Año 230 D.D.G
Tras un periodo de paz el nombre de un sujeto comenzó a surgir entre los piratas hasta hacerse de un renombre mundial… Norman D. Gold, un pirata que en un par de años alcanzó el poder suficiente para consagrarse como un emperador pirata y eventualmente para ser nombrado como rey de los piratas al haber reunido un tesoro inconcebible al cual se le otorgó el nombre de “One Piece”. Durante años el Gobierno hizo uso de todos sus recursos para acabar con este hombre per todo fue inútil y decidieron simplemente dedicarse a contener sus ataques. Gold sin embargo, no parece interesado en destruir al Gobierno o en atacar a sus instituciones, sino más bien en continuar explorando el mundo no conocido estableciendo con su poder una estabilidad no vista antaño en el mundo de la mano de todas las demás facciones. ¿Serás parte del mundo y su avance?. Seguir leyendo...
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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
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Antes de que el sol se escape.
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Antes de que el sol se escape.
El sol empezaba a salir en el horizonte, siendo que el primer lugar que era tocado por los rayos del sol era el mar, dando una hermosa vista para las personas que se levantaban tan temprano en la mañana, muy al contrario de la rubiecita que… en aquellos momentos, se encontraba durmiendo, solía despertarse bastante tarde, aun cuando esta fuese levantada temprano, se dormiría otra vez al cabo de unos minutos, ¿Holgazana? Quizás, pero es que esta se quedaba jugando hasta muy tarde, algo que siempre le han reprendido, aun así, no le importaba demasiado este hecho o por lo menos nunca mostro preocupación.
La rubiecita se levantaría más temprano de la cuenta aquel día, - Yawn… - Un bostezo seria todo lo que emitiría, mientras que rascaba su cabecita con lentitud. La pequeña siempre dormía con una piyama de conejitos, algo que se cambiaría rápidamente por su uniforme actual luego de tomar una ducha en la mañana. Sus acciones siguientes serian lo normal para todo el mundo, o por lo menos así lo veía la pequeña, comer el desayuno y prepararse para hacer los quehaceres, aun cuando a veces no había mucho que hacer, era mejor estar lista que no estarlo.
La pequeña saldría de aquel enorme apartamento donde vivía con Hertrud, para empezar su trabajo, ser la que se encarga de comprar y llevarle los ingredientes de la comida a la mencionada. La pequeña no se preocupaba demasiado por cómo se vestía, después de todo, siempre vestía la misma camiseta, la cual Hertrud le lavaba día con día, ya que no aceptaba ponerse algo distinto, ¿Qué provocaba tal comportamiento en la menor? Era un enigma, pero aun así, la pequeña seguiría sin realmente darle mucha importancia. Aquel día, necesitaba hacer unas compras en el centro de Carmesi, siendo que, lo principal era comprar algunas frutas en el mismo puesto de siempre.
La rubiecita se levantaría más temprano de la cuenta aquel día, - Yawn… - Un bostezo seria todo lo que emitiría, mientras que rascaba su cabecita con lentitud. La pequeña siempre dormía con una piyama de conejitos, algo que se cambiaría rápidamente por su uniforme actual luego de tomar una ducha en la mañana. Sus acciones siguientes serian lo normal para todo el mundo, o por lo menos así lo veía la pequeña, comer el desayuno y prepararse para hacer los quehaceres, aun cuando a veces no había mucho que hacer, era mejor estar lista que no estarlo.
La pequeña saldría de aquel enorme apartamento donde vivía con Hertrud, para empezar su trabajo, ser la que se encarga de comprar y llevarle los ingredientes de la comida a la mencionada. La pequeña no se preocupaba demasiado por cómo se vestía, después de todo, siempre vestía la misma camiseta, la cual Hertrud le lavaba día con día, ya que no aceptaba ponerse algo distinto, ¿Qué provocaba tal comportamiento en la menor? Era un enigma, pero aun así, la pequeña seguiría sin realmente darle mucha importancia. Aquel día, necesitaba hacer unas compras en el centro de Carmesi, siendo que, lo principal era comprar algunas frutas en el mismo puesto de siempre.
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Re: Antes de que el sol se escape.
