo, y que de vez en cuando le exigía cosas que ya no tenía o podía otorgar, al menos no de manera natural.

Observó el reloj de nuevo. 8:03 A.M.

A esta hora ya los cuerpos de la institución estaban fuera, los cadetes deberían estar en una ardua sesión de entrenamiento físico en conjunto a los instructores, los altos mandos de la institución llegarían por lo menos 1 hora más tarde a sus puestos que exigían un rigor físico mucho menos intenso o casi nulo al ser la mayoría trabajos de oficina. Esta vez no hubo dudas en su accionar. Tomó el enorme estuche, lo acomodó con las cintas que poseía a su espalda, abrió la puerta y salió, dejándola cerrada tras de sí. Realmente agradecía que la puerta fuese tan alta, pues usualmente se veía con problemas para atravesarlas por su gran estatura.

Dentro del recinto no había mucha actividad que él pudiese registrar. De vez en cuando se encontraba con algún militar rondando por ahí, cumpliendo sus obligaciones matinales, le dedicaban una vista rápida, pues no podían ignorar del todo por lo alto que era y lo que a primera vista creían era un ataúd a su espalda, pero luego volvían a lo suyo, quizás dedicando un saludo militar o deseando unos buenos días.

Caminó sin rumbo alguno al inicio hasta que sus receptores auditivos captaron un sonido inusual proveniente del mismo edificio. En un principio creyó que eran martillazos, pero rápidamente lo descartó. Su atención se dirigió en aquella dirección y se movió con rapidez y determinación, avanzando a grandes pasos y cortando en pocos minutos la distancia que le separaba de su destino. Al llegar, sin embargo, se encontró con la presencia de 2 individuos. El primero era un individuo de pelo verde que estaba a mitad de decir algo, un mensaje incompleto y que Albert Reich ignoró al instante, el segundo un hombre de pelo castaño que golpeaba con ahínco un saco de arena, como si quisiese destruir el objeto.

Saludó con un –“Buenos días”. Y se acercó hasta que entre él y el ¿boxeador? Hubo una distancia no mayor a los 7 metros. Entonces se detuvo y esperó.

Le parecía extraño ver a un marine entrenando tan tarde en el cuartel pero también le había llamado la atención la fuerza de sus golpes, definitivamente recordaría no hacerlo enfadar en el futuro. Antes de poder contestarle fue sorprendido por otra persona bien vestida al igual que el, estaba bastante confundido, no todos los días veía a alguien vestido con traje aparte de el. También le pareció raro que dijera buenos días a la noche-¿Días? Vaya, tal vez deberías revisar tu reloj-Comento ocultando su burla detrás de un tono amable.

Vio que el boxeador se acerco un poco solo para decirles que deberían irse si no eran marines, ante esto Kuma no pudo hacer nada mas que soltar una pequeña risa. Supuso que era normal que los marines no reconocieran a los agentes del gobierno después de todo no son mas que simples peones. El joven miro un poco a la ultima persona en llegar, realmente no parecía un marine por lo que esperaba que fuera otro agente mas, esto tranquilizaba un poco a Kuma, no había tenido oportunidad de conocer a algún marine agradable u otros agentes aparte de un noble con el cual no planeaba mostrarse amigable. Saliendo de sus pensamientos el peliverde realizo una reverencia antes de hablar-Vaya, tienes razón, no soy un marine. Que despistado soy, no debería estar rondando por aquí ¿Verdad? De todas formas, puedes llamarme Paradox-Se presentaba de todas formas pues no planeaba irse del lugar-¿Y tu? ¿Eres marine?-Pregunto al otro trajeado esperando una respuesta.

Era impresionante la fuerza con la que aquel individuo propinaba puñetazos a la bolsa de arena. El empeño que ese hombre aplicaba a su entrenamiento y acondicionamiento físico era admirable, y le causaba cierto nivel de envidia, pero se detuvo. El hombre de cabellera verde había llamado su atención primero y parecían haber iniciado una especie de conversación, o al menos así le pareció al Ciborg, quien se acercó hasta ellos emitiendo su saludo.

Dicha salutación causó confusión en ambos hombres, quienes le corrigieron con respecto a la hora, uno de ellos señalando la hora en el reloj del gimnasio. Su semblante no cambió, pero se sentía algo avergonzado y determinó que debió haber estado tan absorto en sus pensamientos que había perdido totalmente la noción del tiempo, no notó como el día transcurría volviéndose tarde, y luego noche. Eso explicaba porque su energía estaba algo gastada, pero como el consumo fue mínimo y ya no recibía señales de alerta de cansancio como el hambre o el sueño, pudo continuar en lo que podría referirse un modo suspendido. –(Debo corregir eso). Pensó, mientras observaba el reloj, pensando en que aquellos relojes de paredes análogos no decían exactamente si era pasado o antes meridiano.

Su pensamiento se perdía en ello cuando notó un cambio ligero en el marine acompañado de palabras amables tratando de indicar que personas sin autorización no podían acceder al recinto a menos que pertenecieren a la institución o tuviesen acceso, a lo que Albert respondió asintiendo.

