Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
One Piece Blue Sky :: Los Cuatro Azules :: East Blue :: Islas Organ :: Orange
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Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
Orange.
Mediodía - Soleado.
Mediodía - Soleado.
-Estúpido mar- se quejaba el de cabellos blancos tras haberse perdido por un par de días en altamar completamente solo, su anterior “tripulación” le había abandonado, aunque no podía culparlos, la mayoría de ellos no eran combatientes sino civiles enfadados por alguna cosa en particular, ya fuera por la muerte de un familiar a manos de revolucionarios o piratas o por la desaparición de alguno supuestamente a manos del gobierno, como fuere, ninguno de ellos estaba dispuesto a morir por la causa y con ello tuvo que abandonarles en la última isla que visitó. Ahí, Eden se enteró que los nakamas del reconocido criminal Barbamoco estaban aparentemente en las islas Organ, una buena oportunidad para frenar a unos cuantos malandrines que causaban ya suficientes problemas, el oro no era para él un aliciente, sino saber que Orange -el lugar en donde ahora estaba- se encontraba desprotegido ante la cruel sombra de aquellos individuos que seguramente habían escogido la isla por su escaza presencia justiciera, pero ya se encargaría a ser posible de darles una lección y quién sabe, quizás incluso de sacarles la ubicación de su líder para detenerlo de una vez por todas.
Para su sorpresa, parecía ser el único “cazador” que estaba tras la pista de aquellos chicos, era probable que los otros estuviesen asustados pues era bien sabido lo que les deparaba a los que “osaban” retar a Capone -ya que este era el jefe máximo- o bien, porque otros más poderosos decidían que las recompensas de la Grand Line eran más jugosas. El mismo Silverman en más de una ocasión se había planteado abandonar los Blues para dirigirse a la gran línea y buscar a los supernova más problemáticos, pero la idea de momento estaba en segundo plano debido a la amenaza que suponía Capone, no podía simplemente ignorar sus atrocidades y mucho menos a los civiles.
Para su desgracia, pese a que muchos le consideraban un cazador, él netamente era un ciudadano que buscaba cumplir su deber, por ende, no poseía aptitudes de rastreo como la mayoría de aquellos hombres, además, desconocía la isla, de modo que estaba parado en medio de una búsqueda. Rascó así su cabeza y se encogió de hombros acernadose a un puesto de fruta para preguntarle a una señora que estaba por allí vendiendo, pero la misma apenas escuchar el nombre de barbamoco negó rotundamente y le corrió del puesto, era viable que estuviesen siendo intimidados por los piratejos para no decir ni una palabra, así que su reacción le resultó bastante usual. -¿Y ahora qué hago?- se planteó mirando al cielo y andando hasta sentarse en una jardinera bajo la tierna sombra de un árbol, allí sacó una caja de cigarrillos y encendió uno dedicándose a fumar, en todo caso si no lograba dar con aquellos tipos al menos podría disfrutar de un buen día, últimamente le resultaba extraño estar tan tranquilo, no le gustaba de hecho, porque eso le recordaba a Mat…y lo que menos necesitaba ahora era enfurecerse por eso.
Para su sorpresa, parecía ser el único “cazador” que estaba tras la pista de aquellos chicos, era probable que los otros estuviesen asustados pues era bien sabido lo que les deparaba a los que “osaban” retar a Capone -ya que este era el jefe máximo- o bien, porque otros más poderosos decidían que las recompensas de la Grand Line eran más jugosas. El mismo Silverman en más de una ocasión se había planteado abandonar los Blues para dirigirse a la gran línea y buscar a los supernova más problemáticos, pero la idea de momento estaba en segundo plano debido a la amenaza que suponía Capone, no podía simplemente ignorar sus atrocidades y mucho menos a los civiles.
Para su desgracia, pese a que muchos le consideraban un cazador, él netamente era un ciudadano que buscaba cumplir su deber, por ende, no poseía aptitudes de rastreo como la mayoría de aquellos hombres, además, desconocía la isla, de modo que estaba parado en medio de una búsqueda. Rascó así su cabeza y se encogió de hombros acernadose a un puesto de fruta para preguntarle a una señora que estaba por allí vendiendo, pero la misma apenas escuchar el nombre de barbamoco negó rotundamente y le corrió del puesto, era viable que estuviesen siendo intimidados por los piratejos para no decir ni una palabra, así que su reacción le resultó bastante usual. -¿Y ahora qué hago?- se planteó mirando al cielo y andando hasta sentarse en una jardinera bajo la tierna sombra de un árbol, allí sacó una caja de cigarrillos y encendió uno dedicándose a fumar, en todo caso si no lograba dar con aquellos tipos al menos podría disfrutar de un buen día, últimamente le resultaba extraño estar tan tranquilo, no le gustaba de hecho, porque eso le recordaba a Mat…y lo que menos necesitaba ahora era enfurecerse por eso.
InvitadoInvitado
Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
Nuevamente, hora de trabajar arduamente hasta conseguir que los criminales se arrodillen ante mí ¿Por dónde debería empezar? Barbamoco es un viejo capitán pirata que ha estado atacando poblaciones en los blues últimamente, yo sola no he podido dar con su rastro a pesar de llevar ya unos días de anterioridad en busca de pistas, pero hoy la cosa será diferente…muy diferente – Islas Organ, he llegado. – Fueron las pocas palabras que susurré al bajar de mi barco para adentrarme en el puerto de la isla más importante de allí; Orange ¿Y por qué esa isla en específico? Habían rumores de que aquí se encontraban nakamas de Barbamoco, si quería dar con el rey debía empezar con los peones.
Ocultaba mi apariencia con una enorme sudadera blanca con capucha que me llegaba hasta los pies, para la vista de muchas solo era una figura blanca indefinida de 1,55 metros, necesitaba ocultar mi rostro, de no hacerlo y fallar en mi misión Barbamoco podría alertarse – El fracaso no es opción. – Me decía a mí misma, eso me ayudaba a mentalizarme con el fin de estar cien por ciento preparada para cualquier eventualidad que surgiera de repente. Me quedé caminando por las calles varios minutos alternando mi mirada entre todos los civiles de la zona que podía encontrar, de momento no había nada sospechoso que llamara mi atención ¿Sería muy temprano? No, no hay hora para el crimen, era bien sabido que si habían piratas ocultos deberían encontrarse en bares o algún sitio realmente separado de la población…en algunos casos los criminales se ocultaban a simple vista para confundir pero ¿los hombres de Barbamoco serían lo suficientemente inteligentes como para pensar eso?