Algunas semanas atrás Kato había sido llamado al despacho de su actual superior para serle asignada su siguiente misión, en cuanto llego al despacho y escucho los detalles de la misma se retiro sus lentes mientras miraba un poco confundido a su Teniente mientras este lanzaba un pequeño folder sobre el escritorio para que Kato pudiese leerlo – No me veas así chico, esto vino de mas arriba – al parecer aquellos a quienes se les había asignado aquella misión inicialmente ya no podían mas con esta, la chica a quien debían de seguir y vigilar para la Marina y el Gobierno era un tanto especial y comprometía la misión en varias formas, quizás de forma torpe y sin tenerlo planeado, quizás a propósito por no tener mucho que hacer, no tenían idea de eso, pero necesitaban a alguien mas, alguien que pudiera con ello y el Teniente había elegido a Kato para hacerlo y si bien este se encontraba algo animado por la idea de que su superior tuviera buena impresión de el la idea de tener que hacerla de niñero en las sombras no era algo que le hiciera mucha gracia, sin embargo debía hacerlo.
Y era por eso que ahora estaba ahí en Ciudad Carmesí, el objetivo al que debía de mantener en la mira vivía en aquel lugar, según la descripción que venia en el informe era pequeña de estatura y esto hacia pensar que lo era también de poca edad y cabellera rubia y larga, dando un leve bostezo mientras frotaba su parpado derecho, alzo la vista desde su puesto de vigilancia en el edificio justo al frente de aquel en que la chica vivía, las ultimas horas todo había estado tranquilo, sin embargo ahora noto algo de movimiento en el apartamento en que ella vivía, le vio levantarse de la cama y luego proceder a desayunar, siguiendo por ella vistiéndose, cosa que obviamente él no observo pues no era algo que necesitase, aunque si le pareció curiosa la manera de vestir de aquella joven, muy poco era lo que cubría aquella camiseta grande y esto mismo atraía la mirada de varios curiosos que la chica se encontraba conforme avanzaba por la calle – Bien, hora de seguirle – susurro para si mientras bajaba de aquel edificio lo mas rápido que pudo, encontrándole en poco tiempo pues aquella cabellera rubia era inconfundible en aquel sitio en que la mayor parte de los habitantes eran castaños.
Conforme le seguía observaba como algunas personas le saludaban de manera amable, al parecer aquello era algo que la chica realizaba con cierta regularidad por lo que era algo conocida por la zona, sin embargo esto ayudaba a que aquellos que no le conocían resaltaran entre los demás, sus miradas curiosas y los gestos que hacían no agradaban del todo a Kato, sin embargo este no podía tomar acción en aquel momento pues aun no habían hecho nada incorrecto.
Y era por eso que ahora estaba ahí en Ciudad Carmesí, el objetivo al que debía de mantener en la mira vivía en aquel lugar, según la descripción que venia en el informe era pequeña de estatura y esto hacia pensar que lo era también de poca edad y cabellera rubia y larga, dando un leve bostezo mientras frotaba su parpado derecho, alzo la vista desde su puesto de vigilancia en el edificio justo al frente de aquel en que la chica vivía, las ultimas horas todo había estado tranquilo, sin embargo ahora noto algo de movimiento en el apartamento en que ella vivía, le vio levantarse de la cama y luego proceder a desayunar, siguiendo por ella vistiéndose, cosa que obviamente él no observo pues no era algo que necesitase, aunque si le pareció curiosa la manera de vestir de aquella joven, muy poco era lo que cubría aquella camiseta grande y esto mismo atraía la mirada de varios curiosos que la chica se encontraba conforme avanzaba por la calle – Bien, hora de seguirle – susurro para si mientras bajaba de aquel edificio lo mas rápido que pudo, encontrándole en poco tiempo pues aquella cabellera rubia era inconfundible en aquel sitio en que la mayor parte de los habitantes eran castaños.
Conforme le seguía observaba como algunas personas le saludaban de manera amable, al parecer aquello era algo que la chica realizaba con cierta regularidad por lo que era algo conocida por la zona, sin embargo esto ayudaba a que aquellos que no le conocían resaltaran entre los demás, sus miradas curiosas y los gestos que hacían no agradaban del todo a Kato, sin embargo este no podía tomar acción en aquel momento pues aun no habían hecho nada incorrecto.
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Re: Antes de que el sol se escape.
