[Pasado] Héroe o Ladrón.

El astro dorado se hallaba en su cénit, coronado por el brillo implacable en el cual ponderado azotaba su furia en una isla corrompida por la escoria social. Piratas, criminales, asesinos, y otros tantos seudónimos acompañaban a la creciente capital en la que se regía bajo las leyes de Sodoma una vez en antaño, mucho antes que fuera castigada por su miseria. Entre relaciones morteras los conocidos celebraban un peculiar acontecimiento, era una fiesta en la que el trueque se ejercía intercambiando sus productos de menor calidad.

La cazadora se había establecido previamente, llevaba un mes contemplando desinteresada el movimiento de tal pandemónium. Pocas personas se arriesgaban a residir y vivir el resto de sus vidas en tal sitio debido a que eran explotados cual ganado. La fémina de cabellos cenizos tomaba lo que necesitaba. Un cartel le llamaba la atención, la noche de Ishtar en la que se regocijarían y agradecerían la abundancia conferida, dándole un mordisco a su incipiente manzana el sabor le desagrado de tal manera que la terminaría escupiendo. – Que asco. – No existía nada decente, y no podría costeárselo a menos que ofreciera alguna clase de servicio. En la esquina siguiente se hallaba un burdel, las mujeres revelaban sus cuerpos semi desnudos con la esperanza de sacar la cuota del día. La cazadora se mantuvo en pie, su intención de permanecer era secuestrar a alguien de interés y cobrar por su cabeza, más el trabajo había estado flojo en aquellos últimos días.

Una exuberante mujer de piel marmoleada y cabello oscuro cual caricia nocturna saludaba a la cazadora en la distancia, posiblemente no hacían diferencia entre géneros, lo que importaba era el dinero. Resoplando dio la vuelta ignorando la invitación, más ante la distracción chocaba contra un viejo ataviado en múltiples joyas y prendas extravagantes. Novacek no pidió disculpas, solo se limitó a evadirle para continuar con su andar en calma. – Una perra que no sabe modales debería pedir disculpas de rodillas por ensuciar mi preciado traje. – Si fuera otra la ocasión recibiría el golpe, más en una reacción instintiva sujetó su espada para cortar de un tajo la mano del sujeto sin consideración alguna. – Al menos estamos de acuerdo en algo, odio estar cerca de la basura. – La mano caía cercenada, un grito desgarrador recorría por las calles llamando la atención. El cerdo chillaba por su extremidad cogiéndola entre lágrimas pegándola al aire.

Lo agradable del lugar es que al menos dejaría claro que nadie debería meterse con ella, manchada de sangre conseguía el temor de algunos al igual que el desprecio de otros por el puro deseo de someterla. La mujer sujetó la capucha de su capa escondiendo su perfil entre los presentes, mientras tanto ladrones de cuarta se reunían cual hienas saqueando al sujeto que había sido castigado previamente por la cazadora. Semidesnudo solo le quedó abrazar su mano. – Ahora… hacia ellos. – Como última opción recorrería al hurto, además tomando lo que deseaba de un ladrón sería recuperar lo invertido, ¿cierto? Ya que no existía crimen que la ataviara para reconsiderar sus actos.

Este lugar verdaderamente es poco acogedor y agradable. Últimamente el cuartel me ha estado mandando a visitar los lugares más complicados de estos mares. Pues, alguien debe dar informe detallado de lo que sucede en estas areas, pero son muy peligrosas como para enviar a un recluta o raso. He estado en este lugar, por lo que ya no me sorprende lo que veo y veré. Pues un lugar sin ley como esto no puedo esperar nada, aunque mi labor aquí solo es de reconocimiento por lo que mantenerme bajo perfil y evitar problemas es la clave. Aun asi mi nave, esta cerca, en ella, un puñado de hombres Marines en caso de que las cosas se pongan muy difíciles para mi… Eso no pasara, no soy alguien conflictivo ni tampoco he venido con la idea de algo asi. –Dios que calor…- Elevaba mi mirada al incandescente sol que dejaba caer su intensidad sobre aquella ciudad olvidada por todos… Aunque bueno, es un decir, literalmente ahora es un epicentro de criminales por asi decirlo.

