El malentendido... [Pasado]

-Al final se fue...- Murmuraba en voz baja caminando por los callejones oscuros de la ciudad, estando el sol en un punto bajo siendo el atardecer, oscureciéndose básicamente. Venia del bosque de haber intentado capturar a Red Rose, pero esta cayó por la cascada del fondo del monte y se perdió, si seguía viva o no me era indiferente alguien así seria difícil que lograse sobrevivir y su cabeza no valía tanto para tomarme las molestias de buscarla a fondo. Mi torso quedaba al desnudo, vislumbrándose mi definida musculatura y tatuajes, mi rostro humano cuyos ojos quedan blancos, cuernos demoníacos en la frente junto con las extensas alas negras, mi pantalón negro y rojo donde ambos colores se juntan formando unas llamas, resonando el tintineo de las cadenas enroscada en mi pierna izquierda y cintura. Evitaba a estas horas los lugares mas concurridos, queriendo no ser visto por los civiles debido a mi apariencia tan grotesca, muchos huían o me tomaban como un monstruo que debía ser erradicado.

A punto estaba de atravesar un cruce entre callejones, cuando desde mi oído derecho detecto en dicha dirección palabras de humanos y lo que parecía ser el forcejeo de una cerradura. Mi mano derecha con mi garra guantelete se posaba en la pared y observaba desde la esquina con mi ojo izquierdo, contemplando como dos hombres parecían realizar un acto delictivo, uno parecía forcejear una cerradura de una vivienda mientras el segundo miraba a los lados vigilando si venia alguien. “Unos ladrones. No los reconozco ¿Tendrán valor por su cabeza?” Por la baja visibilidad no podía distinguir sus rostros, pero al menos no estaban haciendo nada bueno. “Venga, hagamos el trabajo de un Marine por escasa vez” No me agradaba tener que actuar por actuar sin saber, mis acciones tenían un coste, un valor y quería que fuese recompensado, pero bueno, si esta vez no tenían valor por su cabeza, pues lo dejaría en una buena acción del día... Que eran pocas.

Mis pasos se hicieron presentes en ese pasillo escuchándose la cadena de fondo en ese atardecer anaranjado que daba un aspecto sombrío a las calles. El sujeto que vigilaba murmuró unas palabras a su compañero que este se detuvo, levanto de su posición agazapada y me miro. -Eh, no se te ha perdido nada por aquí, date la vuelta.- Gesticulaba con su diestra dando un giro expresando que me girase, pero mis pasos continuaba e incluso mis alas se extendieron a cada lado mostrándose totalmente. -¡¿Ehmm?! ¿Que mierda es eso?- Se dio cuenta de que no resultaba un humano común. El otro sujeto llevo su diestra a la parte derecha de su cintura desenfundando un revolver, pero en un avance veloz que apenas pudo reaccionar, mi puño derecho impactaba en la boca de su estomago, evitando dañar con la garra cortante, y mi izquierda se posaba en su cabeza llevándolo a mi derecha estrellando su cabeza contra la pared causando algunos cortes alrededor por haberlo agarrado con la palma. -¡¡Oh mierda mierda!!- El principal sujeto cayó de culo al verme a su lado destrozando a su compañero en pocos segundos, quedando con los ojos en blanco inconsciente y sangrando de los leves cortes; se arrastró por el suelo rápidamente y se levantaba alejándose cuanto podía. - ¡Ayuda, ayuda!- Salia gritando de aquel pasillo espantado y aterrado. -¡Un monstruo, joder ayuda!- Pedía auxilio cual nena asustada. Mis pasos reanudaron, pasando el derecho por encima del cuerpo inconsciente y prosiguiendo una persecución lenta como a mi me gustaba empezar para jugar psicologicamente con los demás.

“Ingenuo...” Repita en mi mente esa palabra una y otra vez, quedando con los ojos en blanco y totalmente sepultando entre escombros de las paredes, techo del edificio que se vino abajo tras ser derribado por mi persona, el veneno que cubría mi cuerpo al haber sido noqueado por unos segundos se disipó hasta que volviese a activarlo, se sentía oscuro y después de tanto tiempo nunca había luchado contra un rival tan fuerte, puede que incluso de ser derrotado. Notaba ese peso encima de mi como si fuese todo un montículo de vigas de madera, trozos de la estructura, etc. Mis ojos pasaron a tornar normales, dejaron de estar en blanco en ese estado noqueado temporal, pero solo veia oscuridad y pocos rayos de luz entre las brechas del peso de mi alrededor.