Los ojitos miel de la pequeña, registraban toda el área, tratando de divisar algo divertido o cosas nuevas en la zona, pero no le era tan fácil como desearía, lo único que hacía en aquellos momentos, era saludar a las personas de aquella pequeña isla, siendo que, ya conocía a varios de sus habitantes, y estos a ella, - Oh pequeña Ansley, ¿Quieres algo de tomar? – Una señora algo mayor, la observaría con una sonrisa la cual sería regresada con creces por la animada sonrisa de la infante, - ¡Por ahora no señora Robinson, pero gracias! – La pequeña era bastante educada, mucho más con las personas mayores, la habían enseñado bien, y hertrud realmente se esforzaba por que la rubiecita aprendiera, aun cuando esto siempre le había parecido aburrido, pero al menos era mejor que antes, cuando la castigaban fuertemente por no haber logrado resolver 1 solo problema matemático de 300.
La pequeña continuaría caminando animada, sin perder de vista el camino, aun cuando se distraía de vez en cuando con las personas que pasaban por su lado o por cosas que veía en la calle, como animales, o comida. Pero esta debía llegar hasta donde Joe, la persona que vendía las frutas más frescas de aquella isla, - Ansley, es bueno verte pequeña. – Una caricia seria hecha en la cabecita de la rubiecita, mientras esta sonreía de manera alegre e inocente, - ¡Joe! Qué bueno verte, jiji. – La pequeña estaba muy contenta, se podía notar demasiado en su rostro, - ¿Y qué te trae por aquí? ¿Vienes por lo de siempre? – Este tomaría una canasta y la colocaría en la tabla, la misma contenía fruta de distintos tipos y colores, algo que provocaría hambre a cualquiera.
- ¡Sí! ¡Sí! Vengo por la fruta de Hertrud. – Esta tomaría la canasta entre sus manitas, para luego levantarla hasta su cabecita y colocarla encima de esta, - ¡Gracias Joe! – Esta le daría un besito en la mejilla al subirse en la tabla por la canasta, para luego bajarse y salir corriendo mientras sonreía, - Esa pequeña… espero no le pase nada. – Joe suspiraría, sin conocer que, la dirección que tomaba la rubiecita… no era la más acertada para llegar hasta su propio hogar.
La pequeña continuaría caminando animada, sin perder de vista el camino, aun cuando se distraía de vez en cuando con las personas que pasaban por su lado o por cosas que veía en la calle, como animales, o comida. Pero esta debía llegar hasta donde Joe, la persona que vendía las frutas más frescas de aquella isla, - Ansley, es bueno verte pequeña. – Una caricia seria hecha en la cabecita de la rubiecita, mientras esta sonreía de manera alegre e inocente, - ¡Joe! Qué bueno verte, jiji. – La pequeña estaba muy contenta, se podía notar demasiado en su rostro, - ¿Y qué te trae por aquí? ¿Vienes por lo de siempre? – Este tomaría una canasta y la colocaría en la tabla, la misma contenía fruta de distintos tipos y colores, algo que provocaría hambre a cualquiera.
- ¡Sí! ¡Sí! Vengo por la fruta de Hertrud. – Esta tomaría la canasta entre sus manitas, para luego levantarla hasta su cabecita y colocarla encima de esta, - ¡Gracias Joe! – Esta le daría un besito en la mejilla al subirse en la tabla por la canasta, para luego bajarse y salir corriendo mientras sonreía, - Esa pequeña… espero no le pase nada. – Joe suspiraría, sin conocer que, la dirección que tomaba la rubiecita… no era la más acertada para llegar hasta su propio hogar.
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Re: Antes de que el sol se escape.
Ciertamente aquella misión de seguimiento era ligeramente difícil de llevar a cabo, mas aun para Kato pues este quisiera o no destacaba entre las personas no solo por el hecho de que estas se conocían muy bien entre si al ser buenos vecinos tanto en sus puestos de aquella zona como al parecer vivir cerca unos de otros y conocerse de años los turistas y aquellos desconocidos resaltaban perfectamente ante sus ojos, pero sumando esto a su altura que era un factor a tomar en cuenta el Oficial de la marina lo tenia difícil para poder hacer aquello sin levantar sospechas, y es que el solo hecho de ver a un hombre mayor seguir de cerca los movimientos de una jovencita como lo era aquella rubia podía parecer sumamente sospechoso desde fuera, él mismo se cuestionaba lo que estaba haciendo pues, de ser el quien presenciara aquella situación actuaria sin dudarlo un momento deteniendo al acosador en el acto, por lo que decidió alejarse un poco, mantenerse un poco mas apartado de lo que desearía, de momento no había tantas personas en la calle por lo que podría seguirle a cierta distancia prudente a su parecer sin comprometer su tiempo de reacción.