Bares de mala muerte, burdeles, moteles y negocios donde se podría vender lo imaginable e inimaginable hacían decoración de este sitio. “Realmente este lugar no ha cambiado mucho” Pensaba al observar cada detalle del mismo. Mi vestimenta era la habitual, aunque en vez de llevar mi típica túnica manga larga  azul, decidía vestir simplemente una capa de verde claro la cual cubría mi rostro. Era lo suficiente cómoda para ventilarme y además  proteger mi piel de los intensos rayos solares. Mi mascota como siempre y ley de la vida venia conmigo, aunque esta decidía reposar entre los bolsillos de mi pantalón. Aunque no todo marcharía bien, pronto ocurriría algo que tomaría mi atención completamente. Asistí al lugar y vería a un hombre totalmente traumado y despojado literalmente de todo, además de que su mano estaba… -¡Señor! ¿Esta bien?- Decía acercándome a el y agachándome de manera de quedar en cuclillas con las piernas flexionadas. –Bandidos… Locos… Locas…. Ten cuidado hijo….- El hombre estaba en un estado catatónico, no estaba para nada bien. Arranque un pedazo de tela de mi capa para amarrar la parte de su  muñeca, con ello podría ser suficiente para parar el sangrado. -¿Alguien puede ayudarnos? ¡Por favor! ¡Este hombre necesita ayuda!- Decía mirando a todos lados y lo único que encontraba eran burlas y risa por parte de los presentes….

Era deprimente para mi esta escena… Realmente es lamentablemente ver esto… Este lugar debe ser severamente corregido… Tomaría al hombre con mis brazos y buscaría algún local que nos brinadara un techo. Al llegar a uno el hombre que lo atiende nos reclamaría preocupado mas en su tienda que en el estado del hombre. -¡Callate y lárgate! Esto será suficiente!- Le tiraría unas cuantas monedas de Berries, el hombre de mala gana y con mala cara comenzaría a recogerla. Pediría agua y un poco de ropa para el caballero, luego me concentraría en pensar sus palabras “Bandidos” Se que hay muchos por aquí pero… Me hierve la sangre este tipo de cosas… Quiero realmente detenerlos, pero no es la razón por la que vine, además de que seria un peso menor en este lugar, ya que estos totalmente plagados de ellos. Tomaría al dueño por su camisa levantándolo con mi surda y con una mirada fija le hablaría. –Dejare dinero suficiente para cubrir sus gastos y demás. Volveré pronto, asi que si algo le pasa al hombre, será terrible para usted.- Luego lo soltaría para salir de aquel lugar. Realmente soy un hombre tranquilo y entusiasmado pero… Pero este tipo de cosas realmente cambian mi actitud, realmente odio y detesto cuando otros abusan de otros… Ademas, como un agente de la justicia es mi deber hacer que la misma se cumpla y por supuesto, defenderla. Me quedaría totalmente pensativo ladeando mi cabeza para callar las voces de mi mente que me decían… Ve por ellos… Supongo que lo mejor será investigar… 

Sin culpas, sin remordimientos, deambulando por la isla en un completo desinterés. La sangre cubría su túnica develando el incidente anterior, más si se deshacía de la prenda el clamor abrazador de los rayos solares no dudarían en azotar su cuerpo castigándola como a los demás.

Entre los saqueos que se propagaban en algunos establecimientos la mujer no intervendría para hacer orden en un reino en decadencia, todos se creían dueños y señores de un pedazo de tierra árida. Agotada por el incremento de la temperatura, su resistencia física la obligó a resguardarse bajo la sombra de una cortina, al entrar apenas vislumbraba a un grupo de sujetos llenos de múltiples riquezas, Justika iba a dar vuelta para evadirles… – ¿Ya vieron?, luce deliciosa. – De verdad querían conducirlo de esa manera, en una sonrisa distorsionada la mujer encaró al que incitaba a perder su paciencia. – Muchas gracias. – Cayendo en el juego que los llevaría a su tumba, se quedaría evaluando las pobres pertenecías en las que se revolcaban. A primera vista no había nada más de valor, solo unas monedas bañadas en oro, eso serviría para intercambiarlos en algunos berries. – Oye muñeca, si te comportas te haré sentir mejor. – Repetía el segundo sujeto saliendo detrás de ella abrazándola inapropiadamente, la cazadora por su parte se encogería de hombros.

Tipos como ustedes, siempre me darán asco. – Con total franqueza no temía en decir lo que pensaba, ya se había encargado de uno, otros más no representarían un problema para la mujer. Haciendo gala de su velocidad con su capa cubrió la cabeza del hombre que osaba abrazarla derribándolo, cortando la parte baja de su nuca desconectaría la función vital ahorrándole una muerte dolorosa. El impacto de la escena mantendría perplejos al grupo, la mujer en una cruel danza cortaba a diestra y siniestra. – ¡Que hermoso!, ese rojo es perfecto. – Terminando las paredes se plagaban de salpicaduras que asemejaría el arte retorcido de Picasso, pateando los cadáveres que le estorbaban la espadachina alzaría el mentón ligeramente para verle por detrás al invitado no esperado. – Ahí escondido, puedo inferir que me estas provocando dulce ratoncito. – La cortina apenas hondeaba, la sombra se agitaba por el filo que la luz descubría su presencia.