Fue entonces cuando escuche el nombre ‘Barbamoco’ ¿Alguien le conocía? Al girar mi visión hacia aquel sitio visualicé un chico con vestimentas de samurái tradicional saliendo del local – Posible testigo, confirmado. – Comencé a seguirle hasta que ese chico se sentó bajo la sombra de un árbol, no tenía la necesidad de luchar contra él…solo iba a hacerles unas cuantas preguntas para ver si me resultaba útil o no, de no serlo seguiría con la investigación – Eh…- Me paré enfrente de esté y lentamente me quité la capucha que cubría mi rostro, yo podía hablar fluidamente conmigo mismo, pero el hecho de relacionarme con extraños me costaba un poquito más.
-¿Qu-ué sabes..de Barbamo..co? – Dije con mi usual voz tierna, no le observé directamente, en cambio veía el suelo debajo de esté – Te escuché dicien-do su nombre…- Ahora me giré completamente para darle la espalda y con mis manos me daba pequeñas palmadas en los cachetes ¡Necesito espabilar! –Vengo a cazarle, si sabes dónde están sus nakamas, por favor, dilo – Mi voz se sentía un poco más “fría” que antes, me había metido totalmente en el papel de cazarecompensas, si, mientras no le vea directamente puedo hablar con normalidad.
Ocultaba mi apariencia con una enorme sudadera blanca con capucha que me llegaba hasta los pies, para la vista de muchas solo era una figura blanca indefinida de 1,55 metros, necesitaba ocultar mi rostro, de no hacerlo y fallar en mi misión Barbamoco podría alertarse – El fracaso no es opción. – Me decía a mí misma, eso me ayudaba a mentalizarme con el fin de estar cien por ciento preparada para cualquier eventualidad que surgiera de repente. Me quedé caminando por las calles varios minutos alternando mi mirada entre todos los civiles de la zona que podía encontrar, de momento no había nada sospechoso que llamara mi atención ¿Sería muy temprano? No, no hay hora para el crimen, era bien sabido que si habían piratas ocultos deberían encontrarse en bares o algún sitio realmente separado de la población…en algunos casos los criminales se ocultaban a simple vista para confundir pero ¿los hombres de Barbamoco serían lo suficientemente inteligentes como para pensar eso?
Fue entonces cuando escuche el nombre ‘Barbamoco’ ¿Alguien le conocía? Al girar mi visión hacia aquel sitio visualicé un chico con vestimentas de samurái tradicional saliendo del local – Posible testigo, confirmado. – Comencé a seguirle hasta que ese chico se sentó bajo la sombra de un árbol, no tenía la necesidad de luchar contra él…solo iba a hacerles unas cuantas preguntas para ver si me resultaba útil o no, de no serlo seguiría con la investigación – Eh…- Me paré enfrente de esté y lentamente me quité la capucha que cubría mi rostro, yo podía hablar fluidamente conmigo mismo, pero el hecho de relacionarme con extraños me costaba un poquito más.
-¿Qu-ué sabes..de Barbamo..co? – Dije con mi usual voz tierna, no le observé directamente, en cambio veía el suelo debajo de esté – Te escuché dicien-do su nombre…- Ahora me giré completamente para darle la espalda y con mis manos me daba pequeñas palmadas en los cachetes ¡Necesito espabilar! –Vengo a cazarle, si sabes dónde están sus nakamas, por favor, dilo – Mi voz se sentía un poco más “fría” que antes, me había metido totalmente en el papel de cazarecompensas, si, mientras no le vea directamente puedo hablar con normalidad.
InvitadoInvitado
Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
Eden se encontraba fumando plácidamente, de vez en cuando observaba alguna muchacha que pasaba por allí o a un anciano que parecía enfadado por algo en particular, a veces se le antojaba volver a Spider Miles y continuar una vida cómoda como un civil, pero entonces recordaba a sujetos como barbamoco y aquella idea se esfumaba, por no decir que en un lugar como villa chatarra jamás tendría futuro, más que nada porque carecía de toda habilidad con los metales, aquello si mal no recordaba se le daba a Mat, pero no a él. En esos ratos de libertad se le daba por viajar en sus recuerdos e imaginarse donde estaría su hermano, sabía que estaba haciendo despropiedades pero pensaba -o quería pensar- que eso era una mentira, después de todo, los piratas eran mal vistos y en ocasiones no se les juzgaba con toda la propiedad, no era un justificante para sus actividades criminales, sin embargo, tampoco significaba como muchos creían que todo pirata era necesariamente terrible.
-¿Ah?- liberó el humo del cigarrillo observando a una pequeñaja, una niña aparentemente que estaba allí preguntándole sobre el pirata que acababa de nombrar no hace mucho. Eden la observó y se metió el cigarrillo a la boca de nuevo para después mostrar una sonrisa enorme y exhalar una vez más aquella masa blanquecina riéndose un tanto -¿Cazarle?, venga ya niña- su risa se escuchó en el alrededor e incluso aquel viejo de mal humor se giró para observarle con una cara de pocos amigos -Buen chiste, lo admito, ¿quieres una propina o algo?- negó suavemente buscando en sus ropas alguna moneda, pensó seriamente que se trataba de alguna chica que pasaba la vida diciendo bromas a la gente para divertirlas y con ello ganarse algo de dinero.
Empero, cuando ella se encontraba girada pensó que tal vez estaba hablando en serio, era enormemente raro, pero, ¿acaso no existían criminales de una edad bastante temprana?, entonces era viable que una niña intentase adentrarse en el mundo de los cazadores, algo bastante lamentable considerando que ella debería estar jugando a las muñecas o algo similar. -¿Acaso no es broma?- el cigarrillo se mantuvo en su boca mientras se ponía de pie y miraba a todos lados buscando que nadie les estuviese vigilando, aunque en apariencia los pobladores les ignoraban por entero.
Suspiró suavemente y restregó su rostro tratando de hacer memoria, la cara de la chica no le sonaba de nada así que dudaba que fuese una cazadora reconocida o de fama, eso le quitaba oportunidad de cara a los piratas de un hombre violento como el barba de moco, ¿quizás era una venganza personal?, posible. ¿Qué hacer?, si no le decía nada, pero ella estaba convencida, seguramente indagaría hasta dar con aquellos bastardos, pero, ¿era responsable darle la información y que eventualmente la mataran o algo peor?, vaya que esos dilemas eran algo que no le agradaban. Fue por lo anterior que simplemente sujetó el hombro de la chiquilla y mencionó en voz alta -¿Cómo te llamas?, si vienes a cazar a esos hombres debes estar preparada, no están acostumbrados a ser suaves-.