Sin embargo aquella no fue su mejor decisión pues, dejando su vista vagar por los puestos que había en su camino cuando reacciono la pequeña ya estaba alejándose de donde él estaba, sin embargo ahora llevaba una canasta con frutas en la cabeza cosa que le hizo ser fácil de localizar [al menos mientras estuviera a un rango prudente claro]. Su andar hasta el momento había sido lento, al menos desde su punto de vista pues, debido a ser sus piernas un poco mas largas de lo normal su zancada era mucho mas larga cubriendo una distancia un poco mayor a lo que la mayoría de las personas podían lograr, y ahora que había acelerado ligeramente su andar cubrió terreno un poco mas rápido, moviéndose entre las personas, retirándose por momentos aquellas gafas oscuras para poderle buscar, notando que ligeramente mas adelante por la zona en que la chica avanzaba se encontraba un pequeño grupo de al menos cuatro personas quienes por sus pintas no parecían ser el mismo tipo de gente amable con que la chica tenia trato regular.
Sin embargo aquella no fue su mejor decisión pues, dejando su vista vagar por los puestos que había en su camino cuando reacciono la pequeña ya estaba alejándose de donde él estaba, sin embargo ahora llevaba una canasta con frutas en la cabeza cosa que le hizo ser fácil de localizar [al menos mientras estuviera a un rango prudente claro]. Su andar hasta el momento había sido lento, al menos desde su punto de vista pues, debido a ser sus piernas un poco mas largas de lo normal su zancada era mucho mas larga cubriendo una distancia un poco mayor a lo que la mayoría de las personas podían lograr, y ahora que había acelerado ligeramente su andar cubrió terreno un poco mas rápido, moviéndose entre las personas, retirándose por momentos aquellas gafas oscuras para poderle buscar, notando que ligeramente mas adelante por la zona en que la chica avanzaba se encontraba un pequeño grupo de al menos cuatro personas quienes por sus pintas no parecían ser el mismo tipo de gente amable con que la chica tenia trato regular.
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Re: Antes de que el sol se escape.
Carmesi, era una ciudad muy conocida, por una de las leyes que posee, la misma ha sido tratada de ser erradicada por la mismísima marina, pero sin ningún éxito, y es que en esta particular ciudad, no se puede capturar criminales o apresarlos, provocando que la tasa de delincuencia de esta ciudad se vuelva bastante alta, pero también la de homicidios, ya que la mayoría se le da pena de muerte al instante. La mayoría de los ciudadanos de aquel lugar, podrían caer detenidos al instante al poner un pie en alta mar. Los marines tratan de evadir esta isla por esa misma razón, y la ley al entrar a la misma es, castigar con la muerte a los malhechores.
No todo mundo hace eso, no todo mundo es igual, claramente hay marines que no podrían quitar una vida tan fácil, o que no pueden hacerlo, pero hay otros que lo hacen con la misma facilidad con la que aplastan una hormiguita, gente que sin lugar a dudas pueden llegar a ser sumamente aterradoras. La pequeña, no era muy inteligente, o por lo menos no demostraba su inteligencia con facilidad, no era una gran pensadora, a menos que se dedicara a algo en específico, si no, esta continuaría como la misma torpe e ingenua rubiecita de siempre.
La pequeña continuaría su camino, hasta toparse con un grupo de personas que parecían estar hablando algo, la pequeña se encontraba ya en barrios bajos de aquel pueblo, lugares donde se encontraban los delincuentes y personas más problemáticas de la isla. – Eh… esa fruta se ve bastante fresca… - Uno de aquellos sujetos dirigiría la mirada hacia la pequeña, - ¿Fruta? ¿Acaso no vez esa niña? Podríamos hacer buena pasta con ella… - El sujeto que hablaría tenía una voz algo grave, pero que parecía de un chico de 17, este mismo sacaría un pequeño puñal y lo apuntaría a la niña, - ¿Vendrás con estos Onii-chans, no pequeña? – Esta solo los observaría un tanto curiosa, sin decir absolutamente nada.