De manera decidida me pondría en marcha con al investigación. Ignorando lo que debía ser el deber correcto, y mi labor, me decidirá firmemente a tratar de poner fin a esos bandidos. Pienso que si hacen esto de manera tan tranquila, deben ser un gran grupo y además muy peligroso. Para pescar a tipos malos  debes hablar con tipos igual de malos. Me paseaba por bares o callejones de lo mas oscuro y grotescos, de manera que interrogaba a cada uno de los que yo pensaba que eran los que mantenían o aparentaban tener información. Luego de varias visitas a varios lugares, y amenazas tras una que otra pelea(La cual gane con suma facilidad) Pude encontrar información suficiente para ello. Resulta que hay una pandilla con un gran número, y se dice que el líder es un pirata retirado con una buena recompensa, que incluso, se está escondiendo de las garras de la marina en un lugar como eso. Eso sería suficiente razón para moverme específicamente para capturarlo a el y a su gente, aunque eso sería difícil. Total, lo primordial seria encontrarlos y obligarlos a “rendirse” y como eso obviamente no sucederá, tendré que vencerlos a todos y luego pedir que se los lleven.

Al parecer dicho grupito tenia por decirlo asi “casas o bases” donde estos guardaban lo que recolectaban del día a día. Me movería a uno de los mas cercanos, tal vez ahí podría someter a algunos miembros y sacar información del paradero del líder. Había llegado al lugar el cual no lucia nada bien y pues… -No puede ser..- Vería  como un sujeto estaba tirado de manera que su nuca estaba rebanada, al adentrarme en el lugar veía machas de sangre tanto el suelo como en las paredes y como era obvio los cuerpos. Notaria a una mujer portando lo que parece una armadura peculiar, cabello blanco y piel pálida. Obviamente no es de aquí, tener piel pálida con este clima no era coherente ni posible. Observaba como un hombre se escondía asustado de la mujer, y no le quito el porqué. Solo mirar el escenario tan grotesco causado por la misma, era razón suficiente para tener miedo y terror

-¿Qué esta ocurriendo aquí, señorita?- Hablaba un poco nervioso a la mujer, su aspecto no era nada tranquilizador, y considerando que es la única que esa de pie en este lugar, y que porta una espada consigo, es razón suficiente para saber que ella es la causante de todo. -¡Ayúdeme! ¡Esta loca! ¡Esta loca! ¡Entro aquí y los mato a todos!! ¡Si te encargas de ella juro que te pagare!!! Tengo dinero. Mucho dinero!!- Decia el sujeto que era acechado por la fémina, yo simplemente lo mire con desprecio. -¡Cierra la boca!- Me molesta realmente la gente como este tipo, que creen que pueden comprarlo todo y tenerlo todo.  Luego comenzaría a pensar en todo y además de dirigir mi mirada a la chica.Lo mas importante era. . . ¿Cuál lado era el suyo? Pues, estaba matando a los bandidos, criminales como tal… Pero estos métodos brutales me parecen poco adecuados… -Oiga… Deténgase por favor, no lo elimine. Lo necesito vivo para interrogarle, necesito sacarle la información sobre su líder y el resto de su gente…- Decía a la chica para que detuviera sus intenciones de aniquilarlo. –Por favor… Si podria ser tan amable de identificarse.- Preguntaba a la extraña mujer, trataba de estar firme en mi palabra y posición, pero realmente no dejaba de pensar en la terrible escena, y en que ella podría atacarme o algo por el estilo. Cosa que me hacia elevar mi guardia, realmente espero que esto no termine a mayores.

Había atacado a diestra y siniestra, sin embargo, aun sin ejecutar al último del grupo alguien más intervenía abogando por tal individuo. La cazadora volvía a imponerse después de que su víctima clamaba por ayuda, en una sonrisa debía reaccionar ante la falta de irrumpirles por lo que haciendo a un lado con el pie un brazo cercenado de uno de los muertos, caminó hasta el pirata de poco calibre apuntándole con su espada a la boca directamente en una postura muy relajada. – Jamás te atrevas a hablar sin mi consentimiento. – Mostrándose condescendiente sujetó la empuñadura para pasear el filo en los ojos de aquel asustadizo ladrón dejándolo ciego, el hombre solo cubrió su rostro retorciéndose en el suelo maldiciendo a la mujer.