-¿Ah?- liberó el humo del cigarrillo observando a una pequeñaja, una niña aparentemente que estaba allí preguntándole sobre el pirata que acababa de nombrar no hace mucho. Eden la observó y se metió el cigarrillo a la boca de nuevo para después mostrar una sonrisa enorme y exhalar una vez más aquella masa blanquecina riéndose un tanto -¿Cazarle?, venga ya niña- su risa se escuchó en el alrededor e incluso aquel viejo de mal humor se giró para observarle con una cara de pocos amigos -Buen chiste, lo admito, ¿quieres una propina o algo?- negó suavemente buscando en sus ropas alguna moneda, pensó seriamente que se trataba de alguna chica que pasaba la vida diciendo bromas a la gente para divertirlas y con ello ganarse algo de dinero.
Empero, cuando ella se encontraba girada pensó que tal vez estaba hablando en serio, era enormemente raro, pero, ¿acaso no existían criminales de una edad bastante temprana?, entonces era viable que una niña intentase adentrarse en el mundo de los cazadores, algo bastante lamentable considerando que ella debería estar jugando a las muñecas o algo similar. -¿Acaso no es broma?- el cigarrillo se mantuvo en su boca mientras se ponía de pie y miraba a todos lados buscando que nadie les estuviese vigilando, aunque en apariencia los pobladores les ignoraban por entero.
Suspiró suavemente y restregó su rostro tratando de hacer memoria, la cara de la chica no le sonaba de nada así que dudaba que fuese una cazadora reconocida o de fama, eso le quitaba oportunidad de cara a los piratas de un hombre violento como el barba de moco, ¿quizás era una venganza personal?, posible. ¿Qué hacer?, si no le decía nada, pero ella estaba convencida, seguramente indagaría hasta dar con aquellos bastardos, pero, ¿era responsable darle la información y que eventualmente la mataran o algo peor?, vaya que esos dilemas eran algo que no le agradaban. Fue por lo anterior que simplemente sujetó el hombro de la chiquilla y mencionó en voz alta -¿Cómo te llamas?, si vienes a cazar a esos hombres debes estar preparada, no están acostumbrados a ser suaves-.
InvitadoInvitado
Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
Se estaba riendo de mí ¡Ese espadachín tradicional se estaba riendo de mí! Oculté nuevamente mi rostro con la capucha, no podía tolerar tal humillación. Me quedé completamente en silencio, escuchando todo lo que decía está persona ¿Un chiste? ¿Él consideraba todo esto un simple chiste? Odiaba que las personas me trataran como una simple niña en vez de tomarme en serio, era una cazarecompensas en busca de mi presa, no era una niña de diez años que solo quiere atención - …Idiota. – Dije en voz baja para dar unos pasos hacia adelante, hasta que me giré levemente para ver como el espadachín se levantaba.
¿Qué hacía el espadachín? Solo se restregaba la cara, si, no me era de utilidad – Adiós, inútil. – palabras secas, por cosas como estás había perdido mis ganas de socializar y hacer amigos, al final todos se burlan de ti. Di unos pasos más hasta sentir una mano en mi hombro, mis reflejos fueron los tales que casi al instante aparte mi mano y me giré hacia esté colocándome en posición defensiva en caso de que me atacara – No me toques. – Mis ojos por debajo de la capucha era inexpresivos ¿Entonces él era uno de los nakamas de Barbamoco?.
Aparentemente no, solo me pregunto mi nombre y me advirtió un poco sobre la situación – Alysa Rowling, cazarecompesas. – Tras decir esas simples tres palabras bajé mis brazos volviendo a una postura normal, supuse que él no sería un peligro para mí ahora mismo – Estoy perfectamente preparada. – Era mentira, aún seguía en mi forma “humana” pero si llegaba a transformarme ahora mismo mi apariencia podría asustar a los pobladores y advertirles de mi presencia a mis enemigos, mientras siga en el anonimato todo está bien.
- Con cualquier pista es suficiente para empezar a rastrearlos ¿Sabes algo? – Cambie mi vista hacia el cielo, sin un rastro no podía conseguir a una persona, si tan solo tuviera un indicio la cosa resultaría mucho más fácil para mí – O quizás vaya a preguntar al bar. – Ahora cambie mi vista hacia lo que parecía ser un bar, un lugar lleno de gente ebria y malhumorados, ese sitio sería perfecto para que una joven chica entrara ¿a que sí? Aún no confiaba en la persona que tenía delante, pero si conseguía algo útil de su parte no podría dar como desperdicio esté pequeño encuentro.
¿Qué hacía el espadachín? Solo se restregaba la cara, si, no me era de utilidad – Adiós, inútil. – palabras secas, por cosas como estás había perdido mis ganas de socializar y hacer amigos, al final todos se burlan de ti. Di unos pasos más hasta sentir una mano en mi hombro, mis reflejos fueron los tales que casi al instante aparte mi mano y me giré hacia esté colocándome en posición defensiva en caso de que me atacara – No me toques. – Mis ojos por debajo de la capucha era inexpresivos ¿Entonces él era uno de los nakamas de Barbamoco?.
Aparentemente no, solo me pregunto mi nombre y me advirtió un poco sobre la situación – Alysa Rowling, cazarecompesas. – Tras decir esas simples tres palabras bajé mis brazos volviendo a una postura normal, supuse que él no sería un peligro para mí ahora mismo – Estoy perfectamente preparada. – Era mentira, aún seguía en mi forma “humana” pero si llegaba a transformarme ahora mismo mi apariencia podría asustar a los pobladores y advertirles de mi presencia a mis enemigos, mientras siga en el anonimato todo está bien.
- Con cualquier pista es suficiente para empezar a rastrearlos ¿Sabes algo? – Cambie mi vista hacia el cielo, sin un rastro no podía conseguir a una persona, si tan solo tuviera un indicio la cosa resultaría mucho más fácil para mí – O quizás vaya a preguntar al bar. – Ahora cambie mi vista hacia lo que parecía ser un bar, un lugar lleno de gente ebria y malhumorados, ese sitio sería perfecto para que una joven chica entrara ¿a que sí? Aún no confiaba en la persona que tenía delante, pero si conseguía algo útil de su parte no podría dar como desperdicio esté pequeño encuentro.