Mi cuerpo a duras penas se empezó a mover para buscar una posición agachada o agazapada, a volver a ser recubierto por todo ese veneno morado corrosivo que empezaba a dañar por dentro los escombros, desde la perspectiva de la fémina quizás pudiera ver como un montículo de escombros del edificio se movía ligeramente. Cuando ya estaba posicionado mis brazos se cerraron junto con mis alas para dar un impulso para levantarme, abriendo los brazos y alas de golpe generando una dispersión de toda roca o viga sobre mi, generando un caos alrededor donde posiblemente la mujer al ir aproximadamente podría tener que estar atenta para no ser golpeada sin querer. Mis ojos abiertos como platos y totalmente inyectados en sangre buscaron a la fémina situada a unos 12 metros de mi, me hizo daño... -Me las... pagaras.- Rapidas palabras para ponerme manos a la obra.

Lleve mi zurda rápidamente al bolsillo del pantalón para sacar un artefacto redondo con una anilla. A su vez mi diestra se enroscaba formando una O en la mano. El pulgar de la mano zurda arranco la anilla y ser lanzada 2 metros mas adelante de la fémina para cuando impactase crear un estallido lumínico, durante ese transcurso al yo conocer los efectos de mi granada flash y estar dentro del rango giré mi cuello mirando en dirección contraria y cerrando los ojos a la vez que la diestra la llevaba a la boca, soplando y generando una serie de 5 pompas de jabón de tonalidad morada. Las 2 primeras serian generadas a mi espaldas dejando un hueco entre ellas de unos 2 metros tipo pasillo, durante el estallido de dicha granada y evitar verme afectado, giré el rostro cuando ya no tendría efecto y generar las 3 pompas restantes hacia el frente en dirección a la joven. Una iba recta hacia ella, las dos restantes viajaban en diagonal, es decir, una a la derecha y otra a la izquierda, dejando una separación entre cada pompa de 2 metros para abarcar mas terreno en ese posible ceguera del rival, buscando mermar mas sus capacidades con el veneno si colisionaba con alguna de estas pompas, sino igualmente deambularan por el terreno siendo un peligro.

La granada de flash actuaba con su cometido, ya fuese cegando al rival o incluso provocando la retirada de esta para dejarme tranquilo permitirme controlar el campo a mi gusto en este momento. En el trascurso en que lanzaba la granada y me giraba no pude ver por obvias razones hacia donde se dirigió inicialmente, siendo entonces las 3 pompas lanzadas frontalmente en la misma estrategia pensada antes. La central se dirigía recta por el camino de destrucción originada por el enorme hueco entre pared y pared hasta alejarse a los 15 metros de mi quedando intacta, las dos que viajaban a dos metros a cada lado eran pinchadas por escombros o con alguna esquina puntiaguda de las paredes resquebrajadas liberando el gas en el entorno, dejando durante unos segundos un obstáculo visual. Ya desde que había lanzado las pompas no había percibido donde estaba la fémina, era el momento de aprovechar. La distancia entre la fémina y la mía resultaba ser de unos 10 metros, aunque no tenia conocimiento exacto de que hizo ni donde fue, pero viendo una granada podía ser intuible el buscar cuerpo a tierra, una barrera, una barricada para cubrirse.

Mis rodillas se flexionaban y saltaban de inmediato apoyado de mis alas para mantener el vuelo a una altura de 8 metros con respecto del suelo y a unos 12 de la fémina en dirección diagonal, donde la pared en la que estaría oculta obstruiría su visión directa hacia mi. “A ver... donde estas” Mis ojos rápidamente pasaban por cada pared destruido, el distinto mobiliario. “Lo lógico seria retroceder” Daba por hecho que lo mas sencillo ante la observación de un artefacto seria retroceder evitando el foco central de la explosión. El gas que dejaron las pompas venenosas en aquella habitación cuyas paredes frontales fueron atravesadas y cuyo techo venido abajo dejando cierta amplitud y aire libre. Pasé por la primera pared mas cercana, la segunda... hasta llegar a la cual era usada por la heroína como refugio.