No todo mundo hace eso, no todo mundo es igual, claramente hay marines que no podrían quitar una vida tan fácil, o que no pueden hacerlo, pero hay otros que lo hacen con la misma facilidad con la que aplastan una hormiguita, gente que sin lugar a dudas pueden llegar a ser sumamente aterradoras. La pequeña, no era muy inteligente, o por lo menos no demostraba su inteligencia con facilidad, no era una gran pensadora, a menos que se dedicara a algo en específico, si no, esta continuaría como la misma torpe e ingenua rubiecita de siempre.
La pequeña continuaría su camino, hasta toparse con un grupo de personas que parecían estar hablando algo, la pequeña se encontraba ya en barrios bajos de aquel pueblo, lugares donde se encontraban los delincuentes y personas más problemáticas de la isla. – Eh… esa fruta se ve bastante fresca… - Uno de aquellos sujetos dirigiría la mirada hacia la pequeña, - ¿Fruta? ¿Acaso no vez esa niña? Podríamos hacer buena pasta con ella… - El sujeto que hablaría tenía una voz algo grave, pero que parecía de un chico de 17, este mismo sacaría un pequeño puñal y lo apuntaría a la niña, - ¿Vendrás con estos Onii-chans, no pequeña? – Esta solo los observaría un tanto curiosa, sin decir absolutamente nada.
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Re: Antes de que el sol se escape.
"¿Para donde va?...en esa dirección no esta su casa" pensó para si el marine mientras observaba a la chica seguir caminando, su preocupación iba en aumento conforme la chiquilla se alejaba cada vez mas de la zona comercial de la isla y se internaba en aquellas áreas menos amigables de la misma, que si bien la isla no era de las mas tranquilas al menos había zonas en las que era mejor no meterse y esa pequeña estaba ahora mismo tentando a su suerte. El seguimiento continuo un poco mas hasta ver donde se habia detenido la chica - Demonios, no en mi primer día - mascullo para si Kato mientras observaba en que situacion estaba ahora la rubia, un grupo de delincuentes que probablemente serian conocidos en aquella zona, o al menos eso era lo que parecía pues la mayoría de las personas cerca del lugar se mantenían con la vista apartada de la situación actual para evitar meterse en problemas ajenos a sus propios asuntos, aquello era un poco decepcionante para Kato, ver como las personas se desentendían de los problemas de gente a quien no conocían solo para evitarse situaciones pesadas o molestas, pero así eran la gran mayoría de las personas a las que conocía y exasperarse por ello no le ayudaba en nada, no en ese momento al menos. Al ver como estos sujetos se acercaban peligrosamente a la pequeña que debía vigilar, el marine dudo un momento sobre si debía de actuar o no, puesto que hacerlo le haría ser expuesto como a la mayoria de los que estuvieron en su lugar antes, sin embargo no tenia ninguna opción mas, por lo que dando pasos apresurados se acerco justo en el momento en que uno de aquellos sujetos, el de aspecto mas joven, sacaba una pequeña navaja y apuntaba con la misma a la rubia, siendo esta la acción suficiente para sacar de sus casillas a Kato, después de todo solo la escoria se atrevería a apuntar con un arma a una chiquilla que no lastimaría ni a una mosca. La zancada naturalmente mas larga del marine le permitió acortar distancia en un instante, sin embargo no fue solo por sus piernas largas, sino ademas la agilidad sorprender pese a su tamaño lo que le permitió colocarse entre la chica y aquel sujeto en un parpadeo - Métete con alguien mas grande imbécil - mientras decía esto su brazo se extendió, acercando la palma abierta de su mano al rostro del chico, sujetando su cabeza de aquella forma estrellando la misma contra la pared mas cerca, pegar primero y preguntar después, ese era el modo en que se solucionaban las cosas en aquel lugar, y si bien aquel método no era de su agrado ahora mismo no tenia muchas opciones. En cuanto soltó el rostro ajeno dejandole caer inconsciente al suelo en su rostro pudieron apreciarse cicatrices largas y finas, como si hubiera sido cortado varias veces en un instante, sin embargo el marine no portaba arma alguna con el - ¿estas bien niña? - le dio un pequeño y rápido vistazo a la chica detrás suyo, ahora que estaba mas cerca se le veía un poco mas pequeña.
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