InvitadoInvitado
Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
-Ya, ya, calma pues- comentó Eden con tranquilidad, pese a la actitud de la chica no hizo ningún movimiento brusco, estaba completamente seguro que nada podía herirlo de verdad y eso, aunque generalmente podía traerle algunos problemas, también le permitía ver las cosas con cierta calma, lo que eventualmente le dejaba ver bien el panorama. -Yo soy Eden Orphan Silverman, aunque podes llamarme simplemente Eden…- dudó por un momento si decirlo, no por desconfianza sino que la gente no solía entender lo que comentaba y en ocasiones era algo tedioso tener que explicarlo, pero, al final, era mejor adjudicarse algo que era a llamarse por algo que no era -Soy un ciudadano responsable, así que estoy buscando dar con esos hombres que buscas, podríamos ir juntos, después de todo, parece que ambos estamos interesados en dar con ese tal capitán- se encogió de hombros sin darle mayor relevancia a sus palabras, aliarse no era difícil para él, pues no estaba en ese “bando” por competir o por dinero, sino meramente porque pensaba que de esa forma podía contribuir un tanto a darle estabilidad al mundo, erradicando del mismo a personas peligrosas y dañinas para la gente.
No le agradaba mucho el tono de la niña, pero, ¿qué podía hacer?, ¿golpearla?, vaya que eso se vería mal, era una cría después de todo, si estaba en ese mundo de cazar para obtener dinero supuso que alguna habilidad debía tener, al menos saber disparar una pistola o algo, sino…bueno, tendría que enterarla y todo eso, no podía dejar de preocuparse por ello, le molestaba pensar que una niña podía estar en asuntos como esos por mera tontería, sin embargo, no podía tampoco disuadirla del todo, mucho menos obligarla, ese no era su estilo, todo lo que quedaba era esperar que ella tuviese razón en estar lista.
-Pistas, no soy bueno en eso- sacó el cigarrillo de su boca mirando al bar que ella comentaba, en condiciones regulares aquello era una clara opción, empero, siendo algo inteligente y estando despejado, Silverman supuso que era arriesgado presentarse en un sito así, pues acabarían por pelear o en el peor de los casos por alertar a los individuos de su presencia. -No creo que sea la mejor opción- rascó un poco su nariz -Si entras allí seguro alguien intenta violarte o cosas así, ya sabes, barbaridades- arrojó el cigarro al suelo y lo aplastó con el pie para apagarlo -Aunque, podríamos vigilar la salida y seguir algún borracho, si maleantes se reúnen ahí, tarde o temprano uno de ellos nos dirigirá a su guardia y quizás, con algo de suerte, lleguemos hasta nuestros objetivos- ciertamente no era el plan más brillante del mundo, pero a veces la paciencia daba sus frutos.
-Sabes, con esa ropa blanca y todo pareces un panda enano, es gracioso, porque estamos en una isla calurosa, ¿entiendes?- comenzó entonces a reír de su chiste, le gustaba hacer ese tipo de bromas aunque nadie nunca les entendía, por eso extrañaba un poco a Mery, ella sí que se reía, si no fuera porque estaba loca y en más de diez ocasiones intentó matarlo mientras dormía quizás todavía estaría a su lado.
No le agradaba mucho el tono de la niña, pero, ¿qué podía hacer?, ¿golpearla?, vaya que eso se vería mal, era una cría después de todo, si estaba en ese mundo de cazar para obtener dinero supuso que alguna habilidad debía tener, al menos saber disparar una pistola o algo, sino…bueno, tendría que enterarla y todo eso, no podía dejar de preocuparse por ello, le molestaba pensar que una niña podía estar en asuntos como esos por mera tontería, sin embargo, no podía tampoco disuadirla del todo, mucho menos obligarla, ese no era su estilo, todo lo que quedaba era esperar que ella tuviese razón en estar lista.
-Pistas, no soy bueno en eso- sacó el cigarrillo de su boca mirando al bar que ella comentaba, en condiciones regulares aquello era una clara opción, empero, siendo algo inteligente y estando despejado, Silverman supuso que era arriesgado presentarse en un sito así, pues acabarían por pelear o en el peor de los casos por alertar a los individuos de su presencia. -No creo que sea la mejor opción- rascó un poco su nariz -Si entras allí seguro alguien intenta violarte o cosas así, ya sabes, barbaridades- arrojó el cigarro al suelo y lo aplastó con el pie para apagarlo -Aunque, podríamos vigilar la salida y seguir algún borracho, si maleantes se reúnen ahí, tarde o temprano uno de ellos nos dirigirá a su guardia y quizás, con algo de suerte, lleguemos hasta nuestros objetivos- ciertamente no era el plan más brillante del mundo, pero a veces la paciencia daba sus frutos.
-Sabes, con esa ropa blanca y todo pareces un panda enano, es gracioso, porque estamos en una isla calurosa, ¿entiendes?- comenzó entonces a reír de su chiste, le gustaba hacer ese tipo de bromas aunque nadie nunca les entendía, por eso extrañaba un poco a Mery, ella sí que se reía, si no fuera porque estaba loca y en más de diez ocasiones intentó matarlo mientras dormía quizás todavía estaría a su lado.
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Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
El nombre de aquel otro personaje que se encontraba conmigo se presentó como Eden Orphan Silverman, un nombre realmente complicado así que optaré por su sugerencia de solo llamarme Eden cuando sea necesario, según sus propias palabras solo era un ciudadano responsable en busca del mismo hombre que yo, además que me ofreció el hecho de hacer esto juntos ¿Debería decir que sí? Me molestaba trabajar con desconocidos y que entorpecieran mi trabajo…pero con esté ¿sería diferente? De momento solo asentí con la cabeza, básicamente era un ‘Sí’ pero dependiendo de la situación podría cambiar o no de opinión.
Actualmente ambos estábamos en la misma posición sin pistas ni nada que nos ayude a encontrar a esos criminales además de nuestra propia intuición y capacidad de análisis…espero no tener que hacer todo yo sola o me molestaré - ¿Qué clase de enfermo violaría a una niña? – Le pregunté tras oír su comentario y me quedé viendo en dirección al bar ¿De verdad alguien en su sano juicio violaría a una niña? Me parecía muy repugnante, mi cuerpo no tenía nada especial en comparación a otros de mujeres carnosas, mejor dicho ¿Quién me violaría a mi?.
Suspiré tras esos pensamientos para seguir escuchando las ideas que proponía Eden – Vigilar, Seguir, Encontrar; se puede hacer. – No dije nada más, durante unos segundos, solo me quedé viendo a las personas que entraban y salían del local, no encontraba un patrón en específico o alguien que pareciese sospechoso, todo normal de momento…pude seguir en silencio si no fuera por el intento de chiste de mi acompañante – No, no entiendo, ni quiero hacerlo – Otro suspiró decepcionante salió de mi boca ¿Podría tomárselo en serio? La vida no es un juego.