Encarando ahora al desconocido de cabellera aguamarina, le examinaba de arriba abajo, era la primera vez que se topaba con él, y estaba segura de ello pues había estado registrando desde hace un mes el lugar. – No pongas esa cara, solo necesitas su lengua. – Expiró para tomar asiento en la repisa que habían acondicionado como bar, cruzando la pierna curioseó un tarro de cerveza apenas a la mitad, dando un trago al resto todavía pensaba en comida, no había satisfecho su apetito. – Y bien, ¿de qué se trata todo esto?, estaba en medio de algo por lo que puedes ver. – Admirando sus guanteletes esperaba la respuesta del contrario, supuesto salvador de aquel cerdo que seguía lamentándose al haber perdido la vista, no obstante, frunciría el ceño extrañada al seguir siendo cuestionada por el desconocido. – ¿Identificarme, eres alguna clase de oficial en esta tierra olvidada por el Gobierno?, que agallas deambular con hipocresía los alrededores sabiendo lo que sucede aquí. – Al dar un pequeño salto de la repisa se aproximó hasta el intruso. – Como sea, te daré el gusto… Justika Novacek, aspirante a cazadora, un placer. – Tendiéndole la mano hacia delante le sujetaba para estrecharlo saludándole en cordialidad, mantuvieron su vista fija unos segundos, pero la fémina daría un giro audaz al posicionarse detrás del extraño, el frío acero acariciaba la garganta del intruso mientras sus labios tentadoramente acariciaban el oído ajeno murmurando en una aterradora dulzura. – Ahora te toca a ti presentarte, y dependiendo de tu respuesta quizá retire el filo perdonándote la interrupción de hace un momento.

Mientras tanto el hombre que hubo dejado ciego se arrastraba por la habitación tentando la superficie, tropezándose entre los cadáveres de sus camaradas. Solamente daba vueltas confundido ya que su sentido de la orientación se veía nublado por el terror que experimentaba, algo en el fondo le decía que no saldría con vida. Al contemplar la escena recargaría la mujer su mentón sobre el hombro de su rehén. – Por cierto, ten mucho cuidado con lo que me dirás, puedo ver a través de las mentiras.  – Mordisqueando el lóbulo del oído ajeno plasmaría clara su amenaza.

Todo esto era muy escalofriante… No estaba muy acostumbrado a ver este tipo de escenas… Realmente esa chica no tomaba conciencia alguna sobre sus acciones, simplemente actuaba como si esto fuera algo fácil y simple de hacer. “Peligrosa…” Era el pensamiento más abundante en mi mente. Y bueno, no todo termino con ver cadáveres mutilados. Si no también ver como esta “castigaría” al hombre que solicitaba ayuda dejándole ciego de un rápido movimiento con su arma. Pude notar como la hoja desgarraba los globos oculares del hombre, haciendo que el mismo gritara de terror y dolor en el suelo. –Que es lo que anda mal contigo…- Decía con una voz nerviosa al verla hacer eso. Realmente, no se que pensar sobre esto. Ella acaba de asesinar a estas personas, pero estas personas son malvadas… Pero todo de manera tan sádica y ante mis ojos, los de un oficial de la marina… La pregunta mas importante en mi mente es… ¿Qué debo hacer?

Estaba un poco traumado… Incluso tragaba un poco de saliva al verla mover. De Todos modos mantenía la compostura, aunque mi mirada podría delatarme. “Que no haga algo contra mi por favor..” Realmente no he venido a buscar problemas por estas zonas… Observaba como la chica se sentaba sobre la barra para dar un trago de cerveza, la misma parecía disfrutar de todo este circo bizarro… “Realmente es peligrosa, debo tener mucho cuidado con ella” Total, aunque la chica se negaría a darme información básica como su nombre, la misma terminaría saltando en un rápido movimiento hasta mi posición. De la impresión deslice mi pie izquierdo hacia atrás y levante mis brazos a la altura de mi pecho, lo cual era reacción de batalla, pero… La chica simplemente se presentaría sacando la mano. Soltaría un pequeño suspiro tras eso. –Justika…. Bien, un placer. Mi..- Decía mientas elevaba mi diestra para responder a su saludo, incluso mantenía contacto visual con la mujer quien de un rápido giro, terminaría detrás de mi..

