Un tio raro (Pasado)

¡Por un demonio! -Vocifero una enorme figura morena, antes de que el pequeño navío se descontrolara y encajara bruscamente contra la arena de esa misteriosa isla. A pesar de que sus piernas eran poderosas, en cuanto la popa choco contra tierra, salió despedido de la barcaza hasta quedar con la mitad de su cuerpo bajo la caliente arena. Su albina cola realizaba espontáneos movimientos denotando que se encontraba molesto por la tonta situación, pero debía zafarse a como diese lugar o sino seria el hazmerreír de quienes arribarían curioso por el aullido molesto del can. Realizando leves movimientos de su cadera primero hacia la izquierda y luego hacia la derecha para, finalmente, impulsarse por su retaguardia sirviendo aquello para sacar su fisionomía de aquella sepultura egipcia. Su trasero golpeo contra el suave piso evitando un insoportable golpe, pero ayudándole a que adoptara una posición de cuatros patas y comenzara a sacudirse intentando sacarse la mayor cantidad de esa arena que se le metió en distintas partes de su cuerpo.- ¡Esto es realmente molesto! -Exclamo para ver cierto punto negro en tanto color amarillo y derivado. Acercaría su hocico hacia ese peculiar ser, percatándose que no era más y menos que ...- ¡Maldición! No creí que esos sucios piratas trajeran consigo pulgas. -Chasqueo su lengua contra su paladar, molesto, irguiendo su cuerpo y buscando su mirada algún punto de esa playa que le sirviera para su cometido.-

Lo encontró detrás de un grupo de piedras donde el pasto, la tierra y la arena se juntaban formando un hermoso y natural lago de barro. se deshizo de su ropa dejándole en una pequeña roca junto con la coleta que mantenía unido a su cabello, que ahora mismo le llegaba más allá de su trasero.- Hacia mucho que no me daba un baño ~ -Manifestó con una sonrisa de oreja a oreja porque aquellos baños de lodo eran su favorito porque se divertía como nunca y segundo, terminaba más sucio de como entro; ni hablar de las propiedades higiénicas sobre su morena piel o el hecho de que le ayudaba a deshacerse de las molestas plagas con mayor facilidad. Se encontraba disfrutando de aquel momento ignorando completamente su entorno, empezando a revolcarse primero con la parte de atrás de su ser y lentamente darse la vuelta dejando que su albino pelo se ensuciase, desparramando con sus manos desde la raíz hasta las puntas formando pequeños manchones allí.- Esto es vida. -Exclamo sintiendo como los rayos golpeaban contra su desnudo cuerpo mezclándose con el frio fango, dándole una sensación exquisita. Mas su trance se rompería con una tenue voz femenina que atrajo el viento. Sus orejas se movieron con rapidez para intentar captar el lugar de donde provino, a medida que se erguía para poder observar mejor.-

Toda la parte inferior de su cuerpo se encontraba cubierta por el barro, siendo ayudado por unos enormes mechones de pelos para que ella no tuviese el malestar de observar como los dioses habían traído al mundo a ese Mink.- ¿Quién eres? -Pregunto con un tono grave y un rostro de pocos amigos. Observando como su ropa se encontraba justo a mitad de camino entre él y la misteriosa criatura que había arribado a esas costas.- ¿Y qué quieres? -Volvió a interrogar con el ceño fruncido elevando un poco las comisuras de sus labios dejando entrever sus colmillos como una clara señal de amenaza, hacia la recién llegada. Deseaba ir por su ropas pero al no saber si era amiga o enemiga debía mantenerse al margen, observando cada movimiento que fuese a realizar para poder reaccionar a tiempo.-