No me caía mal ese Eden, pero tampoco me caía bien, le consideraría alguien neutral ¿Entonces por qué le trataba tan mal? Así trataba a todo el mundo que no conocía, realmente me costaba mucho abrir mi corazón hacia alguien más…no me sorprendería si me llegará a odiar –…Perdón por, ser tan seria, y eso...- Decía con un tono de voz bajo, pero lo suficientemente fuerte como para que Eden me escuchase. Esas disculpas no fueron porque me sintiera mal ni nada por el estilo, solo que si íbamos a trabajar juntos el día de hoy al menos deberíamos tener una relación aceptable de comunicación.
Entonces, del bar salió otra persona, y después de esa, otra, y otra más – Tres de golpe ¿Sospechoso? O ¿Normal? – Me dije a mi misma achinando los ojos para ver con más detalle la situación, siendo que uno de esos hombres tenia claramente un arma de fuego en su cinturón, o era un civil muy desconfiado o uno de esos piratas que buscábamos, de momento seguirlo sería un buen punto de inicio, o podíamos ver si salían más.
Actualmente ambos estábamos en la misma posición sin pistas ni nada que nos ayude a encontrar a esos criminales además de nuestra propia intuición y capacidad de análisis…espero no tener que hacer todo yo sola o me molestaré - ¿Qué clase de enfermo violaría a una niña? – Le pregunté tras oír su comentario y me quedé viendo en dirección al bar ¿De verdad alguien en su sano juicio violaría a una niña? Me parecía muy repugnante, mi cuerpo no tenía nada especial en comparación a otros de mujeres carnosas, mejor dicho ¿Quién me violaría a mi?.
Suspiré tras esos pensamientos para seguir escuchando las ideas que proponía Eden – Vigilar, Seguir, Encontrar; se puede hacer. – No dije nada más, durante unos segundos, solo me quedé viendo a las personas que entraban y salían del local, no encontraba un patrón en específico o alguien que pareciese sospechoso, todo normal de momento…pude seguir en silencio si no fuera por el intento de chiste de mi acompañante – No, no entiendo, ni quiero hacerlo – Otro suspiró decepcionante salió de mi boca ¿Podría tomárselo en serio? La vida no es un juego.
No me caía mal ese Eden, pero tampoco me caía bien, le consideraría alguien neutral ¿Entonces por qué le trataba tan mal? Así trataba a todo el mundo que no conocía, realmente me costaba mucho abrir mi corazón hacia alguien más…no me sorprendería si me llegará a odiar –…Perdón por, ser tan seria, y eso...- Decía con un tono de voz bajo, pero lo suficientemente fuerte como para que Eden me escuchase. Esas disculpas no fueron porque me sintiera mal ni nada por el estilo, solo que si íbamos a trabajar juntos el día de hoy al menos deberíamos tener una relación aceptable de comunicación.
Entonces, del bar salió otra persona, y después de esa, otra, y otra más – Tres de golpe ¿Sospechoso? O ¿Normal? – Me dije a mi misma achinando los ojos para ver con más detalle la situación, siendo que uno de esos hombres tenia claramente un arma de fuego en su cinturón, o era un civil muy desconfiado o uno de esos piratas que buscábamos, de momento seguirlo sería un buen punto de inicio, o podíamos ver si salían más.
InvitadoInvitado
Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
-Hay algunos- comentó ante la pregunta de la niña, vaya que Eden había conocido un par de idiotas en su vida, mayormente por ellos era que se dedicaba a aquello, es decir, a tratar de encarcelar a los lunáticos, de ninguna forma creía en la Marina o el Gobierno como una institución de bien, pero siempre eran mejor opción que la Armada Revolucionaria, ya que de ellos pensaba que se aprovecharían de dichos personajes para enlistarlos a sus filas. Por otro lado, a veces se cuestionaba si no era mejor simplemente matarlos, a final de cuentas ya en más de una ocasión había tenido problemas con sujetos que salieron de la cárcel o que simplemente lograron escapar, pero entonces recordaba las enseñanzas de su maestro, “privar de la vida a alguien sin darle una segunda oportunidad es declarar que un solo error es suficiente para dejar de creer en la gente”, algunos le consideraban un bobo por ello, pero prefería no matar a menos que fuese estrictamente necesario.
Ya en la tarea de vigila, la chica se lo tomaba con seriedad mientras él se encontraba sentado a sus anchas, medio dormido y con un cigarrillo en su boca, sin duda no se lo tomaba con aquel ahínco, ¿la razón?, Eden pensaba que piratas como esos eran tontos, tarde o temprano iban a cometer una idiotez, como llegar a un negocio exigiendo dinero, tratar de violar a una mujer o simplemente golpeando a civiles para demostrar su poderío. Empero, la “disculpa” de la niña se le hizo rara, no la estaba exigiendo y tampoco es que estuviese molesto, ya muchas ocasiones le había tocado convivir con gente que se tomaba la vida como si fuera un asunto de vida o muerte, no le molestaba en absoluto, aunque claro, nunca estaba de más reírse con alguien.
-Ya, eres más seria que un cerdo, ¿entiendes?, porque los cerdos nunca sonríen- comenzó a reír de nuevo de su chiste y en ese momento palmeó en tres ocasiones a la chica con suavidad esperando que en ese momento entendiese su comentario, aunque eso no pudo ser confirmado debido a la salida de tres sujetos. Silverman no estaba convencido que fuera un patrón, es decir, tres borrachos saliendo de una cantina no eran precisamente la mayor “coincidencia” del mundo, aunque de algo podía servir ir tras ellos, a final de cuentas, no pasaría a mayores que perder su tiempo por un par de minutos.
-Supongo que es mejor ir tras ellos que estar aquí, aunque claro, podemos seguir bromeando de tu seriedad- exhaló el humo de sus pulmones y acomodó sus ropas junto a sus katanas estirándose, la verdad es que no le habría venido mal tomar una siesta antes de retirarse, pero eso era cosa del pasado -Venga- y con eso comenzó a andar con toda tranquilidad detrás de aquellos sujetos, según su idea, el mejor escondite era a plena vista, pues no era precisamente el tipo de persona que uno veía como amenazante, por no decir que en una emergencia solo tenía que atraparlos y obligarles a decirle donde estaban sus compañeros. Así, por un par de minutos los sujetos fueron andando y riendo, aparentemente sin percatarse de que eran seguidos por el peliblanco y la niña, una buena oportunidad para conocerse mejor -¿Cuál es tu motivación para hacer esto?- le observó -Digo, no pareces hacerlo por dinero, eres muy…pequeña y eso-.