Sentiría el frio metal acariciar mi cuello, además de la voz suave y aterrorizante de la mujer… Por la sorpresa y de por si los nervioso que tenia, no pude evitar transpirar tras eso, la piel se me  ponía de gallina… Vamos vamos…Debes mantenerte… Pronto, los gritos del cegado hombre, y sus intentos fallidos de escapar, interrumpirían el momento. Espera… ¡¿Qué?! Ella esta… ¡¿Mordiéndome la oreja?!  Por precaución, mi cuerpo comenzaba a endurecerse a un punto sobre humano. Activando mi haki, era capaz de soportar cualquier herida superficial de manera sorprendente. Claro, no parece que mi cuerpo cambie ni nada, simplemente aumenta mi dureza sin que se sepa. –Pues… Teniente Simón D.Teppelin…  Y esto es completamente ridículo señorita… No he venido por problemas, solo vine a resolverlos…  Solo debe calmarse un poco, solo le sacare información a aquel hombre, y la dejare seguir con lo suyo…- Lo que en realidad quería era evitar problemas, y una posible confrontación… Esperaba que  la chica no fuera de esas cazadoras que se saltan la ley, aunque pensándolo bien, en este lugar no hay ley… Pero aunque no corro mucho peligro con mi haki activado. Evitar problemas es mi máxima prioridad. –Ahora… Baje su arma  y si es posible mantenga su distancia de mi... Por favor..- Fue mi última sentencia a la mujer, quien estaba detrás de mi, su mentón sobre mi hombro y su arma rosando mi cuello. 

De una mirada depredadora que saboreaba sugerente por el momento el lóbulo del que ahora se identificaba como parte de la marina. – ¿Hmmm? – Solo daría pequeños mordiscos inocentes, la fría hoja del acero presionaba superficialmente teniendo un extremo cuidado, le retenía a su gusto, pero lo que más le fascinaba es ver a un oficial temeroso después de ver lo que Justika era capaz de hacer, y eso era simplemente una muestra entre humos. – ¡Vaya!... ¿Por qué no lo mencionó antes? – Riéndose ligeramente apartó su arma colocándola en su respectivo sitio, encantada colocó ambas manos sobre los hombros ajenos recargando su mentón al lado izquierdo buscándole la mirada. – Entonces está buscando información… no debería molestarse con tal moribundo, ya no le queda mucho de vida, además ese hombre cuando vea lo que hice, no podrá quedarse quieto por demasiado tiempo. – La venganza era un arma muy conveniente para la cazadora que hubo hecho su nido en aquel sitio, si iba por una cabeza más grande le atraería así tuviera que quemar la isla entera.

Resoplando en un bufido burlón la mujer se separa resignada cumpliendo la petición del marine en guardar su distancia. – Todos en la marina son unos estirados. – Peinando su cabello cenizo aplacó su cruel visión en torno al ladrón, este se postraba en posición fetal cubriendo su rostro, simplemente eran basura que se compadecían a la hora de verse acorralados. – Si insiste en querer rescatar algo de esa basura esperaré afuera, me irrita estar frente a cobardes patéticos que no asumen responsablemente el peso de sus actos. – Otorgándole privacidad al Teniente, llegando a un acuerdo de frenarse a sí misma se dirigió a la entrada centinela, no estaba de más el ser precavida y vigilar los alrededores.

En el exterior todo parecía seguir transitando con normalidad, la mujer escondiendo su femineidad se cubrió con la capucha antes de que alguien más revelara su identidad de género. Efigie contempló la llegada de nuevos esclavos, las personas en desgracia avanzaban en fila siendo arrastrados por el tintineo de las cadenas. Hombres, mujeres e inclusive infantes con cabeza baja, otras especies enjauladas como skypeans, gyojins, la variedad no se detenía anunciando que pronto la subasta a media noche iniciaría abriendo ese bizarro festival. Novacek se sintió totalmente perturbada, no por el espectáculo en sí, solo que presentía que algo más grande ocurriría. Mordisqueando su labio inferior pudo notar que la seguridad crecía.

Ingresando nuevamente a la guarida de los que hubo asesinado a la mayoría, Justika apartó la cortina agitada. – Tenemos que irnos de aquí, la seguridad aumentó, vamos Teniente.. – Acercándose a su lado el hombre en el suelo identificó la voz de la mujer. Solo un chasquido metálico se produjo, un corte etéreo atravesaba la cabeza del individuo. La espadachina anticipándose a la queja de ese marine simplemente pronunció. – No tenía caso dejarle con vida ya revelada su identidad, si trataba de ser magnánimo acabará devorado por las serpientes.