Mi cuerpo se situaría en el cielo a esos 8 metros con respecto del suelo y de ella, mi diestra buscó un nuevo artefacto, esta vez no era una flash, sino de metralla para causar esquirlas una vez detonada. Esa misma mano derecho que sostenía la granada de esquirlas expulsó un poderoso torrente morado de veneno en una dirección totalmente descendente sobre la posición de la mujer. -Serás mía...- La adjudicaba como mi posible próximo trofeo que colgaría su cabeza sobre la pared de mi casa en Arabasta como un animal de presa tras ser disecado y cazado. El torrente tenia como objetivo central a la fémina con intención de aplastarla o inundarla totalmente con ese veneno, pero justo en el momento del impacto contra el suelo o ella la granada de esquirlas detonaría por la fuerza de la misma liberando su metralla en su entorno causando un posible daño extra por este factor, ademas de pinchar la pompa de jabón venenosa cerca de ella, situado a unos 3 metros en diagonal a sus espaldas. La detonación común de la granada de esquirlas podría llegar hasta mi posición pero al estar tras este el mismo torrente de veneno impediría que las esquirlas atravesaran el mismo hasta mi, unicamente siendo su efecto a su alrededor. El liquido morado a su vez, por la situación al ser impactada contra el suelo crearía un efecto expansivo a modo de salpicar en el resto de su entorno aparte de los 5 x 5 metros de foco central, siendo quizás difícil de evadir, no habría piedra bajo la que se escondiera.

Observando el panorama, habían ciertas cosas que estaba notando. Aquel sitio estaba plagado de un gas nocivo, en el cual, si bien no me estaba arriesgando a meterme, sabía que no había posibilidad alguna para mi a dañarle sin tocar su cuerpo. Yo era una luchadora que necesitaba contacto físico, por entonces me resultaba imposible atacar a distancia de alguna forma, al menos que hubiese sido a base de piedras. Quería una cosa: que él me vea. Entre la cortina de veneno y los daños que tenía, quizás su visibilidad se había visto reducida. Aún así, ese era su terreno, del que estaba bastante consciente. Todo lo que había en el radio del sitio donde su cuerpo cayó, desde la entrada el edificio hasta algunos metros por encima, ya que el veneno se había escapado por la falta de un techo. ¿Me podía yo meter en la boca del lobo? No. De hecho, mi plan era hacer contacto visual, sólo para demostrarle que aún no me fui. Tenía que sacarle de una vez de aquel sitio, y en una base normal. Sabía que por aquel entonces seguramente las fuerzas de la justicia lo tendrían en cuenta, y no tardarían en llegar a aquel sitio. - ¡Ven, pequeño angel! - mi mano llena de sangre que tenía sobre el hombro, se extendía hacía el. Mi palma se flexionaba hacia adelante y atrás, más como un reto que seguramente sería tenido en consideración.

Huí, aparentemente. Era casi el doble de rápido que él. por lo cual desaparecer de su rango de visión era fácil. Lo único que poseía contra mi era el efecto sorpresa. No sabía su poder, ya que no era uno puramente físico. Cada vez habían nuevos ataques, nuevos venenos, y hasta pude ver artefactos. No me iba a quedar para ver más. De un salto, desaparecía de aquella entrada, no para esconderme entre las piedras de aquellos derrumbos, si no que para tomar una distancia prudencial, de más de 20 metros, quedando en la entrada de una callejuela. Desde aquella oscuridad que me acobijaba, tenía una fotografía completa del sitio donde él se hallaba. Era una vista lateral, que dejaba ver el sitio casi derrumbado, mientras que me perdía tan solo dos detalles: primero, el resto del edificio, que no tenía daños aparentes, pero que podía servir de escape en caso de que se le ocurriera tal cosa; y la parte izquierda del edificio, parte que es la que ha sufrido menos destrozos, que también podía servir como vía de escape. Más estaba confiada en una cosa: El hombre era prepotente. Y seguramente estuviese cabreado por la hostia que le había dado anteriormente. Se quedaría en la oscuridad como una depredadora, pese a que ese no era su estilo, pero sabía que uno en el combate se tenía que adaptar a todo. Obviamente que vio algunas de sus técnicas desde la distancia, y alguna se le escapó al estar corriendo y no tener tiempo para mirar hacía atrás. Si el hombre no tenía rayos X para ver atraves de los escombros y de la cortina de veneno que él mismo había creado, seguramente sus acciones no serían descubiertas.