Ya en la tarea de vigila, la chica se lo tomaba con seriedad mientras él se encontraba sentado a sus anchas, medio dormido y con un cigarrillo en su boca, sin duda no se lo tomaba con aquel ahínco, ¿la razón?, Eden pensaba que piratas como esos eran tontos, tarde o temprano iban a cometer una idiotez, como llegar a un negocio exigiendo dinero, tratar de violar a una mujer o simplemente golpeando a civiles para demostrar su poderío. Empero, la “disculpa” de la niña se le hizo rara, no la estaba exigiendo y tampoco es que estuviese molesto, ya muchas ocasiones le había tocado convivir con gente que se tomaba la vida como si fuera un asunto de vida o muerte, no le molestaba en absoluto, aunque claro, nunca estaba de más reírse con alguien.
-Ya, eres más seria que un cerdo, ¿entiendes?, porque los cerdos nunca sonríen- comenzó a reír de nuevo de su chiste y en ese momento palmeó en tres ocasiones a la chica con suavidad esperando que en ese momento entendiese su comentario, aunque eso no pudo ser confirmado debido a la salida de tres sujetos. Silverman no estaba convencido que fuera un patrón, es decir, tres borrachos saliendo de una cantina no eran precisamente la mayor “coincidencia” del mundo, aunque de algo podía servir ir tras ellos, a final de cuentas, no pasaría a mayores que perder su tiempo por un par de minutos.
-Supongo que es mejor ir tras ellos que estar aquí, aunque claro, podemos seguir bromeando de tu seriedad- exhaló el humo de sus pulmones y acomodó sus ropas junto a sus katanas estirándose, la verdad es que no le habría venido mal tomar una siesta antes de retirarse, pero eso era cosa del pasado -Venga- y con eso comenzó a andar con toda tranquilidad detrás de aquellos sujetos, según su idea, el mejor escondite era a plena vista, pues no era precisamente el tipo de persona que uno veía como amenazante, por no decir que en una emergencia solo tenía que atraparlos y obligarles a decirle donde estaban sus compañeros. Así, por un par de minutos los sujetos fueron andando y riendo, aparentemente sin percatarse de que eran seguidos por el peliblanco y la niña, una buena oportunidad para conocerse mejor -¿Cuál es tu motivación para hacer esto?- le observó -Digo, no pareces hacerlo por dinero, eres muy…pequeña y eso-.
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Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
La situación era bastante normal para nosotros, Eden seguía con sus bromas sin gracia ¿Desde cuándo los cerdos sonríen o no? De verdad, necesitaba un diccionario para entender las bromas de esté hombre – Deja las bromas. – Así de simple se lo dije, o bueno, no me importaría si no fuera porque sus bromas eran sobre mi persona, quizás hasta llegué a molestarme seriamente si seguía y eso no sería agradable en esta situación – ¿Será lo correcto? – Dije en voz baja con la vista aún fijada en bar, bueno el caso si esos tres resultaban solo ser personas normales podríamos aprovecharnos de que estaban ebrios para hacerles preguntas, ya que los ebrios siempre son sinceros, igual nos serviría.
Seguía a esos sujetos caminando al lado de Eden como si le conociera de toda la vida, mientras menos sospechoso mejor ¿A dónde irán ellos? Más bien ¿Qué hacían los nakamas de Barbamoco en una isla cómo está? No llegaba a ninguna conclusión de primeras, aún me faltaba mucha información. Hubiera seguido sumergida en mis pensamientos si no fuera por las preguntas de Eden – No me digas pequeña. – Luego de eso me quedé en silencios unos segundos pensando en mi respuesta a su pregunta principal ¿Debería decirle la razón?.
Le miré – Si, es por dinero. – Efectivamente, aunque no lo pareciera necesita dinero y más dinero, primeramente todo ese dinero era para caprichos propios y la segunda razón…- No tengo a nadie, me cuido sola. – Entonces esos tres sujetos que seguíamos hablaron sobre tomar un ‘atajo’ y empezaron a adentrarse por los callejones de la isla, no pareciera que lo hicieran con malas intenciones, era como si solo buscaran llegar más rápido a algún sitio en específico, cada segundo más estaba dudando sobre si había tomado la decisión correcta o no, solo tenía que esperar para averiguarlo.
Antes de entrar al callejón para continuar con nuestro seguimiento opté por conocer un poco mejor a mi acompañante, solo para confirmar que sea alguien bueno en realidad – Eden, Cuéntame algo de ti. - ¿Quién era en realidad? ¿De dónde venía? Cualquiera cosa que me diera seguridad de que él no era un mentiroso me bastaba. Solo seguía a aquellos ebrios por los callejones, el olor que aquellos transmitían era fácil de distinguir así que aunque tuvieramos varios metros de separación podía localizarlos fácilmente.
- ¿Eres bueno luchando? – Esa pregunta se sintió diferente a las del resto, mi tono de voz era un poco más “amigable” que antes, alguien normal pensaría que solo pregunté para tener la certeza de que no me estorbaría pero no…había preguntado por simple curiosidad hacia su persona.
Seguía a esos sujetos caminando al lado de Eden como si le conociera de toda la vida, mientras menos sospechoso mejor ¿A dónde irán ellos? Más bien ¿Qué hacían los nakamas de Barbamoco en una isla cómo está? No llegaba a ninguna conclusión de primeras, aún me faltaba mucha información. Hubiera seguido sumergida en mis pensamientos si no fuera por las preguntas de Eden – No me digas pequeña. – Luego de eso me quedé en silencios unos segundos pensando en mi respuesta a su pregunta principal ¿Debería decirle la razón?.
Le miré – Si, es por dinero. – Efectivamente, aunque no lo pareciera necesita dinero y más dinero, primeramente todo ese dinero era para caprichos propios y la segunda razón…- No tengo a nadie, me cuido sola. – Entonces esos tres sujetos que seguíamos hablaron sobre tomar un ‘atajo’ y empezaron a adentrarse por los callejones de la isla, no pareciera que lo hicieran con malas intenciones, era como si solo buscaran llegar más rápido a algún sitio en específico, cada segundo más estaba dudando sobre si había tomado la decisión correcta o no, solo tenía que esperar para averiguarlo.
Antes de entrar al callejón para continuar con nuestro seguimiento opté por conocer un poco mejor a mi acompañante, solo para confirmar que sea alguien bueno en realidad – Eden, Cuéntame algo de ti. - ¿Quién era en realidad? ¿De dónde venía? Cualquiera cosa que me diera seguridad de que él no era un mentiroso me bastaba. Solo seguía a aquellos ebrios por los callejones, el olor que aquellos transmitían era fácil de distinguir así que aunque tuvieramos varios metros de separación podía localizarlos fácilmente.
