FB|| Un nuevo capitulo se acerca - Liesel

Su parte del plan fue bastante simple: llegar a las 10:00 de la mañana al Oro de Roger y hacer los últimos preparativos para el próximo viaje, ¿por qué tenía que hacerlo todo tan complicado? Las compras ya estaban hechas y ya iba por la segunda taza de té de la mañana, incluso el dependiente comenzaba a mirarme raro como esperando a que finalmente pidiera la primera ronda de sake, ron o lo que fuera, después de todo llevaba más de una hora sentada en uno de los rincones de la taberna, como siempre tratando de no llamar la atención. “¡Pero no es ni medio día!” Pensé molesta después de que el tabernero mandara por tercera vez a una de sus meseras y me preguntara si necesitaba algo más de beber. –Otro té negro por favor. – Sí, comenzaba a sentirme nerviosa y la cafeína de mi balanceado desayuno no estaba ayudando mucho a tranquilizarme; estaba por rendirme, seguramente Keegan se había quedado dormida como siempre u olvidado de la cita acordada, lo cual no sería novedad.

Me puse de pie, las monedas con las que me disponía a pagar tintinearon en mis manos y al darme la vuelta finalmente la vi, con esa expresión despreocupada de siempre mientras se guardaba sus gafas oscuras sobre la cabeza. La mueca de disgusto en mi rostro salió por mera inercia pero su actitud casual y la risa medio burlona terminó por borrar el disgusto y reemplazarlo por un suspiro. Tomé asiento nuevamente y grácilmente -como se me había enseñado- acomodé la falda de mi atuendo, di otro sorbo al té, ella pidió su bebida y yo alcé una ceja sin entender ese gusto insano por el alcohol en la mañana. Inhalé para comenzar con el primer reclamo del día pero la súbita seriedad con la que se dirigió a mí me dejó en shock, no era común en ella adquirir ese tono. –Oye… ¿qué pasa, estás ebria?- Las palabras lindas no era algo a lo que estuviera acostumbrada y mucho menos viniendo de Keegan, pero lo que siguió fue aún más desconcertante. -¿Qué… qué?- Mi cabeza daba vueltas y estaba segura que en ese momento mi cara estaba completamente roja, sus manos sostenían las mías con fuerza, sus palabras eran totalmente diferentes a las de siempre y en su mirada había un brillo especial que nunca había visto.

Al ver la cajita tuve la sensación de que en cualquier momento unas nubecitas de vapor saldrían por mis oídos, ¿por fin estaba aceptando mis sentimientos? Las imágenes de un futuro espléndido se presentaron una a una frente a mis ojos y su cálida sonrisa se transmitió a la mía, mi mirada comenzó a nublarse un poco, no quería echarme a llorar pero... Keegan abrió lentamente la cajita, cuando vi el resplandor dorado mis latidos se aceleraron, entonces enfoqué la mirada y puse atención a cada una de las palabras que salieron de su boca.

No, no era lo que yo creía.


-Keegan…- Esta vez era yo quien apretaba sus manos con más y más fuerza. –¿Esa era la pregunta importante que querías hacerme? Una tripulación pirata, ¿estás loca? – Alcé la voz, en ese momento era yo quien estaba llamando la atención, algo nuevo a decir verdad. – Tú fuiste marine, sabes lo que les pasa a los piratas cuando son atrapados… pero claro, qué podía esperar de alguien tan despreocupado ¿¡Qué haremos si nos atrapan?! ¿Has pensado en eso? Yo no quiero ir a Impel Down ¿y el barco? ¿De dónde sacaremos dinero? El Grand Line es muy peligroso, ni hablar de los reyes del mar u otros piratas. – Para ese momento más de uno nos observaba, la mesera incluso se había quedado de pie con la última taza de té en su bandeja esperando a que dejara de golpear la mesa, tomé la taza y la bebí, definitivamente la cafeína había hecho su efecto. –Una tripulación pirata... y yo que pensaba que por fin sentarías cabeza. – Suspiré mientras todas esas imágenes de nosotras viviendo el pacífico futuro que idealizaba eran reemplazadas por las de una travesía en altamar, fiestas alocadas y gente ebria.