Tenía tres opciones, pero realmente estaba confiada en que solo habrían dos más probables. El hombre podía escapar, por ahí por donde ella no veía, cosa que descartaba en base al carácter que había mostrado todo aquel rato. Que la Marina llegara y tomaran su culpable, le hubiese gustado más que tener que combatir con él. Pero si llegaba a la tercera opción, el ser alado vendría en su búsqueda. Si ese sería el caso, la rubia, desde una posición agazapada, echaría a correr con velocidad, saltaría sobre la pierna izquierda para hacer una pequeña voltereta en el aire antes de pegar con el empeine ahí donde podría. Lo hubiera esperado para tenerlo de espaldas y le sea difícil esquivar o bloquear. Sea como sea, esperaba que aquella fuera su última acción en aquel sitio. Los daños eran ya considerables y, pese a no sentir cansancio, si podía sentir como ese veneno la intomodaba de alguna forma, estaba empezando a sentirse enferma de algún modo, y no sabía cual era su fuerza. No excluía, ante la desconocida, que el veneno tenga una acción lenta pero certera, quizás inmovilizarla al final o enfermarla gravemente. Era mejor acabar con eso de una vez.

-Seras mía.- Fue las palabras que mencioné al aparecer rápidamente esa ultima pared atravesada donde se debería haber escondido la mujer según mi lógica, con mi mano apuntando en dicha dirección hasta que mis ojos captaron que no había nada, simplemente fue como haber visto fantasmas. “Esa mujer es mas escurridiza de lo que esperaba.” De las pocas veces que me daban esquinazo de esta forma. Mi mano había cargado una esfera de veneno para el torrente junto con la granada, pero a la vista que no había nada el veneno iba desapareciendo sumándose a mi cuerpo, la granada era enviada de nuevo al bolsillo mi cuerpo descendía lentamente en suaves aleteos con mis alas hasta pisar tierra. Mis ojos pasaban de izquierda a derecha continuamente con un rostro pensativo y meditativo. “Donde se habrá metido...”

Me daba la vuelta para dar otro vistazo como antes, quería buscar algún indicio de su camino tomado, pero esto no era un bosque donde pudiera seguir las huellas, siendo esa mi mayor experiencia pero en terreno urbano no se me daba del todo mal. Mis ojos captaron el giro en la esquina del edificio. “Jeje....” Daba por hecho que había doblado la esquina mas cercana para esconderse, paso a paso de manera agazapada para reducir el ruido en mis pisadas para una vez estando lo suficientemente cerca salté extendiendo mi mano izquierda hacia atrás y dar una fuerte palmada al otro lado de la pared, pasando mi mirada al otro lugar. “Nada...” Las cuchillas de mis guantes resonaban con el ladrillo de la pared, mi ceño quedaba fruncido quedando mas mosqueado por no encontrarla.

Me posicionaba de manera erguida y mis ojos se centraban a lo largo de un callejón entre el edificio derrumbado y otro -otro donde no está la fémina-. Mi garra derecha acariciaba mi abdomen húmedo del veneno, sentía un malestar interesante en mi estómago del golpe que me dio antes, seguramente mañana amanecería con un moratón del tamaño de un melón. -Será mejor que me vaya.- No debía perder el tiempo en malgastar energías para combatir contra una persona que no poseía precio por su cabeza, menos aun... si ha sido capaz de darme esquinazo o ponerme en un aprieto importante con este dolor en el estomago, no fue una fuerza normal. Flexioné las rodillas para dar un salto y emprender un alto vuelo sobre la ciudad para alejarme de manera mas segura evitando las calles.