- ¿Eres bueno luchando? – Esa pregunta se sintió diferente a las del resto, mi tono de voz era un poco más “amigable” que antes, alguien normal pensaría que solo pregunté para tener la certeza de que no me estorbaría pero no…había preguntado por simple curiosidad hacia su persona.
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Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
“Vaya, alguien debe enseñarle un par de bromas a esta cría” la verdad es que la chica era dura en ese sentido, demasiado seca para el gusto del samurái, aunque eso supuso era efecto de algún suceso trágico, irónicamente aquello no parecía ser tan ajeno desde hace unos años. Su abuelo alguna vez le había dicho que antes de la revolución y de Gold, el mundo era más tranquilo, existían los piratas, claro, pero la mayoría marchaba al Nuevo Mundo para arreglarse la vida en un sitio carente de ley, empero, con el surgimiento de la armada y del conocido rey pirata, medio mundo se había vuelto loco y ahora todo hombre o mujer con algo de fuerza se pensaba rey de los mares, como ahora mismo, el propio Capone y su pandilla de locos. Alguna ocasión su maestro le había comentado que nadie era realmente bueno o malo, simplemente eran distintas circunstancias de vida con elecciones diferentes, sin embargo, ¿por qué los Yonko no hacían nada?, eran piratas, tipos interesados en la fama y el poder, innegable, pero, ¿acaso no eran capaces de atender los Blues y aplastar a Capone?, si sus fuerzas estuviesen en esas aguas en lugar de aquel bicho, seguro todo iría mejor.
-Parece que es lo más normal- se encogió de hombros, no por nada les llamaban cazadores, aunque no era por dinero sus acciones, pero sería idiota negarse a obtenerlo si era parte de una recompensa por sus servicios como buen ciudadano, después de todo, él también necesitaba comer. Los sujetos se adentraron en un callejón, quizás en otras circunstancias le habría dado mala espina, sin embargo, eso no fue así, simplemente ingresó y aparentemente la niña tampoco tuvo problema en ello, a saber, quizás era un arma humana fingiendo ser tierna para después aplastarte el culo, en esta modernidad ya todo era viable.
-¿De mí?- creyó que todo iba a girar en torno a bromas y silencios, o en dado caso, a la cara compungida de la chica, pero al parecer ella quería hablar de su pasado, o de algo referente a Silverman, cosa que le sacó una sonrisa -Pues que puedo decir, soy apuesto, agradable, confiable, hago muchos chistes que bien podrían ser un libro de la alegría- comenzó a reír indiferente a si los tipos más adelante le escuchaban -Sin duda soy un tipo genial- bromeaba, por supuesto, aunque creía algunas de esas cosas de sí mismo en realidad. -¿Luchando?, bueno, mi maestro siempre dijo que no existían los “buenos o malos” peleadores, simplemente estilos diferentes con situaciones variadas- nunca se había planteado esa pregunta, en realidad era interesante ahora que lo pensaba, pues si era honesto debería evaluarse sin el poder de su fruta, o eso pensaba, ya que teniéndola jamás se tomaba un combate en serio y eso significaba que no había luchado de verdad desde hace tiempo.
Justo estaba pensando eso cuando al dar la vuelta en aquel callejón pudo ver a los tres ebrios vomitando sostenidos de una pared, una escena bastante desagradable aunque no por eso menos graciosa para el chico -¡Ja, parece que alguien se va a divertir comiendo moco verde!- su risa se hizo eco -¿Entiendes?, moco verde…por toda la situación y eso- codeó a la niña intentando que ella entendiese el chiste y entonces se acercó a uno de los tipos -Oye, calma, todo va a ir…- en ese momento se escuchó un disparo, el tipo había sacado su arma y había disparo a quemarropa contra Eden en el pecho, no conforme con eso, los otros tres tipos hicieron lo mismo acertando debido a la distancia.
-Bah…siempre lo mismo- comentó Silverman negando suavemente sin un rasguño en su cuerpo mientras con una mano sujetaba del cuello al más cercano elevándole por los aires con una sonrisa -¡Oye niña!, parece que si son ellos- feliz dobló una de las manos del sujeto mostrando en su antebrazo un tatuaje en referencia al jolly de barbamoco. Pese a su reacción aparentemente indiferente, los otros dos abrían sus bocas y ojos como platos sin entender porque sus balas no habían surtido efecto intentando eventualmente recargar sus armas para disparar una vez más.
-Parece que es lo más normal- se encogió de hombros, no por nada les llamaban cazadores, aunque no era por dinero sus acciones, pero sería idiota negarse a obtenerlo si era parte de una recompensa por sus servicios como buen ciudadano, después de todo, él también necesitaba comer. Los sujetos se adentraron en un callejón, quizás en otras circunstancias le habría dado mala espina, sin embargo, eso no fue así, simplemente ingresó y aparentemente la niña tampoco tuvo problema en ello, a saber, quizás era un arma humana fingiendo ser tierna para después aplastarte el culo, en esta modernidad ya todo era viable.
-¿De mí?- creyó que todo iba a girar en torno a bromas y silencios, o en dado caso, a la cara compungida de la chica, pero al parecer ella quería hablar de su pasado, o de algo referente a Silverman, cosa que le sacó una sonrisa -Pues que puedo decir, soy apuesto, agradable, confiable, hago muchos chistes que bien podrían ser un libro de la alegría- comenzó a reír indiferente a si los tipos más adelante le escuchaban -Sin duda soy un tipo genial- bromeaba, por supuesto, aunque creía algunas de esas cosas de sí mismo en realidad. -¿Luchando?, bueno, mi maestro siempre dijo que no existían los “buenos o malos” peleadores, simplemente estilos diferentes con situaciones variadas- nunca se había planteado esa pregunta, en realidad era interesante ahora que lo pensaba, pues si era honesto debería evaluarse sin el poder de su fruta, o eso pensaba, ya que teniéndola jamás se tomaba un combate en serio y eso significaba que no había luchado de verdad desde hace tiempo.
Justo estaba pensando eso cuando al dar la vuelta en aquel callejón pudo ver a los tres ebrios vomitando sostenidos de una pared, una escena bastante desagradable aunque no por eso menos graciosa para el chico -¡Ja, parece que alguien se va a divertir comiendo moco verde!- su risa se hizo eco -¿Entiendes?, moco verde…por toda la situación y eso- codeó a la niña intentando que ella entendiese el chiste y entonces se acercó a uno de los tipos -Oye, calma, todo va a ir…- en ese momento se escuchó un disparo, el tipo había sacado su arma y había disparo a quemarropa contra Eden en el pecho, no conforme con eso, los otros tres tipos hicieron lo mismo acertando debido a la distancia.