Creo que tengo mala suerte en este sitio, cada vez que me envían a revisar su estado termino envuelto con personas extrañas. La Cazadora de nombre Justika parecía pensarse lo que le habia dicho… Yo simplemente mantenía mi compostura a la mayor medida, no es que estaba muerto de miedo, pero tampoco me sentía muy seguro con la chica jugueteando con mi oreja y con su arma acariciando la piel de mi garganta. Finalmente la chica se decidió a alejar su arma, mas seguía cerca de  mi, cosa que hacía que me ruborizara un poco. Luego  de quejas y comentarios de manera extraña por la chica, finalmente me complacería en dejarme mi espacio. –No hace falta tener mal genio ante estas cosas… Como oficial de la marina, debo actuar como el símbolo de la esperanza y el orden… Aunque esas palabras no van de ninguna manera en este sitio…- El orden en este lugar se ha perdido completamente, aunque aun no entiendo que espera el gobierno para hacer sus movimientos y rescatar estas zonas…

La mujer parece no soportar a hombres como este. De manera que reflejando su desagrado se marcharía del lugar para limitarse a esperar a afuera… Yo simplemente soltaría un suspiro he iría al grano con el sujeto. Luego de varios intentos un tanto violentos, solo me ganaría insultos y burlas y demás del sujeto. –Esto no esta funcionando.- Supongo que tendría que ser un poco más rudo, no puedo permitir que este tipo de gente se burle de la justicia. Pronto, notaria que la cazadora retornaría al sitio. Inmediatamente sin pensarlo postraría mi mirada sobre ella, no me era mucho de fiar y su actitud era muy extraña. -¿Retirarnos? ¿Qué ocurre señorita Justika?- Decía todo confundido, en especial porque… La mujer se veía apresurada, realmente no parece del tipo que se sorprenden de manera fácil, aunque pronto seria ella la que me sorprendería a mi. -¡Que cosas hace!!- Diría para retroceder un poco al ver como la mujer cortaría la cabeza del tipo que intentaba interrogar, incluso, seguido de ello  ya soltaría sus razones de por que lo hizo.

La verdad no sabía como confrontar a la mujer o que decirle, pero realmente sentía que todo esto estaba muy mal. –Realmente mi labor aca no es armar mucho alboroto, ni hacer la ley por mi cuenta. Al final, yo debo limitarme a seguir ordenes… Aun asi, no puedo negar que me es invertible sentirme incomodo por todas estas situaciones… ¿Es necesaria tanta brutalidad? Tampoco digo que tratemos a estos asesinos como reyes, pero…- Terminaría poniendo mis manos en mi cara para terminar acariciando mi cabello y luego soltar un suspiro… -Bueno… No creo que ahora sea el momento de discutir sus métodos poco ortodoxos. ¿Por qué debemos salir? ¿Qué has vistos? Realmente pareces apresurada, y no pareces del tipo de persona que se intimidan fácilmente. .. Yo solo quiero acabar con esta pandilla… No tengo órdenes de hacerlo ni nadie me lo pidió… Pero siento que eso podría tal vez… Cambiar las cosas- Comenzaría a caminar hasta la puerta esperando a la chica para poder cruzarla. –De todos modos señorita Justika, si hay algo que sabe o algo que le  perturba, bien podríamos unir fuerzas para derrotarlos… Pienso que tal vez podríamos tener los mismos intereses… Yo solo quiero la justicia y usted… Bueno supongo que… -Pensaba e imaginaba a la chica sonriendo mientras cortaba y mutilaba de manera satisfactoria . –Bueno, usted tendrá sus razones aparte…-

Aún podía recordar la imagen del oficial, sus palabras eran loables, llenas de esperanza, ese tipo de convicciones que jamás podría entender de forma natural, se supone que el ser humano experimentaba de igual manera la compasión, el trato justo, entre otras cosas. Ella no podía catalogarse como humana, solo un monstruo retorcido.

El oscuro acero de su sable estaba empapado de la sangre de aquel que le arrebató la vida, el placer de aniquilarlo hubo desaparecido debido a la premisa de tener que huir. Era cierto que no le brindó las explicaciones suficientes para advertirle del peligro que se acercaba, además no servía de mucho que el marine interpusiera distancia desde que se conocieron, seguro la impresión de la escena al haber asesinado a ese grupo de bandidos. – No es la primera vez que alguien me dedica esa mirada como lo hace usted. – Una sacudida sería suficiente para retirar el exceso de la sangre, enfundaría el arma para empezar a caminar por la calle tomando con firmeza la mano de ahora el hombre que le acompañaba, si estaba ahí para realizar un simple monitoreo de rutina podía significar el final o el comienzo de tal acto según se viera.