Si bien, él no era miembro de la marina. Él tenía sus propios asuntos por los cuales se encontraba ahí, y le era permitido el estar dentro del edificio. Asuntos secretos, aunque podía notificar lo respectivo a la autorización que recibió para andar con gran libertad a través del lugar. Pensó que quizás fuese necesario el que mostrara el papel firmado que por seguridad llevaba en el estuche que llevaba en su espalda, pero fue interrumpido por el hombre de pelo verde quien le preguntó si pertenecía o no a la institución.

- “No. No lo soy"- respondió. Entonces empezó a caer en la cuenta de que, quizás el peliverde se tratase de algún enemigo. Aunque fuese incapaz de reconocerle de algún cartel de se busca. Quizás eso mismo aprovechaba para un ataque sorpresa.

Prefirió no reaccionar sin conocer los detalles, relajando sus hombros para que la correa saliese más rápido en el caso de que hubiese un ataque .

El hombre de largo pelo negro no parecía hablar mucho, una persona bastante aburrida para Kuma por lo que decidió llamarlo Quiet-chan solo para intentar molestar, por otra parte el luchador parecía empeñado en que ambos se fueran. Pero a Kuma no le gustaba recibir ordenes, mucho menos de lo que suponía era un simple recluta. Aunque su expresión empezaba a mostrar cierta irritación, el peliverde sonrió un poco pues siempre era un placer molestar a los demás independiente de las consecuencias.

Incluso se atrevía a amenazarlos con echarlos a la fuerza-Tranquilo señor justicia, seguro que ambos tenemos permiso de estar por aquí después de todo supongo que Quiet-chan debe pertenecer a la misma organización que yo-Comento con amabilidad hacia el marine antes de poner su mirada en el hombre de pelo largo-¿Verdad? Quiet-chan-Pregunto antes de dar una pequeña risa-Por supuesto, no significa que nos hayamos visto antes, no suelo conocer a otros compañeros-Sus ultimas palabras salían con un tono mas burlón que los anteriores, por supuesto que no se conocían pero el peliverde supuso que si no era marine aquel hombre tal vez trabaja para el gobierno al igual que el. También existía la posibilidad de que fuera solo un intruso y Kuma no iba a dejar pasar la oportunidad de molestar un poco sobre ese tema-Por supuesto, suponiendo que eres un agente y no un intruso-Esta vez comento con un tono mas hostil dejando el acto por unos segundos, era poco probable que se tratara de un intruso pero aun así el joven agente solía dudar de las personas.

El hombre de pelo verde se había presentado a sí mismo como Paradox, un nombre casi tan intrigante como su presencia dentro del recinto, mientras bromeaba, o al menos eso pensaba Albert que hacía aquel individuo, con respecto a su despiste por encontrarse en aquel lugar a pesar de no ser un marino, para luego preguntarle al ciborg si este lo era. Esa pregunta fue respondida casi de inmediato por el pelinegro quien movió de lado a lado la cabeza reiteradamente como negativa a la pregunta. Observó, entonces al miembro del cuerpo de la marina, quien entonces procedió a preguntar el nombre del organismo cibernético. –“Mi nombre es Albert Reich, guardaespaldas personal de Ringe D. Yui”- respondió realizando una reverencia al hacerlo.

Observó entonces, que hubo un cambio drástico en la actitud poco después de mencionar el nombre. Quizás esa familia en este lugar no era bien vista, y con su experiencia con los mayores de la misma, no le extrañaría que así fuere. Su actitud era más agresiva y les ordenó abandonar el lugar a menos que tuviesen autorización de parte de sus superiores para estar en el lugar, algo que este poseía. Se despojó del estuche de violonchelo y lo dejó en el suelo tendido, le quitó el seguro, atendiendo aún el monólogo del individuo peliverde, quien hablaba sobre pertenecer a la misma organización que este, aquella era información más que suficiente para que el hombre de traje comprendiera que aquel sospechoso personaje pertenecía al gobierno mundial, probablemente un agente más, o quizás de cierta agencia secreta superior al sector al que él pertenecía.

Pronto las palabras amables y cómicas hasta cierto punto empezaron a tomar un tono más perverso, más oscuro hasta que finalmente tomaron una tonada hostil. Mantuvo la vista y buscó la mirada de aquel individuo de pelo verde, sosteniéndola en su dirección por unos segundos. El ambiente se había tensado en los segundos siguientes, parecía que una confrontación iniciaría en cualquier momento, pero antes de que las cosas se tornaran peores por un malentendido, este encontró los papeles y los sacó, alzando la mano para que fuesen vistos. Aún sin cerrar el estuche se puso de pie y se acercó para entregar el documento al militar y comentó con calma –“Creo que esto es suficiente para probar que estoy autorizado”-

El papel era un documento de color blanco con letras doradas y negras y fuente estilizada. No era muy extensa, sin embargo, tenían el nombre completo del individuo, explicaban ligeramente la razón por la que estaba en el lugar -Que no era más que registrar el lugar y asegurarse de que es seguro para un miembro de la nobleza-, el tiempo que estaría en la zona y la firma y sello de uno de los altos miembros del gobierno mundial, así como la firma del Almirante de la Flota y otras de mandos inferiores. Un proceso que se tardó varias semanas. Cosas de burócratas, como solía decir Albert en secreto cada vez que tenía que pasar por aquel largo y tedioso procedimiento.

Una vez entregó el documento observó al peliverde como diciéndole que ahora era su turno.