-Bah…siempre lo mismo- comentó Silverman negando suavemente sin un rasguño en su cuerpo mientras con una mano sujetaba del cuello al más cercano elevándole por los aires con una sonrisa -¡Oye niña!, parece que si son ellos- feliz dobló una de las manos del sujeto mostrando en su antebrazo un tatuaje en referencia al jolly de barbamoco. Pese a su reacción aparentemente indiferente, los otros dos abrían sus bocas y ojos como platos sin entender porque sus balas no habían surtido efecto intentando eventualmente recargar sus armas para disparar una vez más.
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Re: Tras la pista de Barbamoco [Alysa Rowling].
Eden Orphan Silverman…alguien muy creído, es lo único que podía deducir al escuchar sus palabras ¿Apuesto? ¿Agradable? ¿Confiable? Negaba rotundamente la primera, las otras dos ya las dejaría en duda – Am, ok. – No dije nada más referente a su autoimpuesta genialidad. Ya poco a poco iba conociendo un poco más sobre Eden, ahora sabía que él tenía un maestro ¿Entonces si era un espadachín? Bueno, eso ya tuvo que ser bastante obvio después de ver sus katanas y sus vestimentas…a lo mejor y era más fuerte de lo que pensaba.
Ahora los tres ebrios se encontraban vomitando, admito que tal situación me dio tanto asco que tuve que apartar la mirada hacia otro lado – Sí, dejas las bromas – Seguía asqueada y para el colmo debía escuchar las bromas sobre el “moco verde”, aparte de que no me hacía gracia tuvo que intentar explicarlo – Lamentable. – No me refería al chiste, estaba hablando sobre la situación de los ebrios ¿Qué tanto se tuvieron que exceder como para vomitar en un callejón? Al final solo fue tiempo perdido.
Y, el sonido de un disparó apareció – Do you want to see my insides? – Susurré, en ese instante ya di a mi acompañante por muerto así que era necesario estar preparada para resistir en un posible combate contra estos hombres. Varios disparos iban dirigidos hacia Eden, en ese instante mis extremidades comenzaban a contraerse una por una, dando inicio por el brazo izquierdo, luego el derecho, seguido de la pierna derecha y terminando con la izquierda…un proceso medianamente lento - … ¿Qué eres? – Le pregunté a Eden el cual había sobrevivido a los disparos, además que estaba ileso.
Mi acompañante confirmó que estos eran nakamas de Barbamoco ¿Y cómo iba mi transformación? A medio camino, tras la salida de mis nuevas extremidades estás propagaron metal por todo mi cuerpo hasta encontrarme totalmente recubierta y con todas mis modificaciones preparadas – Sensores: preparados – Me habían salido dos pequeñas orejas en la cabeza que hacían similitud a las de un gato, que en realidad eran sensores que captaban con mayor precisión el sonido y su dirección.
- Floppy: preparado – Mi cuello, rodeado por un enorme brazo metálico de dos metros que usaba a manera de bufanda – Cutting, Painful: preparado – Tras decir eso último me coloqué en una posición de boxeo, mis brazos recubiertos completamente de metal eran mucho más intimidantes que los brazos de una simple niña. Oh, en el suelo yacía mi sudadera blanca rasgada tras la forzosa transformación, ni si quiera me dio tiempo a desvestirme para hacerla correctamente.
Di unos pasos hacia uno de estos para solo recibir…disparos que rebotaban en mi cuerpo de Ciborg ¿De verdad había la necesidad de dispararle a algo que sabes que no puedes matar? Solo suspiré – Señor inmortal…- Giré mi visión hacia Eden – Que ninguno escape hasta que descubramos todo sobre ellos. – Le ordené para tomar a uno de esos ebrios por el cuello y presionarlo contra la pared, de seguro ya sabían para que habíamos venido.
Ahora los tres ebrios se encontraban vomitando, admito que tal situación me dio tanto asco que tuve que apartar la mirada hacia otro lado – Sí, dejas las bromas – Seguía asqueada y para el colmo debía escuchar las bromas sobre el “moco verde”, aparte de que no me hacía gracia tuvo que intentar explicarlo – Lamentable. – No me refería al chiste, estaba hablando sobre la situación de los ebrios ¿Qué tanto se tuvieron que exceder como para vomitar en un callejón? Al final solo fue tiempo perdido.
Y, el sonido de un disparó apareció – Do you want to see my insides? – Susurré, en ese instante ya di a mi acompañante por muerto así que era necesario estar preparada para resistir en un posible combate contra estos hombres. Varios disparos iban dirigidos hacia Eden, en ese instante mis extremidades comenzaban a contraerse una por una, dando inicio por el brazo izquierdo, luego el derecho, seguido de la pierna derecha y terminando con la izquierda…un proceso medianamente lento - … ¿Qué eres? – Le pregunté a Eden el cual había sobrevivido a los disparos, además que estaba ileso.
Mi acompañante confirmó que estos eran nakamas de Barbamoco ¿Y cómo iba mi transformación? A medio camino, tras la salida de mis nuevas extremidades estás propagaron metal por todo mi cuerpo hasta encontrarme totalmente recubierta y con todas mis modificaciones preparadas – Sensores: preparados – Me habían salido dos pequeñas orejas en la cabeza que hacían similitud a las de un gato, que en realidad eran sensores que captaban con mayor precisión el sonido y su dirección.
- Floppy: preparado – Mi cuello, rodeado por un enorme brazo metálico de dos metros que usaba a manera de bufanda – Cutting, Painful: preparado – Tras decir eso último me coloqué en una posición de boxeo, mis brazos recubiertos completamente de metal eran mucho más intimidantes que los brazos de una simple niña. Oh, en el suelo yacía mi sudadera blanca rasgada tras la forzosa transformación, ni si quiera me dio tiempo a desvestirme para hacerla correctamente.
Di unos pasos hacia uno de estos para solo recibir…disparos que rebotaban en mi cuerpo de Ciborg ¿De verdad había la necesidad de dispararle a algo que sabes que no puedes matar? Solo suspiré – Señor inmortal…- Giré mi visión hacia Eden – Que ninguno escape hasta que descubramos todo sobre ellos. – Le ordené para tomar a uno de esos ebrios por el cuello y presionarlo contra la pared, de seguro ya sabían para que habíamos venido.
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