Luego de cruzarse con una criatura que decía ser parientes de unos seres alados, ahora tendría la oportunidad de cruzarse con otra peculiar criatura aunque en esta ocasión sería una voluptuosa fémina con una peculiar fisionomía. A ciencia cierta no sabría decir si era humana disfraza o como su anterior conocido, una nueva especie por descubrir para su mente. Entre el enojo y malestar latente en su rostro, no pudo evitar ladear su cabeza hacia los costados curioso por esas placas que sobresalían en distintas partes de su cuerpo.- ¿Por qué no? Nunca he perdido en ese juego y no pienso empezar ahora. O Acaso ... ¿Tienes miedo? Seguramente, los tuyos son de adorno y no sean capaz de cortar una hoja. -Sonrió con malicia, usando un timbre bastante provocador para la recién llegada demostrando que èl tampoco no se quedaba atrás a pesar de que su dentadura poseía una mayor cantidad de esas perlas blancas que desgarraba la carne con facilidad. La observo con cautela como se acercaba hacia sus ropas deteniendo aquel instinto de impulsarse hacia su cuello y acabarla, no la conocía de ningún lado y ese aroma peculiar de su ser le advertía que no era lo que pensaba.- ¿Qué demonios crees que haces, loca? -Interrogo exaltado al ver el trato que recibían sus prendas, para que de la nada le arrojaran. Este entendería la indirecta pero nunca hacia lo que le pedían por las malas, tomando sus objetos para llevarlos debajo de su brazo derecho.-

Continuaría su marcha hacia el mar dándole la espalda y escuchando como se autonombraba el guardián de ese sitio, produciendo una sonrisa socarrona en el moreno que de a poco estallo en una carcajada.- ¿Alguien como tu vigila estas costas apartadas sin vida aparente? -Pregunto con ironía porque desde que arribo no había visto siquiera unos animales terrestre con el cual alimentarse luego de viajar unos días bajo el rayo del sol. Cuando el agua salada le llego a su cintura se sumergió en su totalidad para limpiarse el lodo seco en su cuerpo como así también en su cabello, sintiéndose ahora renovado y rejuvenecido. Las pulgas ya no eran ningún problema en su cuero cabelludo, las plagas habían sido exterminadas.- Y ya me imagino porque te mandaron a un sitio tan apartado. Desde que llegaste he sentido el olor pútrido del pescado, creí que solo era mi imaginación pero al pasar a tu lado y al alejarme me di cuenta de que viene de ti. ¿Desde hace cuánto días que no tomas un buen baño? -Bromeo haciendo uso de su personalidad altanera y que no le importaba decir lo primero que venía a su mente, sin miedo a las consecuencias venideras.-

Yo solo soy un turista con un barco averiado. ¿A que vengo? Creo que no es de tu incumbencia, aunque si tienes alimento es mejor que me lo des. Desde hace dia que no como bien y estoy muerto de hambre. A menos que no quieras que me coma a tu amigo, que parece estar esperándote, o algo así. -Señalo a unos pocos metros enfrente suyo como un pequeño pez asomaba su cabeza por sobre el nivel del mar, mirando con detenimiento a su interlocutora quedándose allí más que nada por curiosidad. Aunque no sabría decir con exactitud si era su compañero o no, porque en donde le diese el visto bueno no dudaría en sumergirse para capturar a su presa y llenar aquel estomago que rugía por algo carne.-

Aprovechando la distancia entre ambos dejaría que actuase a su libre albedrio pues en caso de ponerse agresiva, desde allí evitaría cualquier confrontación innecesaria o llegado el caso, tener el tiempo suficiente para pensar y actuar; algo que nunca lo hacía y no empezaría ese día. Ahora que la observaba con más detenimiento se percató de su increíble altura, haciéndole recordar a su infancia de cachorro donde tenía que alzar su cuello en alto para poder mirar al rostro de los demás, ni hablar el hecho de que eso no era lo único que le sobraba. Haciendo una mínima demostración de su fuerza, levanto con facilidad el navío averiado haciéndole un rapidez análisis y dando su veredicto final, nada que el moreno no supiera.- Muchas gracias, señora. No sabía eso. -Hablo con una notable ironía en cada una de sus palabras, al saber que estaba atrapado en esa misteriosa isla con ese peculiar ser. Se sumergiría por última vez en el mar, limpiando dentro y fuera de sus orejas para sacudirse de un lado al otro sintiéndose ahora limpio en cada extremo de su cuerpo.-