Transitaron entre las ruinas saliendo del punto original de los almacenes y otras edificaciones derruidas, en los exteriores solo se apiñaban casas abandonadas, justo donde Novacek encontró refugio durante todo este tiempo. Al abrir la puerta invitó al contrario a entrar. La habitación como era lógico solamente tenía cosas básicas: una mesa vieja a juego con una silla de madera, una cobija en el suelo polvosa que era la improvisación de una burda cama. – Será mejor que salgamos a la noche, si lo que dice es cierto entonces pasaremos desapercibidos y podremos movernos con más facilidad. – Quitándose la capa revelaba su silueta, cubierta por una extraña armadura oscura que le confería un aspecto demoniaco a pesar de la fragilidad que podía aparentar la fémina. Algunas de las piezas como los guanteletes y la coronilla que cubría su frente eran colocados sobre la mesa, quería descansar, había sido un largo día. Volteando a ver al marine arrimó la silla insinuándole que se sentara. – Quiere hablar, ¿no es así? – Dejando el espacio dispuesto ella tomaría lugar sobre la mesa, arquearía su espalda quedando su cabeza ligeramente hacia atrás pensando en los acontecimientos de hoy. – Llevo un mes en este lugar, estableciendo relaciones con los mercaderes en búsqueda de nuevos objetivos, la cuota de este año ha sido un tanto apretada para mí. – Revelando sus motivos acariciaría los cabellos aguamarina, una acción instintiva que buscaría tranquilizar al contrario, tal cual como alguien una vez la animaría en su sombría niñez. – Desearía disculparme con usted ante mi falta de humanidad hacia ese grupo, pero yo ya estoy rota, aprendí a disfrutar de esto. – ¿Le brindaba una explicación?, así parecía.

Este día se celebra una gran comitiva, grupos de carroñeros traerán nueva mercancía de esclavos desde tierras lejanas, precisamente el organizador principal Ajax un hombre cuya única obsesión siempre han sido los negocios y el dinero se presentará hoy, no muestra su rostro, siempre va encapuchado, pero estos últimos tres años se había recluido y solo enviaba emisarios que hicieran la subasta a su nombre. La seguridad aumentó, contrataron mercenarios para limpiar la zona… teníamos que irnos ya que por mi error cometí una masacre contra el mejor amigo de Ajax, me di cuenta al final debido al tatuaje que portaba el sujeto que interrogó anteriormente. – Negando con la cabeza suspiraba con pesadez. – Aún me falta ser más cuidadosa, pero me fastidiaron cuando uno del grupo quiso tomarme como a una ramera más.

“Siempre he visto la justicia como un valor importante en la vida de los seres humanos. Si la justicia no hay orden, y sin el orden el caos reinaría. Un mundo donde se permitan cualquier tipo de acción sin ninguna reprimenda, terminara en un mundo dañado  y agonizante. Es por ello que hombres y mujeres como nosotros se levantan cada mañana con el pensamiento  positivo de que las cosas pueden mejorar. ¿Por qué peleamos? ¿Quién decide el rumbo del  mundo? No lo se, pero lo único que se es que… Realmente yo elegí este camino, nadie me obligo a creer en el bien. Yo solo quiero protegerlos a todos…”

Aunque a la mayor medida me limitaba a la idea de cuestionar y regañar a la chica por su forma de actuar. Debo admitir que sentí un poco de incomodidad en mi ser cuando ella menciona que no sería el único que la ha mirado de esa forma. ¿Por qué? Sentía que era alguien que no  podía controlar tales impulsos. Aunque se puede aprecia que esas reacciones en ella salen de manera natural. El  que al final tratase de controlarse y respetar mi autoridad, me hace pensar que solo se trata de alguien que… Bueno, tiene su manera de ser y ver el mundo. Tal vez si todos pudiéramos mirar a través de los corazones de otros, las guerras finalmente acabarían… O tal  vez crecerían. Es por ello que debemos conformarnos con al idea de tener que ver parte por parte las capas de la personalidad de alguien. Supongo que no puedo culparlos o culparme a mi mismo por mi forma de reaccionar a sus acciones… Pero de manera honesta me opongo  a ese tipo de actitudes sanguinarias y barbarás. Más aun así no soy nadie para evitarlo, pues, siendo cazadora ella tiene jurisdicción de hacerlo, además que que el lugar donde estamos me deja en una gran desventaja en cuanto a moral y jerarquía.