Caminaría en dirección hacia ella no sin antes ponerse ese peculiar pantalón suyo con una soga que actuaba de cinturón, teniendo una enorme curiosidad del origen de esa criatura cuando el agua bajo hasta tan solo tapar sus tobillos se detuvo, notando como el pez había ido a buscar refugio en la fémina ¿Acaso comprendió sus palabras?- Oye ... ¿Qué cosa eres tú? -Pregunto sin el menor escrúpulo o delicadeza, ladeando su cabeza de un lado al otro como si de un canino se tratase intentando descifrar su naturaleza, algo que le era imposible.- Tu aroma me hace acordar el olor a podrido de los peces cuando lo dejas mucho tiempo al sol y eso no es todo. ¡Eres enorme! -Nuevamente diría lo primero que se le cruzo en su cabeza recorriendo con su mirada desde la parte inferior de su cuerpo subiendo lentamente hacia su cabeza, analizando cada anomalía latente en su ser.- Me alegra saber que en este mar hay criaturas más alta que la media. Ya era cansador estar entre tantos enanos, aunque también al no estar acostumbrado a hablar con alguien más grande que yo hace que se me entumezca el cuello. -Cerro sus ojos por unos instantes masajeando dicha zona sintiendo un inmediato alivio.- ¿Y que son esas cosas que salen de tu cuerpo? ¿Se puede tocar? -Interrogo con respecto a esas enormes placas que recubrían sus extremidades, pechos y alguna zona de la cabeza. Intentaría acercar un poco su nariz para saber si olían diferente pero no, estos poseían la misma esencia que su portadora confundiendo aún más al curioso cachorro que tan solo quería saciar su curiosidad.-

La unión de su enorme altura junto con esa fuerza sobrehumana que revelo al levantar como si de papel se tratase el barco, lo dejaron sorprendido hasta el punto de quedarse en silencio observando todo con suma atención. Sus brazos se encontraban cruzados a la altura de pecho, asintiendo de manera tenue el consejo de la muchacha con respecto a su pequeño navío.- ¿A dónde vamos? -Interrogo el susodicho sin recibir ninguna respuesta pues ella había decidido que era hora de ponerse manos a las obras, iniciando una caminata a vaya a saber que lugar desconocido. ¿Seria propicio seguirle? ¿Lo estaría llevando a una trampa? Eran algunas de las preguntas que se le cruzo por la cabeza dudando por unos instantes si seguirla, pero la curiosidad de que le respondiera el origen de su procedencia pudo mas, logrando que sus piernas comenzaran a moverse a un ritmo apresurado porque su momento de titubeo había logrado una importante distancia entre ambos.- ¿En serio una gyojin? He oído hablar mucho de tu raza cuando era un cachorro pero hoy es la primera vez que tengo la oportunidad de observar uno de cerca … y encima eres enorme. -Como siempre las historias podrían ser exageradas o que le faltaran detalles importantes pero nada era mejor que tener la oportunidad de presenciarlo en vivo y en directo. Y como si de un cachorro se tratara apresuro su marcha para dejar que nariz se pegara a la espalda ajena sin conocer el significado de la palabra “espacio personal”, luego continuaría con sus piernas, brazos. Rápidamente se trasladaría hacia el frente dejando que sus fosas se aprendieran el olor personal de la gyojin olfateando su estomago y terminando con su rostro.

Con suma rapidez intentaría alejarse para volver a su posición de unos metros detrás de ella, dejando que sus manos descansaran detrás de su nuca mientras unía sus dedos.- Igual que tu, no soy alguien autóctono de por aquí. Provengo de los mares de New Wolrd. -Dijo sin darle mucha importancia a su origen, aunque era de esperarse que la muchacha se percatara de ese ínfimo detalle de que alguien con orejas y cola, provenía de otro sitio que no fueran los blues. Nunca se cansaría de la demostración de fuerza de esa criatura que ahora movía una enorme roca como si de un papel se tratase, ocasionando que riese animado mientras aplaudía por tal destreza.- Es bueno ver que tu enorme fuerza y altura no sean en vano.- Comento sin preocupación alguna, siendo mas un halago hacia ella que una tomada de pelo. Aunque como alma rebelde que era en cuanto la mujer le dijo que no tocase, a sus oídos, llego una dulce melodía que lo seducía a que saciaría su curiosidad a cualquier costo. Así fue como si la estuviese acechando, moviéndose con el menor ruido posible aprovecho el momento que bajo la guardia para hablar e indicarle que estaban cerca de la meta. Sus manos morenos y ásperas comenzaron a rasguñar las escamas de sus hombros, sintiéndose como el tacto a una dura roca junto, como había con el metal. Sintiendo como podría venir algún golpe o reproche se agacho un poco para rasguñar las placas que se encargaban de tapar sus senos, cersoriandose de ese detalle.- Realmente se siente como si fuese metal junto con una roca. Sorprendente. – Comento fascinado mientras sus ojos reflejaban esa alegría por descubrir algo nuevo y único.-

Bajaría la guardia totalmente luego de ese acontecimiento recordando algunos detalles del pasado que había pasado por alto pero que necesitaba algunas respuesta, luego de ver ese edificio viejo.- ¿A dónde me llevas? ¿Y que es esa edificación? Y por sobre todo … haz dicho que eras la guardiana o algo así de esas playa … ¿Acaso proteges algo importante? -Interrogo ladeando su cabeza de un lado al otro con el rostro serio al no entender en que isla se encontraba, como también averiguar de una buena vez por todas que pretendía esa gigante con el joven Mink.-

Oh ~ sorprendente. -Comento sorprendido al ver cómo, las mejillas de esa enorme gyojin, de a poco comenzaban a teñirse de un rojo suave provocando que una sonrisa pícara y maliciosa se dibujase en las comisuras de sus labios. A pesar de tener una gran fuerza y ser ruda, veo que hay cosas que te avergüenzan. -Su timbre usado en esta ocasión sería la de alguien que estaba bromeando de mala gana con ella, haciéndole notar que había descubierto una debilidad importante en alguien que no aparentaba tener ninguna. No pudo evitar que una risilla escapara de su boca porque nunca se hubiese imaginado que algo así, pudiera provocar que su lado femenino y delicado surgiera de la nada.- Obvio que nos enseñan esas cosas, pero me salte esa clase porque resultaba aburrida. -Ironizo llevando sus brazos detrás de su nuca volviendo a reírse de la situación, aunque algo inesperado ocurrió.-

Su visión parecía volverse loca porque todo empezó a dar vuelta a su alrededor y cuando quiso asimilar lo sucedió, ya se encontraba boca-abajo en el suelo con un fuerte dolor en su brazo.- ¡Ey! ¡¿Qué demonios crees que haces?! -Vocifero molesto a medida que el dolor de su brazo era más intenso pero allí no terminaría todo, porque el aire en su pecho escapo tan repentino al sentir un enorme peso sobre su espalda, dejando noqueado por un corto periodo. El cual fue aprovechado para amarrarlo con cuerdas llevando sus brazos hacia detrás suyo, para levantarlo como si fuese solo un costal de plumas empezando la marcha hacia la base de los revolucionario.- ¿Armada revolucionaria? ¿Qué es eso? -Musito con una tenue voz a medida que su cabeza se movía hacia los costados al no comprender muy bien a que se estaba refiriendo. El joven moreno desconocía muchas cosas de este mundo y este se reflejaba en las diferentes criaturas que iba encontrando en su camino, como también pequeñas facciones que nunca había oído como en este caso esos sujetos a donde le llevaba.- Pero tampoco hice algo malo para que me trates de esa manera. Solo he tocado tus escamas con mis garras ... y he de decir que esos enormes pechos son más suave de lo que aparentan a simple vista. -Concluiría para cerrar los ojos y asentir a sus palabras, afirmándolas. A simple vista y viendo la enorme fuerza de esa fémina, cualquiera pensaría que su cuerpo era fibroso y duro al tacto pero para su sorpresa ciertas partes de su cuerpo eran como la de cualquier delicada mujer.-

Por un momento detendría su andar para observar a su espalda intentando recordar el camino que habían tomado para dirigirse hacia allí, dejando que ciertos detalles de la naturaleza se impregnaran en su mente como también distintos olfatos siendo la manera más fácil para ese individuo memorizar cosas. Para continuar una marcha lenta intentando sacarle de quicio a su compañera por el trato recibido, no iba hacerle la vida fácil hacia la base y como un buen perro salvaje que no le gusta estar atado a nada, peleaba y se sacudía hacia los lados intentando zafarse de las cuerdas. También cada tiempo se echaba en el piso para empezar a mordisquear las sogas en un intento por escapar.-