Pronto, seria guiado por la cazadora rubia quien lo haría tomando una de mis manos. Me limite a no decir nada, no soy un hombre que generan ideas demás cuando de compañía femenina se trata, aun asi este tipo de cosas suelen hacer que me sonroje un poco. Aun así, mantenía mi postura, ya que como oficial y estando en mitad de una encomienda, debo mantener mi profesionalismo y defender mi título a cada momento. Al final del camino, llegaríamos a un pequeño  recinto, que, lógicamente era de la señorita. Era un lugar simple, no me esperaba muchos detalles. No solo por ser ella, si no por el lugar donde estamos. De todos modos se ve que es una mercenaria que solo se rodea de lo básico y necesario.  Yo me quedaría parado observándola y escuchándola desde la puerta, aunque ella poco a poco parecía ponerse más “cómoda” de manera que se desharía de su capa y parte de su armadura (La cuales siempre pienso que son incomodas y calientes).

Aunque si silueta, cabello y piel la hacen ver como una chica atractiva, se y me ha quedado claro  que es mas que eso, por lo que no trato de mirarla mucho… No quisiera que terminara molestándose y bueno, terminar en malos términos. Accedo a sentarme tal y como lo propone la mujer, para ver como reposa su cuerpo sobre la mesa quedando boca arriba. La rubia decide seguir hablando, aunque esta vez revelando sus motivos en este lugar. Cuando pensaba decir algo, sentiría sus suaves manos desliarse por mi cabello. Como era evidente el rubor se apoderaría de mis mejillas… Vaya día, realmente no se que hacer o decir… Más, aun sus palabras hacen que sienta un poco de tristeza por la manera en que lo dice…. “Rota”  -S-siento  que no es necesario que se disculpe. Si el gobierno le ha dado licencia a personas para cazar, era inevitable que se vieran estos resultados… Mas aun asi, el mal debe erradicarse del mundo, aunque bueno… Cada uno de nosotros tenemos nuestros métodos. Pero me en parte me reconforta el hecho de que aun asi pelea sus  armas apunten a los que hacen daño a otros.- Terminaría con una sonrisa gentil ante la chica, no me adelantare a sacar conclusiones de ella, pero al final, solo se trata de alguien “complacida” pero que aun asi parece tener un ideal  bueno un poco incomprendido. Luego me rascaría la cabeza y me sonrojaría mas. -¡Venga! No hace falta que me trates de usted… Digo, soy joven aun y bueno… El hecho de que le revelase mi rango, era para que se calmase, ya que no me dio mucha oportunidad de explicar… Además me puse nervioso. Por lo que aun siendo un oficial, no hace falta tantas formalidades… Para ser honesto, yo no me sentía preparado para el puesto, aunque el cuartel general insistió en que debía… Creo que entenderá…-

Al final, me pondría más serio para escuchar todos los detalles de lo  ocurrido y de lo que sabía la mujer. Parece que la cuestión parece peligrosa en especial para ella, quien se castigaba así misma por haber aniquilado a un miembro importante. –Ha hecho lo necesario para mantener vuestra supervivencia. Aun así, ahora tendremos que lidiar con esa consecuencia.- Sonreiría de manera amable nuevamente a la chica. –Legalmente no tengo jurisdicción y autoridad sobre nadie y sobre usted en este lugar. – Comenzaba a mostrar mi den den mushi el cual conecta con los barcos cercanos de la marina. –Se supone que ya debería estar volviendo a mi barco, y hacer la llamada… Pero… Esto esta mal, todo esta mal… Lamentablemente soy muy joven para ser un teniente… Mírame, al final estoy a punto de desobedecer una orden. Realmente no puedo evitar decir lo que pienso y hacer lo que creo. Y encontrarla aquí, me muestra que no puedo dejarla sola. Usted al igual que esos esclavos y los residentes, están siendo víctimas del caos surgido de las guerras… No se que diablos espera el gobierno para tomar carta en el asunto de este sitio y sobre esos traficantes de esclavos. Pero…- Me levantaría mostrando un semblante algo enojado. -¡No me quedare de brazos cruzados mientras veo como ante mis narices hacen todo y piensan que quedaran impunes! ¿Cuál será nuestro plan Señorita Novacek? ¡La apoyare! Y el peso de lo sucedido, y aceptare cualquier reprimenda de mis superiores. – Sentenciaría con palabras firmes como mi semblante y mi postura levantada. Como un soldado de la justicia, la defenderé cueste lo que cueste…